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TEXTO 11

Autor: Luis Alberto Romero

El país que recibió Perón

En 1973 culmino un largo ciclo de crecimiento económico. Se inició en 1964, a la salida de la


crisis cíclica de 1962/1963, pero en realidad se remonta a la gran transformación de 1958.
Desde 1964, el producto bruto interno creció sostenidamente. La expansión más notable fue la
del sector agropecuario. La producción agraria creció de manera significativa y pudo
aprovechar una excelente coyuntura del mercado internacional.

En cuanto al sector industrial, se ha señalado que para 1973, la transformación y


modernización, que al principio había sido patrimonio de un grupo acotado de empresas
extranjeras, se había extendido a muchas nacionales.

Hacia 1973 podían advertirse límites de este ciclo ascendente. En parte se debió al cambio de
la coyuntura internacional.

El estado que Perón iba a gobernar era potente y activo, con una gran capacidad para
intervenir y tomar decisiones con consecuencias importantes en términos de ganancias de
unos y perdidas de otros.

Los gobiernos peronistas

Los conflictos pusieron fin pronto a la presidencia de Campora, quien asumió el 25 de mayo de
1973 y renunció el 13 de julio siguiente. Se había concedido a los grupos juveniles de la
llamada tendencia revolucionaria. Esa fue en la época una forma de denominar a todos los que
se movían en la órbita de Montoneros, junto con otros grupos más o menos afines.

El comando político del país fue ocupado transitoriamente por personas del entorno íntimo de
Perón hasta que la elección del 23 de septiembre lo designo presidente. Apenas nueve meses
después murió Perón, luego de enfrentar varias crisis políticas agudas. Lo sucedió su esposa,
quien fue más incapaz aun de conducir la conflictividad social y política, que la desbordo.
Pocos fueron los sorprendidos por el golpe militar del 26 de marzo de 1976, que acabo con
esta experiencia constitucional

¿Una experiencia democrática?

Formalmente, en marzo de 1973 se establecieron la constitución, las instituciones republicas y


la democracia.

Las bases económicas no eran malas, pero el conflicto social y político era agudo y reclamaba
una solución acordada; el estado era una herramienta eficaz para lograrla, en tanto se
recuperará su control. Restablecer la autoridad del estado y echar las bases del acuerdo social
fueron los objetivos explícitos de Perón, y muchos lo apoyaron por eso.

Las negociaciones corporativas

Los instrumentos de intervención del estado eran la nacionalización del comercio exterior, la
centralización del crédito, el control de precios y la regulación de salarios, el apoyo estatal a las
empresas nacionales a través de sus compras, y el incremento del gasto social. Con ellos se
confiaba en contener la inflación, reactivar el mercado interno y expandir las exportaciones.
La clave del proyecto de Perón y su ministro Gelbard estaba en el pacto social: un acuerdo
entre empresarios y trabajadores que estableciera pautas de disciplina y redujera al mínimo
los tironeos sectoriales.

Hacia fines de 1973 se avecino la clásica crisis cíclica: la producción no podía acompañar el
aumento de la demanda y reapareció la inflación, mientras que las exportaciones no podían
suministrar las divisas necesarias para sostener la expansión y comenzó la presión para
modificar el tipo de cambio. El pacto social también ataba las manos del gobierno y le impedía
acudir al mecanismo clásico de devaluación.

Muero Perón se enfrentamiento se hizo abierto. La escasa disciplina de los empresarios se


licuo, mientras los dirigentes sindicales tradicionales consolidaban su dominio y terminaban de
erradicar a los disidentes. En 1975 un nuevo ministro de economía, aplico el plan elaborado
por el establishment: una mega devaluación, con el aumento consiguiente de combustibles y
servicios públicos, que desato la inflación y licuo los salarios

El conflicto interno del peronismo

El segundo conflicto que debió enfrentar Perón fue el que se libró por el control del
movimiento entre los partidarios de la “patria socialista” y la “patria peronista”.

