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HISTORIA

El Kriya Yoga de Babaji consta de 144 técnicas o Kriyas. Algunas de ellas se


practican todos los días, otras sólo de forma periódica.

Estas Kriyas, reunidas por Babaji, son el resumen de una tradición de Yoga que
procede del sur de la India, llamada "Tradición de los 18 Siddhas".

Los 18 Siddhas fueron yoguis que alcanzaron un absoluto dominio de su cuerpo


y de su mente, la más alta perfección humana. A pesar de su gran desarrollo
espiritual, no le dieron la espalda a la sociedad y al mundo, sino que escribieron
muchas obras sobre medicina, filosofía, yoga, ciencias naturales, etc., para el
beneficio de la humanidad.

•La práctica del sistema de 144 técnicas del Kriya Yoga busca mejorar nuestra
vida, y la de los que nos rodean, en todos sus aspectos: físico, emocional,
mental, intelectual, espiritual.

Se trata de un Yoga no para huir del mundo, sino para abrazarlo y transformarlo.
Los Siddhas (siddha: "ser perfeccionado") ofrecen así un sistema integral de
Yoga para que todos, independientemente de sus creencias, puedan mejorar y
perfeccionar su vida.


El valle de Badrinath está bendecido desde hace siglos por la presencia
de Babaji.

•El sistema de las 144 Kriyas fue entregado por Babaji a Yogui Ramaiah
en 1954 en Badrinath, en los Himalayas, para su posterior difusión.

Desde entonces Yogui Ramaiah ha enseñado estas técnicas de forma


incansable por todo el mundo, hasta que dejó el cuerpo en el año 2006.

GANAR LA GRACIA DE BABAJI

Mi maestro, Yogui , a menudo citaba tres requisitos para recibir la gracia


de Babaji: “La cantidad de gracia depende de cuánta sadhana realizas, de
cuánto karma yoga o servicio haces y de cuánto amor o devoción
manifiestas”, solía decir, no solamente con sus palabras, sino también de
la forma que requería que viviéramos nuestras vidas, como residentes en
su ashram y en sus centros. ¿Qué quería él decir exactamente cuando
hablaba de “gracia”, “sadhana”, “karma yoga” y “amor y devoción”?
¿Cómo se aplicaban estas enseñanzas a las vidas de sus discípulos? Por
ahora, una breve descripción puede ayudar a los discípulos de Babaji a
encontrar el éxito en este y todos los cinco planos de existencia.

Gracia

“Gracia” es un término que se puede encontrar en muchas tradiciones


espirituales, y se refiere a todo lo que recibimos que nos ayuda a
evolucionar y acercarnos a la Divinidad, hasta que finalmente
experimentamos nuestra Unidad. La Gracia a menudo toma la forma de
sucesos fortuitos que reconocemos como bendiciones, pero también
puede manifestarse como una bendición oculta, encubierta de
sufrimiento como consecuencia de alguna pérdida. La Gracia puede ser
experimentada también como experiencias espirituales, como Luz Divina,
visiones, éxtasis o el descenso de una gran paz. Como esto sucede de
forma espontánea, lo atribuimos a alguna fuerza o entidad fuera de
nosotros mismos, normalmente a la forma Divina a la que tenemos más
devoción y con la que más nos relacionamos. Como a menudo pasamos
por largos periodos donde aparentemente no hay ningún progreso en
nuestra evolución espiritual, a pesar de todos nuestros esfuerzos,
buscamos la Gracia de la Divinidad para que nos ayude a alcanzar nuevos
niveles de consciencia o experiencia. Ambos, la Gracia y el esfuerzo, son
necesarios para el progreso. Sin nuestros esfuerzos para entregar
nuestro ego, no hay espacio para que la Gracia entre en nuestras vidas.
En la consciencia del ego nos atribuimos a nosotros mismos todas las
cosas buenas que nos llegan, y culpamos a Dios por las cosas malas.
Pero cuando despertamos del sueño de la consciencia del ego,
descubrimos que justamente es al contrario. Como mi maestro solía
decir: “Todo lo que es bueno se debe a la Gracia de Babaji, y todo lo que
es malo es cosa del ego”. Siguiendo sus propios impulsos de deseo,
miedo y orgullo, el ego crea una cadena de acciones y reacciones
dolorosas. Cuando, no obstante, purificamos el subconsciente y
despertamos la consciencia de la Presencia Divina, nos convertimos en
un testigo y en un participante, conscientemente guiado, de Su creación.
Las pequeñas sugerencias de la voz interior, en la quietud de nuestra
alma, son escuchadas y seguidas. Las resonantes trompetas del ego, el
deseo, el miedo y el orgullo, son cada vez más ignoradas.

