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·ANDRES BELLO CODIFICADOR
Historia de la ftiación y codificación
del derecho civil en Chile
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ANDRES BELLO CODIFICADOR:
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qo,~3~b
Por \~ 5Z.
" ',',' ALEJAND~O GUZMAN BRITO ~ U~,
.' ',', ,,' .', ~, de la Academia Chilena de la Historia ....... ,
71" • , . profesor de las Universidades Católica q,e Val paraíso y de Chile, '-!..--{
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TOMO I
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EDICiONES DE LA UNIVERsIDAD DE CHILE
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Santiago de Chile
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octubre, 1982
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INDICESISTEMATICO
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Tabla de abreviaturas 21
Palabras previas , 23
,
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INTRODUCCION GENERAL
LA É.POCA DE LA H.lACIÓN DEL DERECHO CIVIL EN CIIILE \'
"
ses J)J\,ISIONES
r
1
I
l. ' Premisas 27
, 11. La época de la ftiación del derecho civil 30
,111. 'Las etapas de la fijación del derecho civil 32
IV.- Consideración particular de las etapas de la fijación del '
derecho civil 33
~
PRIMERA PARTE
j EL DERECHO DEL REINO DE CHILE HASTA 1810
I
t
I
1,
,: ~Introd~,ccl~n ' ,39
I
l'
Título primero
,El cuadro de fuentes y su prelación
CAPITULO 1: .
. . " .'
EL DERECHO PROPIO GENERAl,. Y ESPECIAL DE INDIAS (CHILE)
,
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" A~DlÜ~o; IU-:I.l.0 C:Ol>lm:AI>OR l'i'o~lo I
CAPITULO 11:
, EL DERECHO COMÚN GENÉRAL Y ESPECIAL DE INDIAS. LAS LEYES DE
, CASTILLA. ' 46 '
CAPiTULO IV:
" LA jUR!SPRUDENCIA JUDICIAL y LA DOCTRINA Y LITERATURA JURI. {
DI~ " , 54
Laj~risprudenciajudicial roniario.canórii~ay la castellana
O" I
, . 1.
'e indiana' , ,, 54
, . ~n. Ladoctrina yla literat~ra jurídicas ' ' 55 {'
,./ ' , "
, \
, , ," , ,
,"
CAPITULO 1:
Características del derecho dé Indias " 65
,
,, '
"
,
\ ", '
: l.', U;'s caracteres externos del de~echo de Indias ,.1" '\" i. '
65
" ,11. Los caracteres internos del derecho 'de Indias , i. 69
.\ "
:'. ":.
,.,l
,; . "
,:
. . ~ .-
I/IODICE SISTEMATICO
¡, , CAPITULO 11:
. La enseñanza del derecho' 70
L .
.': / SEGUNDA 'PARTE ,
. EL DERECHO~El. ESTADO CHILENO SUCESOR
, DE LA MONARQUI1HA~TA 1855 '
.Y,
.:
El derecho nacional chileno
. CAPITULO 1:
\ ' .
Confirmación, reforma y adición del antiguo derecho. Derecho
'patrio y derecho 'nacional . , 79 ~.
I. .Confirmación· . , 79,-
11. Adición y reforma. El derecho patrio y el nacional 82
CAPITULO 11:
, .', El derecho ci~ilnacional 85
TUulc! segundo. .
Las fuentes del derecho nacional y su enseñanza.
i.l
CAPITULO 1:
" LaS fuentes del derecho nacional en general. 88
CAPITULO 11:
Las fuentes del ~erecho nacional en particular ,96 ..
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CAPITULO 111:
La enseñanza del derecho 10i
TERCE~ PARTE.
LA ETAPA DEL PLANTEAMIE~TO DE LA FljACION
. ,"*ntroducciÓn .. 115
Tauro primero .
La critica contra el derecho nacional '. 117
".' .
CAPITULO 1:
" ,
· Notas sobre la crítica interna. 119
.~
\.
. ~ .CAPÍTULO 11:·
· Crisis y crítica del derecho común en E~ropa durante. la época
· moderna. Influencia de la literatura crítica europea en los juristas
chilenos," . 123
. .' Sección primera:' .. . . .:
y
, , Crisis crítica del derecho común en Europa durante la época' J
moderna ", 123
Sección segunda:
. ,Influencia de la literatura crítica europea en los juristas chilenos 130
CAPITULO 111:
La crítica en contra de los derechos castellano e indiano
... '.' , . 134 .
l .. Multitud de leyes . 135, '
.>'
II. Carácter recopilatorio de los 'códigos ,135 ' . \
/ ".
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" I
INDICE SISTEMATICO . 11.
'CAPITULO IV:
La crítica contra el derecho romano '140
CAPITULO V:
La crítica contra el derecho patrio 145,
*CONCLUSIÓN
Título segundo
Los esfuerzns en torno a la fijación del derecho, 1: Proyectos para la .
recoPilación del derecho patrio 149
CAPITULO 1:
.: El proyecto de José Alejo Eyzaguirre (1823) 151
"
,CAPITULO 11:
,'Una recopilación o~denada por Ramón Freire (1825) 156
, Título tercero
" L~s esfuerzOs en torno a la frjación del derecho, 1/: Una proposición, , \
, 'de O'Higgins para adopt~r los códigos napoleónicos (1822) 158 '
Título cuarto
Los esfuerzns en torno a lQ. frjación del derecho,
11/: Proyectos para úi codificaéión del derecho 159
"
CAPITULO 1:
La codificación modelada sobre la base del Código Napoleón. El
próyecto de Santiago Muñoz de Bezanilla (1827), 160
..
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12 Al'\DRES BEI.l,O CODIFICADOR I TOMO I
. .' ~
ción' , '" ,202
I
CAPITULO 1:
'. 'E1proyect~ de consolidación de Santiago Muñoz de Bezanilla
(1826) . '. . . 21,2
, .'
. ' .'
.'
CAPITULO II: .
' ¡ •
. ., " . •
Las ideas' sobr~ consolidación d,e José J oaquhl de Mora (1829),.' 214
..' . . . ' \ .
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CUARTA PARTE
. . '*. Iritroducci6~
LA ETAPA DE LA PRECODIFICACION
239
CAPITULO 1:
La critica co~tra los derechos castellano e indiano .. 241'
.'
. CAPITULO 11:
La crítiéa contra el derecho roinano . 247
l. "Unos alumnos" del Instituto Nacional: 248
.' ·11 .. 'José Miguel Inbnte, 249 "
, \
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" '
' CAPITULO 111: .' :
. La crítica contra el derecho patrio .' ", '
, 251 '
Titulo segundo ,
Notas sobre el pensamiento juridico d~ Bello y sus fuentes 254
Titulo tercero
El peisa~iento de Bello en tomo a la fljació~ dei derecho 263 .
CAPITULO 1:
, "
CAPITULO 111: ;!
, " Tercera etapa: La fijadón como consolidación y reforma simultá-
neas
(1834-1837) , 270
CAPITULO IV:
',Ctiar~a Parte:, La codificación parcial y paulatina del derecho
(1839), ' 278
, Taulo cuarto
,lA' maduración de ideas. Revalorización del derecho nacional.
~" Consensos fundamentales en tomo a la fijación. Los primer:os . ,'.
CAPITULO 1: , '
, , 'La revalorización del derecho nacional, . \, 284
I '
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, ' 'Los
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'consensos fundamentales en torno a la ftiación, ' .
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INDlCE SISTEMATICO 15
Qt.:INTA PARTE
LA ETAPA DE LA CODIFICACIÓN
*"ntr;¡'¡UcciÓn· 311 I
Título prim~ro ,
La ley de 10 ,tú septiembre de 1840 sobr~ codifICaci6n de las leyes "
civiles 303
CAPITULO 1:
La comisión de legislación del cong~eso nacion'al y su obr~, 307
Sección primera:
El proyecto de ..Título preliminar .. y de libro .. De la sucesión por
'causa de muerte .. de 1841-1842 307
Sección, segunda:
¡' El proyecto de libro .. De los contratos y obligaciones convenciona-
les. de 1842-1845, ' 314
:. CAPITULO II: , ,
'CAPITULO III:
Unión de la comisión de legislación del congres~ nacional y de la
junta
, "
revisora del ~Proyecto de Código Civil~ 320
CAPITULO
. IV:,
El proyecto de libro' .. De la sucesión por causa de, muerte. de
1846. . 323
\
,_ CAPITULO V:
El proyecto de libr~ .. De los contratos y obligaciones convenciona-
, les.:de 1847 . 327
Conclusión 329
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Titulo cuarto
Segundo perlodode la ~odifictición: su destlrroilo impulsado I
, ...
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I
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.' La oposici6il sorda y pash:a al proceso codificador y la insistencia
en lacr(tica al derecho
'Sección segunda: ' '
La defensa de Ramón L. Irarrázabal.
o
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,
344
Sección tercera: o
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,1
,La .oposición declarada al proéeso cOdificador, 351 ..
'I. ~ o~siciÓn de Júim 'Carlos G6mez
. 1, ..
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~ '. .
351
'
I
11. La oposición de Domingo Faustino Sa~miento 353
Seccíóncuarta:
,. 'Las advertencias de Federico Errázu'riz. . .'. 356
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CAPITULO 11:,
. FUa~iones del derecho nacional distintas
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del código civil ; ,','. 360 . ,.'
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INDlCE SISTEMATICO 17 .
Sección primera:
Una parcial fijación del derecho civil indiano. 360
Sección segunda: .
Una fijación del derecho patrio.' 362
Sección tercera:
Una ftiación del derecho indiano real extravagante 364
Titulo sexto
Tercer periodddel proceso de codificaci6n: la revisi6n 4el "Proyecto
de C6digo Civil,. (1853-1855) 366
CAP1TULO 1:
La ley de 14 de septiembre de 1852 . 366
CAPITULO 11: I
CAPITULO 1:
. La aprobación del .Proyecto de 1855,.
·.,
378
. CAPITULO 11:
i'
.'
j •
La primera ,edición oficial del .. Código Civil ... 382
i
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Epílogo::
.
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, . Los agradecimientos oficiales del estado a Andrés Bello 385
'." !
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:. ". .Tetulo primero . w ,
.La sistemática del .Código Civil.
,1 ' •• (
.391 .
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TUulo segundo
. , Las fuentes del
. .Código Civil. y .sus
. modos
. de influencia
. ' ~.. ~
. 407
i'
1 .
CAPITULO 11:
r, Las fuentes
,. del .. Código Civil.
1
I
l. Sección primera:' , . .
f. .' Las fue'ntes del derecho nadonal. 413.
fl :'~. '. 'Sección segunda: ..
l' . Las fuentes de los derechos extranjeros 421. ..
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ji.. ¡CAPITULO 111: " :'
I·..·LOS m~os de influenCia por parte de las fuentes del ;C6digo
, Civil. . ' . ' . .
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Influencia positiva y negativa del derecho nacional y de los
l. . ,
.
derechos extranjeros: . 427 ....
11 .. .Influencia material y formal del derecho naciona~ y de los .'.
derechos extranjeros." ' . ."".,. '," "429 "
j' .. , 111. Influencia directa e indirecta del derecho nacional y de los' .;
I derechos extranjeros ' . ' . . . . . . " 429,.
l' " IV. .Ipfluencia confirmadora, superadora, reformadora, ~ in-. 1 ,',
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, IN DICE SISTEMATICO, . 19 .::
, "
Titulo cuarto
El esp(r}tu general del .Código Civil •. 454
1. LibertcÍd 455
11. I~aldad 456
111. , Legalidad 4~7
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.. '~!O.' Al'>DRt:S 8EI.1.0 COD"'I<:Al>OR/~'{)M() 1 I
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I. 'Valoración del .. Código Civil,". "" ,
La difusión hispan~a~ericana del .. Código Ci~il~ .
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TABLA DE ABREVIATURAS
sobre 'codifICación tÚI dtTtcho, en Bello 'J ' Revisf4 de DtTtcho Público 29 (1981), en
'ChilL. Tercer Congreso tÚI BicentnJario prensa . .. '.1
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~ Palabras previas
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INTRODUCCION GENERAL '
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ISTROl>l'(;(;IOS <a:JI;F.RAL 27
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1. PREMISAS
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28 ';\:\IlRt:S nELI.O C:Ol>lt"I<:'\l>OR ¡ T()~I() I
" 4Por no tener en cuenta'esto ultimo, Cood cometió el error de titular su obraAn"Ctd~"s '
kgislalivos... d~l C6digo Civil, como si toda manifestación de ideas anteriores al comienzo de la
codificación hubiera estado ordenada precisamente al código. Esto no fue as! en virtud de
dos razones: (i) porque lo contrario es suponer a priori que 105 autores de dichas ideas las
, formulaban en relación con el concreto código que Chile iba a tener. Pero es evidente ,que
ellos no podlan formarse una noción de cómo habrfa de. ser el código, Si tal ordenación
existió, esto es algo que sólo pudo verificarse a posteriori, y. en consecuencia, sólo entonces
pudo enjuiciarse la relación que dichas ideas tuvieron con el código resultante; (ii) porque
este juicio posterior permite comprobar que muchas de las aludidas ideas estuvieron en
contraposición con las ideas que en final de cuentas inspiraron al código; de este modo:ellas
no pudierori resultar sus "antecedentes". " , ""
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I~TROl)l'CClÚ~ (a:I'ERAI. 2!1
a la codificación, considerando el desarrollo del código, a su vez, como
parte de la historia de esta última.
51nfra n. 19.
. . C¡Sobre el significado de eSla denominación: infra, 2· parle, lil. 1, cap. l.
71nfra ibid. .
8Ejcmplos de f!Íaciones indianas fueron la de las reales cédulas en "cedularios": infra I~
pane, tilo J, cap. 1, y la del derecho minero emprendida por Francisco Garda Huidobro
como Nuevas ordmanZIU de minas para rl uino dr eMir (Lima 1754, reimp. Sanliago 1838),
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:10 .\:'\()Rt:S IIt:1.1.0 COlllFIC.\1l0R I TO~I() I
' .
. .Térini~o inicial, pues, de la história 'de nuestras'fijacione~ .es el 18· de l.
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, I="TROlll'CCIOl'\ (;t]\ER.\1. . :\ J
,'dm'iento que marcara espedficamente el comienzo de la historia de las'
fijaciones, lo que no sucedió.
. '1. Dicho suceso fue más tardío y se produjo cuando por vez primera
planteóse la aspiración.aJeemplazat-tos cóaígOSe5j)añoJes por c&Iígos
" patrios. Ello correspondió a Bernardo O'Higgins, en un discurso pronun- , '
dago el &123- de julio de IS22, en-lasesión de instalación de la conven:
ción preparatoria del congreso constituyente. Dijo entonces: "Sabéis cuán
necesario es la reformad6n de las leyes. ¡Ojalá se adoptaren los cinco 'cMigos
célebres tan dignos de la sabiduría de estos últimos tiempos, y que ponm en claro la '
barbarie de los anteriores/!'. . . '
Bien pobre en sus propósitos ftiadores se mostró en la ocasión O'Hig-
giris, como que-se limitaba a sugerir la traducción al castellano de los cinco
códig~s_nap~leónicos. Pero aunque haya sido así, este discurso del direc-
tor supremo reviste la importancia de haber manifestado por primera vez
el ideal de sustituir los antiguos cuerpos hisp¡ínicos por códigos formal-
m~nte promulgados por la autoridad chilena. Le corresponde a ese
discurso, en consecuencia. la función de servir como hito demarcador
inicial delá historia de la fijación civil en Chile. En ef~cto, a partir de
entoncés, incluso muy cercanamente a esta declaración de O'~iggins,
encontraremos una larga cadena de proyectos ftiadores, de cuyas caracte- .
rísticf:\s ~os ocupar<:mos en su lugar 10. '
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Primera parte
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Introducción
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ELI>ERECHO DEL REIl\O DE CHILE HASTA li\lO -11
TITULO PRIMERO
EL CUADRO DE FUENTES Y SU PRELACION
CAPITULO I
El.; DERECHO PROPIO GENERAL Y ESPECIAL DE INDIAS (CHlL~)
. ,
2ULit,': GARCIA-GALLO, A., La ley comofUfflt~del derecho indiano, en Estudios (n. 19), p. 169 ss. '
21Pragmáticas, reales cédulas, ordenanzas, reales órdenes, etc., etc. Vid. LEVENE, R.,'
Introducción a la historia del dertcho indiano (Buenos Aires 1924), p. 42 ss.; GARdA GALLO, A.,
La Ley (n. 20), p. 172. Los propios juristas indianos usaban esta terminología amplia: vid.; p: '
ej.,ALVAREZ,J.M.,lnstitucioMsdeder~chorealdeEspaña (e Indias), lib. 1, tlt. 2, párr. 26-27 (ed.
Buenos Aires 1834, p. 16 s.). '
, , 22Esta designación es usada por GARCIA GALLO, A., Problemas (n:19), p.,83, si bien'como
adjetivo de "derecho" y no de "ley". " , -.'
23Lit. ALl'AMIRA, R., AutO/lOmEa y desuntralización ugislativa en el rlgimen colonial español:
siglos XVI a XVIII, en Boutin da Faculdad~ de Dirl'ito da Universidade d~ Coimbra 20 (1944), p.l ss.;
345 ss., 389 ss.; 21 (1945), p.l ss., 409 ss.
2~Lit.: ALAMIRA, R., La aprobación y confirmación de las leyes por las autoridadl's coloniau,\
. ~,,' ,
La ley indiana real, por su parte, podía tener carácter bien general en
razón de la materia, de las personas, o del territorio; bien especial en razón
de lo mismo, a saber, por regular temas delimitados del derecho de un
modo completo, por referirse a cierto género de individuos, o por encon-
trarse dirigida a determinadas provincias de Indias y no a todas ellas.
1. Estudiemos en primer lugar la ley real para Indias y sus diferentes
tipos. . .
a) La ley indiana real y general en razón de materia y territorio era la
Recopilaci6n de las Leyes de los Reinos de las Indias 25 de 1680. Este código
derogó a toda la legislación regia anterior a ella, salvo a la especial para las
reales audiencias no contrarias al mism026, a que nos 'referiremos más
adelante. Pero, como tenía que resultar natural, con posterioridád los
monarcas continuaron legislando generalmente para las Indias, a través
de cédulas, provisiones y ordenanzas que podían modificar o derogar
. tanto a las leyes ~e la recopilación como a las anteriores a ésta mantenidas
en vigor y, desde luego, a las posteriores a la recopilación misma; o bien
crear nuevo derecho. Esta legislación extravagante al código de 1680
nunca fue oficialmente compilada aunque hubo intentos para hacerl0 27 , y
sólo resultó objeto de rtiaciones privadas a través de cedularios que,
empero, alcanzaron 'gran uso y aplicación prácticos211. . , "
b) Las leyes indianas reales especiales en razón de materia o territorio
estaban constituidas por aquéllas eman,adas antes de la recopilación de
1680 que ésta no derogó, como las ordenanzas para las audiencias; y por
el conjunto de leyes posteriores a dicha recopilación que revistieran tales
caracteres. Como' ejemplo de esta clase de legislación podemos citar las
ordenanzas para la real audiencia de Santiago aprobadas por real cédula
de 17 de febrero de 16092\': y laReal ordenanza para el establedmimto e ,
tJpañolas: siglos XVI a XVIII, en COlllribucionl's parn 1'1 Es/llditJ dI' la/li,'oria tll' AlJlhirn. HOlJlmnjl' al
Dr. 'Ernilio Ravignani (Buenos Aires 1941), p. 39 55. '
2~Por lodos: MANZANO, J., His/oria dI' las rl'copílaciolll'.f dI' ¡IIdhu: 1 (Madrid 1950), 2
(Madrid 19~6). , ' ,
, 2'iCARLOS 11, LI"} qut d/'Clara la auloridad qul' han dI' Iml'r Ittf Il"}l's tll' 1'.,11/ RU/lpilaritíll, \·./odll.f
las cuaks. Cfr. LEvENE,lnlroducción (n. 21), p. 330 55. . '. •
27p. ej., e1l'royeclo de Nuevo Código originado en 1776. Sobre él: PtR.:Z MARTis, A., La
lI'gislaci6n dtl a/l/iguo rlgimm. 1474-1808, en PÉRf.l MARTis, A. S<:II01.l, J. M., LtgúlaciúJI y
juruprudt/lcia tn la EJpalla dtl a/l/iguo rlgiml'll (Valencia 19711), p. 112 55. Yla lil. ahl citada.
• 2"Lit.: AL'J'AMtRA, R., Los cl'dularios COIJIO/um/I' hittúrirntll' 11/ Il'gislllritíll i/ldialla, en Rn,i"a dI'
Hisloria dtAmlnca 19 (1945) p. 6155.; MllRo, A., Cl'dularioalJll'I'irnl/Udrl siglo:'iI'III, en Al/DE.'
23 (1953), p. 37 55. Para Chile: MURO, A., Lu.Hl'dulariouMlmlJ.', en RChHD. 6 (1970), p. 212
ss. ~ l .
2!'Se las ve en MEDlNA,J.T. Docurnl'll/os i/l/dí/os parn la hit/oria dI' Chíll' (ejemplar inédito en '
la Biblioteca Nacional, Sala Medina), l. 273, p. 13255. .
.'
, "
El DERECHO DEL REIl"O DE CIIIJ.E HASTA IXIII -1:\
SOLit.: eOMADRAN, J., La .Real OrdmanZ{l de Inttndmtes del REo de la Plata, en Anuario de .
Esiudios Amnicanos 11 (1954), p. 515 ss.; MORA7.lINI, e., ObsmlQcioni's sobre las ordmanzas de
. Intnulmus tk Indias de 1782 y 1786, en 111 Congreso del Instituto Intl'T7UJciu1Ul1 tk Historia tkl
'Dtrtcho Indiano (Madrid 1973), p. 633. ss..
"Sobre el régimen de intendencias en Chile: COBOS, M.T., El rlgimro tk internül¡cia.1 ro el
• reino tk Chile. Fase tk implantacron, en RChHD. 7 (1978). p. 85 ss.
. s2RI. 2.15.10; 2.1.15; 2.1.34.
sSRI. 2.15.16; 2.1.34.
s4RI. 2.1.32-33.
s'RI. 2.1.34; 2.15.51.. •
56
0011:050, R., El marquts de Osomo don Ambrosio O'HiggillS. 1720-180 I (Santiago 1941), p.
164 ss.
57RocllHORT, e., Esqunna di'1 derecho de minas ro Chile colonial (col. Memorias de Licencia-
dos, Historia del Derecho, vol. 6., Santiago 1950), p. 325 5. . .
. s8Aparecen ellos publicados en La Cauta tk los Tribu1Ullts N. 05.12 de 19 de febre~o de
1842, p.\. SS.; 31 de 9 deJulio de 1842, p. 12055.; 33 de 23 dejulio de 1842, p. 12855.; 34 de30
dejuliode 1842, p. 133 SS.; 40de 10 de septiembre de 1842, p. 15855.; 47 de29deoctubrede
1842, p. 184 ss. Un Indicede los mismos en N U 48 de5de noviembre de 1842, p. 188 ss: 99de
2 de diciembre de 1843, p. 3 ss. ,
59Actas del cabildo de Santiago, en Colección di' Historiadores de Chile y Doc~mrotos relativu,l (/
"
./
+t I
I
lativo so~re Chile emanado del virrey del Perú, es suficiente recordada
conocida tasa y ordenanza del príncipe de Esquilache sobre trabajo y ,
tributo indígena, de 16201 °. ' . . . ..
I!
3. Los principios reguladores de la prelación entre es~os diferentes
conjuntos de leyes eran el de la primacía de la ley posterior por sobre la '
anterior y la de la ley especial por sobre la general 11 • El código común era
la RecoPilación de Indias 42 , pero primaban sobre 'él la legislación regia
posterior en cuanto 'modificatoria o derogatoria de las leyes de dicho
cuerpo43 y la legislación regia especial en razón de la materia, de las
personas o del territorio. Por cuanto respecta a .Ia legislación criolla, desde
el momento en que también ella debía recibi·r una sanción real para
adquirir valor definitivo, ella se equiparaba en tal valor a la emanada
directamente del monarca y, en consecuencia, también primaba por sobre
la recopilación en 'cuanto la modificaba o derogaba o en cuanto resultaba
especial en razón de materia o de 'territorio. La recopilación de 1680 dejó
subsistente este tipo de legislación dictada con anterioridad H •
la /listoria Nacional, t. 16·21: Actas del cabildo dt San/iago (Santiago 1889-1906); AMUSATEGUI,
D., El cabildodt La Smna 1678·1800 (Santiago 192~); El cabildo dt Conupción. 1728·1818
l.
(~antiago 1930). Vid. SALV AT, M., La ltiíslaciórr tmanada dt los cabildos chilmos m rl siglo XVI, en
RChHD. 5 (1969), p. 97 SS,. . . . .
.. ,.oSe la ve enJARA, A., FlUn/ts para la hú/oria drltrabajo m ti reirro dt ChildSantiago 1965),
p. 71 ss. _ . ' . .
.• IHEVIA Bou:i;os,]., Curiafillpica, 1'·' parte. párr. 8, núm . .J7 (ed. Madrid 1717, p. 34)
Cfr. BASCUÑAN V., A., Eltmtntos dt hútoria del drrrcho (Santiago 1954), p. 214. 5: .
• 2CARLOS 11 Lty (n. 26); RI. 2.1.2; 2.1.1. '
·~RI. 2.1.2 .
• 4RI. 2.1.1, v.1 mandamos.. ..
4~Lit.: LEVENE, R., El dtrtcho consutludirrario indiano, la doct;;/IQ dt los juris/as, en The
/lúpanic Arntrican /listorical RroiroJ 3 (1920), p. 144 SS.; Introducción (n. 21), p. 37 SS.;
ALTAMIRA, R., La cos/umbrt jurldica mla coloniUlción tspa/lola, en Rtvista dt la Escutla Nacional
dejuruprudt'ncia de la UNAM. 10 (1940), p. 31 ss. que no he podido ver; TAU, V.;Laéostumbre
como fumte del dtrtcho indiano tri los siglos XI'I , XVII. Estudio a travls dt los cabildos del R(o dt la .
Plata, Cuyo, Tucümán, en /11 Congrtso (n. 30), p. 115 ss.; EL MISMO, La costumbre tri ti dtrtcJw
indiano tri ti siglo XVIII. La doc/rirUl jurldica y la praxis riopl(ltmu a "'avls de los cabildos, en Mtmoria
del IV Congrtso In/tmacional de /listoria drl Dmcho Indiano (México 1976), p. 671 ss. . .
• . 46RI. 2.2.21. En RI. 2.15.37; 2.IÚ 12; 5.3.14; 5.3.19 se encuentran algunos ejemplos en
que la' ley se remite expresamente a la costumbre. Las ordenanzas de la real audiencia de·
Chile, en su arto 59, permitlan fallar de acuerdo también c~n los Mestilos de, tstos rrinos" (vid.
supra n. 29, p. 154 del Ms). . .
'l·
,/
.. l" '" "
El DERECHO DEl. REI:,\() m: CHIl.E HASTA IIIIU
silencio fue suplido por los juristas, quienes, por un lado. aceptaron que la
, práctica pudiera derogar las formas o solemnidades introducidas por el "
derecho, tal cual se ve, p. ej., en Ayala.J7 o en Palacios'lx; y más en general,
todo tipo de costumbre contra l~gem, como hicieron Hevia Bolaños"!' o·
Alvarez5o , recogiendo este último, doctrinas anteriores. Para el caso de
silencio de la ley, los juristas también aceptaroil ampliamente la llamada'
costumbre praeter legem. ' ,
Debe observarse que como la costumbre indiana constituía fuente de
derecho propio, desplazaba incluso a las leyes de Castilla. pese ~ que en
éstas la costumbre estaba reducida a su mínima expresión sobre todo a
partir· de una ley de Felipe IV que prohibió alegar el desuso contra
'cualesquiera "leyes del reino" sl • Con anterioridad. la ley 1 de Toro había
desechado el desuso frente a la legislación regia y las Partidas52 ; y no había
considerado a la costumbre en' silencio de la ley dentro del orden de
prelación. Los juristas castellarios, con recurso al derecho común y a las
Partidas53 , que daban amplia cabida a la costumbre, una vez más modifica-
ron las prescripciones legales y dieron entrada a todo tipo de costumbre.
47 AVALA. ~I.J .• Nolas a la RuoPilaci611 de India.f. ad 2.1.1. nota 1 (ed. Manzano, Madrid
1946, p. 8). " .
. 4RPALACIOS, P.A., Nolas a la RtcoPiladólI d, indias ad 2.1.1 (ed. Bernal, México 1979, p.
113). ' '
49HEVIA BOLAÑOS, J., Curia FiUpica (n. 41), IO·parte. párr. 8. núm. 18 (p, 34).
sOALVAREZ,j.M.,/ruli/ucionfs (n. 21),lib. 1, tito 2, párr.,30 (p. 18).
SINov. Rec. 3.2.11. . •
• S2La ley I de Toro; en erecto, o'rdenaba aplicar en primer lugar las. leyes de los ordena-
mientos y premáticas "no embargan/e que contra Ia.s dichas kjes de ordmamim/o y premá/jeas se diga
.v alegue que no son usadas ni guardadas"; respecto de las Par/idas disponla su aplicación "au1U/ue
, 'la sean usadas ni guardadas",
i s~Part. 1.2.4-6; 2.1.6.
, ..
¡ ¡',. \
\ ;
·H¡ Al\()R.~o; IH:I.I,O COIJI FlCAIlOR I TOMO I .
Por ahora iimitémosnos a dejar co~stancia qu~ este d~¡'echo era especial
en cuanto regulador de la organización eclesiástica: y de la actividad de los
ministros de Dios, lo mismo qué de los fieles in spiritualibus. Aparte esta
vigencia del derecho canónico, posera otra in temporalibus, pero en tal
calidad dejaba de ser derecho propio y especial y pasaba a serlo subsidia-
rio del común. . . . ' '. .
2. Por cuanto respecta a los derechos indrgenas 51 , una ley recogida en ,I
la RecoPilaci6n de Indias 55 , conservó la vigencia que tenran hasta antes de la I
conquista "/as leyes y buenas constumbres" de los indios, como también "los Ii
usos y cóstumbres observadas. y gUardadas después que son' cristianos" en la
medida en que todo ello no contradijera a la religión católica, a las leyes de
la recopilación ni a las posteriores a ésta. Respetóse de este modo el
derecho de las antiguas comunidades indrgenas de la América española,
que. en su mayor parte posera carácter consuetudinario. Este derecho se
conservó realmente en la medida en que los indios se mantuvieron más al
I
,1
margen de un proceso de asimilación' por parte de los europeos; en el
resto contribuyó a generar nuevas constumbres y usos en el seno de las
capas mestizas de la nueva sociedad americana o,simplemente desapa-
reció. ' ,
" CAPITULO II
ELDERECIIO COMÚN GENERAL Y ESPECIAL DE INDIAS.
LAS LEYES DE CASTILLA
. ,
4
'. li Lit. MANZANO,]., Las kyes, costumbm ind{gntGS m elordm de prelaci6n dt¡/Untes del dtrecho
indiano, en Revista tUl Instituto tU lIistoria tUl Dtrtcho Ricardo Lrotlle 18 (Buenos Aires 1967), p.
65 ss. " , .
liliRt 2.1.4.'
li6RI. 2.1.1. ¡,f.; 2.1.2; cfr. 2.15.66.
" .. .
, '
, J
U. IlERECIIO IlEI. Rt:I!'\O DE CHII.E HASTA IXIIl -ti
apilreda como propio o, según entonces se decía, como municipal"7; lo
cual venia a significar que desplazaba al castellano, que sólo se aplicaba en
· defecto de aquél.
La mencionada ley Torinesa mandaba guardar el siguiente orden.
a) Primeramente "La leyes de los ordenamimtos y pmnáticas por Nos hechas,
. y por los reyes donde Nos venimos, y los reyes que de Nos vinieren""x. Esta
disposición, en consecuencia, se refería a las leyes regias promulgadas en
cortes (ordenamientos) o por el monarca por si mismo (pragmáticas),
tanto pasadas, como presentes (1505) y futuras. .
Debemos, sin embargo, recordar que desde 1614 no toda la legislación
· real para Castilla tuvo aplicación automática' en Indias, sino sólo aquélla
expresamente extendida a estos últimos reinos a través de un trámite
especial denominado "pase"59 intoducido en dicho año. Con estos antece-
dentes veamos qué leyes y cuerpos legales castellanos eran aplicables en.
Chile. .
En primer lug~r, los or~enamientos y pragmáticas posteriores a las
Leyes de Toro. Por regla general, sin embargo, todos ellos resultaron
refundidos en dos cuerpos legales: la Novfsima Recopilación de Leyes de
España de 1805 y la Recopilación de las leyes de estos Reinos o Nueva Recopila-
· ción, de 1567. Las normas no -recogidas fueron derogadas expresamente
. por la primera60 • De este modo, pues, bajo la rúbrica general "legislación
postérior a las leyes de Toro", debemos entender propiamente, en primer.
lugar, a la legislación posterior a la Novfsima Recopilación; en seguida, a
ésta Última; y, finalmente, a la Nueva RecoPilación.
Por cuanto respecta a la recopilación de 1567, su vigencia en Indias fue
sancionada por la RecoPilación de Indias misma6.1• No consta, en cambio,.
que un pase haya sido conferido a la Novfsima, de modo que, estrjctarilente
hablando, ella no regia en estas provincias. De hecho terminó por acaecer
lo contrario, pues su invocación y aplicación fue constante, al menos en
Chile con posterioridad a la independencia. Tal fenómeno, por lo demás,
· se explica debi~o a la. utilidad que ella prestaba, al recoger una enorme'
57GARCIA·GALW, A., problemas (n. 19), p. 75; Lo. ky (n. 20), p. 173 n. 8.
58Este texto y los siguientes en LLAMAS y MOLlNA, S., Comentario critico,juridico y literario a
lasochmtasy tres kyes de Toro (ed. Madrid 1853, t.l, p. 32 s). Se la ve también en Nu. Rec. 2.1.3.
RI. 2.1.2. se remida a la ley I de Toro y no a la Nwtla Recopilación que habla recogido a esta
última, por ser dicha ley de Indias anterior a la recopilación de 1680.
59RI. 2.1.39; 2.1.40.
60FELlPE 11, Lty Y pmnáJica f[1U declara la autoridad f[1U han de tenerlas kyes de este libro, v.los
cuales queremos.
tilRI. 2.1.1.
,. .1
I
A~l>IH~o; 11 E1.1.0 (:Ol>lm:.\J>OK IT<.)~IO I
I
, 62Dada la poca disiancia de tiempo entre la aprobación de este código (1805) y el
. co~ienzo de los movimientos independentistas (1810). 'no 'es demasiado importanle el I
. problema de determinar el grado de aplicaCión de la Novúima en Indias durante el antiguo
régimen; es posible que el efectivo uso de ese cuerpo se hubiera retardado aún sin haber I
mediado la separación. En tales circunstancias, el verdadero probleina consiste en determi- I
nar cuándo se comenzó a aplicarlo durante la república. Para el Río de la Plata: R(Unión d~
~s/udios sobre la vigmcia, aplicación de la NClvúimil Rtcopi[ación t.lpUllo[a d~ 1805 in t[ REo d~ [a
Plata, en RtvÍl/a d~[ Illi/i/u/o tú HÍl/oria túl Dmcha Ricardo'Ltvt!1t 23 (1972).p. 239 ss.,
" 6~La vigencia de este cuerpo fue discutida entre Imju~'istas del ¡mtiguo·rc'gimen. Vid. un
resumen del debate de LLAMAS y MOLlSA, eOll/mlll/lO (N. 58). ad.1. t:NíIlU: 234 ss. (ed. Cit, t.
1, p. 91 ss:). Vid. También AVILA A., Apulllts ,lObrtalglllltll tdici'Jllts il/rlll/ab!I',{ dt 1//.1 ordmaU/-, d,·
rra[es de ca.s/illa, en BSDI'. 16-17 (1947-1948) 37-44, p. ~:\7 ss. :
IHNo me consta la existencia de este auto. pero él es citádo por la ley patria de 28 de abril
e~ 1838 (en Bol. 8 (1838), N" 20, p. 28), qU,e reafirmó la vigencia de la5.L'),t.l drl t.llilo en Chile. .
.'
..
, "
, ,bajo esta rúbrica se incluía también al Fuero Juzgo, que tenía valor. de
". 'municipal en diversas localidades de tspaila 6 " •.
En todo caso, la ley 1 de Toro en estudio limitaba la vigencia de las leyes
, del Fuero Réal y de los fueros municipales a "lo que S01l o fuerm usadas y
guardadas". Esto claramente significa: en cuanto la con:espondiente ley'
invocada se observara y no hubiera caído en desuso.
Por cuanto respecto a Chile al menos, es innegable la utilización que se
hizo ahí del Fuero Real; p~ro no pudo recibir aplicación la norma relativa a
los fueros municipales, pues las ciudades, villas y lugares de ese reino, a
diferencia de los de Castilla, carecían de fueros 66 • En lo referente al Fuero
Juzgo, no está'claro que se lo hubiera usado en el país67 •
,,
tl5GARCIA-GAlLO. A. Manual d~ hisl~ria d,l aatcllO t.lpmiol ~(Madrid, 1964),1.1. p. 397 ss.
1·;No asl, al parecer, las de alKullos otros lugares de IlIdias. COlista que 1'¡lIIamá liSO el
Fun-o tÚ Sroilla: GAReIA-GAlLO, Problnna.s (n. 19), p. 78 ss. .
, 67AVILA" A., Elqunna de tÚTteho'pmal indiano (Santiago 1941), p. 29. Cfr. GARCIA- GALLO -
A., Problemas (n. 19), p. 80, en general.
, , ,
5n " •AI'\DRt~C; IIEI.I;O CODIFicADOR /TOMo i
el explicar cualquier duda sobre ellas, toca'a, nuestro Consejo de las Indias, 'J lo
demás expresamente a mi Real Persona,,f,7, b l l . . " "
CAPITULO lB
Los DERECHOS SUBSIDIARIOS DEL COMÚN. EL DERECHO CANÓNICO Y
EL ROMANO. OTRAS FUENTES Y FORMAS DE,RAZONAMIENTO JURíDICO
, 67h1'. La real cédula aparece citad!> en lasNo/as ~ la Rtcopilarió,. dt ;'.dias de M,J. DE AVALA
(lib. 2, 111. 1, ley 1, nola 2, ed. Manzano, Madrid 1946, l. 2. p. 8).
EL DERECHO DEl. REIlI:O DE CHIl.E HASTA IHIn 51
III!Esta doctrimi remonta a Bartolo y a Baldo. Vid. WOLTER, U.,/us canonicum in iure civili
(KOln-Wien 1975), p. 43 ss.
m'La discusitÍn se \'e recogida en Dn:K. A., D" /1.1111'/ ""/h,,,·;/,,/,,}"r;.• cit,ili.1 /'/JII/fIll/lnWI p~r
dOll/illia Pllllripillll/ d"l.l/imlOnllll, lib. 2, cap. 6, p¡írr. 23-25 (ed. londini 16H!!, p. 249 s).
70DEL CoRRAL,]. Commtn/aria in libros Recopilationis indiarum, lib. 2, tlt. 1, Párr. 45 (ed.
Matriti 1.756, T, 3-4, p. 23)~
"Ut.: lf.\'AGGI, A., DfI'~dl/l iliJimlO)' dnte/IO nmUIII/I 1'1I1'1.l/gl/l .WIII, en AIIIUIIl/l tltl/IÍnm __ ' .
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"~;~}~:..:';.~
:---
52 A 1'\ IlRES un.1.0 com F1C.\1l0R I TOMO. I
7~EsJJrculo .1. I 3. .
HEs lerminologla ~e Baldo. IJI ((}{Iicif lilmu (II/Jllllm/m"i". ;1(1. lih. 7. Tit. 4:;: O,. JI'II/•• I.I:l
Jlt'lIIo(ed. Venelia 1574. lib. 7.10. p.52 p. 52\'.). •
. nExpresión que ya aparece en el prl'llogo de la~ P"r/id".> )'. ('11 \'aria~ de' sus leyes .
. • 76Aulode 4 de diciembre de 1713. en Rt'Copilaci6n dt'antas acordados. lib. 2.111. 1, aUlo I (en
Los cMigas t'spañolt's, Madrid 1851, t. 12, p. 235.). .
'. 77 AUlo de 29 de mayo en 1741. en RtCopilaci611 dt'autos acordadas. lib. '2.111.1. aUlO 3 en Lo.\
cMigas cil. en n. 76. t. I 2. p. 24.
78SOI.óRZANO, J., De Indiarum jurt sive tÚ juste indiarum occidmta/ium illquisit071t acq~isition,
ti reltntioM. lib. 2. cap. 21. párr. 72 (ed. Malritri 1'777,1.1. p. 316). '.
, \
. ,
j
79DEL CoRRAL, J., Commmtaria (n. 70), lib. 2, tlt. 1! párr. 45 (ed. cil., p. 23).
IIODEL CoRRAL, J., Commmtana ~n. 70), lib. 2, tlt. 1, párr. 46 (p. 23). '
, 8IDELCOR~L,J., Commmtaria (n. 70),lib. 2, tlt. 1, párr. 45 (p. 23).
82Vid. GunlÁs, A., Razón tscrita.en REH). 4 (1979), p. 135 ss.
8~Part. 1.1.18.,
84Vid. AVILA, A., Esqurma (n. 67), p. 38.
\
1
54
s~
A"'DRr~'i DEl.I.O (;ODIHCAI)OR
,
. CAPITULO IV ..
LA JURIS.PRUDENCIA JUDICIAL y LA DOCTRINA Y
LITERATURA .JUR(DlCAS .
,.
EL DERECHO DEL REI!l:O DE,CHIU: HASTA IlItu 55
(1954), p. 381 ss.: en e;i>ecial: Aun:n>A, A., La Glosa d~ Salas, c~ Ilrouta ChilnUl d~ Jlutona,
Gtografla 88 (1940) 96, p. 5 ss.: MANZAJI;O,j:, prólogo a AVALA M.j., Notas a la IltcoPilaciónlÚ
India.! 1 (Madrid 1945),2 (Madrid 1946): BUNAI., B., estudio introductorio a su ed. de
PALACIOS, P.A.: Notas a la Iltcopilación d~ Lry~s d~ Indias (México 1979): CA Re/A-CALLO, C.,
Josl L~brón, Cutroo. Notas a la Iltcopilació7} de Ltyts dt Indias. Estudio, ediciót;l e /ndices, en
AJlDE. 40 (1970), p. 349 SS.; Las Notas a la Iltcopilació" de las Ltyts IÚ looUu deJosl P~rfecto IÚ
Salas, llamó" Martble: de Ilows, en AnulIrio Jlut6rico Juridico Ecuaioriano 5 (1980), p. 551 ss.
91 Sobre la base de un dictamen del Consejo de Indias de 10 de marzo de 1773 (su texto en
. AVALA, M.j., Notas, ed. Manzano n. 47, pág. 78), aceptado por Carlos 111 con decretode9 de
mayo de' 1776 (su texto en MURO, El Nuroo Código de Ltyes de l"dUu, en Ilevista de Ciencias
Juridicas 12 (1929), p. 299 n. 3). Sobre esto: SÁsem:z BU.LA, l., Los Commtarios (n. 90),
p. 427 ss.
2
9 E5 caracter/slica la siguiente postura de CRl:GORIO LÓl'u C., ad Parlo 6.5.10. glo. /10
quiere ser herelÚro: la ley 10. dice el glosador. aparentemente corrige al derecho común~ pero
enseguida agrega: quod no" credo tJnum. quia ubi utae Itgts Partitarum hoc non exprimunt. non esl
. IÚ ~arum i"tmlione commullt corrigtrt; imo debet SlIppltri. i1ltelligi. d limitari perjura com;nunia [lo
cual no creo que sea verdadero. porque cuando estas Jeyes de las Partidas no lo dicen
expresamente, no está en su intención corregir el derecho común: más bien son ellas las que
de~.n ser suplidas. entendid~s y limitadas por los derechos comunes) .
. I
\'
t:1.l>ERECHO DEL REII'\O DE CHILE HASTA IKIU 5i
Respecto de tales materias, la función cumplida por el romano frente a los
'temas seculares, era cumplida por el canónico, el cual incluso en aquellos
, otros estrictamente civilísticos no dejabade ser utilizado, en cuanto, como
ya hemos visto, el derecho canónico fue considerado en Castilla como
supletorio del real en lugar preferente respecto del romano. De este
mod,o, pues, la literatura'de derecho real en realidad era una literatura de
derecho real romanística y. canonísticamente interpretado.
3. Junto a ello es preciso hacer mención también de la literatura de
derecho romano considerado en si mismo, ¡lO ya como instrumento de .
interpretación del real. Esta literatura, a partir del S. XVI, se dividió en
a
cuatro grandes manantiales obedientes estilos, métodos y concepciones
.diversos. Por un lado se presenta la literatura del71l0S italicus, proveniente
de la edad media y que habia ofrecido sus monumentos clásicos en las
obras de Bartolo y Baldo para nombrar a los más insignes y sin contar a la
Magna Glossa de Acursio, que representaba el momento epigonal de un .'
I'"CARPINTERO, F., "Mus italicuS", "mus gallicus", ti humanismo racionalista, en rus Commum6
, (Frankfun a.M. 1977), p. 108 ss. '
, ... ,
" ¡
~Vid. Los inventarios, inéditos y publicados que presento en GUZMÁN VIII, p. 286 ss,
Además HANISCII, WALTER,lABiblio/~cad~donJojIA, dtRojas, enEIBib/i6filo C/¡jlmo 1 (1947)
3, p. 27 55.; EL MISMO, lA biblio/tea dtl obispo don Luis Francisco Romtro, en Bo/tUn dt la Acadtmia
Chilma dt la His/oria 78 (1968), p. 200 ss.; Garcla·Huidobro, T., lA biblio/~ca dt don Manrul dt
Salas, en El Bibliófilo Chilmo 1 (1947) 2, p. 16 SS.; TORRES, l., lA biblio/~ca dt un ca/~drd/ico d~1
siglo XVII/. Biblio/tca dtl Dr. Josl r,odoro SdncMz, en El Bibliófilo Chi/mo 5 (1952) 8, p. 100 ss.
95Ed. cit. supra n. 68. Vid. su Indice 1: FUtnlts dtl Dtr~ch() romano (p. 509 ss.); ll: Futn/~s d~1
dtrteho can6nico (p. 519 ss.) y Vll: Relación dt obras Jau/ores ciiados (p. 585 ss.).
n.llERECHO OU. REIr\O m: CHIJ.E HASTA 1/1111 :,!I
96GoNzAu:z,J.: Los estudios jurídicos, la abogada ro ti Reino cU Chile (Santiago 1954), p. 196
ss.
97Vid. la literatura' citada en GUZMÁN VIJI, p. 280 n. 31.
98DEL CoRRAL, CommmlaTÍa (n. 70), lib. 2, tlt. 1, párr. 45 (p. 23) .
• 99Lit. MEDINA,J.T., Historia cU la litn-atura colanial cU Chilt (Santiago 1878), t. 1, p. 299 SS.;
.GoNzAu:z, J., Los estudios (n. 96), p. 190 ss.
(lO " ASJ)Rt:S 1It:1.I.0 COJ)IFIC ..\J)OR I TO~I() I
TITULO SEGUNDO
EL DERECHO CIVIL DE INDIAS Y SU REALIDAD
,CAPITULO I
, \ ,EL DERECIIO CIVIL DE INl>IAS
. Las leyes indianas, bien las recogidas en la recopilación de 1680, bien las
posteriores, como asimismo las criollas y también las castellanas fijadas en
la Nueva'RecoPilación de 1567 yen la Novísima RecoPilación de 1805, todas
ellas, por su contenido, tuvieron escasa importancia para el derecho civil
de Inqias. Lo propio vale decir en r~laciÓ~ con los cuerpos de derecho
canónico, salvo por cuanto atañe a la regulación del matrimonio y de la
familia en general 100. El derecho de los mencionados códigos indiano y
castellanos como el de su legislación extravagante era fundamentalmente
público y se dispersaba enlre las ramas que ahora distinguimos como
derecho' político, administrativo, tributario, laboral y penal, a todo lo cual
debe agregarse el procesal. No es que hubieran faltádoabsolutamente
normas concernientes al derecho civil, pero las que ahí se encontraban
consistían en regulaciones o reglamentaciones de inspiración publicfstiéa
,a détallesopuntos de las instituciones de derecho privado, supuestas pero
no creadas ni configuradas por las leyes indianas.o castellanas a que nos
, referimos." ' , '
Importante excepción concerniente a las dos recopilaciones hispá~icas
la constituyen las célebres Leyes de Toro que, en e~ecto, habían sido total-
mente recogidas por aquéllas, aun cuando solfa invocársclas y citárselas
looR1PODAS,
. "
D.,EI matrimonio tn Indias. Realidad Jocinl y rrgulación jurúlica (Buenos Aires
1977). . , . , '.
t:l DERECHO DEI. REII':() DE CHII.E HASTA IHIO 1; I
CAPITULO II
LA REALIDAD JUR(DICA ,
101 Asl, p. ej., procede DEL CORRAL, Commmtaria (n. 70), lib. 2, tlt. 1, párr. 45 (p. 23).
A!l:I>RES IIEI.I.O COI>IFlCAI>OR I TOMO I
'I02TAU, V., La lry MS~ obtrUct ptro nostcumpk··. En torno a lasuplicaci6/1 d~ las kytS ro ti rUrtcho
indiano, en Anuario Hist6rico-jurldico Ecuatoriano 6 (1980), p. 55 ss. Cfr. GONZÁLEZ ALONSO, B.,
La f6rmu/a "olmlluas~ PtTO no St cumpla" ro ti rUrecho castellano rU la baja 'edad mtdia, en AHDE•
. 50 (1980) p. 469 ss. .
IOsGARe/A-GALLO, A.; Problemas (n. 19), p. 94 ss.
104
01'5, J.M., Sobre la vigmeia tftdiva de las Partidas tn Amlrica, en Estudios jurldicos 1'11
f!0mtnaje al profesor Santa Crul Ttijtiro (Valencia 1974), l. 2, p. 173 ss.
n: DERECHO DEI. RElI'\O DE CHILE HASTA IIIIU Ii:l
, 1U5Un ejemplo: El Promptuario duro d, llarilL\ accirm,.t, qu, como abogado yausor, /¡, promovido
tn la práctica, dc:ljurista indiano José Lebrón. Véase en esa obra eminentemente prác!ica, c:l
amplio uso de textos dc:l Corpus JUTÚ y de la literatura romanlstica: yen la Brro, razón dt la
, . naturaltza dt las aceionts con qUt St dtbm d,ducir los d,r,clws tn juicio, dc:l mismojurista, este
, romanismo llega incluso hasta designar con los términos técnicos dc:l derecho romano a las
distintas acciones. Sobre esta importante ruente: GARclA-GAllo, ConcePción, El promptuario
dt accion,s dtl dtruho ¡,uliano d, Josl Ltbr611, en RChHD. 6 (1970), p. 238 ss.
I06AvILA, A.; Esqunna (n. 67), p. 37 s;
'A!I;J)R.~o; 1IE1.1,O COJ) .... CAI)OR I TOMO I
TITULO TERCERO
CARACTERISTICAS DEL DERECHO DE INDIAS.
SU ENSEÑANZA
o ~ •
CAPÍTULO I
CARACrERÍSTICAS DEL DERECIIO DE INDIAS
los có?igos hispanos, y de las Institutiones, entre los romanos, los demás
A:-':ORES 11 E1.1 ,o COlllnCAIlOR I TO~IO ,1
, ,
n. l>ERECUO l>EI. REII\O l>E CUIU: UASTA 111111 .' il;
, '111 GClMÁN, A., 'Dtcisión dt conlrovmias jurisprudmciaús , codifICació/l d~l dtrtcllO t/l la 'para
CAPITULO II
LA ENSEÑANZA DEL DEREC,lJO
I
! .'
112Lit.: BAEZA MARAMBIO,. M., Esqunna, notas 'para u~ historia dt la Facultad dt Citncias
F.LDlRF.C~O DEL REIl'>O DE CHll.l HASTA IHln il
ll
.. l.. La Real Universidad deSan Felipe :!, fundada en 1738y entrada en
funcionamiento en 1758, poseía una Facultad de Cánones y Leyes a través
4e la cual otorgaba aquélla los grados de bachiller, licenciado y doctor en
ambos derechos, civil y canónico. Dicha facultad estaba dotada con cuatro
cátedras: Prima de Cánones, para las Decretales; Prima de Leyes, para el
lnfl!rtiatum; Decreto, -para el libro canónico de este nombre; e Instituta,
para las Instituliones de Justiniano. Los catedráticos estaban autorizados
para basar sus lecciones en "lo más practicable y necesario" de lasrespectivas
materias; pero desgraciadamente desconocemos qué libros de textos eran
los usados, salvo en relación con la cátedra de Instituta, donde segura-
mente se utilizaba el célebre Commentarius de A. Vinnio; y con la de Prima
de Cánones, que posiblemente se dictaba según el Jus Canollicum sive
commenlaria absolutissima in quinque libros Decretalium de P. Fagnani I H.
El grado de bachiller se otorgaba enseguida de cinco años de haber
asistido a lecciones el candidato y previo examen llamado de "treinta y tres
cuestiones". La licenciatura exigía otros cinco años, más una tesis; pero el
grado de doctor se otorgaba conjuntamente con la licenciatura y en
. mérito de' sus mismos requisitos. Desde 1808 fue ·necesario poseer el
bachillerato en filosofía antes de. iniciar un candidato los cursos para
bachiller en cánones y leyes.
·2. El convictorio Carolino l15. fue fundado en 1772 y entróen funciones
en 1717. Era una institución de estudios generales destinada a preparar a
los jóvenes para su ingreso en la universidad como candidatos al bachille-
rato. Se ense'ñaba, pues, gramática y retórica, filosofía, cánones y leyes y
teología. El estudio de cánones y ~eyes se limitaba al de alguna obra
institucional de derecho canónico y al del Commentarius de Vinnio, por lo
que respecta al derecho romano. Ignoramos el tiempo que demandaba
este estudio jurídico, pero es posible que fuese de tres a cuatro años, como
Juridical] Sociales dt la Univmidad dt Chilt (Santiago 1944), p. 17 SS.; GoszÁu:z,J., Los estudios
juridicos] la abogada tn ti Rtino dt Chile (Santiago 1954), p. 81 SS.; BASCU:ilÁN V.A., su estudio
histórico publicado sin titulo en I Conftrmcia dt Facullades y ESClltlas Latinoamtricanas dt
. DtrtcllO (M&ico 1959), p. 81 ss. Vid. también GAJARI>O, E., Rmña hillórica dt la e1l.!e,ianza
superior tn Chile] dtl esludio dtl dtrecllO de gmlts antes] dt-,puis de nUi.llra illdl'pmdtncia, en RtviI/a
Chikoo 11 (1928) 95-96, p. 298 ss. ..
'11~MEllISA,J.T.,/lisloria de la Real UllivmidaddeSan Ft/ipedeSantiagodtChilt, T. 1: Ttxto
(Santia¡ro ·1928); t. 2: Documtntos (Santiago 1928). • .
I HGoslÁLEZ, J.: Los e~tudios (n: 96), p. 121.
~ I~FRO;'¡TAt:RA,J .M., El Convictorio Caro/illo. Apuntes para la hiltoria de los alltiguos colegios dt
Chile, en Aooles dt la Univmidad de Chile 75 (1889), p. 256 SS.; GoSZÁLEZ,J., Los tstudios (n.
96), p. 152 55; LIRA, L., Los coltgíos uales de Santiago dt Chilt. Reseña /listórica e (ndice de
(oltgialts, 1584-1816 (Santiago 1977), p. 24 ss.
-')
/- AJl:I>RES 11 E1.1.0 COlllFICAllOR I T()~IO I
",
A"'DR.~<; nEl.l.o COl>lFICAI>OR IT()~I() 1 .
solución a través de las academias de leyes reales. Por o.tro lado, ya se ha
recor.dado que, p ..ej., parte del derecho romano se estudiaba según el
I
:. Commentarius de Vinnio, o sea, de un holandés cuya fama internacional
fue incontrastable. En suma, pues¡debe decirse que la educaciónjurídica
indiana y chilena en especial, fue eficientemente apta para las necesidades
I
. de la sociedad a que s e r v í a . ' ,
Pero no hay que exagerar. En Chile al menos, esta educación quedó
atrasada, en relación con los criterios de la época, en tanto jamás s~
. introdujo la enseñanza del derecho natural y de gentes, como había
l'
°.
sucedido en España desde 1770 12 Por otro lado, el funcionamiento
.práctico de la Universidad de San Felipe .pasó en algunos períodos por
serias crisis derivadas de la escasez de medios económicos.
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12°Sobre eSI~ enseñanza; JARA, A., D~Ttcho natural, corifliciru id~~lógicru m la l",il~rs¡Jad
..
tJpañola, 1750-1850 (Madrid 1977). .
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Segunda Parte
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. ' EL DERECHO DEL· ESTADO CHILENO
SUCESOR DE LA
MONARQUIA·~ASTA 1855
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EL DERECHO DEL ESTADO CHILEl'\O HASTA 111,,3 .
"
Introducción
Lci asunción del poder real en nombre del monarca cautivo por Napo-
león, de parte de ciertos órganos criollos a partir de 1810 Yla posterior y.
definitiva mudanza del régimen de gobierno, de monárquico en republi-
.~ano (1818) ~ implicaron la derogación del derecho vigente hacia 1810.
La República de Chile fue uno de los tantos estados sucesores de la
monarquía hispano-indiana y como tal, heredó el derecho que en calidad
de reino integrante de aquella monarquía había regido en su suelo hasta
el momento <le la ruptura. ElJo no significó, por cierto, que el nuevo
estado se abstuviera de modificado o de derogarlo parcialmente ni de
imprimirle un nuevo sello.
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"CAPITULO I
CONFIRMACIÓN, REFORMA Y ADICIÓN DEL ANTIGUO
DERECl-IO. DERECHO PATRIO Y DERECHO
NACIONAL
I. Confinnaci6n. Fuer~n diversas las vías por las que el nuevo estado se vio
conducido a esta cO\lfirmación y variadas las oca~ionespara ellos.
a) Ya el Proyecto de Constituci6n Provisoria para el Estado de Chile, redacta-
do en 1811 y publicado en 1813, el cual,sin embargo, no alCanzó vigor, ,
había confirmado por regla general el derecho de la antigua monarquía;
referíase él a "las leyes comentes" que cQntinuarían rigiendo en la medida
en que no se opusieran a la constitución o a las leyes y reglamentos de'las
nUevas autoridades 121: Una confirmación igualmente general, contenido
en la constitución de 1818, logró en cambio vigencia con la constitución
,misma .. Ella mandaba a los tribunales juzgar las causas por las leyes,
cédulas y pragmáticas que hasta entonces habían regido, exceptuando
sólo a aquellas que pugnaran con el sistema liberal de gobierno l22 • Una
,nueva confirmación también general de la legislación anteriar fue otorga-
da' a, través de las dos leyes sobre fundamentación de sentencias, en
especial de 'la segunda de 10 de marzo de 1837 123 , complementa'ria e '
interpretativa de la primera de 2 de febrero del mismo año I2'1. Con
ocasión de esta última, que se limitaba a disponer la motivación de los
fallos por parte de los jueces, la corte suprema elevó un oficio al ejecutivo
en que le formulaba una serie de consultas acerca del modo de dar
aplicación ~ la referida ley l25. El ejecutivo trasladó la consulta al fiscal de
,dic~a corte, Mariano Egaña;el cual respondió mediante un dictamen 126 ,
que aprobado por el gobierno fue promulgado íntegramente como ley de
10 de: marzo de 1837. Ahora bien, tanto la primera de estas leyes sobre
transcritas. .
b) Fuera de estas' confirmaciones generales, hubo algunas de carácter
especial, relativas a determinados cuerpos legales del antiguo régimen.
