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Espantapájaros¸1932
5) "Caligrama"
6) "Texto 1"
7) "Texto 8"
8) "Texto 12"
9) "Texto 13"
10) "Texto 17"
11) "Texto 18"
12) "Texto 22"
En la másmedula, 1954
13) "La mezcla"
14) "Al gravitar rodando"
15) "El puro no"
16) "Mi lumia"
17) "Tropos"
18) "Yolleo"
19) "Plexilio"
CARTA. ABIERTA .A l~LA PÚA
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,e-oraje de coutin uiar s:ia hacer nad~t... iCa11.sando de nunca esuir ca11sado! Y se 1
des.de ,que fuimos nosotros, l~os americanos quienes hemos r0x_i.genado, el castellano.
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APUNTE CALLEJERO
En la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos senos bizcos bus-
cando una sonrisa sobre las mesas. El ruido de los automóviles desúñe las hojas
de los árboles. Eo un quinto piso, alguien se crucifica al abrir de pareo par una
ventana.ª
Pienso en dónde guardaré los quioscos, los faroles, los u-anseúmes, que se
me entran por las pupilas. Me siento tan lleno que tengo miedo de estallar ...
Necesitaría dejar algún lastre sobre la vereda ...
BIARRITZ
Con la cara desteñida por el tapete, los •croupiers• ofician, los ojos bizcos
de 1anto ver pasar dinero.
a qui hran 1
nicar en la reda~
Bu n Ai 1 2 .
MANIFIESTO DE MARTIN FIERRO
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organización mental en una "rotativa", sin que esto le impida poseer
--como las mejores familias- un álbum de retratos, que hojea, de
vez en cuando, para descubrirse a través de un antepasado. . . o reírse
de su cuello y de su corbata.
"MARTIN FIERRO" cree en la importancia del aporte intelectual
de América, previo tijeretazo a todo cordón umbilical. Acentuar y
generalizar, a las demás manifestaciones intelectuales, el movimiento
de independencia iniciado, en el idioma, por Rubén Da.río, no significa,
empero, que habrem.os de renunciar, ni mucho menos finjamos des-
conocer que todas las mañanas nos servimos de un dentífrico sueco,
de unas toallas de Francia y de un jabón inglés.
"MARTIN FIERRO", tiene fe en nuestra fonética, en nuestra visión,
en nuestros modales, en nuestro oído, en nuestra capacidad digestiva
y de alimentación.
"MARTIN FIERRO" artista, se refriega los ojos a cada instante
para arrancar las telarañas que tejen de continuo el hábito y la
costumbre. ¡Entregar a cada nuevo amor una nueva virginidad, y que
los excesos de cada día sean distintos a los excesos de ayer y de
mañana! ¡Esta es para él la verdadera santidad del creador! ... ¡Hay
pocos santos!
"MARTIN FIERRO" crítico, sabe que una locomotora no es compa-
rable a una manzana y el hecho de que todo el mundo compare una
locomotora a una manzana y algunos opten por la locomotora, otros
por la manzana, rectifica [sic] para él, la sospecha de que hay muchos
más negros de lo que se cree. Negro el que exclama ¡colosal! y
cree haberlo dicho todo. Negro el que necesita encandilarse con lo
coruscante y no está satisfecho si no lo encandila lo coruscante. Negro
el que tiene las manos achatadas como platillos de balanza y lo
sopesa todo y todo lo juzga por el peso. Hay tantos negros! ...
"MARTIN FIERRO" sólo aprecia a los negros y a los blancos que
son realmente negros o blancos y no pretenden en lo más mínimo
cambiar de color.
¿Simpatiza Ud. con "MARTIN FIERRO"?
¡Colabore Ud. en "MARTIN FIERRO"!
¡Suscríbase Ud. a " MARTIN FIERRO"!
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•
Yo no sé nada
Tú no sabes nada
Ud. no sabe nada
Él no sabe nada
Ellos no saben nada
Ellas no saben nada
Uds. no saben nada
Nosorros no sabemos nada.
