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RAZÓN

¡Eres tan tautológica!

A+B=C

Vienes del mundo de las ideas.

¡Platónica!, tantos han tenido la osadía de poseerte.

Legos absolutos, poseerte es un delirio.

Delirio, creer que existes.

¡Oh razón! Amarga e Impoluta.

Te separan de tu hermana.

Imaginación y razón, acérrimas enemigas.

¡Mentira! ¡Qué falacia eres!

FUTURO

Futuro, tan incierto como solo tú puedes serlo. El pasado es un recuerdo y el presente una
decisión. ¿Qué eres tú? “Distópico”-dijo Orwell. ¿Acaso puedo esperar algo de ti cuando no me
produces más que incertidumbre? ¡No!, no puedo. Pronosticarte se reduce a un poco de
estadística; de números, a simplificarte…No quiero. Futuro, eres tan volátil…Tan volátil que me
haces retorcer de pavor. Ente entrópico ¿Te riges por Hado? Me cuesta creerlo, creerlo sería
encadenarte. ¡Oh! Sospecha que te ataca olvidando la fragilidad sublime e inestable que
caracteriza tu caótica existencia. Excelsa existencia, que, de llegar a negarte, el gallo cantaría tres
veces y un disparate sería ejecutado por el arma a mano de un vil incrédulo sin alma.

EL DÍA DE UNA PROFESIONAL

Llorando en un baño público del metro lo recuerdo. El momento en el que recibía mi diploma y
llegué a llamarme: “Rocío, la literata”. Me encontraba extrañada ese día, una desconocida era.
Esperaba estar sonriendo de llorar o llorando de sonreír ¿Cómo era? Pero no lloré sonriendo, ni
grité en silencio hasta ensordecer mi mente. Solo hubo un vacío, tener el cartón en mis manos
fue…Nada. Sin embargo, actúe. Sonreí en las fotos, fui la graduada más alegre con mi cara de
ponqué partiéndolo.

Golpes, golpes en la puerta. Ya llevo demasiado tiempo aquí. Me subo la tanga de encaje que le
gusta a Joe cuando cogemos, le cayó un poco de orina. “Ups, lo siento mi amor”-digo en voz alta
mientras sonrío cínicamente. Tal vez ya me estoy volviendo loca. Miro la cisterna, que feo ser un
inodoro ¿Será tan triste cómo ser literata? ¿Quién sabe? Subo los hombros, por el rabillo del ojo
capto como me veo en el espejo. Tres golpes más, salgo. El ruido del metro es imponente, no
tanto como para apaciguar mis pensamientos.
Varios rostros más llego a mi parada. Salgo, unos venezolanos entran ¡Qué situación tan terrible la
de ellos! ¡Hogar, dulce hogar! Fígaro se mete entre mis piernas fingiendo cariño para conseguir un
poco de comida. Lo veo comer, es un glotón ¿Todos los gatos serán así?

Abro la nevera, cojo una manzana y a la cama. La edición del libro de un escritor de cuarta para
una editorial de quinta, es más agotador de lo que parece. Me río de mi propio chiste.
Últimamente estoy muy cómica, debí ser payasa. Aunque todo ese maquillaje y expresionismo me
asquea. Bella me dijo: “Edward, hazme tuya” “No Bella, no puedo. Entiéndelo, soy un vampiro. Mi
fuerza es sobrehumana”. Ugh, no puedo creer que esto se lea ahora, parece pornografía escrita,
no hay erotismo. Es vulgar y sosa. Debería haber un congreso de literatos que deliberen que libros
son decentes, mierda y pasables…

Ring, Ring. Es Joe, entra como Pedro por su casa. Fígaro lo ve erizado para escupirle mocos e irse.
Mocos, los perros gruñen y los gatos escupen mocos. Edward está encima, ¡Oh, no! Es Joe, a veces
no sé si soy Bella o Rocío, sacar y meter, que simples son los hombres.

Suena el teléfono, no quiero contestar. Su timbre acompaña el sonido de nuestros sudados


cuerpos. Rocío, necesito que me entregues la edición mañana, se me olvido decirte que la fecha
de entrega es en una semana. Mierda, el mensaje de voz acaba con nuestra faena, me bajo de Joe
y lo echo del apartamento. Se enojará.

Conocí a Bella en Norton High, cuando la vi llegar el mundo se detuvo. ¡Agh!, ya es la sexta vez que
edito y leo esto hoy. Voy a dejarlo así, mejoró mucho. Paso de ser una novela de cuarta a una de
segunda.

5:00 a.m. Solo dormí una hora. Tengo hasta las seis para desayunar y arreglarme antes de entrar y
sentarme en una ballena metálica por dos horas más y pensar ¿Esto era lo que quería cuando me
gradué hace dos años? ¿Cuándo me hice profesional? ¡No!, absolutamente no. Son las ocho, estoy
en el trabajo.

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