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Alma

Viviente
Ӂ
—INTRODUCCIÓN—
La palabra del juramento
“La ley designa a hombres débiles como sumos sacerdotes, más la
palabra del juramento ulterior a la ley, ha hecho al
Hijo perfecto para siempre”.
— He 7:28—

La palabra del juramento es ulterior a la ley y superior a


ella, las disposiciones rituales de a esta, que tipifican la obra
redentora, han cumplido su propósito, en tanto rituales y por su
eficacia parcial han quedado obsoletas, y en tanto morales han
llegado a la consumación y completitud en el amor, ex fide in
fidem, es decir, que la palabra del juramento ha llegado a ser la
consumación definitiva del plan redentor de Dios para la
humanidad. “ 1Tórnense a mí y sean salvos todos los términos de
la tierra. ¡Yo soy Dios! No hay otro, de mí mismo juré, de mi boca
salió palabra en rectitud, no será revocada: a mí se doblará toda
rodilla y jurará toda lengua”.

¿Qué quiere decir todo esto? El cumplimiento de la palabra


del juramento vino después de la ley mosaica, las disposiciones
rituales que fueron ordenadas para su cumplimiento en un Israel
que ya no existe, cuyo templo dejó de ser. El cumplimiento ritual
nunca quitó del hombre la esencia pecaminosa del ser ni lo llevó a
la perfección, sino más bien cubría con un manto temporal de
gracia a aquel que se acercaba con fe a Dios a través de una ley de
1
Is 45:22-23
1
justicia, esta no quitando esta esencia sino más bien definiéndola,
llego a ser el tropiezo y la regla con la que el pueblo de Israel cayó,
las disposiciones morales se vieron relegadas a un último plano, en
cambio el legalismo ritual se convirtió en la regla de fe y conducta,
las interpretaciones y diversas doctrinas desviaron al pueblo hacia
una religión vacía, así mismo la restauración del mundo, la
encomienda de la palabra y la bendición a todas las naciones, se
vio estorbada; el pueblo olvidó la ley divina, el pueblo idolatró la
ley rabínica.

Nosotros pues somos herederos de un juramento, no


vivimos bajo un legalismo litúrgico ni mucho menos, el
cumplimiento del pacto, es vivir cumpliendo la ley moral, sin el
peso de la ley moral, es la consumación de la redención en
nosotros y a través de nosotros por causa del sacrificio
perfeccionador de Jesucristo.

BENDITOS EN ABRAHAM
El Altísimo juró al patriarca Abraham que en su simiente
llegarían a ser benditas las naciones de la tierra: Por mí mismo he
jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has
rehusado tu hijo (…) En tu simiente serán benditas todas las
naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz (...) Es pues
como las Santas Escrituras nos enseñan, que aquella simiente en
donde llegarían a ser benditas todas las naciones es Cristo.
2
Nuestro Señor mismo afirmo que Abraham se gozó al ver
su día, y que antes que el patriarca fuese, Él ya era, Jesús el
esperado y rechazado mesías, era y fue la consumación del
juramento hecho a Abraham y el cumplimiento de todas las
profecías de la restauración del cosmos, no fue Ismael el custodio
del depósito divino, sino en Isaac, no fue en Esaú la continuidad
sino en Jacob quien llegaría a ser Israel, no fue establecido en Leví
ni según el orden de Aarón el sacerdocio eterno, sino de Judá y en
el orden de Melquisedec. La simiente llego en singular no en
plural, un monarca celestial y no un déspota terrenal, destronó a los
verdaderos enemigos de Israel y el mundo entero, exponiéndolos a
escarnio delante de la cruz del anatema; los demonios. Este llegaría
a ser el discordante mensaje de Dios hecho hombre colgado en un
madero, para salvación de todos los términos de la tierra; no fue
manifestado en poder sino en amor, compasión y humana
debilidad.

