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Este sistema es distinto entre seres humanos masculinos y femeninos, dado que cada uno de
ellos cumple un rol distinto en las etapas del proceso sexual.
La reproducción es una de las funciones elementales de todos los seres vivos, que permite
continuar la especie más allá de la vida de los individuos.
En el caso de los animales superiores, como el ser humano, este proceso se lleva a cabo
sexualmente, vale decir, involucrando a dos seres distintos que otorgan en el proceso la mitad
de su carga genética para la construcción de uno completamente nuevo.
El sistema reproductor humano está compuesto en primer lugar por los órganos sexuales o
gónadas, tanto en el hombre como en la mujer, con los que se lleva a cabo la unión física
(coito) de los individuos y en donde se alojará (en el caso de la mujer) el nuevo individuo
resultante.
Además, intervienen en el proceso las glándulas sexuales, conocidas como gónadas y ubicadas
también en los genitales, encargadas de producir las hormonas que regulan la función sexual y
los procesos inconscientes de la misma, así como la segregación del semen y los
espermatozoides (hombre) y los óvulos (mujer), células destinadas a la producción conjunta de
un nuevo individuo.
Estos órganos todos se ubican en el bajo vientre del cuerpo humano. Tienen una importancia
psicológica y cultural en la civilización humana que ha conducido al tabú, es decir, a ser partes
corporales “prohibidas” y que deben ocultarse de la vista de los demás.
APARATO REPRODUCTOR MASCULINO
Pene. Órgano con forma tubular que sirve para penetrar dentro del aparato femenino
y depositar allí el contenido seminal con las células fecundadoras (espermatozoides).
Testículos. Órgano doble ubicado en un saco colgante debajo del pene, y se encargan
de producir las sustancias y las hormonas necesarias para la reproducción.
Próstata. Órgano interno, a diferencia de los dos anteriores, a donde envían los
testículos los espermatozoides para su preparación antes de ser expulsados por el
pene. Se ocupa de generar diversas hormonas también.
Conductos seminales. La serie de conexiones entre los órganos que generan el semen
y los conductos por los que sale.
Conductos eyaculatorios. Las vías por donde el semen es expulsado fuera del cuerpo.
Ovarios. Órganos que producen las hormonas femeninas y en donde se gestan los
óvulos, células sexuales femeninas, que luego descenderán al útero a esperar ser
fecundados.
Trompas de Falopio. Son los conductos que conducen de los ovarios al útero, por
donde descienden los óvulos.
Útero. El espacio en donde los óvulos esperan a la llegada de los espermatozoides para
ser fecundados y, entonces, adherirse a las paredes del óvulo y convertirse en un
cigoto (óvulo fecundado).
Vagina. El conducto por el cual ingresa el pene al interior del cuerpo femenino durante
el coito, y que conduce al útero.
El coito
Posteriormente, la unión de los órganos sexuales se produce, permitiendo el ingreso del pene
en la vagina y la estimulación recíproca de los nervios involucrados que, eventualmente,
conducen al orgasmo: una sensación extática y placentera que desencadena la eyaculación
masculina, depositando el semen lleno de espermatozoides en el interior del útero.
Uno de éstos, como mínimo, logra alcanzar y penetrar la barrera celular del óvulo, deslizando
hacia adentro su contenido genético y fusionándose con éste. Entonces, ya no habrá dos
células sexuales distintas, sino una célula fecundada, que se llamará cigoto.
El embarazo o gestación
Esto requiere miles de millones de células híper especializadas constituyendo los distintos
órganos nuevos del cuerpo joven del que entonces empezará a ser un feto, cada vez con más
forma humana definida.
El parto
Una vez transcurrida la gestación, un nuevo individuo ya listo para existir de manera
independiente estará alojado en el útero materno, y deberá salir por el canal de parto de la
vagina.
A este proceso se le llama parto, y suele empezar en algún momento determinado cercano al
cumplimiento de los nueve meses de embarazo.
Existe la posibilidad de que los órganos del sistema reproductor sufran enfermedades, atrofias
o problemas puntuales que impidan su funcionamiento, tales como:
Infertilidad. Ocurre cuando las células sexuales son defectuosas y no logran fecundar o
ser fecundadas, o una vez fecundadas no logren fijarse correctamente en la matriz del
útero.
Impotencia o frigidez. Se llama así a la incapacidad del aparato reproductor masculino
o femenino, respectivamente, para alcanzar las condiciones necesarias para el coito:
en el caso del hombre, alcanzar la erección o sostenerla el tiempo suficiente para el
coito; y en el de la mujer, alcanzar la lubricación necesaria para que el ingreso del pene
no sea traumático y doloroso.