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Nombre: Christian Sair Cano

Asignatura: Historia Regional II


Tesis: Frente al enemigo: Prensa, accionar político y violencia en El Deber de
Bucaramanga (1930-1946) - Juliana Villabona Ardila.

La presente tesis nos permite entender cómo a nivel regional, incluso nacional, la prensa
influyó en las dinámicas políticas del país excluyendo, discriminando e incitando a la
violencia a través de su lenguaje y sus publicaciones. Para el caso en cuestión, la autora
analiza el periódico bumangués El Deber para entender la relación entre prensa y política
partidista, así como la manera en que éste periódico influyó en el comportamiento político
de los ciudadanos. De este modo, la autora comprende la violencia como un proceso
complejo donde los medios están involucrados como generadores de violencia y
comunicación.

Para demostrar lo anterior, la autora realiza una indagación histórica sobre el papel
educativo de la prensa conservadora sobre un conjunto social desde el análisis crítico del
discurso planteado por Van Dijik. De esta manera, se comprende que el discurso está
relacionado con un universo de interacciones culturales que le dan sentido y no una simple
transferencia de información entre emisor/receptor. La conexión prensa-educación que
pretende establecer la autora es pertinente para el contexto ya que permite identificar la
orientación política asumida por El Deber, como también reconocer las facetas regionales
del retorno al poder del liberalismo a partir de 1930 y la oposición por parte del
conservatismo.
Autores como Malcolm Deas y Posada Carbó son citados por la autora para demostrar que
la prensa ha sido fundamental en la historia política de Colombia desde su organización
autónoma en el XIX, pues al igual que el XX (también del XXI increíblemente), la
comunicación vial regional era precaria y por ello la prensa se presentó como uno de los
principales medios de difusión de las principales ideas y acontecimientos del panorama
nacional. De manera pues que al usar esta perspectiva de una forma más amplia se podría
aportar a las reflexiones sobre la cultura política colombiana y el papel de los medios de
prensa en relación con la formación de la opinión pública.
Si bien la prensa influyó en la historia política del país como se mencionó anteriormente,
según la autora, para el caso colombiano, esto no repercutió en la consolidación de una
nueva clase social, una burguesía que usara la prensa como medio de opinión pública.
Tampoco, sostiene la autora, se puede hablar de una ruptura radical con el pasado colonial
o con beneficios aristocráticos, pues la prensa sirvió de escenario "público" para ratificarlos
o defenderlos. No obstante, rescata la autora, sí emergieron dinámicas renovadas dentro de
la sociedad reflejadas en el auge de periódicos, pasquines y hojas sueltas. Por lo tanto, es
factible afirmar para la autora que periodismo y política han caminado de la mano en la
historia de Colombia, pues la prensa no solo divulgó ideas, también sirvió para la gestación
y movilización de identidades partidistas y por tanto se le debe considerar como un actor
-pedagógico- de primera línea en las luchas políticas del país.
Según la autora, la función que cumplían los catecismos políticos del XIX estudiados por
varios autores, es similar a la prensa partidista. Para Uribe, es necesario indagar por los
lenguajes y prácticas que han servido para fundar o dar sentido a la ciudadanía en
Colombia, para ello se necesita pensar en la propuesta de una ciudadanía mestiza en medio
de órdenes estatales y sociales complejos, en la que la civilidad va de la mano con las
justificaciones bélicas como medio para establecer un orden justo. Por su parte, Alarcón
plantea que la prensa regional en el Caribe colombiano "desempeñó un importante papel
como vehículo de transmisión y aprendizaje de la ideología moderna representada en el
discurso de carácter republicano. En la misma línea, Conde establece la relación entre los
catecismos escolares y la educación cívica ciudadana. En tal sentido, Oscar Torres, al
relacionar educación y comunicación política, encuentra que la prensa se promocionó a sí
misma como un vehículo de la civilización y la educación ciudadana democrática a partir
del estudio de la ciudad de Cartagena en la segunda mitad del siglo XIX. Finalmente, la
autora cita a Jorge O. Melo quien compara de manera retrospectiva los ideales que
diferentes gobiernos tuvieron para tratar de educar al ciudadano en Colombia, para el caso
en cuestión, la cita de la República Liberal es pertinente, pues "la escuela fue vista, sobre
todo a partir de 1936, como instrumento central en un esfuerzo de educación cívica del
pueblo”.
Como se ha visto, la autora opta por un enfoque cultural al hacer su análisis de prensa
partidista, específicamente en un análisis de cultura política centrado en un momento
coyuntural, de transición política, de la hegemonía que por cerca de 44 años mantuvo la
República Conservadora hacia el periodo conocido como la República Liberal. Con el fin
de nutrir esta perspectiva cultural, la autora cita a Roger Chartier, el cual realiza un esbozo
histórico de las prácticas de lectura y recepción de los textos en la Europa de los siglos
XVII y XVIII en su libro "El Mundo como Representación, Historia Cultural: Entre
Práctica y Representación". Un elemento cultural pertinente derivado del libro es que si
