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Mi Iglesia debe permanecer atenta y mantenerse con Fe, firme, fiel y siendo cumplidora
de Los Mandamientos.
Ha llegado el momento en que Mis hijos deben salir del cautiverio de lo fácil, del rencor,
de la ira, del odio, de la desobediencia, del vivir siendo criaturas de un momento, sin
sentimientos, despreciándome, criaturas sin una Fe firme y por ende, criaturas que
creen en Mí un instante si y otro no.
Esa es la estrategia del mal, expresada por quienes representan al anticristo, quien les
envía los aires de su presencia en la Tierra, emanando temor al encuentro fraterno en
este tiempo de camino hacia el culmen del cumplimiento de la Misión que Mi Padre Me
encomendó para la Redención del género humano, para que Mi Pueblo no deje los
harapos nauseabundos que carga consigo y de los que hace gala.
LES LLAMO A SER CARIDAD, no lo que les sobra, sino lo que hace falta que es más
fructífero.
Les invito a orar con el arrepentimiento verdadero de las miserias que cargan.
Mírense hijos:
no son estrellas resplandecientes…
no son testimonios verdaderos de Mí…
no son verdaderos discípulos de Mi Madre…
Han aprendido a arrastrarse y esconderse para no ser vistos: hacer el mal es fácil, hacer
el bien implica morir a sí mismo.
El tiempo de Cuaresma no es una imposición, no es una carga tortuosa, sino un tiempo
para que rectifiquen el sendero desviado por el que caminan, rectifiquen los actos y
obras que creen son buenas y no lo son.
Los espíritus del mal esparcidos por el aire no pierden tiempo para llevarlos a la
perdición, sobre todo a quienes se encuentran lejos de Mí. ¡Vengan a Mí, vengan a Mí!
Su amantísimo, Jesús.
La humanidad se debate por lo material, por lo que piensa que es verdad, siendo en realidad la
propia fosa en la cual se desvanece la salvación, sino se arrepiente y viene hacia Mí.
Al final El Inmaculado Corazón de Mi Madre triunfará y Mis hijos gozarán la Salvación.
Amada Mía, la criatura humana camina por donde no debe caminar, camina sin necesidad,
estrecha su camino y penetra en la soledad, en su propia soledad en donde la mente le encarcela
hasta llevarla a abandonarme.
¡Vengan a Mí los que necesiten consuelo, los hambrientos, los abatidos, los enfermos, los
desamparados, los humillados, los ultrajados, los de corazón duro, los soberbios, todos los que Me
necesiten!
Amén.