El Evangelio de la locura no es alta elocuencia terrenal, ni


vana hechicería y señales de algún súper poder, es más bien la
proclamación del Dios justo, que glorificándose en la debilidad del
hombre hace abundar su gracia en los que llamados se acercan con
la fe de Abraham, para ser sacrificados junto al cordero de Dios,
para llorar junto al maestro frente a las puertas de Jerusalén, para
entonar alabanzas al Padre justo en los collados verdes y olivares
silenciosos, porque si uno murió por todos, todos llegaran a morir
3
por amor de aquel que murió y resucito por ellos, a fin de que no
vuelvan a vivir para sí, sino para aquel que con entrañable amor los
recibió a los pies de una sangrante cruz, quien se mostró vivo
frente a una tumba vacía, quien hizo arder los corazones con la
proclamación de este nuestro tesoro: El Evangelio, la Palabra del
Juramento.

En esta bendita simiente nos llegó la eterna redención y el


espíritu de la adopción, fuimos constituidos herederos de las
promesas y la bendición hechas a Abraham, si antes enemigos
ahora entrañables amigos de Dios, si antes mentirosos e
inmisericordes, ahora veraces y de fraternal amor, señal clara y
visible de que toda rodilla se doblaría y toda lengua confesaría ha
llegado, y llegara a todos los términos de la tierra y a cada hombre
que puebla la tierra, es pues gracias a esta bendición, a estas
promesas y a esta consumación de los tiempos que podemos recibir
el mensaje de Dios y llegar a ser un santuario del Dios viviente.

4
Arquitectura del alma
“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como
perito arquitecto puse el fundamento y otro edifica encima; pero
cada uno vea cómo sobreedifica”.
—1Co 3:10-11—

¿2No sabéis que sois santuario de Dios, y que el Espíritu de


Dios mora en vosotros?
Nosotros los creyentes somos santuario de Dios, el Espíritu Santo
mora en nosotros —si es que somos hijos de Dios—. Dentro de un
santuario terrenal prototipo del celestial, hay diversas disposiciones
arquetípicas de pureza y rituales, las cuales llegaron a su
cumplimiento en Cristo.

3
La muerte entró por un hombre, también por un hombre la
resurrección de los muertos, porque así como en Adán todos
mueren, también en Cristo todos serán vivificados (...) Adán hijo
de Dios, vestido de pieles de animales, cubierto de su pecado y
transgresión se convirtió en foco perpetuo de la muerte y la
progresiva putrefacción del ser a causa del pecado, esto es imagen
del pacto en el Sinaí donde las ordenanzas rituales y sangre de
animales solo cubriría la conciencia de malas obras, pero no
quitando la esencia pecaminosa del ser. Cristo hijo de Dios, vestido
de gracia y verdad, sin pecado ni transgresión se convirtió en foco
perpetuo de vida y en el progresivo perfeccionamiento del alma a
2
1Co 3:16
3
1Co 15:21-23
5
causa de su sacrificio, justificación y redención, santificación y
glorificación por sucesión testada.

“Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a


padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el
pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová
será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su
alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi
siervo justo a muchos,
y llevará las iniquidades de ellos”.
—Is 53:10-12—

6
La Miškā n4 era el término utilizado para referirse a la
morada de Dios, la cual fue hecha en el AT. según el modelo
arquitectónico que Dios le mostró a Moisés “Y alzarás el
tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el
monte5”. La disposición era en orden ascendente la siguiente: El
Atrio “altar del holocausto y la fuente”, Lugar Santo “altar del
incienso, mesa de los panes de la proposición y el candelero de
oro”, Lugar Santísimo “Arca del pacto con el propiciatorio”.

EL ATRIO
“Cuando el hombre fuerte armado6 custodia el atrio, en armonía
está lo que posee; pero cuando viene otro más fuerte que él y le
vence, le quita todo su armamento7
en que confiaba, y reparte el botín”.
— Lc 11:21-22—

El atrio corresponde a la conciencia, en hebreo kilyah, es


este el patio donde Dios escribe primeramente sus santas palabras,
también donde el hombre erige armas intelectuales y mecanismos
de defensa —no podemos obviar el hecho de que toda arma y
defensa que no proviene de Dios es ineficaz—. También en este
terreno el tentador trata de sembrar sus malas semillas; ideas,
pensamientos, el atrio es el campo de batalla de donde el hombre
espiritual no solo vence sus propios argumentos, también repele los

4
‫מִׁשְ ּכָן‬: morada (de Dios)
5
Ex 26:30
6
Καθοπλίζω: equiparse completamente para la lucha
7
Πανοπλία: armas y armadura
7
del adversario y permite la obra del Espíritu Santo en su conciencia
a través de las santas palabras del Evangelio de Jesucristo.