La sadhana, el servicio y la devoción son esenciales para cooperar con


nuestro Satgurú en esta sagrada transformación de la consciencia del
ego en la consciencia Divina, a través de la Gracia. ¿Qué significan
exactamente estos términos?

Sadhana
“Sadhana” significa “disciplina”, y se refiere a todos los esfuerzos para
recordar conscientemente la presencia de Dios o para experimentar
nuestro Ser verdadero. El que practica Yoga con estos propósitos se
conoce como “sadhak”. Un “sadhak de Kriya Yoga” es el que sigue el
sendero del “Kriya Yoga de Babaji”, practicando sus técnicas y siguiendo
las enseñanzas de Babaji. Estas técnicas se enseñan durante las
iniciaciones y los retiros. Igual que las enseñanzas, que también se
encuentran en parte en las publicaciones editadas hasta la fecha. De
forma colectiva éstas se conocen como “Kriya Yoga Siddhantham tamil”.
Como la mayoría de las enseñanzas de Babaji han sido dadas sólo de
forma oral, hará falta un número de años antes de que podamos sacarlas
en la forma de libros y artículos del periódico de Kriya Yoga. Las
enseñanzas de Babaji son realmente la crema o la forma condensada del
“Yoga Siddhantham tamil”, las enseñanzas de los 18 Yoga Siddhas
tamiles. Sus escritos más importantes incluyen el “Thirumandiram”
(ahora publicado en una nueva edición con comentarios), las obras
completas de Boganathar (ahora traducidas y publicadas), y las obras
completas de Agastyar (que todavía deben ser recopiladas en su
totalidad y traducidas). Los dos gurús de Babaji fueron Boganathar y
Agastyar, de modo que una comprensión completa de sus enseñanzas
requerirá que aquellas sean publicadas un día. Más que escribir él mismo,
Babaji ha preferido cristalizar las enseñanzas que recibió de estos dos
grandes Siddhas o seres perfeccionados, en “kriyas” o “técnicas
yóguicas prácticas”, y animar su diseminación a través de almas
dedicadas que él podría usar como instrumentos. Una de tales almas era
mi profesor, Yogui S.A.A. Ramaiah; todas sus acciones en la vida estaban
impregnadas por el néctar de la devoción por Babaji. Él solía decir, sin
embargo, que Babaji podría elevar a cualquier número de almas al nivel
de santos, sabios y Siddhas, si ellas se entregasen a Él. Otra alma así era
V.T. Neelakantan, quien junto con Yogui Ramaiah, fundó la Kriya Babaji
Sangah en 1952.

