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12-3-2021 Análisis del

proceso de la
Hiena de
Querétaro
Clínica de derecho procesal penal

Hecho por: Flores Ruiz Romeo Alejandro

Catedrática: Lic. Irene Hernández Cancino

2do parcial

UPSUM TUXTLA GTZ


Índice

Introducción………………………………………………………………….Pag.2

Desarrollo del tema


La denuncia…………………………………………………………………..Pag.2
Audiencias…………………………………………………………………….Pag.3
Sentencia…………………………………………..…………………………Pag.4

Conclusión……………………………………………………….…………….Pag.5
Introducción
Claudia Mijangos, la persona que nos ocupa en esta ocasión, nació el 25 de mayo
de 1956 en Mazatlán, Sinaloa, en donde incluso obtuvo un reinado de belleza en
su juventud. Años después se casó con Alfredo Castaños, con quien se fue a vivir
a Querétaro, ahí tuvieron tres hijos: Alfredo Antonio, Claudia María y Ana Belén.
Era una familia bastante conservadora y muy allegada a la religión católica
(Claudia daba clases de catecismo), sin embargo, se dice que Alfredo era de un
carácter posesivo y dominante, razón por la cual, comenzaron a surgir
demasiados problemas aunados a los problemas psicológicos que comenzó a
sufrir Claudia.

En abril de 1989, Claudia Mijangos Arzac asesinó a sus tres hijos a puñaladas en


Querétaro por lo que fue condenada a 30 años. Sin embargo, concluye esta
semana su castigo en la prisión de mujeres de Tepepan, en la Ciudad de México.
En el año de los crímenes, Mijangos fue llamada "La hiena de Querétaro" por la
prensa local, que llenó la nota roja con la historia de la madre asesina.
Su primera víctima fue su hijo Alfredo de 6 años de edad, a quien le cortó casi por
completo la mano izquierda, por los gritos, las hermanas del pequeño despertaron,
tomó otro cuchillo y apuñaló seis veces a la hija mayor, Finalmente, apuñaló en el
corazón a su hija Ana Belén, de 9 años.

Mijangos fue interrogada y no recordaba lo ocurrido, parecía desconocer el destino


final de sus hijos. Según el interrogatorio, deliraba diciendo que sus hijos dormían
y ella debía preparar el desayuno, luego cambiaba la angustia por tener que ir por
ellos al colegio.

Después de los asesinatos, la casa quedó completamente abandonada, se dice


que fue utilizada para ritos satánicos y servía como refugio para los pandilleros;
fue entonces cuando el gobierno decidió bardearla para dejarla sin acceso a
vecinos y visitantes.
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Desarrollo del tema
La denuncia
En la noche del 23, Claudia Mijangos había llamado a su amiga Verónica Vázquez
para decirle que escuchaba y veía cosas: ángeles y demonios que le habían
advertido que Mazatlán se “había caído” y que “todo Querétaro era un espíritu”,
Vázquez le dijo que se tranquilizara, que todo estaba bien y que al otro día por la
mañana iría a visitarla.

Cuando llegó aproximadamente a las 8 de la mañana, a la casa marcada con el


408 de la calle Hacienda Vegil, de la colonia Jardines de la Hacienda, vio una
escena dantesca. Las paredes ensangrentadas le advirtieron que algo estaba muy
mal, caminó por la casa y se encontró con el cuerpo de Alfredito de 6 años de
edad. El hijo menor de Mijangos quedó a la mitad de las escaleras con un charco
de sangre alrededor.

En las paredes había huellas de manos y en el piso charcos de sangre.  Al ver la
horrible escena Vilchis llamó a la policía y al padre de los niños, Alfredo Castaños,
y aquí es donde comenzamos a hacer el análisis de acuerdo al código nacional de
procedimientos penales, puesto que de acuerdo al artículo 132 fracción I es
obligación de las policías recibir las denuncias sobre hechos que puedan ser
constitutivos de delito e informar al Ministerio Público por cualquier medio y de
forma inmediata de las diligencias practicadas.

Así pues el ministerio público debe iniciar la investigación correspondiente cuando


así proceda y, en su caso, ordenar la recolección de indicios y medios de prueba
que deberán servir para sus respectivas resoluciones y las del Órgano
jurisdiccional, así como recabar los elementos necesarios que determinen el daño
causado por el delito y la cuantificación del mismo para los efectos de su
reparación, por tanto ordena el peritaje en el lugar de los hechos donde
encuentran a los menores muertos.

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Audiencias

Estos actos procesales se deben sujetar a los principios de publicidad (públicas,


con el fin de que a ellas accedan no sólo las partes que intervienen en el
procedimiento sino también el público en general), contradicción (las partes
podrán conocer, controvertir o confrontar los medios de prueba, así como
oponerse a las peticiones y alegatos de la otra parte), concentración (se
desarrollarán preferentemente en un mismo día o en días consecutivos hasta su
conclusión), continuidad (las audiencias se llevarán a cabo de forma continua,
sucesiva y secuencial) e inmediación (toda audiencia se desarrollará íntegramente
en presencia del Órgano jurisdiccional, así como de las partes que deban de
intervenir en la misma) y aquellos previstos en la Constitución, Tratados y demás
leyes.

