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En las primeras líneas del texto de Tomas Moulian, se encara a los lectores con una pregunta; ¿Por

qué la actividad de consumir, siendo un accionar imprescindible de la condición humana, es


sometido a juicio moral?

si bien es cierto que la humanidad consume recursos para mantener su supervivencia, el problema
entonces no radica en la idea misma del consumismo. por un lado, se expone la idea de que al
consumir en exceso se daña al medio ambiente, lo que afecta a otros y nosotros mismos. sin
embargo, actividades propiamente naturales como respirar y expulsar desechos de nuestro
organismo, tiene un impacto sobre el medio ambiente. cada bocanada de aire es un soplo de
dióxido de carbono. los desechos del ganado son los mayores productores de propano en el
mundo y la alimentación, al igual que en todas las especies, depende de otros seres vivos.

pero ¿en qué momento este accionar típico de la humanidad se vuelve objeto de rechazo social y
juicios morales? el consumo en general esta ligado con los centros de placer, la riqueza y el éxito
propende de indicios que son aceptados o no socialmente. la creencia común es que una persona
que posee cosas que otras normalmente no pueden alcanzar, es más exitosa o feliz.

a esta necesidad de satisfacción las instituciones han apoyado con políticas y normas que inducen
al hombre a vivir en la inmediatez y la instantaneidad. las excesivas campañas publicitarias y poco
realistas que se exhiben sin control alguno, son una muestra de la ausencia de políticas efectivas.
las limitadas leyes ambientales y la tendencia a la industrialización de todo, sumado a la soberbia
del consumidor, la idea del sujeto más libre que nunca para de elegir entre todas las opciones
elegibles del mercado.

entonces la pobreza queda entre dicho, ya que todos son pobres al no poseerlo todo. y también es
preciso afirmar que el aumento de la criminalidad no es un problema de descuido o de mal
funcionamiento de la sociedad, sino un producto propio de la misma sociedad de consumo, en el
que cada vez se hace más grande la brecha entre aquellos que desean y son capaces de satisfacer
sus deseos y los que han sido seducidos, pero son incapaces de actuar de la manera en que se
espera que actúen.

entonces el asunto va mucho más allá de un juicio moral o una catedra ambiental. se trata de una
tendencia adictiva socialmente aceptada que ha venido haciendo metástasis. la vida acelerada que
caracteriza al consumismo está basada en la velocidad que entraña la necesidad de alcanzar las
oportunidades que se presentan en el momento y que anuncian el peligro de desaparecer al
instante. es decir, no se trata de la felicidad o la sensación de éxito al conseguir cosas, si no a la
inevitable sensación de inconformidad que le sigue. ¿para que conformarnos con un carro, si
puedo tener dos? ¿para que conformarme con una casa si puedo tener 100?

¿y si no la consigo?

este deseo de tenerlo todo, está íntimamente asociado al existencialismo humano y su miedo a la
muerte. Los sufrimientos más comunes en la cultura actual suelen producirse a causa del exceso
de posibilidades más que por el exceso de prohibiciones. La depresión causada por el miedo a ser
inadecuado, a morir socialmente, a no tener lo que otros tienen, reemplaza a la neurosis causada
por el horror a la culpa.

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