! ~ , · Asf, p. ej., un decreto del direc,tor supremo dict~do con acuer?,o de la
:. I 'suprema corte de representantes el 3 de diciembre de 1822, dio por
1:.:,1 sentada la vigencia de las Ordenanzas de Bilbao co.ncernientes al
comercio '27 ; otro decreto dejunio de 1833 declaró que las Ordenanzas:de
; 1
,:: 'j'
~ Minerfaconocicl'as como Reales ordenanzas del importallt'e cuerpo de la minería
L, ,í , de Nueva Espar¡'a ""acen parte de nuestra legislación" debido a que hasta la
~, .I · fecha no habfan sido d'erogadas I2K ; la segunda ley sobre fundamentación
~'
'de sentencias, la de 10 de marzo de 1837, consideró expresamente deroga-
( das a las leyes de la Nueva Recopilación no recogidas por la Novísima; con
i ello dio por supuesta la vigencia de ambos cuerpos legales 12!1; finalmente,
~
"; , ,
.una ley de 28 de abril de 1837 declaró la vigencia en el país de las Leyes del
.: .Estilo, fundándose en que ellas constituían un apéndice al Fuero Real, de
modo que debían obtener en la nación la misma autoridad que las leyes de
,} tal fuero; con esa motivación, la ~itada norma de 1837, además, presupo-
nfa que el Fuero Real era derecho vigente en el país nlU • , " ,
l,: ¡. c) Tampoco faltar(ln casos en que el derecho patrio hizo referencia a
j' ,
leyes determinadas y concretas de los antiguos cuerpos, dando por senta-
1, I da su vigencia o confirmándola. Como ejemplos podemos recordar el
decreto de 4 de septiembre de 1819 en que se tenfa presente a determina, .
" j "ji:: das leyes de las Partidas concernientes a la pesca en las riveras del mar l31 ;
""
el acuerdo del senado de 27 de' octubre de 1819, sancionado por decreto
" .
, "
U2YAWts,ci, p. 212.' ,
'. mBol.. 6 (1835) 7, W 93, p. 166.
1:\4Bol. 8 (1838) 11; W 63, p. 88.
, mBol. 8 (1839) 17, N° 1M, p. 144.
156Bol. 16 (1848) 2, p. 29. . .
137GuZMÁN, FlUTIles, N° 173..
158YAWts, Col., p. 57 s. Un senado consulto de 19 dejuliode 18 19 aprobado por decreto
del director supremo del dla 20, dispuso sobre la autoridad encargada de conceder, la
habilitación de edad: Vid. YAWts, Col., p. 189 s.
159Bol. 16 (1848) 5, N° 94, p. 159..
.,
¡ '. ~
'II. Adici6n y refonna del antiguo derecho. El derecho patlio y el nacional. El'
uevo estado no se limitó ni podía hacerlo, a confirmar el 'antiguo dere-
cho, pues al mismo tiempo debió introducirle modificaciones y de rogarlo
en aJgl,mas de sus disposiciones como medio para' adaptarlo a las nuevas
I _
ideas y circunstancias. Su meta, sin embargo, fue la sustitución total de
,\
"
aquel derecho por otro. Este fue un designio que quedó de manifiesto
\ -
desde los primeros momentos. El proyecto de constitución de 1811 publi-
,( cado en 1813 preveía la formación de una comisión de legislaciónencar-
gada de formular las leyes deducidas de los' principios de la constitución
misma 140; también la constitución de 1823 encargaba a la corte suprema
el trabajo consultivo y preparativo-de los códigos legales del estado lll ; el
· pr0y'ecto de constitución federal de 1826 creaba una comisión con el
! cometido de presenta~ a la legislatura na~ional un próyecto de legislación
I
¡ • civil y criminalI1~; y la constit~ción de 1828 establecía entre las atribucio-
\"
nes del congreso nacional, la de hacer y mandar promulgar los códigos IH.
En todos estos casos está patente el diseño de contar el nuevo estado con
· un derecho propio diferente del tradicional y sustitutivo de él.
Este designio fue llevado a la prá,ctica de un modo inorgánico, pór
. regla. general. Lejos de sustituirse el antiguo derecho por uno nuevo, lo
\ que en la práctica se hizo fue m2,.dificarlo, dero!@.Tlo o adicjgnarlo. Por su
_ volumen, destacan las re~as concernientes al derecho orgánico de
tribunales y al derecho procesaI 11 ", si dejaf!1os a un lado, por supuesto, la
mutación radical del régimen político, que estaba en la naturaleza de las
cosas'desde el momento en que'~e trataba de organizar un oder úblico
inde endiente diferente de a uel del monarca es añol. En todo caso,
aqu( nos ocuparemos tan sólo del nuevo derecho relativo a las instituéio;
· nes civiles .. " .;. :' .¡ • • ..
14U
.Aplndiu, arto 21, en Gl!ZMÁN, FlUnl,s, doc. N" 1.
14ICap.13, arto 149, N" lO, en GUZMÁN, FIUnI,s, doc. N" 9.
, 142Cap. 15, arto 144, en GUZMÁN, Flunln, doc. N" 12. .
l ... 145Cap.
6, arto 46, NQ 1; en GUZMÁN, FlUnl,S, doc. NU 17: .' .... _ .
'HSobre esto: BRAVO LIRA, B., B,l1o, IajuJicalura,l: LA c~iflCación prousal, en Bdlo,,{
1\
\
: . tkrtcho (a~tas de congreso, Santiago, 1982), p. 419 ss. : . : ( . ".
,. , ,
EL DERECHO DEL F~<;TADO <:H1l.F.t'O HASTA I/!"" , H:\
león, <> bien aquellos otros que, aún antes de la declaración formal de
independencia entendieron regirlo de un modo autónomo, y con mayor
, " razón los que lo rigiero'n de ese modo después de tal declaración, recibe el
nombre de ,!krecho pa~, denominación ésta mejor que aquella algo
incolora de derecho intermedio 145 . Las principales manifestaciones de tal
derecho han sido las siguientes:' ,
. a) E¡derecho de personas y familia: el acta del congreso nacional de 11
~e octubre d,e 1813 sobre libertad de los esclavos transeúntes y,de los hijos
de esclavos (libertad de vientre)I,16; el decreto de 15 de 'septiembre de
, 1817 sobre abolición de los títulos de nobleza y escudos nobiliarios 147; el
senado consult~ de 4 de' marzo de 1819 sobre plena capacidad civil de los
, indígenas 148; el sena~o consulto de 9 de septiembre de 1820 sobre con-
sentimiento paterno y de 'otros familiares para el matrimonio de los
menores 149; el senado consulto de 27 de noviembre de 1821 sobre restitu-
ción de la dote de religiosas a' sus herederos después de la 'muerte de
aqu, éllas l50 ; la ley de 24 de julio 'de 1823. sobre abolición total de I~
esclavitud l51 ; la ley de 6 de agosto de 1844 sobre matrimonio de no-
\ l' 152' . , . .
cató ICOS, " ".' '. , " , ',,'
: b) El derecho de bienes: el senado consulto de 8 de o<;tubre de 1819
sobre uso libre de las, riberas para la pesca 153: la ley de 24 dejulio de.l834
sobre propiedad literaria 151 i el decreto con fuerza de ley de !~ de agosto
de 1833 sobre expropiación.por causa de utilidad pública ls ,,; el decreto
,
con fuerza' de ley de 12 de julio de 1839 sobre anotación del decreto
; judicial que prohíbe las enajenaciones de cosas litigiosas y sus efectos 1~6; la
I
ley de 8 de agosto de 1849 sobre te,rrenos abandonados por el mar!:>7; la
ler ,de 14 de julio de 1852 sobre exvinculación de may~razgosl~!I.
115RAoAElLl, S., Derecho patrio, no derecho inttrmedio, en Rroista del Instituto de historio del.
Dmcho Ricardo ÚfJene 1 (1949), p. 59 ss.
146yAWts, Col., 29 p. , '
117yAlots, Col., p. 120.
118yAWts; Col., p. 178. ,
149Reproducido en Bol. 14 (1846) 7, N° 54, p. 158.
150YAWts, Col., p. 330. ' . .
,151 Bol. 1 (1823) 13, N° 115, p. 134, reafirmada por la constitución de 1833, art,'132.·
152Bol. 12 (1844) 9, N° 50, p. 229.
l5'y AWts, Col., p. 207 ~ , '
154Bol.6 (1835) 6, N° 63, p. 133.
155Bol. 8 (1838) 8, N° 44; p: 64.
156Bol. 8 (1839) 19, N° 120, p; 184.
157Bol. 17 (1849) 8, N° 58, p. 109.
158Bol. 20 (1852) 7, N° 108, p. 125.
IH ..
.\!'I:IlRt:S un.\.o
. COI)II'IC.\I)( IR I I()~I() 1
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. " I~'I '
, . VAWf:s, Co/., p. 179 5. , ..
I
, 1«;CIBol. 6 (1835) 5. N'~ 61. p. 129. o.' . '
,',/I'Bo/. lO (1842) 7, N" 37, p. 200. Crr.la aplicación deesta ley a losespa,ioles mediante la
ley de 30 de agosto de1838: Bu/. 8 (183~)!!, N" 41, p. 61.: r." '
'''2Bu/. 8 (1838) 11, N" 63, p ..88.
UI'Bo/. 23 (1855) 8, N'~,109, p. 117.
UHno/. I (1823) 19, N" 151, p. 191.
, 'II~Bu/. 4 (1829) 5, N" 91, p. 77 55. ' • •
'&IBol. S (1834) 12.. N" 218; p. 239. . :.", , ,', .'
tl7
' no/. 13 (1845) 11, N" 86, p. 165,22 (1854), lO, N" 426, p. 585.
'tiMBo/. 16 (1848) S, N" 97, p. 164. '
; 16I1Bo/. 16 (1848) 12, N" 228, p. 353. .
, 17\1S b
o re ~sto: Parte S",tlt, qUinto,
. ' 2, seco 1".
cap. •
. U. Ilt:Rt:CHO IlEl ••~'iTA\lO <:H II.U'O HASTA I K·•.••
choromano ("legislación del pueblo rey", como lo llamó entol}ces) "de las
1,
manchas que contrajo bajo el influjo' m'aléfico del despotismo" y la de acomodarlo'
y restituirlo a las iristitucione~ republicanas.
~a a la supresión de los estat~ltos personales. es decir.
en lo concerniente a la un~ficación, del sujeto de derecho. quedaron
extinguidas @s.Pistinciones entre libres y esclavos e indígenas y no indíge-
nas con la abolicl<2!uklª-..esclíil:itud en 1823 y con la concesiÓn de una
" plena capacidad a lo~ indios en 18]2, respecti\'amentd1,L:u;ategoría de los
nobles titulados quedó suprimida en 1817 con la abolici6n de los títulos de'
nobleza y de los escudos nobiliarios y la hidalgufa misma en 1833; 'al'
l' declarar la constitución de ese año la inexistencia en Chile de clases
privilegiada~ Un paso importante para la eliminaci61i de las distincio-
, , nesentre nacionales y extranjeros fue el dado por la lex sobre testamento
de Í~toj,.. últimos 'en 1834; yde la diferenciaci6n 'e;ltr~ cat61icos y no
cató ICOS\ por la de matrimonio de los disidentes en 1844~f¿ís general-'
mente; la constituci6n de 1833, com() ya al¡:p,mas otras ailteriores: estable-
ciÓ'~1 principio de la igualdad ante la leyl~' en la admisi6n a los cargos
públicosVI,y,en, la repartición de los impuestos y cargasli:'o.,' ,
: 'En materia d~ derecho de bi~t;es ei acontecimiento más import;nte fue
la lucha contra los mayorazgos; iniciada en 1818, sólo fue consumada en
'1~52; pero la larga hi~toria legislativa de su abolición es una muestra del
espfritu de la época 17!l. No debe. dejar de mencionarse la plena inviolabili-
, , dad del derecho de propiedad sancionada por la constitución de 1833 177 y
, , la abolición de la confiscación de bienes l7K , al 'mismo tiempo que la
reglamentación de la expropiación por causa de utilidad pública. Por lo
que respecta al derecho de, obligaciories' y contratos debe recordarse
, 'inmediatamente la abolición de la facultad de otorgar el gobierno quitas y
esperas a los deudores, la supresión del delito de usura y la legalización de:
" . .', ' . ,,'1: '. , , .:.' "
" .'
. 17VArt. 12 N"1. Cfr. el decreto con fue'rza de leyde 15 deencn;de'i/¡3H. en Bol. 8 (1838)
,. l. N" 1, p. 1, que indicaeómo deb(á proceder elju'ez'a aplicar una.pena en loscasos en q~e las
" le)'e5 españolas distinguieran entre nobles y plebeyos para su graduación. Conel\o. esta
11:' • norma sUpOn(a la no subsistencia de tal distinción. '
:~. .
I¡,' 17~(;onst. de 1833, arto 12 N" 1. " "
1, ,'~ 17I(;onst. de 1833. art., 12 N" 2. ,',,, '
h
, meonst. 'de 1833. arto 12 N" 3. ' ,.
¡ .
;, ' ~'176Una buena s(ntesis del proceso en DOsoSo. R.• ~'id,a.s (n. 171). p.IOI ss:; tambitn:
MOBAREC, N., Bello, la kgislaci6n chilrna sobre ex vinculaci6n. en Bello, el tÚrecho (actas de
congreso. Santiago. 1982). p. 651 ss .. ,' " .
. ~I7Const. de 1833. arto 12 N" 5. \ '
,17~Const. de 18~3. art. 12 N" 5. .. 1,' 1", •
\'
I
l'
"
l' •
':
U.llERECIIO nn. ESTAllO clHu:l'm HASTA 111:;:; Xi
la anticresis aneja a la libertad para estipular la tasa de interés, la abolición
de los retract<~s y la eliminación de las hipotecas tácitas y legales (por obra
de las leyes de prelación de 1845 y 1854) junto al establecimiento del
· sistema hipotecario registral, garantizador de la publicidad dé estas cau~
dones.
. Poco a poco, pues, 'e1 derecho patrio' imprimió un nuevo rumbo al
· derecho nacional, en el sentid'o de su progresiva liberalización. Con ello
preparó el advenimiento de un código, qi.te dada la ideología dominante
en'e1 momento de su gestación, necesariamente iba a nacer empapado de
ese mismo sentido. En esto pareciera que radica la importancia histórica
del.derecho·civil patrio: ' . .
Pero esta tranformación del Carácter interno del derecho civil de' Indias'
que operó el derecho patrio, conllevÓ una agudización de las característi-
cas externas que manifestaba el primero y que antes hemos intentado
describir. En efedo, el derecho patrio se presentaba como un nuevo
a
, ordenamiento superpuesto las distintas masas que conformaban el de
Indias, debido a lo cual la heterogeneidad de éste sufrió un nuevo aumen-
tó; con la siguiente agravante: que el nuevo d~recho, además, incorpora- ,
ba un espíritu diferente 'y, aún contrapuesto al de una buena, parte del
derecho tradicional, de modo que a la heterogeneidad externa del nacio-
nal se .sumaba ahora una suerte de heterogeneidad interna. Tampoco'
· ésto pasó desapercibido a juristas y políticas de las primeras decenas del
siglo XIX y también ello se constituyó en motor importante del mo\'im~eñ
to codificador.
"
. "
l. . ~ .',' .
. .....
!:
>
" '
i1,
I ...\~[)RES IH:l.\.O CO\lIHC.\\l()R/T()~I() I
, '.
...: TÍTULO SEGUNDO
',," ' .. - LAS FUENTES DEL DERECHO NACIONAL
Y SU ENSEÑANZA .. ' "
'l." "
... ~.
CAPITULO f
, LÁs ~l!Í::l'\n:s DEL DERECIIO I'\:\CIOI'\,-\1. 1-:1'\ (;EI'\ERA1.
, " ,1
.. " '.. .1, , . '
I. La ley de 10 de marzo de 1837, _segl;lnda sobre fundamentación de
" sentenci~s ti!' a que antes nos hemos referido, l1iú el cuadro de fuentes del
, derecho nacional. De acuerdo con esa nimna. la ley escrita seguía siendo
· la fuente principal del derecho; 'nada se decía ahí. sin eínbargo, entorno a
cuáles eran las incluidas bajo el rubro "ley'" ni ;1 su orden de prelación;
.. pero, come> también' antes hemos observado, esta .segunda ley sobre
, '. motivadón de, fallos Sil ponía y daba ¡)or sentada la \'igencia en Chile de las
leyes indiani!s y castellanas y,'por ende, también del orden de prdaci()n
esúiblecid() por l,a ley'l de Torú, P,or otr() lado. ¡'ecordando una norma de
la NOl/ÍJima RecopilaciólI, esta ley reafirmó el principio (~e la no~derogadc)n
. ' ,de las leyes por su desusó;' c(;mo consecuencia de ello, a propósito de las
penas dispusó li! aplicación de incluso ü(\uellas considerables núiy duras y
fuerade uso,'con la facultad; sin embargo, de suspender la ejecuci«'m de la
, misrrii! y de pedir al gobierno 'su conmu'taci()n por otra. ' ,'.'
l. El problema, por lo tanto, quedaba reducido a la determinaciún de .
, ' las fuentes para el.caso de deficiencia de la ley escrita vigente. La soluciún
de tal problema adolece de algunas contradicciones en la ley que comenta-
, mos, pero un esfuerzo por interpretarla del modo más armónico posible,
· permite concluir que el orden'de fuentes sllbsidiarias venía a ser el que se
.\. desprende de la siguiente explicación: La ley de 1() de marzo de 1837 part(a
1"
l. , de la base de que al fallar, los jueces habían debido tener un fundamento
t
inductor de su fallo; si ese fundamento no había sido una ley escrita
· precisa y claramente reguladora del caso contróvertido, ell~ significaba
t· - que otro debió haberlo sido, el cual pudo consistir en "las má.tilnas o
'" 'I7I'Boi. 7 (1837) 7, p. 91 55. Este informe se componla de una especie de introducción
: general o prólogo y de 12 puntos que encerraban las respuestas a cada una de las cuestiones
que habla planteado la éorte suprema. Nos excusamos de hacer nuevas remisiones al Bu/tUn.
,.,
Sobre la ley: vid. la literatura que cita BRA VO, B., BtUo, la jurdicatura, l: La codifICación proctsa/,
~:
en Bt/Io, ti dntcho (actas de congreso, Santiago, 1982), p. 422 n.14. Hace falta un estudio
moderno sobre el tema; la lit. cit. es del todo inconducente hoy,
:,', ;
<,
" .
"
U. IlERECHO IlE\. t:STA\)O UIJI.t:I'\O HASTA 11tH H!I
disposiciolles gfllemles O particulares, proPias o análogas de las leyes", como dice
la respuesta 1" de la ley. Esta expresión no deja de ser oscura; parece
aludir a lo que denominaríamos principios generales (y particulares) de la
" legislación o del derecho, aparte de su referencia ala analogía. Que así
fuera parece verse confirmado por la respuesta 5a en que se distingue la
, analogía de "los princiPios get.lerales deducidos de las leyes"; por la respuesta sa
que se refiere a "los prin~ipios generales de derecho"; y por el preámbulo de la
ley donde se habla de "principios generales de jwisprudfllcia" y también de'
"princiPios gfllerales de derecho".
, En todo caso, la respuesta 5a mandaba a citar las leyes escritas enque se
había basado e! juez para deducir tales principios o que había empleado
para obtener la analogía.
Para el evento de no haber ley o principio deducido de ella o de que lo
existente ofreciera duda, la respuesta 1a ordenaba aplicar lo indicado por
Parto 3.22.11 y Nov. Rec. 3.2.3, en donde se disponía recurrir al rey para la
colmadura de umi laguna o la interpretación de una ley oscura o ambigüa:
Comoquiera, sin embargo, que en la respuesta S" !¡e daba una solución
: diversa para ese evento, creemos más adecuado exponer primeramente
tal solución. Dicha 'respuesta ordenaba fallar "COIIIO ha sido costumbre juzgar
en iguales casos" si la ley escrita se mostrara deliciente (y no fuera posible
recurrir ni a los principios' de! derecho ni a la analogía). El juez podía
ayudarse, continuaba esta respuesta, con las opiniones privadas 'de los
jurisconsultos y con las sentencias de otros tribunales, pero sin citarlos,
sino recurriendo a los principios generales de derecho () razones que
habían movido a los autores a opinar o a los tribunales a sentenciar, como •
lo habían hecho.
, , Esta prohibición de cita fue reiterada por la respuesta g", incluso para
e! caso de que los autores invocados disentieran, pueSlampoco en tal caso
cabía la cita de los autores pr~feridos por e!juez, sino sólo e! fundamento
de'la opinión de aquellos cuya opinión elegía e! juzgador.
'¡, , La respuesta 7a estaba dedicada al derecho romano. Ahí se decía que
las leyes de este derecho no debían citarse "n¡ de/ecto ele las lIuestras",
, , porque aquellas no eran leyes de España (ni, en consecuencia, de Chile)
" sino "sentencias de sabios que sólo pueden seguirse fII de/ecto de le:v.v fII cuanto se
ayudan por el derecho natural y conJinnan el reat'; este texto era transcripción
de un auto de 1713 de!. consejo de Castilla adjuntado a. la Not 1ísi1lla
RecoPilación. Aparentemente hay una contradicción entre la decisión de la
respuesta 7a , de no citar las leyes del derecho romano, y la motivación de
, esa decisión, que es e! auto de 1713, el cual al final de cuentas permitía
invocar las leyes romanas en las condiciones qüe expresaba. Pero lo qüe la
ley que comentamos, o sea, Mariano Egaña, quiso decir fue sin duda lo
!lO " A!'\I)RES IU:I.I.0 COIJlFlC,\J)()R· T()~I() I
siguiente: que las ieyes del derecho romano no podj¡1Il citarst; cual funda-'
mento del fallo, como si fueran leyes vigentes; sin perjuicio de poderse
recurrira ellas a título de ",(mlmcim df,mlJioJ", es decir, a título de doctrina.
Para esta ley, en consecuencia', el dered¡{) romano oCllpaba el misJl\o
lugar que las opiniones de losjuristas y seguía e1misJl\o régimen seJialado
por las' respuesLas S" ~; g" para tales ophliones, a saber, que no podían
citarse, nominativamente, pero sí sus fundamentos, que el juez podía
'hacer suyos y exponer en su fallo. I \ .
En resumen, pues. de 'acuerdo con esta segunda ley sobre Jl\otivaci('lIl
de sentencias, el cuadro de fuentes aceptado venía a ser el siguiente: la ley
escrita vigente, o sea, el antiguo derecho vigel~te y aplicable según la ley 1
'(:
c,le Toro con las adiciones y modificaciones provenientes del derecho
, ..
.;
'!;'
":"
patrio; en defecto de a'quélla. los principios generales (y particulares) de
: ~~
1 1. ,
las leyes y la analogía: en deficiencia de ambos. la ~ostumbre: y a falta de la '
misma, los, principios aceptados por las sentencias de otros Iribunales y
l. , , . por los autores de derecho, quedando el derecho romano incluido entre
:i'
. estos últimos. .' i
I
· 2. Es claro que sólo en llltimo términ~) debía tener aplicacilJlllo indica-
do por);1 respuesta I iI de recurrirse al "rey" para recabar ele su parte una
decisi6n especial o una interpretacillll. Pen)nuestra ley no se extendi6
sobre el punto ni. sobre todo, selialú quién debía elesempeliar en Chile la
función que las nornias de la NOl'úil//{/ RrcolJilaciólI y de las Pllrlid(l.~' que
cita, asignaban precis~lmente al monarca'. ,; " .
· En' Chile podía considerarse sucesor de éste t¡mto el presidente de la
. república cuallto al có'ngreso nacional, () bien a ambos. La cuestión fue
;1".i ,. resuelta con posterioridad en forma indirecta, mediante el decreto con
1: , fuerza de ley de 25 de septiembre de 1837 11111• 'que tipificaba el delito de
. denegaci6n de justicia por p~lrte de los jueces. En su artículo 1,' dicha'
I ~
¡~ ,
",
. norma definía los diversos casos de denegaci()n y uno de ellos consistía en
:¡-. suspender el juez su resoluciún, "(1 prflrxlo df qllf la disposiCió;1 clara de, una
Ij'
IÍ'
, ley lIeusila de illlt'lprelaciól/ de la aulOlidad lfgislalit'a: (1 ,wpol/imdo falsaménle
:~ que l/O exislf ll')' aplicablE' al caso que lu! de jllzgar~f"; En la primera parte de
esta disposición aparecía; pues, descrito el casó -de pretextar un juez la
necesidad de interpretación "df la aulOlidlld It'gisllllit'a"; como el arto 13 de
la, constitución de 1833 señalaba que el póder legislativo residía en el
'.'
congreso nacion'al, de ello hay que concluir que el decreto con fuerza de
,l ley de 25 de septiembre de 1837 suponía que la interpretaci6n de normá
,'.'
oscura como último recurso, competía precisamente al congreso n¡icional.
'¡ .' • ~ . ' . •, • • " ; • ' ; ~. ". I . ' ' ' . •
, '., .'
~ , • '1
.,'.:
,.'
., .
U.Ilt:Rt:CHO Iln. ESTADO CIHU:rm HASTA 111:;:;
Hemos dicho que esta solución en reali~ad era indirecta, porque el citad~
decreto no se proponía resolver cuál era la autoridad sucesora del antiguo·
monarca en materia de remisión de lagunas o dudas al legislador, sino
sancionar al juez que pretextara la necesidad de una interpre·tación legis-
lativa cuando la leyera, sin embargo, clara. Pero; dada la forma de
redacción del precepto, en el fondo él solucionaba el problema de la
autoridad sucesora del rey en esta materia.
, Por otro lado, esta ley sobre denegación de justicia tuvo la importancia
de que volvió a dar por supuesta la vigencia del referimiento 'al legislador,
en Chile. Ahí se sancionaba al juez que 'pidiera interpretación legal para
una norma clara <> pretextara ausencia de ley cuando en realidád la había;
de lo cual se' concluye yue no existía delito si la leyera efectivamente
oscura o no existía verdaderamente; nuestra ley partía de que en tales
casos, el juez podía lícitamente dirigirse a la ,autoridad legislativa en
demanda de interpretación o' de ley nueva 1111. '
, " 181Cfr. el siguiente articulo editorial aparecido en La Cauta dr los T,.ibullalt>s N" 156 de 8
de noviembre de 1845, p. 36, en donde se censura la oposición de criterios manifestada por
las sentencias de los tribunales ante iguales causas; se lee ah(: "M ucho más podr(a drcir..r sob,., los
gravrs inconvmirntts dt tsOS procrdtrts diseordall/ts; prro uno sólo dr los ¡,ulieados sfria ya un mal a
qtU dtbtria pontrst /Jnnino por nurstros tribunalts, discu/imdo los fWlllamtlltos dr sus tIIeoll/radas
. opinionrs , adoptando ti partido más tquitativo; 'j cuando rs/o '10 /uvif,\r multado, pidi",do ulla
drclaración a la lr/{Íslatura". '
'" .
G ~I')·
I
• "
J ' •
1,
• temor a que ello condujera a "comell/arios y otras explicaciolles". . .
.' Por lo tanto,' que ambas leyes sobre fundamentación de sentencias
',. ~
hubieran 'estado inspiradas por uil:\ concepciún rígida y estrictamente
legalista es sólo una aparicncia: la segunda terminó por reconocer un
.. , · sistema pluralista de fuentes. si bien reglamentú su uso dd modo que
~ hemos visto; la novedad que tales .!eyes introdujeron. aparte. por supues-
','
" '. to, del hecho mismo de tener que motivarse los fallos. radicó en esta
'. "
· reglamentación; pero no la hubo de ninguna ~specie en cuanto a la clase
de fuentes a que el jucz chileno debía recurrir de ahí en adelante.
,~ Finalmente, ·por cuanto respecta al referimiento al legislador, debe
decirse que, pese a las conmiúaciones de la respuesta 1" Yal supuesto de su.
\'igencia dado por el decreto (On fuerz,~ de ley de 25 de septienibre de
/
· 1837, no parece constar que de él se haya he~ho US() con posterioridad.
.. ~ . aun cuando la misma consulta de la corte su prema al ejecutivo en torno al
, '
'1
"
.. alcance de la ley de 2 de febrero de 1837, primera sobre fundamentación
':',
de las sentencias, pueda considerarse tal vez como un caso de su
aplicación 1111
. hi.. . ,
.
'.
· fl:):"II~i~La\Co~~litllc¡ón de 111; ~ hab¡~ dado la siguienl~ compele~ci~ al' s:n~~o: "En WsCaso.f
~icularts qUt 'ocurran sobrt la illltligmria (/t,lo ya r,lllbl..citlo o qUt IIlltVGlllmlt se establee;'st. o
dtfteto di prro",ción ", cualquitr (slallllo, rtglam",lo, (le., qut tI smooo tlit.lt, rtso{¡,"d tI por s{ sólo
.Ias dudas ..." (lit. 3, cap. 3, arl. 7). Por 511 parle, la Constitución de 1822 e~lableció corre5pon-
der al congreso: "/lIltrprtlar... las Iry's m ClISO ,¡ter.lallo" (II!. 4,cap: 4, arlA7 N" 32); ya la corte
'suprema deju5licia: "oír las duda.l.mb,.t ta illlrligtllria dt la Iry, para COllsullarlas al suprtlllo pocúr
· Itgisla/;vo" (II!. 7, cap. 1, arto 16G). Finalmenle, la Con51itución de 11123 alribuyó a la corte
, suprema el conocimiemo en única inManda de "las dlld(~f sob," la illltligtncia tIt una lrj para
· consullarlas al smooo, proponimdo su diclamm" (trI. 13, art: 149 N° 2). Nada previeron sobre la
, maleria las c005lilúciones de 1828 y 11133. Las mencionadas disposiciones son manifeslación
:J.,.
\.'
de un "referimielllo al legislador", y debe nOlane que tuvieron ellas aplicación, como se
aprecia examinando las acta5 de las'sesiones de los diversos cuerpos legi51alivos de la ~poca.
, . Vid. GUZMÁN. A., lIisloria tltl rtftriminl/o al legislador, 11: ,Id"tcho ,uuional ehiltno, en prensa en
" -. REIIJ. 7 (¡'982). .. I .
'ri
I~' ;'
.,
El. nERECIIO nn. ESTADO ClIlI.t:I\O !lASTA IIn:;
BL'En la práctica, sin embargo, esta ley caus6 unos efectos que no se
. propuso e indujo a los jueces a fundar sus fallos en s610 el texto de las leyes
con omisión de razonamiento y citas extralegales. Así se verifica al.exami-
nar las sentencias que comenzaron a ser publicadas en el periódico foren-
se'denominado Gaceta de los Tribunales desde 1841. Los únicos razona-
mientos que se observan en las sentencias conciernen a los hechos y a' su
concatenación y pTUeb~; pero en cuanto al derecho. los fallos del período
que analizamos se limitan a citar la norma que consideran aplicable para
luego disponer lo estimado procedente. Las excepciones son. escasas.
Cierto es que lo anterior' no pudo significar que los jueces en sus· .
razonamientos privados, desarrollados con anterioridad a la redacción de
hi sentencia, omitieron la consideración de otras fuentes que no fueran la
,ley vigente ni que no llegaran al fallo previo un proceso intelectual de
razonamiento. Esto, al menos lo último, es obvio que tuvo que suceder.
Péro lo que aquí importa destacar es que todo ello se. ve escasamente'
reflejado en el texto mismo de las sentencias.
1. En efecto, lo que se encuentra en las del período es esto: pr¡'lctic~
mente no existen fallos en que no figuren citadas las l'ar/idas l1l2 y,la
Novísima RecoPilación; pero también se observa la cita del Fuero Real l 1I:i y de
las Leyes del Estilo l !!'; en Otras ocasiones se acude a las Le-,ú de 1'0;'0
éonsideradas co'mo autónomas y no en cuanto incorpóradas en la NOl'ísi-
ma Recopilación 1M."; también a la Recopilación de Illdi(1.~ I lit;; cuando es el caso,
. 182Paraver la medida del extendido uso de las Partidas. baste conocer que en IH42 la
Cauta de los tribunalts edit6 un Diccionario di las vous wadas tillas Pelr/idas. y qut por antigueu '10
son bien conocidas, publicado por D. Ditgo Pértz Monzón tII/790 para alivio de lo", jótlt"lfS abogados:
vid. Cae. 50.19 nov. 1842. p. 197. s.; 51, 26 nov. 1842, p. 201 s.; 52, 3 dic. lH42. p. 205; 53. \O
dic. 1842, p. 209; 54.17 dic. 1842. p. 213 s.; 55. 24 dic. 1842. p. 217; 56. 31 dic. 1842, p',221;
57; 7 ene. 1843, p. 226. . ¡ '.
18~Porejemplo: sentencias de 4 dic. 1841; en Gac. 22, 7 mayo 1842. sent. N"252, p. 85;de
8 jul. 1843, en Cae; 88, 16 seto 1843, sent. N° 439, p. 1; de 4 seto 1843. en Gae. 106. 20 ene.
1844, sent. N° 844, p. 4 .
. 184Porejemplo: sentencias de 14 febo 1842, en Gac. 37, 20 ago. 1842.sent. N" 522. p. 2;de
26de dic. i853,enGae. 625, 5 ago. 1854, sent. N" 1913. p. 5253; de 7 abr. 1851,en Gac. 502,
27 mar. 1852, sent. N~ 734, p. 3664.
18~Porejemplo: sentencias de 9jun. 1842. en Gae. 44, 8 oct. 1842. sent. N"686, p. 172; de
25 ago. 1843, en Cae. 91, 7 oct. 1843, sent. N" 524, p. 4. Por lo demás. en 1850 este mismo
periódico public61ntegramente 1asLtyesdt Toro: vid. Cae. 417,13 jul. 1850. p. 2814 s.; 425. 7
. seto 1850, p. 2909.S5.; 426, 14 seto 1850. p. 2922 ss.
1116Por ejemplo: sentencias de 7 mar. 1842, en Cae. 35. 6 ago . .\842, sent; N" 47, p. 1; de 14
seto 1853. en Cae. 626,12 ago. 1854, sent. N'~ 1942. p. 5268; de 23 nov. 1852. en Gae. 557.16 .
abr. 1853, sent. 1177, P. 4248.
! . , "
'r ~e recurre al derecho patrio I~i: y también al del'echo canónico 1KK: pero es
muy sorprendente observar también la inmcación del Ful'ro }uzgoIK!I. Eú
un' caso hemos encontrado el recurs(, a la analogía I!III y en otro. a la
jurisprudencial!'I. que, sin embargo: viene inmcada genéricamente': hay
también casos en que se rechaza la costumbre por' nI) const,ir su anigi-
miento por los tribunalesl!':!. Del derecho romano,no hemos encontrado
citas'." ' '
,: " " E¿difícil; 'no obstante. afirma,: que los jueces ~e limitaban a aplicar un
teXto legal dado;' sin adaptaciones de ninguna especie: Lo m,ís posible es
l'
> ,
que no. Desde luego es útil recordar que la respuesta 2;\ de la ley de 1() de
1 '.
1, ' marzo de 1837 sobre fundamentación de las sentencias. junto con orde-
nar la aplicación de la ley no obstante 'su desuso. había autorizado a los
jueces para suspender la ejecución de los fallos condenatorios a penas
desUsadas por su excesivo rigor y a pedir al pn!sldente de la república su
'conmutación. Los,tribunales hicieron liSO de esta faculléld toda vez que se
'dio el caso. Así, p. ej., fue muy común el de sentencias recaídas en causas
,de estupro, que era un delito sancionado por r-.;o\,. Rec. l2.:~O.1 con la
muerte 'en la h()guel-a: las cuales' sentenc:ias precisamente aplicaban tal'
'pena para acto ~ seguido suspellder, su t:jecución y ordena,: dirigiise' al
" presidente de la república en demapda de conmutación por otra. general-
mente por la .,
de cárcel:que
... , se prop<)nía
..,'
,,'
en la misma sentencia I!I:I. En, otras
, '
!I.i
que emplean eSlas senlencias para tal remisión es la que habla prescritó la resp. 2·' de la ley
de 1 de marzo de 1837 sobre fundamentación de sentencias.
: 1941.05 antecedentes de este juicio: sentencias de primera y segunda instancia, en Gae.
194;29 nov. 1845, sent. NU 1057, p. 393; la Mnnorla de Carvallo, en Gac. 198,27 dic. 1845, p.
435 ss.; 199,3 ene. 1846, p. 444 ss.; e\¡,ifonn~deOcampo,en Gac. (197) 200. 10ene. 1846, p.
'453 ss.; 201,17 ene. 1846, p. 464 55.
, ,\
, r
~ utiliza a
juristas coreo Tapia. Manínez. Galindo. Solúrzano. (;regorio
, López, Matienzo, Hermosilla e iJwoca profusamellle al deredJO romano.
En ambos escritos, por otJ:o lado. se observa una adecuada arg'ullJelllaciún
y concatenación de ideas basadas en los materiales legales y dodrinales de
, .quecada informante hizo uso. ,1 • " ,
, '!
, "
,CAPITULO II
, ,LAS Fllf.¡",;·n:.s l>f.ll>f.REC,1I0 ¡"';.l.CIO!\:.l.1. l-:!\: 1'.\RTICl'J...\R
. "
,~ .
Después de haber analizado el sistema general de fuentes establecido por
las dos le)'es sobre fUll<hlmentaciún de sentem·j¡'s. especialmente por la
segunda. Veal110S ahora la situaciún de cada una de ellas en particular.
, ¡" •
5
1!l La Dtclaraci6n dt Incltptndmcin, en efecto, manifiesta la separación de Chile respecto
."
\ .
J'
n.llERECHO lln. ESTAllO CHI1.t:!\O !lASTA 111,;;; 'Hi
1810 se abrió la posibilidad de leyes de nuevo nlllo en fondo y fúrma: en
otras palabras, fue a p'artir de entonces que ,nació la ley patria. la cual.
dentro de nuestra clasificación corresponde a lo que hemos denominado
ley nueva.
La importancia de esta clasificación radica en que. si bien la ley antigua
continuó vigente según el orden de prelación pnl\'eniente de los tiempos
'. anteriores, ella quedó petrificada. es decir. no pudo desarrollarse por
'haber fenecido para Chile el sistema político en que se sustentaba: todo
nuevo desarrollo legislativo del derecho quedó desde entonces confiado a
la ley nueva, es decir, a la ley patria.
11. La jurisprudencia judicial. Con la dictación de las dos leyes sobre funda-
mentación de sentencias, a que antes nos hemos referido latamente. púdo
abrirse la posibilidad de insinuarse lajurisprudencia.iudicial como fuente
de derecho, en atención a 10 que en su momento observamos. de que esta
fuente tiene como presupuesto indispensable precisamente que los fallos
sean fundados, de modo de servir de ~jemplo a casos futuros. Ciertamen-
te la segunda ley sobre motivación repudió expresamente a las sel\t:!ndas
como fuente~ en atención al principio romano recogido en las Par/ida,\:
non exemplissed legibus iudicU/ulum es/HUi: pero permitió rccmrir a los
fundamentos acogidos en otras sentencias para fundar un nuevo1'allo. sin
citar las sentencias mismas. Ello equivalía pr:ícticamente a recono(:er valor
a la jurisprudencia judicial.
, ' Por 10 demás, no había dejado de manifestarse la esperanza de que así
'sucediese en los hechos. En un artículo de Bello aparecido en El AHlII((/1I1J
en el año 1839 197 , es decir, cuando el principio de la motivación de los
fallos ya habla sido legalmente sentado, él hizo ver la importancia que
habría de tener para la ciencia jurídica nacional la efectiva y correcta
aplicación de tal principio. De.sde luego destacó su incidencia en la oliciali-
,zadón de la interpretación de las leyes, al dar,a dicha interpretación de lo~
jueces una suerte de fuerza consuetudinaria. que la transformaría. a su
vez, en una especie de ley supletoria destinada a llenar los vacíos y a
dilucidar las oscuridades de las escritas. De este modo. según Bello. la
de la monarqu(a españoia "con p/ma aPlilud d, adoptar la forma de gubimw qu, más (o/ll l'lIga a
sus inltum": en V AlESCIA, L., Analt's di' la Ri'púb/ica (Santiago 1951), t. 1, p. 14.
J6
t' Cod.just. 7.45.13: "lIontxnnplüud /t'giblls iudicalldllm ',11". Parto 3.22.14: "lIolldrbi'l/(/lrr
ningún juyzio qut futSSt dado por fau111as d, airo".
1975EllO, NtctSidad M fUlllillr Jns smlmcias (Ar. 479, 1 no\'. 1839). en O/I.jur. I , p. 2'79 ss.
Op. jur., p. 345 55. Cfr. 5U articulo relativo a la aparición de La Cauta di' los Tribullal,,1 (Ar.
585,5 nov. 1841), en AMUSÁTEGUI, M. L.,/IIIroducciÓII a Op.jllr l., p. l\'ISS. Op.jllr.~. P. .'llhs.
. \ , , '
I /
"
n. OERECIIO DEI. ESTADO CHlI.EMI HASTA \11;;:; 9!1
dar ~'bret'e )' smcillammte" y que prohibía "colllmtariol')' otras explicaciolles".
Aunque el tema ya no nos interesa, pareciera que el razonamiento jurídi-
co en las sentencias sólo se introdujo con la promulgación del Código Ch,it,
o sea, con una ley distinta y desconocida, ante la cuallosjueces se vieron en
la' obligación de entrar a estudiarla de nuevo y de inteqlretarla" sin
poderse limitar a su nlera cita no apoyada en un razo,namiento previo.
Con todo, no debem,os exagerar. Hubo excepciones derivadas de la
importancia y resonancia del caso debatido, frente al cual la cOl'te de
apelaciones se vio en la obligaci6n de entrar en consideraciones desacos-
" tumbradas. Así, por ejemplo, en el juicio "Mercado con Cruz" subre
nulidad de una licencia para testar, la Gaceta de los Triblllwle,r pudo con- '
cluir un comentario que dedicó a la sentencia de segunda instancia,
diciendo'que la corte "nos ha dado por pl1'lIcipioNo que la lIladre (J el padre /10
puede renunciar el derecho que tiene para heredar a su,~ hijos"I!'!'. La regla
general, sin embargo, fue la contraria, a saber, que las sentenciasjudicia-
les, al no exponer lata y desarrolladamente sus fundamentos en derecho,
no podían servir adecuadamente de fuente de principios o consec~encias,
pues difícilmente se discierne en ellas si la decisión en uno u otro sen~ido '
fue determinada por una u otra interpretaciónjurídiGI o bien !>orcuestio-
, nes de hecho o prueba. '
Esto explica algunas censuras dirigidas en contra de los tribullules. Así,
p. ej., en un editorial de 1845, la Gaceta criticó la falta de uniformidad en
fallar un mismo caso por tribunales diferentes y en otro anterior, se
,quejaba de que las directrices adoptadas por los jueces en un sentido,
solían cambiar con el cambio de los mismos:!HII.
, De este modo, pues, los fallos judiciales del período que estudiamos no
fueron capaces de fundar una verdadera jurisprudenciaj udicial, o sea, de'
crear un cuerpo de doctrina interpretativa y supletoria de las leyes,
adoptado general y uniformemente por los tribunales en sus nuevos
, fallos, debido al modo de fundarlos que ellos utilizaron. Otra cosa distinta
'es que internamente los jueces se hayan autoproporcionado ,un cuerpo
semejante, pues es evidente que la no-expresión de razonamiellto y argu-
mentaciones en el texto de las sentencias, no podía significar que aquéllos
no existieran en el seno de los tribunales, especialmente, de los colegia-'
dos; s610 significa que ello no pudo tener virtualidad de .fuente hacia
afuera.
: . mente presente, como tenía que resultar natural; pero junto a la misma se
.observa la más mod~rna. La escuela del derecho natural moderno apare-
ce ahi a través de obras de Grocio, Puffendorf , Wolff, Burlamaqui o
Barbeyrac; la literatura de reforma del derecho figura a tra\'és de los
libros de Leibniz, Filangieri, Mably o Bentham; los escritos dogmáticos de
derecho civil influidos por el yusracionalismo se presentan con Domat. El
derecho romano figura ampli~mente presente con las obras de los huma-
l.
I nistas del S. XVI y siguientes como Cuyacio, f'\oodt o Heinecio. Hay una
I
abundante literatura práctica de derecho español, como la Librería de
Jueces de Martínez o el Febrero de Tapia; e institucional, como las III.\/i/ucio-
,us de Asso y Manuel o las IllL~traciones de Sala y de Alvarez.
2. En especial debemos llamar la atención acerca de la notable impor-
tancia e influencia que adquirieron algunos autores especiales. En primer
lugar se presenta el inglés Jeremias Bentham (1748-1832). Sus obras, en
la versión del suizo Dumont, especialmente los Traités de législation civile el
penale, también traducidas al castellano, fueron muy abundantes en Chile
durante este periodo. Ya hemos visto .que, desde luego, se encontraban en
las dos bibliotecas que hemos usado como ejemplos arquetípicos,junto a
otras del mismo autor en la de los Egaña; pero la más amplia circulación
de esos trabajos es un hecho incontestable204 y también su influencia.
Como ejemplo para esto podemos recordar que las palabras "codificar" y
"codificación" que son neologismos benthamianos, comenzaron a circular.
en Chile al menos desde 1823 205 • También es útil citar un articulo titulado
Educación Moral que apareció en El Redactor de la Educación en 1826,
enteramente basado en conceptos benthamianos; basta leer sus líneas
iniciales para darse cuenta de ello, pues ahi se dice que "El amor del placer y .
el odio del dolor son los móviles de todas nuestras acciones,,206. En estas palabras
está encerrado el principio fundamental de Bentham expuesto al comien-
zo mismo de sus Traités: "La nalure a piad l'homme sous l'emPire du plaisir el de
la doleur ...''207, .
La' popularidad de Bentham en Chile se evidenció también con la
necesidad sentida por El Araucano de publicar un necrologio del mismo
21H Asilo demuestran los anuncios sobre disponibilidades de libros de Bentham para su
venta en el comercio y las reseña~ de los mismúsque aparedan en los periódicos: vid., p. ej.,
El MtTcuno tU Chile N...· 1 Y2, en Coll'cción de Anliguos Periódicos CM/mo.! (ed. feliú, Santiago
1960), t. 14, pp. 214. 218, 228. .-
2115Vid. el acta de una sesibn de 27 de no\'iembre de 1H23, celebrada por el tongrés!; J ). ~
constituyente, en Gl:ZMÁS, FUfIIlt's N" 6. ,/ ¡' .' '~.,.;;~
:~El Rl'daclor dI' la ~d~cació" ~': 1...feb. 1826, en Cok~~ión (n. 188), t. 20~1 p.';~89. / ...: .... / \
BESTIIAM.j., PmlClpl'.! dI' /t'/{lllallO", cap. 1, en TUllIr.• «(),·'Il,,.r.•• t. 1, I ~!tJ. / ::-- .'.!
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. 1112 ;\:-':DR.~o; JlU.I.O COIJIFIC.\IJ()R I TO~IO 1
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II
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en 1832208 ; pero más importante que ello fue la influencia de sus escritos
,,: en la enseñanza del derecho penal, debida al impurso de Bello, a que nos
~
.,
¡ referiremos más adelante; y más fundamental aún, porque atañe directa-
'1.
./ ,; mente al tema de este libro, esa misma influencia recaída en personajes
,
que han tenido importancia mayor o menormente decisiva en el proceso
de codifiéación: Juan y Mariano Egaña y Andrés Bello entro los prime-
'ros; Miguel Maria GOemes, entre los segundos.
Finalmente, para darse cabal cuenta de la medida de esta influencia de
.i
1 ..
. Bentham en Chile, digamos que no es hipótesis desechable que la ley de
14 de septiembre de 1832, con la cual se rÚó la tasa legal del interés
dinerario en caso de no haberse pactado otra mayor o menor por los
contratantes y se abolió la excepción de usura:WlI , hubiera sido inspirada
'1 por las doctrinas de Bentham favorables a ésta última, expuestas en su
;i libro Defense de l'usure21O ., ' , . .'. '
I " Otro autor que acaso merezca ser destacado por la incidencia que
,i l' tendrá en el código de 1855 es Robert-Joseph Pothier (1699-1772). En la
'\
:1
biblioteca de los Egarla se 'encontraban las Pandeetae y sus diversos trata-
'J
I
dos reunidos en las Oeuvres; en la de los tribunales dejusticia, sus Pandee-
,, 1.
tae. La Gauta de los Tribunales publicó en 1850 una traducción de su Traité
I du eontractde lasociété211 y una Vida de Pothie,212; y anunció una traducción
del Traité des obligations en 1849213 •
,j También merecen ser destacados los prontuarios españoles, en espe-
j cial la' Librerla di los Jueus de Martinez y el Febrero en sus sucesivas
;1 ediciones. Estos libros se alimentaban del tradicion'al derecho romano-
11 castellano que insertaban en el sistema de las Instituciones de Justiniano,
J
.' aun cuando ¡as ediciones decimonónicas solieron acoger algunos eleme;l-
:t tos sist~máticos del Código de Napoleón y en ocasiones su nomenclatura,
" particularmente por lo que respecta al derecho de obligaciones. La utiliza-
ción de este tipo de obras fue amplia en el pais y su importancia radica en
" que reafirmaron de un modo práctico la familiaridad de los juristas con el
f
~¡ .
,
f • , .
I
~""Ar. N" lO!!, 5 ()~t. 1!!32.
I ~'"'Bol. 5 (I!!34) 1.2. N" 21!!. p. 23!!:
.¡ ~1"En OrUl'rr.f. t. 3. p. 241 S~.
1 V11Cae, 393.5 ene. 1!!50. p. 24!!7 n.; 394, 12 ene. 1!!50, p. 24!1!1 SS.; 391i. \Ii reh. 1!!50. p.
252055.; 397. 23 reb. 50, p. 2530 ~s.; 3!!!!, 2 mar. 1!!51l, p. 2543 s~.; 41l1l. 16 mar. 1H51l, p. 2572
55.;'401,23 mar: 1!!50. p. 25!!7 55.; 4112.311 mar. IH51l. p. 25H7 ss.; 41l1i. 27 ahr. IH51l. p. 21i53,'
55.; 409.18 may.1850. p. 26!J!!; 4 1H, 25 mayo IH51l. p. 271755.; 412. !!jun. IH51l. p. 274H ss.
mCae. 389. 8 dic. 1!!49. p. 2131 SS.; 393. 5 ene. IH51l. p. 24H!! S~.
. VI~Gac, 388. 1 dic. 1849, p. 2416. En (;nr. 911, 31l seto IH43, p. 3. se reseña la traducci6n al
c~stdlano de 1839 de esta obra: •
I
.]
· n.IlERECHO un. ESTAUO CIlIl.Er.;O HASTA IK~.:;
,-
, ,
~-
• n. IlERECHO Iln ••~'iTAIlO CJlIl.um HASTA I K~,;,
· tación de sentencias había confirmado la tradicional posición 'ratificada
por la monarquía en el S. XVIII, en torno a la vigencia del derecho romano
en Espalla: de acuerdo con ella, ese derecho no era ley ahí ni podía
invocarse como tal; pero sí como "sf1Ilf1Icias ti, sabios", es decir, como
doctrina, en tanto ayudada por el derecho natural y confirmatoria del
.real. Dicha ley agregó, además, que el derecho romano, en cuanto doctri-
na de sabios, no podía ser citado nominativamente, sin perjuicio de
poderse recurrir a los fundamentos de las opiniones y decisiones· que
aparecen en los textos del Corpus fum. Ya hemos indicado, sin embargo,
que el derecho romano no solió ser invocado en las sentencias del perío-
do; pero ello no debe extrañar, porque lo propio sucedió con la doctrina ./
de los autores y con lajurisprudenciajudicial, según ya hemos recordado.
En estas circunstancias, cabe preguntarse qué función práctica cumplió el
derecho romano en la vida jurídica del país durante esta época ..
Si nosotros nos atenemos al testimonio emanado de piezas forenses y
escritos jurídicos aparecidos en periódicos tendremos que concordar en .
que esa función fue importante. De hecho la mayoría de los juristas
chilenos· de la época habían sido educados de acuerdo con el sistema
· indiano que tanta importancia concedía a ese derecho, el cual volvió a
cobrar fuerza en la enseñanza a partir de 1832 22 l. Por otro lado. resultaba
dificil deshacerse del mismo en circunstancias de aún conservarse el
ordenamiento castellano, del cual el romano resul~lba ser una pieza clave
para su interpretación. Se presentó, sin embargo, una novedad y fue que,
al üsq puramente dogmático del derecho romano como auxiliar en la
interpretación del derecho castellano, unióse su utilización como elemen-
to histórico, para explicar la evolución de las.instituciones y ·entender el
último estado a que ellas habían llegado precisamente en el derecho
castellano vigente en el país. Esta novedad acaso haya que atribuirla al
ex~endido uso de la literatura humanística que ya antes nemos señalado y
· también a la introducción de Heineccius en la enseñanza del derecho
roman022~.
a) Analicemos someramente el uso del derecho romano que hizo el.
224 Vid. la lit. citada supra n. 112 y además: AVILA, A., Btllo, ddl'rfcho romano, en Estudios
. sobrt la vida, obra tU Andrts Bello (Santiago 1973), p. 79 ss.; HANISCII, Hugo, Eldmcho romano
m tlptn.samimlo, m la docmcia tU Andrts Bello, en REH). 3 (1978), p. 149 ss.; EL MISMO, Los
ochmla año.! tU influmcia tU Andrts Bello en la enstñanza dtl dertcho romano en Chilt, en Btllo, ti
tUrtcho (actas de congreso, Santiago, 1982), p. 461 ss. EL MISMO, Btllo rtstaurador, matstro dtl
tUrtcho romano m Chik (inédito, que he podido ver gracias a una gentileza de" autor) .
. ' 225Vid. supra cap. 11, 111.
" 1',
r
·1
1,
l'
.: .'
'. 22t1Cac. 201, '17 ene. 1846, p. 465. ,'.
",.,. , 227Vid. los datos de esta mrrnona supra N" 178.
, lac...067
22HC 8, 1 nov. 1849. p. 2386 ss.
"
1 1 .,
, '
: u. nERECIIO nEI. .~o;TA1>() CHII.EI'\() IIASTA 111.;'; 10i
derecho romano fue la publicación en la Gaceta de los Tribunales. en varios
de sus números de 1847, de una traducci6n al castellano del título 50. 17
del Digesto: De diversis regulis iuris antiqui, que había editado Florencio
Garda Goyena en Madrid:Z:l!I. Es indudable que los editores de una revista
práctica como era la Gacela, entendieron cumplir un servicio útil al foro y
satisfacerle una cierta necesidad al dar a conocer públicamente esta tra-
ducción de aforismos y brocardosjurídicos contenidos en la mencionada
parte de esa obra de'.1 ustiniano.
d) La medida del uso forense de este derecho nos la da. finalmente. el
testimonio de un tal C.L.M. en carta dirigida al Correo Mercalltil y publica-
da ahí en 1833. Su autor defendía la reintroducción del derecho romano
en el plan de estudios del Instituto Nacional y entre Sl~S argumentos
estaba "que los 'abogados de mejor nombradía ocurl"m siempre para apo)'ar sus
rawnamienlos ~ la legislación r011!a7la,,:z:m. ' .
Aunque el tema merece una profundización y un estudio exhaustivo,
con los antecedentes anterior.es es ya posible afirmar que la posición
ocupada por el derecho romano en el cuadro de fuentes de la época
indiana continuó inalterada (:on posterioridad a 181.0.
CAPITULO lB
LA ENSEÑANZA DEL DERECHO
229R~g1as tUl thr~cho roma1lo traducidas al cas/tllarlO. ilw/rada.! e01l eOll/m/arios, aplicadas a
nuestro thrtcho ~trio por el lIusu'Isimo Señor don Florencio Garda Goyena, en Gae. (250)
251,9 ene. 1847, p. 1057 SS.; 252,16 ene. 1847, p. 1068 ss.; 253, 23 ene. 1847, p~ 1078 SS.;
254,27 febo 1847, p. 1083 ss.; 255, 6 mar. 1847, p. 1098 ss.; 257, 20 mar. 1847. p. 1123 SS.;
·258,27 mar. 1847, p. 113255. .
lI~OCOTTtO M~rcanti/ N 365, 6 juI: 1833.
U
2"Lit.: AMUNÁTEGUI, D., Los primnos arios de/lru/i/uto Nariorw/ 18/J·18J5 (Santiago
1889). Vid. también la lit. cit. supra n. 112.
lOa . .-\l'\IlRt~'i liB.\.O COI)JnC.\1l0R / TO~IO I
,. . 1~1GESO\'ESI, A., úuoni di 'comm"cio, ruia d'tco'lOm[a civilt (1769); trad. como úrdo"'.1 dt
com",io (Madrid 1785),
. I~~SMITII, A:, Invtlligaciolltl dt la I/muraltUl' caUla.1 dt la riqutUl dt /a.1 lIaciol/tl (Valladolid
•1 1794).. . . .
. 2~~SA \' ,j ,B" Trailld'lco'lOmit po/ilíqut:. El MISMO, Coun compltt d'lcorwmit politiqut prali'l'lt.
, \
n.Ilt:Rt:C/lO IlEl .•~o;"AJ)O C/lIl.t:r\O /lASTA II!.;'; IO!I
aun cuando a partir de ese año volvióse al primero; para el estudio del
derecho canónico se agregó las Irtstitutionum canonicarum libri n' de Devoti;
y para el del derecho civil y leyes patrias, las Instituciones de derecho cit,il de
Castilla de Asso y Manuel.
2. Hacia fines de la década de 1820, a la enseñanza oficial impartida
por el Instituto Nacional, se unió la ofrecida por dos centros privados: el
Liceo de Chile, regentado por José J. de Mora y el Colegio de Santiago,
por Andrés Bello un tiempo. . .
. El Liceo de Chile2 :n contemplaba un plan de estudios en tres años,
Durante e! primero debía enseñarse derecho natural y de gentes, por
Burlamaqui y Valle!; derecho constitucional sobre la base del texto de la
carta, de 1828; y derecho romano según las IItstituciol1es deJustiniano. En
el segundo año se preveía la enseñanza del derecho patrio, es decir, del
derecho indiano y castellano vigentes en Chile, comparado con el de otros
pueblos; en el tercer año se debía enseñar el derecho canónico y la
economía política. Para el curso de derecho natural, Mora consiguió
escribir un texto especial; el que planeó para el de derecho romano .no
alcanzó a ser publicado en Chile y sólo fue editado en Bolivia años
después236 • .' .
.En el colegio de Santiago2 :17 existían cursos de derecho romano, de
, derecho de gentes y de legislación universal; ésta última cátedra fue una
creación de Bello. El curso de derecho romano, que Bello dio privada-
. ,mente al cierre del colegio en 1831, estaba basado en los Elelllmla iuris'
romani de Heineccius y en el Commentarius de Vinnius; y el de derecho de
gentes, en las propias lecciones de Bello, obtenidas sin duda del texto que
ya' tenía bastante afinado y que publicaría como Prillcipios de derecho de
'genteS en 1832; basado él en Vauel, incorporaba las más modernas doctri-
nas de la época. El curso de l~gislación universal se fundaba en los Traités
de' Bentham, que Bello extractó para sus alumnos, en lo concerniente al
derecho civil y penal; y en B. Constant, en lo referente al derecho
constitucional 2311 • De este curso se conserva un manuscrito que pronta-
mente -será editado.