La conciencia del hombre pues es cubierta con el yelmo de


la esperanza de la salvación de nuestro salvador: el hijo de Dios.
Toda muralla en contra del conocimiento de Dios es destruida
mediante el Evangelio que regenera las conciencias corruptas,
denuncia las maldades, saca toda obra a la luz y lleva todo
pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo.

El hombre a lo largo de su vida inconversa edifica murallas


fortificadas en su conciencia, niega a al Padre y al Hijo, se erige
como dios de su propia vida, comete actos perjuros y blasfemos
justificados por sus propios argumentos, atrayendo para sí el
espíritu de inmundicia que circunda el mundo, la mente corrupta se
aconseja, se justifica, concibe maldades y le llama virtud, cava
hoyos donde su alma cae y tiende redes donde su propio pie es
atrapado, lanza flechas que atraviesan su propio corazón, el
desventurado a merced del príncipe de este mundo y sus esbirros
se ve a sí mismo en un punto totalmente enfermo, preguntándose
porqué y cómo llego a semejantes actos y pensamientos, sin sentir
culpa alguna, el sentimiento gris que emana de la podredumbre de
su ser llega hasta al cielo y su gemir es respondido con un susurro
de lo alto —Podría ser de otro modo.

8
Dios en su multiforme gracia busca al hombre antes de que
este lo busque, le ama antes que este, le escoge antes que este le
escoja a él, es pues el entrañable amor de Dios el que abre la senda
del arrepentimiento al hombre corrupto de conciencia, inicuo de
pensamientos e impío de corazón.

Le lleva hasta las puertas de su corazón “la conciencia” su


palabra eterna, le exhorta a creer en el evangelio, única y suprema
arma contra las defensas y armas de obscuridad, única y suprema
medicina para la lepra espiritual que deforma el rostro, que
carcome los huesos, que enceguece los ojos y consume el espíritu;
yelmo sacro de eterna esperanza, de eterna salvación de su palabra,
para todo aquel que cree.

Allí en el atrio es derramada la sangre del cordero de Dios


que quita el pecado del mundo, allí en el atrio brotan ríos de agua
viva, manantial abierto para todas las naciones y familias de la
tierra eternamente bendecidas en Abraham. Las alabanzas y
acciones de gracias suben desde el altar hasta la presencia de Dios,
la abundancia de Cristo brota desde el interior, la salvación se deja
ver y todo llega a ser claro como el mediodía tranquilo como un
amanecer.

EL LUGAR SANTO
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
9
Porque de él mana la vida”.
—Pr 4:23—
El lugar santo corresponde al corazón, en hebreo leb, Dios
prometió escribir sus palabras no solo en la conciencia, sino
también en el corazón, de aquí es donde nacen los sentimientos y
las emociones, allí es donde se guarda lo atesorado durante toda la
vida, de allí emana la vida y toda suerte de pensamientos.

Nuestro Señor Jesucristo nos dejó dicho que de allí surgen


los malos pensamientos, es decir, la maldad que reside en el
corazón del hombre sube en forma de pensamientos, ideas,
intenciones, que a su vez llegan a ser acciones, por lo tanto, en esta
época de la historia de la redención tenemos acceso universalmente
al mensaje del evangelio, no tenemos excusa o justificación delante
de Dios, el camino al trono de gracia ha sido abierto a través del
sacrificio expiatorio de Cristo, nuestras mentes son renovadas por
la eficacia de su sangre redentora, la palabra del juramento fue
hecha mayor que cualquier otro pacto hecho con los hombres, una
vez y para siempre son hechos perfectos los hombres que en Cristo
se hallan, no hay más pactos ni más palabras, una vez y
eternamente fue dicho: consumado es.

Cuando el hombre corrupto de entendimiento permite el


acceso a su corazón, por parte del tentador, está a merced de las
ilusiones del espíritu de la potestad del aire, solo la misericordia de
10
Dios libra al tal, no sin antes haber quebrantado su conciencia con
la verdad y su corazón con aflicción, el hombre caído no puede ser
restaurado a menos que le sea drenada la sangre contaminada, en
un sentido figurado: sin sangre no hay remisión de pecados.