Un “sadhak” o “sadhaka” de Kriya Yoga es aquél que está


conscientemente intentando entregar su consciencia del ego a la
consciencia Divina, mediante la práctica sistemática de las técnicas y
enseñanzas de Babaji y los 18 Siddhas. “Sadhana de Kriya Yoga” se
refiere a la práctica de todas las técnicas y actividades prescritas en el
quíntuple camino de Babaji: 1) Kriya Hatha Yoga, incluyendo asanas,
bandas y mudras para el cuerpo físico; 2) Kriya Kundalini Pranayama y
las demás técnicas respiratorias por la circulación de la energía del
prana en cuerpo vital, con el fin de transformarlo; (3) Kriya Dhyana Yoga,
el arte científico de dominar la mente mediante las técnicas de
meditación; 4) Kriya Mantra Yoga, el uso de sílabas de sonido para
invocar diferentes aspectos de las Divinidad, despertar los chakras, etc.;
(5) Kriya Bhakti Yoga, el cultivo del amor y las devoción por Dios y Su
creación. Mediante la práctica sistemática de estas cinco fases, el
sufrimiento causado por la consciencia del ego desaparece gradualmente
y es sustituido por la felicidad en los cinco planos de existencia. Por
ejemplo, cuando uno practica Kriya Hatha Yoga sistemáticamente,
experimenta una salud física radiante, paz y relajación, y se libera de las
preocupaciones y de las tendencias del cuerpo físico hacia la
enfermedad, la inercia y el dolor. Uno puede entonces sintonizar con las
partes más sutiles del propio ser, liberándolas gradualmente de las
preocupaciones, que a modo de nudos, le atan a un círculo de acciones y
reacciones dolorosas.

Mediante la práctica del Kriya Kundalini Pranayama y otras técnicas


respiratorias prescritas, uno experimenta tremendas cantidades de
energía que, dirigidas adecuadamente por las técnicas Kriya Dhyana de
meditación, pueden servir como combustible para vencer las tendencias
que conducen a la pereza, el olvido y la depresión. Trabajando juntos, el
pranayama y la meditación ayudan al sadhak de Kriya Yoga a volverse
cada vez más consciente de la Presencia de la Divinidad. El Kriya
Kundalini Pranayama lleva más y más energía pránica hacia los centros
más elevados de consciencia del cuerpo vital: el centro del corazón,
donde aquella se manifiesta como creciente amor por Dios y los demás;
el centro de la garganta, con poderes más grandes de autoexpresión a
través de diferentes medios; el centro de la frente, donde la intuición, la
creatividad y la clarividencia se manifiestan; y el centro de la corona,
donde la consciencia cósmica es realizada y uno experimenta la
Presencia Divina en todas partes. La práctica de Kriya Dhyana Yoga
purifica el subconsciente y ayuda a sustituir el pensamiento y acción
habituales por la atención consciente en la que uno es guiado en todas
las actividades. Ésta comienza durante breves momentos en las sesiones
de meditación, cuando uno se vuelve consciente de sus pensamientos y
sentimientos, como testigo de ellos, y progresa hasta permanecer
consciente durante las actividades diarias e incluso durante los periodos
de sueño. Uno aprende a estar atento y a discriminar y rechazar aquellos
pensamientos habituales que no son útiles para permanecer en paz. Ello
conduce finalmente a la experiencia del samadhi, experimentado primero
en el estado sin aliento de comunión con Dios, "sarvikalpa" samadhi; si
éste se repite lo suficiente durante la vida diaria como la experiencia
continua de Dios en todo, se conoce "nirvikalpa" samadhi. Sin embargo,
el ego o el hábito de identificarnos con los propios pensamientos,
incluyendo el propio nombre, relaciones, historia personal y ambiciones,
permanece hasta que uno ha entregado toda la propia consciencia, hasta
el último deseo o miedo subconsciente, hasta el nivel celular del propio
cuerpo físico. Esto requiere una enorme cantidad de sadhana, y hasta
que el ego sea completamente erradicado del propio ser, continuará
creando perjuicios en los todos los cinco cuerpos. Mientras el ego
continúe presente en algún nivel del propio ser, uno no puede
experimentar la meta del "Tamil Kriya Yoga Siddhantham", que es la
“entrega completa” a la Divinidad. La característica de esta completa
entrega es el “soruba samadhi”, donde las células del cuerpo físico se
vuelven, por así decirlo, “iluminadas”, o dirigidas conscientemente por el
Ser Supremo. La Gracia Divina desciende a todos los cinco niveles del
propio ser. Cuando el cuerpo físico se pone enfermo o muere, incluso en
el caso de los grandes santos, ello indica que al menos su cuerpo físico
no ha participado en su entrega e iluminación.