La desorientación de mi generación tiene su cxpli-
c,ición en la dirección de nuestra educación, cuya
idealización de la acción, era - isin discusión!-
una mistificación, e n contradicción
con nuestra propensión a la me-
ditación, a la contemplación y
a la masturbación. (Cutural,
lo más gumralmente que
se pueda.) Creo que
creo en lo que creo
que no creo. Y cr<.'O
que no creo en lo
que creo que creo.
«C a n t a r d e I a s r a n a s»
iY iY lA ¿A iY iY
su ba llí llá su ba
bo jo es es bo jo
las las tá? tá? las las
es es iA iA es es
ca ca quí coí ca c.1
le le no no le le
ras ras es es ras ras
,
arri ba ta tá arri aba
ba!... jo!... !... !... ba!... jo!...
Espantapájaros (,// alcanct d, todos)
No se me impona un piw que las mujeres tengan los senos como magnolias
o como pasas de higo; un cu1is de durazno o de papel de lija. Le doy una impor-
tancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con
un aliento insecticida. Soy perfeetamcmc capaz de soportarles una nariz que saca-
ria el primer premio en una exposición de zanahorias; !pero eso sí! - y en esto soy
irreductible- no les perdono, bajo ningí,n pretexto, que no sepan volar. Si no
saben volar! pierden el tiempo las que pretendan seducinne!
fsta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de Maria
Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entreg.1s y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me
importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?
IMaria Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a
la despensa. Volando me preparaba el baiio, la camisa. Volando realizaba sus com-
pras, sus quehaceres.
iCon qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por
los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes. un puntito rosado. «iMaria
Luisa! iMaria Luisa!»... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas
de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durame kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba
al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles,
y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.
iQué delicia la de tener una mujer tan ligera .., aunque nos haga ver, de vez
en cuando, las estrellas! iQué voluptuosidad la de pasarse los días entre las
nubes ... la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea. ¿puede brindarnos alguna clase de
atracúvos una muj er terrestre? ¿verdad c¡ue no hay una diferencia sus1.ancial
entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho
ccntímc1ros del sucio?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer
pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan
siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.
Espantapájaros (,!/ alcanc, d, todos)
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Hay díns en que yo no soy más que una parada, únicamente una patada.
¿rasa u na mo1ocicle1a? iCol!... en la ventana de un quinto piso. ¿se detiene una
calva?... Allá va por el aire hasta ensartarse en algún pararrayos. GUn automóvil
frena al llegar a una esquina? Instalado de una sola patada en alguna buhardilla.
iAJ traste con los frascos de las fannacias, con los ancfactos de luz eléctrica,
con los números de las puertas de calle!...
Cuando comienzo a dar patadas, es inútil que quiera contenerme. Necesito
dcrn1mbar las cornisas, los n1ingitorios, los tranvías. Necesito entrar -la pata-
das!- en los escaparates y sacar -ia patadas!-' todos los maniquíes a la calle. No
logro tranquilizarme, estar contento, hasta que no destruyo las obras de salubri-
dad, los edificios públicos. Nada me satisface 1anto corno hacer estallar, de una
patada, los gasómetros y los arcos voltaicos. Preferiría morir antes que renunciar
a que los faroles describan una trayectoria de cohe1e y caigan, patas arriba, entre
los brazos de los árboles.
A patadas con el cuerpo de bomberos, con las flores artificiales, con el bicar-
bonato. A paradas con los depósitos de agua, con las mujeres preñadas, con los
1ubos de ensayo.
Familias disueltas de una sola paiada; coopcrarivas de consumo, fábricas de
calzado; gente que no ha podjdo asegurarse, que ni siquiera tuvo tiempo de cam-
biarle el agua a las aceitunas ... a los pececillos de color...
.E spantapáfaros (1-II aleanct dt t,o dos)
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P..lc l!Scrcchaba entre ~u·~ brazos chato. y . e·adhería a mi cueri>o,. ,con una vier
lenta ,tiscosidad de molusco. Una !ecreci6n pegajo n me iba envolviendo, poco a
poro, hasta lograr inmovilizarme. De cada u no de sus poros surgía una especie
de uña que me perforaba la epidcnnis. Sus senos comenzaban a hervir. Una exu-
dació□ fosforescente le iluminaba el cuello, las caderas; hasta que su sexo -lleno
de espjoa.s y de centáculos- se incrustab1 en mi scx.o, precipitándome en una
erie de espa .mos exa peran tes.