255Lit.: STUARDO, C., El Licto tk Chilt. 1828-18Jl. AlIlt'Ctdnltts para su historia (Santiago
,1950).·Vid. también la lit. cit. supra N U 112.
256AMUNÁTEGI.:t. M.L.• Don ]o.tl ]rxu¡u(n d, Mo~a. Apunlt's biográficos (Santiago 1888),
~17~ .
. •
57 Vid.1a lit; cit. supra NU 112. También: SILVA CASTRO, R., Btllo y ti colt'gio tk Santiago, en
2
Don Andrés Btllo (Santiago 1905) p. 35 ss ..
258
, AvlLA, A., Tht lnflunlCt of Btntham in tht ttaclli"g of Pt'IIlIl Law i" Chilt, en REH]. 5
IIU , .\:\JlIU~O; UU.I.O COIllFIC.\\lOK; TO~IO I
(1980), p. 257 SS.; EL MISMO. Lo,mm l'lllafunnación jllrid;ca dt Btllo, en Btllo, Ch;/t{acta~ de
l'
2~'Una muestra de tal interés: los artlculosugislaciólI en EI/Rlégrafo N° 51, 30 nov. 1819
(Coltcci6n n. 204, t. 13, p. 19255.) YConsilltraciones g~ralts sobre poli/iea en El Cosmopolita N° 1,
.18 jul. 1822; N° 2, 1° ago. 1822 (Coltccjón n. 304, t. 15, p. 5 ss., 9 ss.); ambos imbuidos de las
doctrinas europeas sobre la materia. .
. ~44En el Instituto Nacional se presentaron memorias sobre derecho natural: as!, p. ej., en
1820 Eusebio Sepúlveda "Hominis of[1CÚJ "ga uipsum rxposuit" y Manuel Cobo "De of[/Ciis erga
alios absolutis disservil", como indica la información enviada por José I. Cien fuegos al director
supremo, que se veen GautaMinisterialdeChilt N"45, 20 may: 1820 (Coltaión n. 204, vol. 7, .
t. 2, N...· 1·55, p: 436). Tengo noticias de un Compendio suci/ltu, claro i lIIelMico de los dtrechos
. itúbtres del hombre en el estado natural i civil, por un ciudllda/lo chilmo J. T J. (Santiago 1826), que
no he podido ver. ,
. 24~Supra cap. 11, IV. EI,'texto definitivo de derecho romano desde 1843 fue el titulado'
, Instituciones de derecho romano de Andrés Bello, que era una traducción algo ada piada de los
Eltmen/a de Heineccius. Sobre esta obra: HASISCII. Hugo, Las fum/es de las btditucio/ltS dI'
derecho romano computstas par Andrls Bello'} publicadas sin /lumbre de autor, en Bl'lIo y Chilt. Tercer
, . ~f11IKmo'del bicentenario (Caracas 1981), p. 75 ss. = REHJ. 6 (1981), p. 55.
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: Tercera' Parte .
LA ETAPA DEL PLANTEAMIENTO DE
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1.\ .T.\I',\ m:l.l'I.Ar.;EAMIEr.;TO m: 1.A FI.J.\ClO:o.; . \Ji
TITULO PRIMERO
LA CRITICA CONTRA EL DERECHO NACIONAL
. ,
2 46 Vid. mi Fijaci6n del derecho (no 2 ), p. 21 55, ,
1111 ' 'A!'\ljRL~ IIEI.I.()C()IlI~"IC,\I>()R, ..mio l'
,; amparada con principios, solucione's e instituciones consideradas como
ideales o valorativamente superiores, con los usos y costumbres de un '
tiemp9 sobrevenido, con una nueva moral, etc. Este último tipo de crítica,
en consecuencia, importa'Ia existencia de \'erdaderas ideol('gías reformis-
l~s, que junto, ,con manifestar Ull ideal se constituyen en 'uiterio de
, .' .
CAPITULO I
NOTAS SOBRE LA CRÍTICA INTERNA
; . .,
Lá faita de estudio~ previos eil to~no al tema nos impid~ ofrecer ~quí tanto
pla'nteamientos'conlo .co~clusiones seguros; per9 es posible afirnlar,' al
menos provisionalmente; que a diferencia de lo sucedido, según. veremos,
con la Critica externa, la interna no revistió remotamente ni el volumen ni
los caracu!res de virulencia alcanzados por aquélla. Esto, en realidad, por
lo que ataña al derecho privado; respecto del político y constitucional la
situación resultÓ exaCtamente lá inversa, pues mientras fueron aquéllos
objeto de amplia crítica interna21 !1, la externa que se les dirigió.fue escasa ..
Es revel~dor en este sentido lo que Bello. escribía en 1836, a propósito de
. wlbid.: p. 88 ss. .
24RUna excelente s(ntesis: en TARF.ll.O. G., Storia drlla ('I/Itllm ~ill,.idim 111/1(111110.1: A...,/l/llti.(·
'mo t coJi[~aziont dtl diritlo (Bologna 1977), p. 53 ss.
249Vid. la lit. cit. en. n. 171. '
12() A!'\IlRt~o¡ IIt:i.l.o (;(1Il1 HC.\I)(IR I T()~I(I I
'la ausencia de derechos políticos en Indias duran~e el régimen monárqui-
, ca: No nos sucede lo mismo. C01' nueslros dtruhos cj¡'iles, liemos sido hombres,
aunque no hubiésemos sido ciudadanos; hemos Imido l'idas que elefmder y propie-
dadesque gtUlrdar, aunque haJamos ca ruido del derecho de elegir //Iuslrus
repmmtantes, Cualquier obstáculo, pues; que impidr e/ejercicio librr di' 111leslra
libertad civil, cualquier ultrajr a ella, nos SOIl illflllilammle mt'1ws lll'1'aderos que
las trabas con que Sl' tncadme nutslra libnlad po/ílim; )'las le)'es proluloras de
. aquélla producen un bim a que damos mil 1'ras más miar que al que resulla de las
. que protegm la seglmda2 ;,(), Con tales palabras Bello se refería a que bajo el
régimen indiano los súbditos, aunque carecían de los derechos políticos
, delliberalismo,'y de la demo<;racia; veían suficiente e idónea mente Cllsto-
, diados sus derechos patrimoniales y extra patrimoniales privados o civiles:
la vida, el honor y la hacienda a que aludía en otros escritos:!:; l.
, ,Tenía que resultar evidente a los más instruidos y equilibrados'de los
hombres vinculados al gobierno del nuevo estado, que efectivamente el
. derecho privado del régimen indiano~ como que reunía en sí a algunas de
las mejores tradiciones jurídicas europeas, había sido y continuaba siendo
un adecuado instrumento de protección de la esfera civil de los indivi-
duos. La mayoría de los críticos del derecho heredado, al momento de
llegar al derecho privado se detenía en su impulso de censura y termina-
ba por entonar alabanzas al mismo, sin perjuicio de matizarlas acto
seguido con una destructiva crítica externa, Un buen ejemplo de ello lo I
. proporciona Juan Egalia. Analizando el contenido de las Partidas dice, a ,í
, propósito de la quinta, que su fondo "úprecioso y una colección de lo más puro I
, y profundo que existe m el derecho imperial romano' sobre contratos", para
. '
ens~guida agregar: "pero rev,eslido de f~nlla.;. ~óticas y de solem~idad~s canóni-
cas que hoy reputamos por exóticas y abusl1las 2,.2, Más adelante o.:eremos que
incluso se llegó a proponer formalmente a lá cámara de diputados un plan
fijador consistente en lmá nueva redacción de las mismas Partidas con
depuración de su leriguaje yde su técnica: El mismo Bello, por lo' demás,
en 1~3,6 deCía: "L?essab~as he;nost~~ido, es cin'to, desde'la dominación españo-
, ' . ' I t .• ", " " -', "
,,,' .
/
1_\ tT.\I'.\ I>t:I.I'I_\l\t:AMIEl\TO Ilt: I.A FI.JACIO!l: 121
la, aunque exigían algunas re[onnas análogas a los adelantamientos del siglo ya
?lUestras actuales instituciones", para enseguida denotar una serie de vicios
. externos que en su parecer las aquejaban:!5:'.
': Ahora bien, dado el clima ideológico en que estaban sumergidos ·mu-
chos de los individuos vinculados a la dirección del nuevo estado: también
resultó inevitable que no dejaran ellos de advertir en la institucionalidad
jurídico-privada transmitida, la existencia de condicionamientos a la li-
bertad civil, de vinculaciones a la propiedad, de restricciones a la circula-
ción de los bienes, de distinciones estamentales como también de un
exceso de reglamentaciones publicísticamente inspiradas y de figur~s
justificables ante sus ojos a lo más por la historia y las costumbres, pero no .
por una intrínsica racionalidad; en otras palabras, una vez juzgado el
derecho privado de la monarquía a la luz de los cánones ideológicos del
yusnaturalismo, lá ilustración y el utilitarismo, debía resultar patente a
muchos que pese a todas sus perfecciones, aquel derecho adolecía de .
vicios internos que exigían su reforma de fondo. Así, p. ej., el mismo Bello
· continuaba el texto últimamente citado, aclarando que entre las operacio-
nes que resultaba preciso practicar sobre las "leyes sabias" de que antes
.había ha~lado, encontrábase la de "purgar nuestra legislación de toda especie
de trabas que coartasen la libertad civiC'-. :
Esta exigencia, que como tal se ofrecía a mentalidades empapadas de
las ideas nuevas, debió de conducir a la gestación de un quizá muy vasto
movimiento de crítica interna y subsiguiente mente, de otro no m~nos
amplio de reforma; concernientes a los aspectos antiliberales o menos
· racionales del antiguo derecho. Pero la fuerza y vastedad de ambos
movimientos en la práctica se vieron detenidos en su impulso, en virtud
del siguiente factor: La sociedad chilena de fines del siglo XVIII y de
·principios del siglo siguiente careció de una burguesía y de una clase
media desarrolladas, las cuales, debido a los intereses y aspiraciones
· propios de esos tipos de estratos sociales, hubieran podido sentirse más
condicionadas. por cierta parte de l<i institucionalidad vigente y exigir un
cambio profundo en ella; por lo demás, causa y efecto de tal carencia de
esos estratos fue la inexistencia del maquinismo y de la industria en el país;
cuya economía continuó siendo aún por muchas décadas de tipo agrario y
secundariamente comercial; aun en este último campo fue relativamente
escaso el desarrollo de una clase social vinculada al mismo y de hecho
quienes solían dedicarse a las actividades mercantiles eran precisamente
'personajes provenientes de las clases alta~. Lo propio sucedió con la
, . Hubo, por cierto.. excepciones. Tal fue el caso d~ la lucha contra los
mayorazgos, en que, desde eJ primer momento, se observa una argumen·
. tación basada en motivos reales y objetivos del trálico patrimonial. Por lo'
'mismo, la medida despertó seria oposición y sólo pudo consumarse en
1852. También puede mencionarse la reforma del sistema de prelación
de créditos e hipotecas en 1845 y 1854, que obedeció a una necesidad real,
y reclamada expresamente de satisfacción; Propiamente hablando', éstos
fueron los únicos verdaderos casos de crítica interna al derecho durante el
período., ., , ' , " ."., "',' 'c
~~~~y de 14 de marzo,de 1853, en Bol. 21 '0853) 3,' N" 109, p, 109 ~s,
..
1-\ ETAI'A Ín:I.I'I_-\l\EAMIE~T() DEI.A FI,IAClOl\ 12:'
De todos modos, la ~erie de reformas al derecho'civil que se impulsó,
durante el mismo; por regla general no estuvo precedida de un movi~
miento de crítíca interna porque ocurría que quien'e~ lo hubieran podido
conformar eran los' mismos que detentaban el' poder polítiCo. Como
consecuencia de ello, un' movimiento literario de crítica se hizó innecesa-
. , rio y fue éste sustituido por un movimiento direc!o de reforma; o, si 'se
quiere, la crítica al antiguo derecho fue llevada a cabo a través de su
reforma misma y en la medida de esa reforma, por lo demás, limitada. A
fine~ del período, el derecho tradiCional prácticamente había reCibido
todas las modificaciones objetivamente necesarias, más otras quizá no tan
necesa~jas per~ satisfacientes del espíritu y de la ideología de'los tiempos
nuevos.
','
CAPITULO II
,CRISIS y CRiTICA D~L DERECHO COMÚN EN EUROPA
. " • I
SECCIÓN PRIMERA
Crisis' y ti-ítica del de"recho común en Europa durante la época " '
moderna ' ,',
2~SLit:
.
general:. KOSClfAKER. P., Europa y ~l d;rtcho
.
/'omallo (Ir~d. Santa Cruz, Madrid,
!
I 124 .\:\()RES U.:I,I.() (;(lIl1FI(:'\J)()R/T<)~I() I
1 'siendo usado como un~derecho supranacional por todos los países euro-
, peos: y en qúe; en el interior de cada país, se lo había considérado como un
'1 ,derecho común, aplicable en subsidio' de sus derechos propios, para
:1 ,colmar sus lagunas, en d atendido, sin embargo, de que la verificación de
,1: ", una laguna o deficiencia en el derecho propio éra un juicio a posteriori,
"
~ formulado después' dé una comparación 'entre aquél y el romano, para
I
determinai-:si, en primér lugar, dderecho propio ofrecía o no una
i solución para el caso de que se tratase: y, en segundo término, si la
" o
solución que él ofrecieta era no contraria a la presentada por el derecho
"
'romano. En' el eventó de no halhirse respuesta en el derecho propio,
:¡ procedra naturalmente la aplicacióndel común; eri el evento contrario, si
"
"
la respuesta proporcionada por ese derecho' propio era en todo con-
gruente con la ofrecida por el común, se aplicaba aquél según éste, es
, decir;se aplicaba en realidad el común: y si la soluci6n del derecho propio
;1 era contraria a la del común, se interpretaba restrictivamente aquélla para
;,
1955); CALASSO, F., M,dio nlO Jtt diriuo, /: L, fUll/i (~liIano 1954), p, 345 SS.; WIt:ACKF,R, F.,
Prioo/rrchtsgmMehlt d" Ntuluil 2 «iiiningen 1967 ), p, 26 ss, trad. ital. Firenze 1980. p. 25 ss.;
, ,cAN NATA, A.A., Lintammli di sloritÍ 'dt,1la giuruprutÚnUJ turupta 2 (Torino 1976), t. 2, p~ 7 SS.;
, CAVANNA, A., Sluria dtl diriuo modmlO ill Euro/J(I, /: ir fun/i, il pnuitro giuridico (Milano 1979),
· p. 95 55. En estas obras se ve la literatura especializada .
. . ~!II'Lit,: mi libro Ralio Stripla (FranlcJurt am Main 1911 1), p. 51 55. Ysu resumen como
Razón ,serila, en REJlj. 4 (1979), p. 135 ss. De todos mlldos ralta una obra concerniente a
Europa en general. Para el S XVIII: LUIG. K,; Dtr Gtllungsgrund d" romisehm Ruhl im 18.
jahrhu,ulm. in IlIJlim, F,anllrtic~ und DtullChland, en La formaz.io1U! slorica tUl diritlo modtrno in
Eu~ (Firenze.1977)"t. 2, ~. 797 ss. :ara Espai\a. Gl'Z~AN VIII, p. 272.
u .:'1'.\1'.\ !lEl. l'U!\t:AMIt:!\TO m: l.A ..../A<:IÚ:'>; ..,
1""
:'/.
26('CUZMÁS A., Ralio'('n'~ 256). p. 6i SS.; .. R<lzó~ (n: .256j, p. 142 ss.; EL MISMO: dmclw
'/'/Imllno, tquidad tn F. ú ~uartn. en MIDE. 48 (I97B). p: 615 ss. ., '
" . .'
1..\,,:1".-\1'0\ IlEl.l'l..\I'I:F..\MIEI'I:TO m: I.A H.J.\CIO!'l: . '127
"',
", 261 Sobre esta' crisis: GUZMÁN, Dtcisión (n: 258), p. 854 n. 5. ,
26,2Surgió también la práctica de distinguir entre opini07lLs commu1U'S, magis communts y
éommunissimtU; lo mismo que una literatura compilatoria de las opiniones comunes y de las
commu1U'S conlra commu1U's: yid. GUZMÁN, Decisión (n. 258), p. 859. .
I 2~~Sobre esto: la lit. que se cita en GUZMÁN VIII, p.'281 NU 33. "f •
I ,26~Reprodulco'parte de mi escrito: Mos gallicus., mos ilalicus, en Rn'isla d, D"r,dlO d, la
.'. 6. ¿Cuál fue el balance final de esta crisis del derecho común y de las
críticas dirigidas en contra de él por el humanismo? El resultado fue la
ruptura de los moldes mismos del sistema~ y como ese sistema en realidad
consistía en una pluralidad que los medievales se habían esforzado en
r!!conducir a la unidad a través.de mecanismos inventados y supuestos
aceptados, desaparecidos esos mecanismos yesos supuestos, la pluralidad
afloró. A la íntima unidad entre derecho común y derechos estatuúi'rios,
, ambos vigentes al mismo, tiempo, pero relacionadós de acuerdo con la
, .teoría de la aplicaciÓn subsidiaria del primero, siguió una vigencia discuti-
da del derecho romano con base' en su equidad. A la unidad material a que
los medievales habían conducido la pluralidad de textos recogidos en el
Corpus por medio de su interpretación dogmática, sucedió la visión de un
amontonarriiénto de texú>s.A la unidad de opiniones a través del meca-
nismo de la communis oPinio doclorum procedió una pluralidad multiforme
y abrumadora de sentencias. El resultado final tenía que ser la desorienta-
'ción y la confusión, la incertidumbre y la incertéza. El remedio fue la
proposición de nuevos cuerpos legales que reemplaiaran al mismo tiem-
po al Corpus luris y al derecho riacional, fundidos en una unidad. Pero los
1_\ t:T.\I',\ flEI. I'I~\,:\ E.\~II E:\TO m: 1.\ HJ.\C10:"\ l :!!l
SECCiÓN SWl,;NDA
,Influencia de la literatura crítica europea en los
juristas chilenos
, , .
l. Este ambiente crítico llegó a Chile a través de las obras que .10 conforma-
ban, especialmente, corno es natural, de las espailolas:!HII, si bien no deja de
~U~'panorama gene~1 sobred pa~ de libros españole's a América, per(~ sin referen-
• 1.\ .: ....\1·.\ IlEI.I·L\:\E.\~II':l'\TO m: I.A H.J.\CI():\ 1:\1
cías especificas a .Ia literatura jurldica, en LoIIMASN, G., Los libros t.fpañoks tn Indias, en
His/oria tk España. Es/udios publicados ro la roo/a Arbor (Madrid 1953), p. 42255.
2691nventario de las bibliotecas de: Jo~ de Toro Zambrano, en Rroista d, Biblio~afía
Chiltna J o:tranj"a 1 (1913) 6, p. 220; Santiago de Tordecillas, en Rro. CMlflla dI' 1Ii:.loria J
GtografÚJ 102 (1943) 6, p. 136; Teodoro Sánchez, en El Bibliófilo Chilrrw 5 (1952) 8, p. lOO;
, . Agustln Moreno y Escandón, Archivo de la Real Audiencia (= RA) v. 1599, pza. 2, fs. 180 y;
Juan del Corral, RA. v. 335, fs. 6 v.; Fernando Bravo de Naveda, Archivo de escribanos
(-AE) v. 894 fs. 180 v.; Francisco Martlnez de Aldunate AE. v. 890 fs. 82 v.; Alonso de
Guzmán, AE. v. 940 fs. 375 v.; Tomás Durán, AE. v. 701 fs. 248 v.;Juan Verdugo, AE. v. 78H
fs. 338;Jos~Sánchez, AE. v. 390, fs. 154; Pascual de Silva Bórquez, AE. 872, ('s. 187; Mariano
Egaña, Arch. Judicial Stgo. leg. 324 pza. 5, fs. 58. . .
· 27°lnventario de la'biblioteca de Mariano Egaña, en Exptdimlt sobrt Illv/'IIlario dt 1m bil'lIl's
¿ti finado Sor. Don Mariano Ega,ia, Archivo judicial de Santiago, legajo 324, pieza 5, fs. 59.
71
· . 2 Caúflogo manuscrito dt la biblio/tea dt don Andrls Btt/o, pza. 129 de los Pap,ll'$ dt dml
Andrls B,l1o en la Colección de Manuscritos de la Biblioteca Central de la U. de Chile (vid.
Catálogos de dicha biblioteca, Santiago 1965, en Gl'7.MÁS. FUtrllfJ. Anexo I ('s. 36 v. (;'70 v.).
· 272Papeles (n. 271), pza. 129, fs. 35 (=68: Juicio critico); fs. 36 (=70: Ensayo lIist6rico).
, 2751nventario de las Bibliotecas de; Teoooro Sánchez, en El Bibliófilo Chilmo 5 (1951) 8,
p. 101; Agustln Moreno y Escandón, RA. 1599 V. 1599, pza 2, fs. 179;Jos~ Sánchez, AE. v.
390 fs. 153 (trad. castellana). •
2Hlnventario de las Bibliotecas de; Teodoro Sánchez. en el Bibliófilo Chilmo 5 (1952) 8, p.
103; Colegio Máximo de San Miguel, Archivo de los Jesuitas. v. 7, pza. 4 fs. 312; Fernando
. Bravo de Naveda; AE. v. 894, fs. 182; Francisco Martfnez de Aldunate AE. v. 890 fs. 79 v.;
Alonso de Guzmán AE. V. 940 fs. 374;Jo~ Sánchez, AE. v. 390 fs. 153 v.; Pascual de SilVó1.
AE. v. 872 fs. 185 v.; Andr~s Bello, Paptks (n. 271), pza. 129, fs. Í4 v. (=28 v.).
2751nvcntario de la Biblioteca de Mariano Egaña (n. 270), fs. 59 (trad. castellana).
.\~I>RES JlEI.I.O COlllnC.\1l0R T()~IO I
"
.. 1..\ t:....\I'.\ IIn. 1'I..\l't:.\MIt:I'\TO m: 1.,\ HJ.\CIOl' 1:1:\
más por el arbitrio del juez que . para hacerse de una propiedad de
por una disposición cierta del de- arraigo o un contrato con perso~
recho, y en dos negocios iguales se nas particulares o privilegiadas o
dictan sentencias [distintas], ya en' cuantos medios de seguridad
favor del actor, ya en favor del haya imaginado; en fin, aunque
demandado, sin que el derecho ni haya practicado cuanto pudo y
los hechos hayan variado, sino só- debió hacerse, todo, todo es bur-
lo ~n virtud de que a unos jueces lado por la complicación de leyes
place la opiniÓn que a otros dis- contradictorias, por las opiniones
gusta, satisfaciéndoles en cambio de autores divididos en sus inter-
la directamente contraria~ resul- pretaciones y glosas, qu·e hacen
tando así la república gobernada inefectivas las responsabilidades
sin ley cierta y coq tanta variedad de un juez o de un tribunal y le
. de opiniones. Lo que más, sin em- hacen árbitro de vulnerar al que·
bargo, debe doler es que en. los no sea de su agrado. De aquí nace
litigios que cada día tienen lugar, la acepción de personas· por los
no habiendo nada cierto, a ojos vínculos de la amistad, de aquí la
cerrados se consumen los patri- venganza de sus enemigos, el pá-
monios y se acaba la vida de los bulo del odio y de una pasión, los
hombres ... 281 • efectos de una antipatía <> simpa-
tía nacidos todos de aquellas cau-
sas por las que vemos con dolor
que ex bono et aequo y por las
mismas razones que se gana un
pleito se pierde otro de igual na-
turaleza o identidad.
El texto de Zevallos piensa fundamentalmente en el derecho común
mientras que el de .Vicuña en el derecho real y en el indiano; per<> la
similitud mental de ambos es evidente y no 'podemos dejar de estimar que
el primero ha contribuido a formar el clima de ideas de que ha surgido el
segund0 282 • . . . . . .
281 ..... ul qtiililNt mirtlur, in quanla ealigin~ rI obJwrital~ tolulII jlL\ ¡'nlt'lur, (UIII nulla sil opil¡io
•etrla tt vtrÜsima, quM non posit plu.ribus contraris opinionibus ti fUluJammlü eonlrariari el sic 07llnia.
,.,golia magis tx judicum arbitrio, quam tx urta juris düposiliol~ /l'7lnioonlur ti modo in U.'IO tOlÚmqut
"'go/ill, ",,"e pro aclort;nunc pro rto, smltllliáftrlu'r, sint varialiO!" juris,."tqut faeli, st'd .WlurR.'"
·,·u, quia hiJ judicibus plactt hMc opinio tt aliü düplietl, ti contraria diTtC~ salüfacil, cum si~ ~t~.kgt
. omnino in tal opinionum oo,utalt Rtpublica gub~lur. Quod tsllllaxllllt doll'lululII, qUUlIII /¡flbus.'
quM colidü con/ingunt, cum nihil sit c"'um, connivtnlibw oculü palrilllqllia COIISUlllarllur ,lllOnu·
num vittu Itrminantur" (ed. Coloniae Agrippinae 1664, s. fol = 3).
2K2-fodav(a podr(a presentarse el siguiente pequeño detalle indicativo de la dependencia
.\:'\IlIU~'i IIEI.I.O C( mmC.\IK IR I T( )~I<) I
CAPITULO 111
.. LA CRiTICA CONTRA LOS DERECI¡OS CASTELLANO
E INDIANO
..... . .
,
,.
L\ ET.\I'.\ 1lE!. I'L\!'\E.\MI El'\TO m: 1..\ FI.J.\C101'\ I:n
juristas y políticos chilenos. De. ellos hemos tratado en otro lugar:!!! 1, con
riguroso ceñimiento a los textos, debido a lo cual, en lo que sighe, nos
limitaremos a resumir nuestros resultados anteriores.
'1. Multitud de leyes. Esta crítica apunta~a a deminciar tres caracteres n'my
precisos de las fuentes legales de esos derechos: por un lado, la pluralidad
'de códigos existentes; por otro, el \'OIUlJlen de disposiciones que contenía
cada uno de ellos; finalmente, la cantidad de leyes extravagantes 'a esos
mismos códigos. Tal tópico encuentra su correspondiente europeo en la
crítica dirigida contra el Corpus /uris Cit'ilis de estar compuesto en realidad
por cuatro códigos diferentes (Instituciones, Digesto, Código y Not'l'Ias); de
contener cada uno de ello$ una enorme cantidad de unidades, es decir, de
fragmentos jurisprudenciales el Digesto y de constituciones imperiales el
Código yhs Novelas, unidades qúe desde la edad media fueron denomina-
das como "leyes"; y de existir una legislacit'lIl posterior al Dige,\to y al
Código, precisamente las Novelas, que extravagante a ellos, modificaba el
derecho anterior en aspectos importantes.' .
. El tema lo encontramos formulado en .Jo~é Alejo Eyzaguirre:!!!;' en
1823, Santiago Muñoz de Bezanilla2K6 en 1826, en un uniforme de ese
mismo año de lá comisión de legislación yjusticia del congreso!!!!;, en.José
Joaquín de Mora 2KI:I en 1829, en.J uan Egaila!!!!!I en 1831. en tina contesta-
ción de la cámara de diputados:!!)" al mens¡tie Pl:esidcndal de igual año )'
en Portales2!1I en 1832. .
n. Carácter recopilatorio de los códigos. Este tema apuntaba a una de las notas
más principales de varios de los códigos hispánicos: la de ser ellos precisa-
,mente recopilaciones de leyes y no cuerpos refundidos en una nueva
unidad, con todas las desventajas que presentab:i tal técnica fijadora.
D!cho tópico encontraba su origen en la secular crítica dirigida al Digesto y
al Código justinianeos, de ser también recopilaciones de textos jurispru-
¡
," \ .
denciales y legales. respectivamente. de ser "centones" como se decía, esto
es"de estar constituídos por uniones de ~·r~lazos··. Es preciso recoiHKer.
¡,
I
, sin embargo, que ya en la misma Espalia esla cararleríslica hahía sido
objeto de una crítica por parte de Frallds('o !\IartÍllez l\larilla, f(lrIlJulada
I en su célebre opllsculo Juicio crílico dl'la .\'Ol'(.\illla U('co/Jihu,itíll (1 H20), cn
j' . qúe, entre .otras ceúsuras. precisamente deslacaba el procedimiento rcm-
~ 'pila torio segl~ido para la composici()ll del ("{)digo de IH05. .
Este tema lo encontramos' destacaclo en EI,\I ollilor¡ III/)(/rl'ia(.!!''! en I H2i
redactado por Santiag(~ MlIIioz de Bezanilla: elíJosé Joaquín de !\lora'!!';!
,e'n 1829; en Juan Egalia:!!II'en'IH31 yen (;abrielJosé T()cornúl'!!I'-'e1
mismo ario. '
l' •.
,V: Desuso de amplios sectores del derecho. También, al igual que en el caso
. anterior, en esta materia la realidad de las cosas se imponía ajena a toda
influencia. Por un lado, la antigüedad de la mayoría de los códigos
heredados por sí misma; por otro, la mutación política y social sufrida por
el antiguo rein~ chileno en el siglo XIX, habían, en efecto, determinado el
desuso o la inaplicabilidad de variados y vastos sectores del derecho
legislado contenido en. tales códigos, que, sin embargo, formalmente
continuaban vigentes en su integridad. Tal también había sido un repro"..·
che dirigido en la época moderna contra el Cor,bus [uro justinianeo, aun
cuando, repetimos, la crítica chilena lo más probable es que haya surgido
autónomamente. Ella la encontramos, por otro lado, en la comisión de
.. justicia y legislación del congreso nacionat=\U5 en 1826, enJoséJoaquín de
Mora 306 en 1829, en la comisión de législación de la cámara de
diputados 3 0 7 en 1831, en la respuesta de la cámara de diputados al
mensaje presidencial de 1831 3UII , y en Portales en 1832:\(1\1.
VI. Multitud.y vicio de glosas y comentarios a las leyes. Este tópico resultó ser el.·
. más repetido por todos; pero ello nada tiene de extraño, pues también
había sido el más reiterado en la literatura europea de crítica contra el
derecho común, uno de cuyos signos de decadencia más acusados en la
éppca moderna había sido el. enorme incremento de intérpretes y la
vastedad de opiniones disentientes que dominó al foro y a la literatura. En
relación con este tema, es necesario tener presente qoe aun cuando los
chilenos, al formularlo pensaban en la literatura de derecho real, en
alguna medida también debían de tener presente aquella de derecho
. ' . , ".;.
I
r( "
I
,~IUGt:ZMAs, Fu",trs. doc. N" 12 anexo 321).
'IIGl·ZMAs. Fu",t,.(, doc. N" 16 anexo 4HI.
~1:lMoRA. J.J.. Pr'lKuIH/(;,m,.~ foum'J. en Gl'i~~IAS. Fu,,,t,..(. N" HI.
~1~Gl'ZMÁS. Fu,,,t,.(. doc. N" 31 anexo 21)7.-
"~Gt:zMAs. Fu",t,J. clClC. N" 53 anexo 64H.
I ,uGl·ZMÁS. Funl',..(, doc. N" 59 anexo 103.
I ~ItIGl:Z~IAs. Fu",t,s. doc. N" 6 anexo 742.
,.7Gt:ZMÁS, Funl"s: doc. N" 12 anexo 326.
'''"Gez~IÁs, Fu",',s, doc. N" 13 a'nexo 5711.
l' m'MORA.J.j., PrtlKupaciontsfomu,s. en Gt'lMAs. Fumt,.(. N" 19.
':lIlEGA:i:A,j., R,flrx;on,f. en GezMAs. FumlrJ. doc. N" 21.
I 2I
' GL'ZMAs, Fu",',s. doc. N" 22 anexo 117. .'
i
~:l:lGt:z~iAs, Fu",tts. doc. N" 49.
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1.\ n:.\I'.~ IlEl.I'I.\l\t:.\MIEI\:TO m: lA F1JACIOl\ I:\!l
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!4n . .\:-';IlK.~~ IIEI.I.O c(lIl1H<:.\I)(lI(: I()~IO I
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'." CAPITULO 1\'
L.-\ CRiTICA CO~TRA EL l>EREClIO RmlM,o
. I
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L\ n',\I',\ DEI. l'I.,\!'\t:.\M 1E/l:TO nt: 1..\ t'I.J.\c"!O:'\ 1-11
I "
S36[1 documento se encuentra en Archivo Nacional. Capitanía General. vol. 40, fs,
299-300. .
s~7MoRA,J.J.~ PTtocupaciotU5¡Orl'n5t5, en"EI M"furio C/¡il",o N" 15. de 15 dejunio de 1829.
Wase la reedici6n 'que he hecho en REHJ. 4 (1979), p. 193 ss.
, . "
142 Af\J>I{ES IIUJ.O COJ>JFIC:,\J)( 11{ nmro r
artículo en que se incluía dicho párrafo, como su nombre lo indica, estaba
destinado al análisis de ciertos prejuicios (preocupaciones) imperantes en
materia jurídica. En el sentir de Mora, ese excesivo entusiasmo por el
, derechó romano y su exclusión de los estudios, eran dos de tales prejui-
cios, del todo opuestos, por cierto.
El examen de Mora en su mayor parte estaba dedicado a justificar el
estudio y el uso del derecho romano, basado en su utilidad para el es~udio
y comprensión de otras ciencias; como la historia o la lingüística, y de la '
cultura general; en que el derecho romano estaba en la base del derecho
castellano; y en que él, sobre todo en lo relativo a contratos, era la
expresión de la justicia natural y de la' equidad práctica. '
. '
, Todos estos argumentos militaban, según Mora, en favor del estudio
dCI dereého romano. Pero enseguida analizaba los conducentes a la con-
, c1usión contraria. Era a propósito de ello que se insinuaba su crítica.
Desde luego, reconocía este autor que' el derecho romano encerraba
muchas disposiciones absurdas, inicuas e inaplicables a las actuales cos-
tllmbres del país; que élconstitura un muy vasto depósito de preceptos;
que ellos hablan' emanado de principios diversos; y que se hallaban
afectados'de incoherencia. Como consecuencia de esto, consideraba que
el derecho romano no era condición sine qua non de lajurisprudencia, ni
la parte vital e indispensable de los estudios legales y aconsejaba no perder
a
tiempo en disputar sobre todas las cuestiones que podra dar lugar sus
lugares oscuros o contradictorios. Su inferencia final consistra en evitar
'para el estudio de este derecho el método escolástico, que consideraba un
fecundo manatltial de disputas ociosas y eternas y escuela de sofistería y
engaño. Como contrapartida, sugería el empleo del método ex positivo e
histórico. '
Mora; pues, excluía como método de estudio y aplicación del derecho
romano el que en lá edad media habían fundado glosadores y comentaris-
tas, el cual, en medio de las visicitudes y ataques de la época moderna,
todavía persistía en Europa como método propio del derecho común
práctico hasta la época de las grandes codificaciones y que por entonces
aún debía de mantene'rse en los círculos forenses de Chile. Ese método
, ", corresponde al que Mora denominaba escolástico (mos italicus). Su opción,
en cambio, era por el método humanista, que llamaba ex positivo e históri-
co, seguramente en la versión a que él habla llegado por obra de la escuela
de jurisprudericia elegante, en especial, a tra\'~s de Heinecci0331! •
en c1liceo, esto es, conforme con el método hist6rico y humanlstico y no, por el (:ontrario,
M como las qru nos han prtctdido tll t.l/a carrtra, I/J.f eua/t.f, .ftglin la IN/la tXpmión dt IItinucilLf,
COllvtr/lan la jurifprudtncia tri ulla citrlria mtZquilUl. qllt tri /ltgarldo tI momtrl/o dt la aplicación.
bjaba tri talt's /init'blas a sus adtp/os, qut al actrcaru por primtra tlt% al foro, .Il' CTl'ftm /ral~I/J(}r/ados a
un mundo bsconocido". Más adelante promete no entrometerse a "dilpu/tlT .mbrt /tI qut putdt
habtr dt oscuro" problima/ico" en las disposiciones romanas. .
~~"'El Araucano N..•· 118, 19 Y 120, de 14,21 Y211 de diciembre de 11132.
~~uLIZARUJ, A., Escritos, strVÍcios dtl ciudadarlO Dr. D. Juan Egmul, en. Colt'cción tÚ algullo.f
t.fCri/os polí/icos, moralts, poi/icos, filosófICOS dtl Dr. D. Juan Egarin .fl'Pltldor dI' la rtpúblira dt Chi/t
(Londres 1826 a 1830), t. 1, p. Xl\'lI. .
1-1-1 .\:\IIKL'iIl .... I.OUlIlUIC.\I10K 10'101
, '"1... slIgr-rr-nci.. d~ coru"llClncJt'r t'1 ~\I:rjlll 1'lIhlir¡ulu t'n ,1 .irnll(t",n ..1 rd'c:rj,lu pur
l.i,.lItlj l•• elt'b" 111 proft',ur AI.mliro d~ ",ji.. , ":.' ,
'.
, 1.\. 1,\1';\ IIU.I'I.\~"_\~IIE~TO lit: ....\ "'J.\cli)~ lü
• ~ .1 " , CAPITULO V
LA cRITICA CONTRA n~ DERECHO PATRIO '
También el dé~~ho patrio chileno fue objeto de una críti~a durante este
período y ella se desarrolló sobre la base de los mismos temas usados
freine a los otros derechos. Analicemos los casos más importantes~"2. '
[g
patrio eran los siguientes: proliferación de leyes; desconocimiento gene-
ral y desconocimiento específico de las mismas p'or parte de estudiantes y
jueces; inobse~ancia de tales leyes.,
. ....
, ,
.
• ~1LiI. Gl'zMAs, A., Critica ~I d~/',dlO /N/I/'io.; /J1U."".t,., IHm/ ,'"lij(/(;';". enlln..i",;, ti, J),.,.,dlll ti,
la Ullil'f'/'lidad Catülica ti, Val/Nm,lw (I!179). p, Il7's~.
!\~~Gl'ZMAs, FWllt,S, doc. N" 6 anexo 42.
, !\uGl'l~I.'S, FlUlltn, doc. N" 11.
. .. , , ' "
. . .
, ~' , , , ' 'AS I>RES IIU.I.O COI>I fIC,\J)OK I T~ )~I() I
!:' '~cesidad" y "urgencia" son términos que no se entienden sino referidos
- a un estado plural de normas. '
~CONCLUSIÓN •
TITULO SEGUNDO
LOS ESFUERZOS EN TORNO A LA FIJACION DEL DERECHO,
1: PROYECTOS PARA LA RECOPILACION DEL
DERECHO PATRIO
,
La crítica al derecho nacional que hemos estudiado en el título anterior no
se agotaba ensí misma; por el contrario, estaba encaminado directamente
a mostrar la necesidad de superar el estado del derecho que ella denuncia-
, ba, precisamente a través de su sustitución por nuevos códigos. Este ideal '
quedó incluso consagrado constitucionalmente en las cartas políticas de
1823~146 y 1828~1J l~ mismo que en el proyecto de constitución federal de
1826~48. La pr~mera vez, sin e~bargo, que se habló expresame~te de la
. "
L\ 1:1'.\1'.\ llEI.I'l.\"1:AMIE"TO m: I.A .. 1.lACIO"
CAPITULO I
EL PROVEcro DEJOS~ ALEJo EVZAGUIRRE (l823)~:,1
'51 Lit.: GUZMÁN, A., Critica túl tUruho patriay pruytcto.! para su[dació'I, en Rnlistas dt Dtrtcho
. tú la Univ~idad Católica tú Valparaúo 3 (1979), p. 67 ss.
'52.José. Alejo Eyzaguirre (1783-1850), bachiller y doctor en cánones y leyes por la
Universidad de San Felipe; desde 1807, sacerdote; en 1815, promotor fiscal eclesiástico;
. desterrado por O'Higgins en 1822, regresó a Chile a la calda de aquél. Varias veces
diputado; en 1845 fue designado arzobispo de Santiago (FIGt:EROA, P.P., DicciU1lllrio biográfi-
co tú Chile4 , Santiago 1897, t. 1, p. 419 ss.). Vid. también: TAHJRÓ, F. de P., DmlJosf Altjo .
EYUlguirrt, en DESMADRYL, N., Galeria Naciollal o coll'cciólI dt biografla y rttratos dt IlOmbrts
Cflebrts tú Chile (Santiago 1854), t. 2. p. 101 ss. .
'5~GuzMAN, FUttlus, doc. NU 6.
~5~GUZMAN, FUttlus, doc. NU 6 anexo 742.
'.
152 .'.:'\IlIU:S IIU.1.0 COIlIFIC.\I)()K :TO~I() I
·tÚun.midio Prúiso paTa i"nstro'irse ~~ 1'1 dl'Tl'Cho patrio". Por otro lado, fue con
tal inteligencia que la comisión de justicia del congreso constituyente,
encargada por la sala de informar el proyecto de Eyzaguirre, cumplió ese
cometido; en cierta parte'de su informe, en efecto, dicha comisión expre-
saba sustentar la opinión de que se nombrase una comisión especial para
la formación del código "rmjpilando todas las 6rdenl's leyes y drcrl'tos'confunza
de talt(que se hayan expedido desde 1'1 princiPio dI' la libertad dI' Chile hasta el
dla ..."'j;", con lo cual referíase inequívocamente al derecho patrio.
, El proyecto encargaba la labor a la ~omisión de legi~lación del mismo
congreso constituyen'te, o bien a una comisión especial que éste establecie-
. se con posterioridad. Su labor consistiría en registrar las fuentes en que
estaban dispersas las disposiciones del dérecho patrio y en reducir éstas a
un código legislativo .. Se trataría, en primer lugar, de recoger y coleccio-
nar los impreso$ en que se contenían la:> normas, las cuales el preámbulo
llamaba "paptll's públicos" (periódicos) en que éstas solían ser publicadas; y
sobre est,a base debía formarse propiamente el código.
CAPITULO II
UNA RECOPILACIÓN ORDENADA POR RAMÓN FREIRE
. (I825):II;~
i,
1•.\ t:T.\I',\ DU. 1'1-\1'1: E.\M 1EI'I:"'O m: 1..\ t'l.I ;\(:101'1: 1:; i
verificaba, en primer lugar, lo necesario y urgente de compilar en un
código nacional todas las disposiciones promulgadas des~e el principio de
'la revolución de independencia para los diversos ramos de la administra-
.. cióri del gobierno; afirmaba, en seguida, que tal labor de compilación
. competía a la suprema corte de justicia361 ; mandaba luego que se oficiara
a este organismo para que "sin pérdida de momento proceda fl ella", permi~
tiendo la alternativa de que el trabajo concreto fuere dividido por partes
entre los ministros de ese tribunal o bien encargado a uno sólo del mismo,
caso en el cual quedaría él aliviado de algunas cargas <"pensiones") propias
de su oficio ordinario; prometía finalmente el decreto, que el gobierno
cooperaría con cuan~os auxilios pendieran de su arbitrio, "los que indicará
la Corte para allanarlos inmediatamente".
Este decreto insinuaba el estilo de füación que debia emplearse en la
confección del código, el de las recopilaciones: "tompilar en un código
nacional todas las disposiciones dadas desde el princiPio de nuestra gloriosa
rroolución". 'Ello se entiende: la empresa consistía en reunir leyes disper-
sas, no en hacer un código nuevo; y los autores del decreto, para casos
como ése, tenían el secular modelo de las recopilaciones castellano- .
indianas, modelo que, por 10 demás, habia sido uno de los ofrecidos como'
alternativa por Eyzaguirre dentro de su propio proyecto. '
. Por cierto que la orderi del director supremo no fue cumplida y
nuevamente un plan fijador del derecho patrio no pasó del estado de
plan.
.2. En realidad, sólo en 1846 tuvo lugar una suerte de fijación de ese
derecho producido durante el período a que aproximadamente se habian
referido ambos planes: 1810-1823. Tratóse de una füación de carácter
. privado, que bajo el titulo de Colección de las leyes y decretos del gobierno desde
1810 hasta 1823 apareció publicada en Santiago el año indicado. Su autor
fue Cristóbal Valdés y pese a su carácter privado, la obra recibió autoriza-
. ción oficial y fue revisada en el ministerio de justicia365 • A ella nos
referiremos más adelante.' . '
Por' lo demás, hay que decir que en 1831, al describir el diputado
Gabriel José Tocornal su plan de fijación del derecho, del cual hablare-
mosdespués, no dejó de plantear la necesidad de que la fijación propues- .
ta; que en realidad consistía en una consolidación del derecho vigente,
recogiere "las leyes y decretos que se han publicado desde nuestra 'emancipación
polflica, ~ra colocar con preferencia ~n respe~tivos tftulos las que se hallen
" vigentes" 66. El proyecto de Tocornal no fue nunca realizado, pero queda
como un ejemplo incluyente de la fijación del derech,o patrio, aun cuando
I él era más amplio y concernía principal y sustancialmente al derecho
castellano. '
! . TITULO TERCERO
LOS ESFUERZOS EN TORNO A LA FIJACION DEL DERECHO, iI:
, UNA PROPOSICION DE O'HIGGINS PARA ADOPTAR.
LOS CODIGOS NAPOLEONICOS (1822) . '.
' •• ¡
LA ETAPA DEL PLA!\E~MIENTO DE LA "1.lACIO!\ ' 15!1
TITULO CUARTO
LOS ESFUERZOS EN TORNO A LA FIJACION D~L DERE-
CHO, III: PROYECTOS PARA LA CODIFICACION DEL,
DERECHO
~Sobre la expansión del código francés en el mundo, puede verse 'los diferentes
anículos sobre el tema aparecidos en Le CCKÚ Civil, Livrt du unltMirt (Par(s 1904); también:
Travawc tÚ la Stmaint /ntñ-naclionak tÚ droil: L'/nflutnct du Codt Civil dari.s k' montÚ (París
1954),' , ' ,
369Vid. ORTlZ, Raúl, Oaxaca: cuna tÚ la codifICación ibtToamtricana (México 1974),
7
, °La primero fue la proposición de GabrielJ. Tocornal:'vid. GUZMÁN, FumltS, doc. N°
5~ anexo 649; y lo segundo, la de Bello en su anlculo de El Araucano NU 169 de 6 de
diciembre de 18~~, en op.jur l , p. ~9. = Op.jur. I , p. 141 55'. '
160 , A"DRF~'1 BEU.O com FICAIlOR I TOMO I
,CAPITULO l.
LA CODIFICACiÓN MODELADA SOBRE LA BASE DEL .CÓDlGO
NAPOLEÓN- EL PROYECTO DE
SANTIAGO MUÑoZ DE BEZANILLA (1827)
. "rias ~~guladas por cada uno, d'e los cinco códigos napoleónicos. Como se
.
, apreciará; pues, la extensión del plan de Bezanilla era amplia.
'
Hay que tener presen,te qüe no aparece claro en aquél, siri embargo, si
, toda esa amplia materia habría finalmente de quedar comp~endida en un
solo volumen o en cuatro. En el proyecto que Bezanilla presentó al
congreso en 1826, se mandaba reducir la legislación a un solo volumen:
en el artículo 2 del proyecto publicado en El Monitor Imparcial se ordenaba
a la cómisión presentarla en cuatro. Pero esta división no necesariamente
obedecía a una clasificación previa de las materias, sino que resultaba de lo
prescrito por el artículo 3 del proyecto, que disponía la publicación
semestral en un volumen, de los trabajos de la comisión efectuados
durante el semestre anterior; como el plazo dado a aquélla para la totali-
dad de su trabajo era de dos años, de ahí resultaban los cuatro volúmenes
, prescritos por el artículo 2. Esta'división, 'pues, tenía carácter meramente'
, material y no obedecía necesariamente a criterios de fondo. Por lo demás,
"los códigos napoleónicos eran cinco. En consecuencia, no estamos en
condiciones de saber si Bezanilla varió su modo de pensar de 1826 en esta
materia y si de una sola codificación abarcadora de distintas ramas que
a
propuso en ese año, pasó varias codificaciones separadas en razón de la
materia. Unicamente la atención que él dio a la legislación napoleónica en
el proyecto publicado ,en su periódic~ podría inclinarnos levemente a
pensar que la división de códigos por materias que aquélla presentaba
pudo haber influido en el pensamiento del autor del proyecto para
'. . conducirlo a admitir la misma división., ,
,
,. ,
, '
" ,
" , .
", I .......
1_-\ t:1'AI',-\ Dt:I.I'IAI'\t:AMIEI'\1'O m: I.A FI.I.-\CIOI'\
CAPITULO 11
LA CODIFICACIÓN DEL DERECHO PÚBLICO Y PRIVADO BASADA EN
LOS PRINCIPIOS, 1: EL PROYECTO DE·
FRANCISCO RAMÓN VICUÑA (1828)
" ,
LA ETAPA DEL PLAl'OúÚ.IIENTO DE LA F1JACJOI'O
ej., a la materia procesal. Esto último era claro en el proyecto si atendemos, '
a lo que se deda en el arto 2 de las normas comunes, en cuanto al fin que se
. indicaba ah( de considerar los ramos más comunes de la legislación: "a fin
de que se abrevien los pIRitos morosos, ya por las fórmulas o prácticas de los
tribunales ..•"; ya lo que señalaba el arto 3 de las mismas, en cuanto a que la
voluntad nacional "aspira a que sean efectivas las responsabilidades de los jueces
y el sistema de jurados". Un tono publidstico: por lo demás, dominaba la
frase del arto 3, según'la cual "la voluntad nacional quiere todas aquellas
libertades compatibles con su situación y que con el tiempo se ensancharán sin
perjuicio del orden y de la unión". Esa frase, por otra parte, denotaba una
,cierta tendencia de Vicuña a concebir la fijación sobre la base de princi-
pios abstractos, lo cual coincide con la circunstancia de que en ningún
momento se observa en el texto del proyecto ni la más mínima referencia
al derecho vigente como materia de aquélla. Vicuña, en consecuencia"
.hubiera querido ver construido un código enteramente nuevo; por ello
en su discurso de 13 de septiembre de 1829, que como vicepresidente de
la repllblic'a dirigió al congreso. nacional, hablaba precisamente de la
utilidad y urgencia que había en "la formación de códigos metodIZados y
sencülos,,3 79.
Un segundo aspecto que conviene tener presente, aun cuando venfa a
ser una consecuencia del anterior, es el de unicidad del nuevo código
propuesto por Vicuña. En el primer proyecto hablaba él de "proyecio de
legislación civil y criminaf'; en el segundo, de "un código civil y criminaf'; en
'las disposiciones comunes, de "el código", y de "su nuevo código". Cierto es
que~ste debía ser distribuido en cinco volúmenes; pero esta división física
, no embargaba la unicidad del cuerpo total del código, como resulta
, claramente de los textos precedentes.
Esto es cuanto podemos extraer del documento de Vicuña; pero ello es
suficiente para considerar emparentado su proyecto con el'siguiente.
. 5. Una vez presentada la moció~ de Vicuña al congreso, mandÓ éste
que la informara su comisión de justicia y legislación3Bo • Pero en las
_fuentes ,disponibles ningún nuevo dato encontramos relativo al curso
ulterior de aquélla, por lo cual debemos s~poner que diCha comisión ~o
evacuó su cometido y la ,moción de Vicuña permaneció sepultada y
I
enseguida olvidada. ,
l'
I En 1852, el senador DiegoJosé Benavente, sin embargo, en un discur-
79
,' GUZMÁN, FuniUs, doc. N° 20.
'80GUZMÁN, FuniUs, doc. N° 16.
.,
16/1 '\!I:()RES IIE\.I.O COlllFIC..\1l0R I T()~I() I
CAPITULO lB
LA CODIFICACiÓN DEL DERECHO PÚBLICO y PRIVADO BASADO
EN LOS PRINCIPIOS, 11: EL PROYECTO II'\SPIRADO POR
JUAN EGAÑA (1831-1832)
SECCIÓN PRIMERA
Las «Reflexiones sobre el reglamento de administración de
" " jus'ticia .. de Juan Egaña -
1. Iniciase ell~ con el escrito de este tftul0 3114 publicado por Juan Egaña 3115
,(bajo, firma de"N .A.", o sea, d~ las letras finales de s~ nombr~) en los
números 35 y 36 de 14 y 21 de mayo de 1831 de El Araucano. Con él
, respondia su autor al llamado formulado antes por el mismo periódico,
para que el publico observara el proyecto de reglamento sobre adminis-
tración de jus'ticia que la corte de apelaciones habia presentado ese mismo
añ.o y que dicho periódico publicó en sus páginas. La mayor parte de ese'
, escrito estaba destinado al objeto señalado en su título, esto es, a reflexio-
nar sobre el mencionado reglamento; pero en un momento determinado,
su autor saltaba de ese tema al de la fijación, expo~iendo sus puntos de
vista ysus sugerencias en torno al mismo. En efecto, enseguida de mencio-
'nar especialmente todas las'instituciones procesales y judiciarias faltantes
:II'4GUZMÁN, Fumlts, doc. NU 21. Para la atribución de este escrito aJuan Egalia: Vid,
GUZMÁN VII, P. 328,
38 5Sobre Juan Egaña:, especialmente: SILVA CASTRO, R, Egaila ro la Patria v;,ja, 1810-
1814 (Santiago 1859): HANISCIf, Walter, ÚJfilosofÚJ dnJonJuan Ega;ia, en Historia J (1964) p,
. 7-]5 J; CID, Juan Egaña corutitucionalista , pr6uT amnicano (Santiago 1940). en SILVA op. cit.
ibid., p. 231 55. se encuentran abundantes referencias bibliográficas sobre este personaje.
., .
·170
.
AI'DRES BElW CODlnCADOR I TOMO I
.
en el proyecto comentado y ~e achacar tales defjciencias a la exigüidad del
reglamento mismo, que contrastaba abiertamente con el amplio volumen
de legislación consagrado a esas materias en los códigos napoleónicos y en
. los antiguos códigos españoles, declaraba Egaña comprender el proceder'
de los autores del proyecto y no tener la intención de culparlos "subsistien-
do la actuallegislaci6n que nos rige". Con ello introducía una crítica general a
dicha legislación, que tachaba de informe, contradictoria, opuesta a las
costumbres e instituciones chilenas y a las ideas del siglo; ellas envolvían,
además, un "gmnen desorganizador de toda fonna judiciaf' y como, para
Egaña, la organización de los procedimientos judiciales resultaba del
espíritu y del fondo'de las Jeyes, he ahí que con tales leyes no podía sino
que nacer un proyecto como el que comentaba. Acto seguido pasaba a
justificar sus aseveraciones con abundantes ejemplos: la multiplicidad de
fueros judiciales (eclesiástico y ~entro de él, secular y regular), militares,
diversos civiles, de hacienda, concejiles, etc.,que determinaba la existen-
cia dé una embrollada heterogeneidad de recursos, tribunales, leyes y
'códigos para cada fuero, sin perjuicio de los recursos extraordinarios. Por·
ello, cualquier ley patria sobre tribunales, procedimientos y recursos
estaba destinada a enmarañar más aún la situación, debido precisamente
a la incompatibilidad entre esa ley particular y el sistema general de los
códigos vigentes. Por otra parte, Egaña declaraba que a todo magistrado
públicó correspondía una porción de facultades judiciales, fuera en' la
preparación o instrucción del proceso, fuera en la preservación de los
derechos individuales o de la tranquilidad pública o en lo concerniente al
cumplimiento de las leyes poUticas o administrativas o al desempeño y
moralidad de los funcionarios. Estas atribuciones y sus Umites debían
estar repartidas y señaladas en las leyes y códigos, según el régimen de
cada nación. Chile carecía, sin .embargo, de códigos peculiares porque se
regía por los españoles, de modo que cada magistrado público y cada
funcionario debía acudir a ellos en busca de sus atribuciones Gudiciales),
al menos por analogía: el presidente respecto del rey o virrey; los inten-
/ dentes respecto de sus homónimos; la corte suprema y las de apelacione.s
respecto de las cancillerías y los consejos. El resultado era que dichos
: magistrados se encontraban en los antiguos códigos con facultades y
atribuciones impropias del régimen poUtico y administrativo del Chile
independiente y, en general, con una situación que suponía instituciones
. ya no más existentes y que desconocía instituciones novísimas. Así, p. ej.,
el presidente de la. república hallaba que las leyes se refer(ana un rey.
hereditario, legislador omnipotente, superior a las le"yes y aún a las garan-
tías más esenciales, o a un virrey que todo lo consultaba y obraba sin
responsabilidade~ cua~do cumpUa las órdenes del soberano. Incompati-
00'
LA ETAPA DEL PLAr-;EAMIENTO DE LA fIJAClOr-; i7l
ba su examen en el Fuero Juz.go, el Fuero Viejo efe Castilla, el Fuero Real y las
Leyés tú Estilo, la Nuroa y la Novísima recopilaciones, la RteoPilación de
. l1uJias, para finalizar el análisis crítico del derecho español con la legisla-
. ción real extravagante o no recopilada. En todos los casos su conclusión
era la misma: por su fondo o por su forma en nada podía el antiguo
derecho servir a los fines de una nueva organización para Chile, aún
cuando en algunos casos, como ya antes dijimos, Egaña no escatimará
elogios. A propósito de la crítica formulada en contra de la legislación
extravagante, aprovechaba aquél la ocasión para dirigir una de tono
similar al derecho patrio, sobre la cual hemos tratado más arriba.
, Pes'e a todo, Egaña consideraba que la situación no era desesperada y
que tenía remedió: "De contado neusitamos un código de leyes adaptado a
nlUstras instituciones politicas y a la moralidad del siglo". Recordaba que tal
, obra había sido encargada por diversas constituciones a la corte suprema,
'la cual nada había hecho y con razón, porque aquélla no era empresa para
. un órgano ocupa,do en otros menesteres y, más aún, que no era empresa
para encargar a una corporación, como la experiencia histórica lo demos-
traba: así, cuando se cometió a una comisión la reforma de la Nuroa
Rtcopilación, el resultado no fue más que lél distribución un poco mejor de
aquélla y el añadido de algunas nuevas cédulas. En cambio, Justiniano se
había valido para sus Pandtetas, no del senado sino de Triboniano, y
Alfonso x, para sus Partidas, de Azo o, según otros, de Garda Hispalense:
"Y en tantos siglos, estos han sido los mejores códigos". En lo que sigue de su
escrito•. Egarla volvía al tema de la organización judicial.
11. ¿Cuáles son las líneas esenciales de este confuso y abigarrado di~curso
de Egaña en torno a la fijación del derecho?
.. l. Pareciera que las siguientes: (i) el país necesitaba de un "código
genrral administrativo"; (ii) ese código debía ser adaptado a la nueva institu-
cionalidad de la nación y a las ideas y moralidad del siglo; (iii) él no podía
.. basarse en l,os antiguos cuerpos de legislación española heredados por el,
nuevo estado, debido a la incompatibilidad de su contenido precisamente
con aquellas institucionalidad, ideas y moralidad, aparte de sus vicios
, externos; (iv) su confección debía encargarse a una sola persona y no a
una comisión. Dicho lo mismo de un modo más general, para Egarla el
nuevo código debía prescindir del derecho tradicional y nutrirse de ideas
modernas.
, 2. Ahora bien, ¿qué entendía Egaña por "~ódigo g;neral administrativo?
, Las palabra~ componentes de esa expresión y el tono predominantemen-
, te publidstico de su discurso parecieran indicarnos que él pensaba, efecti-·
vamente; en una suerte de código de lo que hoy llamaríamos "derecho
L~ tTAI'A DU. 1'1.A" t:AM 1t:"TO m: I.A ¡'·I.lACIO" 17:1.
administrativo" con inclusión de algunos aspectos políticos; en todo caso,
.en un código de derecho público y en ninguno concerniente al derecho
privado en general ni al civil en especial. Pero no era así.