Los sentimientos, las emociones, los pensamientos, ideas,


recuerdos, la percepción visual y auditiva, todo esto tiene su
mecanismo de control por defecto en el corazón y conciencia,
estando bajo el control del obscuro solo la gracia de Dios puede
abrir caminos donde no los hay, solo la benignidad de Dios puede
hacer una brecha para que la luz entre; ¡grande y misericordioso es
nuestro Padre! Y su secreto ¿Quién lo conocerá?

Hay caminos de vida y caminos de muerte, de luz y


tinieblas, según sea la intención, el pensamiento y la acción,
caminos y puertas son abiertas en dirección del alma, al lugar
santísimo donde la plenitud de Dios espera reposar, el santuario
libre de sacrilegios e ídolos abominables, así como se regulaba la
entrada y el público que podía entrar a los atrios, al lugar santo y
santísimo, nosotros necesitamos entregar nuestro ser completo a
Jesucristo para alcanzar los niveles de entendimiento espiritual, la
intención pura, el pensamiento santo dará una oración justa, la
oración del justo es eficaz y puede mucho, en fe, esperanza y amor
llega la libertad que trae consigo la palabra del juramento.

11
La intención de las oraciones brotan desde el altar del
incienso de nuestro corazón y contienen aquel aroma a vida, más la
oración del depravado hiede a podredumbre, la gloria en el hombre
que glorifica a Dios haciende como una columna de fuego santo y
la más pura benignidad que alarga la mano al menesteroso, al
afligido, a la viuda y al huérfano de allí nace, el pan divino, el
maná eterno tiene su hogar en el ágape de nuestro corazón, de allí
brota hacia los labios como palabra de bendición, espíritu de vida,
más el corazón del impío es tumba obscura de la que brotan toda
clase de inmundicias, gusanos y podredumbre que tomando forma
de pensamientos y palabras contaminan a otros, y allí también es
lugar predilecto del candelero que llena de luz las recamaras del
corazón, que alumbra el camino para no tropezar e ilumina los ojos
para que todo sea más claro que la luz del alba en su plenitud, y
todo obra sea manifestada en alabanzas a Dios.

EL LUGAR SANTÍSIMO
“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles:
Santos seréis, porque santo soy Yo, HaShem vuestro Elohim”.
—Lv 19:2—
El lugar santísimo corresponde a la esencia del ser y su
emanación en concatenación, el alma en su más puro estado, lo
cual está más allá de la conciencia carnal de si, y más allá del
cuerpo terrenal, aquí la presencia de Dios puede abrazar
completamente al ser y morar en ella cual arca del pacto rociada
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con la aspersión de la sangre sobre el propiciatorio o puede estar
profanada la morada del altísimo albergando el caos y la
obscuridad ajena de toda luz.

Amor y odio en sus más puros estados emanan de aquí


pasando por cada una de las partes del ser: las tablas de la ley, el
maná, la vara de Aarón, el arca del pacto y el propiciatorio,
después el lugar santo, el candelero, los panes de la propiciación y
el altar del incienso, seguido los atrios, la fuente y el altar del
holocausto. Puede ser un santuario de Dios o una emanación del
mismo corazón del diablo.

El corazón del creyente es pues adyacente al corazón de


Dios, el corazón del profano y aún más del sacrílego es adyacente
al corazón del diablo; esencia, impulso, pensamiento y acción es
pues la concatenación del reflejo adyacente del ser.

CAPÍTULO 1
Alma viviente
“Entonces HaShem Elohim formó al hombre del polvo de la
tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un alma
viviente”.
—Gn 2:7—

Dios formo al hombre de la oriental tierra rojiza “adamah”


ý en su nariz sopló aliento de vida “nešamah” entonces el hombre
“adam” fue un alma “népeš” viviente. Cuando el hombre comió
13
del fruto del que le había sido mandado no comer perdió el cuerpo
celestial que poseía, su cuerpo carnal condenado a la muerte era
vivificado temporalmente por el espíritu “rúakj” esté llego a ser la
conexión entre el hombre carnal y lo que alguna vez fue en el
huerto del edén.