Ero inútil que le escupiese en los párpados, en lns concavidades de la nariz.
Era inútil que le gritara mi odio y mi desprecio. Hasta que la última gota de esper-
ma no e 1n desp,rend·ía de la nuca. para perfo,ramlt: el espino.20 romo una gota
de lacre derretido, sus encías continuaban sorbiendo rni deses11eración; y antes de
abandonarme me dejaba sus ndllones de uñas hundidas en In carne y no tema
otro remedio que pasarme- ]a noche arran.cá.ndomcla.s con un~s pinzas., par-a podc·r
echarme u t1a gota de yodo en cada u na de las heridas.~.
iBonita fiesta 1a de ser- un dumi iente que usufructúa de la prcdilea:ión de
1os súcubos!
E.spun1ap<Íj,a,ro1 ( Al a/ca11ct dt t,odos)
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Las mujeres vampiro son menos peligrosas que las mujeres con un sexo pre-
hensil.
Desde hace siglos. se conocen diversos medios para pro1egernos contra las
primeras.
Se sabe, por ejemplo, que una fricción de trementina después del baño, logra
en la mayoría de los casos, inmunizarnos; pues lo único que les gusla a las muje-
res vampiro es el sabor mariiimo de nues1ra sangre, esa reminiscencia que per-
dura en nosotros, de la época en que fuimos úburón o cangrejo.
La imposibilidad en que se encuentran de hundimos su lanceta en silencio,
diminuye, por otra parte, los riesgos de un a1aque imprevisto. Basta con que al
oírlas nos hagamos los muertos para que después de olfa1camos y comprobar
nuestra inmovilidad, revoloteen un instante y nos dejen tranquilos.
Contra las mujeres de sexo prehensil. en cambio, casi !Odas las formas defen-
sivas resultan ineficaces. Sin duda, los calzoncillos erizables y algunos otros pre-
ventivos. pueden ofrecer sus ventajas; pero la violencia de honda con que nos
arrojan su sexo, rara vez nos da tiempo de utilizarlos. ya que antes de advertir su
presencia, nos desbarrancan en una montaña rusa de espasmos interminables, y
no 1encmos más remedio que resignamos a una inmovilidad de meses, si pre-
tendemos recuperar los kilos que hemos perdido en un instante.
Entre las creaciones que inventa el sexualismo, las mencionadas. sin embar-
go, son las menos temibles. Mucho más pel.igrosas. sin discusión alguna, resultan
las mujeres eléctricas, y esto, por un simple moúvo: las mujeres eléctricas operan
a distancia.
Insensiblemente, a través del tiempo y del espacio, nos van cargando como
un acumulador, hasta que de pronto entramos en un contacto tan intimo con
ellas, que nos hospedan sus mismas ondulaciones y sus mismos parásitos.
Es inútil que nos aislemos como un anacoreta o como un piano. Los panta-
lones de amianto y los pararrayos testiculares son iguales a cero. Nuestra carne
adquiere, poco a poco, propiedades de imán. Las tachuelas, los alfileres, los
culos de bo1ella que perforan nuestra epidermis, nos apareman con esos fcLiches
africanos acribillados de hierros enmohecidos. Progresivamente, las descargas
que ponen a prueba nuestros nervios de alta tensión, nos galvanizan desde el
En la m,a smidula
LA MEZCLA
o s6lo
d fofo fondo
los ebrios lecho légamos telúrico entre fanales no
y sus [íqu enes
no sólo cl solicroo
la:s prefuga
lo impar ido
al ahonde
el ta.cm incauto . o lo
los acordes abismo d,e ]os órganos sacros del or-gasmo
el ,gusto al riesgo en brote
aJ rito negro al alba. con u sperezo Ueno de gorriones.