La inmortalidad física no es lo principal. Cuando uno está completamente


entregado, uno sigue la dirección de la Divinidad. Pero la posibilidad de la
entrega completa, la meta del Kriya Yoga, depende de la realización de lo
Divino no sólo a nivel espiritual, como en el caso de los santos, ni
tampoco solamente a nivel intelectual, mental y vital, como en el caso de
los sabios y los Siddhas, respectivamente. Sólo los Siddhas más grandes,
los llamados “Mah Siddhas”, ejemplificados por los 18 Siddhas, y aquellos
mencionados por la Teosofía, pueden ser considerados como totalmente
entregados a la Divinidad.

Como sadhak de Kriya Yoga debes incrementar gradualmente el tiempo


dedicado a estas prácticas y aprender a integrar la consciencia cultivada
durante ellas en tus actividades diarias. La meditación no es una meta en
sí misma, sino un medio para un fin. Debe manifestarse con una
consciencia incrementada en todos y cada uno de los momentos de la
vida. Todas tus experiencias se convierten así en un campo para tu
práctica de “sadhana” o recuerdo de la Auto-consciencia.

Karma Yoga

El significado del término "karma yoga" se puede resumir citando a la


principal autoridad al respecto, el mismo Señor Krishna, que dijo "Haz tu
trabajo, pero entrégame los frutos de tu acción". Durante la ceremonia de
iniciación uno ofrece la fruta, recordando que estas palabras se aplican
incluso a nuestra práctica de las Kriyas.

Generalmente, las personas hacen cosas movidas por la expectativa o el


deseo de obtener alguna ganancia personal, sea dinero, notoriedad o por
placer. Tal como el sabio ha descubierto, los deseos se alimentan de
ellos mismos, creando siempre nuevo deseos, encarcelando a uno en un
círculo vicioso de renovados deseos. El resultado final es siempre el
sufrimiento, tanto si uno obtiene lo que desea como si no. Si no lo
obtiene, uno se vuelve confuso y frustrado. Y si uno lo obtiene, se
preocupa entonces de perder lo obtenido, o éste pierde su atractivo y se
vuelve aburrido. La Ley del Karma dice "lo que siembres lo recogerás", o
"haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti", parafraseando
citas bíblicas. O "haz el bien y recibirás el bien en la misma medida; haz
el mal y recibirás mal a cambio". Uno no puede abstenerse de la acción
mientras respire, de modo que Krishna nos aconseja realizar la acción
que es nuestro deber, no aquella que se basa en el deseo personal.

Para dejar partir gradualmente el condicionamiento de la acción por la


ganancia personal, Babaji ha pedido a sus devotos que comiencen a
reservar algunas horas a la semana para el "karma yoga" o servicio
desinteresado. Esto es realizar algún servicio sin esperar nada a cambio.
Esto le permite a uno canalizar las propias energías hacia una esfera
superior, más allá de los deseos limitados del ego, y volverse un canal
para las fuerzas universales del amor, que buscan trabajar a través de
nosotros. Mi profesor puso mucho énfasis en esto, y hacía que cada
semana sus estudiantes se juntaran con este propósito. Durante esos
años en los que tuvimos muchos centros por todo el mundo, este karma
yoga a menudo incluía su mantenimiento o desarrollo. También incluía
diferentes formas de difundir actividades de Kriya Yoga, alimentar a los
pobres (especialmente en India) y cualquier cosa que sirviera para
extender el Kriya Yoga. Los efectos personales que producían estas
tareas fueron destacables. Uno olvidaba sus problemas imaginarios y se
volvía inspirado y poderoso en pensamiento, palabra y obra. Éramos
capaces de conectar con un aparentemente inextinguible suministro de
energía, realizando muchos proyectos hermosos. En años posteriores
estas creaciones desaparecieron, pero eso es otra historia. Lo
importante no es lo que sucedió a la organización o a sus progresos, sino
el desarrollo de la Autorrealización, conforme el ego se disolvía mediante
el karma yoga y por la capacidad de ser un instrumento en las manos del
Maestro. En el karma yoga se empieza como cuando alguien intenta
echar una mano o hacer algo de forma desinteresada, sin ninguna
expectativa de recompensa. Todavía hay dos o más partes en nosotros:
"yo" y "ellos". Sin embargo, cuando uno realmente se introduce en el
karma yoga, no hay hacedor. Más allá de la infinitamente compleja
interrelación de fuerzas y sucesos, las cosas suceden, y "tú" no eres la
causa de ninguna de ellas. Olvidas quién eres o quien pensabas que eras,
quedando en vez de ello el puro Ser. "Todo lo que es bueno es trabajo de
Dios, todo lo que es malo es cosa del ego" - esto se vuelve Autoevidente.
Por supuesto, ese pequeño compañero, el ego, no se va fácilmente. Sigue
pataleando y gritando.

