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EL ESPAÑOL COMO SÚPERESTRATO DE LAS LENGUAS INDÍGENAS

MEXICANAS
Larissa Cantú Macias
14 de diciembre de 2020
Ramón Alvarado

El proceso de conquista marcó el final de la Edad Media y el comienzo de la


modernidad para muchos países europeos; sin embargo, en España el panorama era
distinto. A finales del siglo XV, Cristóbal Colón impartió un viaje en busca de
nuevas rutas comerciales, pero no fue lo que encontró, en cambio, llegó al
denominado Nuevo Mundo, un continente muy alejado de lo que acostumbraban a
ver.
En estas tierras, las sociedades se regían de maneras más arcaicas, había
animales y vegetación endémicas, los habitantes de este continente no conocían la
sociedad europea y su tecnología no estaba al nivel del Viejo Continente. Los
nativos quedaron estupefactos ante la grandiosidad con la que llegaron los
conquistadores y estaban dispuestos a dialogar y conocer una nueva cultura,
mientras que los españoles, en su mayoría, buscaban riquezas y beneficios
económicos o religiosos.
Los españoles que llegaron a América habían sufrido por grandes cambios en
su lengua a lo largo del tiempo, por lo que, para ellos, el español era una seña
identitaria de su cultura y sus valores. Para los estudios históricos, antropológicos y
lingüísticos es de alta importancia estudiar el proceso que sufrió la lengua en
situaciones históricas, como lo menciona Carmen Valero Garcés: “la lengua, como
una manifestación cultural que es y como instrumento característico de la
comunicación humana, es objeto indiscutible de estudio en este tipo de encuentros”.1
Por esta razón, cuando se encuentran culturas que no comparten la lengua,
hay una necesidad intrínseca de proponer la suya, ya que ellos consideraban que los
nativos estaban menos desarrollados, llamándolos salvajes u otros nombres
peyorativos; una pelea entre la civilización y la barbarie:
Los animales tienen voz […]de manera instintiva o irreflexiva, con la cual
pueden llegar a comunicar sus dolores y placeres; pero el ser humano tiene la
capacidad de distinguir entre lo justo e injusto, tiene palabra/razón […] con la
cual expresar lo que le es bueno y malo (beneficioso o no), tanto a nivel personal
1
Carmen Valero Garcé, «Traductores e interpretes en los primeros encuentros colombinos. Un
nuevo rumbo en el propósito de la Conquista», Hieronymus, num.3, p.61.

1
como en un nivel comunitario; de ahí que sea éste, el indicado para forjar y
habitar en la polis.2

Junto con estás nuevas ideas propias de la modernidad, se adoptó un método


científico para la investigación religiosa y la vida secular, las órdenes que llegaron junto
con los conquistadores fueron bastas: agustinas, jesuitas, carmelitas, franciscanas,
dominicos, entre otras. Todas ellas vinieron con la premisa de evangelizar a los
naturales de las tierras desconocidas; empero, se vieron en una encrucijada ya que en
cada región existía una pluralidad de lenguas distintas. En el territorio que ahora es
México, existían cientos de dialectos, por está razón los frailes tuvieron que optar por
escoger las lenguas con más hablantes para aprenderla y con ello llegar a más personas.
Esto por el lado de las ordenes religiosas, no obstante, los conquistadores no
tenían un plan estructurado ni una metodología con la cuál llegar a poseer los territorios
sin causar alta mortandad en ambos mandos. Cuando aconteció la caída de la gran
Tenochtitlan: “En esa destrucción llevada a cabo después de la Conquista, se arrasó con
los templos, edificios y casas de una gran parte de la ciudad; en las excavaciones
arqueológicas, si acaso, se ha rescatado solo tres por ciento de las edificaciones que
hubo en ese momento”,3 y no sólo se destruyeron los vestigios arquitectónicos, sino que
materiales intelectuales de las culturas más avanzadas fueron quemadas y los sabios que
sabían descifrarlas fueron asechados por los conquistadores.
Una vez que se derrocó al imperio Azteca, comenzó el momento histórico que
conocemos como La Colonia. El ambiente que se vivía entre las élites españolas, los
mestizos y los indígenas propicio muchas desigualdades en todos los aspectos sociales y
culturales. Para esta investigación nos compete la segregación que hubo de los
descendientes de los pueblos originarios en los colegios mexicanos y para comprender
el fenómeno hay que tener en cuenta:
En la mayorías de las instituciones educativas Las circunstancias de la conquista
militar y espiritual impidieron que ese traspaso fuese totalmente fresco y con los
aires renovadores del Renacimiento y cuando esto pudo aplicarse, ya a mediados
de siglo, en España se habla introducido la Contrarreforma, que con sus dogmas
y principios fue el modo con que la sabiduría universitaria española se respiró en
América.4