En el pensami~nto de Egaña, en efecto, ha influido una tradición
fijadora y codificadora formada a partir de fuentes de diversa provenien-
cia, pero coincidentes en la idea del código único y omnicomprensivo de
muchas materias o ram~s jurídicas distintas 0, incluso, de todas ellas,
desde la constitucional hasta la civil. Ello, pese a la clara delimitación de
fronteras establecida por la révolución 'estadounidense y la francesa,
entre el código constitucional 386 (es decir, la constitución política) y los
demás cuerpos o bien ramas de derecho; y por las codificaciones· napoleó-
nicas, entre los códigos de derecho civil, comercial, penal, procesal civil y
procesal penal. De estas distinciones, Chile y el mismo Egaña constitucio-
nalista, se habían hecho eco de la primera, desde el momento en que el
país había adoptado el sistema de constituciones políticas escritas. Para el
resto, en cambio, nada había emprendido. .
En contra de esas claras distinciones napoleónicas, como decimos,
pesaba- desde luego la antigua tradición de los sucesivos códigos españo-
les, que remontaba al Fuero Juzgo mismo, al que se habían unido las
Partidas, el Fuero Real, las Ordenanzas de Montalvo, la NtulIa RecoPilaci6n y la
. Novísima Recopilaci6n lo mismo que la RecoPilaci6n de Indias. En lo que aquí
nos interesa, todos estos cuerpos poseían lo siguiente de común: que
siendo, individualmente considerados, cada tino un único cuerpo, aco-
gían e!l su seno a todas las ramas o materias jurídicas, desde la política
hasta la civil, es decir, que 'eran cuerpos únicos y omnicomprensivos.
Ciertamente no faltaban códigos especializados, como sucedía en materia
de minas (p.' ej., la Ordenanza de Minería de Nueva España) o comercial
(Ordenanzas de Bilbao); pero se trataba precisamente de cuerpos especiali-
zad9s que suponían un derecho común, el cual se contenía en los antes
mencionados cuerpos. Esta trcrdición propia se habia visto reforzada en la
época moderna con el ejemplo de un código nuevo, es decir, inspirado en
los ideales de la ih..istración y del yusnaturalismo: el Allgemeines Landrecht
¡ür die pr~ischrn Staaten (1794) de Federico 11, entre cuyos caracteres
precisamente se contaba la omnicomprensividad, pues él contenfa tanto
materias constitucionales, administrativas y eclesiásticas, cuanto civiles y
penales como tambiénjurisdiccional<:s387. Y un nuevo refuerzo de la vieja
'""Vid. inrra sec'. 3". Vid. también la cana de Be;.tham a O'lIiggins (GUZMÁN, FumJ~!,
doc. NU 4), en donde aquél también plantea tal idea. ' "
~8uVA"'EL, E., u droil tUs grns, ou principts d~ la loi M/urtlk appliquls d la condui~ ti awc
alfai,.,! dtJ ,mliUl/J " dtI,\tllII',,'(,i/l1'ló (175/1). . '
. 590Ace.-rca de la Sl"gunda e.-scolástica BERGt'ElJ>, Chr., KatholUch~ Muralth~ulogU und Natu-
, rTtchlJkhrt, en CoI/lOC,II. lIrgn.llandbuch tUr Qutllm und Liltralurdtr ntUrro Privatr~chIJgtchi
cht~ (MOnche.-n 1977), t. 11 1, p. 999 15.; también d volumen La Stconda !Colastka ",1Ia
!orm/Juom tUI diTillo 'privnlo modtmo (Milano 1973).'
Sil' Vid. inrra 6" pane.-, tlt, 1,
S92WINSCIIEID, B., Di, Ae/io dtr rlimischtn Civilrtchts vom SlandpuntA~ tUs Mutigro RtchIJ
(1856); MUTIIER,: Zumuh,rtvon dtrrcimischtn Actio (1857); una traducción italiana de ambos
e.-scritos e.-n Polnnica i/llomo all'oclio (Firenze 1954),
lA t:TAI'A Ut:l. l'lAl't:AMU:I'T{) m: l.A ."I.lAC10I' 175
,,
, L\ .:TAI'A DEI.I'IAII:EAMIEII:TO DE lA F1.1ACIOII: lii
I,
se le presentaba como una suerte de derecho dirigido a losjueces para su
aplicación, y entonces se comprende que él hubiera concebido su código
.como "administrativo", como "para ser administrado", esto'es, para ser
aplicado por los jueces. Dicha expresión no aludía al contenido del códi-
go, el cual contenido podemos conocerlo por la otra vía que hemos
ensayado y que nos ha conducido a la conclusión de que Egaña pensaba en
un código omnicomprensivo de materias.
SECCJÓN SEGUNDA
El proyecto del ejecutivo y su tramitación
en las cámaras
I
594GUZMAN, FunlÚS, doc. N° 23 anexo 177.
595GuZMAN, XI.
1711 . •\~IlRES IIEI.I.O COI)I"'C.\I)()R::I()~IO 1
II8
S Sobre Mariano Egatla: MELO, S.J., Don Mariano Egal1n, en D~MADRYL, N., Galnia
Mcional ocoltcci6n dlhiografÚJ.I, r;/ra/os di hombrlsclkbrtstu Chik (Santiago 1857), t. 2, p. 88 55.
CIFUEN1'ES, J.M., Mariano Egail;a. Su vida, su obra, en Boklln tk la Acaikmia Chikna tk la
/lis/ona 54 (1946), p. 5 ss: .
S'J9BARROS ARANA', D.,lfis/oria gtn"al tk Chik (Santiago 1902), t. 16, p. 69 ~5. Esta critica
Sobre la ralta de titulo en Bello explica tal vez, que en 1837 la Universidad de San Felipe le
hubiera otorgado el bachillerato en cánones y le)'es, reconociendo asila superior competen~
da que aqutl ya por entonces habla adquirido en derecho. Sobre esto: vid. MARTINEZ,
Se'rgio, El Ululo tk bachilltr tn tty;s tk 'BIllo, en B,llo, ti dmcho (actas de Congreso, Santiago,
,1982), p. 697 ss; , , : , ' , .
. '
·,
LA ETAPA DE~ PLA"EAMIENTO DE LA nJACIO" 181
IIl. Aclaracio;lls dtl tjtcutillO. Dicho oficio fue respondido por ~~r01()1I
fechado el 2 de agosto, que firmaron el vicepresidente ErrázuÍ'iz y el
, . ministro Portale!i, También este documento de respuesta fue redactado
04
4 GUZWÁN, Futnús, doc. N° 24.
4o'GUZWÁN, Futnús, doc. N° 25.
4CM1GUZMÁN, Futnús, doc. lOS. Noo. 26, 27 Y28.
~7GuzwÁN, Futnús, doc. N° 28 anexo 198. "
408GuzWÁN. Futnús, doc: N°, S1 anexo 207.
, ,
1.A ETAPA DEL Pl.AlI:EAMIElI:TO DE l.A FlJACIOll: 183
41OSObre este tema: GUZMÁN, A., La fijación tUL Dmcho (n. 2), p. 77 ss. con lit.
4I1GuZMÁN, FumUs, doc. N° 32, anexo 40. .
IKiI '\~[)IU~O¡ IIt:U.() COI>lFIC'\J)OR I TOMO I
hacer revisar el proyecto del comisionado "en la fonna que propone" (esto es,
por una comisión especial o por la de legislación de cada cámara, como se
indicaba en el oficio de 2 de agosto), antes de su presentación al congreso.
Con tal moci6n Egaña no hada otra cosa que recoger los dos puntos
nuevos contebidos en el oficio de 2 de agosto del ejecutivo al senado, que
él y sú padre habían redactado; precisamente los concernientes al nom-
bramiento de auxiliares y a la revisión del proyecto que formara el
comisionado. ... . .
En la misma sesión del día lila sala mandó pasar l~ moción de Egaña a .
su 'comisión de. legislación y justicia, quien emitió un informe"l:.! fechado
. él 16 de agosto, el cual nuevamente había sido redactado por Juan y
Mariano Egaña en colaboración 113; él, por 10 demás, venía firmado por
Mariano yJosé M. lrarrázaval. Dicho informe era ampliameine aprobato-
rio; por supuesto,'de]a moción de aquél y no agregaba nada nuevo en
argumentaciones. Del dictamen de la comisión se dio cuenta en la sesión
. del día 16 de agosto. En la del día 18, el senador Agustín Vial Santelices
anunció modificaciones a la moción de Egañ.a, que se le mandó presentar
por escrito. En la sesión del día 25, Vial entregó dos proposiciones" 1... La
prirÍlera, en síntesis, ordenaba que los auxiliares del comisionado fuesen
elegidos de entre los· practicantes de abogado, es decir, de entre ,los
egresados del curso de derecho que hadan su práctica para recibir el
título; contenía además otras disposiciones menores que aquí no intere-
san. La segunda concernía al arto 2 de las adiciones de Egaña y tendía a
establecer un medio de revisión peri6dica de los trabajos del comisionado
pOr el congreso. Se recordará que la ~dición de Egaña sólo indicaba que el
g<?bie'rno debía ocuparse de que tal revisión se hiciera; pero Vial observa-
ba que podría presentarse el caso de que tal examen concluyera por
rechazar los trabajos fundamentales y extensos, de ".lodo que todo debie-
ra volveratrás, produci(ndose así una dilación del proceso, incompatible
con la urgencia de llevar adelante la codificación. Hada notar, además,
que los períodos legislati~os eran breves y el análisis de los proyectos
podrían demandar demasiado tiempo. Por ello' proponía que el comisio-
n'ado presentara sus proyectos cada seis meses a la comisión permanente o
al congreso si estuviere reunido'; que dicha,comisión o el congreso desig-
nara una comisión en la que participara el comisionado, para el examen
de sus proyectos; el informe de la cual debía ser pasado posteriormente o
a la comisión permane~ne, para que ella lo enviase al congreso, o bien
, ,
L\ ETAPA DEL PL\:\EA~IIEl\TO DE 1_\ ....J.\ClO:'\
,•
1;
Andrés Bello, hablaba del importante ministerio del congl:es,o consistente
en la reforma de las antiguas leyes'I:!6; y el presidente del senado, Agustín
! Vial, al contestar el anterior mensaje, hacía ver la necesidad de conformar
los códigos a "nuestras instituciones, darles unidad, sencillez, en fin, adaptarlos a
las luces del siglo y a nuestras neCl'sidades"m . ,
" Era notoria, pues, la impaciencia dominante en los círculos oficiales
por el retardo que sufría el proyecto del senado, que, por otro lado, había
tenido su origen en e! ejecuti\'O. Se'obser\'ar¡í. adem;ís.que en e!lengú¡~je
de los textos que hemos citado, se trasuntaba algunas de las ideas egaila-
nianas inspiradoras de ese proyecto. En el editorial de El AmI/mI/O de 2ti
de mayo de 1832, en efecto, se criticaba la manía de darse constituciones
que no podían aplicarse por el ministerio de las leyes \'igentes: "D(' la
,t combinación de lIIiestras ga ra l/tías republical/as (01/ l/l/as I(')'l's fll/(' l/olas /'('(01/0-,
deron jamás y qU,e parec('// J¡ec!ws' de ¡J/'OptÍsito ¡}(/m destruirlas. 110//(/ M¡/ido lIi
puede salir sillo ~I/ II/omtruo·'.
Este texto parece un eco del oficio de 2 de agosto que hablaba de "las
garantfas politicas y judiciales mandadas a ejecutar por el ministerio de unas leyes
'r que las reprueban o desconocen". El discurso de Vial en respuesta a aquel de
I
Prieto, que pedía adaptar los códigos a las luces del siglo y a nuestras
necesidades parece un eco de Egañ~, quien se había referido en sus
Reflexiones a la necesidad de un código "adaptado a nuestras instituciones ya
la moralidad del siglo". Incluso el mismo Bello, quien, como veremos más
adelante, no participó jamás del diseño codificador de Egaña, se vio
envuelto por su lenguaje al escribir para el mensaje de Prieto de! año 1832
sobre la, necesidad de reformar las antiguas leyes "para que tengan la
'necesaria armonía con las instituciones republicanas que nos rigen". Pocos día~
después, sin embargo, en El Araucano N° 96 de 13 de julio de 1832,
denotaba su verdadero pensamiento: "aunque es cierta la necesidad de refor-
mar los códigos y arregúirlos a nuestro sistema actual, es más urgente el corregir el,
orden de procedimientos que rige ahora los tribunales"12/1. '
) Esta impaciencia del gobierno se manifestó también en e! senado. En su
sesión de 29 de agosto de 1832, es decir, a casi un año de' distanciade
haberse aprobado por ese cuerpo e! proy.ecto sobre codificación, Mariano
Egaña propuso que se recomendara a la cámara de diputados e! despacho
de aquel proyecto aún pendiente en su seno1 :.m• ,
(
42t1GUZMÁN, Fumlts,doc. N° 46.'
427GUZMÁN, Fumlts, doc. N° 47.
428GuZMÁN, Fumlts, doc. N° 48.
429GUZMÁN, Fumlts, doc. N° 49.
'. ,
I
Hl2 ' AI'\ORF$ BF.U.O CO()IFIC;\\)O!t 'TmIO I I
VII .. Reiniciación del debate en la cámara de diputados, Ante tal incitación, la . ,I
comisión de legislación yjusticia de la cámara emitió por fin su informe de '1
. mayoría que firmaron los diputados Manuel Carvallo y Antonio -'acobo
Vial",3~, 'miembros suplentes de aquélla, El informe, que en c,?nsecuencia
resultaba tardío, no fue por tal causa fechado, pero fue entregado e13 de
noviembre 43I , En los números del4 al7 de septiembre de 1832, El Correo
, Ml'rcantil anunciaba que la cámara iba a ocuparse del proyecto y lo
publicaba conjuntamente con todos sus antecedentes, incluido el infor-
me de la comisión de legislación y justicia de aquélla l :i2 • El Mercurio de
Val paraíso, haciéndose eco de esta noticia aearecida en el periódico de
tI Santiago, criticó entonces el proye,cto oficial"': :i. No censuraba el deseo de
I
I dar a Chilé riuevos códigos, pero veíaen el proyecto del senado "un no se
qul que huele ti egoismo ya que se iritenta cometer tan laboriosa empresa al conjunto
de las preocupaciones, del capricho, del apl'go a todo lo que es viejo, pusilánime ya
la quintaesencia del absolutismo escolástico", Enseguida hacía votos para que la
empresa se pusiera "en manos peritas" y se encomendara "a más de uno,
, . , versados en la jurisprudencia y empapados en las buenas doctrinas que sobre ella
subministra nuestro siglo", Claramente todo estó estaba dirigido en contra
de la idea ofidal de encargar la codificación a Andrés Bello, quien enton-
cesen muchos círculos pasaba precisamente por apegado a lo antiguoH'I;
aquello'de pedir la intervención de personas versadas en lajurispruden-
cia, aludía a su falta de estudios universitarios en derecho.
1,
, 1. La cámara de diputados conoció el informe de la mayoría de su
comisión de legislación yjusticia y también el de minoría de Tocornal, que
,i éste había 'emitido hada casi un año antes, en su sesión del 10 de
I
I septiembreH!i, Gabriel José Tocornal, firmándóse como "U.D," (= Un
' ..i diputado), envió entonces un remitido ql;le apareció en los números de 5 y
.¡ 12 de octubre en El A ra uúmo" 36; en él defendía su proyecto de minoría y
l.
,atacaba el informe de la mayoría de la comisión. Acerca de su contenido
trataremos después, y por ahora baste dejar constancia que Tocornal
decía ahí que dicho informe de mayoría había sido emitido sin que
hubiera precedido excitación de la cámara de diputados "como era preciso,
pues el dicta11~1'1I se ~bta pedido en la pasadq le~/atura y no son ahora ex~ctamen-
. . '.
,ooGUZMÁN, FunJks, doc. N° 53 anexo 648. .
• ~~I Asilo decla Torcornal en su remitido publicado en'EI AraUl'ano de 5 de octubre de
1832 (GUZMÁN, Fumll'J, doc. N" 54).'
mGUZMÁN, FunJks, dOC. N° 51.
" 4"GUZMÁN, FunJks, doc. N° 52.
4S4 AMl!NATEGUI, M.L, Vida tú don Andrls Bl'llo (Santiago 1882), p. 465.
4"GUZMÁN, FunJks, doc. N° 53. '.
'~~\GCZMÁN, Fumll's, doc. N" 54.
i'
LA ETAPA DEL PLANEAMIENTO DE LA FIJACION 19:\
. ." .
11' los miSmos diputados los que compusiero~ entonces la comisión". En efecto, ,
, COrilO vimos; a partir del 10 de junio de, 1832 se 'había incorporadó a la
cOlltisión el diputado Gaspar Marín, quien 'no la había integrado dura~te
las, discusiones de septiembre y octubre de 1831. También era cierto que
la dmara' no había reiterado a dicha, comisión que evacuara su informe.
Sók) había habido una recomendación del senado dirigida a aquélla, en el
selitido de que apresurara el despacho del proyecto (y aún así, no hay
constancia de que se le' hubiera dirigido el oficio pertinente por el sena-
do); y nada más.
2. ¿Qué había sucedido? La clave nos la da el hecho de que, en realidad,
el informe de la mayoría de la comisión de legislación y justicia de la
cánlara entregado el 3 de septiembre había sido redactado por Juan y
Mariano Egaña en colaboración 437. Nuevamente, pues, Mariano Egaña ~e
presentaba como" el motor del proceso, precipitando los acontecimientos.
, El día 29 .de agosto de 1832 proponía al senado que recomendara a la
cámara el despacho del proyecto y el 3 de septiembre del mismo año, la
comisión aparecía entregando a ésta su informe. En otras palabras, Egaña '
se había decidido a impulsar nuevamente la iniciativa; para ello era
menester que la comisión dictaminara, a lo cual Egaña proveyó' nada
menos que presentando a la firma de algunos de sus miembros concordes
en dicho proyeqo, un informe que él y su padre habían preparado. Ya fin
de no hacer aparecer la entrega de ese informe por la comisión, como
carente de impulso, preocupóse de hacer en el senado la petición de
, recomendación antes recordada. '
3: No puede extrañar, en consecuencia, que el informe de la ,mayoría
de la comisión estuviera empapado de ideas egañanianas. Para entender-
lo adecuadamente es preciso, sin embargo, tener presente que ese infor-
me estaba casi íntegramente dedicado a rebatir el de minoría, que cerca de
un año antes había emitido Tocornal, y no tanto a defenner directamente
el proyecto del senado. Tocornal había. atacado la idea de encargar la,
codificación a una sola persona y apoyado su crítica en la experiencia
histórica, ilustrada a través de varios ejemplos: el de la Novísima RecoPila-
ci6n, el de las Pandectas, el de las Partidas, el del código prusiano de 1794, el
del francés. 'El informe de la mayoría, en su primera parte, pues, se
contraía a deshacer la fuerza de esos t>jem plos afirmando que en cada uno
de ellos estaba probado que no a un solo individuo sino que a comisiones
se había debido la redacción de todos aquéllos códigos. Afirmaba que
l'
aparte de esos ejemplos, era práctica universal el que uno desemp,eñara
"
..
,
. . .... . .
"!,IlRES HEI.I.O CODIFICADOR I TO~I() I
" • . • • . ' '1:'
un encargo y que otros 10 revisaran, porque de 10 contrario la responsabi~
lidad 'tendía' a diluirse y no podía haber unidad y orden en un trabajo
· puramente mental emanado de muchas personas, cada una de ellas con
lIIi;l rnanera 'peculiar 'de ver y sentir. El informe selialaba parecer ser más
fácil organizar el sistema filosófico de Epicuro o Descartes por varios, que
un código legislativo, 'en donde éada artículo, frase y palabra tenían
íntima conexión y,dependencia con el contexto de todas las demás partes
de la misma obra. Enseguidá 'presentaba un ejemplo conCreto: partiendo
de qUe acaso el primer título del futuro código habría de concernir a las
personas y sus calidades ;¡ que cada uriade ellas (ciudadano, extranjero,
nlltier, "n iIi tar) 'obtendrían distintos derechos, acciones, obligaciones, fue-
, ' ros. penas, privilegios, étc., los cuales debían colocarse en su lugar respec-
ti\'o en cada libro y tener relación' con ca'da título del íntegro código, si
,,., todo ello resultase de un' sistema legal y filosófico provenlente de" autores
difert:ntes y' cada' frase ~e quisiese hacer el resultádode las opiniones
in'di\'iduales, surgirían muchas disputas, 'antilogías y errores.
, Tocornal, por otro lado; había argumentado que no pareda existir en
· la república un hombre capaz de llevar adelante la empresa que se trataba
Ij'
,de iniciar:' pero había propuesto una comisión codificadora de once
,~ . miembros. El informe de maylJría hada ver' en estóuna c(,>ntradicción,
/, pues si no había uno; cómo entonces se pedía once. Enseguida dicho
i~forme entraba a explicar'qu'e en realidad la unidad de persona cometi-
da para la obra no era absoluta. Dejando a un ládo;afirmaba, que no era
tan expue~to y difícil haberla encargado absolutamente a 'uno, porque
· ' ningunas leyes habían sido mejor aceptadas que las de Licurso, Solón y
LoCke, hada caudal del hecho que; en verdad, el 'proyecto del senado
contemplaba un' proceso codificador en el que en definitiva intervenían
muchas personas, y entraba a explicar ~icho proceso: había un comisiona-
do, quien actuaría con la asesoría de dos auxiliares; una vez bosquejados
sus proyectos; los pasaría a una comisión literaria para su revisión; con las'
observaciones de ésta formaría el proyecto definitivo, que sería entregado
al senado y luego a la cámara de diputados; enseguida al ejecutivo, quien
',' antes de promulgarlo habría de consultar al consejo de estado. Se afirma-
ba que ningún código había pasado por tantos y tan prolijos exámenes y se
reiteraba que lo único que se entregaba a uno era el primer bosquejo del
. proyecto. ,,' ¡ , , . ,
VIII. Ultimos altibajos del proyecto. Como antes hemos recordado, la cámara
de diputados conoció los informes de mayoría y de minoría en su sesión
del día 10 de septiembre de 1832. Pero se limitó a ello y el negocio
! nuevam~nte quedó estancado. En el discurso del presidente de la repúbli-
1 ca pronunciado con ocasión de la apertura de las sesiones del congreso, el
1~ de junio de 1831 .. pudo él, en consecuencia,. hallarse en el caso de
1,
,
!, recordar a las, cámaras "el proyecto de codificaci6n qut más de una t'e% se ha
discutido en vuestro seno"HtI. Ese discurso había sido redactado por Bello y el
t· se atrevió a'escribir a !=ontinuación de la a~terior frase un periódo en que
describía un dis~ño de fijación del todo opuesto al que había inspirado el
, proyecto que el presidente apareera propugnando en el mismo discurso;
en su momento veremos por qué. , " " '
~ese a todo;quiz~ movida' por. la anterior incitación oficial,la cámara de
diputad?s aprobó en general el proyeCt<? del sena~o en su sesión del día 7
dejunio,de 183313\1,'Pero sorpresivamente, en'la sesión del día 14 de
júnio110, el diputado Manuel Camilo Vial presentó a lá sala' un nuevo
¡. proyecto' sobre codificación en sustitución de aquel del senado~ én' dr-
'¡ cunstancias de que ya se' había iniciado la discusión particular de los dos
' . . ,1 . , I ' • ,..
'1 primeros artículos de éste, que la sala acordó dejar para segunda discu-
1.
I sión:' mandando la proposición de Vial al informe d(da t:omisión de
legislación y justicia. Esta lo e~acuó441 con fecha 6 de agosto y la sala lo
il
"
conoció en s~ .sesió~ del 9~12. Entonces nuevamente el asunto quedó
relegado., '. :' .',. , ' . '
. Esta vez fue principalmenteBelloqui~nmanifestó su impaciencia. En.
I
I varios números de El Ar,aucano' de agosto, septiemb~e y octubre de' 1833,
" publicó él una traducción del Discurso prtli~jnar del código civil francés de
Portalis" 13 ; en un editorial
" .. " . número .de 30 de agosto de 1833, del
del ,
"
I
" '
. ,,',
i 4~8GUlMÁN,Furolts: doc. N° 55. ,'.'
i· 4S9GUlMÁN, Furotts, doc. N° 56. ./, .
. 44OCUlMÁN, Furoles, doc. N° 57. '
441
, '
, GUlMÁN, Furoles, doc. N° 59, ariexo 103... .... ,'
"; , 44tGUlMÁN, Funl/ts, doc. N° 59. ',', '
445GUlMÁN, Furolts, doc. N° 60.· ... ' ' ..:
" , .'- . '.
, I
, I
, :
, . "
LA ETA~A DEL PLANEAMIENTO DE LA flJACION . 1\17'
.
Wcod., seco 2,
" 4flODt en
O~vm'(n. 454), t. 3, p. 93, ,
"
• ~6IIMARTlsEZ MARISA, F.,julciu crílicod~ la Novúima R~cupilación (Madrid 1820), p. 301 ss.
Sobre la influencia de Bentham en España, en general: PÉREZ MV!i;oz, A.E.,jtr~my Btnlham y
la ,ducacióll jurídica tn la Univ"sidad d~ Salamanca duranl~ ti prlmtr Itrciu dd siglu XIX, en
L',duca1.ÜJm giuridica,lI: Prufili stunci (Perugia 1979), p. 158 ss.; acerca de su influencia en
Marúnez, p. 175.; SCllwAR'rz, P., La cOTTtspowltneia iblrlea dt jtrnny 8tnl/¡am, en BtUo \'
Londm. Segundo congreso del Bicentenario (Caracas 1981), t. 1, p. 225 ss.; pero me parec~ ,
que esa influencia en materia de codificación no ha sido advertida hasta ahora.
467Supra n. 270.
:!(I:! Al'\\)'U~<; IIt:1,1.0 COIIIF'C.-\\)Oj{ IT()~'() \
, ','
, ,,'., SECCiÓN CUARTA' ./
. ., .
, ' ' ,~IiMUI.: Gl"ZMÁN XII. Tambi~n: EL MISMO: lAs ¡¿,tU jurúJictU tÚ Portal,s (en prensa en
Bolelln de la'Academia Chilena de la Hisloria (1982). " .. '
~1\!'Gl"ZMÁN.Fu"II". doc. N° 44. Sobre la paternidad portaliana en este escrilo: ibid. n. 26.
, ,
I
1.\ HAI',\ DF.l.l'l~\r.;[AMIt:r.;TO m: L\ FI.J.\CIO:'\ :W:\
lrad~ "la confUsión y d~corda7lcia de nuestras lt')'e~". sin que él negara la
,'realidad de tal confusión y discordancia. Y en su carta de 16 de julio de
1832 dirigida al Ministro Joaquln Tocornal 17l1 • hablaba de la común
ignorancia de las leyes vigentes y de la dificultad para conocerlas y para
extráer las útilesde entre lus montones de derogadas. inconducentes y
. obscuras. Portales, pues. reconocía el estado vicioso externo del derecho.
Por ello no resulta extraño que él hubiera apoyado con I;¡ decisión que le
era característica. el proyecto del gobierno. del cual. por lo demás. él hacía
'parte como ministro.' ' . '
Durante la época en que dicho proyecto entró en letargo en la cámara
de diputados. a partir de septiembre de 1831. Portales demostró tal
preocupación dos veces. Ya hemos recordado antes que en carta de 6 d,e
enero de 1832 encargó a su cOl)fidellteAntonio Garfias '71 pedir ~ Maria-
no Egaña un escrito sobre la necesidad y conveniencia de reformar los
. códigos. que él se ocuparía en publicar en algún periódico; su objetivo era
despertar la atención del público hacia el asunto. hacer a un lado las
pasiones opuestas al proyecto y finalmente lograr su aprobación.· La'
oportunidad radicaba en que las cámaras iban a ser convocadas extraordi-
nariamente. También vimos que en una carta posterior172 de 14 de
enero del mismo año. Portales volvió a pedir a Garfias que cometiese a
·Mariano Egaña la refutación del informe de minoría de Tocornal. que
éste como .. U.D .... habla publicado en El Araucano de 22 de octubre de
.1831. Ah! le decfa que tal refutación era "fácily victoriosa". lo cual muestra.
la' compenetración que Portales tenía del sentido y espldtu del proyecto
oficial. ' ' , ",
, Nu'evos testimonios de Una inierve~ción de Portales en este negocio no
tenemos. Pero hacia 1833 ó 1834. cuando'pareéfa claro que la iniciativa
oficial de codificar no habría de encontrar su marco legislativo en el
próyecto oficial. fenecido ya en la cámara, Portales se décidió a actuar de
hecho y encargó a Andrés Bello el. proyecto de un nuevo código. que,
aquél comenzó en la materia de testamentos y sucesiones. Así se nos dice
expresamente en un acta del consejo de estado de 21 de abril de 1836173 ,
Sobre ello volveremos más adelante. ....
JI. Ahora bien. esta actitud bastante decidida de Portales' en apoyo del
P • • "
" E~e pensámiento permitía concluir a Portales que si en un caso' dado las
leyes era'n malas,,lo mejor era, no tanto reformarlas, cuanto reformar las
costumbres y las instituciones. Y tal conclusión explica su a~titud algo
!!scéptica frente a la codificación. La cual también se basaba en motivos
técnicos, como el riesgo de complicar ..iún más "el laberinto de, nuestra
máquina". o la imposibilidad de organizar un ramo sin organizar otros al
mismo tiempo, ya que tod()s est.abanentrelaz~dos, o la falta ~e individuos
, idóneos para llevar a 'cabo las reformas177• ' ' ,
'-, .
lIJ.' Conviene ahora analizar las ideas sobre ftiación y codificación del
derecho que Portales ha presentado en algunos escritos suyos. Desde ya'
digamos' que esas ideas estaba'n regidas por las doctrinas de los Egaña
sobre la misma materia.
1. El texto fundamental es el siguiente fragmento de la carta de Porta-
les al ministro José Manuel Tocornal, de 16 dejulio de 1832, en donde' se
lee: Yo oPinaria, pues, porque' Ud .. trabajase en presentar a las Cámaras un
proyecto de Código o reglamento orgánico, con el títulq que quiere darle, en que se ' ..
detallasen las obligaciones y facultades de los Intendentes, Cabildos, Jueces de ' "
Letras, y de todo cuanto empleado provincial y municipal exista en la provincia, en ' ,',:,
, el departamento yen el distrito ... ". ,
, Este diseño coincide muy plenamente, en efecto, con las ideasdeJuan y,
Mariano Egaña. ,Por lo que respecta al primero cabe recordar el siguiente
'concepto que figura en las Reflexiones: No solamente faltan instituciones
.orgánicaS a estos cuerpos, sino que no pueden establecerse aisladamente debiendo
emanar de un código general administrativo que fije a cada uno la subor;dinación y
relaciones que corresponden a su respectiva jerarquia para que no paralicen la
enérgica vital~ y centra~idad del Gobiern'o. Los "estos cuerpos" a que se
refiere el fragmento eran los gobernadores locales, los intendentes, los
cabildos, la corte suprema, losjueces de letras, las asambleas provinciales,
de que líneas más arriba Egaña hablaba, respecto de los cuales analizaba la
profunda ignorancia sobre sus atribuciones y obligaciones que los afecta~
ba y las disputas recíprocas acerca de el!as en que vivían permanente-
mente.
, La similitud del pensamiento de Portales con el de Egaña se observa
inclu~o en este último punto, pues en la~ líneas anteriores al párrafo de su
carta a Tocornal antes copiado, se refería aquel precisamente a la imposi-
bilidad d,e encontrar "funcionario~ que sepan ni pueden expedirse, porque
i~o~an sus atribuciones", ilustrando esta afirmación con el ejemplo de los
-: , ,. ~ ¡
211(¡ A!\IlRt~'i I\t:U.O COJ)lHC.\1l0R I T()~I() I
intende:ntt!s. á los cuales. por otro lado. también Egaña· había he~ho
. mención expresa. ' , . . . J ' . ' •
. ,
L\ t:"I".\I'.\ nEl. 1'1..\1'\t:.\MIt:I'\TO m: 1.,\ F1.J.\CIOI'\. 20i
.1f0 ";836
En los conc;~tos ~e' P~rtales suf~¡eron una variación y una
~uración. Del 23 de agosto de ese año es la Memorja que ti Ministro de
Estado m el departammto del Interior presenta al Congreso Nacional, firmada
por Portales. En ella el ministro comenzaba por relatar los esfuerzos del
gobierno en torno a la reforma del sistemajudicial,'con alusión al proyec-
to respectivo que habíá encargado a Mariano Egaña, para luego referirse
a "otra obra apenas inferi.or m importancia y quizás más difícil por lo vastodti
, campo que abraza, por los escasos elementos que para su ejecución ofreun las leyes y
ordenanzas vigentes, y por lo inadecuado' que son ellos para fonnar con nuesiras
.instituciollts políticas, un' orden de cosas homogéneo, cuyas diferentes partes se ¡.
apoyen y fortifu¡um mutuamente, ~s el régimen de gobernación interior, que j'll;nto
con la carla constitucional debe componer el código de derecho público de la nación
chilma", Continuabá Portales explicando lo que se había hecho y haría en
torno a ese tema; para finalizar indicando: "Estas son las pnT'.cip~les obras
orgánicas'mque se ha ocupado ,se ocupa actualmmte el Gobierno, que tampoco
Ivida la codificación de nuestras leyes, sobre cuya necesidad, demasiado patente,
no es menester repetir lo que el] efe del Estado ha expuesto en valias ocasiones a las I
I
Cámaras'lIlO, . . . • I
.. ' 4711Aun c~ándo fue estudiante .de derecho, sobre lo c~al mi esc;ito en preparaciÓri cit.
supra n. 468.. . .
.. " 480GUlMÁN, FunlUS, doc. N° 86 .
• J
LA ETAPA DEL PLAl'\FAMIENTO DE LA FlJACION 20!'
V:"pero es menester ver,ificar la existencia de: u~' pUll'to ,en' que Portales
pareció
. disentir ,del pensamiento de los. Egaña,
~ " . . ,
expresado' de mono .reite-
". : o";
:1,
, "
L\ n.\I'.\ IlEl.I'l.A:-;L\:'IIE:-;TO IlE 1..\ H.J.\CIO:-; :! 11
rado. y t.e~az en lüs üficios de 8-dejulio y 2 de agosto de 1831, el segundo,
no obstante, firmado por el propio Portales. Ese punto se refería a que la
empres3 codificadora debía cometerse a un sólo. individuo, lo. más a
asesorado por auxiliares dependientes, pero. en ningún caso a una comi-
sión. A una junta, en cambio, e,ncargaba la c<,>dificaci6n el pro.yecto del
diputa~o GabrielJ. Tocornal, que él había presentado en 'contra y sustitu-
dón del proyecto proveniente del senado e inspirado por el gobierno a
través de los mencionados oficio.s. . ,
a
.: En 's~ carta Joaquín Tocornal, de 16 de julio 'de 1832 I ti.' , Portales
era
fundaba su opinión de que "wla organiwción fo 1711 a1, geil 1y' ¡-adicaf' no
erá obra del tiempo, en
que tal obra demandaría un "imbajo que no puede
ser de un hombre sólo"; más adelante estimaba que se necesitaría la "reunión
continua de Ullas buenas Cámaras por el espacio ele tres mios a lo menos", e insistía
en que "se necesitan hombres laboriosos". Todo esto parece ind\car, pues, que.
Portales pensaba en que la empresa codificadora debía ser impulsada por
una pluralidad de individuos, en contra de lo que sostenían los Egafla; en
contra de lo que él mismo. había aceptado en el o.ficio de 2 de ago.sto al
suscribirlo y, más aún, en contra de lo que también había aconsejado. a
Mariano Egafla defender, en su carta a Garfias de 14 de enero de 1832,
pues se trataba de refutar el'.mículo. de G.J. Tocorhal, quien pr~piciaba
una comisión. '
Es posible que no debamos buscar una explicaci~n racional para estüs
hechos y ni siquiera ver en ellos la manifestación de una mudanza de
opiniünes en türno al punto. Lo más verosímil es que estemüS una vez más
en presencia de la actitud escéptica de Portales frente al tema. El conoció
los oficios de 8 de julio y 2 'de agosto y leyú el artículo de G ..J: Tocornal;
toleraba la codificación, pero no tenía demasiada fe en ella, debido a los
obst,lculos que veía en su camino. En tales circunstancias, que se insistiera
én' collleterla a un solo indiviuuo carecía de mayor importancia y ello
. constitllía.a lo más un nuevo'obstáculo, puesto que Portales pensaba qtle
, no era empresa para uno solo.
, Püdo demás, este pensamiento teórico de Portales en la práctica no. se
vela corrüboradü por el hecho de que, según hemüs visto antes, extraüfi-
cialmente ya se había decidido que fuese Andrés Bello quien llevase
adelante el proceso..
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CAPITULO I " I .
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, LA's ;~EAS SOBRE (;oNs~LiD~(;l(>N DE.'",
josÉjoAQufN DE MORA (IH2Úi ,l. "
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Futfllts; doc:. N° 12. ,'.,
411l1GUZMÁS, " ,,
FUtnlts: doc. N° 13 Yanexo 570., . , " ,
, 4A9GuZMÁS, . ;.
FUtnltS, doc. N° 13.'" " " , ': , " ., ",: 'i,1 ' ',' '.\
400GUZMÁS,
, 491GUZMÁN, Futnlts, doc. N° 13. l ' : ,,' ; ; ,' .. , j,::.'.', " " , •• , ,.,'
, ,4:nGl'ZMÁS, FUtntts, doc. N° 19, Integramente publicado en REHJ. 4 (1979), p . .189 ss.
I Sobre Mora:, AMUSÁTEGUI, M,L, Don JO$I Joaqu(n dt Mora. Ap~nltS biogrd[ICO$ (Santiago
1888); AMUNÁTEGUI SoLAR; D" Mora tn Bolivia (Santiago'1897)~' "
• ., . . . I
"
" ••. : .' _r'! •
Il'
i
1..\ H.\l'.\ llEl.l'l..\l'\LUIIEI'\TO m: 1.:\ H.J.\CIO:-'; .
"l.er.,·educida la imnmsa mole de'1Iuestros cuerpo~ de d~recllO,.a un cuerpo ú~¡ico,
claro, allálogo a nuestras costumbres y capaz de satisfacer las exigmcias que Izan
creado los sucesos", no era. para Mora criticable como preocupación o
prejuicio, pues el día en que se adoptara tan grande innovación se habría
dado un paso gigantezco en la carrera del orden legal. La intención de
Mora, en cambio, era advertir que la promulgación de un código sin otras
,inno~'aciones auxiliares, tardaría mucho tiempo en darlos frutos espera-
dos de aquél, de modo que las calamidades observadas entonces en el foro
sobrevivirían a la medida, si ella no se acompañaba de otras en que se "note
ti mismo espíritu de, refonna y de popularidad".
La codificación por sí sola no daba más respetabilidad a las leyes, más
moralidad a los encargados de aplicarla ni más sabiduría a los defensores
del interés público y privado .. Para probarlo recurría Mora al ejemplodel
derecho inglés, que no se hallaba codificado, pues consistía en un com;lIon
law t{ue no tenía "más promul/{ación que el uso 1Ii más autoridad que la tradi-
ción .... En torno a él, Mora pr~sentaba una serie de datos históricos y
consideraciones, concluyentes en demostrar que la libertad y los derechos
privados bien podían ser garantizados dentro de un sistema no codifica-
do, como el de los ingleses y estadounidenses, los cuales, por otro lado,
hubieran considerado que cúdificar, s~ derecho era precisamente ,un
atentado en contra de aquélla y éstos. Todo lo cual, a pesar de los
inconvenientes para la seguridad y certeza jurídicas ofrecidos por ,un
sistema como el inglés, basado en costumbres y decisiones judiciales; pues
. tales inconvenientes se veían disminuidos a causa de la eminencia y,
preparación de los jueces y al control de la opinión pública.
Enseguida Mora se apresuraba a declarar que la posición de Chile era·
absolutamente'diversa, pues su derecho adolecía de una serie de defectos.
Con tal.ocasión Mora iniciaba la consueta crítica al mismo. Las leyes civiles'
formaban una mesa indigesta, incoherente, unida a retazos en diferentes
siglos, deteriorada por, los. intérpretes y glosadores, corrompida por,
" prácticas yiciosas, adulterada por el espíritu de rutina, llena de disposicio-.
nes pugnantes con los principios de la ,actual organización. No era fácil
adquirir y reunir los diversos volúmenes en que se contenía esa legisla-
ción, ni ·discernir en .ella lo vigente d<; 1.0 derogado. En consecuencia,
proseguía.Mora, aún no considerando otra ventaja que la economía: '~SeTía
altamente prove~hdso reunir en un solo cuerpo las r~glas que deben seguir los
tribunales e~ todas las decisiones que han de pronU1Icillr sobre. nuestros. más
preciosos, derechos". . ' : , ' .' . . . . , .,.
, La matización que Mora introducía acto seguido tendía a hac;er ver
quC!, sin ~mbargo, con .la promulgación de un código así, no habrían de
c~s;tr,los males de la.administración dejusticia, pues la ~ficacia de las leyes
: , 2\1) ".\!'\I>RES IIt:lÜ) COIIIFIC'\I)OR IT()~IO ..
.r" .' • " .
.
'
'
"
1.\ ~:T.\I'.\ m;I.I'L\r.a:,\MIEI'\TO m: I.A ....J.\<:101'\ 217
Finalmente, Mora declaraba que el nuevo código "probablemente contendria,
una l/asta porción de la legislación antigua".
De estos fragmentos de pensamientos, pues, no podría concluirse otra
cosa que Mora concebía lo que llamaba codificación, como una consolida- .
ción del derecho vigente y que, en consecuencia, el núevo cuerpo único
obtendría la mayor parte de su contenido de aquél, previa una depura-
ción de su forma, que le otorgase claridad, precisión, coherencia y uni-
, dad: Sin embargo, Mora no excluía de esta consolidación una cierta
reforma' de fondo. El nuevo código también debía ser "análogo a nuestras
costumbres ya las exigencias que han creado los sucesos", porque. la legislación
vigente, de la cual ese código habría de partir, estaba "llena de disposiciones
que repugnan a los principios de nuestra presente organiZación". Pero, en todo
caso, lo predominante era siempre el carácte'r de consolidación que debía
tener el nu~vo cue~Í>o.' '
','
CAPITULO IU,
LAS IDEAS SOBRE CONSOLIDACIÓN DE LA CÁMARA DE
DIPUTADOS (1831)
CAPITULO IV
EL PROYECTO DE CONSOLIDACiÓN DE GABRIELJOSÉ'
, ' TOCORNAL{1831-1832)
'. 4""Gabrie1José Tocomal (1775-1841): abogado en 1802, pat~iota. diputado 'varias v~es
hasta 1834, senador (1834-1841), ministro de la corte de apelaci~nes de Santiago desde
1821: consejero de estado (F1GUEROA, V., Diccionario biogrd{lCo J bibliogrd{lCo tú Chile, Santia-'
go 1931, t. 4-5, p. 892; FUENTES, J, Diccionario /JoU/ico tú Chile, Santiago 1967, p. 485).
< 497GUZMÁN, Fumús, doc. N° 53 anexo 649. ,'", , ' ,
,220 " ,\!'\DIl..~'i JI U.! ,o (:OI>lFlC,\1l01l. (TOMO I
"1823, que mandaba ~om:pilar las leyes patrias, 'no había cond~cido a nada,
Tocornal reiteraba su aprobación de acometer la empresa, pero siempre
que se meditase sobre el modo y forma de realizarla. ' I , '
" ,
, I
t.A ETAPA DEL PLAl\EAMIEl\TO DE l.A t'l.JACIOI\ 221
I
I Santiago en 1831 y para el segundo, el mandado a hacer por las cortes
españolas en 1822, su'primiéndole, adicionándole o mejorándole algunos
.I artículos. '
Para la legislación civil general lo más acertado era "fonn~r un código de.
,
1 todos los que tenemos, llroando siempre a la vista las leyes ydecretos que se han
I publicado desde nuestra emanciPación polftica, para colocar con preferencia en
I respectivos títulos las que se hallen vigentes". En apoyo de este procedimiento
I .citaba Tocornal un texto del Digesto: "para establecer alguna cosa nueva y
apartarse de aquel derecho que ha parecido justo por mucho tiempo debe ser evidente
la utilidad". Por eso declaraba no aprobar que se tratase de aclimatar en
Chile los códigos de otras ,naciones con quienes "no hemos tenidq aquellas
relaciones anticipadas que unifonnen religión, usos, costumbres y lenguajes".
Fácil hubiera sido traducir, el código francés y los discursos con que.
fueron presentados cada uno de sus títulos; pero ello sería obra perdida.
, Mejor era "refonnar el código de las Partidas, quitándole preámbulos, sentencias
de las escrituras y de los P.P. (padres), las etimologfas, los slmiles y los errores de
física e historia natural imprescindibles en su siglo; suprimiendo unas' leyes y
constituyendo otras nuevas o de otros códigos, pero anotando al margen o en
cuaderno separado, de donde hayan sido tomadas. Si se quiere p'odrán ponerse en
222 , - ',' A~i>lú~o; 1It:1.I.() COl>lFlC.\liOI!. i T()~IO I
idiOT~ausual, 'bien que el antiguo en q~ están redactadas es venerable por su
. origen, por la pureUl y gravedad". . ' \ ' . , . . :,
, ", En relación .con los códigos de comercio y de hacienda, ellos podrían
encargarse a' otras comisiones de comerciantes y de empleados, respecti-
. va mente. ,Tocornal volvía a insistir en que obras tan importantes ño
deberían cometerse a uno sólo, 'pues, aparte de que podría no haberlo en
, Chile que quisiera aCeptar el encargo, bien podría sucumbir en la empre-
sa, o, sin la cooperación de otros, "presentamos un Apocalipsis en lugar de un
código claro, metódico y practicable". Las palabras finales del dictamen con-
cernían al tema de los emolunlentos debidos a quienes se, encargaren del
a~unto; que Tocornal no quería en ningún caso anticiparlos. '
" • I ~
1..\ n.\I'.\ DEI. l'l..\l"E.\~lIr~TO DE I.A H.JACIO!'\ :1:1:\
, un infon~e' de mayoría de la' comisión de legislación y justicia de la
cámara, que habían redactado los Egaña. EI,junto con los'demás antece-
dentes de! proyecto oficial y éste mismo, fue publicado en varios números
de septiembre de El Correo Mercantil. Ante ello, fechado e! 29 de ese mes,
Tocornal, bajo e! seudónimo de "U.D." (=Un diputado), envió a El
Araucano un remitido, que apareció ahí 'en sus números de 5 y 12 de
~tubre. ..."
. Ese remitido era una respuesta al informe de mayoría de la comisión de
legislación yjusticia de la cámara, puesto que aquél, como en su momento
vimos, preferentemente estaba destinad~ a rebatir e! precedente ~icta
men minoritario de Tocor~al. En consecuencia, el remitido no agregaba
nada nuevo a cuanto Tocornal había expuesto inicialmente en dicho
dictamen y se limitaba a desvirtuar las objeCiones que la opinión de
. mayoría había hecho a la de minoría. Con todo, veamos someramente el
contenido de este escrit0 498 • . . '
. En su primera parte hada un recuento de las divers.\s etapas por que
había pasado e! proyecto del ejecutivo desde su comienzo mediante el
oficio de 8 de julio de 1831, Yhada ver ciertas irregularidades cometidas
durante,su tramitación en la cámara. En seguida censuraba que e! infor-
ine mayoritario se hubiese manifestado concorde' con' ese proyecto en
virtud de' "su propia experiencia", porque experiencia chilena y extranjera
en la formación de nuevos códigos no existía. Criticaba luego que el
informe de la mayoría se hubiese limitado a e'xaminar el de minoría en vez
de di~úlniinar sobre el proyecto. Buena parte de lo que seguía en el
. remitido estaba constituido por rectificaCiones sobre lo que' verdadera-
mente se había dicho o no dicho e~ el informe de minoría y que había sido.
interpretado de una u otra manera en el de mayoría, y por nuevos y 'más
desarrollados argumentos históricos y eruditos; todo ello en torno ai
prqceso de formación de la Novisima Recopilaci6n, el Corpus /wis, las
I Partidas, el código prusiano y el francés, en el sentido de reafirmar
Tocornal su punto de vista concerniente a que la experiencia ,histórica
el código civil debía hacerse sobre la base de una reformación de todos los
códigos existentes unidos a la legislación patria. tomando como guía las
Partidas. Concretamente. d.ebían quitarse a este sus preámbulos y materia-
les extrajurídicos, suprimirle las leyes no idóneas y agregarle otras. bien
nuevas bien tomadas de otros códigos vigentes con anotación de la fuente
de las mismas; la redacción podría hacerse en idioma usual. pero también
en el mismo original. En todo caso. las leyes debía adoptarse a las institu-
ciones del país; (vi) ninguno de estos códigos debía cometerse a un solo
individuo sino a comisiones; (vii) para los códigos de administración de
justicia y penal debía designarse una comisión de cinco miembros; y de
dos para cada una de las comisiones encargadas de los códigos de hacien-
da y de comercio; todos elegidos por las cámaras en diferente proporción.
: De esta postura interesa especialmente recalcar aquí dos aspectos. El
primero y más acusado. concierne al carácter de la fijación civil propuesto
pOr Tocornal. Cabalmente consistía ella en una consolidación del derecho
vigente. más concretamente aún. de un código específico. el de las Parti-
das, bien que Tocorrial aconsejab~l tener presente también a los demás lo
_ mismo que a la legislación patria. Esta consolidación Tocornalla describía
~ como ''fonnar un código de todos los que tmemos". como "r~forlllar el código de
las Partidas", como "Tl't'isión del código de
, \
las Partidas"; bajo ese lenguaje su
autor, en todo caso, entendía oponer la "reforma" de los códigos legislati-
,vos a la "formación" de nuevos códigos legislativos, en donde la palabra
"reforma" principalmente aludía a la depuración técnica y extenla del
derécho vigente y no tanto a su reforma interna. la cual. sin embargo. no
debía faltar. para adaptar el viejo derecho que se recogiese a las nuevas
instituciones.
El segundo aspecto interesante de este proyecto radica en que ahí se
perfeccionaba la separación de los códigos según su materia. Ya los
Egaña. Ciertamente, en el oficio de 2 de agosto se ha~í¡m visto conducidos
a distinguir el código civil. penal y procesal de los códigos de hacienda, de
y
comercio, de marina de ejército. Pero esta doble separacióri dejaba
subsistente la unidad en el primer rubro. que era el m;ís importante.
Tocornal, en cambio, hacia una quíntuple separación de códigos: admi-
nistración de justicia, penal, civil, hacienda, de comercio. Ello implicaba
;aislar por vez primera l~ idea de ún código civil autó~omo. ' ,
..
: .
22f1 ~ .\~URES 11 E1.1.0 COU .... C.\I)OR I TO\IO J
TITULO SEXTO
. LOS ESFUERZOS EN TORNO A LA FIJACION DEL DERECHO, .
.- V: UNASINTESIS DE LAS DIVERSAS'CORRIENTES y NOCIONES
· SOBRE fIJACION GENERADAS EN LA ETAPA, EL'PROYECTO DE
: MANUEL CAMILO VIAL (1833)
.' .
CAPITULO I
Los RESUl.TADOS DEl. DEBATE EN TORNO A l.A FIJACiÓN
I
decreto de Freire (1825). Era casi natural que asl sucediese y que nadie
1. hubiéra pensadoen otro'modo de, fijar aquel derecho, que no consistiera
precisamente en recopilar sus l~yes, pues tal modo convenía a ,un derecho
· que reunla estas doscaracterlsticas: por un lado, la novedad y, por otro, el
arrancar su origen dc las leyes. Un derccho nuevo que habla llegado a ver
multiplicada sus fuentes legales, la única manera de ftiarse que se le
presentaba era la rec()pilación, porque su misma o<?vedad habla impedido
la existencia de toda actividad cientrfica en torno a él que permitiera
emprender tal fijación a través de formas distintas; la recopilación, que
históricaniente se presenta como una de las formas más rudimentarias de
I
I .
fijar el derecho, aparecia, asl, como el único camino posible. Hacia fines
I
del período, sin embargo, Tocornal pensÓen una forma distinta de fijar él
· dereého patrio; pero, ello se debió a que su plan no tenía por objeto o
materia únicamente a ese derecho sino, más en general, a las Partidas ya'
los demás códigos, dentro de los cuales las leyes del derecho patrio
deberían quedar sumergidas. La ftiación de éstas, pues; ca recia de auto-
nomía y seguía la suerte de la fijación principal diseñada por Tocoj-nal.
. La autonomla quc en cambio poseían el proyecto 'de Eyzaguirre y el
decreto de Freire, porque ambOs concernían únicamente a las leyes pa-
.'
,1-\ E,..-\I'.-\ DEI. I'I..-\l\t:.-\M 1EI'\TO m: I.A F1.I.-\CIOl\ 227
.
"
1_\ t:1'.\I'.\ nEl. 1'1_\1' t:AM 1t:I'TO m: LA FI.J.\ClO:'l; 2!?!1
i'
1..\ ETAPA DEl. PI.A!\EA~IIE!\T() DE l.A Fl.l,.\CIO:-'; :!:~ I
'mayor parte en un cuerpo único terminó por desaparecer y ser reempla-
zada por la de hacerlo en diversos cuerpos separados, abarcadores' de
cada uno de una cierta materia. E\lo implicó la adquisición del concepto
de código civil.
CAPÍTULO II
LA SíNTESIS: EL PROYECTO DE MANUEL CAMILO VIAL
(1833)
~ .
r
t
I
¡
l.A ETAPA DEL PLAl'\EAMIEI'\TO DE l.A r1.J.\C10!'\ :?:I:\
pues sólo se trataba de metodizar los temas o materias en libros y títulos.
Esta fase era propia de un proceso de forinación de nuevos códigos. Pero
enseguida el plan prescribía que e! contenido de ese código viniese dado
por la legislación vigente y por las obras de los tratadist¡ls, previas unas
operaciones técnicas destinadas a depurar sus vicios externos. Esto obede-
da a la idea de reforma (externa) de los códigos, o sea, a la idea de
consolidación. En una fase ulterior estaba prevista por el proyecto, una
reforma de fondo de la legislación ya consolidada en e! nuevo esquell~a
formal del código; con lo cual dicho proyecto nuevamente se conectaba
con la idea de formación y codificación. De este m·odo, el código debía ser
una ·codificación en la forma y una consolidación en e! fondo; con poste-
rioridad, debía sufrir parcialmente las operaciones propias de una codifi-
cación, como eran las de reforma imerna, cuya extensión y profundidad
quedaban limitadas por e! hecho de haberse previamente consolidado la
materia reformable.
Por otra parte, el proyecto de Vial encargaba la formación del esquema
inicial general de! código a una comisión para enseguida cometer la
elaboración de! contenido de cada una de sus partes a individúos particu-
lares y volver después a entregar la revisión de forma y fondo de! conjun-
to a una comisión. De esta manera combinaba ,e! proyecto las ideas
antagónicas de unidad o pluralidad de artífices de la fijación, asumiendo
ambas, pero de modo distribuido. .
Es digno de notarse, sin embargo, que este proyecto también recogió
una idea sobre ftiación, que salvo para el derecho patrio, nunca fue antes
propuesta para el derecho: la de recopilación. El proyecto se titulaba
"para la recopilación del código civif' y e! artículo 4 disponía que los encarga-
dos de cada título debían limitarse a "comPilar las leyes existentes". Pero esta
labor no era propiamente la de una recopilación o compilación de leyes en
el sentido técnico de la palabra, esto es, en el sentido en que lo había sido el
trabajo de composición de las viejas recopilaciones castellanas o de la
indiana. "Leyes existentes en los códigos" no eran los textos legales autónomós
.. y dispersos susceptibles de compilarse sino cada una de las unidades de
dichos cuerpos, como si se dijese artículos de un código moderno. Sabido
es, por ejemplo, que las Partidas están precisamente integradas por leyes,
aunque ese código no es una recopilación. Por lo demás aunque en las
antiguas recopilaciones soliera introducirse alteraciones al texto de las .
leyes recopiladas, generalmente por medio de interpolaciones aditivas,
supresivas o modificatorias, la tendencia era la de respetar la estructura y
. textura originales de los textos. El artículo 4 del proyecto Vial, en cambio,
pedía vertir sólo la parte dispositiva de las leyes en un lenguaje sencillo y
. conciso, lo que implicaba una nueva redacción; y a una redacción se
I .' . '
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Cúartá parte
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1-\'1:T.\I'.\ m: L\ I'RrCOl)IFIC.\CIO~
Introducción
La etapa a'nterior había terminado con un proyecto para la füación que
combinaba las dos ideas contrapuestas de consolidación y codificación, en
que, sin embargo, la primera llevaba una parte preeminente, pues la
materia del nuevo código propuesto debía suministrarla precisamente el
derecho vigente. Ello implicaba reconocer la bondad sustandal de ese
derecho. Tal actitud no dejó de tener sus influencias en la etapa siguiente,
a cuyo tratamiento nos abocamos ahora. Entre 1833 y 1840, años en que
fueron presentados los proyectos de Vial y de Bello, respectivamente, y
que delimitan la etapa .de la precodificación, se observa, en efecto, un
cierto decaimiento de la crítica al derecho aparejado con una suerte de
revalorización y defensa del vigente; ambas posturas fueron notorias e!1
. los primeros años de la etapa, aproximadamente hasta 1835, como si se
. dijera que la visión crítica hubo de persistir únicamente gracias al impulso
proveniente de la etapa anterior y. que la revalorización y defensa del
derecho vino a representar una especie de reacción contra toda la enorme
critica promovida en el tiempo precedente. Como consecuencia de estos
: fenómenos, en los años siguientes a 1835 el tema de la fijación pasó a un
segundo plano y casi extinguiéronse las voces alzadas en su demanda;
hasta que en los años finales, hacia 1839, volvieron a resurgir entremedio
de criticas aminoradas por el mismo matiz de revalorización, pero todo
ello en un clima de consenso general sobre varios puntos y detalles acerca
de la empresa que debía llevarse a cabo, lo cual hada preludiar el'inicio de
la etapa propiamente creadora, la de la codificación.
. La actitud de Andrés Bello, empero, constituyó una excepción al
desarrollo de estas grandes líneas. Incorporado él tardíamente al movi-
miento en pro de la fijación del derecho, recién en 1833, se vio en el caso
.. de repetir el ciclo com pleto que había comenzado corla crítica al derecho.
En consecuencia, durante esta etapa, mientras las demás voces callabán
progresivamente; sólo la de él se mantuvo insistente en los temas de
censura que se habían agitado en el período anterior como también en la
reclamación por no emprenderse la labor fijadora, aun cuando es cierto
que su protesta fue asimismo más persistente en los años iniciales y en los
finales, por regla general.
Con todo, !a mayor novedad del periodo resultó ser que finalmente la
empresa de un nuevo código fue entonces iniciada de he~ho y extraofi-
cialmente; de aquél, en efecto, datan los primeros proyectos de código
civil, debido al mismo Bello.
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TITULO PRIMERO
LA CRITICA CONTRA EL DERECHO NACIONAL
CAPITULO I
LA CRiTICA CONTRA LOS DERECHOS CASTELLANO E INDIANO
• I
11. Dos fueron las vlas a'través de las cuales Bello manifestó su pensamien-
to critico: por una parte, la de sus artlculos aparecidos en El Araucano; por
otra, la de los discursos que redactaba para el presidente de la r~pública
, en ocasiones especiales, gen'eralmente con motivo de la apertura de
, :I · sesiones del congres05!.!O. En el conjunto de tales artlculos y discursos Bello
p,rácticamente tocó todos los temas de crítica agitados ya en el periodo
I ' anterior. '.