Para darle una buena patada al ego, mi profesor solía a menudo


mantenernos hasta entrada la noche en maratonianas sesiones de karma
yoga. Entre otras cosas, por ejemplo, a menudo se nos pedía que
permaneciéramos en el exterior a las 2 de la mañana arrancando malas
hierbas (algo bastante apropiado; ahora me doy cuenta de que era una
metáfora del trabajo interno que se estaba desarrollando), antes de que
finalmente pudiéramos comernos la cena preparada horas antes. ¿Por
qué? Para que aquella parte de nosotros que se resistía tuviera que ser
liberada. No todo el mundo permaneció cerca mucho tiempo. De hecho,
muy pocos pudieron tolerar la intensidad de esta práctica. La primera
técnica de meditación y los mantras se volvieron muy socorridos cuando
el nivel de azúcar en la sangre se volvía muy bajo y el ego comenzaba a
rebelarse.

Mi profesor solía referirse al karma yoga que debía realizarse como "el
trabajo del Maestro". Esta era una expresión familiar para lo que en la
literatura sagrada del Budismo e Hinduismo se llama "dharma", eso que
es la misión de uno en la vida. Esto es algo que se te revela conforme
avanzas, y que se vuelve evidente conforme aprendes a escuchar a la
guía interior. De modo que va unido a todas las "Kriyas", conduciendo al
"Kriya", o "acción con consciencia".

¿Por qué la recepción de la gracia del Maestro depende de cuánto karma


yoga uno haga? No es como si alguien está llevando una cuenta de
créditos y débitos, para ver si ganas los suficientes puntos para cruzar
las puertas del paraíso. Más bien, karma yoga es la aplicación práctica
de la consciencia más elevada en circunstancias ordinarias
generalmente regidas por el condicionamiento subconsciente. Es traer
amor desde el reino de la meditación o las actividades devocionales
hacia el meollo de las necesidades humanas, transformándolas. No es
servicio por sí mismo, porque el servicio puede ser realizado con una
actitud determinada como "qué grande y benevolente soy por lo que
estoy haciendo...". Es, de hecho, dejar fuera de la mente los deseos
personales, al menos durante un tiempo. Esto deja espacio para que se
manifieste la Divinidad, y podemos así conocer nuestro Ser infinito.

El Yoga es a menudo definido como "habilidad en acción", y éste es otro


importante elemento del karma yoga. Cuando algo se hace bien,
generalmente esto significa que fue realizado por alguien completamente
consciente de lo que estaba haciendo. Al no distraerse por los mezquinos
deseos de la mente, la inteligencia es capaz de encauzarse intensamente
a sí misma a través de la persona, con fuerza e inspiración.