Ahora bien este enjuiciamiento por el homicidio de tres menores de haber tenido
lugar en el proceso penal actual, debería ocurrir lo siguiente:

Si en el curso de la audiencia inicial, aparecen indicios de que el imputado está en


alguno de los supuestos de inimputabilidad previstos en la Parte General del
Código Penal aplicable, cualquiera de las partes podrá solicitar al Juez de control
que ordene la práctica de peritajes que determinen si efectivamente es inimputable
y en caso de serlo, si la inimputabilidad es permanente o transitoria y, en su caso,
si ésta fue provocada por el imputado. La audiencia continuará con las mismas
reglas generales pero se proveerán los ajustes razonables que determine el Juez
de control para garantizar el acceso a la justicia de la persona.

En los casos en que la persona se encuentre retenida, el Ministerio Público deberá


aplicar ajustes razonables para evitar un mayor grado de vulnerabilidad y el
respeto a su integridad personal. Para tales efectos, estará en posibilidad de
solicitar la práctica de aquellos peritajes que permitan determinar el tipo de

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inimputabilidad que tuviere, así como si ésta es permanente o transitoria y, si es
posible definir si fue provocada por el propio retenido.

Si el imputado ha sido vinculado a proceso y se estima que está en una situación


de inimputabilidad, las partes podrán solicitar al Juez de control que se lleven a
cabo los peritajes necesarios para determinar si se acredita tal extremo, así como
si la inimputabilidad que presente pudo ser propiciada o no por la persona.

¿Qué medidas cautelares serian aplicables? Se podrán imponer medidas


cautelares a personas inimputables, de conformidad con las reglas del proceso
ordinario, con los ajustes del procedimiento que disponga el Juez de control para
el caso en que resulte procedente. El solo hecho de ser imputable no será razón
suficiente para imponer medidas cautelares.

Sentencia

El Tribunal de enjuiciamiento resolverá el caso indicando que hay base suficiente


para la imposición de la medida de seguridad que resulte aplicable; asimismo, le
corresponderá al Órgano jurisdiccional determinar la individualización de la
medida, en atención a las necesidades de prevención especial positiva,
respetando los criterios de proporcionalidad y de mínima intervención.

La medida de seguridad en ningún caso podrá tener mayor duración a la pena que
le pudiera corresponder en caso de que sea imputable. Estas medidas de
seguridad pueden consistir en:

 El ingreso en un hospital psiquiátrico


 El ingreso a un establecimiento de tratamiento especial educativo.
 Someterse a un tratamiento psiquiátrico.
 Tratamiento para dependientes de bebidas alcohólicas, estupefacientes y
psicotrópicos.
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Conclusión

Concluyo que los exámenes neurológicos determinaron que Claudia padecía un


trastorno mental orgánico. El diagnóstico fue epilepsia del lóbulo temporal,
acompañado de una perturbación de la personalidad tipo paranoide, enfermedad
considerada en ese entonces como incurable, por lo que se suspendió el
procedimiento penal ordinario y se acordó aplicar una medida de seguridad de
treinta años por el triple filicidio.

Así pues advertimos que erróneamente fue juzgada en un proceso ordinario


cuando en realidad se debio haber llevado un procedimiento especial, en donde se
le dictara una medida de seguridad curativa.

El concepto técnico jurídico de delito se encuentra conformado por tres elementos, a


partir de un comportamiento humano: la tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad. En
otras palabras, para que a una persona se le pueda responsabilizar por la comisión de
un delito, es necesario que haya incurrido en una conducta que además de típica y
antijurídica (injusto penal), sea culpable. La culpabilidad se compone de varios
elementos que deben ser analizados sucesivamente y, de cumplirse todos, permiten
la realización del reproche, o sea, la enunciación del desvalor personal de la conducta
realizada por el sujeto. Sus elementos estructurales son: 1) La capacidad de
culpabilidad o imputabilidad; 2) El conocimiento del injusto o de la antijuricidad; 3) La
exigibilidad de un comportamiento conforme a derecho. Como regla general, cuando
en un proceso penal se determina que una persona cometió un delito, es posible
imponerle una pena de prisión. Si dentro del análisis de la culpabilidad se determina
que era inimputable, es decir, que al momento de los hechos delictivos la persona no
tenía plena capacidad de comprender el carácter ilícito de los hechos o de adecuarse
a esa comprensión resulta improcedente sancionarla con una pena y se le puede
imponer una medida de seguridad como el internamiento en un centro psiquiátrico o el
sometimiento a un tratamiento psiquiátrico ambulatorio, si la persona actuó bajo un
estado de imputabilidad disminuida, al ser incompleta esa capacidad.

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