·· : " 1. Multitud de lf)'es: En 1833 Bello aludía, en efecto, "al laberinto de una
.1, legislación como la nuestra"; a "tantos códigos"; 'a "tanta coPia de pragmáticas,
cédulas y rtales órdmes"52 l. En 1836 a "laslf)'es' diseminadas en vastos volúme-
nes" junto con pedir "cuerpos reducidos"522. En 1837 decfa que los códigos
vigentes "son un océano de disposiciones"; y los calificaba de "abismo insonda-
1 I
'¡:
, m BEllO, A., Codi[iración del derecho civil, en GUZMÁN, Fuentts, dac. N° 58.
~ ; ~HBELLO. A., Editorial de El Araucano (Reforma judicial), en GUZMÁN, Fumus, doc. N° 87.
· '
.-, .
~ .
ti
1..-\ ETAI'A DE l.A PRf.CODlHCAClOr.;
· ble" (de leyes)523. En 1839 se refería a "un cuerpo de lt)'es ¡an 1'asto y
enmarariado como el nuestro,,52'•.
Además, en el discurso presidencial de 1834, Bello escribió que la
futura codificación reemplazaría "a lo que ahora se halla esparcido en tautos
volúmenes anticuados yen una multitud de disposiciolles sueltas e inconexas,,525.
2. Oscuridad, comPlicación, contradicción, incoherencia, desorden. En un
escrito de 1833, referíase Bello a la "oscuridad de las leyes que un corto número
de individuos tiene interés en pl'lpetuar"; a "tantos códigos contradictorios"; a la
necesidad de "expurgarlos de todo Lo contradictorio y SI!é~if/1l0"; el "caos de la
legislaci6n existente", al "Laberinto" de la legislación":,!!;. En otro de 1836
· hablaba él de las "Leyes oscurecidas por el desorden, por las contradicciones que
"ofuscan" su sentid0527 • En otro de 1837 se refería él la "oscuridad y complica-
ci6n de las lt)'es" y a. su preferencia por "un código cualquiera de leyes bien
ordenado" que a "un abismo insondable":'21!. En 1839 hacía caudal de "la falta
de claridad y orden en la redacción de las leyes":'2!'; de "la osculiidad de las
leyes"530; de la "tan comPlicada y oscura" legislación española y de que la
existencia en el país de "un cuerpo de Leyes tan vasto y enmarariado como el
nuestro" resultaba la mejor prueba de la necesidad de "simplificar nuestra
legiswci6n, de reducirla a un todo coherente y annonioso,,5:u. .
. En los discursos escritos para Prieto en 1833 aludía a la purga de las
leyes existentes "de todo lo supeif/uo y contradictorio,,5:i2; y en 1836, a la
· necesidad de dar "a las Leyes civiLes la simplicidad que les falta"533.
· 3. Antigüedad y vicios en el lenguaje de las lt)'es. En 1833 Bello propiciaba'
reducir las leyes civiles a un cuerpo bien ordenado "sin la hojarasca de
preámbulos y de frases redundantes, sin la multitud de vocablos y locuciones
desüsadas, que ahora las embrollan y oscurecen,,531. En 1839 se preguntaba no
ser una mengua que el país se gobernase aún por códigos "que nos hablan
· un lenguaje inteligible apenas"5:i5. . '
556PRIETO, J.,
Discuno, en GUZMÁN, Fun:l~j, doc. N° 55.
a57PRIETO. Discuno, en GUZMÁN. FlJnIl~j. doc. N° 66.
mBELLO, A., Codif. (n. 521).
a'9BELLO, A., Codif. (n. 521).
a4°BELLO. A., Rtf. judo (n. 522).
a41BELLO, A., Sisl. (n. 523).
542BELLO, A., EdiloriallÜ El Araucano, en GUZMÁN, Fu~tj.-doc. N° 97.
LA ETAPA DE LA I'RECODIFICAClO:-';
/as le)'es para su aPlicación a los casos que OCUlTe!1 y que m esta interpretaciólI
vaT{en a menudo las opiniones, es una cosa a que debamos resig1/amos como
inevitables en todo sistema legal por acabado y pnfecto que .~I! II! sulJOllga. ¡>fro los
trabajos de la legislatura pueden estrechar cada día estl! campo de incertidumbre y
disputas, decidiendo los puntos dudosos"; y recordaba que "ha)', sin embargo,
puntos de grat.ísima importancia en que... por la extremada divergmcia dI! las'
oPiniones de sus interpretes (se. de las leyes), SI! sientl! cada día 'a 1/l!cesidad de
decisionl!s soberanas que establl!uan reglas prl!cisas"~)\:\. También comparaba
las colecciones de causas yjuzgamientos publicados en Inglaterra, Francia
y los Estados Unidos con "las glosas y commtarios. dI! casi todos nuestros
expositores, en qUI! lo rancio, de las fonl/as, lo licmsioso dI! las interpretacio"es, las
argucias casuísticas, el intenl/i"able cúmulo de citas, m qUI! SI! hu"de a cada paso el
texto, como un río tortuoso qUI! se Pierde I!ntrl! armales IJara real)(lrl!cI!Y a algunas
leguas de distancia; en una palabra, la falta dI! filosofía)' hasta de sentido común,
hacen desabrida y fatigosa la lectura, emparia aun la buma doctrina y desacredita
/as ciendas legales .....51\. .
, . 6. Dificultades para el co"ocimimto del derecho. De este tópico Bello uso en
! •
1833 al predecir que una vez lograda la codificación "el libro de las leyes
. podrá andar entonces en manos dI! todos, podrá ser consultado por cada ciudadano
en los casos dudosos y sen.irlr de guía en el desempnio de sus obligaciones yen la
administración de sus intereses" y al afirmar que sin la codificación "ni es
posible que las 1f)'l!s ~ran tan f{f1lrralmmte conocidas como debm serlo para que
.. dirijan eficazTJImte 'la conducta de los hombres, ni purden dijar de c01/vn·tirse
fr;cuimtem¡;?,i'/en medios de opresión que los poderosos sáben emplear cmltra los
qébiles, y en lazos y trampas que la codicia y el fraude arma" a los i"cautos""\". En
'·1836 reclamaba para la legislación "cuerpos ordmados y reducidos que facilita-
sen su co"ocimiento a toda clase de individuos y que a una rápida ojeada ilustrásen
plos jueces en el ejercicio de sus importantes atribuciorlf's""'\b. En 1837 enseñaba
Bello que uno de los elementos de una buena administración dejusticia, el
conocimiento de la ley, se veía obstaculizado entonces por el farragoso
• l' estado de la legislación, a consecuencia de lo cual "mientras no se haga una
,nueva cQ)lIpilacióri de estas leyes ... hacimdolas accesibles a la inte/igmcia del juez y
del público, no podemos tener jamás una buma administración de justicia"517.
También de ese tópico Bello hizo empleo en los discursos presidencia-
les de 1834 cuando recomendaba en él al congreso la codificación a
I ','.' ejemplo de los 'países europeos que han hecho la legisl~ción "accesible al
, ,conocimiento de todos", pues conella se pondría al alcance de todos "lo que
. tanto importa a to~o,f conoCer para el goce y amparo de sus' der{(~lOs
indilJiduales"5111; y de.1836, al reclamar simplicidad para las leyes de modo
de hacer ~'más accesible su conocimiento y más fácil su aplicacióll""w.
7 . Inseguridad e incertezá jurldica. Este tema figura'en escritos de Bello de
los años 1833, en donde señalaba que con la superación de la divergencia
". de opiniones entre los interpretes que habría de producir la codificación
se desterraría de los tribunales "la vacilación y la incertidumbre" y se unifor-
marían sus decisiones, y que sin dicha codificación siempre habrla "illcerti-
dumbrt y vacilación tn los jueces, arbitrariedad e inconsewencia mios juicios"550.
En 1837 se quejaba de que la posesión de la autoridad legislativa por parte
de los comentadores haría fácil conocer "/tasta dónde llegarían los fatalts
tfectos de tsta arzarqu(a ltgal, la protección que brindarla a la mala fe y al espíritu
litigioso, y la desconfianZa que derramarla generalmmte,,55 •. '
Por lo demás, el mismo Bello escribió dos artículos en 1'839",,2 relativos
,1 a la inseguridad e incerteza produddas por la oscuridad de las leyes
castellanas de prClación (Otdenamiento de Alcalá y ley I de Toro) y por la
variedad de opiniones ell torno al sentido de las mismas, denunciando la
inexistencia de hecho de lo que llamo el "canon de la legislación", o sea, de la
determinación exacta de las partes que componían el derecho escrito yla
demarcación de. la autoridad absoluta y relativa de cada código, aún
cuando un canon asl existla formalmente en los cuerpos recientemente
. citados, que por la oscuridad y por el exceso de comentarios controverti-
dos sobre los mismos, en la prác~ica se hablan transformado en inoperan-
tes, de modo de no saberse qué derecho regla y cuál no. .
8. Legislación vicill.fa y ;lIala administración de justicia. Este tópico, muy en
. , consonancia con.su profunda preocup~ci6n por el lema de lajudicatura y
. de los procedimientos, h:i sido también del recurso de Bello v<trias veces.
En 1834 decía que Cl proyecto de ley sobre administración de justicia que
por entonces se discutía "no putde trawrse con acierto sino después de /taberse
rrfonllado el ordtn de mju,iciamimtos y aun cuando se diese al sistema judicial las
,
garantias. de que necesita para limar su objeto, no ~erá posible hacerlas efectivas sin
U!I werpo de leyes, cual convitne a un putblo que desea ser libre, es decir, sin un
I
f
,1
. \
1.A ETAI'A DE L\ I'RECODlHCACJO:-':
CAPITULO II
LA CRITICA CONTRA EL DERECIIO ROMANO
I. "Unos alulTIlIos" del Instituto Naciollal. Con motivo de' esa reforma. apare-
ció publicada en El Mercurio de Valparaíso en 1833. una carta de protesta
firmada por "U'IOS allllTlllos .. 55K • Una nueva carta apareció algunos días
después en el mismo,,;'H. Ambas fucron rcsp~lIldidas por un tal "C.L.I\I."
en el Correo Mercantil enjunió de igual aiio"hU. a la cual siguió U11a nueva
carta de los alumnos publicada ahí mismo"til; enseguida una respuesta de
"C.L.I\L"5ti2 y una última contestación de los alumnos'·t;:" ambas también
aparecidas ell dicho periódico. ' .
El tono de esta polémica fue muy pobre. Los alumnos aparecían
dominados por la preocupacic)n de ·ver dilatado el tiempo de sus estudios
debido a la necesidad de seguir los dos cursos de derecho romano que les
inlponía el nuevo plan. y parajlistilicar esta preocupación alegaban que el
estudio de ese derecho no· habría de reportarles ninguna utilidad. En la
segunda carta a El Mercurio agregaban el argumento tradicional de estar
el derecho romano en gran parte derogado por la legislación nacional. El
. resto de sus .razones no pasaban de basarse en prcocupaciones muy
pequeiias y contingentes.
. Tan sólo en la tercera carta de los alumnos. dirigida al Correo Mercantil
en respuesta a la primera de "C.L.I\L", ampliaban aquéllos su argumenta-
ción, recurriendo, sin embargo. a los tópicos corrientes del arsenal anti-
o rOlllanlstico: el derecho romano era opuesto al actual estado civil del país;
" \
11; José Migur//ufaule. En 1834 tuvo lugar entre Andrés Bello y José
Miguel Infante"li' una polémica en torno a la ensei\anza del latín y de!
derecho romano que en muchos aspectos es ilustradora del asunto que
nos ocupa"!;:'. La ocasión mediata de tal polémica nuevamente fue la
reforma del plan de estudios del Instituto Nacional en 1832. Más inme-
diatamente, a fines de 1833, Andrés Bello publicó en El Araucano una
información concerniente a los exámenes que por entonces se rend'ían en
dicho establecimiento, alabando los buenos resultados obtenidos por los
estudiantes. Esa información motivó un virulento ataque de José Miguel
Infante desde las páginas de El Valdilliano Federal, dirigido contra todo el
sistema educacional novísimamente imperante. Según él, ninguna mejo-
ra se había introducido en 1832 sino, por e! contrario, empeoramientos,
atrasos, vicios y preocupaciones. Entre tales males, e! máximo había sido
la reimplantación de la enseñanza del derecho romano, abandonada
desde 1813. A través de seis artículos, Infante fue desarrollando sus
argumentos, impulsado a' partir del tercero, por u~lO de Bello, publicado
en El Araucano, con que respondió al primero de Infante.
. El resumen de las argumentaciones antirromanísticas de este último es
el sigiIiente: según él, existía dificultad para los alumnos de procurarse los
textos del derecho romano y de ,sus intérpretes; aquel derecho se encon-
traba vinculado con el despotismo y el régimen absohll(J, a través de la
, influencia que en él tuvieron los emperadores romanos en su formación'y
el tirano Justiniano en su' compilación. en e! Corpus /uro, vinculación
.. rea,firmada después, por el hecho de haberse recibido ese cuerpo en
Europa durante la dominación absoluta de los reyes y de los monjes, lo
que no sucedió en Inglaterra, única nación libre de ese continente. Agre-
gaba que el derecho romano tenía carácter extranjero en e1.Chile regido
por un derecho propio como era el real y el indiano; sostenía que la
, jurisprudencia romana era inaccesible al pueblo; que un gran volumen de
sus disposiciones no.regían ya; que sus fuentes y los libros de sus comenta-
ristas estaban escritos en una lengua extraña como era el latín; que el
, derecho romano era inútil frente al sentido innato de justicia y equidad
. con que debían sentenciar los jueces; alegaba Infante que este derecho
producfaconfusión en el juicio; la razón yel recto sentido jurídico de
jueces y abogados; que se hallaba sobrecargado de ~utilezas y distingos
inútiles; y que, además, en fin de cuentas era superfluo, en cuanto si algo
hueno podía exhibir ya había sido adoptado' por el derecho real, de modo
que lo restante y no adoptado, no era bueno. Más sintéticamente expresa-
das estas críticas, par.a Infante el derecho romano se vinculaba al despotis-
mo político, era extraño y extranjero en una república que disponía de un
derecho propio, era complicado, oscuro, sutil y obnubilador del recto
juicio,era
.'.,
,
inaccesible al pueblo .
, . En esta censura indudablemente hay mucho de recogido de la secúlar
'\ ' tradición antirromanística europea. Las vinculaciones entre el derecho
. ronúlIlo yel despotismo político que Infante establecía, p. ej., ya habían
sido formuladas por Hotman en el siglo XVI. Lo "original" suyo, empero,
se encuentra en lo anacrónico del argumento y en la convicción y pasión
que él mostraba acerca de su fuerza de verdad en el Chile de 1834, pues
creer que la reintroducción del derecho romano obedeciera a una suerte
de oscuro y secreto plan para restablecer un régimen tidnico, no era más
que una álucinación. No es nuestra tarea, en todo caso, criticar esta
postura' de Infante, coino tampoco sus fantasías y. sus deformaciones
históricas. ni insistir en la contradicción que implicaba para un republica-
no y antiespaflOl como era InfaÍlte, su actitud antirromanística que dialéc-
ticamente le llevó a una implícita y a veces declarada defensa del derecho
real, que él preferí~ al romano por considerarlo el verdadero derecho del
país. Su alegato .queda en pie como testimonió de una fe antirromanística
sin c:oncesiones y es en tal sentido en que aquí nos ha interesado5fiü•
" . '
, M><IEn su articulo de 1833; CodifICaci6n dtl d"tcho civil (en GUZMÁN. Fuml~s. doc. NU 58).
,., Bello deda que una vez lograda la codificación el derecho romano dejarla de ser una
I
adquisición indispensable a: los que se dedicaren al estudio de la jurisprudencia. en lo cual
parece haber encerrada una cierta crllica. que tal vez debamos entender más como concesión
al medio que critica propiamente tal. pues bien sabido es el aprecio que Bello dispensó
siempre a aquel derecho. Sobre esto: GUZMÁN VIII. p. 333 ss.
.... .
1..\ tT.\I·.\ \lE 1..\ 1·I:l.ECOIll .... C.\CIO:O\ 251
. CAPITULO lB
, .
LA. CRíTICA CONTRA EL DERECHO PATRIO
~7Lit.: GUZMÁN, A., Critica aldnecho patrio, pruyectos para su fijación, en Revista tU Derecho
tk la Universidad Católica tU Valparaíso 3 (l979), p. 79 ss.
568En GUZMÁN, Fumlts, doc. N° 80 ..
sión, porque "las leyes debl'1l tl'1ler una mutua trúbaz.ón IJara Jostml'rse WWJ a
otras, y con mucha raz.ón son comparadas a WI edificio de bÓl'eda qlle faltá/ldole
WIQ piedra todo se viene abajo". Con esto nuestro autor parecía estar pensan-
do en un sistema de principios y normas mutuamente !rabados y relacio-
nados en que la legislación debiera consistir; al mismo tiempo ,'enía a
decir que era precisamente un sistema así el que faltaba en la legislación
patria, debido a su carácter fragmentario. singular y meramente suple-
meritario de la legislación castellailO-indiana. En efecto: "ll1Ia ley aiJlada:v
'lUel 'a no puede prellfl'r todos los inco1l1 11'11il'1ltes que puedl'1l preselltane t'1I Sil
ejecución "i los resultados que otras leyes podían lln'eglar. extl'llder o dismi/luir".
De este modo, las leyes aisladas y nuevas del derecho patrio, por su propia
naturaleza, eran incapaces de regular todo lo regulable en la materia de
. que se tratare, pues un tal efecto sólo podría ser logrado mediante un
sistema de leyes Intimamente trabado. como las piedras que forman la
bóveda de un édilicio. En ello estaha implícito 'lile la incapacidad de las
leyes patrias para regular tádo lo c¡ue debieran regular. traía como conse-
cuencia que esos aspectos no tratadus por ellas seguían cayendo bajo la
.. Mbita de las leyes castellano-indianas, y en eso propiamente debemos ver
la contrariedad y c<!nfusión denunciadas por el autor, esto es. en que una
materia resultara regida por legislaciones distintas e inspiradas en princi-
pios dh:ersos. . ' .. ' . .
El pensamiento critico del autor de la Teoría estaba enderezado, por
tanto, a demostrar lo que pqdrlamos denominar una insuficiencia del
derecho patrio para cumplir s~ cometido de aplicar en el naciente estado
los nuevos principios gener.tlcs que lo inspiraban. debido al carácter
meramente su plementario y singular de las le}'es patrias 0,10 que es igual,
a la falta de un sistema completo de leyes. que necesariamente dejaba
vigentes en parte el las espail0las. Esta insuficiencia y sus efectos hablan
• sido, según él, causa de mayor contrariedad y confusión en el derecho del
pals:
La alternativa propuesta por este autor era, naturalmente, la de can-
· feccionar un nuevo código civil al que se alu~lía al terminar este apartado.
· En tal discurso, sin embargo, no se \'oh'la a mencionar el derecho nacio-
nal, pues resultaba claro que la propusición de un nuevo código. al igual
que antes habla sucedido con Egaita. no se referla al derecho patrio sino al
derecho civil general. materia en qúe aquél poco o nada podía ofrecer.
Nuevamemc, pues, podemos concluir que para este autor, dada su repug-
'. . nanciafrenta a la legislación parcial. la actividad iegislati"a del nuevo
estado deberla haberse detenido y todos los esfuerzos concentrado en la
formación de un nuevo código que sustituyera en bloque al antiguo
derecho. . .
'\ .
1.A ETAPA DE LA I'Rl:COlllFlCACIO!'\
I 57~HA:-':ISCII. Walter, Afldris Btllo J ti medIO fla/ural. en Revista Universitaria 6 (1981), p.'
II '.
1 SS.'. • . .
57~HAS1SCII, Hugo, Ka'fll ro las ideas filosóficas de Bello, en Ilroi.!ta tú Citflcias Socialts 20
l·I (1982), p. 593 ss.
574HANISCH, Hugo, El dtrecM romano ro el prruamitn/o "j la docencia tú Andrés Bello, en
REHJ. 3 (1878), p. 206 ss. .
mDoMINGUU; R., El bachiller don Andrés Bello, en Terur libro de la Semana tú Bello en
Caracas (Caracas 1954), p. 255 ss; LEVENE R., Las univmidotús tú Indias "j las t7/.!riianzas
tscolá.sticas, en Homenaje a G. Feliú Cruz (Santiago 1973), p. 619 ss.; LEAl, 1., Palabras
preliminares a El grado tú bachiller en artes tú Andrés Bello (Caracas 1978), p.·7 ss.; EL MISMO,
Andrts Bello "j la Univmidad tú Caracas, en Bello "j Caracas. Primer COflgreso túl Bicentenario
(Caracas 1979), p. 165 ss. , .
576Epütolario de la Primera Rtpública (Caracas 1960), tJ, 68.
,.
¡
" . A!I;llRrS'nrl.l,O COIlJHCAlloR I T()~I() I
577
hoy perfectamente reconocida , resultÓ ignorada hasta no hace mucho
y la relación entre ambos fue vista más bien como de ruptura. Bello, al
principio al ,menos, no escapó a este modo de ver las cosas.
Pero no 'sólo fue con ocasión de su intenso contacto con los autores de
derecho nat¡.Íral y de gentes que Bello re~ibió e! yusnaturalismo raciona-
lista; sino también a través de sus estudios rómanlsticos, principalmente
en los libros de Heineccius, quien pertenecfa asimismo a la escuela moder-
na de derecho naturafi7!!; a ella hablá contribuido con sus Elements ¡uris
natural' et gentium y otros escritos de! género. En sus tratados de derecho
romano, Hcineccius aplicó el método}' las concepciones yusnaturalistas,
i
" lo mismo q'ue en los de derecho natural y de gentes aprovechó los concep-
!' ,
tos y figuras de! derecho romano, pues no debe perderse de vista que e!
lOo
derecho natural racionalista no fue otra cosa que derecho romano rein-
"terpretado:,racionalizado y abstraid057!'.
'De esta fase yusnaturalista del 'pensamiento de Bello quedan varias
trazas. Así, parad curso de derecho natural y de gentes que dictó Bello en
'1831-1832 siguió él al yusnaturalista Burlamaqui desde e! capítulo sexto
al decimotercero de su programa5!!o. De e~e curso, se nos conservan
algunos apuntes, en que la influencia de Burlamaqui es darar.!!I. Algunos
conceptos sóbre derecho natural explicado,s en la edición' de 1832 de sus
PrinciPios de derecho de gentes son también de evidente inspiración yusracio-
"
¡ nalistay lo mismo sucede en sus Instituciones dedaee/IO romano, que publica-
:1 das en' 1843; databan. sin embargo, de diez aiios antes, Ello vuelve a
repetirse en sus artículos sobre la Detención de, extranjeros de ,1842 y
'1843 582 • En 1839 había sostenido que e! derecho de suceder tiene su
, origen en la ley naturaI 5!!3. ," , '., ,
, , Pa~ale!a~ente ~ la asimilación del yusnaturalismo en varios de sus
. elerilentós; Bello dio entrada al benthamismo en su pensamiento y al
positivismo. Est~ último, en realidad, venía a ser una consecuencia de su
'adhesión a Bentham, aun cuando d pensador inglés había repudiado
l," ,expresamente al dere~ho natural, y el positivismo, aislado de su contexto
".
~ ~
I
1 snVid. mi Fijaci6n tkl dtrtcho (Valparalso 1977), p. 57 Y la lit. \lhl citada ..
I
&
78Sobre lIenecciu5: UNDSBERG, E., Gtschichu d" d(lllschtn Rtchtswisstruc1U1fl (München-
"
Lcipzig 1898), t. 111 1, p. 179, 55. '
, 'mVid. mi Fijad6n (n. 577), p. 65 ss.
&""IlAsISCII, W. (n. 572).
, &81 Id. '
82
& En'Ob. compl. (Saniiago 1886), t. x, p. 453 55. •
" ,~"~lJt:LL() A., Suu"i6/1 di p"rSQIIaS qU¡IWII p"urido ('JI 1111 11/i"11/U aro1llrri",inllu. en 0/l.jllr. l. p.
2li7 .., Op. juro ~', p. 349. ., ,
.,
1.\ t:T.W.\ 1lt: L\ I'KECo\)I"'C'\C1()~
11. De estas variadas inl1uencias han quedado huellas más o menos pro-
, fundas en el pensamiento de Bello sobre la legislación" expresadas en
escritos de diferentes épocas. En 10 que sigue resumiremos dicho pensa-
"
586
, ' Sobre esta obra: HAr'úscH, lIugo, ,ObltroadOrleS a l()j, principi()j IÚ IÚTU/¡O romano,
, , , 'articulo inédito cuyo manuscrito he podido, ver gracias a, una gentileza de su autor. '
, ,
\ '
1_\ t:1'A1'.\m: 1..\ I'Rt:COlllFlCAClO1'\
. derecho romano percíbese la importancia que otorgaba al concepto de ley: la
justicia aparece definida ahí como "la confonllidad de llt/estras acci01~es con las
le)'es"; la primera significación que se da a la palabra derecho es ~a de
"colección de lryes de una misma especie" y la jurisprudencia es descrita como
"la dmcia que enseria a conocer, interpretar y aplicar las le)'es"58IihiS. El impacto
del historicismo no atenuó la fe legalista de Bello y más bien fue aquél
quien resultó modificadQ en sus manos. En el proemio de sus Principios de
derecho romano ciertamente distinguía Bello la ley escrita de la costumbre 1
hasta aceptaba que la base original de todo derecho era la costumbre58 ,
de acuerdo en esto con Savigny. Pero mientras éste acto seguido pasaba a
la doctrina y jurisprudencia en su ,:!xplicación de la génesis o desarrollo
del derecho, indicando cómo los juristas venían a suceder al pueblo en la
elaboración de aquél 588 , Bello pasaba de la costumbre a la ley: "La base
original de todo derecho es la costumbre... Al principio la ley promulgada no haCe
;Ilás que prestar su auxilio, donde el derecho consuetudinario 110 se basta a sE mismo
o ammaza tomar una dirección torcida; ... Poco a poco el órgano legislativo
·extimde su esfera de acción, observa la marcha del derecho consuetudinario, lo
fonnula, lo modifica Para que corresponda al verdadero fin de la sociedad ya las
necesidades de cada época, y casi enterammte lo absorbe"5H!I. En el título 1 del
libro 1, Bello volvía a insistir en el papel del estaqo por medio del cual la
idea de derecho entraba en la vida humana.
Erigida la ley en fuente casi única del derecho, a todos, gobernantes y
gobernados, no quedaba otro camino que fumplirla sin discusión. Este es
el tema fundamental de un ar~ículo que bajo la rúbrica Observancia de la ley
editó Amunátegui en forma incompleta; dicha parte editada por aquél
. apareció en El Araucano N° 311 de 19 de.agosto de 18365!JO y en realidad.
era continuación de una parte anterior, publicada en el mismo periódico
N° 307 de 22 de julio del mismo ·ailo. En ese.artículo BelIo~nsistía en que
una vez puesta la ley, nadie podía alegar título suficiente para escapar a su
cumplimiento; y hacia especial hincapié en ello respecto del juez a quien
podía parecerle injusta una ley, crearla temeraria, encontrar que su
propia opinión contraria a ella estaba apoyada en doctrinas respetables e
incluso suceder que él tuviera razón: "pero con todo, ni puede obrar contra esa
ley ni puede desentenderse de ella, porque, si en los jueces hubiera tal facultad, no ya
por las leyes se reglarían las decisiones, sino por las particulares oPiniones de los
. magistrados". En todos los escritos en que Bello trató el tema de la funda-
.mentación ~e las sentencias reiteró conceptos similares.
~"""'"B[LLO, A.,In.slilucion~s d~ datcho romano, en Ób. Compl. (Caracas 1959); t. 14, p. 9 ss.
1
I
S87BEllO A., PrinciPios ~ wtcho romano, en Ob. Compl. (n. 586), p. 247 ss ..
~8"SA\'IGSY, F. Traitl de droit romain (trad. Guenoux, Paris 1840·1851), t.J.
r
fa.
t
.\
, 2fi() .":\IlIU~o; nn.l.o ~:()llInC."[)()K I TO\IO I
"
1..\ t:1".\I'.\ m: 1..\ I'RrCOI>IFIC.\CIO~
S96BIll.O, A., CodifICaci6n ehl tUrecho civil, en GUZMÁN, F.untes, doc. N° 58; EL MISMO,
Rtforma judicild, en Op. juro 1, p. 212 .. Op. jur.', p. 288.
mBuJ.O, A., Publicidad eh los juicios, en Op. jur. I , p. 2 = Op. jur.', p. 110.
s98Inrra tlt. 111, cap. 2. .
li99GUZMAs, Fuenles, doc. N° 55.
6OOCUZMÁN, FIUnleS, doc. N° 97.
.'
262 ..\SIlRES 1It:I.I.o (;()J)J"I(;~\J>()R I T()~I() I
1101 BEUO, ,A., AdminisITari6n tk jW/icia. en Op, juro 1, p. 99 ss - Op. jur,l, p: 190.
G02GI1ZMAs, Funa/,s, doc. N° 60. .
GO~Gl.1zMAs. Funa/n, doc. N° 67 •
.'
1.\ E1'.\I'.\ m: 1..\ I'RECODlHCACIO;l;
legislación que lo animaba, pues e~presamente declaraba proceder a la
publicación de aquellos "en prueba de la necesidad de la fonllación de Wl
código",
TITULO TERCERO
EL PENSAMIENTO DE BELLO EN TORNO A LA
FIJACION DEL DERECHO
CAPITULO I
PRIMERA ETAPA: LA PRECEDE~CIA y MAYOR URGENCIA DE
LA FIJACiÓN DEL DERECHO PROCESAL Y JUDICIARIO RESPECTO
DE LA DEL DERECHO SUSTANTIVO
tilH üt.: Gl:ZMÁS IX. Puede verse también: TAU, V., R,¡onna y codificación tn,1 pnuamitnlo
• tÚ Andrls B,Uo. 1830-1839 en 8,110,,1 dtrUM (actas de congreso, Santiago, en prensa).
• ~I¡'¡ A:'\ílRL'i JlEI.I,O COJll m:,\1l0R /'1 (l~l() 1
dmnay~r los empeños co~ que entonces se princiPió a trabajar sobre esta lIl~tfr;a.
A unquus cierta la neusidad de re[onnarlos códigus y arrfgla rlos a 1IUestro SlStm/ll
actual, es más urgente el corrfgir el ordl'1l dI' proCt'dimil'1ltus que rigl' ahora a los
,tribunales y los maniiene en una lucha c011tinua 1'11 trI' el conocilllimtu dI' lo justo y el
deber de u1iirse a una ley completa,,f,U5,. '
, Las ideas contenidas en ,este fragmento que conviene retener son las
siguientes: por un lado, el programa fijador propuesto por Juan Egaña en
las Reflexiones ("el respetable autor de ese discurso") era más vasto que el
exigido por Bello; por otro, había necesidad de reformar los códigos (de
derecho sustantivo) y de adaptarlos al actual sistema; en tercer lugar, era
también necesario corregir el orden de los procedimientos; finalmente,
era precedente y de mayor urgencia esta última reforma respecto de la
anterior, ' .
_ ' En consecuencia, en 1832 ,Bello se ha opuesto veladamente al plan
en
ftiador trazado porJuan Egaña sus Rl'fll'xiolles, el cual había cristalizado
... en los oficios de 8 de julio y 2 de agosto de 1831 dirigidos por el ejecutivo
al senado y' en un proyecto de ley elab()~ado en este IHtimo organismo; y
ha considerado que antes de fijar el derecho de, fondo era menester
reformar el derecho procesal.
Es necesario recordar en qué había consistido el programa de Juan
Egai'la:él contemplaba una codificación de nuevo cuño, amplia y omni-
comprensiva, concerniente al derecho público y privado. Disponemos de
testimonios incluso 'anteriores oí las Rfflexiones de Juan Egaña, que nos
muestran el escepticismo de Bello frente a las reformas del orden público.
Así por ej., se nos presenta su artículo Publicidad de losjuicios aparecido en
ElAraucano N° 9 de 11 de noviembre de 1830. En él, a modo de introduc-
ción al tema de fondo, Bello aludía a ,las constituciones, y criticaba el
movi~iento constitucionalista americano por haberse basado en teore-
mas y esquemas abstr'actos, inaplicables a una realidad incapaz de recibir-
. los; el Único remedio que él aconsejaba emplear para "una constitución que
vacila porque 'no ha tenido tiempo de consolidarse", consistía en "1nantenerla a
toda costa mejorándola progresivamente y sobre todo acomodando a ella las demás
partes de nuestra organiulCiónpolítica", Enseguida' entraba de lleno a su
,tema: de todas esas partes: "las másim/:rtantfs por lo que influye sobre las
ot~as, es la organización de los juzgados"r. , , '
II"~GL'ZMAS, FU"l/ts, doc. N" 48. En el diKurso presidencial del 1" de junio de 1832.
redactado por Bello, se aludla muy en general a la necesidad de que el congreso se ocupare
de "la "fOnn4 dt antiguas lryts", pero se agregaba de Inmediato: ", sobre todo tÚl sistnna dt
juicio$" (en GUZMÁN, Fumlts, doc. N° 46).
II06En Op.jur. I , p:I." - Op.jur. I , p. 109 ss.
L\ .:1".\1',\ m: L\ I'RECOl>l HC.\C10!l:
" CAPITULO II
',SECUNDA PARTE: LA FIJACIÓN CO~IO CONSOLIDACIÓN DEL'
DERECIIO (1833)
, .
. " ,
L\ t:1'AI'A m: LA I'Kt:COOlHCACIO:-': 2li7 .
.,
1.\ t:I'.\I'.\ 0.: 1..\ I'Rt:C()()JFIC.\C\()1' :!(;!I
..
2711", " A"'()R~~O¡ JlEI.I,O C()()IHCAJ)OR I TÍl~lo I
: CAPITULO lB "
TERC~RA ETAPA: LA FIJACIÓN CO~IO COfliSOLlDACIÓN y RE-
Fo~~iASI~IULTÁNEAS (1831-1837)
, A mediados .de 183,., ~'in ~mbargo, Bello mostró hab~r variado sus
concepciones anteriores sobre rtiación: Pero lo mismo que había sucedido
con las primeras expresiones claras de su pensamiento, qu:! él puso en
boca del presidente Prieto' al escribirlas para el meilsaje pr~sidencial ,de
apertura de 1833, los. nuevos desarrollos de ese' pensamiento inicial tam-
bién los manifestó por medio de tan encumbrado magistrado en una
ocasión similar a la anterior. Fue sólo con éierta posterioridad que Bello
retomó en articulos de E/Araucano las mismas ideas que antes había hecho
expresar al presidente. '
. ill.l/i/I/ciolln, try,s dt o/ras lIatioll's, d, cOR.lul/ar sUs obras d, jun.prud",ria a fill d, aprollf'clmnwJ
ti, lo mucho ql/, ha, rn tilas dt bu",o, aplicabl, a nosotros, tS ,,,usario farniliariUlnws con,1 d,r,dw
,."lIIano; cuyos pri,lCip;os, I",guajnon los d, luda la ,,1,",,/71;0, 1m de la l/alia,la Frallcia, la Holalldfl
,f "'/(J par" dr la Gran Brtla,la en BELLO, A.,·Ob. comPI.1 t. 15, p. 133.
M
:
.
.
. 1.\ n·.\I'.\ m: L\ I'REC01>\FlCACIOl'\
I
/o.llit'",po., tII qll, formaron'J dfCididilSlas conlitluJru q'u sob" cada uno df SILI ar/ÍwloJ IUIII promot.ido
I/U'.I/"".I aulu,.'.I ..... (en Op. jur.', p. 95 ss. = Op. jur.~, p. 187). Como se apreciará,juzgando
Bellu c:l proyecto de Egaña, lo consideraba una consolidación.
"I~gún BRAVO, B., Btllo, la judicatura, 1; lA codifICación proCtsal, en Bello 'J el dertcho (actas
ell' ~"Il~n"'" 11. 5!1:\. p. 4:\4 ss.). los conceptos subre ceKlilical'Íe)n ('Í\'il a 'Iue lkllllllegó
durante esta etapa 105 habrla él definido con base .en el modelo de codificación procesal
elaborado por Egaña, que él tuvo a la vista y comentó en El Araucano. No lo creemos. Cierto
e$ que en sus comentarios al proyecto de Egaña, Bello describió un criterio sobre codifica-
ción similar al que habia expresado con anterioridad, a partir del discurso presidencial del 1"
1
)
dejunio de 1834; cierto que, habiendo sido impresa la primera parte del proyectÓ de Egaña
en agosto de 1835, debió éste de haberla comenzado antes de la fecha de dicho discurso; y
cierto que Bello pudo hasta haber sido consultado por Egaña y en suma, tener conocimiento
1 anticipado del proyecto. Pero el giro experimentado por Bello desde una mera consolida-
ción del derecho hacia una consolidación con reformas simultáneas basadas en la experien-
cia legislalÍ\'a extranjera, nos parece que queda mejor explicado por un convencimiento
personalmente adquirido por él a través de su propio trabajo codificador, que por un
('111\\('111 imiento venido de la lectura de un trabajo ajeno.
J
~
I
I
A:-;J)Rl:S 1Il:1.I.0 C()J) .... (:.\J)OR IlU~I¡) I
. .
han planteado con buen suceso en muchas p'arte~ de Europa, seroirán para IJo1Ú!r a
',' nuestras leyes en amonta consigo mismas y con nuestra forma de gobierno, y
dándoles la simplicidad que les falta, IUlrán más accesible su conocimiento y más ,
"
7
" fácil su aPli((lcíó"IH • . '. '
, . Si volvemos al pasaje del discurso presidencial de 1834, observaremos
que ahí todavía se distinguía de modo claro la reforma, aunque bajo un
nuevo concepto, y la codificación (consolidación). En éste, en cambio,
ambos mornentos no aparedan tan ¡)aladinamente distinguidos, sino
entremezclados. Ambos momentos eran un solo todo y quedaba claro que
í,,
si bien el trabajo legislativo no debía apartarse de las reglas fundamentales
del derecho antiguo connaturalizado en el país y objetivamente justo y
sabio, al propio' tiempo ese derecho debía sufrir reformas, consistentes en
I
innovaciones accidentales modeladas sobre las planteadas eri Europa. En 1
otras palabras, estaba ausente en este texto la alternativa que de un modo ~
", .
'1.\ E1''\I',\ m: IJ\ I'RECOI>IFICAcío:'\ 275
toda especie de trabas que coartasm la libertad civil, desnudarla de todas las
contradicciones que ofuscasen los preceptos de la ley, sacarla del tm~broso laberinto
de los commtarios, presf1{tarla m cuerpos ordenados y reducidos que facilitasm su
'qjnocimiento a toda clase de inditliduos y que a una ráPida ojeada ilustrasm a los
jueces en el ejercicio de sus importantes' atribuciones. Todo esto es objeto de la '
operación que el célebre Bmtham ha designado con e/nombre de codificación ... La
• lógica 110 necesita esforUlrse para ,recoml'1ldar este sistema, a la vista de los dos
grandes mOflUmentos que etemiUln la memoria del emperador romano y del
emperador francés 6lH •
, En este' pasaje aparecía descrita una cierta operaci611 denominada
codificación; pero una vez analizado e! texto, resulta que tal descripción
no corresponde a la que Bello, en su artículo de julio de 1833 sobre
Codificación dei derecho civil y en el discurso presidencial de junio de 1834,
había denominado codificación, pues entonces para él lal palabra sólo
~esignaba la ~o~solidación metódica y ordenada de! derecho vigente, a lo
más técnicamente perfeccionado, pero no r'eformado en el fondo. El
concepto de codificación que ahora presentaba incluía "algunas refonnas
allálogas a los adelantamientos del siglo ya nuestras actuales instituciones" y la
purga de la legislación "de toda especie de trabas que coartasen la libertad civif';
todo esto importaba ni más ni menos que una revisión y reforma de
fondo; en el resto, las innovaciones eran meramente externas y suponían
el, derecho vigente, pues consistían en desnudar la legislación de las
contradicciones que ofuscasen sus preceptos, en "sacarla del tenebroso
laberinto de los comentarios", en "presentarla en cuerpos'ordmados y reducidos
quefacili~en su conocimiento a tOM clase de individuos y que a una ráPida ojeada
ilustrasen a los jueces m el ejercicio de sus importantes atribuciones": estas
últi~las operaciones eran las propias del antiguo concepto de codifica-
c,ión, únicamente' basado en la legislación vigente; e! nuevo, en cambio, _
comprendía eso, pero también las operaciones transformadoras del fon-
do; en síntesis,la reforma del derecho. Ello significa, para emplear una
fór~ula basada en ideas bellianas, que su nuevo concepto de codificación
abrazaba íntimamente mezclados e! antiguo concepto de tal y e! de refor-
ma, entendida ésta última como aprovechamiento de innovaciones en-
sayadas en ~uropa.
6. Con ocasión de su comentario a'l proyecto de codificación procesal
presentado por Ma~iano Egaña, Bello tuvo ocasión en 1836 de precisar
a~n más su concepto de las innovaciones,o reformas que debían introdu-
CIrse en la legislación vigente. Dijo en e! editorial de El Araucano N° 286,
I~ ASJ>RL'i IIt:1.J.() (;()JUt"J(:.\I)()R IT()~«) I
. ,.
CAPITULO IV·
. CUARTA ETAPA: LA CODIFICACIÓN PARCIAL \' PAUI.ATINA
DEL DERECIIO (1839)
."; o-
62"(0 anterior quiere decir que en el articulo que comentamos, la palabra "rrfonnn" de la
fra~: "rrfonnn rrducida a loJ /{milrs llru acabamos /Ü tratar", está lomada en el sCntido de
"codificación" (que indula la consolidación y la reforma de fondo), lo mismo que en el
articulo citado al principio del cap. 1 (\'id: n. 605). "r10ntUlr los c&Jigos" ahidla en Ke~eral. a
hacer nuevos códigos. ellO es, a reformar el sistema jurldico. .
· Tambitn vdse el articuló Suctsi6n /Ü pmonas llru han partcido tn un mismo aconttcimitnlo
(GUZMÁN, FunlttS, doc. N° 92): " ...nas proponnnos consagrar a 1I algunos artfculos, no tanto para
Jnrarutrar la IItctJidaJ /Ü rrf0Tm4r nru~tro sistNIUJ kgol (ptus tn orlhn a tsO no pru/Ü habtr varitdad
dt ofJiniollts),. cuanto con la tspnanw /Ü sugtrir algunas itúas llru sirvan tal VtZ para corrrgirlo ,
simplif~arlo", En eSle fragmento, ~rrfonnnr nutstro sistNIUJ kgar significa la sustilución de 105
antiguos códigos por 01 ros nuevos; la reforma de fondo del dérecho estaba considerada ah{
en la (ra~ final ("itúas para torrrgir, simplifICar") •.
~~IGlJZMÁN, Futntts, doc. N" 118. El articulo citado al final de la n. 628, sin embargo.
comienza asi: "No CTtnraOS distantt la Ipoca tn qut ti congmost consagra a la importantt obra /Ü la.
codifICaci6n /Ü ",ustras /tyts ..."; este articulo apareció en El Araucano N° 480 de 8 de noviembre
de 1839, pero es posible que con tales palabras Bello no haya querido más que presionar a 105
legisladores. o " '" . ' .
Otro indicio de esta suerte de d~sencanlo acerca de las posibilidades de codificar lotalmenle
el derecho ,civil nos parece \'erlo en el hecho de que en 1839 nueslro jurista publicó dos
· arllculos en 105 (Iue urgla por la necc;sidad de promulgar lo que denominaba un canon de los
códigos castellanos, esto es, una suerte de orden de prelación semejanle al de.la ley J de Toro,
para uso de Chile, ante la gran incertidumbre que exiMIa, según fl. en cualllO a quf códigos
estaban realmente en \Oigencia y en qut orden (vid. infra. Tlt. primero cap. 1, JI 9). Una tal
demanda sólo puede explicarse. quizá, por la perspecliva dd autor de esos artlculos. de que
'. dichos códigos habrlan de estar en uso en el pals aún por mucho liempo, eSIO es, de que la
(C"lilic;,ciólI IOda\'la deberla esperar un I.. pso considerable•
....
L\ 1:1".\1''\ m: L\ 1'lu:coumc,\ClO:,,\ 21t\
·entre sí. Si en la confección de un nuevo código debía tenerselos en
. éuenta, resultaba inevitable que una de las operaciones del codificador
'consistiría precisamente en zanjar esas disputas y contradicciones, optan-
do por una regla única y definitiva. De tal operación hablaremos
después 6 :lo y entonces citaremos los textos en que Bello refiriose a ella.
Por ahora limitemosnos a verificar que la mudanza sufrida por el
pensamiento de Bello en esta etapa, concerniente al modo parcial .Y
paulati~o de fijar y que se refería a todas las operaciones incluidas en la
codificación, también efectó, por tanto, a la particular operación de
decidir las controversiasjurisprudenciales, en el sentido de que ellas bien
podían ser solucionadas mediante actos legislativos singulares y progresi-
\'amente. Sobre el punto dejó un testimonio expreso. .
. En el artículo titula~o Legislaci6n, que apareció en El Araucano N° 472
de 13 de septiembre de 1839, se lee en efecto, lo siguiente: "Que sea
necesario interpretar las leyes para su aplicaci6n a los casos que ocurren y que t'7l
esta interpretaci6n varien a menudo las opinio'les, es una cosa a que debemos
resignarnos como inevitable en todo sistema legal, por acabado y perfecto que se le
supouga. Pero los trabajos de la legislatura pueden e~trechar cada día este campo de
incertidumbres y disputas, decidiendo los puntos dudosos y ella puede hacerlo tanto
. más ventajosa yfácilmúlle cuanto más libre se halla, 110 s610 IJara aclarar lo oscuro
y dirimir lo disputable, sino para innovar en las disposiciones existentes, corrigien-
do los defectos que la experil'1lcia haya descubierto en ellas"ti31.
En este texto figura muy claramente la teoría de la solución de dispu-
tas jurisprudenciales por ellegislauor y el modo de procederse a ellas, que
era un modo paulatino ("cada día,,)ti:12. '. . .
4.
5, En resumen, pues, en esta cuarta etapa del desarrollo de su doctrina
sobre codificación, Bello no varió la sustancia del concepto de aquélla, .
pero sí la vía para llevarla a cabo. Dejó de insistir en la posibilidad de ir a la
confección de un código completo y unitario y pensó en codificaciones
parciales y paulatinas de lo jurídico. Específicamente, creyó útil que una
de las operaciones codificadoras, cual era la decisión por el legislador de
las disputas de doctrina entre juristas, fuesen siendo resueltas gradual-
mente por el mismo, a través de leyes particulares,
, ,
CAPITULO I
LA REVALORIZACiÓN DEL DERECHO NACIONAL
, .
I. Ya en la etapa anterior se había producido una cierta revalorización del
derecho nacional,. y, más concretamente, del derecho castellano, en' el
sel'lo de aquellas corrientes promotoras de una consolidación, pues ésta
, implicaba precisamente nutrir los nuevos códigos con aquél derecho. Así
se observa en José J)aquín Mora en 182~, cuando reconocía sencillez y'
racionalidad en las leyes vigentes sobre contratos, testamentos y sucesio-
nes ab inltslalo, por estar basadas en el derecho romano1i33 • Un elogio a
este derecho había formulado también Tocornal en su informe de mino-
ría de 1831, intentando explicar ellxito del código civil francés por el
hecho de haberse acogido a él a tal derecho, que era el origen y la fuente
de toda legislación y cuy~s códigos "han mtruido Ilamarst' razón t'scrila y qut'
. . ' ; .
, , .'
,
1_\ ETAPA DE lA I'RECODlFICACIO:o.;
111. En 183·1 tuvo lugar una segunda polémica romanista, esta vez, entre
José Miguel Infante y, Andrés Bello. La postura de Infante también la
expusimos antes y cabe ahora examinar la de Bello. Ella figura en un
'Irtfculo suyo aparecido en El Araucano N° 18-1 de 21 de marzo de 1834 H:1!',
en ,respuesta al \'irulento .\laque que ~l estudio del derecho romano habla
polémica: la lil, cil, en n, 565, Sobre la actitud general de Bello ante el derecho romano:
Cl'MMI:'I;G, A" "ndrlf Btllo J ti dmcllO roma1l0, en BSDP, 11 (1942) 19·20, p. 17 SS.; Á\'II.A, A.,
Btt/o, ti tinte/U! romano, en EsludioSJobrt la vida J obra dt "ndrll Btllo (Sanliagq 197~), p. 79 ss.:
IIA:'I;ISCH, lIúgo. El dtr, romo (n. 565); U. MISMO, Los oc/¡tnla añlls (n. 224); n. MISMO, Btll"
rtsl4urador (n, 224),
,,
.\!'\I>RES nn,l,o C()IlIFJ(~\J)()R I T()~I()I
\ no, las leyes romanas "/lOn pasado por la prueba del li"l/po, se hall probado t'1l el
¡
crisol de la filosofla y se han hallado rf}//for/l/t' a los'pril/cipios,dl' la I'quidad.v dI' la
I
ruta razón". Para Bello, en todo caso, había que distinguir entre el derecho
público y el privado: el primero era el malo y nadie lo estudiaba en las
Pandl'Ctas; pero el privado "t'S bumo, es t'llIIlI'sll'o.y apt'1las hay t'1l él una /1 olra
cosa que ntCt.sitt' simplijirarst o mtjorarst"·. Los mismos emperadores tan
repulsivos a Infante, habían introducido en el derecho romano de origen
republicano, importantes reformas, luego adoptadas por la mayoría de'
, las nadones cultas de Europa.
,'
Terminaba Bello recordando que el derecho romano era necesario
para el adecuado conocimiento 'del canónico y del de gentes; de modo que
:I .si alguien tuviera la curiosidad de explorar las instituciones de otros países
! ;
, ¡ y consultar las obras de sus juristas a fin de aprovechar lo mucho que
había en ellas de bueno y aplicable a Chile, par.1 ello sería necesario una
, cierta familiaridad con el derecho romano, CU)'OS principios regían en
gran parte de Europa ..
Con posterioridad refirióse Bello en varias ocasiones al derecho nacio-
nal de un modo genérico pero coincidente en la alabanza. De "sabias"
calificó a,las leyes espailOlas en 1836'; 1,"; y de "indisputablt''' la justicia y
sabid uría de las reglas fundamentales del derecho castellano en el discur-
. so presidencial del mismo ai'lofi 11. En 1839 decía que la legislación civil;
,sobre todo la de las Sittt' Partidas: "mcim'a lo Il/l>jor dI' la jurisprudt'1lcia
romana, cuyo pmnmlt'1ltt imperio sobu una tml gramil' y tml ilustrada parlt' de
, Europa attstigua su t'xulnzcia fi,12. . ,
CAPITULO II
Los CONSENSOS FUNDAMENTALES EN TORNO
A LA FIJACIÓN ,
111. Pero acaso lo más importante de verificar sea que también vio esta
etapa el alcance ~e un consenso en torno a los problemas de fondo que
ofrecian la fijación. En sus líneas esenciales ese acuerdo fue favorable a las
ideas de Bello y pudo producirse debido, tal vez, a que ellas aparecieron
prohijadas por el presidente de la república en varios de sus discursos
oficiales, ,que el mismo Bello redactaba por lo demás. Cierto es que el
consenso manifestose negativamente, por regla general, puesto que ni a
los discursos oficiales ni a los articulos de Bello en que éste volvía a
expresar de un modo desarrollado las ideas ya previamente anunciadas
en aquéllos, opusieronse voces de protesta o disidencia. Este silencio
nosotros lo atribuimos precisamente a que por fin veíase en la fórmula
sugerida a través de aquellas piezas, un modelo eficaz y equilibrado al cual
, "
,
!!!I2 .\!'\ORES IIEl.l.0 COIlI FlC.\IlOR ¡ TmlO I
sujetar la füación, que .bajo otros, demasiado unilaterales. había fracasado
tantas veces, ,
Bello resumió su modelo de codificación en 1839. en un editorial de El
Araucano que ya antes hemos analizado6 ;':'.y entonces sentó como bases
suyas las siguientes: aqúélla no debía aspirar a ""l/a PI'I/I'cción id/'{¡/ dr
códigos rr[undidos m'un molde nuevo. coordinados rlltre sí. armóllicos.v simétriros
m todas sus partes" sino limitarse a escaldar la legislación civil vigente "dr la
il1i¡til lIlaleUI en qur rl trallscurso dr los siglos .l' la l'arin/ad dr rOl/stit"riolll's
políticas han co/wertido ulla partr 1/0 prquflia dr lo qllr al princi/Jio f/'a tall'fZ ,
oportuno.v armolliUlba rO/l las idras.l' rostumbrrs rril/al/trs;,a dl's/JI'.iar 1m il/ro/l-
gruenrias y l/mar los llaríos; a simplifirarlo en sUlI/a. rOl/sl'Il'flllt!o Sil ranírtrr.v
forma, si 110 rs en lo qur disol/{isr con los intrrrsrs ,wcia/t's .v rOIl rl rspíritu dr las
instituciones rrpubliranllS", Bello agregaba que las alteraciones no debían
ser considerables, que el nuevo <;ódigo se diferenciaría del antiguo más
por lo que iba a excluir que por cuanto introduciría de' lluevo; y que
habrían de subsistir todas las reglas fundamentales y necesarias que no
pugnaran con los principios o entre sí; insistía en que no había necesidad
, de empeiiarse en innovaciones m,ís profundas. debido a que la legislación
existente. en especial. la de las Partidas. encerraba lo mejor de lajurispru-
dencia romana; añadía que la obra se vería alimentada también con los
materiales que podía encontrarse en la antigua literatura jurídica castella-
na y'en los trab,tios debidos a losjuristas franceses qut.' habían ilustrado el
código napoleónico. de gran similitud en su cpntenido con la legislación
nacional. Este diseño de codificación. según Bello. no debía suscitar
contradicciones ni chocaría con los h,íbitos nacionales, Y, en efecto, de
hecho el mencionado editorial de 1839 careció ~Ie contradictores. incluso
por parte de El Mercurio, a l:Ino de cuyos editoriales anteriores el de Bello
entendía responder. En consecuencia. una codificación aplicada al dere-
cho nacional, 10 cual suponía su reforma técnica. y de fondo en la medida
estrictamente necesaria y siempre basada en experiencias probadas, pare-
cía convertida en un esqueÍlla de füación aceptable a la mayoría de los
espíritus. .
Que así había sido efectivamente. lo sugieren algunos testimonios
anteriores en que algunos de estos extremos del modelo belliano resulta-
ban asumidos de un modo u otro, La idea de una legislación enteramente
nueva y fundada en teorías fue implícitamente desechadas en un editorial
de EIAraucano el 25 dejuliode 1834, en que se comentaba un proyecto de
ley referente a ciertos tribunales. Ese escrito lo hemos atribuido a Ganda-
"
1..\ ETAPA DE L.\ I'RECODlFlCACJO:'\
rillas yen la parte que nos interesa, manifestaba: "No/altará quiél/ le tel/ga
porfrÍl/olo, porque querría un proyecto de r~ronlla dl'.w/l' la prillll'ra ltj' (M código
civil hasta la última de sustanciación; pero [a' comisión (que había redactado el
proyecto) compuesta de hombre que por Sil ejercicio l'sttÍ" al ((liJO di' [os malt·s. l/O
ha querido meterse t'Illa región de las bellas teorías. sil/o que .H' ha limitado a lo que
naturalmt'llte puede harerse para que produzca ~rerl(}s"li:.I.
Una coincidencia se observa también en la anónima Teoría. etc., de! aúo
l8~4Ii55. En el párrafo dedicado al código civil se contenía. como ya antes
vimos, una amplia crítica externa al derecho nacional. entremezclada con
otra interna muy general. El autor afirmaba que no había razón para
espantarse con la empresa de un código civil. porque las relaciones socia-
les se habían simplificado en el nue\'o orden posterior a la independencia,
al haber desaparecido los fueros, los privilegios, los títulos, la regulación
estamental y al haberse impuesto la igualdad; hacía notar que. en conse-
cuencia, una simplificación similar era posible en e! derecho privado de
propiedad, contratos y testamentos si se lo arreglase a la justicia. y a la
razón, imponiendo silencio a los prejuicios y consultando a la ilustración.
Terminaba recomendando una comisión dejuristas encargada de redac-
tar un nuevo código y ajiadía que "Las múmas Il'yes eS/}(lIiolas podría/! darnos
muchos materiales para esta obra, el Código de Na/Joll'ón, las leyes inglesas, las de
Estados Ullidos sen/iríall igualllll'1lte;)' nosotros 110 tl'1ldríamos lI11L~ que escoger lo
mejor, acomodarlo a nuestra situación:v agregar tan sólo lo que fuere Pl'culütr (l
nuestros usos y costumbres". Bien miradas estas manifestaciones. ellas venían
a coincidir con las del discurso presidencial de 1834. .
CAPITULO III·
Los PRIMEROS PROYECTOS DE CÓDIGO CIVIL
,\.. .t
L\ n.\!'.\ DE l..\ !'RECO()J F.ICACI0:"\ . :!!lj
11. Aparte del anleproyecto sobre sucesiones, durante esta etapa trabaj6
Bello en otros dos anteproyectos, con toda verosimilitud, entre los atios
1836 y 1840, puesto que, según hemos visto, hacia abril del primero ya
tenía redactado d concerniente al derecho hereditario y lo lmis posible
que es que los siguientes no los haya elaborado en forma paralela. Refe-
ríanse ellos al' derecho de obligaciones y contratos y al título preliminar.
. . 1. Del anteproyecto sobre obligaciones y contratost;l;t; contamos cO,n
menos referencias que en el caso del relati\'o a sucesiones. Es seguro que la
comisión codificadora creada en 1~40 no elaboró ella el proyecto de
libro De las obligaciones f1I gmem/)' de los cOIllmlos publicados en El A muca/IO
entre el 26 de agosto de 1842 y el 19 de diciembre de 1845 y previamente
discutido por ella entre el 29 de marzo de 1842 y el 3 de septiembre de
1844, sino que se limit6 a examinar y revisar un anteproyecto previo.
Aunque dicha comisi6n conoció el antepro)"ecLO por partes, es seguro
también qúe el 30 de agosto de 1843 aquel ya estaba del todo elaborado,
pues en un informe de esa fecha, dirigido por la comisión al congreso
para informarle acerca del estado de sus trab¡tios, se decí¡i que estaban
redactados y en estado de someterse al examen de aquella, todos los
. restantes títulos sobre la materra l;li7; a tal fecha la comisi6n ya había
discutido veinte títulos y con posterioridad cinco m;ís, si bien publicáron-
se, aparte de estos cinco, otros diez posteriores; de lo cual debemos colegir
que al30 de marzo de 1843 el conjunto de 15 títulos ya estaba redactado,
aun cuando no examinado por la cámisión ..
Por otro lado, una buena parte del anteproyecto total ya debía estar
redactada al 29 de marzo de 1842, fecha en que la comisión comenzó a
examinarlo en sus primeros títtilos';'ill. Tales son los daLOS seguros; pero lo
más probable es que, en realidad, el anteproyecto hubiera sido compuest()
antes de haber comenzado la comisión sus labores, esto es, antes de 1840..
Una copia incompleta del anteproyecto sobre obligaciones y contratos
examinado por la comisión trasmitióse hasta nuestros días cOltiuntamente
con la del anteproyecto relativo a herencias y perdióse enseguida con ella.
También ella era la perteneciente a Egaña; pero a diferencia del caso
anterior, de esa copia conservamos una edición accesible'ili!'. En otro
lugar';;" hemos intentado demostrar cómo tampoco el anteproyecto con-
tenido en la mencionada copia pueda atribuirse a Egaria y que más bien
..
L\ ETAI'A DE I.A conl FICACJO:\ :~Ol
1\Introd ucción.