Paulatinamente la corrupción fue en aumento, la presencia


divina dejo de verse sobre la tierra y su santuario se vio profanado,
la humanidad olvido el propósito de su existencia y su alma quedo
oculta por la más densa obscuridad, llevados de la mano por el
espíritu de inmundicia, la humanidad quebranto todo designio del
corazón de Dios, el amor mutado en odio, la verdad en mentira, la
paz en caos, la santidad en inmundicia sacrílega y profana,
deificación del ego, sodomías y orgias aberrantes, aun los ángeles
santos de Dios sucumbieron ante las lascivias que emanaban de la
tierra, abandonando las moradas celestiales, aborrecieron sus
propios cuerpos celestiales y se allegaran a las inmundas hijas de
los hombres, engendrando toda clase de deprave, el clamor de la
tierra subió encendiendo la ira del creador, que pesándole en su
corazón las obras que se cometían en su creación decidió terminar
con todo: más un alma viviente hallo gracia delante de sus ojos.

La historia comenzaba de nuevo a través de las


generaciones de un Justo: Noé, no eran ya las generaciones
prevaricadoras de Adán, sino las generaciones de uno que por su fe
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había condenado al mundo y en arras de la esperanza que había de
llegar, vino a ser el nuevo padre de la humanidad. La presencia
divina descendía a morar a la tierra de los mortales, y el pacto de
Dios se vislumbraba entre las nubes en un vaivén de colores, la
bendición del Padre eterno reposo sobre Noé y sus hijos: 8Bendijo
Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y
llenad la tierra.

La historia continua repitiéndose con la inmundicia


seductora, los hombres caen de los estados de pureza y solo un
justo es vuelto a hallarse, tenemos después de Noé a Abraham y
sus sucesores hasta llegar a Jesucristo quien fue la consumación
del plan redentor y al acceso completo al Padre a través del hijo, es
pues este el Espíritu vivificante en quien volvemos a ser Almas
vivientes, hombres hechos a imagen y semejanza de Dios, luz de
luz, adyacencia perpetua, en esta época donde los tiempos están
cerca y la influencia del mal aumenta, tenemos el armamento de la
luz para la destrucción de fortalezas para la guerra metódica ante
imperios invisibles y levantamos el estandarte de Dios en los
montes donde se entroniza el obscuro, la luz en las tinieblas
resplandece y esta no puede aprisionarla.

El hombre de Dios, al recibir por la fe al Hijo y confesar


que en carne fue su manifestación a los hombres, y en plena gloria
8
Gn 9:1
15
su resurrección y que este hecho es la consumación y palabra
definitiva del más grande juramento divino jamás pronunciada,
recibimos el espíritu “rúakj” de adopción que liga nuestra alma
“népeš” a nuestro cuerpo terrenal “adamah” por el soplo de
Jesucristo “nešamah”.

Un alma viviente es luz adyacente, imagen pura del


creador, de allí debe emanar toda la abundancia que colma al ser:
Alma-Népeš-Esencia, Corazón-Nešamah-Impulso, Conciencia-
Rúakj-Pensamiento, Cuerpo-Adamah-Acción.

Las malas acciones abren caminos de obscuridad que


nublan la conciencia y el corazón, el alma es enclaustrada, los ojos
ven borrosamente y los oídos oyen pesadamente, las manos
cometen iniquidad y los pies corren a la maldad, el hombre no
puede levantar en alto su voz para ser sanado pues no lo desea, las
obras de la carne atraen hacia el santuario la imagen sacrílega que
provoca indignación, el espíritu de inmundicia que enclaustra el
alma profana el santuario, deprava los impulsos y pensamientos, el
mundo es corrompido, la presencia divina alejada del hombre y su
creación, la tierra preparada y bien dispuesta para recibir la marca
de la bestia en sus pensamientos y sus acciones.

Nosotros los que somos de la luz y no de la oscuridad,


esperamos con la frente en alto “Qódeš L’HaShem” nuestras
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manos levantadas libres de sangre inocente, nuestros labios sin
engaño, con la sangre de Jesús corriendo por nuestras venas,
humillados con un manto purpura, horadadas nuestras manos con
la verdad y la aflicción y coronados nuestros pensamientos con las
espinas de la sabiduría, cargando sobre los hombros nuestro amor,
fuerte como la muerte. “9El que ama su ser, lo perderá; el que
aborrece su ser en este mundo para vida eterna lo guardará. Si
alguno me sirve, sígame; donde yo estuviere, allí también estará”.