bien no todos sabían leer en la Europa de la época, de igual manera entraron en la cultura
como oyentes por intermedio de las voces lectoras, que para el caso colombiano es similar,
pues la sociedad era mayormente analfabeta y los pregones se hacían en lugares públicos.
Por otro lado, al historiador francés le interesa pensar cómo, desde fines de la Edad Media,
lo escrito trasforma toda la cultura europea, difunde nuevas formas de socialización y
nuevos modos de estar en el mundo, lo cual es relevante para la tesis, pues se entiende que
la sociedad modifica sus comportamientos, en tanto los libros trasmiten reglas y
prescripciones públicas e imponen nuevas prácticas en la intimidad.
A continuación, la autora desarrolla su fundamento teórico del proyecto el cual abarca tres
campos temáticos: la opinión pública; pedagogía ciudadana y el papel de los medios de
comunicación; y precisiones conceptuales del discurso.
Para la autora, la configuración de la opinión pública en Occidente marca un referente en
las relaciones entre Estado y Sociedad. Citando a Habermas, la opinión pública se asume a
lo largo del periodo de la modernidad como una especie de sujeto colectivo, en el que
reside la voluntad general del pueblo con voz propia. Esto se relaciona con el planteamiento
de Chartier, el cual remarca que la configuración pública que se configura no se queda
solamente en el ámbito del discurso o la ideología, sino que en su praxis requiere de una
esfera material (prensa) para introducir nuevas dinámicas sociales democratizadoras. De
este modo, la autora puede argumentar que la prensa se consolidó rápidamente como el
medio por excelencia para la divulgación de noticias públicas de diversa índole,
enfatizando en los editoriales políticos y las columnas de opinión escritas tanto por los
afectos como los desafectos a los gobiernos en cuestión.
Respecto al segundo ámbito, la autora sostiene que si la educación es toda acción para
modificar la conducta humana hacia un estado de perfección o de máxima realización
personal, la pedagogía trasciende el espacio escolar para ser componente esencial de la
cultura, de la interacción entre los miembros de una sociedad y la regulación de sus
comportamientos. Por lo tanto, para el caso colombiano, es evidente que esa mediación
pedagógica desempeñada por los periódicos se ha limitado a reproducir los antagonismos y
sectarismos partidistas de la vida pública nacional, centrándose más en disputas personales
que ideológicas. Planteamientos como los de Alonso Valencia Llano (la prensa ha sido una
de las principales armas doctrinarias para impulsar los cambios políticos en Colombia) y
Uribe de Hincapié y Lopera (el fin de este tipo de publicidad política, profundamente
belicista, iba dirigida a convencer, a argumentar y a lograr efectos pertinentes en el lector o
en el oyente para que actuasen en consecuencia), refuerzan esta idea de la autora.
Finalmente, el tercer campo temático, relacionado con el papel educativo de la prensa sobre
un conjunto social, se apoya en la perspectiva del discurso planteada por Teun Van Dijik.
Según la autora, si se acepta la hipótesis de que "las ideologías son representaciones
sociales compartidas que tienen funciones sociales específicas para los grupos", es
necesario analizar, además del dominio social macro de los grupos y sus relaciones de
sociabilidad en torno a determinadas instituciones políticas, la forma como el discurso, sea
verbal, gráfico o escrito expresa creencias, valores, prácticas, consensos u opiniones
ideológicas. En esa medida, Foucault propone que los enunciados no deben ser tratados
independientemente, "sino en solidaridad" con otras composiciones y agrupamientos, para
tratar de identificar cómo se "forman", cómo se "transforman" y cómo se "correlacionan".
Desde la perspectiva de la autora, para entender el rol de los medios noticiosos y sus
mensajes, se debe prestar atención a las estructuras y estrategias de estos discursos, y las
formas en que se relacionan por una parte con los arreglos institucionales, y con la
audiencia, por otra. Esto se sustenta en el planteamiento de César Augusto Ayala Diago, el
cual explica que en la producción de un determinado texto, lo mismo que el procesamiento
que de él hace el lector, existen implicaciones que se activan de inmediato, y son estas las
que permiten la comprensión de lo que se dice. Además, el control del discurso por parte de
las élites implicó un manejo mental de la población a través del lenguaje: "Metafóricamente
se puede decir que el periódico se comportaba como una maquinaria de combate destinada
a excluir al adversario político”.
Siguiendo la línea cultural, la autora señala que publicaciones como El Deber y
Vanguardia Liberal, fueron exponentes de lo que Pierre Bourdieu llamó la violencia
cultural, aquella que se concreta en actitudes, discursos, normas, políticas; la cual se
expresa desde infinidad de medios, y cumple la función de legitimar la violencia directa y
estructural, así como de inhibir o reprimir la respuesta de quienes la sufren. El enfoque
cultural de la tesis obedece a una tendencia que busca rescatar la historia política a partir de
perspectivas culturales. Además, las investigaciones de esta índole (historia política) desde
la línea cultural, han tenido grandes aportes a partir de la prensa y la opinión pública,
enfocada no sólo desde la historia política tradicional, sino con complementos de historia
cultural y las teorías comunicativas.