TITULO PRIMERO
, ,
oj,: .'
l.A ETAPA DE l.A COnInCACIO:-;
TITULO SEGUNDO
" ,.;
'.'
PRIMER PERIODO DEL PROCESO DE CODIFICACION:
SUS COMIENZOS A TRAVES DE LABOR EN COMISIONES.
LOS PRIMEROS PROYECTOS OFICIALES DE
, CODIGO CIVIL
, .
679GUlMÁN, Furo/~s; doc. N°
101, anexo 209.
680GulMÁN, Furous, doc. N° 101.
68IGUlMÁN, FiJnI/~s, doc. N°
102, anexo 219.
682GulMÁN, Furo/ts, doc. N°102. .
fl8~GUlMÁN; Furo/~s, doc. N°
103, anexo 597.
, fl84GUlMÁN, Furo/~s, doc. N°
103, anexo 600.
:, IIR~GUZMÁN, Furo/es, doc., N°
103.
" " IIIIIIGuZMÁN, Funl/es, doc. N°
103, anexo 611.
. ¡ , " ,687 GuZMÁN, Furou!, doc. N°104. ~ .
,flRRGUlMÁN, F~/~s"doc. tos. Nao, 121 y 122 .
.,
.. ' " "
\
1.\ ETAPA DE I:A CODIFICACIO:-': :lOi
CAPITULO I
LA CO~HSIÓN DE LEGISLACIÓN DEL COl'\GRESO NACIONAL y
SU OBRA
SE(:CI():-¡ I'RI:'IERA
El proyecto de .. Título preliminar» y de libro .. Oc la, sucesión
por causa de muerte» de 1841-1842.
.' mOIEI de Bello en Gl'ZMÁS, Fumlrs, doc. N° 113 anex~) 477 yel eobo ibid doc. N° II:!
anexo 434.
691En general, sobre las actas de la comisión: SALINAS, C., NolfIs ni 10"10 a las actas d~ los
proytc/os ~tl C6digo Civil chilmo, en Rtvista del Dtrtcho d~ la Universidad Católica d~ Va/paraíso I
., (1977), p. 33 ss.
1..\ ET,\I'.\ DE 1..\ CODIHC.\CIO:-\ :IO!1
í, \ comparando tal orden con el seguido por la comisión, que se refleja en las
',1
!,
d
1,',
.
, actas de sus reuniones. En ello radicó,' por otro lado, la razón del éxito
'
I!,
\:
J'
l.A HAj'A Ilt: I.A COl>l FICACIO:-\ :111
/'
312 Al'[)RES IIEÍ.l.O CO[)lHCA[)OR I TO~IO I
inspirada a Bello por los escritos de Bentham en que éste exigía la t'xpresión de las razones
de cada ley: así la seco 4" de su opúsculo D, la cod;¡tmnfíl! (supra n. 455) estaba destinada a
traiar acerca del RaliO/lllel di' la loi, ou cOlnlnmlai .., jlL'lifimlif, lo mislllo que los teoremas 2,3 y4
de su Pro/JUe5la d, código (súpra n. 458). En varias notas Bello usó expresamente la palabra
"razón". Vid. especialmente las notas x) al arto 22 del tít. 8 ("La mzlÍl! de ,sla diipo"icióll ,.¡ltl .
5iguil'1lli': .....); y b) al arto 10 del tít. 8 pero del Proyecto sobre obligaciones y colltratos de
1842-1845, de que hablaremos luego ("mzóll cOlllrm-;a: ..... ). .
l 699GuZMÁN, Fumies, doc. N° 110.
7()()MIGUEL MARIA GCEMES (1815-1868): abogado en 1841, profesor de derecho romano'
(:n el Instituto Nacional desde es(: mismo año, y en 1856, de derecho canónico; miembro de
la facultad d(: leyes de la universidad en 1859; ministro de justicia en 1862, sc:nador desde
1864 a 1870; en 1865 suplió a Montt en la presidencia de la corte suprema; de ideas
tradicionalistas (FIGUEROA, V., Diccionario histórico, biográfICo y bibliográfico de Chile, Santiago
1929, t.3, p. 385). ,
. 71~)h;'GuZ~Ás, Fumli's, doc. N° 133. Los remitido de Güemes se ven en 8EI.I.O, A., Op.
¡ur l ., p. 301. ss. = Op.ju,2., p. 363. .
71)IGl!Z~~ÁN, Fumies, doc. N° 133. Sus respuestas se ven en la misma sede cit. en N° 700.
, :114 Af\:DRES HEI.1.0 CODIFICADOR I TmlO I
f .' r
ci6n que les impone el derecho canónico de 'mezciarse en causas de sangre bajo pena'
!'
Ii . de irregularidad..7u2• Bello aceptó expresamente la proposición y sugirió
i¡~ que el artículo quedara redactado asf: "El que siendo lIar6n y mayor de edad y
fr ' '' no te'niendo impedimento canónico, no hubiere denunciado ...... En consecuencia,
't"
,)
, , el art. 16 NI) 4 del tít. 1 del pl:oyecto sobre sucesiones de 1846, a que nos
:! refer!remos más adelante, resultó redactado en esos mismos términos.
'~
SECCIÓN SEGVNDA
El proyecto de, li~ro .. De l~s c~mtratos y obligaciones
convencionales» de 1842-1845
'j,.
1:.
"
, J
l.A ET AI'A DE LA CODIFIC.-\CIO:'l: .
, 7UGUZMÁN, FtunltS, doc. N° 140. Hoyse loveen BELLO, A.,Ob. comPI.1 (Santiago 1887), t.
ll, p. 141-311 = Ob. compl.2 (Santiago 1932), t. 111, 1, p. 155-320.
714Vid. supra el tlt. V., c'ap., 2, seco la de esta parte.
l.A ETAPA DE l.A CODIFIC.-\C!O:o\ :\ 17
CAPITULO 11
LA JUr-;TA REVISORA DEL «PROYECTO DE (X)l)J(;O CIVIL»
)
suplir, al congreso en el examen de los proyectos, de ·modo que éste
'1 quedase limitado a aprob.arlos en bloque sobre la base de. cuanto le
,informara dicha junta. Esta idea había sido planteada por El Mercurio de
Valparalso en 1839 y asimismo había encontrado acogida en Bello ese
mismo año.
. ' 3. El proyecto de 'Bello fue éonocido por la sala del senado en su sesión
de 10 de septiembre de 1841 717 , ~uien lo mandó 'poner en tabla de
inmediato. En la reuniÓn del día 22 111, el proyecto resultó aprobado en
general y en particular, por unanimidad, salvo en relación con su artículo
'.5, que fue suprimido. Al día siguiente fue él despachado a la cámara de
diputados 7 1!1, quien lo conoció en la sesión del 25 de septiembre 720 ,
enviándolo al dictarpen de su comisión de legislación y justicia. Evacuado
por dicha comisión un informe suscinto y del todo favorable al proyecto,
con fecha 4 de octubre7:n , que la sala conoció en su reunión del mismo
. . día; en'la siguie~te, del 11 722 , lo aprobó en general, yen particular, en la
i . , del 19723 • Al día siguiente la cámara comunicaba al senado su aprobación
!; y éste al présidente de la república 721, el cual lo sancionó como ley el 29 de
;!i . .octubre de 1841 725 • Pocos días después, Bello celebraba desde ElAraucano
:1 , 1
la prqm'ulgación de la ley726; veladamente aludía al fin último de lajunta,
';1 .
:I
que era el de someter los p.royectos al dictamen de entendido en suplencia
I ',"' del congreso, pues declaraba esperar "que estos trabajos alcancen aquella
~I
.! .. " .perfecci611; a que es dado aspirar en asuntos de tanta gravedad y complicaci6n, para
":i, . que puedan ser' definitivamente sometidos a aquel último fallo que sólo puede dar la
:f ' "
experiencia
.
de muchosl y continuados
' , .
años de observación•
y ejercicio".
:1'
, \.
,,' :716GUZMÁN, Fumus, doc'. N° 112, anexo 434.
717GUZMÁN, Fumus, doc. N° 114. ' '
i 718GUZMÁN, Fumus, doc. N~ 116.
'1
,"l' . 719GuZMÁN, Fumtes, doc. No'117, anexo 509.
720GUZMÁN, Fumtes, doc. N° 117.
'! 72IGuZMÁN, Fumtes, doc. N° 118, an'exo 522.
722GuZMÁÑ, Fumtes, doc. N° 119.
J.
, ?25GuZMÁN, FumUs, doc. N° 120.
I ,~ 72 4GuZMÁN, Fumus, doc. N° 122.
725GuZMÁN, Fumits, doc. N° 123.
726GuZMÁN, Fumtes, doc. N° 124.
• 1
.'
-, .
, I.A ETAPA DE I.A CODlFlCACIO~ :II!I
CAPITULO lB
UN1.ÓN DE LACO~HS1.ÓN DE LEGISLAC1.ÓN DELCONGRESO·NAC1.0NAL y
. " DE LAjUNTA REV1.S0RA DEL '«PROYECTÓ DE CÓDIGO C1.V1.L»
.,
I,¡
"
j' J •
. LA ETAPA DE LA CODlflCAClO!'\
742GUZMÁN, F'umus, doc. tos. Nuo. 153, anexo 328 y 155, anexo 210.
7~!GUZMÁN, Fumús, doc. N° 152 anexo 74, ah! mismo se ve e¡ articulado.
7HGuZMÁN, Fumús, doc. N° 152.
745GuZMÁN, Fumus, doc. N° 156.
746GuZMÁN; Fumús, doc. N° 157.
7t7GUZMÁN, Fumus, doc. N° 158.
748GuZMÁN, Fuenus, doc. N° 159, anexo 34.
749GuZMÁN, Fumús, doc. N° 159. .
750GuZMÁN, Fumus, doc. N° 160.
' .• 7SIGuZMÁN, Fumús, doc. N° 161.
.\ 1 I
que después del 17 de julio de 1845, fecha de'la ley que reunió e~ una a
ambas comisiones,la nuevamente formada continuó acordando reglas, es
decir. trab.tiando. .
De todo lo anterior se desprende que la comisión debió de decaer
progresh'aillente en su trabajo a partir de la mitad de 1845, y que posible-
mente desde comienzos de .1846 ya no trabajara más.
CAPITULO IV
EL PROYECTO DE LlBRO.«DE LA SUCESIÓN POR CAUSA DE MUERTE» DE
1846
7 ' . .
• 56GUZMÁN, Fumles, doc.
N° 178. El se ve ahora en BELLO. A., Ob. compl. I (Santiago 1887),
l. 11, p: 313-405 = Ob. compl. 'l (Santiago 1932), t. IIJ, 1, p..321-408. .
7~7Para lo que sigue: GUZMÁN. V.
n"GUZMÁN, Fumles, doc. N° 109.
n'JGezMÁN, Fumles, doc. N° 141, anexo 162.
760GezMÁN, Fumles, doc. N° 145.
324 Al'iDRES IInÚ) Ómll:lc'\J)OR I TOMO I
de facilitar la revisión de los títulos relativos a la herencia, el gobierno
, había dispuesto "que se reimpriman en un solo volumen", para evitar la
molestia yel retardo ocasionados p~r la "necesidad de reunir troz.os dispersos",
con lo cual se aludía al proyecto sobre la materia publicada por partes en
El Araucano: 'En sus informes de 30 de agosto de 1843 dirigidos a sus
respectivas cámaras Bello y Cobo les señalaban que d~)s de los miembros
,de' la comisión de legislación, por encargo de ella, "se han ocupado fII
preparar una reimpresión ordenada y correcta delli~ro De la sllcesi~l! fOl' caum de
muerte; que espero podrá saLir a la luz. dentro de pocas semanas"/h .
De acuerdo con todo lo anterior, pues, un designio de editar en
conjunto los diversos títulos del libro relativo a las sucesiones ya estaba
_formado a poco antes de concluir la edi~ión de dichos títulos en El
Araucano y la preparación de esa segunda edici6n ya estaba en marcha por
parte de,dos miembros del cuerpo codificador, hacia agosto de 1843.
" 2: La aparición del nuevo v'olumen, sin embargo, vióse retrasada hasta
noviembre de 1846. Ello se debió a que entremedio hubo un cambio de
, planteamiento en el modo de concebir la' segunda edición del libro.
Inicialmente, en efecto, tan sólo pensose en una reimpresión de los
,títulos aparecidos precedentemente en El Araucano, con correcciones
puramente formales. La nota final puesta en el número de ese periódico
correspondiente al19 de agosto de 1842, se refería a correcciones "princi-
palmente en el orden de Los articulos yen la redacción,,76 I bis; el informe de Cobo
del 1 de septiembre del mismo arlO hablaba de pulir el estilo, suprimir
artículos redundantes, colocarlos en su lugar y recién apuntaba a "llenar
, algunos vados que se han notado a la vista del todo". La memoria ministerial de
1843' aludía a una reimpresión y fundaba el designio en razones pura-
mente prácticas, consistentes en la mayor comodidad de disponer de un
libro unitario que de trozos dispersos. El segundo informe de Cobo, de 30
de agosto de 1843 referíase únicamente a "una reimpresión ordenada y
correcta",' , . '
: En consecuencia, cuando Cobó eri este último informe anunciaba la
salida de la nueva edición para "dentro de pocas semanas", es posible que la
'preparada por dos de los miembros de la comisión estuviese casi conclui-
da,sobre la nueva base 'de una reunión de los trozos dispersos en El
I Araucano con retoque puramente formales y escasos en el fondo, ,De
hecho, sabemos que al menos dos alteraciones: una concerniente a la
'sistemática del libro y otra relativa a su form~ de numerar los artículos,
761GUlMÁN, Funtles, doc. tos. NOI. 147, anexo 205 y 148, anexo 298.
761bi'GUZMÁN, FUnI/tS, doc. N° 109.
J
l' • I
:1211 Ar-;DRES HEI.1.0 CODIFICADOR IT()~I() I
I " sucesiones, en que se decía que algunas de sus reglas habían sido acorda-
das con posterioridad a la reunión de las dos comisiones que tuvo lugar en
, virtud de la ley dejulio de 1845, d,e modo que despues de esta fecha es
seguro que el nuevo organismo continuó trabajando, al menos en la
revisión de esta segunda edición. El segundo testimonio' proviene del
presidente Manuel Montt, quién había formado parte de la comisión
desde 1840; en 1855, al proponer al congreso un proyecto de ley destina-
do a premiar 'a Bello por su trabajo codificador, declaró que merced a,
dicha ley; "se revisaron aquellos tftulos, dioseles la forma en ~l!e vieron la luz
pública y fueron remitidos a las cámaras en noviembre de 1846" 61. Este trabajo
debió'realizarse en la segunda mitad de 1845, pues ya hemos visto que a
comienzos del año siguiente la comisión reunida dejó de funcionar. De
todos modos, en consecuencia,la labor de 1846 hasta noviembre de ese
~ño, correspondió exclusivamente a Bello. '
4. La nueva edición del libro sobre sucesiones incluía diez títulos rubri-
I
" ,
o"
I.A ETAl'A m: l.A CODlFlCACIO!l;
No se entenderá donación revo- No se entenderá donación r~vo
cable sino aquella a que la ley, o el cable sino aquella a que la ley o el
donante en el respectivo instru- donante en el instrumento de do-
mento, dé expresamente este ca- o nación, dé expresamente este ca-
rácter. rácter.
Donación por causa de muerte es
lo mismo que donación revocable;
y donación entre vi\'()~, lo mismo
que donaci?n irrevocable.
El Proyecto de 1846, pues, junto con variar levemente la redacción del
inciso primero, suprimió el inciso segundo 'del arto 37 del anterior y
agregó un inciso final qué antes no figuraba; ambas modificaciones eran
importantes, pues si bien es cierto que las donaciones mortis causa 'son
revocables, no toda donaciÓn revocable es mortis causa, como las celebra-
das entre cónyuges. La identificación contenida en el nuevo inciso final,
en consecuencia, importaba una alteración de fondo, como también la
supresión del inciso segundo, en cuanto eliminaba el verdadero y único
concepto de donación por causa de muerte, a saber, aquélla hecha en
consideración a la muerte. De ese modo Bello abrió paso, a la actual
confusión existente en esta mater,ia en el Código Civil.
CAPITULO V
EL PROYECTO DE LIBRO ,«DE LOS CONTRATOS Y OBLIGACIONES
CONVENCIONALES» DE 1847
765GUZMÁN,Fumtes, doc. N° 181. El se ve ahora en BELLO, A., Ob. compl. I (Santiago 1887),
l'. 11 p. 407-617 = Ob. c1?f1lPI.2 (Santiago 1932), t. 111, 1, p. 409-604.
766GuZMÁN, Fumtes, doc. N° 178.
:l21l AI'\DRES IIEI.1.0 CODIFICADOR I TO~IO I
, '.'
I.A I:TAI'A DE LA CODIHCAClO:'\ :I:!!I
CO:'\C1.l'SIÚ!IJ, '.
, TITULO TERCERO
EL PENSAMIENTO DE BELLO EN TORNO A LA
CODIFICACION DURANTE EL PRIMER PERIODO DE ESTA
(1840-1847)
, .
I.A ETAPA DE LA CODlFICACIO!li
'.
:1:\2 Al'\()Rt:S Jlt:I.I.0 COI>lFICA[)OR I TO~IO I
"
L\ E"I".\I',\ DE 1.:\ CODlFlC.\C10:'\ :1:1:\
daría a la prensa el libro sobre contratos y obligaciones y "sucesitla;nentl'
(aunque a interoalos más largos) los restalltes,,77I. Este modo de expresarse
indicaba el designio de proceder con las partes faltantes del código del
mismo modo como se había procedido con las ya redactadas, a saber,
mediante su publicación paulatina}' por separado. !\fas. en la Adl'I'I"ft>lIria
que encabezaba la reedición de 1847 del libro sobre COl.U ratos}' obligacio-
nes, en cambio, leíase al final: "Drlltro dI' poros /l/I'SI'S IU/brt'/l/OS ta/l/illado
nuestro trabajo ... V restará sólo presentar las di[('/"I'lItl'S sl'rC"ÍO/u's 1'11 1'/ ()n/m
. natural...'>7i' ; co~ esto Bello parecía anllllciar la exhibición de un cuerpo
integrado y ordenado de acuerdo con u n sistema nat u ral )', en consecuen-
cia, demostraba haber renunciado al pJ'(~cedimiento a que aún se refería
en la Adl/erte.nria de 1846. Esta renuncia (Iuiz¡í sea explicable por e1ll1ismo
hecho de creer Bello en 1847 que el íntegro código habría de estar
terminado "dentro de poros mesl's"; si era así, resultaba llI¡ís \'ent¡~joso pro-
i:eer a su sanción total que a su. promulgación por partes. .
4. Ya antes hemos recordado que en EIAraucano N° 561 de 21 de mayo
de 1841, en donde apareció publicado el Título preliminar y el primero del
libro sobre suce~iones, Bello insertó además un artículo editorial 77:i desti-
nado a comentar el hecho de haberse iniciado la publicación del proyecto
ya defender la codificación misma, ante las usuales objeciones puestas a
toda empresa chilena inportante, relativas a la juventud del país, a la'
presencia de teorias impracticables, a la falta de hombres, etc. Ante
argumentos de ese ,orden alegaba el autor que aun sien?o cierto que Chile
acababa de nacer para el mundo político, también lo era que desde el
momento de su emancipación se habían puesto a su alcance y disposición
todas las adquisiciones intelectuales de los pueblos que lo habían precedi- .
do: la sabiduría política y legis.lativa de Europa y lo que a aquélla habían
agregado los Estados Unidos. De ese modo, aunque Chile estuviese en la
infancia de su historia, ello no significaba que su pueblo constituyese una
generación nacida espontáneamente en una isla desierta e incomunicada,
de modo de verse forzado a crear todo de la nada; por el contrario los
chilenos se hallaban "incorporados en una grande asociaci6n de pueblos de cuya
. civilizaci6n es un destello la nuestra"; la independencia los había puesto en
contacto con las naciones más adelantadas y cultas, de cuyos conocimien~
tos·Chile podía partiCipar con quererlo; todos los pueblos precedentes
habían trabajado para Chile y sólo la desidia podía condenarlo a empren-
der caminos ya recorridos por esos otros pueblos y era posible adoptar sus
, .
"
, .,
1_\ 1::1'.\1'.\ DE L\ COI>lFlC.\ClO:'\ :1:1:;
posición ante los modelos ofrecidos por los códigos extranjeros y ante las
reformas que debían introducirse en la legislación vig~nte.
a) El primero de ellos fue escrito frente a una insinuación de Güemes
de que, cuando se tomase una disposición del código civil francés para
incorporarla en el chileno, se la tradujese literalmente. Bello respondió
así: No vemos la necesidad de que cumldo se tome una disposición del código
francés, se traduua literalmente el texto, como nos lo aconseja el snior PDI. Esta es
una regla que no podrEa seguirse sin 'inc01ll'enientes, aUIl dado el caso que se
adoptase aquel cuerpo de leyes en todás sus partes; pues ha.'v en él artículoscu.va
redacci6n, según han notado sus comentadores, adolece de grtl1'es defectos. Alas
cuando aquella grande obra presentase un modelo acabado, exento de las impnfec-
ciones de que adolecerán 'siempre más o menos todas las obras humanas; cuando
viéramos en ella un todo perfectamente claro y armonioso, eso mismo aconsejaría
que, 'adoptando una parte de sus disposiciones se variasen a menudo los términos
para ponerlos en correspondencia y annollía de ideas y de lenguaje con los otros en
que no se creyese conveniente seguirle... ,,77-~.
" Para Bello, de acuerdo con este texto, las normas del código francés, el
modelo de código por antonomasia, no eran un paradigma al que atener- ,
[ se ciegamente, y, en todo caso, debían previamente ser sometidas a una
suerte de crítica interna, basada sobre todo en las obras de sus comentaris-
tas, que revelase posibles defectos. A priori sabía él, por lo demás, que ese
código no era una,obra perfecta; y aun cuan~o lo fuera, que no se podría
adoptarlo literalmente, pues incluso en tal caso sería necesario variar la
redacción de las normas que se tomasen de él, para armonizarlas con las'
disposiciones que se obtuvieren de fuentes distintas. 'En suma, este texto
nos muestra que para Bello el recurso a los modelos extranjeros de código
'no implicaba una mera traducción sino una adaptación del contenido. Lo
cual, por otro lado, había puesto de manifiesto en textos anteriores,
cuando, insistiendo sobre el tema de los modelos, hablaba precisamente
de aprovecharse de "maleriales preciosos", "ricos materiales", "abundantes'
materiales" o sea, de ideas legislativas y jurídicas que' adaptar y reconfi-
gurar.
Por lo demás, la referencia a los defectos del código francés que "han
. notado sus comentadoreS", era un~ aplicación precisa de las afirmaciones
contenidas en su artículo comentario a la Cr6nicajudicial de El Mercurio de
. 1839; en tal ocasión había él señalado que las obras francesaS de jll:rispru-
dencia "que han ilustrado con tanta filosofía su moderna legislaci6n" podían
774Bl:lLO. A., op. jur.' p. 335 ss. = op. jur.~., p. 392 ss.
I •
:I:\(j A!I;nRES 11 E1.1.0 COIlI FICAIlOR I TO~IO I
. ,',
b\ ET;\I';\ m: 1.;\ COI>IFlC:\CIO!'l:
TITULO CUARTO
SEGUNDO PERIODO DE LA CODIFICACION:
SU DESARROLLO IMPULSADO EXCLUSIVAMENTE POR
ANDRES BELLO (1847-1853)
CAPITULO I
LA LABOR DE BELLO ENTRE
. 1847 Y 1852·
.
Hallándose solo Bello, encontrábase con que el futuro código tenía ofi-
cialmente formadas ya tres partes: su Título preliminar, su libro sobre
sucesiones y aquél sobre contratos y obligaciones:' D'e acuerdo con el
esquema clásico, f¡lltábanle, en consecuencia, dos: el libro sobre personas
y el relativo a los bienes.
1. De, hecho, sin embargo, no era así absolutamente. Bello, en efecto,
había trabajado ambas materias en los años anteriores, si bien en forma
incompl~ta. Desde luego recordemos que durante el tiempo en que
funcionó la comisión de legislación y justicia, concretamente, el día 23 de
octubre de 1840, Bello había sometido asu examen un títuloDe los chilenos
y extranjeros que se.presentó como primero del libro primero. Finalmente
él no fue considerado ni se volvió a oír más del mismo; pero su presenta-
ción indica que Bello al menos tenía una preocupación por el tema del
.. libro I concerniente a las personas, aunque ignoramos si llegó a redactar
:13H A:\I>RES HEl.I.O COIlI FIC,\IlOR TO~IO I
• J ',.
1..\ ETAI'A DE 1..\ CODIFICAC!O!'\ ':1:1\1
abrazar todos los títulos del,código"'III. Este texto confirma que la fecha, a
además de las materias ya oficialmente publicadas, es decir. de las concer-
nientes a sucesiones y contratos, había otras preparadas. que por la
Memoria de 1847 sabemos no podían ser relati\'as a personas.
Finalmente, ca.be todavía presentar cuánto decía Bello en la Advertmcia
a la reedición de 1847 del libro sobre contratos. donde'anundab,Lque
"Dentro de POC05 meses habremos termillado l/l/es/ro t/'(/l}(~io. Ji l/OS a!callZ.l1ll la
l,ida y las fuerzas; y restará' sólo presentar las difl'rl'l///'s sl'ccioll/'s 1'1/ 1'1 o,.dl'lI
l/aturar'II!!. Es obvio que un anuncio así sólo podía fundarse en la seguri-
dad que debía de dar el tener ya redactado una buena parte del resto del
código. A la luz de la Memoria de 1847 sabemos que esa parte atai'lía a la
mayoría del libro sobre bienes, de modo que la terminación de su trab;~j()
aludida por Bello referíase a las ser"idumbres y a las personas.
, 2. Mariano Egaña dispuso de la copia manuscrita de un proyecto de
libro De los bienes, de su dominio, posesión, uso y goce, cuyo texto se nos ha
conservado7113 • En otro lugar analizamos los datos conducentes a pensar
, que ese proyecto había sido redactado por Bello. De este modo, la copia
perteneciente a' Egaña 'debió ser una de aquellas que Bello habríá distri-
buido a los miembros de la comisión como anteproyecto y muy verosímil-
mente a ese anteproyecto referíanse los informes de Cobo en 1843 y de
Montt en 1844, cuando, de la manera que hemos visto, daban por existen-
tes más materiales que los por entonces oficialmente conocidos; .
La copia del anteproyecto de Bello, en su dí;l perteneciente a Egaña,
contenía seis títulos relativos a las clases de bienes, al dominio, a los bienes
nacionales, a la ocupación, al usufructo y a la propiedad fiduciaria 7111. Si,
como pensamos, este texto ya existía hacia agosto de 1843, su compara-
ción con el índice del libro sobre bienes del proyecto de 1853 muestra que
a la fecha faltaban por redactar los títulos sobre accesión, tradición,
posesión, u.so y habitación, servidumbres, reinvindicación y acciones po-
sesorias. Hacia 1847, de acuerdo con la memoria ministerial tantas veces
recordada, en cambio, esa falta, únicamente referíase a las sevidumbres.
Pero debe notarse', sin embargo, que entonces Bello parecía tener de
servidumbres el concepto justinianeo recogido en las Partidas, que daba
"
:\.10 Ar..:I>R.~'i UEl.I,O COl>lFlCAIlOR'''ro~IO I
" .
1_\ ~:T.\I·.\ m: 1..\ COIlIFICACIO/\ :\41
. anunciaba para pocos meses el término de su trabajo. en circunstancias de
que entonces nada tenía escrito sobre él.
4. Como consecuencia de este retardo. la voz oficial bajó el tono de sus
informaciones. En su discurso a las cámaras pronunciado el 1 de junio de
1848, el presidente Bulnes limitóse a decirles:'En el departamentO de~usticia
l/O SI' han perdido de l,ista la. redacci6n del C6digo Civil y la del criminal!!!I, y el
ministro Sanfuentes en su Memoria de 11.de septiembre de 1848, a dejar
con~tancia ~ue "La redacci6n del C6digo Civil y Criminal continúa
adelantando ..7 0. En 1849, sin embargo, renacieron las esperanzas oficia-
les. El mismo ministro en su Memoria de 12 de junio de ese año se atrevió a
decir: "La redacci6n del C6digo Civil se concluirá y alcanzará a presentarse. sin
duda al Congreso en el presente Periodo legislativo ..7 !11. Más cauto había sido
Bello al redactar el mensaje presidencial de 1849, puesto que nada escri-
bió ahí sobre el tema. Y como, en efecto, el anuncio del ministro Sanfuen-
, tes no se vio cumplido, en 1850 su sucesor nada dejó dicho en la Memoria
ministerial de ese año; tampoco nada había expresado el presidente en su
discurso dejunio. Sólo en 1851, al redactar Bello el discurso de despedida
del presidente Bulnes, que debía pub1.icarse el 1.8 de septiembre de 1851,
estimóse en la situación de escribir para ese discurso: "creo poder anunciaros
. 'q~ toca ya su contlusi6n el (códi~o) civil y que podrá ser presentado al Gobierno y
a ,las cámaras en el año pr6ximo" !l2. El año próximo se oyó decir al presiden-
te Montt lo siguiente, que Bello incluyó en el discurso del 1 de junio: "El .
Proyecto de C6digo Civil será pronto un objeto a que llamaré vuestra
atencwn.: •.. 793. "
CAPITULO 11
EL «PROYECTO DE CÓDIGO CIVIL» DE 1853,
,
,
"'
."1
L:\ ETAPA DE LA CODIFICAClO:>; :H:\
'por ambos títulos, había un apartamiento del segundo respecto del pri-
mero en varios puntos.
El proyecto iba acompañado de notas, cuyo objetivo era, según se decía
en la Advertencia que lo encabezaba, apuntar "a la ligera las fumles de que se
han tomado o los motivos en que se fundan los arlíwlos que pueden llamar
principalmente la atención"; la Advertencia agregaba que posiblemente algu-
nas.de esas notas parecerían superfluas y que en otros casos ellas se
echarían de menos, excusándose por no haberse observado un método
'uniforme en todos los títulos, por falta de tiempo; Bello ofrecía, sin
embargo, dedicarse a un trabajo completo en ese sentido, si pareciera
útil 798 •
TI!ULo. QUINTO
TENDENCIAS CENTRIFUGAS A LA CODIFICACION.
OBJECIONES y DEFENSA.
OTRAS FIJACIONES DISTINTAS DEL CODIGO.
798
. GUZMAN. Fuenus. doc. N° 208: Sobre estas notas: AMUNATEGUI. M.L.. Las notas del
. ProytCto de C6digo Civil. en Don Andrés Btllo 'J ti C6digo Civil (Santiago 1885); p. 131 ss.
A!'\illU:S IIEI.Ú) úml .... c.\I)OIt rT()~IO 1 "
:144 , .
, ,mente centrífugas al proceso que el país veía desarrollarse ante sus ojos,
cuyo sentido y alcance conviene analizarse. " .
,CAPITULO I
OBJECIONES A LA CODIFICACIÓN Y SU DEFENSA
,1
'S[(:CIÓ:-'¡ 1)1t1~IEIt:\
La 'oposi~ión sord~ y pasi\'a al pr~>ceso codificador y la insistencia en la
crítica contra el derecho.
.. . .
I. Esta sorda y pasiva actitud contra el proceso de codific"ci<Ín persisti<Í
durante los 'primeros años de la presente etai)a, como se aprecia a través
de nuevas constancias del mismo Bello. En un editorial de El AraUCll1lO
correspondiente al 21 de mayo de 1841. destinado a comentar el comien-
,io de la publicación del proyecto de código ci\'i1, deda aquello siguiente:
'''Casi no ha:v proyecto útil que (01110 delllwull' alKIIIUl ((Jl/tracciólI .v trabajo. no se
impugne al instante COll la alltiJr1a (Cmtillt'la dI' paú I/admtt', ,tl'orías impractica-
bles, no tenemos hombres, etc"7!I!I, palabras éstas que, en el sentir de Bello, no
'. por generales dejaban de ser aplicables ta!1lbién a la empresa codificadora .
que ese día veía sus primeros frutos. Otro testimonio en igual sentido lo
dio Bello en el mismo periódico el día 5 de noviembre de 1841, donde
saludaba la aparición de la Gaceta de los Tribunales, aludiendo al fin que esa
¡'evista cumpliría de "convencer a los máS obstinados defensores de las prácticas
antiguas acerca de la utilidad fj.e las reformas que se propongan"!'.oo. Eljurista
Miguel M.! Cüemes, en cambio, imputaba a una natural apatía de los
chi,lenos el silencio que se había producido entre magistrados y juriscon-
sultos en torno al proyecto de código empezado a publicarse en 1841 1101 ;
, 'pero tal silencio quizás haya queatribuirlo, en parte al menos, también a ,
~ ..
LA F.TAI'A m: ....\ COI>I FI CACI 0:'\ :1-t7
y bárbaras en su estilo. Las recopilaciones, por su 'parte, eran inconexas en
su contenido' proveniente de diversos autores, épocas y circunstancias,
mal avenido en sí y productor de nuevas confu.:iones y discordias. A un
.edificio tal, que hundía sus raíces en la edad media y que había sido
modelado por el genio de la monarquía y de la superioridad metropolita-
na, se superponía la carta constitucional chilena y las leyes patrias concebi-
das por otros hombres y con otras miras, opuestas a las anteriores. Esta
crítica de Irarrázabal, expresamente dicho por él, formaba parte de su
argumentación destinada a convencer acerca de la necesidad de codificar
y a defender esta empresa de las objeciones de que se la hacía objeto.
Fue con posterioridad al discurso de Irarrázabal que la oposición sorda
y pasiva a la codificación transformóse en abierta y activa. De ello tratare-
mos más adelante. Por eso tampoco fue inoportuno que el presidente
Bulnes, al despedirse esta vez él, de la nación con motivo de transferir en
1851 el mando a Manuel Montt, recordara que en años anteriores se había
"promovido la redacción de varios códigos, trabajo de suma necesidad en el estado
actual de nuestra legislación, compuesta de tantos elementos incoherentes, hostiles
en parte al sistema polftico que nos rige"I:lO!'.
lIt Estas críticas a la juridicidad vigente no tenían nada de original y .
constituían reiteración de los. tópicos que veían manejándose desde los
años de 1820; pero la novedad de aquella fue que ahora resultaron
esgrimidos casi exclusivamente desde los círculos oficiales o ligados al
gobierno. Explícase ello debido a que el gobierno por entonces esté!-ba
. em peñado en el proceso de codificación y com prometido con él, mientras
que en el resto lentamente comenzó a surgir la desconfianza hacia lo que
se hacía, y después la oposición. Este movimiento fue motivado principal-
mente por el temor de que el reemplazo de las antiguas leyes n? resultare
sólo formal sino además material, esto es, por el temor de que fuera a
sustituirse no sólo las leyes, sino ~ambién el derecho que ellas contenían
por un derecho ext¡'año.
SECCIÓN SEGl'NDA
La defensa de Ramón L. Irarrázabal
8IOGUZMÁN. Fumus. doc. N° 166. Ah,! figuran los textos que se citan a continuación.
I.A F.TAI'A Ilt: I.A COI>lFlCACIOJl;
con las normas que los habían corregido. Irarrázabal dedicaba algunas
líneas a mostrar la necesidad de que en todo cuerpo de legislación existie-
ra una conexión interna entre sus diversas secciones y leyes, a consecuen-
ciade,1o cual la intr9ducción de reglas nuevas y parciales exigían correc-
ciones en todas las partes del cuerpo que de un modo u otro tenían
relación con la regla reemplazada; si así n"o se procedía, la introducci6n de
, tales reglas nuevas generaría un principio de mutua repulsión y discordia,
una fuente de oscuridades, de interpretaciones licenciosas, de incerti-
dumbre en los derechos privados, de litigios entre los ciudadanos y de
perplejidad en los juzgamientos. De hecho, según 1rarrázabal, eso había
sucedido con la yuxtaposición de las Partidas y el Fuero Real. El problema
se había agravado posteriormente con la promulgaci6n de las LeJes de
Toro. A propósito de esto, Irarrázabal acometía la crítica de la legislación
castellana que en otro lugar ya hemos comentado. La consecuencia que
obtenía él de esa crítica era, naturalmente, la necesidad de no prorrogar
por más tiempo una revisión de las leyes vigentes "que las amal/{ame y
armonice,fundiéndolas todas de nuet1o" los resultados de ese trabéÚo, cuales-
quiera que ellos fueren, de todos modos remediarían considerablemente
, el mal y se acomodarían mucho mejor que las leyes vigentes al estado de la
sociedad. chilena, a su independencia política, a sus instituciones republi-
canas, a las nuevas ideas, a la actividad de su comercio, a sus natl....lles
aspiraciones. Irarrázabal continuaba su discurso añadiendo <Iueen el
fondo de las objeciones que él se esf()rzaba por desvanecer había una
cierta hostilidad hacia todo 10 nuevo y una fuerza de inercia revestida de
circunspección; prudencia y sensatez, cuando, en realidad, se trataba
, nada más que de una ignorancia que hacía crear naturalmente i'nherente
a las sociedades humanas los hábitos depravados producidos por un
sistema vicioso; sin que pudiese considerarse verdadera circunspección y
sensatez el propugnar la subsistencia de un orden de cosas que n() llenaba
el programa de la moderna sociedad ,chilena y que más bien lo contrariaba
y lo hacía ilusorio. Enseguida se quejaha.de que hasta la fecha la atenci6n
de los gobernantes y legisladores se hubiera vuelto casi exclusivamente al
derecho' público, en donde se había procedido a innovar con alentada
osadía, mientras que en el derecho privado, penal y procesal había habido
resignación al malestar social, meros paliativos y tímida trans~cción con la,
rutina. En materia de derecho público se había imitado a veces servilmen-
te y copiado instituciones incluso exóticas para el medio chileno; en
aquellas otras materias, en cambio, había habido aferramiento a lo anti-
guo, carcomido y decrépito. Irarrázabal se preguntaba por qué se había
procedido en el derecho privadQ sin el mismo atrevimiento con que se
había actua~o en el público. Mientras no se procediera así, declaraba, la
AI'\DRES JlEU.O CODIFICADOR ITO~I() !
SECCI():-'; TERCERA
La oposición declarada al proceso codificador
811JUAN CARLOS GóMEZ: Uegado a Chile en 1842! dedicóse al periodismo para defender
su ideario educacional, libertario y de concordia entre los paises hispanoamericanos; mar-
chóse de Chile en 1851 para instalarse en la Argentina (FIGVEROA, V., Diccionario hist6rico,
hiográfico y bibliográfico dt Cllilt, Santiago 1929. t. 3, p. 336 ss.) ,
812CUZMÁN, FumJes, doc: N° 170.
¡
!
:t,2 A:'\I>RES IH1.1.0 COJllFlCAJ)OR: T()~I() I
: niencia para Chile: o bien formar "/111 código lI/1es/ro, seglÍlI las especialidades
de nuestro país y dominado por los prillciPios de/l/ocrtÍ/icos q/le l/OS rig('l/ .T rig('l/ leí
época", o bÍen contentarse con "/lna eSll/erada selaciól/ de los códigos espmioh's,
,suficientemente expurgados.\' 1II0d{(i((ldos ('1/ par/e, df' la (/Ial/ol"/IIal"/l1I (/I('/po di' '
"leyes que pudiéramos erigir en código prol'ÍJiollal/llI'II/I'''. En otras palabras,
, G(>mez volvía a plantear la \'ieja dualidad entre formar un nue\'o código o
simplemente reformar los existentes. Para dar preferencia a una u otra de
estas alternativas, Gómez no insistía tanto en que un cambio total de,
, legislación en una sociedad que pasaba por transf(>rInaciones completas y
, , que aún no adquiría una fisonomía definitiva podía producir graves
males futuros; sino más bien en que la legislación espail0la \'igente en
Chile constituía un \'ínculo deunión entre todas lús repúblicas sudameri-
canas, ,en circunstancias de que había una e\'idente necesidad, demostra~
da positivamente por la política mi~l1la de todos esos países. al establecer
en América una solidaridad de destino. una lInif(>rI11idad de convenien-
cias y, una identidad de principios de organizaciún. La pregunta que
surgía para Gómez era, pues: ¿convenía o no rel¡~jar aquel vínculo de
unión? y, ¿podía relajarlo un cambio en la legislaciún resultante de crear
" '
'un nuevo código? ' .
, ',En 'respuesta a estas preguntas. Gómez formulaba una serie de consi-
.dei-a~iones destinadas a demostrar que por universales que pudieran ser
" los pi-incipios,de todos los códigos y única la base sobre que se levantaren,
como sería la f()rmada por el derecho rómano, las evoluciones de cada
sociedad habían determinado variaciones en esos principios y en esa base,
conducentes a particularidades y especificidades de cada cúdigo, y, en
consecue,ncia, al alejamiento de unos respecto de los otros. En la práctica
'era una cuestión aún no resuelta en jurisprudencia la de sa,ber hasta
dónde podían ser universales I<;s priilcipios, el orden y ~Imétodo de los
códigos. Si eso era así, entonces un cambio en los vigentes relajaría el
vínculo de la legislaci6n y de lajurisprudencia unif(>rIlleS que unía a todas
las repúblicas hispanoamericanas, pues adoptando cualesquiera otras,
nec'esariamC;!nte Chile se separaría de la espaftola y con ello, de I~ de todas
las demás repúblicas independizadas de la antigua monarquía.
'. I •Gómez procedía a analizar las diferentes posibilidades de fijar que se
presentaban a la vista, a'fin de estar en mejores condiciones de decidir qué
partido toñlar. La primera consistla en refundir todos los c(>digos castella-
nos vigentes, expurgados de sus leyes caducas, en uro solo. Pero ello hada
correr el riesgo de no f()rmar más que "un c/lerpo /l/ostruoso de retrazos de
. dis/int~s liémpos, imposible de sujetar a la unidad imIÍJ/mlsable". La segunda
, est¡'ibaba en desechar gran parte de esos códigos para conservar lo más
, perfecto y reciente de las compilaciones; pero <;lIa no salvaba el mismo
l'
I.A ETAPA m: I.A CODlfICACIO!'\
obstáculo que se presentaba en la precedente vía, y le sumaba el riesgo de,
quedar el país deficiente de muchas leyes, que'aunque defectuosas, conte-
nían en e! fondo una fuerte dósis de pre\'isión legal. La tercera radicaba
en hacer un extracto de los códigos, conservando las disposiciones aplica-
'bIes en la actualidad, pero ordenadas a la manera del código francés; esta
posibilidad presentaba dificultades de método y de redacción.
Tales tres caminos coincidían en aglomerar, 'expurgar o extractar los
códigos españoles, o sea, partían siempre de! derecho vigente; pero en
todos los casos había obstáculos insalvables, según GÓmez.
Una cuarta posibilidad 'podría consistir en abandonar ese derecho y
entrar a crear algo enteramente nuevo. Ahí las dificultades eran mayores.
pues no había disponible un inventario de datos científicos sobre los
cuales edificar un nuevo código, e! cual, en consecuencia, necesariamente,
se tendría que construir o bien sobre la base de teorías alejadas de la
realidad o copiando códigos extranjeros. En ambos casos se produciría el
afecto de separar a Chile de las demás naciones hispanoamericanas, amén
de poner en vigencia en e! país una legislación quizá impracticable o
trastornadora. Para demostrar esto último, Gómez recurría al ejem plo del
, código penal brasilero, en parte montado sobre principios y en p,trte
sobre e! código penal francés; y de! código civil boliviano. El priIilero no
había producido otro efecto que e! de las revoluciones de! Pará y de! Río
Grande y n<? había evitado un permanente recurso a la antigua legislaci6n
portuguesa; e! segundo no había impedido la coLidiana nueva legislación
patria destinada a llenar los vaCÍos del código. ,
Como conclusión de sUs análisis, Gómez sugería la conservación de los
códigos españoles "expurgados de toda la parte que ha ((Idu(at!o, de toda la
decididamente incompatible con la época", sin peljuicio de suplir los vaCÍos
abiertos por los cambios de épocas. En todo'caso, antes de proceder a ellos,
sería necesaria la reforma de la organización judicial y de los procedi-
mientos. , , ' , '
11: La oposici6n de Domingo Faustino Sanniento. En el mismo afIo de 1846,
El Progreso en su número de 14 de julio, publicó un artículo de Domingo'
Faustino Sarmiento titulado Código H I:i, a través del cuál' el proceso de·
codificación ret:ibió un nuevo ataque. El punto central del artículo radica-
ba en la necesidad de dar ~ aquél un carácter nacional, ev~tando todo,
plagio y todo lo ·provisorio. Sarmiento afirmaba. sin embargo, que era
precisamente esto último lo que se llevaba a la práctiCa en el proyecto de .\
código por lo cual "¿Qué extrmio es, pues, que prrfiramos ser lo que somos, a :~er , ','1
Ii
la sombra burlesca de los otros, o, lo que tanto l/ale, a tomamos una grall pflla por ..
"
II
i
"
:\54 . Al'\()RES nu.I.o CODI FIC.-\()OR I TO~IO I
sustituir unos códigos provisorios por otros también provisorios? ¿Qué extrwio que
110" viendo todavfa entre nosotros ni la ciencia, ni los elementos necesarios" para
. constituir una legislación original, nos declaremos contra "Ila?". Para Sarmien-
tO,una legisl!lción no era tanto. la expresi6n del tiempo vivido cuanto de la
. ciencia contemporánea, poseedoras de unas exigencias fuera del círculo
en que se mueva cada país; en-consecuencia, una legislación debía tomar
en consideración tales exigencias, pero antes de ello, connaturalizarlas en
el país de que se tratase. Varios ejemplos hist6ricos demostraban que los
más famosos códigos habían" surgido enseguida de un amplio proceso
social y del seno' de él; en todas partes "un código Ita sido siempre la expresión
. de la sociedad entera, y no la lucubración de dos o tres jurisconsultos". Otros
varios ejemplos señalaban los peligros del proceder contrario, como los de
Rusia, Italia, Brasil o Bolivia, que habiendo optado por importar legisla-
ciones extranjeras, concretamente, los c6digos franceses, se habían visto
envueltas en enormes dificultades. Sa,rmiento reconocía que la legislación
. española no podía calzar bien con las nuevas formas políticas introducidas
.' en América, pero insistía en que di<;ha legislación, en el lapso de tres
siglos; había creado un cierto molde para las costumbres, creencias y para
el espíritu público, que era preciso cambiar antes de sustituir las leyes que
lo fundaban. Mas; en la imposibilidad de ~odificar de repente un pasado
entero, era preferible esperar a que la democracia instalada en las f()rmas
de gobierno modifacase poco a poco el antiguo molde, sin perjuido de
'reformarse paulatinamente las viejas It.>yes, en lo que fuese urgente; de
ese modo nO'se permanecería estacic~mirio, pero sí se evitaría la farsa de
uha'obra superflua. Tal, por lo demás, había sido el camino seguido por
las "do~ repúblicas que están sentadas sobre el AtlánlifO".
/ . En un 'siguiente artículo aparecidc) en el mismo periódico el )(j de
julio l!l1, Sarmiento reiteraba y desarrollaba sus argumentos. Según él, la
vida civil de las naciones súdamericanas no había variado sustancialmente
desd~ ~I "colorii~je" al presente; .las leyes espai'1olas, en consecuencia,
.: tenían una base muy sólida en esa vida, de que carecía una legislación
importada: por lo cual tampoco era posible proceder a modificarlas
totalmente sin ~ing(¡nriesgo. El único recursc), disponible, el de una
sustitución provisorhl, no valía la pena y de ese modo más aconsejable
" resultaba' dejar todo en su estado, variando parcialmente lo m{\s urgente
de variar. Ello ciertaménte traía aparejadas ciertas dificultades para po-
. , ne1- én armonía la legislaCión parcial con la antigua, pero esa dificultad
radicaba, según Sarmiento, en la tendencia de losjuristas ainterpretar las.
leyes mJ~vaspor las antiguas. La solución final tendría que venir con el
. 814GuZMÁN, FlWIÜs. doc. N° 172.
"L-\ ETAPA DE L-\ COD1FlCAC10:\
, ! SECCIÓN CUARTA •
,Las advertencias de Federico Errázuriz"
,',
No una oposición a la reforma de las leyes, sirio más bien una advertenCia
, .sobré los medios con que debía practicarse aquélla y las condiciones y
limitaciones con que había que contar, fue el contenido de un discurso
. pronunciado por el f~turo presidente de. hi re'p.úblicá federico Errázuriz
.
....,
,I
1_-\ ETAPA DE l.A <:00l.-.<:A<:10:-;' :I:;¡
!
KI7GrzMA:-o, Futlllts, doc. N" 177. Ahllos textos que a continuaci{m se cita.
',1
, I
C'.
" 1.-\ ETAPA m: l.A CODlFICACIOr-.: :-1:19'
Finalmente resumía Errázuriz en tres puntos el contenido de su discur-
so: es necesario la estabilidad de las leyes; su reforma es peligrosísima, sólo la,más
· urgente necesidad puede dispensar el que se proceda a ella, obsen'ando entonces
·todos aquellos arbitrios que indique la prudencia más sabia y se¡'era.
Si el discurso de Errázuriz fue escrito en atención al contenporáneo
proceso de codificación, como parece haber sido, él constituyó una llama-
da de atención y una advertencia dirigida a los codificadores. A través de
su oración, Errázuriz quiso indicarles los peligros de sustituir en bloque la
antigua legisl~ción, enraizada en la sociedad chilena a lo largo de los tres
siglos, por otra, que necesariamente carecía de tal raigambre; en reempla-
zo de esa empresa quiso sugerirles la revisión de las viejas leyes, para
determinar cuáles de ellas habían caído en desuso o llegado a convertirse
en perjudiciales, a fin de de rogarlas o reemplazarlas parcialmente.
Pese al tono impersonal y abstracto, rigurosamente académico de este
discurso, en el fondo, pues, también envolvía una crítica a la codificación y
una cierta oposición a ella.
CONCLt;SIÓN
CAPITULO II .
., FIjAÚONES·DEL DERECHO NACIONAL D1S'I'INTAS DEÍ. CÓDIG() CIVIL
I ". '. •
SECCIÓN I'RIMERA
"7"Sobre lo que sigue: BRA \'0, B" LtL~ 1f)'fJ llf p/'flflritíll 111' nMilll,'. ohm 11,. 11,,1111, en 111'1111 )'
CMl, (actas de congreso, Caracas 1981), t. 2, p, :.!Il:l ss, .
':..,' .
:lli2 AI'\DRES IIEl.l.O COI>l F1CADOR I TOMO I
SECCiÓN SEGl:NJ>A
Una fúación del derecho patrio
SECCIÓN TERCERA.
,Una fúación del derecho indiano real extravagante.
. . .
1. Un decreto del presidente, fechado el16 de julio de 18461121 ;, mandó
hacer una 'edición de las reales cédulas expedidas por los reyes españoles
para el gobierno de' Chile hasta 1810; la obra quedaría al cuidado del
, ministerio de justicia. Tres considerandos previos explicaban los motivos
del decreto: muchas de las reales cédulas expedidas por los antiguos reyes
aún se hallaban en vigor, pero sus ejemplares se encontraban esparcidos
',en uno que otro archivo, sin poderse consultar fácil ni estudiarse conve-
,
8~sGUZMÁN, FumUs, doc. N° 88.
FumUs, doc. N° 173.
. '
826GuZMÁN,
,1
, .
'. \
I.A t:TAI'A m: I.A CODIHCACIOr.:
nientemente por los encargados de observarlas y exigir su obediencia; y,
puesto que era un deber del gobierno poner al alcance de todos las
disposiciones con 'fuerza de ley, or~enábase la edición que antes hemos
descrito.
, Un nuevo decreto, de 9 de febrero de 18481127 complementó el ante-
rior de 1846. Dicho decreto'designaba una comisión compuesta por el
fiscal de la corte suprema de justicia, Pedro Francisco Lira, y el ministro
de la corte de apelaciones de Santiago, José Gabriel Palma, para que bajo
su dirección se llevase a cabo la edición de reales cédulas, los cuales
podrían pedir al gobierno los' auxilios de que hubieren menester; El
decreto, además, instruía a la comisión en el sentido de no compilar más
que las cédulas de interés general y permanente y de omitir aquellas cuya
publicación no ofreciera utilidad por haber tenido efectos particular~s o
transitorios.
En 1850, El Comercio de Valparaíso insertó un breve artÍCulo que
reprodujo La Gaceta de los Tribunales en su número de 1 de junio del
mismo año828 ; en él se recordaba la existencia de ambos decretos de 1846
y 1849, sin que a la fecha se tuviera noticias de que en algo siquiera se
hubiera adelantado el trabajo a que dichos decretos se referían. En vista
de ello, El Comercio proponía que las reales cédulas se publicasen o en El
Aniucano o en la Gaceta de los Tribunales, previa una selección hecha por el
oficial mayor del ministerio de justicia, en los términos del deCreto de
1849. Que sepamos, la edición de reales cédulas no se llevó a cabo ni en
virtud de los, decretos presidenciales ni en los periódicos propuestos por
El Comercio.
2. Sin embargo, no deja de ser interesante el proyecto, que propiamen-
te consistía en una fijación; bajo la .forma de, recopilación, del antiguo
derecho indiano real extravagante a la RecoPilación de Indias y éspecial
para Chile. Es claro que las reales cédulas a que se refería la compilación,
'en una muy escasísima medida habían afectado al derecho civil y, en
consecuencia, sólo en esa misma' escasa medida podrían ellas haber contri-
buido a la formación del código pertinente. Que se hubiese ordenado esta
edición, por lo tanto, no implicaba una verdadera línea centrífuga a la
codificación civil. En primera apariencia, sin embargo, ella se apartaba de
las demás codificaciones que por entonces el gobierno ya pensaba en
impulsar en la medida en que .las reales cédulas compilables podían
contener materiales referidos a los temas de aquellas otras codificaciones.
, '
, ,366, AI"DRES HU.l.O CODIFICADOR I To~ío I
-,
TITULO SEXTO -
, TERCER PERioDO DEL PROCESO DE CODIFICACIÓN:
. LA REVISIÓN DEL "PROYECTO DE CÓDIGO CIVIL»
(1853-1855 ) .... .
.~
.'
CAPITULO I
LA 'LEY DE 14 DE SEPTIEMf3RE DE 1852
.'
'! "
I.A ETAI'A m: I.A CODlHCACIOl'\
no, aun cuando en el segundo de dichos artículos había propuesto como
mejor solución la de ahrir concursos públicos a fin de ensanchar las
posibilidades de elección entre todas las obras presentadas; reservando
un premio a la que resultare escogida. De paso, sin embargo, .el proyecto
ofrecía más amplias proyecciones que las aparentes. El artículo 1, en
efecto, daba por sentado que el gobierno podría comisionar personas
p·ara forma~ códigos; sobre ese pre.supuesto, dicho artículo facultaba al
ejecutivo para remuneradas. De ese modo casi larvado, pues, el proyecto
daba una nueva solución al viejo problema sobre formación de cuerpos
legales por comisiones o por individuos, en sentido opuesto a como lo
haqía solucionado la ley de 10 septiembre de 1840. Sin duda fue la
experiencia de los últimos doce años la que aconsejó dicha actitud, pues
·en definitiva el código civil iba a ser la obra de uno solo. Del mismq modo
subrepticio el proyecto dirimía otro problema que se arrastraba desde los.
años treinta: el de la revisión de los proyectos de código. Su artículo 2,·
poniendo el acento en que los proyectos debían ser presentados al congre-
so y en que debía proponerse a éste el premio otorgable al autor de aquél,
de pasada aludía a su revisión previa por "una comisión especiar'. Puesto
que nada se disponía en torno a su generación, resultaba obvio que dicha
comisión sería designada por el presidente; de ese modo, además, queda-
ba preparado el camino para que el congreso se decidiese a aprobar en
bloque los códigos revisados una vez que le fuesen sometidos a .su conside-
ración. También para esta situación, pues, el proyecto del ~jecutivo volvía
sobre los pasos dados por la ley de 29 de octubre de 1841, que había
creado una comisión re.visora cuyo nombramiento dependía del con-
greso.
2. El proyecto de ley fue conocido por la cámara de diputados en su
sesión del día 2 de agosto de 1852 11 :H • En la siguiente, del día 41132 , se entró·
dir.ectamente en su discusión. Los ribetes laterales del proyecto no deja-
. ron de pasar confusamente inadvertidos a algunos miembros de la cáma-
ra. El diputado Cerda entendió que el proyecto se refería a nOmbramien-
to de comisiones codificadoras y recordando las que se había~ formado en
1840 y 1841, cuya labor él ignoraba, pidió que el proyecto fuera pasado a
la comisión de legislación de la cámara porque en él nada se decía acerca
del número de personas que habrían de designarse ni de la clas~ de
comisión que se les confiaría. El ministro Ochagavía respondió que el
proyecto precisamente pretendía remediar la inactividad que en materia
CAPITULO II
LA REVISIÓN DEL «PROYECTO DE CÓDIGO CIVIL» DE 1853
EN COMISIÓN Y POR Lbs TRIBUNALE~ DEJUSTICIA
,'," ,
84IGUZMÁN, Fumtes, doc. N° 232.
842GuZMÁN, Fumtes, doc. N~ 212.
84'GUZMÁN, Funtles, doc. N° 218. I
844GuZMÁN, Fiunlts, doc. N° 844.
,- 84SGUZMÁN, Fumtts, doc. N° 22.
,84SGUZMÁN, Funtles, doc. N° 223.
'0,'
, "
, 1.,\ ETAPA Ilt: I.A CODlFICAClO!\ :m
que el congreso resuelva sobre su sanción"I.H7; El ministro Ochagavía en su
memoria de 15 de agosto de ese año, volvía a noticiar al parlamento el
mismo hecho, explicándole que la delicadeza y trascendencia de la labor
eran las que determinaban un cierto retraso lHH . Elide junio de 1855, el
presidente Montt se veía obligado a decir que la revisión del proy~cto
continuaba, pero agregando que "sólo queda una pequeña parte por exami-
nar" y explicando que "la demora será más que compensada con la mayor
pnfección que el código recibirá"Hw. El ministro Ochagavía en su memoria
del31 de julio'de 1855 anunciaba, por su lado, que la comisión "no desmaya
en su, propósito de darle término en breves días" (a la revisión) y pronosticaba
que "antes de un mes el congreso tendrá que prestar su atención a tan grave
asunto"H511. Como el proyecto final salido de manos de la comisión apareció
editado en octubre de 1855, hay que pensar que Ochagavía no exageraba
al decir que la comisión quería terminar su labor "en brel1es días";' ello debió
suceder hacia fines de agosto o principios de septiembre de 1855.
3. La comisión celebró más de trecientas sesionesHEH con un promedio
de tres semanalesl.!52 y fue presidida por el propio Manuel Montt, aunque
oficialmente no formaba parte de aquélla. De todos sus miembros,los más
asiduos y laboriosos aJarte del presidente y Bello, fueron Valenzuela,
Ocampo y Tocornall.!5' 1aún cuando el segundo incorporóse tardíamente "
a los trabajosl.!54;Barriga participó en buena parte de ellos y en forma muy
discontinua lo hicieron 1rarrázabal y Garda ReyesH55 • Bello actuó como
secretario y quedó encargado de redactar las nu.evas disposiciones que se
aprobaban o las enmiendas introducidas al proyecto, como asimismo de
cuidar por la armonía y unidad del todo!!5Ii. ",",
No se llevó actas oficiales de las sesiones de la comisión. Pero Bello
formó al menos algunas, privadamente!!57. Así nos los testim,onia'Paulino
\.