Metafísicamente, el karma yoga nos enseña también a actuar sin crear


ningún nuevo karma. Uno no puede escapar a los efectos de las propias
acciones pasadas, pero uno puede actuar conscientemente en cualquier
tipo particular de circunstancias, sin deseo de ganancia personal, lo cual
plantaría la semilla de futuras reacciones kármicas. Por ejemplo, si
alguien abusa verbalmente de ti, puedes reaccionar sin perder el control
en la ira o en el deseo de infligir dolor, y así evitar el fortalecer hábitos de
ira o de causar daño.

Comienza a actuar en el espíritu del karma yoga. Dedica tus acciones al


Señor. Di "Om Tat Sat", que significa "Lo dedico a Ti", siempre que "tú"
completes una acción, cuando recibas el cheque de tu paga o cuando
hagas algo agradable por los demás. Expande el ámbito de tus acciones
haciendo trabajo voluntario unas horas a la semana, permitiendo que el
amor fluya a través de ti, y usando tus dones en ámbitos cada vez más
amplios. Trabaja desinteresadamente para hacer que el Kriya Yoga sea
conocido por los demás, para ayudarles a ellos y ti mismo a liberaros de
las cadenas de karma formadas por el ego. Y recuerda, tú no eres el
"hacedor".

¿Cómo sabemos si estamos progresando espiritualmente? Ésta es una


cuestión importante de la cual todo aspirante espiritual debe saber la
respuesta. No es una respuesta fácil, porque el camino espiritual es
progresivo, y porque el espíritu no tiene forma, es difícil de medir. Así,
antes de definir el progreso, definamos lo que entendemos por
“espiritual.” En el Yoga hablamos del dilema humano del egoísmo, de la
identificación con el cuerpo y la mente. Mencionamos los cinco cuerpos:
el cuerpo físico (anna maya kosha, literalmente, el cuerpo de la comida),
el cuerpo vital (prana maya kosha, que anima al físico y es el asiento de
las emociones), el cuerpo mental (manomaya kosha, incluyendo el
subconsciente, la memoria, los cinco sentidos, las facultades de
reconocimiento), el cuerpo intelectual (vinjnana maya kosha, incluyendo
nuestra facultades de racioncínio), y el cuerpo espiritual (ananda maya
kosha, literalmente, el cuerpo de gozo o alma, que es pura consciencia,
el Testigo).

Por tanto, el “progreso espiritual” debe implicar una identificación


progresiva con el ananda maya kosha o cuerpo espiritual, y un dejar
partir progresivo con las falsas identificaciones con los cuerpos físico,
emocional, mental e intelectual o dimensiones de la existencia. Sin
embargo, como veremos posteriormente, una vez es dominado el estado
de Auto-realización, éste comienza a descender a los cuerpos intelectual,
mental, vital y físico, transformándolos. Nuestro desarrollo espiritual no
tiene por qué ser “fuera y arriba” de este mundo. Puede, como veremos,
implicar un desarrollo integrado de todos los cinco planos de la
existencia.

Inicialmente, sin embargo, estamos progresando espiritualmente en la


medida en que nos identificamos cada vez más con esa parte de nosotros
que es pura consciencia, o el Testigo. Esto es conocido como Auto-
realización. Esto sucede en las fases siguientes:
1. El desarrollo de la calma. La calma no es la ausencia de pensamientos,
sino estar presente con ellos. Así, conforme progresamos en esta fase
inicial, sustituimos gradualmente el hábito de reaccionar de forma
habitual, por ejemplo, con ira o ansiedad, con una calmada presencia. La
mancha de la ilusión mental, conocida como maya, es gradualmente
debilitada al cultivar la calma. Todas las prácticas de Yoga, incluyendo
posturas, respiraciones, mantras, meditación y bhakti nos ayudan en esta
fase a disminuir la agitación y la actividad innecesaria (rajas) y a debilitar
la inercia, la duda y la pereza (tamas) con una ecuanimidad quieta y
calmada (sattva). Esto trae la presencia o el ser (sat). Al practicar el
desapego, comenzamos a dejar partir nuestra necesidad de estar
absortos en las experiencias.