ni tampoco ,el regosto
l.o s suspiritos sólo
ni el fortuito dial sino
o los amo ondeo. en pleno plexo tropico
ni las exel1as menos ni el endédalo
sino la viva :mezcla
la total mezcla, plen
la pura impura. mezc]a que me merma los, machimbres el a1mamasa ten a la-
tercas hembras tuerca
la mezda
í
la mezcla ,c on que adherí mis puentes
' n la m,a mldula
L R VJ'f. R ROT D
En la
n ) er
nla p 1qm
n la equi
nl r p
1 oto
-n lo r lo l o
o n el bi u ñ xbau to d 1 dain toma dat - 1 mi m l rnz d ru tan
an "
n la no f. qu rumia
,, .
n lo · i 1 t lo arumt la m tafi irnta n Jo .. umidu nd , d 1
to inj no
n t da fr rma hundid polim llad ad to a r afaz ubrripi pi na mo
r
in lar in m 1a m ma tro m in hi toria
ndo orbi n lutido
p r lo n ndr m • vil d I r vitar ro and b jo I prurito a rífi
junto a la mu a liana chupaporo pulp , a 1 no m n p ' lip hijo d 1
hip lutio
oluntaria d l mia ma
r oncul do
p n · hu r pma d rmi -nt ,
pa o a pozo nadiando ant harto va os pi n d final compu rta qu
,n n la • ranz ,
on l mí dubio
l opardo la j r a I la
n lla a
EL PURO NO
Elno
el no inóvulo
el no nonato
el noo
el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan
noan noan
y nooan
y plurimono noan al morbo amorfo noo
nodémono
no deo
sin son sin sexo ni órbita
el yerto inóseo noo en unisolo amódulo
sin poros ya sin nódulo
ni yo ni fosa ni hoyo
el macro no ni polvo
el no mas nada todo
el puro no
.
sin no
En la ma.smidula
MI LUMÍA
Mi lu
mi lubidutia
mi golocidalove
mi lu tan luzª tan tu que me enlucielabisma
y descentratelurab
y venusafrodea
y me nirvana el suyo la crucis los desalmes
con sus melimeleos
sus eropsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y gormullos
mi lu
mu luar
mi mito
demonoave dea rosaº
mi pez hadad
mi luvisita nimia
mi lubísnea
mi lu más lar'
' 1ampo f
mas
mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio
mi lubella lusola
mi total Ju plevida
mi toda lu
lumia
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TROPOS
Toco
toco po.ro.s
.amarras
cala , toco
1
t,ecla de nervio
muelles
tejidol que me tocan
cicatrices
oenizas
t • •
trop,1co vumtre tooo
so,lo olo
resacas
estertores
toco y ma toco
y· nada.
Pr--eñgura de ausenda
inoon ¡ tem s tropo; ,
qué1ú
qué qué
,
que qu na
qm~ hondonadas
I #
que· mascaras
qué soled.ad es hueca .
qué f qué, no
qué sino que me destempla el toque
qué re.Bejos
qué fondos
qué materiales, brujos
qué la.ves
qué i11,g_redien1e nocturno
qué falleba . que no abren
·q ué nada ~ooo
1e11 todo
YOLLEO
Eh vos
tatacombo,
oyyo
di
no,. m oyes
ta11:aconc-o
soy yo ,sin vos
sin •..roz
aquíyoUand.o
con mi. yo sólo &olo que yolJa y yoUa y yolla
entre mis subyolUtos tan nimios micro,psíquico
lo é
lo se y
tanto
desde el yo .mero minimo al \r,C1'llle yo ha.no, en todo
junto a mi: ya mu ·110 y revlvo yo-e ', [empre siem.pre yoUando y yoyoUaindo
, iempre
por ,q ue-
si sos
por qu,é di
eh vos
n,o me. oyes
tatat,o do
por ,qmi 13llto, y.oUar
responde
y basta. cuándo
En la masmldula
Pt.EXTLIO
EgoElui do
1
eter va,go
ecocidai
1?-rgonada
1
en el plespacio
prófugo
flujo fatuo
no soplo
sin nexo, anexo al b:odo
en el coespacLo
afluido
nubffago
pre.seudo
heHom1to
subcero
pa.rialapst1 s de exilio
en e1 no espacl 0
1
ido