:172 AI'\l>RES HELI.O COI> .... CAI>OR fT()~I()·1
n. y
RSMReeditadas a continuación de mi trabajo cit. en 857 en Gl"z~IA",. FllfIIII'J. (toc:N"
221. .
RS9GuZMÁN, Fw:nks, doc. NO> 256.
860AMUNÁTEGUI, M.L., Introducción a BEllO, A., Ob. cumpl. (~antiago 1890), t. 13, p. Xl.!.
R8 ISobre él: La Introd. de Amunáiegui cit. en n. 860; y El. MISMO. Importa licia d,1 tumo XIII d,
las Obras completas dt don Andrés Btllo, en Nuroos tstudios subrt dUII Alldrls B,llu (Santiago 1902).
p. 155: ..
R82En la Biblioteca Central de la Universidad de Chile. Vid. la individualización de los
-,
. ejemplares en el catálogo publicado en GUZM.l.N. FUt1IttS. Anexo' l. N..•· 53 a 56.
86'E1 ejemplar signado con el N" 55 del catálogo cit. en n. 862. En su lomo figura
estampado lo siguiente: "Dr. O" (= Dr. Ocampo.):
L\ ETAPA DE L\ CODIHCAClO:'\ :\i:\
Inédito. Amunátegui condujo la edición sobre la base de un ejemplar del
Proyecto de 1853 manuscrito al margen que había sido obsequiado a
Enrique Cood, de otro que perteneció a Manuel Antonio Tocornal y de
los fragmentos de un tercero que encontró entre los papeles de Bello.
Estos fragmentos son sin duda los que aún conservamos y ~e que antes se
habló; y es posible que el ejemplar en su día pertenedente a Cood fuera el
cua~to de aquéllos de que todavía disponemos. el cual. en consecuencia,
habría ingresado al fondo de papeles de Bello. por haberlo d~jado ahí
Amunátegui. Cómo llegó a ese mismo fondo el ~jemplar de Ocampo. lo
ignoramos. Con posterioridad a la edición de 1890, el ejemplar. de Tocor-
nal, en cambio, estaba en la propiedad de Paulino Alfonsol!HI.
, Ahora bien, en su edición, Amunátegui no se limitó a reproducir el,
ProJecto de 1853 modificado en la forma que apareda en los tres ~jempla
res completos que tuvo a la "ista. sino que :lIiadiú las notas de Bello que
reformaban el texto manuscrito de sus ~jemplares fragmentarios y los
apuntes extendidos en papeles intercalados a los mismos; agregó, ade,,:
mas, las observaciones de Ocampo a que nos referiremos después, e
incluso algunos trozos pertenecientes a escritos de Bello aparecidos en El
Araucano; todo ello como notas a los respectivos artículos. Evidentemente
éste fue un proceder erróneo y todo dicho material debió ser objeto de
una edición separada y distinta del proyecto producto de la primera
revisión al de 1853.
. El proyecto llamado Pmyecto Inédito modificó profundamente al Proyec-
to de 1853; no, sin embargo, en su sistemática, que permaneciÓ inalterada
con levísimos cambios en las redacciones de las rúbricas de algunos títulos'
del libro tercero, sino en la formulación literaria de Illuchos artículos y en
el sentido de las soluciones jurídicas contenidas en ellos. Así, por,ejemplo,
fue en este proyecto que la mejora sucesoria resultó acogida; ya que el de
1853 (como los anteriores) no la contemplaban: pero veamos otro ejem-
plo que resulta de comparar los artículos 1647 del Pm:vrcto dr 1853 (iz-
quierda) y 1646 del Inédito (derecha) ..
Hay asimismo causa ilícita en las . Hay asimismo objrto ilícito en las
deudas contraídas en juegos de deudas contraídas en juegos de
azar, en las apuestas que exceden . azar, en las apuestas que exceden
de los límites legales, en la ven- de los límites legales, en la ven-
'. ta de libros c~ya circulación es ta de libros cuya circulación es
prohibida por autoridad compe- prohibida por. autoridad compe-
.
:
LA ETAPA DE LA CODl"ICACIOI'\ :H5
SECCiÓN SEGt.:NDA
Las observaciones de los tribunales de justicia
'. '
:\ill .\:,\J)RES IIn,l.O CO\llFIC.\1l0R . TmlO 1
so fuese'distribuido a los ministros de los tribunales superiores dejusticia, .
I
a los jueces letrados y a los miembros de la fac'ultad de leyes de la '1
universidad "para que illforml'll sobre él, hacie/ldo las obsel1'acio/les qllt' Sil
examen les sugiera". Mediante circula~ de 22 de enero de 1853. el ministro
Ochagavía remitió un ejemplar del libro I a los miembros de los tribunales
superiores y a los jueces letrados del paísxi\l; .posteriormente. a través de
sendas circúlares de 9 de junio del mismo ,tilO. dirigidas por separado a
aquellos miembros y a estos jueces, envióles el proyecto completoXil . No
consta que se hubiera procedido de lIll modo similar respecto de los
integrantes de la facultad de leyes de la uni\'ersidad xi :!. .
U na nueva circular fue remitida a la~ cortes y a los jueces de letras por
el ministro ellO de noviembre de 185'3 x,:I; en ella los urgía a presentar sus
informes en torno al libro I y les pedía que con posterioridad hicieren lo
propio con las restantes partes del proyecto. La corte sllprema respondió
. mediante oficio de 14 de noviembre de 1853xil ; en ella manifestaba al
ministro que la corte había tomado con interés el llamado del 9 de junio y
se había consagrado una vez por semana ·al examen del proyecto; pero
que posu;riormente la excesiva carga de trabajú que había pasado sobre el
tribunal y la imposibilidad de dedicar sus miembros horas extras al
estudio particular del proyecto, le habían impedido avanzar m,'is all .... de la
mitad del primer libro, y de un modo que a la corte no satisfacía; expresa-
ba que no podía adelantar rápidamente en el examen y que, en atención a
la fase avanzada de revisión en que el proyecto se encontraba ante la
comisión, cualquier observación proveniente de la corte sería inoportuna;
de esa manera, el tribunal terminaba por excusarse veladamente, para no
entorpecer la labor revisora. El ministro Ochagavía respondió a la corte el
día 16 de noviembre X7:., indicándole haber dado cuenta al presidente de
la república de su oficio del 14, lamentando que ella no pudiera contribuir
con sus luces a la revisi?n'y reconociendo, sin embargo, la justeza de sus
razones para haber procedido así. .' . '.
En un oficio de 17 de riovie~breX7(\ la corte de apelaciones de Santiago
adoptaba similar partido que la suprema, y basada en sus mismas razones,
. ,a saber, la escasez de tiempo que le dejaban sus ocupaciones habituales. El
. ,
1.,.\ ET,.\I':\ m: 1.:\ CODlFIC"\CIOl'\ :Hi
ministro Ochagavía contestó a la corte de apelaciones en similares térmi-
nos con que había contestado el oficio de la corte supremaH?7.
2. Distinta fue la actitud de otras cortes y jueces. El juez de letras de
Val paraíso, jovino Novoa, envió al ministerio de justicia sus observacio-
nes al Título preliminar y a los libros 1 y 11. con fecha 5 de diciembre de
1853 H7 !!; el juez de letras de la misma ciudad, José Antonio Argomedo,
hizo lo propio con las suyas al libro 1, el día 12 H;!'. La corte de apelaciones
de Concepción que integraban los ministros Waldo Silva, Domingo
Ocampo, Ambrosio Andonaegui y Carlos Risopiltrón, hizo observaciones
al libro 1, que remitió con fecha 28 de enero de 1854 HHU; el11 de marzo del
mismo año~ la corte de apelaciones de L~ Serena que fórmaban los
ministros juan Manuel Cobo, josé Miguel Bascuñán, Gaspar de la Carre-
ra y Ramón Guerrero, envió las suyas al mismo libro; las referentes al libro
11 fueron remitidos por dicha corte el 11 de julio, las formuladas al libro
111, el 16 de diciembre y las concernientes al libro IV, el 22 de'octubre de
1855 11111 • El ministro de justicia respondió a los tribunales informándoles
del recibo de sus observacionesHH2 •
, . Los informes provenientes de estos tribunales, salvo el demasiado
tardío de la corte de La Serena de 22 de octubre de 1855, recibido cuando '
el Proyecto de 1855 estaba en prensa, fueron tomados en cuenta por la
comisión revisora, previo examen de los mismos por parte de Bello; en
varias de las disposi~iones tanto del Proyecto Inédito como del P1'O)'ecto de
1855 se advierte la influencia de estas observaci~mes. en la forma adquiri-
da por sus n o r m a s . , . ,
Un buen ejemplo de ello es el siguienteHH :i : el arto 843 del Pro,vecto de
1853 consagraba el principio canónico, opuesto al romano, de malafides
superveniens nocet, pues, en efecto, ordenaba no bastar que la buena fe
hubiera existido en el momento de adquirirse la posesión, de manera tal
qu~ lIegando'el poseedor a conocer haber ;ecibido la cosa de quien no
tenía facultad para enajenarla, perdía la posesión misma. La corte de La
Serena sugirió ceñirse en esta materia a las Partidas, que naturalmente
acogían el principio romano, según el cual era suficiente una buena fe,
TITULO SEPTIMO ,
", LA APROBACION DEL
I
"PROYECTO DE 1855 .. COMO
"CODIGO CIVIL DE LA REPUBLICA DE CHILE .. Y SU
¡: "
, "
CAPITULO I
. ,LA APROBACIÓN DEL «PROYEG'rO DE 1855»
;' .'
, L El 22 de no~iembre de 1855 fue fech~do el mensaje,del presidente de la
'. república, Manuel Montt, a trav'és del cual sometió el proyecto de código
'civil al congreso8,~5. Dicttó mensaje lo redaCtó Bello, y en él pueden
. distinguirse cúatro partes. Primer~mente, el mensaje hacía ver que la
" ,codificación' resuitaba 'ser una necesidad sentida periódicamente por
todas las sociedades, en atención a diversos factores que de modo paulati~
, no producían fa superación en los hechos de la legislación, llegada por s'u
forma y fondo a ser insuficiente para regular la vida social. La experiencia
exitosa de otros países había animado a Chile a emprender tal senda y al
efecto se recordaba de modo muy somero los principales ~itos del proceso.
desde 1840. Enseguida el mensaje informaba acerca de cuál había sido la
relación' entre el 'material recogido en el proyecto y el contenido en la
, • • . . ' I 1!. .'"
CAPITULO ,Il ,.
LA PRIMERA EDICIÓN OFICIAL DEL CÓDl(;O CIVIL·
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914GUZMÁN. FuroUs. doc. tos. N~" 264 Y266.
9UGUZMÁN. Furous. doc. N° 268.
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Sexta parte
EL «CODIGO CIVIL ..
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Introducción
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El. CODl(;O Cl\'Il, DE 1.A REI'l'lll.lCA 1>E CIIIl.E
TITULO PRIMERO
LA SISTEMATICA DEL CODIGO CIVIL!II;,his
. 91Sbi'Ut.: GUZMÁ~, A., La sistemática del código civil de Andrés Bello, trabajo presentado al
Congreso Internacional que se celebró con motivo del bicentenario del nacimiento del
. codificador, en Roma en diciembre de 1981. Dicho congreso fue organizado por la funda-'
ción La Cása de Bello. La Associazione di St'Jdi Sociali Latino-Ameriéani y por el Instituto , .
halo Latinoamericano.
..
..
392 A~nRES nal.o conl FICAI)OR I TO~IO 1
,que cada una de esas partes quedó delimitada desde el principio. Desde el
, prinCipio, efectivamente; resultaron ser autóno~os los libros sobre suce-
siones y sobre contratos lo mismo que el Título preliminar; el libro sobre
bienes que Bello tenía redactado pardalmente hacia 1843, también lo era _
y entonces resulta obvio que la parte sobre personas que entonces aÚn no
hábía sido compuesta, también tenía que ser una sección independiente
en la mente del codificador.
, 'Esta delimita~ión ,inicial de materias es un indicio muy seguro de que
Bello había concebido desde el principio un plan general para el código y
qUe ese plan no correspondía a la secuencia con que fue elaborando y
publicando sus proyectos parciales. Las razones para haber iniciado su
trabajo con lo relativo a sucesio~es las ofreció él mismo en la advertencia o
, ,nota introductoria a la edición de 1841-1842 del libro sobre esa materia,
apare.cida en El Araucano N° 561 de 21 de mayo de 1841\116. Una era muy
práctica: un miembro de la comisión (él mismo) tenía de antemano
" ,·preparado lo,s materiales que pudopresenlar el examen de aquélla. La
otra era más de fondo: se había creído que "era ésta la parte más defectuosa de'
nuestra legislación civil", pues en ella más que otra, saltaba a la vista "la
heterogeneidad de principios y reglas, debido a la diversidad de intenciones y
"circunstancias que contribuyero'n a formar nuestras leyes. En,ella es en donde más
',1
resalta,la oposición entr~ los elimentos derivados del derecho civil y los que debieron
" el ser a las costumbres castellanas, recoPiladas en los{ueros y 'ordenamientos". De
hecho, sin embargo, estas dos razones no habían pesado lo mismo y al
!' mismo tiempo en 1840 para explicar el comienzo ,de las labores de la
comisión por el tema sucesorio. La primera razón'fué ciertamente decisi-
, , va para encaminar a ésta por dicha se"nda: ~n 1840 ya est~ba formado el
libro respectivo y al ser presentado' a la comisión, a ésta no quedó otro
, caminO que reconocer el hecho consumado y entrar a discutirlo. Pero la
segunda, en realidad había 'decidido, no a la comisión en 1840, sino a
Bello en 1833 ó 1834 para principiar la elaboración del código precisa-
mente por las herencias. De este modo, había sido un motivo externo el
que movió a Bello a comenzar la empresa con el libro sobre sucesiones.
, Por lo demás, en la Advertencia se añadía que éra indiferente el tema por el
cual se lo comenzáse para cuakiuier vía que se eligiere destináda a la
promulgación del código: si él habría de sancionarse como' un todo en un
, , . solo actq legislativ~,ya en su momentq se ordenarían Jas diferentes
" 'seccidnes previamente confeccionadas; y si éstas, en cambio, habrían de
" , ,:' promulgarse por separado y sucesivamente, entonces convenía empezar
\. r,
;
....... , ..... 916GUlMÁN. Fumies. doc. N° 109.
"
I ."
I
" ,
n. COOl(;O CI\"II. DE LA REI'UIII.lCA DE CIIILE
por la parte en que más'se necesitaba de reformas. El hecho 'mismo de
haberse' sentido Bello en el caso de tener que explicar las razones por las'
cuales se había empezado a trabajar en esa materia, es ya prueba de que'
jamás pensó él que el libro sobre sucesiones formaba la primera parte del
código; por otro lado, el Título preliminar, aparte de su designación,
claramente indicativa de su puesto en el conjunto, de hecho había sido
editado antes que el libro sobre sucesiones. Pero, además, el contenido
mismo de las explicaciones que dio relativas a la indiferencia del orden del
tr~bajo, que ~o prejuzgaba so~re el orden ~efinitivo, esotra prueba de lo
mismo.
En la Advertencia a la reimpresión de 1847 del libro sobre co'ntratos,
. Bello señaló que en ella se había agregado los títulos de prelación de
créditos, rescisión en favor de los acreedores del insolvente y prescrip-
ción, y explicó que tales materias "ha parecido debían ocupar el último lugar.
del código"9I'. Con ello manifestaba implícitamente que era ellibrosobre
contratos, en que aquellas materias iban incluidas, el que en realidad
d~bía ocupar dicho último lugar. Pese a ello, tal libro también había sido
elaborado en la década de 1830, poco después del relativo a sucesiones y
con anterioridad a los restantes.'
En la misma Advertencia Bello anunció al término dé toda su labor para
I dentro de poco y que entonces restaría sólo "presentar las diferentes secciones
que Neracio no pudo ser el auJor de los R'"lrulflrullllibm X\', ya que el sistepla de Gayo no tuvo
· incidencia alguna en la jurisprudencia clásica. En favor de la tesi!>de Greiner: llO:>iA: ree. a
Greiner, en SDHI. 40 (1974), p. 513, en el semido de que de origen postclásico tan sólo sería·
la adopción del esquema ·institucional de Gayo en la obra de Nt"racio; IloRAK, F., rec. a
· Greiner, en lSS. 92 (1975), p. 321. En contra K:>il·ETEI., rec. a (;reiner, en Ivm 25 (1974), p.
157, quien acoge la tesis de Scherillo. Sin pronunciarme acerca de si Neracio escribió o no las
Regulae, a mi me parece que lo caracteristico del sistema gayano está en la tricotomía per.wnae,
res, ac/iones y que el amplísimo concepto de rtS incluyente t\e las servidumbres, usufructos,
sucesiones y obligaciones (res incorporales) constituye un punto fundamental de
dicho sistema. Ahora bien, no está probado. que Neracio.haya usado la mencionada tricoto-
mía y me parece muy seguro que, salvo Gayo, ningún clásico usó del concepto de rt.f
incorporales, pues ellos estableclan una clara diferencia entre CuT¡)(ITa y ium, sin haber pensado
c:;n introducir a Jos iUTú emre las res. Aun cuando Nera~io haya usado una ordenación
parecida a la que después usaría Gayo, ello no es índice de que la tricotomía /Jersonae, res
corporales - il/corporales, acliol/t.l ya estuviera preseme en Neracio. Por otra parle, no puede
afirmarse que el sistema de las Reguúu de Neracio corresponda a un sistema de tipo
dialéctico. . .
. 918Sobre esto: FUHRMANN, M., Das systematische Lehrbuch.Ein Beitrag zur Geschichte der
Wissenschaflnl in der Anlike (GOttingen 1960). . .
919LA PIRA, G.,Lagenesi delsisltrM nellagiurisprudroUl romana, roS/. Virgili (Siena 1935), p.
159 ss.; Bulletino deU 'lslituto di Dirillo Romano 42 (1934), p. 336 ss.; Studia tt Documenta
Hilloriaeetluris 1 (1935) 2, p. 319 as.; Bull. 44 (1936-1937), p. 131 ss.; VII.uy. M., RtcllerchtJ
sur le literature didactique du droit romain (Paris 1945); MErrE, 11..1., IIIS in artem re~ctum
(GOttingen'1954), p. 50 ss.' '. .
. ": ,
920GUZMÁN, A., Dialéctica, casuística y sistemática ro la jurifprudencia romana, en REHJ. 5
(1980), p. 17 ss. .' .
. . ' 92 I Sobre los pretendidos precedente de una obra jurídica f n t e g r a m e n t e construida
EL CO[)JGO Cl\'lL DE l.A REl'l'Bl.lCA DE CHll.E
sobre la base del modelo dialéctico (Quinto Mucio Escévola: ius civile primus consliluil genera-
tim, D. l. 2. 2. 41; Servio Sulpicio Rufo": /lit enim adtulit ham artem (se. la dialéctica) ... ad ea,
quae confuse a~ aliis aut respooebanlur aul agebantur, Cic., Brutus 42. 153; Cicerón: De iure civiliin
artem redigrntlo, Gell. Noc!. alt. 1.22.7; Quintil.,lnst. orat. 12.3.10; Caris., Gramm. 1): vid. mi
trabajo cit. supra en nota 920, en donde expongo mi opinión acerca del verdadero carácter
de estas obras. Lajurisprudencia anterior a Gayo empleó la dialéctica fundamentalmente
para la solución de problemas concretos, no para la exposición sistemática de todo el
derecho, sin perjuicio de que en puntos específicos se hubiera valido de ella también para la
exposición. ' .
922NoERR, D., Divisio und partilio (Berlin 1972); TALA~ANCA M., Lo schema genus-species
nelle sistemaliche dei giuristi romani, en La filosofía greca e il diriuo romano. Colloquio ilalo{rances,¡e
(Roma 1977), en donde el tratamiento concerniente a la jurisprudencia romana va precedi-
do de un amplio análisis de las concepciones de la filosofía.
:\!lI\ AI'DRES BEl.l.O CODIFICADOR I TO~IO I
, propósito de este objeto que Gayo operó su más sorprendente clasifica-
. , ción. El tratado de las cosas comenzaba con unas cuantas clasificaciones
, generales pertinentes, entre cosas in patrimonio y extra patromonium y divini
. iuris y humani iuris, con algunas subclasificaciones dentro de estas últimas;
y continuaba con la más fundamental de todas, según la cual en,las cosas
debía distinguirse las corporales de las incorporales. Las corporales ve-
nían definidas como cosas que pueden tocarse, mientras que lasincorpo-
radas, por el con~rario, como cosas que no pueden tocarse cuya existencia'
o consistencia proviene del derecho; entre ellas, Gayo menciona a la
herencia, el usufructo, las servidumbres y las obligaciones. Con tal opera-
ción divisoria, Gayo servía a, sus fines sistemáticos de clasificar todo el
derecho en personas, cosas y acciones. Era claro que la herencia, el
usufructo y las servidumbres lo mismo que las obligaciones, no podían ser
incluidas ni entre las personas ni deQtro de las acciones, no quedándoles
'otra sede'que la relativa a las cosas; pero, a su vez, su inclusión en ella era
"difícil, atendido el tradicional concepto de cosa (res) que manejaban los
, I juristas romanos, el cual correspondía al de las cosas mate~iales, también
, lla~adas corpora. '
, Con un recurso a cierta especulación de la filosofía helenística y de la
gramática923 ,Gayo amplió el concepto de res incluyendo ,dentro de él, no
" sólo á los corpora, que entonces denominó res corporales, sino también a los
"" iura, que llamó res incorporales y entendió como "cosas" creadas por el
<ierecho (objetivo); de ese modo logró ajustar la trabazón sistemática de
sus Instituciones y reducir toda 'la' materia jurídica no concerniente a
, personas '¡acciones, a la categoda de las res. Debe recordarse que para'los ,
, , juristas romanos, 'el domi~io no era propiam~nte un ius cuanto la cosa,
misma (corpus); ~ayo po innovó en este punto y de ahí que en la enumera-
ción de las res incorporales el dominio no aparezca mencionado; en otras
palabras, él lo e'stimó como cosa corporal. Dentro del tratado sobre cosas,
, en consecuencia, Gayo consideraba en primer lugar las cosas corporales y
la adquisición,de su dominio, entremezclando' algunas consideraciones
acerca del usufructo y de las servidumbres, también desde el punto de
vista de su adquisición. Enseguida pasaba el estudio de las herencias,
aprovechando una conexión sistemática especial entre el tema all;terior y
~ste, también basado en la adquisición, pues mientras los modos prece~,
, !
. ,,'
H. CO\)\(;O CIVil. m: l.A REl'Ul\l.ICA m: CIIIl.E 3!li
dentem~nte examinados eran a título singular, la herencia era un modo
de adquirir a título universal. Con posterioridad venía el tratadó de las
obligaciones.
b) En contra de lo que quizá hubiera podido esperarsc;:, la~ Instituciones
no aparecían divididas en tres libros, uno para cada obje'to, sino en cuatro.
El primero abrazaba los párrafos iniciales sobre el derecho y sus fuentes y
el tratado de personas; el segundo el concerniente a las cosas corp9rales Y
su adquisición, a las servidumbres y usufructo, y a las herencias testamen-
tarias; el tercero, a las herencias intestadas y a las obligaciones; y el cuarto,'
a las acciones.' '
IlI. A partir del siglo XVI comenzaron los juristas a ftiarse de un modo
especial en el orden de las Instituciones, que miraron como modelo siste~
mático ideal para reorganizar todo el derecho romano esparcido en el
Digesto, el.' Códi'go y las Novelas, puesto que los dos primeros habían sido'
,compue~tos conforme con una ordenación muy distante de la institucio-
nal y las Novelas carecían propiamente de un orden. Esta tendencia de los
juristas se explica, en primer lugar, por el humanismo de' cre~iente
influencia a' pa'rtir del mencionado siglo, el cual dio una importancia
extraordinaria al problema del -1
método, identificado precisamente con la
,
"J, .
:1
3911 A!'\IlRES IIEI.I.O COlllFl(AllOR fTO~I() I
dialéctica!l21; resultado de ello, fue que los juristas, embebidos de huma-
nismo, vieran un' modelo en las Instituciones, que precisamente habíail
sido constrlJidá.s siguiendo los cánones de tal métod? En segundo lugar,
se explica también esa tendencia por. las críticas de'que coet,íneamente
fueron objeto el Digesto, el Código y fas Novelas en cuanto "antones" 'de
escritos y constituciones, dispuestos a sus ojos, sin orden niconderto.
Empeñados los juristas de esta época en un reordenación de los materia-
les confenidos en esos cuerpos!':.!5, volvieron entonces sus ojos al sistema
de las IrÍstitucio,ús. Durante toda la época móderna sucediéronse los
tratados de derecho romano sistematizados de acuerdo con el orden
institucional!l2(); en unos casos se trataba verdaderamente del aprovecha-
miento del esquema de las Instituciones para incorporar la mayor cantidad
posible de material proveniente también de los demás cuerpos romanísti-
cos; en otros, en cambio, esos libros eran explicaciones o paráfrasis de las
Instituciones. de.Justiniano, sin mayores ampliaciones de contenido, aun
, cuando sí con abundantes explicaciones de todo orden. A este último
género pertenecieron el Commentarills academicus el forensis irz quatuor libros
Institutionum imperialium (1612) de A. Vinnius; y los Elementa iwis civilis
secund1!m ordinem Institutionllm (1752) lo mismo que las ReciUltiones in
,elementa iuTis civi/is secundum ordinemlnstitutionum (1759) de J.G. Heinec-
ClUS.
El prestigio del sistema institucional permitió que también se recurrie-
se a él por parte de los juristas' abocados al estudio de sus respectivos
derechos nacionales. El cultivo d~ éstos carecía de tradición científica, ya
que ni siquiera'venía srendo objeto de estudios en las universidades. En
consecuencia no fue posible la formación de un sistema expositivo autó'-
, .
:
\ I2l
., "',
So bre la dialéctica huni~nista en general: VASIll.!, e.,
..
La dialel/iea e la I',lonea
deII'UI;¡anesimo. Invenzione e melado, nella 'cullum dl'l xv a XVI secolo (Mileno 1968) ..Sobre la
dialéctic¡ijurldica en especial: PIA!I;() MORTARI, V. Dialellica egiUri.lpnule/lZll. Sludiosui tralta/idi
dialecuicca legaledelsec. XVI, ahOra, en DiliUo lógica método ne/sec. XVI Oovcoe 1978), p. 117 SS.;
, ' EL MISMO, Consideraziolli sugli scrilli programama/ici dei giuriiti det seco XVI, ibid., p. 267 SS.; ,
VASOLl, e., La dialeUica umanisliea t la metodolo¡;ia giuridiea del secolo XVI, en La Fonnazione
slonca del dirilto lI!OcIemo ro Europa (Fireoze 197i), t. 1, p. 237 SS.; Tambiéo: TROJE, U.E.,
Wissensehaflichkeit und Syslem in der juril/¡rudmz des 16.jahrhullderls, en p'hilosophie und Rechts-
u'issm,schaft (Frankfurt A.M. 1969), p. 63 ss.
,925TROJE, H.E., Die 'Lileralur des gellleinen Rechts unler dem Eillfluss IÚS HUfMnismus, en
, COlNG; H. Hrgn., Quellen und Literalur der neueren ,urop;¡ische/l Privatrtchtsgeehichte (M üoch~n
1977), t.lI,l, p. 741 ss. (ordo iuris) , ".." , " "
, 926HoLTHOFFER, E., Die Literalur zur gemeinen und partikuklrm Recht in ltalian, Frankreich,
Spanim uful Portugal eo Handbuch (o. 17), t. 11,1, p. 2?1 SS.; S()~LLNER, A.~ Dis Literalur ~ur
gemeinen und partikularen Recht in Deutsehland, De!termeh, den :Vle~klnden und der SehwtlZ,
ibid., p. 547 ss. ', '
EL COOl(;O C1\'lL [lE L\ RF.I'L'Bl.ICA DE CHIl.E :1!l!1
nomo para tales derechos, y sus cultivadores 'no tuvieron más camino que
recurrir a alguno de los existentes, que fue el institucional!12i.
Durante el siglo XVIII, para limitarnos a Espaiia!12H, surgió, así una serie
de obras relativas al derecho castellano, en que éste era presentado
conforme con tal sistema, lo cual, en algunos casos, se traducía hasta en el
título de las obras. Entre ellas debemos recordar la PllOenix jurislJrudentiae
Hispanicae sitie Instiluta Hispana (1715), de Tom,ís Martínez Galindo, la
Instituta civil y real (1745) de José Berni; y el Compendio del derecho público y
común de Esparia (1784) de Vicente Vizcaín"o; pero sobre todo, las Inslilulio-
nes Romallo-lIispanae ad usum tironum Hispallorum ordinalae (1788-1789) de
Juan Sala y las Instituciones del derecho "civil de Castilla (1771) de Ignacio
Jordán de Asso y Miguel de Manuel. Una línea distinta de obras, destina-
da al uso práctico de jueces y abogados fue la de los prontuarios!l:.!!l; en
ellos exponíase el derecho castellano también de acuerdo con el orden
institucional, mínimamente modificado; entre las principales de estas
obras se cuentan la Librería de Jueces (1763) de Manuel Martínez, y la
Librería de Escribanos (1769-1789) de José Febrero. Durante el siglo XIX
algunas de las obras anteriormente seiialadas fueron objeto de reedicio-
nes y a ellas sumáronse nuevas obras escritas según el modelo,de J ustinia-
, no. El libro de Asso y Manuel había sido introducido como texto de
estudio universitario, pero desde 1824 resultó sustituido por la ILuStración
del derecho real de España (1803) de Juan Sala" El prontuario de Febrero
tuvo una fortuna extraordinaria: en' 1817 fue reeditado como Febrero
adicionado por Marcos Gutiérrez; en 1828, como Febrero Novisimo por Juan
Tapia, y por él mismo como Febrero novisimamente redactado en 1815; en
1841 Florencio Carda Coyana y Joaquín Aguirre habían dado a luz un
Febrero reformado. Pero en estas adiciones del siglo XIX del Febrero se'
observ~ una cierta incidencia sistemática del código napoleónico en mate-
ria de obligac,iones'y contratos, aun cuando, en lo fundamental, el libro no
perdió su carácter institucional. En Indias mismas editose en 1825 unas
Instituciones del derecho real de Castilla e Indias, por José María Alvarez.
Como en su momento vimos, los antes mencionados libros romanísti- ,
cos ~e Vinnius e Heineccios fueron sucesiva y aún alternativamente textos
de ~studio para la enseñanza del derecho romano en Chile, habiendo
927LUIG, K., Institutionenlehrbücher des natiofll;llen Rechts im 17. und 18, jahihundert, en I~
Commune 3 (1970), p. 64 ss. , .
928pESET, M., Dert~ho romano., direcho real en las Universidades del siglo XV/ll,en ;"iIDE. 45,
(1975), p. 273 ss.; CLAVERO, B., La disputa del método, en las postrimerias de una sociedad.
1789-1808, en Al/DE. 48 (1978), p. 307 ss.
929GIBERT, R., Cienciajuridica española (Granada 1971), p. 26 ss.
l'
,-too A!I;()RES IIEI.1.0 CODIFICADOR ITO~IO I
" 9'°Sobre la historia del sistema institucional: ArrOLTER. F.X., Das Riimische lnstitutionen·
S'Jstem (Berlin 1897)., ,
,,9'IGuZMÁN, Fumks, doc. N° 182. , , ,
g'2TAPIA, Febrt:ro neuslsimo lib. 1, tlt. 1: Del tstadode laspmonas (ed. Valencia 1828, p. 1
, ss.).. , , " ' ¡
, ,'g55HEINECCIUS; I.G., Ekmenta iuris civilis, lib. 1, tlt. 3, párr. I.XXVI: definición de status (en
' .. , "l?perum, Genevae 1767, p. 10.).
. ' .~ .
",
1,'
'\ '
u. C()nl(~() CIVIL DE l.A REI'l'lIl.1CA m: <:IIIl,E ·HlI
cosas; la primera de estas últimas debía tratar de las cosas corporales y de
su adquisición y de dos de las cosas incorporales estrechamente ligadas
con el dominio: el usufructo y las servidu,mbres; .la segunda, de las·
sucesiones; y la tercera, de las obligaciones. Con ello el esqueina básico del
ord~n ~nstitucional quedaba absorbi?o por entero.
...
". I
' ~
El. CODl(;O n \"1 1. DE l.A REI'l.'BI.IC.-\ DE CIIIU: -lO:1
1
937 " 'i' ¡; ~' , , , '
, BELLO! A .• Op.fur. ,p. 381 ... 0p'Jur. ,p. 432. Debe tenerse presente no obstante, que
ya el CMigo de La Luisiana contenla un título sobre definiciones localizado al final.
'.' . . . ' .... . '
-.
I .~ ,
i
, i
.', , 1
", . I
. .
El. CODl(;O CI\'Il.UE L\ REI'l!III.1CA DE CIIILE l. -10.")
9!8BELLO. A.; Instituciones'de derecho TOtna1W. en Obras comPletas (Caracas 1959). tft. 15. p.
~ • I
9!9Por ejemplo. la de derecho real contenido en el arto 577 inc. 1 del c(¡digo está tomada
de InstitUciones (n. 938). p. 46..
940S0~re esto:. mi Estudio cit. en n. 664, p. 76 s.
-I1ll; . A!';J)RES JlELl.O conl FICAOOR I TO~IO 1
, ;
. ,
.. ,
'.
.
El. COD«;() C1\'1I.11E L\ REI'l'I\I.IC,\ DE CIIII.E -lOi
TITULO SEGUNDO
LAS FUENTES DEL «CÓDIGO CIVIL» Y SUS MODOS DE
INFLUENCIA
El problema de las fuentes del código es de SIWO complejo y" sutil. Habi-
tualmente, sin embargo, se lo despacha sobre la base de determinar cuáles
han sido los escritos y cuerpos legales de que talo cual norma del códigq
fue tomada, sin detenerse a pensar en que, p. ej., el hecho de haberse
incorporado al código cierta nornÍa o criterio provenientes de un autor"
extranjero pudo haber estado im"pulsado por la exis~encia en el derecho
naci~·nal de una norma opuesta, contra la cual se quería reaccionar, de
modo de poder afirmarse con toda propiedad que en esa materia el "
código resultó influido tanto por el derecho extranjero como por el "
nacional, en un caso positiva y negativamente en" el otró. Con menos
propiedad quizá podría deCirse que en esa misma materia el derecho
nacional actuó como fuente del código; pero ya se ve en atenció~ a lo
" anterior,qtle es posible hablar de una influencia negativa de las fuentes
de ese derecho. Este ejemplo es bastante para explicar po"r qué, entonces,
no nos" referimos sólo a las "fuentes del código civil" sino también a la
"influencia de fuentes" en dicho código, poniendo el acento, en conse~
cuencia. tanto en los libros :1 partir de los cuales ese código fue directa-
mente formado, como en los libros que de una u otra manera influyeron
• I " , .
' .. \
CAPÍTULO 1
LAS NOTAS DE BELLO A LOS SUCESIVOS PROYECTOS DE'
.CÓDIGO CIVIL-. CONCEPTOS ¡"U"'DAl\tENTALES
SQBRE EL MODO DE INFLUIR DE LAS FUENTES
, ~2Sobre las notlÍ,s de Bello, en general: AM'UNÁTEGUI, M.L., Las notas del Proyecto de Código
Ci~, en Don Andrés Bello 'J el Código Civil (Santiago 1885), P. 131 ss .
.... :,'.:
" ,
EL (;001(;0 (;1'"11. DE l.~\ REPl'III.1C.\ DE CIIII.E .jO!'
cierta influencia de la misma, nada dice acerca del modo de esa influencia,
para determinar la cual se hace imprescindible un estudio minucioso de
cada artículo anotado y de la fuente respectivamente citada, a fin de.
odeterminar la r~lación existente entre ambos.
Aparte de estos, surge e! problema anexo de que no todos los artículos
ni del Proyecto de 1853 ni de los anteriores tienen notas con cita de fuentes;
sumadas las disposiciones de todos los proyectos, las hay que en ninguno
las tuvo. Por otro lado, existen casos en que una misma disposición
contenida en dos proyectos tiene notas en cada uno con cita de fuentes
distintas.
3. Estos problemas r:eciben respuestas parciales en palabras de! propio
Bello. En su Adl'ertencia al Pro)'ecto de llJ53 escribió éste lo siguiente: "l/e
añadido a e.ste primer libro notas que apuntan a la ligera las/11m tes de que se han
tomado o los motivos en que se fundan los artíClllos que puedm l/amar principal-
mente la atención. En algunos, las notas parecerán superfluas,' en otros, se echarán
"de 7nmos. Siento decir que por falta de tiempo no me ha sido posible "observar bajo
este respecto un método unifonne en todos los títulos; pero me dedicaré gustoso a este
trabajo si Pareciera útil"lIH. Los textos precedentes ponen de manifiesto
varias cosas: primeramente, que la cita de fuentes no es exhaustiva ("apun-
tan a la ligera"), no sólo en cuanto a la totalidad de! proyecto sino también
respecto de cada artículo anotado; enseguida, que ella se refiere a los
o artículos que "pueden llamar principalmente la atención", con lo cual no
sabemos qué fue cuanto Bello quiso decir; pues que con tal forma °de
. expresarse no aludía a los artículos más innovadores es claro, ya que los
hay anotados que, sin embargo, se limitan a recoger e! derecho vigente sin
modificacionesllH ; después, que las notas en principio contienen las f uen-
tes de que se tomó las normas del proyecto o en que se encuentran sus
" moth:os, sin. perjuicio de invocarse en otros casos únicamente por vía de
semejanza <> analogía; finalmente, que no siempre hay una identidad
entre la solución de! proyecto y la de la fuente citada, que pudo resultar
"ampliada, restringida o explicada. o
.)
\, ',' ..
" ' • • ,'l'
l'
El. CODI(;O C1\'Il. DE l.A REI'UBl.ICA DE ClIIl.E .¡ 1:\
, influencia superadora de éste se corresponde uná influencia pasiva nega-
tiva del' derecho propio. ' ' .. .. . ,.
c) Influencia reformadora: este tipo se presenta cuando de fuentes.
extrañas se récogen elementos que modifican una disciplina existente en
el derecho propio; el código, en tal caso,' acoge a este último, pero con
alteraciones provenientes del extraño. .
d) Influencia innovadora: ella se entiende en relación con lagunas del
derecho propio, ante los cuales el código recoge una cierta solución del
extraño para colmarlas. En este caso, el derecho' propio no ha influido
para nada en el código. '
6. Finalmente, todavía cabría advertir que mucho de cualito se ha
expresado para el derecho extraño cabe también afirmarlo para las solu-
ciones inventadas por el codificador. Si bien es cierto que respecto de ellas
no siempre puede hablarse de haber recibido influencias, precisamente.
por, su originalidad, eventualménte pued~ aplicárs~les algunas de las
~ategorías antes estudi"das. Así, p. ej., una cierta solución original pudo
haber nacido en I.a mente del codificador ep reacción contra el derecho
propio, de modo que en definitiva éste hubo de influir en dicha 'solución
. de un modo negativo. ,
,. En nuestro estudio acerca de las influencias incidentes en el Código Civil
habremos de servirnos del aparato de conceptos que acabamos de pre-
sentar.
CAPITULO 11
LAS FUENTES DEL .CÓDlGO CIVIL-
El cuadro de. fuentes que ofrecen las notas a los diversos proyectos de
, código es variado; pero bien pueden ellas reducirse a dos grandes grupos:
fuentes del derecho propio de Chile, esto es, del indiano en sentido
amplio y del patrio; y fuentes de los derechos extraños. Dentro de cada
uno, a su vez, todavía es posible diferenciar subgrupos de fuentes: positi-
vas (códigos) y.doctrinales. . . .
SECCIÓN PRIMERA
Las fuentes del derecho nacional I \
. Tenía que resultar casi natural que una mayor parte de lacontribudón
, del derecho nacional al código proviniese del derecho indiano y no del
patrio: Este último, en materia civil, era poco lo que podía ofrecer; en su
, .
• ; I
·414 AI'\DRES UEI.1.0 COJjIF1CAI>OR/TO~IO I
, , .
momento vimos que las leyes de ese derecho limitáronse por regla general
a reformar al castellano en puntos precisos y delimitados, aun cuando no
dejaron de darse excepciones.
1. Desde el primer instante en que Bello 'tomó interés por la fijación qel
, derecho civil dejó en claro que ella debía basarse, en el antiguo dere,cho
romano-castellano her~dado de la monarquía. Incluso, como vimos, ini-
~ialmente pens9 que la forma de fijación a que debía so metérselo era la oe
su ~era consolidación. Pero cuando dio un paso adelante y aceptó final-
mente como modelo mejor el de la codificación, aun así mantuvo, su .
antigua opinión de que base de ella tenía 'que ser ese mismo derecho,
constituido por reglas "cuya intrínseca justicia y sabiduría sori in-
disputables"g'16, como escribió para el mensaje pr~sidencial de 1836; el ~ual
derecho estimaba manifestando en ,"leyes sabias"917. A consecuencia de
ello, al momento de emprender la elaboración de su código no hizo otra
cosa que aplicar estas ideas. '
. 916G¡;ZMÁ:-.:,Fuentes, doc. N° 85
... , 947GUZMÁN, Fuentes, doc .. N° 87 : "
948CALASSO, F., Medioevo del diritto (Milano 1954), p. 616"
• 94,9S upra 3" parte, tlt. primer.>, cap. l. '
~~oAMUNÁTEGUI, M.M., Vida de Don Andrls Bello (Santiago 1882),-p. 2~ ..
. i
'., .... ~
EL COJ)J(;O CI\'IL DE LA REI'UBl.ICA m: ClIILE
co.n ellas, por lo demás, se había familiarizado en Londres con ocasión de
sus estudios lingüísticos y filológicos sobre la antigua épica castell ana!J51.
En 1839, para explicar el alcance restringido que iba a tener la codifica-
dón en materia de innovaciones, afirmó, en consecuencia, que "nuestra
legislación civil, sobre todo la de la.s Siete Partidas, encierra lo mejor de la
jurisprudencia romana, cuyo permanente imperio sobre una tan ilustrada parte de
Europa atestigua su excelencia"!J52. . o •
\IO'·PAIUlO, A., Bello y las siete Partidas, en Bello.y 1'1 derl'd/ll (actas de congreso, Santiago.
1982), p. 531 ss. . o • o
!1~2Gl"nl.b;, Fllentes, doc. N" 97. En el MI'I~mje del código se menciona varias n'fes a las
Partidas como fuente.
. mLit.: RA VEAU, R., lAs rafees rmnánicas de nuestro Código Citoil, en BSDP: 15 (1946) 33-36,
p.37455. .
'.
416 • A!'\ORES lIELl.O CO[)lFlC:\!)OR ITO~IO I
954
, Nota e) al arto 44, tít. 3 del Pruyecto tU 1841-1842 sobre sucesiones (en BELLO, A., Ob.
, ~ompl., Santiago 1887, t. 11. p. 38). .
f'
..
.'
"l.
El. COIll(;O CI\'II. m: LA REI'l'lIl.1CA DE <:1111.1-: 41 i
varias ocasiones. En 1839 comparaba a los autores españoles con los
extranjeros y decía que aquellos nada tenían que envidiar "a los de otras
naciones en la extensión y profundidad'de conocimientos legales"<J55, aun cuando
eran inferiores en otros aspectos. Pero más concretamente, en ese mismo
año, recordando el auxilio que habían prestado los antiguos jurís,tas
franceses para la confección del código napoleónico, afirmaba que I~s
trabajos "de Gómez, Acevedo, Matienzo, Covarrubias meditados atentamente y
comparados,imtre si, ministrarían igual auxilio para la confección del código civil
chileno"'J56. En su momento veremos la importancia que daba Bello a las
. obras de los juristas para una de las operaciones codificadoras, como era
, la de decidir sus controversias. .
Con tales antecedentes, pues, tampoco resulta raro que importante'
haya sido el volumen de doctrina proveniente de los antiguos juristas del
derecho castellano y romano acogido en el código. Entre los más recurri-
dos cuéntase a Gregorio López, como glosador de las Partidas, lo cual
~staba en consonan<;ia con el amplio espacio concedido a ese cuerpo legál
en el nuevo código. Seguidamente daremos la lista de autores citados por
Bello inscribiendo sus nombres por orden alfabético. .
. ,
A., Comercio de libros, ~n Ob. compl, (Santiago 1893), t. 15, p. 330..
955BELLO,
. 956GuZMÁN, Fuentes, doc. N° 97' .
,1 "
.,. ,' ,IV. P~¡'a ilustrar cuanto hemos dicho hasta el mome';to, presentaremos
,' algunos ejemplos d<;l uso de las anteriores fuentes.
, '; , L ~ai"tidas 3.1.8.120 y CCCh., ,arto 387: '
¡ ,
" El guardador que recibiesse en, El 'tutor ocurador que alegare ha~
, 'guarda bienes de algún huérfano, ber puesto a sabiendas en el in-
e' fiziesse fazer 'escritura pública ventário cosas que no le fueron
de ,cuantos eran quando los reci- entregadas realmente, no será oí-'
',bió '(lá~ual ~scritura FS llamada do, aunque ofrezca probar que
" inventario), si después, a la sazón tuvo en ello algún fin provechoso
, ,: que diesse la c'uenta :al huérfano al pup,ilo. ' ,
, 'de sus bienes, dixesse contra
" " 'aq~ellacarta queriendo probar
que fueron allí escritas algunas
'cosas 'demás, que el non recibiera,
,,', 'equ,econsentiera el a sabiendas \
" 'que',las escribiessen ,Y por fazer '
'.' ',: ,'muestra que el ,huérfano e~a más'
, ", rico, porque podiesse mej9r ca- ,
\,:' ~",sar,'o por otra razón semejante;
mandamos que tal contradezi-
miento non sea cabido, nin vala,
maguer quisiesse .probar lo ,que
;~: '\0" dize. Ca non deveome sospech~r
i
'\ , .' ,que él fizziesse escritura sobre sí, ,
, I
J
',de cosas que non ouiesse rece-
'bido."';, : '. I
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'lo. ...
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,1.., ' ,'; " ,:" '
EI~CODlGO CI\'IL DE LA REl'l'Bl.lCA DE CHIl.E -tI!} , :-
, 2. El Corp"us /uris: Digesto 39.6 ..3i pro y CCCh., arto 1141 inc. 1:
Bello, además, cita en el Pro)'ecto de 1853, arto 1296 (equivalente al1141 del
código),. Digesto 39.6.15.17; Instituciones 2.7.1. y Código 8.56.4.
4. La'doctrina:' López, G., gl., van los cat;adores.y usen el contrario ad párt. ':,
, 3.~8,21. YCCCh. 617. La mencionada ley 21 de las Partidas establecía que
,. ,', ,',
9~70LEA, V., Evolución histórica y análi:.is critico de la sociedad conyugal de bienes en el Código
Civil chilmo. Examen de las fuentes españolas yfrancesas del código civil chileno. La sin tesis de Andrés
. Bello yo/ras legislaciones (Santiago 1966); DOUGNAC. A., El haber de la sociedad c01lyugal en la
. codificación civil chilena, en Bello y el derecho (aClas de congreso, Santiago, 1982), p. 625 ss.
. \I~~MERELLO, l., Una hipótesis en tomo a ,la aceptación del poder para testar en los proyectos de
código civil chileno; en REHJ. 2 (1977), p. 131 ss. .
" 959 MERELLO, 1:, A n/euden/es históricos sobre algunos aspectos del régimen de la lesión enOnM en el
proceso de formación del código 'civil chileno, en RElIJ. 4 (1979), p. 89 ss. .
960SALlNAS, C., Notas sobre los origenes de la cuarta de mejora en nuest;a legislación civil, en
REHJ. 2 (1977), p. 143 ss. . . . ,
. 96IBRAvo, B., Las leyes de prelación de crédito, obra de Bello, en BelliJ ,Chile. Segundo
Congreso de! Bjcentenario (Caracas 1981), t. 2, p. 263 ss. .
,~Hi2CATi'A:Ii~ A., La compraventa romana ea ti código civil cMlflUJ, en Btllo y el d"reclUJ (acta de. ,
congreso, Santiago, 1982), p. 613 ss. ~.
( : ,.,
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¡.
' ..'. /
,',
EL CODlGO CIVIL DE LA REI'L'l\I.ICA DE CHILE -l:!1
" :
derecho romano-castellano en su mayor parte. lo cual. por cierto, no
excluyó la incidencia de fuentes no-nacionales, como ,'eremos enseguida. ,
Con ello el.código civil alineóse en el grupo que los c<>mparatistas
modernos denominan familia de códigos rOllJanistas. Este romanismo del
código quedó asegurado desde el primer momento; y m:'s aÍln, puede
decirse que él estuvo desde siempre destinado fatalmente a ser un cuerpo
legal de ese (~arácter. Su principal fuente. las Partidas. eran ellas mismas
un código de derecho romano común; romanistas eran los libros espailo-
les de doctrina usados para su elaboración y, como veremos. romanistas
también las fuentes extranjeras legales. como el código francés, o bien
doctrinales, como Pothier, que contribuyeron a su formación; romanist~
había sido la educación recibida en la universidad por los jurisconsultos
qUe intet:vinieron en I~ confección del código; y su autor profesó una
admiración sin límites por el derecho romano, el cual, adem,ís, reCllfl:ió
directamente y no sólo a través de las obras modernas que lo habían
reelaborado. De ese modo el derecho romano 'apareció por todos los
flancos y el resultado tuvo que ser un código total y absolutamente ' .
'romanista, bien que a la influencia de ese derecho escapara la regulación
del matrimonio, como tenía que ser, puesto que él quedó por entero
entregado al derecho canóniCo, a través de las disposiciones remisivas a
aquél y a la autori<¡lad de la Iglesia Católica, que contenían los hoy
derogüdos artículos 103 Y 123.
SECCiÓN SE<;t:NDA
Las fuentes de los derechos extranjeros
Hacia 1834, según vimos en S~I momento. Bello llegó a concebir que la
reforma de la legislación nacional debía fündarse en los ensayos eficaz-
mente probados en las naciones cultas, a través de sus propias codificacio-
nes y leyes, de donde podría extraerse elementos aplicables a Chile en
atención a sus peculiaridades. Tales eran los "resultados interesantes obteni-,
dos Pl?r la larga experiencia y las luces de las naciones de Europa" que en sus
códigos civiles habían simplificado la legislación. corregido sus extravíos,
héchola accesible al conocimiento de todos y adaptado él las n'ecesidades
de nuestra é~?ca; tales los "materiales jJl'fCiosos", de que, nada impedía
aprovecharse .J63; tales las'''in1/ovacione,s accidentales, qU,e modeladas sobre las
que se han planteado con buen suceso en muchas /){lrt('s de Europ~, servirán p'ara
~. ,
í· .
-t"') ' A ! \ D R E S IIEI.l.0 COI>I FICAI>OR I TO~IO 1
pOllera ¡zuestras leyes ~Il' armonía consigo mis!no y con nuestra'¡ormade
gobiemo"!llil. También en este caso Bello obró en consecuencia con su
pensamiento y el có{ligo recibió una contribución nada desdeñable de la
legislaciÓn extranjera y de su doctri~a, sabiamente tendida y combinada' '
con el derecho nacional que actuaba siempre en la base de la codificación.
El resultado fue el indicado por Bello en él Mensaje del código: no se copió
a la letra ningún código moderno, de los que sólo se hizo uso sin perder de
vista las circunstancias peculiares del país. . , ',
I '
. l. Hacia la época en que Bello inició sus trabéÜO.s, el' rilOvimiento codifica-
,dor había rendido variados frutos, de desigual calidad empero. A algunos
de ellos aludía,Bello en 1837 cuando, reconociendo lo difícil de léJ obra,
hacía notar la presencia de ~'ricos materiales que pudieran ahorramos tiempo y
trabajo"; estaban en efecto, a la mano, ','el código civilfrancés y los códigos de la
Luisiana tan justamente alabados" que eran "mineros de d01ide !Jodemos sacar
, ricos y abundantes materiales,,!'G5. De los cuerpos disponibles hacia su época,
, sin embargo, el que presentábase a los ojos de todos como el modelo más
acabado de código era el civil francés: "!Jrecioso código" lo denominó Bello
.', en 1839!'GG y de hecho túvolo muy presente en su labor. Sin duda fue el
, cuerpo legal extranjero más influyente en el código chileno, aun cuando
'no siempre sus soluciones fueron adoptadas directamente de 'el sino de los
comentarios que por 'entol1ces ya habían comenzado a surgir en Francia,
espécialmente del Cours de Delvincourt y del comentario de Rogr~m. No,
sucedió lo propio, según vimos, con su sistema, qu~ Bello desechó, salvo
por lo que respecta al libro IV 'sobre obligaciones y contratos, y a la
inclusión de las doriaciones en el libro relativo a herencias. También en el
contenido de ese libro el código napoleónico tuvo una influencia impor-
, tante junt.o ~ las de las PartidaS, corno lo dijo' Bello expresamen'te en el
" ' Mensaje. "
., En este uso del código francés Bello no fue servil; ya antes hemos
. presentado un' texto suy0967 en que 'exponía c1aramente)a forma de
utilización de ese código, que no podía consistir, desde luego, en una mera
\ traducción, mas, tampoco en una simple readaptación literaria, sino en
.i
, un libre uso del contenido de ese cuerpo con toda clase de adaptaciones al I
"cuadro de instituciones y conceptos jurídicos del derecho: nacional y
todavía en el Mensaje del código volvió a reafirmar que en l,a confección de
, "
, , ".
.',
, i 1", .! '
,El. CODlGO Clnl. DE l.A REl'l'IH.lCA m: eHI LE
aquél no se había estado 'en "eL caso de coPiar a la letra 1/illgullo de los códigos
modernos" y que, aun habiendo sido menester ser\'irse eh: ellos, no se había
perdido de vista las circunstancias peculiares del país; sólo cuando estas
no presentaron 'obsüículos reales entonces no se había u:epidado en
introducir innovacioneS pro\'echásas.
" Ello valía, por lo demás, para todos los otros códigos. de que Bello se . . )
sirvió.o tuvo, a la vista y daba todo su sentido al empleo de la voz ·.'mate~a
Les" cada vez que hizo alusión al uso de la legislación extranjera como
auxiliar para la formación del código chileno. De acuerdo conJas citas de.
I
Bello, esos otros,códigos utilizados fueron: el Codex Maximilianeus Babari~
cus Civilis (1756), el AllgellleinesLandrechtf. die preussischm Staatm (1794), el .
Allgemeines bügerliches Gesetzbuch austríaco (1811), el Codice per lo Regno
delle Due Sicilie (1819), ei Code civil de la Luisiana (1825), el Codice civile per
gli stati di S:M. il re di Sardegna (1837) y el código civil holandés (838)'j
Bello conoció también el código civil del Perú (1852), que alguna vez cita .
genéricamente y el proyecto de' código civil español de Florencio García
Goyena {1852) que, como se sabe, no llegó a convertirse .en ley. . .
, " . . Aun cu~ndo Bello seguramente pudo disponer del texto de varios de
los antes mencionados cuerpos, encontró un cómodo instrumento para su
consulta simultánea en la obra del francés A. Saint Joseph, que bajo el
título de Concordance entre les codes civils étrangers et le Cacle Napoléc!n había
sido editado en París el año 1840; dicha obra,. por lo demás, fue traducida
al castellano por F. Verlange y J. Muüiz como Concordancia entre el código
civil francés y los códigos civiles extranjeros (Madrid 1843).
En ella, según lo indica su título, venían comparados el código francés y
los códigos de las demás naciones, dispuestos en columnas verticales, la
primera destinada a aquél en su orden original y las restantes a los demás,
desmenuzados de su sistema original para concordar el articulado de cada
uno con el del código francés, ya que la ordenación de materias de uno y
. otros no siempre coincidían. En todo caso, los más recurridos por. Belló
fueron los códigos austríaco y luisiano, lo mismo que el proyecto de García.
Go'ye,naU68 ; los demás fueron citados sólo esporádicamente. ',,'.
!16"LIRA, P., Garcfá Goyma y el Código Civil cMlmo, en Ei código dI/il y su época (Santiag;¡· .
1956), p. 75 ss. . .. /.
96~Vid. sup~a n. 995.
, '
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.
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',',
.' \:., '.
.424' A:-';[)RES BEl.l.O CO!HFlC.\[)OR I TO~I() I •
.... . hecho de haber comenzado a circular en. Chile las obras francesas más
célebres de jurisprudencia y consideraba a dichos autores su periores a los
españoles "en la filosofía, en el uso de una lógica severa, en la claridad analítica
de las exposiciones y sobre todo en la ame1}idad y bu,en gusto", aun cuando los
españoles nada tenían que envidiar a nadie en "extensión y profundidad de
cOllorimientos legales"; por lo demás, recomendaba Bello el estudio de las
obras francesas "porque a la conveniencia de encol/trár desenvueltos en ellos los
princip~os mismos de la legislación espariola, se junta la de lus buenos modelos que
'nos 'ofrecen de la perspicuidad elegante, de la vigorosa dialéctica, en la sobria y
. circi17ispecta interpretación y aplicación de las leyes, que tanto realzan el mérito de
los .eSc~tos forenses". .
. En ese mismo año afirmaba, ádemás, que "Las producciones de los juris-
consultos de la Francia, que han ilustrado con tanta filosofía su modenza legisla- ~
, ción, en gue se conserva no pequelia parle de los l)1inciPids fundamentales de la
nuestra" 70 también proporcionarían un recurso apreciabilísimo para la
confecci~n del código civil chileno. .
E'nla práctica estos autores redujéronse inicialmente a tres: R.]. Pot-
hier, Delvincourt yJ .H. Rogron. El segundo había publicado en 1829 un
Cours d..e code civil en tres volúmenes en que explicaba muy someramente el
~ódigo según. el orden de su articulado, por regla general; pero esas
explicaciones ibanaco~pañadas de numerosas y voluminosas notas que
las desarrollaban ampliamente. En muchos casos Bello se limitó a trascri-
bir literalmente .las explicaciones de DeI\'incourt prefiriéndolas al texto
mismo del código de Napoleón!J7l. '
. ' I
. J.A. Rogron editó en 1836 una obra titulada Les Codes fra 11 (ais expliqllés,
que constituía una suerte de glosa a dicho's códjgos; Bello usó este libro
y
para adaptar mejorar las disposiciones del código de 18.04 que tomaba
para el suyo. Pero fue sin duda Pothier el autor .francés que más aportó a
'los trabajos codificadores; de él ~ello citó casi todos sus trabajos ci\'ilísticos
y aury sus Pandectae in nOVll7n ordinem digestae; la influencia de este jurista,
e'1 todo caso, es muy notable en materia de obligaciones y contratos y en
materia de posesión. ' . " ,
. . " Con posterioridad a 1852, según Amunátegui!l72, Bello tu\'o acceso a
, ,los,libros,deTroplong. Duvergier, Toullier, Delangle y Duranton; en
efecto, así se observa en las notas de Bello que Amunátegui adosó a su
edición del Proyecto Inédito, en que se cita a algunos de aquellos. '
' .. '
~ " V7 0GUZMÁN, Fuentts, doc. N° 97 ..
97lEjemplos: en GuzMÁN VI,
972AMUNÁTEGUI, M.L, Introducci6n a Ob. compl, (Santiago 1~90), t. 13, p. XLI.
.'
"
~ '.
n. CODlGO eI·'I1. DE L\ REPl'IH.lC.\ DE ClIII.E
Fuera de los autores mencionados, en el Pro.\wlo de J853, para temas
muy puntuales y escasamente, se.recurre a otros como al Reperluire IIl1it'er-
sel et misonné de jurisprlldmce (1777-1784) de Merlín o a Favard de I'Angla-
de; en una que otra ocasión se cita "ahí a Portalis, Vincent y Maleville.