2
Patricio Lepe-Carrión, «Civilización y barbarie. La instauración de la "diferencia colonial"
durante los debates del siglo XVI y su encubrimiento como "diferencia cultural"», Andamios, vol.9,
no.20, 2012, p. 66.
3
Raúl Barrera Rodríguez, «El asedio, la caída y la destrucción de Tenochtitlan» [ponencia],
XXIV Simposio Román Piña Chan, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, septiembre-
octubre 2019.

2
No sólo era por la diferencia cultural y lingüística de los nativos, sino que había
impedimentos religiosos que, en ojos de los españoles, les impedian tomar la educación
impartida por sus universidades. El español era la lengua con la que se enseñaba y no
hubo movimientos que impulsaran la educación en otros idiomas, las universidades
seguían una tradición muy estricta, inclusive seguían impartiendo clases de Derecho en
latín. Con esto en mente, no es arriesgado afirmar que había un uso de la lengua como
arma de dominación cultural, los indigenas que quisieran formar parte de la ciudadanía
no sólo tenían que olvidar su lengua para darle paso al español, sino que tenían que
cambiar su religión al catolicismo y, pese a eso, seguir experimentando dicriminaciones
por su tono de piel.
La manera en que las instituciones gubernamentales manejaron el plurilingüismo
de su población fue deplorable:
la Gramática Disputada o Curso Latino de Jerónimo de San Agustín (1715), la
Gramática latina escrita con nuevo método y nuevas observaciones en verso
castellano de Juan de Iriarte (1771) y la Gramática de la lengua latina de
Gregorio Mayans y Siscar (1771). Niederehe apunta que estas obras estaban
pensadas para que, quienes accedían a la universidad, se iniciaran en el
conocimiento de la lengua de prestigio, y, agrega, que en ese siglo las raras
gramáticas del castellano estaban concebidas como textos escolares para los
niños.5

Los infantes que tenían la oportunidad de estudiar eran obligados a aprender


la lengua oficial, lo que desembocó en un conocimiento incompleto, tanto de su
lengua materna, como de su segunda lengua. La dominación que logró España sobre
todas sus colonias se debió a está insistencia punzante de convertir a los naturales en
un prototipo de hombre civilizado que perpetuaba la civilización occidental.
La lengua es “como un diasistema cuyos principales ejes son el diacrónico,
el diatópico y el diastrático. Esto quiere decir que está compuesta o conformada por
sistemas que cambian a través del tiempo, del espacio y de las clases sociales de los
hablantes”.6 Esto nos permite analizar los procesos donde una lengua está en
constante transformación como lo durante La Conquista y La Colonia.

4
Isabel Olmos Sánchez, «La universidad de México y los estudios superiores en la Nueva
España durante el período colonial. Bibliografía crítica metodología y estado de la cuestión», Estudios de
Historia Social y Económica de América, num.11, 1994, p. 15.
5
Dora Pellicer, «Lenguas en el México novohispano y decimonónico», Estudios de cultura
Náhuatl, no.44, 2012, p. 322.
6
José G. Moreno de Alba, El español en América, México, Fondo de Cultura Económica, 1988,
p.21.