Estructura
A continuación, se presentarán los capítulos de la tesis que sustentan los planteamientos
mencionados anteriormente. Cabe aclarar que el ejercicio de la clase se limita a observar
únicamente la introducción de la tesis, por lo tanto, los capítulos que se presentarán serán
desarrollados superficialmente con el fin de comprender el orden en el que se ha
estructurado el texto por parte del autor.
En tal sentido, la tesis en cuestión es dividida en dos partes que se conectan entre sí. La
primera parte contiene los cuatro primeros capítulos, como toda investigación histórica, el
autor comienza por contextualizar política y socialmente la época a estudiar para preparar
el camino donde analizará las coyunturas de 1930, 1934, 1938 y el inició de la década de
1940. En esta primera parte el autor tendrá en cuenta, por un lado, las coyunturas políticas
locales, de Asamblea y Cámara de representantes, así como las elecciones al concejo y las
designaciones de Gobernado; y, por otro lado, la férrea oposición que desde El Deber se
inició contra las políticas liberales, en especial, los temas referentes a la separación
Iglesia/Estado, el sistema electoral y el tema educativo, teniendo en cuenta matices y
convergencias.
Por su parte, en el segundo apartado el autor centra su atención en el tema de la violencia y
su relación con las coyunturas políticas, la prensa y los llamados a la acción. Aquí se tiene
en cuenta la relación con otros medios de comunicación a nivel nacional y departamental,
especialmente con Vanguardia Liberal, con la Iglesia y el Directorio Conservador.
Asimismo, se analiza los elementos discursivos que utilizó El Deber para desacreditar los
gobiernos liberales, atacar a sus principales líderes, construir un pasado glorioso que
contrastaba con la situación actual, presentar los hechos de violencia y justificar, con todos
estos elementos, no solo la defensa de los conservadores sino el llamado directo a la
violencia contra el enemigo.
Desde mi punto de vista, ésta última parte posee bastante potencial en el presente, pues
describe casi perfectamente aquello que el Centro Democrático ejecuta, por lo tanto, me
parece una perspectiva que en el contexto actual, ofrecería reflexiones sobre el discurso
pregonado por el partido político mencionado anteriormente, el cual representa una cultura
política nefasta e ilegal que ha perdurado por bastante tiempo en manos del Gran Criminal
de Colombia, el mal llamado Gran Colombiano.

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