Entre los autores extranjeros no franceses, aparte el caso de Vinnius, al
cual Bello citó un par de veces, debe mencionarse en primer lugar a F.
Savigny y la traducción francesa de Guenoux de su S)'-~iel1/ des hl'llligm
romisc/¡en Rec/¡ como Traité de droit romdin, que tuvo mucha importancia en
materia de personas jurídicas!!7:! y de normas sobre e! tiempo en las"
relaciones de derecho, como asimismo en los cambios de concepción de
Bello en torno a la parte general relativa a los negocios jurídicos!17"'.
Apenas hay que re~ordar los Reports de Cranch y Dodson como los
Commentaries de Kent, que Bello citó en alguna ocasión.
173
\ LIRA, P., Los an/tudtn/ts hütóricos dtltí/ulo XXXIII del libro I del código Civil, en Rroll/a "'
tÚ Dl'Ttcho.]urispnidtncia y Cimcias Social,s 41 (1944) 1-2, p. 23 SS.; HANISCII, Hugo, La
influmcia tÚ Savigny tÚ Bello m materia tÚ pmorw.sjurúlicas. m REHJ. 5 (1980). p. 167 ss.
974Gt:ZMAN 11. Cfr. SCIIIPANI, S •• Del d!recho romano a las codificaciones La/inoammcaJUlS: la
" obra tÚ A ndrés Bello. Pluralidad tÚ fum/es de/tít. I del lib. IV del código civil de Chile Y de sU! proyec/o"l.
en. REIlJ.1? (1981), p. 165 ss.
l' 1" ,1
,2. La doc'trina: Pothier, R.]., Trait! des obligat¡ons, párr; 271 YCCCh.:
arto 1515:
.
Observez que le choix que fait le La demanda intentada por el,
créan<;ier de I'un des débiteurs acreedor contra alguno de los
contre le quel iI exerce ses pour- deudores solidarios, no extingue
,. suites, ne liber~ pas les autres, tant .' la obligación solidaria de ninguno
qu~i1 n'est pas payé; iI peut laisser de ellos, sino en la parte en que'
ses poursuites c~ntre celui qu'il a hubiere sido satisfecha por el de-
, poursuivi le premier el agir con- mandado.', . .
" ,
lre les, autres; Oll, s'i1veut, les
; ,
.' '. .... 1,'
; :. Él CODlGO CIVIL DE LA RF.1'l'BLtCA DE <:11 1LE -1:!i
poursuivres tous en meme temps.
L.28 Codo de Fidej.
La dependencia fue seilalada por el propio Bello en nota al arto 1692 del
Proyecto de 1853; que corresponde al 1515 del código. Se observar¡í que
dicha dependencia es total, pero sólo en el contenido, pues la redacción
resulta absolutamente original. Por lo demás, cuanto dice Pothier fundá-
base en Código de justiniallo 8.40.28, que recoge una constitución de ese
emperador, en que se contiene el principio expuesto por eljurísta fran-
cés, quien cita dicho texto al final del párrafo 271 (1..28 Codo ·diFidej.) .
.'
CAPITULO lB
Los' MODOS m: INFLUENCIAS POR PARTE DE LAS FUENTES, .
DEL ~CÓDlGO CIVIL.
'. \.
, ,
-t:!H Al'DRES HELI.O conl FICADOR I TO~IO I
00' al derecho por entonces vigente se introducía "en favor del cónyuge sobrevi-
viente y del fisco", 'pues, en efecto, con la limitación al se~to grado ambos
"
?76 MERElLO (n. (58), p. 134.
01 ,
, ,o
.,
1)
¡,:j
EL CODlGO CIVIL DE LA REl'llB{ICA DE CIIJJ.E
Quand Cuando
el sentido de
une loi est claire ' la leyes clara
et sans ambiguité,
il ne faut point en no se desatenderá su
éluder la
leure sous
prétexte d'en pénétrer tenor literal a pretexto
l'~sprit. de consultar su espíritu.
La disposición chilena, como se aprecia, agregó "el sentido de" y eliminó "et
sans ambiguité"; en el resto trasladó literalmente la disposición del código
luisiano. Las modificaciones introducidas, en todo caso, estaban plena-,
mente justificadas: lo eliminado parece redundante en relación con "une
. loi est claire"; 'y lo añadido implicaba una mayor precisi6n del objeto de la
" claridad, que no es tarlto la ley cuanto su sentido.
lB. Influencia directa e indirecta del derecho nacional y de los derechbs ex-
tranjeros.
l. Casos de influencia directa son la mayoría de los que Iwmm; presen-
, tado antes, a que nos remitimos. .
'.
. 2. Un caso de influencia indirecta del derecho nacional se nos ofrece en
el arto 74 del código, en cuyo antecedente, el arto 76 del Proyecto de 1853, '
.una'nota explica las razones para no exigir el bautismo como requisito de)
977BELLO, A., op. jur.·, p. 336 ss. = op. jur'l, p. 393 ss.
. '"
, , • ,'1
.~ " J
,t:\O A!'\IlRES BELl.O COlll .... CAIlOR I TmlO I
• ' j • •
,
. ,
,
¡ "
. ...
~
,
l .. .' IV. Influencia confirmadora, superádoi'a, reformadora, e illlwt'(ldoui. Para
, estos tipos de influencia bastará referirse en general a los diversos casos
que constituyen ejemplos de cada una,
Un ejemplo notable de influencia confirmadora proveniel1le del dere-
cho francés .se presenta en el título 11 del libro 1\' del código chileno.
relativo a los actos y declaraciones de voluntad. Es característico de ese
título que su sistema, parte de su nomenclatura y el contenido de sus
artículos estructurales sean de origen francés, pero que los materiales con
que fue construido se encontrasen ya en el derecho tradicional, que
incluso aparece citado en algunos proyectos. De esta suerte puede decirse
que, aun cuando el mencionado título presente una apariencia externa de
_ tipo,francés, materialmente cOl1liene derecho castellano.-romano!li!I; esa
· influencia del derecho francés, en consecuencia, ,'ino a confirmar a este
último.
, 979GuZMAN 11,
./
J,I
.¡
I
, ·t\2 A!I;I>RES IIEI.I.O CO[)lFICADOR I TO~IO J
.TITULO TERCERO
LAS OPERACIONES PRACTICADAS POR BELLO SOBRE
. EL DERECHO VIGENTE PARA SU CODIFICACION!l79bi.
979bi'Lit.: mi trabajo del 'mismo nombre de este titulo, presentado al Congreso del
Bicentenario celebrado en Caracas en noviembre de 1981.
980GuZMÁN, Furo/es, doc. N° ~2.
, '" 9SIGuZMÁN. Fuen/es; doc. N° 87.
" '
.' ....
, .
" , ¡, .
" I
H. CODl(;Ó CI\'II. DF.l.A 'REI'L'IH.lCA DE CIIILE -1:1:1
1 .~ .
-conducían a transformar la antigua legislación en breve, clara, selicilla,.
I
¡
. cierta y accesible. .
Este diseño de nueva legislación vino a c'oincidir a la' postre con eL'
modelo de la codificación, y por ende con el estilo axiom;ítico deductivo
de formulación del derecho; pero en la construcción del código no esca-
searon las técnicas'dialécticas heredadas por los juristas occidentales del
!
mundo antiguo, a trávés de las IllStituciollrs de .J ustiniano por lo que
respecta ,al derecho y que en el siglo X\T habí¡~n recibido un amplio
desarrollo por obra de los humanistas, de modo de confluir en el siglo
siguiente con el método axiomático-deductivo desplegado en' el seno del
,1 yusracionalismo. '
•,
I~
11. Operacíones relativas a la vigencia del derecho. Dentro de' este rubro
reconocemos siete operaciones que de un modo u otro implicaban una
alteradón introducida al derecho vigente. ,
I
"
" '
'.-. ' ,1:\.1 , 'AJI,;OlU:S UEl,LO COOI FICAIlOR /TOMO I
, " l.' Simplificación. Un caso típico conf~sado por el propio Bello, nos lo
, ofrece Part. 5.11.11 que dio origen a los artículos 1651 del Proyecto de 1853
: "" y 1450 del código. La nota de Bello al primero, menciona aquella fuente
precisamente como ~implificada~
1,
í'
Fecho ageno non puede ninguno Siempre que uno de los contra-
" prometer a otro: esto sería, como tantes se compromete a 'que por
si alguno di~esse: Prometo, que una tercera persona, de quien no',
'1 rulan vos dara tantos marauedis, es legítimo representante, ha de
" , o vos fara tal obra; o otras cosas 'darse, hacerse o no hacerse algu-
, 'semejantes destas. Ca por' tal pro- na cosa, esta tercera persona no
mission coI11o esta, si fuesse fecha contraerá obligaciÓn algl,lna, ~ino
fuera de juyzio, non es valedera, en virtud' de su ratificaci6n; y si .
FueJ:'as, ende si prometiesse, que ella no ratifica, el otro contratante
sus heredúos farian, o darian al- tendrá acción de peljuicios contra
guna co~a; ca entonce valdría. Pe- , el que hizo la promesa. '
ro si quando fizziesse el prometi-
, miento, dixesse assi: Yo vo,s pro-
metO- que procurare, o fare de '
, 'Inanera, que fulan vos dara, o vos
fara' tal cosa; entonce dezimos,
que tal promissión vale: porque
, '
, ' no tan solamente promete fecho
ageno, más el suyo mismo. E po-
rende, si ei otro non lo cumpliere,
tenudo sería el de lo cumplir, o de '
, ' lo pechar con los daños, e los me-
o ' noscabos, que le viniessen por esta
raión. Mas quando el prometi-
miento de fecho ageno fuesse',
,,1, otorgado en juyzio, ass( como si,
dixesse: Prometovos, que fare a
fulan estar a derecho; o que aura
, . por' firme lo que vos judgardes "
, '~
,.' .~ 1 lo
0 0' ,
o. o,
,\ ,
\ '
..... 1 • I
.... ,
El. CÓDIGO (;1\'11. DE LA REI'L'IlI.lCA DE CIIII.E
. ,
I , llama "huérfano libre menor de calorce alios" y "huérJanó menor de doce años" a
los sujetos a tutela; y Parto 6.16.13 "menores de veinticinco años", "mayo-,"
res locos" y "mayores desmemoriados" a quienes se hallaban sujetos a: las
correspondientes curadurías. Pero en la nota al arto 385 del Proyecto de
.1853, Bello 'expresó que "para evitar circunloquios pesados, se ha generaliiado
la significación de pupilo, dando este nombre a lodo aquel cuya persona o bienes se
hallen en tutela o curaduría". Un criterio semejante presidió el uso de la voz
"asignatario" definida en el arto 953 del código como "la persona a quien se
'hace la asignación"; las "asignaciones por causa de muerte", a su vez,
, aparecen definidas ahí mismo como "las 'que hace la ley o el testamento de una
persona difunta para suceder en sus bienes". La nota a) al arto 1 del tít. 4 del
Proyecto de 1841-1842 sobre sucesiones, que 'es el precedente .con otra
redacción del ~rt. 953 del código, expresa lo siguiente en justificación de
, '. / . "
.:i
;\
'-
,, '
.. ~
11 i '
-I:IIi Al\[)IU~<; un,l.o CODIFICADOR I TO~IO I
Viña (') tierra, o otra cosa semejan- La en;tienación de las 'espe~ies le~
te destas, que fuesse suya del tes- gadas, en todo o en parte. envuel-
.tador, si la mandasse a alguno en ve la revocación del legado en to-'
su testamento, e des pues d~st() en dó o en parte; y no su?sistirá o
"
' . ,
, " ,~: 985BElLO, Lógiéa, en Ob. compt.'(Santiago '1881)¡ t. 1, p. 454.
"
','
" EL <:OOlGO CJ\'IL DE LA REPL'BI.ICA DE CIIII.E -1:\7
su vida la vendiesse o la camiasse, ,re\:ivir:í el legado, aunque la
eri saluo finca aquel a quien la enajenación haya sido nula, y
mando, de demandar la estima- " aunque las especies legadas vuel-
ción de aquella cosa. Fueras ende, van a poder del testador.
si el heredero del testador J>udies-
se prouar, que su entención fue
del que fizo la manda, de reuoear-
la, e por esto la enagenaua. Mas si
, ,el fazedor del testamcnto, des-
i pues que ouiesse mandada alguna
I
I cosa, la diesse en don a otro, "en-
I
tunce se entiende, que reuod la
J manda que auia fecha della, e por
ende non la puede desJ>ues de-
rilandar al heredero.
/ I
Adelantado, o otro Juez qual- ... se prohíbe compra,r ... a los jue-
quier que sea puesto parajudgar, " ces, abogados, procuradores'o es-
o para fazer justicia en alguna tie- cribanos los bienes en cuyo litigio
rra, o en alguna Cibdad, o Villa, han intervenido y que se venden a
" non puede comprar heredamien- consecuencia" del litigio; aunque
to, ni casas, d, ni otro por el ni la venta se haga en pública su-
otrosininguno de su compaiia en " basta.
aquella lierr:a, ni en aquel lugar,
sobre que son apoderados. Fueras
. '
': .,'
"
\. 'de que gelo quiso dar. E si gelos
I
1,,', ' "í.~ reforma de las Partidas consistió en sustituir la consecuencia estableci-
" " dá por su ley 19 para el caso de legado de deuda inexistente, de que val.iese
",el legado y el heredero quedase obligado a pagar su monto, por la
. contraria, de tener'por no escrito el legado. La nota al ait. 1242 del
' . Pro'yecto de 1853, precedente de 1132 del código, deja expresa constancia
de que "se reforma en esta parte la ley 19". . " ~
,' 6. Derogación de normas e instituciones. Recorriendo las notas puestas
pórBello en' el Proyecto de 1853, se verá que en muchos casos declaró no
haberse seguido en el caso respectivo, talo cual ley de las Partidas, o del
Corpus /uris <> de otra fuente. En o'tros, fueron instituciones completas las
abolidas~ como sucedió con el testamento por comisario o por mandato,
, derogado a través del arto 1004 del código, o con la restitución por entero
\ ,en fav'or' de los menores, a!>Togada por, el arto 1686 del mismo. ' '
, .. . , '.' . .'. ' . .' ~ ,
. ',.
'.
,'",\.:
tido.
" Esta idea ap~reció primeramente expuesta en el artículo Codificación del
, derecho civil que Bello publicó en El Araucano de 28 de junio de 1833, para
defender del proyecto de Manuel C. Vial; ahí decía: "Para el logro de este
, objetivo (o sea, de la codificación) se necesitan sólo labOliosidad y una mediana
versación en nuestros cuerpos legates y en las obras de sus principales intérpretes.
in los puntos en que estos se hallan divididos, la elección de los comPiladores,
aunque no fuese la ~nás acertada, sena siempre !In gran bien, pues serviría para
! desterrar de los tribunales la vacilación y la incertidumbre y para unifomzar'sus
,I , . decisiones"u85. También refirióse Bello a la misma idea en su artículo .. '
Legislación publicado en El Araucano de 13 de septiembre de 1839; des-
pués de haber considerado inevitable'la interpretación de las leyes y la
l' variedad de opiniones prClducidas con ocas'ión ele la misma, escribía: "Pero
¡ los trabajos de la le~latura pueden estrechar cada día este campo de incertidum-
j bres y disputas, decidiendo los puntos dudosos; y ella puede hacerlo tanto más
• ventajosa y fácilmente cuanto más libre se /zalla, no sólo para aclarar lo oscuro y
. dirimir lo disputable, sino para innovar en las dislJOsiciones existentes, corrigiendo,
.. los defectos que la experiencia haya descubierto en ella~'; más adelante recalcaba:
'''Hay, sin embargo, puntos de gravísima importancia en que, por la oscuridad de
'las leyeS o por la extrema divergencia de las oPiniones de sus intérpretes, se siente
'cada día la necesidad de decisiones soberanas"!11l6. Todavía en el mismo año de
, ,
984Lit.: GUZMÁN X. ,
985GUZMÁN, Fum/es; doc. N° 58.
~86GI!ZMÁN, Fum/es, doc. N° 90.
, " 1 I ,
/
" I '
El CODIGO Cl\'ll DE 1.,\ REI'VBl.lC'\ DE C111I.E H I
" cual tuvo que proceder a la práctica de la operación. Esa experiencia, por
consiguiente, debió impulsar su doctrina sobre el tema, reforzada por
cuanto encontraba en los autores y en la historia.
Un ejemplo de tal operación lo hallamos en el anículo 1148 del código,
que reza: "Este acreci/llimto 110 tmdrá lugar mtre los asignatarios de distintas
partes o cuotas en que el testador /¡a.w1 dh.'idido el objeto asignado: cada parte o
cuota se considerará ni tal caso como 1II1 objeto Sl'j}(l/'{U!o; )' no habrá derecho de
acrecer sino mtre los coasigllatarios de ulla misma parte o cuota. (inciso 2"). Si se
asigna un objeto a dos o más perso/las po r,igua les partes, h(¡{mí derecho de aCl'ecer".
Dicho artículo, con leves modificaeiones de redacción, aparecía b,tio el
número 1303 ya en el Proyecto de 1853, a cuyo inciso 2" Bello adosó la
siguiente nota: "Se decide m este i/lciso ulla célebre cO/ltr0l1ersia mtre los
expositores del deree/1O romallo. Véase Villnio, ad. 8, I/l.st. De legatis". De acuerdo
con ello, la norma del inciso 2", que reconoce el acrecimiento incluso para
el caso de haberse asignado un m,ismo objeto "por iguales panes" a niás de
una persona, es una norma decisoria de alguna controversia cn torno a sí,
en tal caso, efectivamente se produce o no el acrccimiento. Dicha contro-
versia aparece expüesta en Vinnius, A., 111 quatllor libros Institutio/lulIl
. impelialium cO/ll/llmlmius al'lull'lllirus el formsis, lib. 2, 'tít. 20, párr. 8, que
corresponde a la cita traída por la nota de Bello. El comcntario de Vinnio
comienza por recordar que no había cóntroversia (disputa/io) de derecho
civil que pareciera más sutil y perpleja que ésta concerniente al derecho de
acrecer. Una de las perplejidades es prccisamente aquella de si se produce
o no el acrecimiento entre los asignatarios conjuntos lIerbis tantwll, o sea,'
entre aquellos llamados en una misma oración a una hercnci,i u objeto
"por partes iguales". El portugués Antonio Go(¡vea (1505-1566), el fran-
cés Fran~ois Hotman (1524-1586), el piamontés Antonio Faver (1557-
1(24) Y el alemán Cornelius P. Swanenburg (1574-1630)!l!1I se habían
inclinado por la negativa, r~chazando el acrecimiento entre tales asignata-
rios. Vinnio, en cambio, dedicaba los párrafos 15 a 17 del comentario
. '
\ .
citado, a rebatir esta opinión; y ya hemos visto, leyendo el inciso 2 del
artículo 1148 del código, cómo zanjó Bello la cuestión, acogiendo el
criterio sustentado por el autor holandés al permitir el acrecimiento entre
los asignatarios verbis talltum.
1,
H2 Al'\DRES IIE\.l.O CODl FlCA()OR I TO~IO I
" l. Definición. Un~ de las características salientes del códig¿ es precisá-
mente el abundante número de definiciones que cÓntiene. Prácticamente
I ' .
· todos los temas son introducidos por una de ellas y el arto 1 abraza él
mismo una definición, la de ley. 'A mqdo de ejemplo, observemos que, en
efecto, cada uno de los cuatro libros del código está encabezado por
artículos definitorios: el libro 1: De las personas, en su artículo 54 dice que
"',' las personas son naturales o jurídicas; el 55 define las naturale~ y el 56 las
jurídicas; el libro 11: De los bienes y de su dominio, posesi6n, uso y go~e, en su '
artículo 565 ma~}r¡esta que los bienes cons!sten en cosas corporales e
· inc~rporales y enseguida define cada una de ellas; el libro 111: De la sucesión
, 'por causa de muerte y de las donaciones entre vivos su título 1 10 rubrica:
· Definiciones y reglas generales; y el libro IV: De las o~ligaciones en general y de los'
contratos se abre. con un título rubricado también Definiciones. Por 10
demás, el párrafo 5 del Titulo preliminar está consagrado a la Definición de
varias palabras de uso frecuente en las leyes ..
En el capítulo 11 de su tratado de Lógica, Bello había dedicado varias
· páginas a explicar la teoría de las definiciones y las reglas que ellas debían'
l' '·seguir. Una buena definición, según él, exigía ausencia de palabras super-
J '. fluas, claridad, totalidad respecto delos objetos contenidos en ella, exclu-
sividád para los mismos, falta de implicancia de 10 definido en la defini-
ción e indicación del género próximo y la diferencia específica. Ahí
mismo señalaba el fin de las definiciones, porque "hay palabras cuyo valor no
·,está bien determinada por el uso general o por el de los escritores científicos; y no sólo
es conveniente sino aún necesario declarar el que cada uno le da, para evitar
. disputas t'erbales en que la contradicción es sólo a/Jarente, originada de las varias
'acepciones de una misma VOZ"!I!12. La finalidad de las definiciones legales,
'pues, rad,icaba para Bello en su virtud de circunscribir los objetos y los
temas a límites precisos y claros, de modo de evitar discusiones; en otras
palabras, aquellas cumplían un fin de certeza jurídica. Pero además
poseían ellas una flinción si~temática, a 10 qtie nos referiremos seguida-
mente.' ,
, . ,
). "
. , 992BELLO, L6gica (n. 983), p. 394.
tI '.'
".
\
EL CODlGO C1\'JL DE L\ REl'l'l\L1CA DE CIII1.E -tH
- ,
.,
, "
'. ,",
. ~-t~ MWRES IIp.l.O COIlI FIL\1l0R I TO~IO I
. \
, , ,
, " El. <:(1)\(;0 (;1\'11. m: L\ REl'l'Jll.ICA m: CIII1.E
, (omprarm, es/ando de (o/lsumo" )' mandaba que "/¡á.)'(l1llo ambos por medio"; lo
,mismo que si se tratase de donación a ambos, pero no si se tratase de
donación a lino, pues en tal caso sería del cónyuge donatario exclusiva-
mente; la ley 2 se ponía en el caso de que el marido ganare por herencia de
padre o madre o de otro pariente, o por donación de serior, pariente o
amigo, o en b Imeste del rey con soldada, y ordenaba que en tales casos lo
así ganado fuese del marido; pero si éste lo hubiese ganado en Inteste sin"
sol~lada a costa de sí y de su nnuef, entonces que lo ganado fuere común;
La Ley 5 disponía, por su parte que "todos y cualesquiera bienes cas/remes,)' oficios
j de rey, y donadios de los que fuerm ganados y mejorados )' habidos durante eL
mairimonio en/re el marido y mujer por eL uno de ellos, que sean yfinquen de aqurl
que Los hubo ganado, sin que eL olro haya par/e de ellos", pero que "Los otros bienes
que fueron ganados o mejorados durante eL matrimonio, .. que ambos los ha)'an de
comUllO". La ley 205 del Estilo, a su vez, disponía que "si algunos seye;zdo
casado con alguna mujer compró alguna heredad, ,u otra cosa que ganó esllindo eL
uno con su mujer haya su lIle)'/ad en aquella ganancia de Los que eL marido había
ganado o comprado". Bien se aprecia que el detalle casuístico de estas leyes
permitía generalizar los siguientes elementos: bienes adquiridos (por
•
t
!
compra u otro título), durante el matrimonio ("estando ,de consumo el
I marido y la mujer", "estando el uno con su mujer"), a título oneroso (no '
i por donadio o herencia).
I Esta operación de generalización fue tratada por Bello en el capítulo
i VII de su Lógica!l!IH. . '
2. Abstracción de un principio o norma a partir de su expresión des-
I, . criptiva en las leyes. En algunos casos las leyes vigentes ofrecían un cierto
~., principio o norma, pero no manifestado como tal sino a través de una
determinada descripción de situaciones de hecho; esta descripción obe-
decía en toCio al principio, o sea, lo suponía~ pero él no aparecía expresa-
do; por, lo tanto, la diferencia con la operación anterior estribaba en que
, con ésta se trataba de generalizar varios casos de modo de cubrir a otros
no previame'nte enunciados; mientras que con la presente simplemente se
,intentaba extraer el principio ínsito en la descripción, que lo abrazaba
plenamente. El ejemplo está dado por Part. 5.11.29:' Condición, o prometi-
miento faziendo algund ome a su trza)'ordomo, o a su despensero. que non le
demandasse engaflO, nin furto que Le fiziesse dende adelante; non t/aldría tal pleyto,
ni lal promissi.on. E esto es, porque los lales pleytos !Jodrían dar carrera a los omes,
de faur maL: e non deuen ser guardador. E esto desimos, que se deue entender desta
guisa; que 1/on vala el ple)'to, non promission, en los ellgmios, e en los furlos, que
pudiessfn faur despues deL día en que fue fecha la promissioll. Ma5 Los o/ros que
, ouesessen ya fechos en ¿nte de la promissioll, bien se podría 1/ quilm' por ple)'lo, o por /
, postura, que faga aquel a quien los [iio, de nunca gelos ((emmular. E a lo qUf dize .
en esta ley de los mayordomos, e de los despenseros, enliendese lambim de lodos los'
otros omes,'que tal pleyto, ti promissiOll fiziessen mire si, sobre qualquiafee/1O que
sea semejante détos. .
Léase con detenimiento esta ley y se con\'endní en que lo expr~sado en
ella no corresponde. a m,ís ni a menos que a lo ex'prcsaclo en la siguiente
f{¡rmula: "La cOl/dol/aciól/ di'l dolo li/luro l/O ¡'alt''', inscrita d linal cid arto
14G5 del código. La nota al arto iG45, que conlenía dicha fúnnul" e;l el
'Pro)'eclo de 1853, indica que él se basú en la citada ley 29.
3. Deducción. Bajo este término entendemos la operación consistente
i " en inclúir dentro de normas inmediatamente' posteriores o bien separa-
das, las consecuencias lógicamente necesarias de una norma inmediata-
mente anterior o bien separada. Como se trata de consecuencias lógica-
mente necesarias de una normá: en rigor ellas no necesitaban colocarse en
, el código, de modo de dejar ajueces y juristas la tarea de su obtención. A
ello refiriose Bello en el M ensaje del código, tratando de explicar por qué
, , , solía aquel contener estas consecuencias, que llamó corolarios, pese a que
ellas 'aumentaban el volumen del nuevo cuerpo legal yno eran indispen-
1, • sablés de ser incluidas ahí, frente a una raz(m ejercitada de magistrados y
: júrisconsultos. Bello decía que la brevedad del código' había sido una
consideración secundaria y antes se había tenido en vista que los corola-
rios ~'demuestran lo que está encerrado en ellas (se. en las leyes) y que a ojos menos
perspicaces pudiera escaparse"!'!'!'. Por lo demás, esta era una operación de las
que Bello más admiraba en los antiguos juristas romanos; a ella aludió en
" 'tres ocasiones' solemnes. Desde luego, en su discurso de inauguración de
la Universidad de Chile pronunciado el 17 de 'septiembre de 1843 1Oou ;
',' ,entonces consideró el estudio del derecho romano como el mejor apren-
, . dizaje de la lógica jurídica y forense y para reafirmar su juicio citó las
siguientes palabras de L'Herminier: "La ciencia estampa en el derecho su sello;
, ' su 16gica sienta los principios'[omlu/a los axiomas, deduce las conseCuencias y saca
dé la idea de lo justo, reflejándola, inagotables desenvolvimientos. Bajo este punto
de vista,; el derecho. romano no reConoce igual; ... su método es el de la geometria
aplica~o en todo s~ rigoral pensamiento moraf'; también citó Bello a Leibniz,
quién había situado los escritos de los juristas romanos inmediatamente ".
despué~ de la geometría. Sobre el tema volvió en su discurso dicho con
ocasió!l del aniversario de la universidad el 29 de oc~ubre de 1849; ahí
',1
,I ."'
" ."
....
EL COOl(;O CI\'IL DE LA REI'L'BI.ICA \lE <:1 111 ,E ,Hi
1 insistía en· que el estudio del derecho romano tiene por objetivos e!
, aprendizaje "de, aquella lógica espeCial, lan necesaria pam la {nll'lprelacióll .V
1 aPlicación de las leyes,dool. Finalmente, toI:nó sobre e! punto en la Memoria
I que como rector d~bió presentar en 1859, recalcando e! valor de los libros
jurídicos romanos, cuya lógica era "Ian rigllr6sa en sus drducciolles, que rl
gran Leibniz no dudó compamrla COIl el/J/'Oceder drl raciocinio /lwll'/Iuítico" lOO,;! •
•
-1 , por lo demás, en su propio tratado de Lógica BeIlo dedicó algunas páginas
al tema de! raciocinio lOo:{.
t
El código civil, en consecuencia, contiene normas que estrictamente
pudo evitar; por constituir inferencias lógicas de otras normas más gene-
rales. Un ejemplo de eIlo lo encontramos en e! arto 1344, cuyo inciso
,. primero describe e! efecto decl':lrativq de las particiones, según e! cual,
· hecha ésta, cada asignatario se reputa haber sucedido inmediata y exclusi-
vamente al difunto en todos los bie'nes que le cupieren en la partición y no \
haber tenido jamás parte alguna en los otros bienes dé la sucesión. A
partir de tal principio se puede deducir lógicamente que si antes de la
partición un coasignatario ha 'enajenado un bien que en la partición se
adjudica a otros, dicha enajenación debe considerarse como de cosa no .
propia. ~o obstante ello, el inciso 'segundo de! citado artículo dispuso
expresamente: "Por consiguienle, si alguno de los coasignatarios ha enajenado
una cosa que en la partición se adjudica a otro de ellos, se podrá proceder como en el
caso de la venta de cosa ajena". Otro caso se haIla en e! arto 1819 del código,
que expresa: ~'vendida y entregada a olro una cosa ajena, si el vendedor adquiera
después'el dominio de ella, se mirará al comprado..,. como llenladero dueiio desde. la
fecha de la tradición.inc. 2. Por consiguiente, si el t1endedor la vendiera a otra,
persona después de adquirido el dominio, subsistirá el dominio de ella en el prjmer .
comprador".;Resulta claro que la norma de! inciso segundo es rigurosa
· deducción de la contenida en e! primero. Pero es interesante verificar que'
ambos· incisos constituyen nada más que una reformulación de Parto
5.5.51.: "Agena cosa vendiendo un ame a otro, e dandole luego la possessio,n della;
· si despues que oviesse assi vendida, gantisse el vendedor el seiiorio de aquella cosa ...
la vendiesse despues a otro ... ; dezimos que este primero ha mayor derecllO a ella,
: porque ovo la possession primeramente;,maguer el postrimero razonasse, que avia
mayor derecho en ella, parque quando al otro la vendio, non avia' el señorio el
vendedor, e avialo ya ganado, quando la vendio a él...".De la comparación'
entre ambas normas fluye claramente que la descripción razonada de la
ley 51 fue convertida en una formulación apodíctico-deductiva en e! arto
-,
: 100 I BELLO, A.,
Disc., ibid" p. 387 s,
1002BELLO, A" Mem" ibid., p. 465,
, ~~5BELLO, A" Lógica (n. 983), p, 397 s~,
- "
",
1
-!-tI! A!I;IlRES 11 E1.1.0 COIlI FlC.\\)OR I TO~I() I
1819. Este ejemplo nos muestra, pues, que con la operación que' hemos
denominado ded ucción, no necesariamente debemos entender que Bello
procediera a inscribir en su código deducciones de normas más generales,
que él personalmente obtuviera a n:avés de su estudio; sino más bien un
, , modo de formular las normas, de tal guisa que algunas aparecieran como
consecuencia de las otras,' aun cuando el caso presentado como conse-
cuencia ya se encontrara expreso en las fuentés de dicha norma. En otras
palabras, esta operación fue expresión muy (~special del método axiomáti-
co como manera de presentar el derecho preexistente, no tanto como
manera de obtener nuevas cpnsecuencias; esto último, como ,'arias veces
l~en,10s señalado, era parte fundamental del estilo de las codificaciónes.
4. Especificaci9n de normas. En cierta manera esta operación venía a
:ser la contraria de la consistente en generalizar y abstraer contenidos de
normas preexistentes; pero ella se justificaba como reacción a fórmulas
, , del antiguo derecho, que por generales, habían producido dificultades de
>,' interpretación y abusos. Analicemos el siguiente ejemplolUol: No\'. Rec.
10.4.4 ex presaba: "la costumbre... es ... que los bienes que ha 11 ma rido y m lijer, SOIl·
de ambos por medio, salvo los que probare cada uno que son SU)'OS apartadamente".
Esta norma, pues, contenía una presunción de dominio de la sociedad
. '\
.! con}'ugal sobre los bienes; sin perjuicio de la posibilidad de probar cada
, cónyuge su pertenencia de sí. Tal norma inspiró el arto 1739 de código
, que reza: "Toda cantidad de dinero y de cosas fungibles todas las especies, créditos,
.' derechos, y acciones de cualquiera de los cónyuges al tiempo de disolverse la
, ,sociedad, se presumirá pertenecer a ella, a ml'1los que aparezca o se pruebe lo
" ... contrario"'. El sentido de la disposición del código es el mismo que el de la
anteriormente citada; pero la fórmula general "los bienes que han marido y
'mujer'~ aparece en el código reemplazada por una enumeración "Toda
:' cantidad de dinero,' y de cosas fungibles, todas las eSIJecies, créditos, dereclzos y
'acc~o/les"¡ destinadas a precisar qué bienes son objeto de la presunción.
,, ' 5. EjemplificaciÓn.' Es notoria la tendencia del código a ilustrar sus
, , normas con ejemplos. El inc. 2 del art; 565 dice que son cosas corporales
,,' "las que tienen un ser real y pueden ser percibidas por los sentidos, como una' casa,
un libro". ,El arto 1112 N° 2 'dispone ser indiferente que la cosa fungible
, .legada no se encuentra en el lugar señalado por el testador en su testa-
" mento, cuando el legado y el señalamiento del lugar no forman' una
" claúsula indivisible; el inciso segundo agrega: "Así el legaao de 'treinta
'fanegas de trigo, que se hallan en tal parte', vale, aunque no se encuentre allí trigo
" alguno;pei'o el legado de 'las treinta fanegas de trigo que se hallarán en tal parte',
, .
. ,
'
"
,
1,
m: CHILE
, EI.COI>I(;O CIVIL DE 1_-\ Rt:l'l'BUCA ·H!)
: no. vale sino respecto del trigo que allí se encontrare .v que no pase de treinta
¡anegas". El arto 1150 en su inciso segundo manda entender por "conjuntos
, los coasignatrios asociados por una expresión copulathla como Pedro ,v Juan, o
comprendidos en una denomillaci61~ co[eeth'a C01l/0 [os hijos de Pedro". Los casos
de normas ejemplificadas podrían repetirse muchas \'eces: .
También en el Mensaje del código aludió Bello a esta operación. Expre-
saba ahí que la práctica de ilustrar las normas con ejemplos había sido
tomada de las Partidas, lo mismo que la de expresar corolarios y explicaba
que los ejem Rl~s "ponen a la vista el verdadero seniü[o y espíritu de una ley en sus
aplicaciones" o~". Por lo demás, a ello mismo se había referido en 1842 en
uno de sus escritos de respuesta a las observaciones de Güemes al Proyecto
· de 1841-1842 sobre sucesiones. Más latamente considerada en dicho
escrito lO06 el doble modelo que sobre la materia proponían las Partidas;
recordaba c¡ue en algunos casos de ese código los ejemplos acompañan al
precepto mismo y constituyen ilustración separada del mismo; pero que,
1, en otros el ejemplo hace las veces del precepto, de modo que su hipótesis
¡I viene descrita no en términos abstractos y generales sino a través precisa-
I
". mente de un ejemplo, al cual.se adjudica la consecuencia. Bello juzgaba
peligroso e inconveniente este segundo método, por el riesgo de dar lugar
a la aplicación de las leyes por analogía. criterio poco recomendable a sus
, ojos. El primer método, en cambio, Bello lo consideraba inofensivo y sin
peligro para la generalidad de la ley. siempre que el ejemplo se separase
convenientemente del precepto, para evitar que la idea general contenida
en él no se entendiera limitada por la especificidad del ejemplo, en contra
· de la intención del legislador. Terminaba Bello su discurso con un alegato
.1
general en favor de los ejemplos: "Las disposiciones generales, por proPias que
t sean las palabras en que están concebidas, no bastan para producir ideas claras y
precisas en el entendimiento de las personas que no se han familiarizado con el
:1 asunto de que se trata. Ni es esto pl!culiar de las leyes, sino de todo género de
.' materias. E1entendimiento hum.ano pasa siempre de lo particular a lo general, de lo
concreto a.1o abstracto; y no se le puede dar la idea de un género nuevo, sino
, presentándoselo bajo una o más formas especificas. La intercalaci6n de las aplica-
· ci~nes prácticas podrá parecer opuesta. al estilo de los c6digos modernos; pero sus
.buenos efectos son evidentes; y esto nos parece que bastaría para recomendarlas. No
se debe omitir medio alguno que contribuya a poner las leyes al alcance del mayor
número de personas posibles". Bello estaba consciente; pues, que con esta
operación se apartaba un tanto del estilo codificador; mas, así lo prefirió
.,
i'
l
, " , de las Partidas describen la operación,rectificadora de una asignación en
términos conceptuales (aun cuarido emplean como instrumento la divi-
¡," sióri romana de la herencia en doce uncias = onzas), los citados artículos
del, código reconducen las ~xplicaciones del viejo'cuerpo castellano a una
r ,,' fórmula matemática suficientemente explicado en sus elementos.
, A esta operación refiriose Bello primeramente en la nota h) al artículo
6 del título VI del Projecto de 1841-1842 sobre sucesiones, para defenderla
de la crítica que se dirigía a tal artículo (precedente modificadó de las
'" " disposiciones actuales), de que su aplicación exigía el conocimiento de la
1 aritméti~a. Bello adujo qu~ las leyes vigentes también exigian el mismo
1,
'conociiniento aun cuando lo disimularan, pues ellas no aparecían mate-
',máticamen~e expresadas. También dedicó varias líneas al tema ,en el
"Mensaje del códígo: "Quizá se extraña que las del proyecto están concebidas en
1: . f~rmulaS aritméticas. El legislador de las Partidas no da reglas explfcitas,' es preciso
i
1
que eljuez las deduua de los ejemplos que le preSenta; generalización más propia de
1: la ley que del hombre. Admitida su necesidad, no habla más que dos medios, el de
l una fraseología que indicase vagamente el proceder aritmético; o el de fórmulas
: rigurosas, que Por el camino más corto posible condujesen a la resolución de cada
r problemas. Esto último ha' parecido menos. expuesto a inexactitudes j
\ .
l.
!, erTores ..•"IOO7. En el capítulo V de su Lógica, por lo demás, Bello habia
r' .' tratado en forma teórica el tema dé, la reducción de los resultados de .un
cierto análisis a fórmulas 'matemáticas, explicando los peligros para la .
.i. "
i:". " .
J '
, ti CODlGO CI\'Il. DE L-\ REl'l'BI.ICA m: CHIl.E ,H l
: ' memoria de expresar discursivamente una larga cadena de raciocinios
con los subsiguientes riesgos de error, todo ello evitable mediante el
~ , recurso a signos abreviados que condensen los términos de las relaciones y
los fijen de un modo inalterable lUoK• '
\ '
, íntimo con varias de las operaciones anteriores, sobre todo con las de
carácter lógico; pero no es éste el punto de vista desde el cual las conside-
raremos ahora.
Apenas hay que recordar lo preparado que se encontraba Bello para
vertir en nuevo lenguaje el viejo derecho; dada la excelencia que alcanzó
en su profesión de gramático y filólogo; ni insistir en que logró de tal
modo su empresa, que el producto .fue una obra también li'teraria de la
. más acabada perfección. Mucho en consecuencia podría exponerse en
_ torno al lenguaje del código lO13 , pero tampoco es tal el criterio con que
debemos afrontar el tema aquí, sino el de las específicas' operaciones
incidentes en la redacción <,le normas, que servían a un finjurídico. Ese fin
en último término era la claridad de la norma, fundante de la certeza v'
segurid~djurídicas. Tal canon lo declaró Bello en uno de sus artículos d~
respuesta a las observaciones de Güemes al Proyecto de 1841-1812, cuándo
escribió: "Bentham es acaso el escritor que con más ahínco recomienda la claridad
en la ley. ¿Yen qué hace consistir este requisito? En que las expresiones que la
contienen sean inteligible, inequ{vocas y precisas. Por esta regla estamos dispuestos
'a sér juzgados" 10 14 • Esta claridad no obstaba, según Bello, al tecnicismo del
l~nguaje, pese a que él podía conducir a la inaccesibilidad de las leyes a
quienes no dominaran la terminología especializada del derecho; en tal
caso, la ,ley sería oscura para ellos; pero entonces se trataría de una
oscuridad relativa y explicable l015 ; la que él buscaba, en cambio, referíase
a una claridad para los juristas. ,
, . 1.<\ falta de tal claridad había sido el contenido de una reiterada crítica
, dirigida a las antiguas leyes castellanas; la codificación, en consecuencia, '
debía operar de tal modo que eliminase los obstáculos opuestos por
'aquélla a la claridad y ello suponía re formulaciones puramente literarias
" del antiguo .derecho.
" 1: Simple nueva' redacción. En algunos casos Bello se limitÓ a vertir en
lenguaje propio el contenido exacto de viejas disposiciones. Un ejemplo
"
de tafoperación'es
'. . '.
el que ofrece Parto 6.9.9 i.f. frente. a. CCCh.,
, ; . . ar,t. 1582:
~
,1
.
" '
instrumento que es FUEYO, F., 'Rtptrlorio de voces y giros del C6digo Civil chileno (Santiago,
Editorial Revista de Derecho Privado 1952),3 vols. ' "
IOI4BELLO, A., Op.jur. l , p. 311 ... Op.jur. 2 , p. 372 .•
1~15Ibid. '
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, EL CODI(;O CIVIL.DE LA REI'L'BI.ICA m: CHILE H:\
Personero faziendo un ome a El poder conferido por el acree-
,:,- otro, para demandar enjuyzio al- dor a una persona para deman-
guna debda quel deviessen, ma- dar en juicio al deudor. no le. fa-
guer venciesse al debdor este per- culta por sí solo para recibir el
sonero tal, non gela debe a el pago de la deuda.
pagar.
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.... ,' ••,: 1,- :",' EL ESPIRITU GENERAL DEL "CODlGO CIVIL,.
, ' ~~ ~ód¡~~ ~ó fue sól~ un producto técnico, como obr~ legislativa destinada,
, a señalar dirección' y sentido a las actuaciones humarias, también un
, modelo'absorbentede ideas sobre organización social. Igualmente en ésto, '
,', vincul6se él con el moderno movimiento codificador, que aspiraba no sólo
, ' a la reformulación técnica de la legi~lación y el derecho, sino además a su
r: ,. reformade fondo, mediante la inserción de ciertas idéas en la legislación
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U. CODJ(;O CI\"II. DE lA Rt:I'UlH.lCA I>t: CHII.t: 455
que nuevamente s~ formara 1II11i. La mayor parte de cuanto puede decirse
a este propósito lo ~esumiremos en esta fórmula: el código fundose en el
11l~)delo de una sociedad de hombres más libres e iguales en el orden eh'i1.
sometidos, sin embargo, a la ley. '
",'IOI6Lit.: LIRA', P., lA influmcia tú BeUo 'j tú su clacisismo ro el CMigo Ci.'¡l, ahora, en Temru \
univmitarWs (Santiago 1945), p. 97 ss. = ELMlsMo,lntroducci6n a BELLO, A" Obras comple/as~ t.
12: Código Civil (Caracas 1945), vol, 1, p. XIII ss, = El Código Civil chileno 'jsu ,poca (Santiag~
1956), p. 7 ss.; EL' MISMO, BeUo 'j el Código Civil, en Estudios sobre la vida 'j obra de Andrls Btllo
(Santiago 1973), p. 99 55. ,
'" I017VILLEV; M., lA glr.esis del dti:tchosubjetivo ro Guillermo de Occam, en Estudios ro tomo a la
. '
, nóci6n de derecho subjetivo (ValparalSó'1976), p. 151 ss,; GROSSI, P., Usus facti.1A nouone di
, propirieta nella inauguraziont deU'eta nuova, en Quadtrni Fiorrotini per la Storia del Pensiero
Giuridico Moderno I (1972), p. 287, ss.; ARNAuD, AJ., ÚS origines doctrinales du codt civil
franfais (Paris 1969), p, 179 ss, '
, • : IOI8GulMÁN, 'Fuenús, doc. N° 250.
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.456 .-\l'\DRl:S I\EI.l,O COI>! F1CAI>OR I TOMO I
" notas a más de algún articulo de los proyectos de 1841-1842 11HQ yde
'1853 102 °., "',' , '
La idea de libertad tradújose asimismo en la acogida que dio el código
al principio de la libertad de contratación' ya la autonomía de la,voluntad
de las partes, consagrados en el artículo 1545, que ordenó considerar al
contrato como ley para las partes y no invalidarlo sino por consentimiento
o
mutuo causa legal. El código no estableciÓ expresame'nte la categoría de
"los contratos innominados o creados por las partes mismas; pero el título 2
del libro IV, al 'disponer una, disciplina de carácter general sobre los
requisitos de los actos y declaraciones de voluntad, implícitamente reco-
noció la plena validez de todo acuerdo que cumpliera con tales requisitos,
no obstante la ausencia de regulación típica en el código. '
Bello hubiera querido consagrar el principio de la libertad civil tam-
bién en materia de sucesión tes~amentaria, aboliendo las legítimas, y así I~
dejó dicho en notas a los proyectos de 1841-1842 y de 18531U~ I . Mas, ,no se
at~evió a ~ar ,el paso. Inicialmente lirrlitósea disponer que de la herenc~a
se destinare una mitad a las legítimas, quedando el resto a la libre disposi-
ción del testador; ello implicaba la abrogación de las mejoras. Pero la
cOmisión revisora del Proyecto de i853 volvió al derecho tradicional y
reintrodujo estas últimas, de modo que en ciertos 'Casos la cuota de libre
, disposición quedó reducida a un cuarto y únicamente en el de no existir
,,' mejoreros estendióse a la mitad; sólo faltando los legitimarios podría el
. testador disponer del todo. ' " "
, . ' Así; 'pues, en el orde'n de la propiedad y de la contratación, el código '
dio amplia acogida al principio de la libertad, que permaneció restringi.da
en el orden de la sucesión testamentaria. En general, sin embargo, en todo
, esto el código limitóse a seguir los rumbos que había señalado el derecho
patrio anterior a' él, y a consumarlos. Desde un punto de vista legislativo
las consecuencias de haber insertado este principio en la legislación cons-
tituían diferencias respecto de la legislación tradicional previamente vi-
gente; pero está por estudiarse si en la realidad del funcionamiento del
antiguo derecho en Chile era tanta: como suele decirse la ausencia de
libertad civil.- " '
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III. Legalidad. Ya antes hemos visto cómo la segunda ley sobre fundamen-
tación de sentencias no implicó ningún cambio en el cuadro plural de
'. fuentes del derecho nacional respecto del derecho anterior. El cuadro
diseñado por el código. en cambio, implicó ciertamente una total mudan-
za. El código destinó el párrafo 1 de su Título preliminar a la descripción de
las fuentes y de su valor, Significativamente ese párrafo lleva como rúbri-
ca: De la ley. aun cuando no sólo de la ley se trata ahí; pero dicha rúbrica se
, "explica porque el código estableció a la. ley como fuente virtualmente
única de derecho, Su articulo 1 la definió. y al decir que la ley "manda,
", prohibe o permite" antes de explicar que la costumbre y las sentencias
judiciales tienen un valor restringidísimo; estaba diciendo que la regla
: general en materia de mandatos, prohibiciones y permisiones es que 'ellas
provengan de la ley.
El articulo 2 dispuso que la costumbre no constituye derecho sino en los
casos en que la ley se remitiese a ella. No era tal la disciplina de la
costumbre en el Proyecto de 1853. que en sus artículos 2 y 31e daba amplia
. acogida. y en su articulo 52 reconocía incluso la costumbre contr~ ley~ El
nuevo artículo fue propuesto en el seno de la comisión revisora por el
mismo Bello, a imitación del código austríaco lO22 , y de ese modo esta
fuente quedó limitada a serlo sólo en cuanto una ley expresamente le
abriera el paso. El inciso 2 del articulo 3. finalmente. restringió el valor de .
; las sentencias judiciales a las causas en que actualmente se pronunciaren, ..
.. con_lo cual quedó eliminada la posibilidad de invocar a lajll:~isprudencia '
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AI'\DRES IIE1.I.0 COI> .... C..\I>OR/TOMO I
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judicial como fuente; ello fue corroborado por lo dispuesto en el inciso'}
del mismo artículo, que reservó la interpretación general, esto es, válida
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4
'de no poder aplicarse ésta, según los principios generales del derecho y de
la equidad na,tural, fue eliminado por la comisión revisora de dicho
proyectó, bien que sólo basada en que una disposición así era más propia
del código de enjuiciamiento lO23 • "
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I026GUZMÁN, A., El signifICado hist6rico tk las txpresio7\es 'equidad natural' 'J 'principio tk
.equidad' en el tkrecho chileno, en prensa en Rroista tk Ciencias Sociales 18-19 (1981), p. 111 ss.
I02 7Vid. FIGUEROA, M.A., La codifICación civil chilena 'J la estructuración tk un sislnna juridko
. ",legalista, en Bello 'J el tkrecho (actas de congreso, Santiago, 1982), p. 377 ss.
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l. VALORIZACiÓN DEL "CÓDIGO CIVIL"
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464 Al'\DRES 11 E1.1.0 CODlnC.\\)OR I T()~IO I
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C()l'\Cl.l'S I01'\ 465
.. '.' 'F~e común a ambos códigos el estilo breve y conciso, que tanto admira~
.. ba' Stendhal respecto del napoleónico, y la claridad y precisión; pero el
chileno aventajó a éste en laelegancia literaria de· las construcciones y en
muchos casos hasta ,en nitidez. Incluso, cuando Bello se limitó a traducir
alguna disposición del código e~ 1804, la versión castellana resultó supe-
'rior al original desde todo punto de vista.'
El código chileno no pecó ni de reglamentario, como había sucedido
. con el prusiano, ni de doctrinario, como sucedería con el argentino y con
el EsbofO, de Texeira de Freitas. Bello ·tuvo un perfecto sentido d~ la .
naturaleza y límites de una obra legislativa y supo combinar la integridad
del cuerpo legal con la brevedad del mismo, y la generalidad de sus
normas con su precisión y delimitación. Con el código chileno los antiguos
ideales del ordo y la oeconomia iuro buscados por d humanismo y del mos
geometricus, por el yusnaturalismo, llegaron a un grado de elaboración
muy satisfactorio.
3. No há dejado de observarse, sin embargo, que en cuanto al fondo el
, código civil careció de sentido social y fue una ley pensada para los ,
. propietarios. Si se com para el derecho de ese código con el de las antiguas
I leyes, la observación resulta exacta; pero esta exactitud deriva únicamen-
rio de goce y disposici~n. dice que ello no debe ser "contra ley",'pues aun .•
cu.ando las limitaciones legales a la propiedad sean escasas en el código, .' ..
aquel agregado dejaba abierta la posibilidad de que una ley de fuera del
código pudiera limitarla de acuerdo con supuestos e inspintciones, ora
contingentes, ora especiales. .
. IOSOLit.: . PÚRANO, J., El C6digo Civil de' Chile , s~ infl~ en los principales~6digos
• lalinoomnicanos, en Anales de la Facultad de Ciencias Jurldicas, Sociaks de la U. de Ch. 4" ép. 4 .
. . :: (1964-1965) 4, p. 64 ss.; HANISCH, Hugo, Andrls BeUo, la rectpción del derecho romano en los
. ~ . paísi-s latilloamericallos en mattna de obligaciunt.t 'J cOlltratlls, ponencia presentada a\1II Congre~ .
so Latinoamericano de Derecho Romano, Bogotá 1981, de que he podido disponer gracias a
· una gentileza del autor; BRAVO, B., lA difusi6n del C6digo Civil de Andrls BeUo en los países de
1/'I",rlw (mltl/allo .' pUI"/lIglI;.t. Se publicará en IlEIIJ. 7 (19M2). •
'.: 1'''I\(;l'Z~IAs, FllfIIlr.t, doc. N" 277. . .
"', \ " ;' IO'~GUZMÁN, Futnlts, doc. N° 284.
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. en todos los paises, ya partir del año 1860 se inició un rápido proceso de
adopción y asimilación de dicho código y de influencias del mismo, del
'que sólo escaparon Bolivia y Perú por la circunstancia anotada de haber
precedido ellos a Chile en la promulgación de un código civil. ' '
, ,2. El código de Bello difun'diose por América bajo dos formas bien
diferenciadas:' la de adopción en bloque y la de influencia general. '
, a) Dentro de la primeI:a forma hay que contar los casos de El·Salvador,
que en 1859 sancionó el cuerpo integro del código chileno como nacional;
de Ecuador que en 1860 siguió el mismo partido l033 ; de Venezuela que
hizo lo propio en 1862, pues el código promulgado en ese año, que habia
redactado el jurista Julián Viso, prácticamente era el chileno \0:\1; en 1863
se 'lo derogó' sin embargo y años después fue reemplazado por uno
. nuevo; de Nicaragua que adoptó el código de Bello en 1871; de Colombia
'que lo acogió en 1873, aun cuando aquél se encontraba en vigencia
previamente en cada uno de los estados soberanos de la unión colombia- '
na, que sucesivamente lo habian adoptado desde 1858 1035 ; y finalmente '
de Honduras que también en 1880 procedió de ese modo. ,
" ~n todos estos casos, pues,la solución fijad,ora de los respectivos paises
consistió en simplemente p,romulgar como patrio el,cc')digo chileno de
1855, .sin perjuicio de que en algunos casos se le hubiera introducido
, reformas más o me~os importantes en el fondo o en la redacción, pero
siempre perfectamente individualizables y numerables.' ,
" b) En los casos de los códigos civiles de Uruguay (1868), Argentina
(1869)1036, México (1871), Guatemala (1877) y Costa Rica (1886), la
solución eScogida fue la de elaborar un cuerpo legal ~~ev~'~~n indepen~
dencia del chileno, el cUal, no obstante, les aportó un nú~~~oimportant~
de soluciones, a veces acogidas incluso bajo la forma literaria que ellas
poseian ,OJ:iginalmente en el'código de Bello.. ,,'.: ,.'
'" Hay que agregar, además, que Paraguay adoptó integramente el códi-
go argentino en 1876, de modo que el chileno vino a infl':lir en aquél pais a '
,través de su influjo ya tenido sobre el código de la Argentina; y que el
1I""'Ct:\',\U.OS, 8., DiscU/:m, en S,xlu Libro (1, In Sfll/l/llfl (It Bfllo fU CI/mm,. (Cara('as 1\1:; il, p.
, 203 ss. , '
. I054PARRA, G., Nuevos anlecedentes sobre la codiflCacíIm civil vmezolana. I.810-1862, en
Biblioteca deJa Academia Nacional de la Historia, 15: La codifICación Ih Pátz. C6digo Civillh
1862 (Caracas 1974), t. 1, p. XIII ss. . . ' , ,' '
I05sHARKER, E., El c6digo Ih don Andrls Bello en Colombia, en Rroista Ih la Academia
Colombiana Ih Jurisprudencia 201 (1973), p. 25 55.; BALMES, E., Don Andrls Bello, el c6digo civil,
. en Bello, Chile, Tercer Congreso IhIBicnzúnario (Caracas 1982), t. 2, p. 233 ss.; EL MISMO, El
,Mi/{o ti, 8,1111 fII Cl/loII/bit/, en a,lIu '\' Chj(, (actas de cungresu, Santiagu, HIN:!I. p. i II ss.
'. IU:5tiRISOLlA, M.A., Andrls Bello; ti C6digo Civillh Chile (Buenos J\ires 1974). ' ,
A)I;DRES I\El.l.O CODl F1CADOR I TO~I() I
'1 Por otro lado, hallábase la conservación de que fue objeto el vi~jo
, derecho romano-castellano en el nuevo código; aquel derecho habia sido
el común de todos los estados americanos sucesores de la antigua monar-
quía castellano-indiana a lo largo de tres siglos y continuó siéndolo duran-
te, las décadas siguientes a la separación. El código de Bello lo había
recogido en gr~n parte y r~elaborado de acuerdo ,con los cánones del
inodelo de las c;odificaciones; en consecuencia, el derecho contenido en
" ese código no se presentó a nadie como un derecho extraño, sino precisa-
" ' 1 mente como el propio" con la ventaja de venir presentado bajo una
, ", forinu,lación que amagaba t<?das las críticas externas que durante tantos
,- ' años se le habían dirigido'en razón dé sus defectos formales. La empresa a
que se aspiraba en todos los países la había realizado Bello y difícilmente'
ella podía ser superada. Fue el reconocimiento de esa realidad y una
: medida de sana prudencia y no falta de creatividad ni espíritu de imita-
',' ci6~ el que movió ajuristas y pOlíticos de las distintas naciones hispanoa-
, , 'mericánas, ora a adoptar el códig~ chileno ora a usarlo como fuente
, im~rtante para sus códigos; y las hondas raíces' echadaspor él en el suelo
, ," chilen~ y en el suelo de las demás naciones es prueba suficie,nte de su
adaptació~ a'la sociedad para la cual se lo de~t.i~,ó y a las demás que lo
. ,:
, ItI~7Sobre Texeira: MEIRA'; s.. T,xfim dI' F,.rila,~, 11 jl/,.i..¡"m,Utltll tllI ;/l/llé,.;1I (Rio clt' .1 a lIeil'll
1\ 1979). . ' , "
1'1, '
, , , ItI:I"Cit. por RISOI,IA (n. 1036), p. 3 I . " " ,
, ,, , '
•' ItI:I!'Cit: por VAÚ.AUAO, H. Bl'llll jurista ti, A/l/f,.ira, en el/a,.tll Li/¡,." 1/1' la SI'/II1/1l11llr 11/,1111/'/1
;1' ' - , C:am(lL~ (Caracas 1955), p. 387. : " ",. ,,' .,
'i,', ' • ""tlTt:XF.lR~ UE fREITAS, A., CO/lSolidacao tllL~ It'i.~ cit/i,,:\ (Rio de.l aneiru 1~7(}). 11111'11" p. IX 11
ti ,'n~ 46., ' ¡',
.::':1,. '"
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'l·.
J.....". : ~ .'
'!il 1
COl'\CLlJSIOl'\ -t()!I
usaron 1041 • No tuvo razón juan Carlos GÓm~zll).J2 cuando en 1846 reco~
mendó no codificar porque ello implicaría romper el vínculo de uniÓn
·entre los países hispanoamericanos, que implicaba el derecho castellano
usado por todos ellos hasta entonces. Ciertamente ese derecho debió ser
abrogado a medida que los códigos civiles fueron sucesivamente promul-
· gados en tales países y formalmente dióse paso a legislaciones nacionales.
Pero en la medida en que varios de aquellos países promulgaron como
· nacionales un único y mismo código, o elaboraron un código nacional que'
· prácticamente era también uno mismo, el chileno, el cual además influyó
poderosamente en otros distintos, en esa misma medida creóse un vínculo
de unión americana, consistente en un derecho que no difería sustancial-
, '
mente del antiguo, más que en la forma y técnica de su exposición.
.. _~. ,
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'. I~I AVILA, A., BeUo , el derecho romano, en Estudios sobre la vida Y la obra de Andrls BeUo .
(Santiago 1973), .p. 96 s. .
1042Supra parte 5", tlt., 5, seco 3"~ 1. .
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