3
Pese a la dureza con la que se impuso la lengua española en el territorio
americano, hubo espacios en los que el bilingüismo fue necesario y en el que los
más letrados tuvieron que adoptar características de las lenguas indígenas. El primer
caso se dio en los conventos religiosos, cuando los frailes enseñaban la palabra de
Dios. Antes de poder imponer su lengua tenían que hacerse entender con los
naturales por lo que desarrollaron manuales bilingües en los que se traducían ciertos
pasajes bíblicos con el fin de que conocieran la religión.
En este intercambio cultural también se introdujeron vocablos de las lenguas
indígenas a el léxico de los españoles, en gran parte fueron sustantivos que
nombraban cosas propias de la región, por no tener otro nombre para ellas se
adoptaron los nombres que los nativos les daban y así tenemos palabras como
axolotes, atol, barbacoa, coyotes, chía, chicozapote, chili, chocolate, elotes,
hamaca, huracanes, kanlol, maguey, maíz, petate, pinole, pitahaya, xicali, yoca,
zapote, zonotes, entre otros. Hubo ciertas dificultades incluso al introducir estos
vocablos, por las diferencias dialectales de cada comunidad y el problema de la
transcripción, ya que la mayoría de estas lenguas no tenían un alfabeto y si lo tenían
era una simbología distinta a la usada por el español.
Esta misma diversidad estimuló la necesidad de una lengua intermediaria con
la que se pudieran comunicar, tanto entre naturales, como con los europeos, por esta
razón fue indiscutible que la lengua, con el dominio cultural, se posicionara como
una lengua franca,7 no confundirse con una lengua koiné.8
Todos estos fenómenos se dieron en un gran lapso, sin embargo, dejaron
como precedente una actitud de indiferencia hacía las comunidades originarias y sus
dialectos, culturas, etcétera. Hoy en día existen muy pocos hablantes de lenguas que
en su tiempo fueron prolíficas y en los espacios oficiales gubernamentales no
existen las suficientes herramientas para que los habitantes de estas comunidades, en
las que se siguen hablando otras lenguas fuera del español, puedan desenvolverse en
su propia lengua.
A propósito de esto Rebeca Barriga señala: “[Ocurre como] una
respuesta perentoria a la situación histórica y a las demandas de un intempestivo

7
Según el lingüista David Crystal, para que un idioma pueda ser considerado como una lengua
franca debe ser adoptado y oficializado por países que no lo tienen como lengua materna, y debe ser
usado en algunos ámbitos importantes, como la diplomacia, los negocios o la ciencia.
8
Lengua común que resulta de la unificación de ciertas variedades idiomáticas. (Real Academia
de la lengua Española).

4
cambio de política lingüística que ponía al español al centro con la gran fuerza
promisoria del bienestar y el progreso”.9
Las bases de la republica mexicana estaban en el progreso y con ello una
lengua que le diera un estatus internacional, lo que excluía a las lenguas indígenas
de ese proyecto. En cambio, países como Perú adoptaron la lengua con mayor
número de hablantes a parte del español y la nombraron lengua oficial. El caso de
México es complicado por las razones que se han expuesto en este ensayo, sin
embargo, ha crecido el interés por parte de los lingüistas, tanto nacionales como
internacionales, de investigar las lenguas originarias y desarrollar programas para
conservarlas y que los hablantes tengan más oportunidades en las ciudades.

BIBLIOGRAFÍA
BARRERA RODRÍGUEZ, Raúl, «El asedio, la caída y la destrucción de
Tenochtitlan» [ponencia], XXIV Simposio Román Piña Chan, Instituto
Nacional de Antropología e Historia, México, septiembre-octubre 2019.

9
Rebeca Barriga, De Babel a Pentecostés: políticas lingüísticas y lenguas indígenas, entre
historias, discursos, paradojas y testimonios, Secretaría de Educación Pública, México, 2018, pp. 218-
219.

5
BARRIGA, Rebeca, De Babel a Pentecostés: políticas lingüísticas y lenguas
indígenas, entre historias, discursos, paradojas y testimonios, Secretaría de
Educación Pública, México, 2018.
LEPE-CARRIÓN, Patricio, «Civilización y barbarie. La instauración de la
"diferencia colonial" durante los debates del siglo XVI y su encubrimiento
como "diferencia cultural"», Andamios, vol.9, no.20, 2012, p. 63-88.
MORENO DE ALBA, José G., El español en América, México, Fondo de Cultura
Económica, 1988.
OLMOS SÁNCHEZ, Isabel, «La universidad de México y los estudios superiores
en la Nueva España durante el período colonial. Bibliografía crítica
metodología y estado de la cuestión», Estudios de Historia Social y
Económica de América, num.11, 1994, p. 15-50.
PELLICER, Dora, «Lenguas en el México novohispano y decimonónico», Estudios
de cultura Náhuatl, no.44, 2012, p. 321-337.
VALERO GARCÉ, Carmen, «Traductores e interpretes en los primeros encuentros
colombinos. Un nuevo rumbo en el propósito de la Conquista», Hieronymus,
num.3, p.61-74.

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