2. El desarrollo del Testigo, o Chit, consciencia pura. Adoptamos una


nueva perspectiva, pero manteniendo atrás parte de nuestra atención,
observando. El Testigo no hace ni piensa nada. Simplemente observa las
acciones que suceden, o los pensamientos o las emociones o las
sensaciones que vienen y van. Parte de nuestra consciencia está
implicada en las actividades, parte permanece atrás, pasivamente.
Comenzamos este estado con el esfuerzo de practicar Nityananda Kriya,
o la consciencia continua, durante periodos de tiempo relativamente
cortos, o desde el principio hasta el fin de una actividad. Esto es posible
especialmente mientras hacemos actividades rutinarias que no requieran
mucha concentración, o aquellas para las que estamos condicionados.
Posteriormente, entra incluso en actividades que son desafiantes o que
se experimentan por primera vez, por ejemplo, cuando tenemos un
accidente y nos caemos. Esta perspectiva se vuelve más y más sin
esfuerzo, e integrada con las actividades de la vida diaria. 3. “Yo no soy
el Hacedor.” Conforme se desarrolla nuestra consciencia de Testigo ya
no sentimos más que estemos haciendo algo, porque ya no nos
identificamos más con el cuerpo y con los movimientos mentales. Más
bien sentimos que sólo somos un observador y que nuestro cuerpo y
nuestra mente son un instrumento. Parte de nuestra consciencia está
implicada en hacer cosas, sea caminar, hablar, trabajar, comer, etc., pero
ahora parte de nuestra consciencia permanece atrás. No hace nada.
Permanece en un estado pasivo de atención sin juicio. Uno siente como
si uno fuera un instrumento, y que el Divino hace todo. Uno siente que no
hay un “hacedor” adentro. Aun así todo es hecho. Uno disfruta del juego
de los eventos, su sincronicidad, sus consecuencias. Uno aprecia más y
más cómo las acciones, las palabras y los pensamientos producen
consecuencias, o karma, y cómo esta ley puede ser aplicada para
producir felicidad a otros, en vez de sufrimiento. Con este nuevo y
expandido sentido del Ser, uno siente que las necesidades de los demás
son las propias. Uno expresa el propio amor por los demás, ayudándoles
a encontrar la felicidad.
4. “Yo soy el que soy.” En la meditación profunda nos volvemos
conscientes de lo que es consciente. La consciencia misma se convierte
en el objeto. Sentimos que “yo soy en todo” y “todo está en mí”. Después,
y gradualmente, esta realización del Ser comienza a impregnar nuestras
actividades diarias de vigilia. La realización de Dios viene conforme se
profundiza en este estado. Santos y místicos de todas las tradiciones
espirituales han intentado describirlo, pero generalmente las palabras les
fallaron. De hecho, cuanto más intenta uno describirlo, más se aleja uno
de ello, porque al describirlo, o al pensar siquiera en ello, lo reduce a un
conjunto de ideas. Como “ELLO” trasciende todos los nombres y formas,
lo impregna todo, y es infinito y eterno, todo lo demás palidece en
importancia. El silencio es por tanto el medio preferido de instrucción
para aquellos que verdaderamente conocen ELLO. Como señaló
coherentemente Swami Rama Tirtha, el primer yogui que llevó el Yoga a
América, a finales del siglo XIX: “Un Dios definido es un Dios confinado.
Respecto a esto no se puede hablar, y tampoco se puede silbar”.

Las fases mencionadas no siguen una línea recta. Las atravesamos en


zigzag frecuentemente debido a la naturaleza inestable de la mente, y a
nuestros hábitos habituales (samskaras), el karma, maya y la acción de
los gunas. Pero, en general, ésta es la dirección de nuestro movimiento si
estamos progresando espiritualmente. Nuestra identificación con el
cuerpo, las emociones y los movimientos mentales se debilita y es
sustituida con la identificación con Eso, que está más allá de nombres y
formas, que es el Ser, la Consciencia Pura, y que es finalmente Divino.

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