acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Jeremías 29:11 Este capítulo describe el momento de esclavitud en Babilonia; y en medio de ese momento difícil, Dios les dice: 4 Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel, a todos los que he deportado de Jerusalén a Babilonia: 5 «Construyan casas y habítenlas; planten huertos y coman de su fruto. 6 Cásense, y tengan hijos e hijas; y casen a sus hijos e hijas, para que a su vez ellos les den nietos. Multiplíquense allá, y no disminuyan. 7 Además, busquen el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y pidan al SEÑOR por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad». JER 29:4-7 Les está diciendo que no se disminuyan, que tengan hijos en tiempo de esclavitud. ¿Cómo, ante circunstancias tan difíciles, Dios te dice: Cásate, ten hijos, levanta negocios? Dios continúa: Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz. En otras palabras: Deja de maldecir la tierra en la que estás; si la ciudad en la que tú estás tiene paz, tú tienes paz. En vez de estar hablando mal de tu país, si Dios te puso ahí y no te ha dicho que te vayas, ora por la paz de esa ciudad porque, si la ciudad tiene paz, tú también vas a tener paz. “8 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis. 9 Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha dicho Jehová.” Jeremías 29:8-9 Dios les advierte que no oigan a los agoreros que decían que todo estaba mal. La gente dice que somos falsos profetas los que te decimos que compres casa. Dicen que los que predicamos de fe somos falsos profetas porque, en tiempos de crisis, te decimos: Créele a Dios, prospera, no detengas tus planes, no te paralices. Pero Dios dice: Oye a esos, y no a los otros porque yo no he enviado a esos que te dicen lo contrario, los que sueñan locura, los que te dicen que todo se va a perder, que nada va a pasar; a esos, no los oigas. “10 Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. 11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Jeremías 29:10-11 En otras palabras, Dios estaba diciendo: Compren casas en tiempos de crisis, porque yo sé lo que va a pasar. Tu país no va a vivir en crisis por el resto de sus días; prospera ahora. Dios no dice: Te voy a sacar mañana. Dios dice: Hay un tiempo que vas a tener que vivir ahí, pero no pospongas tus planes porque yo sé lo que va a pasar. Tú no puedes seguir haciendo planes y basando tu futuro en lo que el mundo ha dicho, en los economistas, en las malas noticias, en lo que el gobierno dice. Tú tienes que hacer tus planes basados en la promesa de Dios para tu vida. Sigue soñando, creyendo. Deja de pensar tanto, deja de analizar tu pasado y comienza a mirar el futuro que Dios tiene para ti. Dios dice: Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Lo que pasa es que las cosas no siempre salen como nosotros pensamos, y nuestra mente comienza a repensar demasiado todas las cosas. Muchos no creen por miedo a los riesgos, a lo que pueda pasar, a las dificultades. Tu camino no siempre estará rodeado de cosas hermosas. Tendrás momentos difíciles, pero nada debe quitar tu capacidad de soñar. No vives en un mundo perfecto donde, cuando decides alcanzar algo, pasas del punto “A” al punto “B”. No siempre va a pasar todo como tú esperas, pero no por eso entoces vas a dejar de soñar. Hay tres realidades con las que tú tienes que batallar: La realidad. Lo que es, lo que estás viviendo. La realidad de lo que pudiera ser; el potencial. Y LA REALIDAD DE LO QUE DIOS QUIERE QUE TU SEAS Una cosa es donde tú estás hoy; puedes estar en quiebra, por ejemplo; esa sería una realidad. La realidad de lo que puede ser, es tu potencia; pudieras ser millonario. Pero hay otra realidad más grande: La realidad de lo que Dios quiere que tú seas. A esta le llamamos soberanía o providencia. Tú tienes que aprender a vivir en las dos últimas; en la realidad de tu potencial, pero sobre todo en la realidad de que Dios es soberano. En otras palabras, tu realidad no debe determinar tus sueños y aspiraciones, tu estado de ánimo. Tú tienes que ver el potencial que Dios te ha dado, tienes que tener fe de que Dios es Soberano. Porque, cuando tú comiences a caminar hacia el potencial, hacia el sueño de Dios, no todo va a ser de “A” a “B”; a veces vas a tener que dar más pasos para moverte al otro lugar, pero tu seguridad es que caminas seguro de que la mano de Dios va detrás de ti y que todo obrará para bien. Tú no puedes pensar que no van a llegar dificultades. Vivimos en un mundo imperfecto. Pero tú no debes colgar tu arpa hoy tan solo porque en el pasado la imperfección haya sido más real que tus sueños. Tienes que creer que hay un potencial más grande que lo que ves hoy en tu vida. El error del pasado no tiene que definir el resto de tus días; lo que te pasó no determina tu futuro. Hay algo grande que Dios tiene para ti. No importa lo que la gente piense, que te critiquen; pasarán juicio, te marcarán por tus errores porque el mundo quiere justicia. El pueblo de Israel decía: Señor, haz pagar a los que nos hicieron esto. Lo peor que puedes tener en tu vida es la actitud de venganza. ¡Qué no paguen nada! La venganza más grande que Dios tiene contra tus enemigos es prosperarte delante de ellos para que sepan que lo que hicieron no terminó contigo. La Biblia dice: Aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores. Si algo les molesta a tus enemigos es verte prosperar cuando te han hecho la vida imposible pero tú te sigues riendo. La gente se molesta porque no importa lo que suceda tú tienes seguridad de que Dios es providente, soberano y que es Él quien te llevará a la realidad más grande.