CAPÍTULO 2
Tetélestai
“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y
habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
—Jn 19:30—

El sacrificio de nuestro Señor Jesucristo finalizo con un


¡Tetélestai! Todo ha sido completado, hablo lo que el Padre le
había mandado, camino por donde le llevaba, creyeron los que
debían creer, le traicionaron los que debían traicionarle y dio su
vida en expiación como ya estaba escrito que debía suceder.

La entrega de nuestra eterna nacionalidad comenzó con esta


misma palabra, el reino de los cielos nos expidió la documentación
oficial escrita y sellada con tinta roja sobre las tablas de nuestro
corazón, nuestros derechos y obligaciones fueron claramente
estipulados con todo detalle en las sagradas escrituras, juramos
9
Jn 12:25-26
17
lealtad a un solo Rey soberano a su vez que aceptamos servir a un
solo ejército, el del Dios viviente.

El hombre de Dios llega a ser ciudadano del reino de los


cielos, pasa a ser extranjero en esta tierra corrompida y depende
solamente de la soberanía del unigénito monarca, firmamos con la
pluma indeleble de nuestro aliento la declaración de guerra al
espíritu de inmundicia, al despotismo de las tinieblas y que todos
nuestros recursos llegan a su tiempo en la medida de las
necesidades del ministerio; el sustento y la salud son auspicio del
reino, la protección del alma viviente y el mensaje que emana de
ella es nuestra principal tarea, oír la voz del soberano y cumplir las
misiones del reino de los cielos es nuestro deber.

Nuestros enemigos son numerosos y reales, fuertes mas no


temibles: somos invulnerables mas no intocables. La declaración
de nuestra fe y nueva nacionalidad es publica y anunciada a través
de todos los medios: Cielo, tierra e infierno saben cuándo un
hombre decide ser parte del ejercito del Dios viviente, nada hay
oculto en el Reino de Dios.

¡Tetélestai! Es nuestra meta cumplir con el predestinado


10
programa del reino de los cielos para nuestra vida, a los que
antes previó, también los predestinó para que fuesen hechos
10
Ro 8:29-32
18
conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos; a los que predestinó, también llamó, a los
que llamó, también justificó; y a los que justificó, también
glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros,
¿quién contra nosotros? (…) Somos enviados en nombre de Dios,
con toda la autoridad de su palabra y con autoridad sobre toda
fuerza que tiene su origen en la obscuridad, no hay imperio ni
fortaleza, mucho menos creatura que pueda oponerse a las
avanzadas del reino de los cielos, su fuerza es ingobernable y su
victoria indefectible, nos movemos dentro de las batallas de una
guerra que tiene su victoria asegurada en el derramamiento de la
copa de la ira, en la mirada consumidora del Hijo de Dios, en la
justicia, redención y retribución sobre el cosmos entero, vamos en
arras de la promesa de la esperanza prometida, con la salvación
como yelmo, con la justicia como coraza y con la espada de
nuestra boca, extensión misma del alma, para extender el reino de
los cielos a cada rincón de la tierra y arrasar como un huracán el
imperio de obscuridad.

19
CAPÍTULO 3
La tierra prometida
“Hashem le dijo a Abram: “Vete para ti de tu tierra, de tu patria y
de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”.
—Gn 12:1—

Ur kaśdim, cuna de la magia obscura, de la sacrílega


idolatría y de todo conocimiento que se erige cual zigurat
desafiando con artificios vanos las leyes divinas, Abram por
soberanía divina entendió el culto al Dios único y verdadero,
hallando gracia pues delante de sus ojos se le fue pedido a Abram
que dejase su tierra, también a su parentela y la casa de su padre y
emprender con recursos limitados un viaje a una tierra que jamás
había visto, camino a lo incierto y desconocido, su obediencia fue
un acto de fe pura, la cual denotaba que aunque imperfecto Abram
era un alma viviente, Dios pedía de Abram abandonar toda su
cultura y nacionalidad, todas sus posesiones y lazos sanguíneos,
toda su educación y creencias, en el camino Abram debía encontrar
a Abraham.

