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Viviente
Ӂ
—INTRODUCCIÓN—
La palabra del juramento
“La ley designa a hombres débiles como sumos sacerdotes, más la
palabra del juramento ulterior a la ley, ha hecho al
Hijo perfecto para siempre”.
— He 7:28—
BENDITOS EN ABRAHAM
El Altísimo juró al patriarca Abraham que en su simiente
llegarían a ser benditas las naciones de la tierra: Por mí mismo he
jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has
rehusado tu hijo (…) En tu simiente serán benditas todas las
naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz (...) Es pues
como las Santas Escrituras nos enseñan, que aquella simiente en
donde llegarían a ser benditas todas las naciones es Cristo.
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Nuestro Señor mismo afirmo que Abraham se gozó al ver
su día, y que antes que el patriarca fuese, Él ya era, Jesús el
esperado y rechazado mesías, era y fue la consumación del
juramento hecho a Abraham y el cumplimiento de todas las
profecías de la restauración del cosmos, no fue Ismael el custodio
del depósito divino, sino en Isaac, no fue en Esaú la continuidad
sino en Jacob quien llegaría a ser Israel, no fue establecido en Leví
ni según el orden de Aarón el sacerdocio eterno, sino de Judá y en
el orden de Melquisedec. La simiente llego en singular no en
plural, un monarca celestial y no un déspota terrenal, destronó a los
verdaderos enemigos de Israel y el mundo entero, exponiéndolos a
escarnio delante de la cruz del anatema; los demonios. Este llegaría
a ser el discordante mensaje de Dios hecho hombre colgado en un
madero, para salvación de todos los términos de la tierra; no fue
manifestado en poder sino en amor, compasión y humana
debilidad.
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Arquitectura del alma
“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como
perito arquitecto puse el fundamento y otro edifica encima; pero
cada uno vea cómo sobreedifica”.
—1Co 3:10-11—
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La muerte entró por un hombre, también por un hombre la
resurrección de los muertos, porque así como en Adán todos
mueren, también en Cristo todos serán vivificados (...) Adán hijo
de Dios, vestido de pieles de animales, cubierto de su pecado y
transgresión se convirtió en foco perpetuo de la muerte y la
progresiva putrefacción del ser a causa del pecado, esto es imagen
del pacto en el Sinaí donde las ordenanzas rituales y sangre de
animales solo cubriría la conciencia de malas obras, pero no
quitando la esencia pecaminosa del ser. Cristo hijo de Dios, vestido
de gracia y verdad, sin pecado ni transgresión se convirtió en foco
perpetuo de vida y en el progresivo perfeccionamiento del alma a
2
1Co 3:16
3
1Co 15:21-23
5
causa de su sacrificio, justificación y redención, santificación y
glorificación por sucesión testada.
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La Miškā n4 era el término utilizado para referirse a la
morada de Dios, la cual fue hecha en el AT. según el modelo
arquitectónico que Dios le mostró a Moisés “Y alzarás el
tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el
monte5”. La disposición era en orden ascendente la siguiente: El
Atrio “altar del holocausto y la fuente”, Lugar Santo “altar del
incienso, mesa de los panes de la proposición y el candelero de
oro”, Lugar Santísimo “Arca del pacto con el propiciatorio”.
EL ATRIO
“Cuando el hombre fuerte armado6 custodia el atrio, en armonía
está lo que posee; pero cuando viene otro más fuerte que él y le
vence, le quita todo su armamento7
en que confiaba, y reparte el botín”.
— Lc 11:21-22—
4
מִׁשְ ּכָן: morada (de Dios)
5
Ex 26:30
6
Καθοπλίζω: equiparse completamente para la lucha
7
Πανοπλία: armas y armadura
7
del adversario y permite la obra del Espíritu Santo en su conciencia
a través de las santas palabras del Evangelio de Jesucristo.