El 1ro de mayo de 1974 en el clásico acto de la plaza de mayo, se produjo la ruptura: en medio
de insultos recíprocos, las columnas de la tendencia abandonaron la plaza, que quedo medio
vacía.

Paralelamente, uno y otro bando se habían lanzado a practicar el terrorismo, asesinando a


figuras conspicuas de sus adversarios o a quienes, por alguna razón simbolizaban algo odiado.
La violencia se acentuó luego de la muerte de Perón, y finalmente Montoneros, abandono la
acción de superficie y decidió pasar a la clandestinidad.

El final

Tanto el conflicto corporativo como el intestino del movimiento se desbocaron bajo la débil
presidencia de Isabel Perón, mientras la economía descalabraba. El congreso, donde reposaba
la institucionalidad democrática era incapaz de intervenir para regularlo, y ninguno de los
actores hacia nada para frenar la espiral de violencia. En estas circunstancias comenzó a
armarse el proyecto de golpe de estado.

Del anti peronismo a la anti política: la dictadura de ongania

Los comandantes en jefe de las tres fuerzas armadas destituyeron al presidente, al


parlamento, a la corte suprema de justicia y disolvieron todos los partidos políticos. Al asumir
la presidencia, el teniente general Juan Carlos Ongania. La novedosa formula de juramento
suponía reemplazar la constitución por el propio estatuto elaborado por los golpistas, cuyo
artículo 1 legitimaba la designación del presidente por los militares. Este objetivo iba
acompañado de otro, el de “alcanzar adecuadas relaciones laborales”.

Las organizaciones burguesas respaldaron de inmediato al nuevo presidente. Lo mismo hizo


gran parte de la prensa.

El nuevo gobierno se apresuró a adoptar medidas que ilustraban la racionalidad. Se redujo el


personal en la administración pública. Se impusieron cupos a la producción de azúcar y se
intervinieron, cerrando o vendiendo, numerosos ingenios azucareros en Tucumán.
En el plano cultural y educativo, intervino las universidades nacionales. La policía ocupo las
facultades de la UBA, reprimió con brutalidad a estudiantes y docentes en la conocida como
“noche de los bastones largos”. La asfixia cultural favoreció la emigración de científicos y
académicos al exterior, fenómeno que fue conocido como “fuga de cerebros”.

El 29 de mayo de 1969 en Córdoba la movilización de los trabajadores industriales,


acompañados no solo por estudiantes sino por los más amplios sectores medios, derroto a la
policía, ocupo la ciudad y forzó la intervención del ejército. Para las organizaciones populares,
el Cordobazo marcaba un camino: oponer a la violencia reaccionaria de los exportadores y de
la dictadura la violencia revolucionaria y libertadora de los explotados. El Cordobazo fue un
punto de inflexión en las luchas sociales.

El asesinato de Aramburu en mayo de 1970, quien al parecer estaba negociando la búsqueda


de una salida política, fue la antesala de su derrocamiento.

Levingston: el partido de la revolución argentina

En junio de 1970, el general Roberto Marcelo Levingston, fue elegido para ejercer la primera
magistratura del país. En marzo de 1971, un nuevo levantamiento obrero y popular en
Córdoba, el viborazo, echó por tierra con el segundo gobierno de la revolución argentina.

La última carta: el gran acuerdo nacional

El nuevo presidente impuesto por los militares, Alejandro Agustín Lanusse, se propuso avanzar
efectivamente hacia una transición política que tuviese como sustento un compromiso previo
entre las FF. AA y las diversas fuerzas políticas y sociales. Este proyecto, conocido con el
nombre de gran acuerdo nacional, implicaba el repudio a la subversión, el reconocimiento de
la inserción de las fuerzas armadas en el futuro esquema institucional, y sobre todo, el acuerdo
en torno a la candidatura presidencial.

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