El mensaje del Evangelio llega al hombre que Dios así lo


ha dispuesto, cuando este ha creído y confesado al Señor
Jesucristo, a su vez por la fe ha recibido el espíritu de adopción y
su alma se ha vivificado, Dios susurra a su corazón y le encamina a
través de sus Santas Escrituras —Vete de tu tierra, de tu parentela
y de la casa de tu padre a la tierra que te mostraré— el hombre de

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Dios debe dejar su nacionalidad terrenal para recibir la celestial,
abandonar la corrupta cultura del mundo y aceptar la del Reino, sus
lazos familiares no deben ser un impedimento para su salvación y
santificación, su educación y valores, todo lo que le define debe ser
dejado atrás, todo cuanto se oponga a la voluntad, pensamientos y
propósitos divinos debe ser desecho, también todo cuanto sea útil
al Reino de los cielos es probado en el crisol para purificar su
impulso y llegue a convertirse en lazo de luz y verdad.

Abram llego a la tierra prometida, la voz de Dios le instaba


a recordar la promesa que le había hecho, a pesar de los años y las
pruebas Abram debía mantenerse fiel a la palabra que había
recibido, mas ya entrado en años se cuestionaba al ver su cuerpo
perder el vigor y a su esposa estéril y cerca de terminar con la
costumbre de las mujeres, Dios le mostro a Abram todo lo que
acontecería a su descendencia, le prometió que sería la promesa a
través de un hijo de sus entrañas e hizo pacto con él, que de cierto
la tierra de Canaán seria humillada y entregada en manos de su
descendencia. Saraí teniendo desesperación abordaba a Abram
incitándolo a tener un hijo con Agar su criada egipcia, no
consultando al Altísimo y escuchando el ruego de su desesperada
esposa accedió a tener un hijo, que a la postre no heredaría la
promesa y sería una nación fiera y despiadada ajena al pacto, a las
promesas y ajenos a la ley divina, Saraí se desesperó y Abram se
precipitó. Más tarde Agar mal miraba a Saraí, por su carácter hostil
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Saraí comenzó a intrigar en contra de ella con Abram, a lo que él
respondería — He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo
que bien te parezca—. Entonces ella lo tomó como una
autorización para afligir a Agar haciendo que esta huyera a los
desiertos y su clamor llegara hasta Dios, entonces se le apareció un
ángel que le mando regresar con sumisión a Saraí y que su hijo
Ismael llegaría a ser una nación.

Tiempo después, con el paso de los años Abram y Saraí,


llegaron a ser Abraham y Sara, al ser bendecidos con un hijo,
Isaac. La Palabra del Juramento vino después de la más grande
prueba, Dios le pedía a Isaac como sacrificio a Abraham, un acto
genuino de fe, esto contradecía todo lo que Abraham conocía de
Dios, pues los pueblos paganos sacrificaban a sus hijos al demonio,
todas las promesas, el pacto, su descendencia y la razón por la cual
había permanecido y atesorado sobre la tierra de Canaán eran en
Isaac, y todo desaparecía con la petición de Dios, Abraham
obedeció a la voz del que le mandaba, creyendo que aun su hijo
podría ser levantado del polvo del holocausto, porque fiel era Dios,
quien le había hecho las promesas, estando a punto de sacrificar su
hijo, un ángel le detuvo y Dios juro por sí mismo que la promesa
se cumpliría y que en su simiente serian benditas todas las familias
de la tierra.

22
El varón debe aprender a depender de Dios, a no caer en la
desesperación y confiar en la fidelidad de quien ha jurado por sí
mismo que nunca nos abandonaría, las circunstancias pueden
parecer adversas y las promesas lejanas, pueden pasar años y el
tentador susurrar al oído cosas que en lugar de ayudar se
conviertan más tarde en una piedra en el camino, y aun peor quizá
en alguna cadena para nuestra descendencia. El Padre es fiel a su
juramento, si él prometió, lo hará. Siempre hay una cláusula que
los hijos de Abraham olvidan de cuando en cuando: “ 11Era Abram
de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le
dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé
perfecto”.

11
Gn 17:1-2
23
CAPÍTULO 4
Egipto
Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será
esclava allí,
y será oprimida cuatrocientos años (…)
—Gn 15:13—

Egipto “miṣráyim” ciudad fortificada, esplendor de la


opulencia de hombres auto-deificados, culto sacrílego al ego,
tablilla de roca sobre la que el dedo de Dios escribiría los más
grandes juicios a causa de su amado pueblo “Am Yisrael”. Leb
Ha-Tóv

24

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