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Dios en su multiforme gracia busca al hombre antes de que
este lo busque, le ama antes que este, le escoge antes que este le
escoja a él, es pues el entrañable amor de Dios el que abre la senda
del arrepentimiento al hombre corrupto de conciencia, inicuo de
pensamientos e impío de corazón.
EL LUGAR SANTO
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
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Porque de él mana la vida”.
—Pr 4:23—
El lugar santo corresponde al corazón, en hebreo leb, Dios
prometió escribir sus palabras no solo en la conciencia, sino
también en el corazón, de aquí es donde nacen los sentimientos y
las emociones, allí es donde se guarda lo atesorado durante toda la
vida, de allí emana la vida y toda suerte de pensamientos.
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La intención de las oraciones brotan desde el altar del
incienso de nuestro corazón y contienen aquel aroma a vida, más la
oración del depravado hiede a podredumbre, la gloria en el hombre
que glorifica a Dios haciende como una columna de fuego santo y
la más pura benignidad que alarga la mano al menesteroso, al
afligido, a la viuda y al huérfano de allí nace, el pan divino, el
maná eterno tiene su hogar en el ágape de nuestro corazón, de allí
brota hacia los labios como palabra de bendición, espíritu de vida,
más el corazón del impío es tumba obscura de la que brotan toda
clase de inmundicias, gusanos y podredumbre que tomando forma
de pensamientos y palabras contaminan a otros, y allí también es
lugar predilecto del candelero que llena de luz las recamaras del
corazón, que alumbra el camino para no tropezar e ilumina los ojos
para que todo sea más claro que la luz del alba en su plenitud, y
todo obra sea manifestada en alabanzas a Dios.
EL LUGAR SANTÍSIMO
“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles:
Santos seréis, porque santo soy Yo, HaShem vuestro Elohim”.
—Lv 19:2—
El lugar santísimo corresponde a la esencia del ser y su
emanación en concatenación, el alma en su más puro estado, lo
cual está más allá de la conciencia carnal de si, y más allá del
cuerpo terrenal, aquí la presencia de Dios puede abrazar
completamente al ser y morar en ella cual arca del pacto rociada
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con la aspersión de la sangre sobre el propiciatorio o puede estar
profanada la morada del altísimo albergando el caos y la
obscuridad ajena de toda luz.
CAPÍTULO 1
Alma viviente
“Entonces HaShem Elohim formó al hombre del polvo de la
tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un alma
viviente”.
—Gn 2:7—
CAPÍTULO 2
Tetélestai
“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y
habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
—Jn 19:30—
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CAPÍTULO 3
La tierra prometida
“Hashem le dijo a Abram: “Vete para ti de tu tierra, de tu patria y
de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”.
—Gn 12:1—
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Dios debe dejar su nacionalidad terrenal para recibir la celestial,
abandonar la corrupta cultura del mundo y aceptar la del Reino, sus
lazos familiares no deben ser un impedimento para su salvación y
santificación, su educación y valores, todo lo que le define debe ser
dejado atrás, todo cuanto se oponga a la voluntad, pensamientos y
propósitos divinos debe ser desecho, también todo cuanto sea útil
al Reino de los cielos es probado en el crisol para purificar su
impulso y llegue a convertirse en lazo de luz y verdad.
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El varón debe aprender a depender de Dios, a no caer en la
desesperación y confiar en la fidelidad de quien ha jurado por sí
mismo que nunca nos abandonaría, las circunstancias pueden
parecer adversas y las promesas lejanas, pueden pasar años y el
tentador susurrar al oído cosas que en lugar de ayudar se
conviertan más tarde en una piedra en el camino, y aun peor quizá
en alguna cadena para nuestra descendencia. El Padre es fiel a su
juramento, si él prometió, lo hará. Siempre hay una cláusula que
los hijos de Abraham olvidan de cuando en cuando: “ 11Era Abram
de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le
dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé
perfecto”.
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Gn 17:1-2
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CAPÍTULO 4
Egipto
Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será
esclava allí,
y será oprimida cuatrocientos años (…)
—Gn 15:13—
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