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La sociedad de la representación

(La ciudad de México en la segunda


mitad del siglo XVIII)

EloÍsa Uribe

Fiesta, ritual, celebración, teatro, signos in- alimentos y materiales de construcción... los
equívocos de la vida del siglo XVIII novohis- aguadores llevaban el agua de las fuentes pú-
pano, que ofrecen, además, la oportunidad de blicas a las casas ... los artesanos, carpinteros,
conocer cómo se entrelazaron, por un lado, una pintores... obligados por la estrechez de sus
concepción del mundo que manipulaba lo emo- locales se veían obligados a trabajar también
tivo como medio para cohesionar y reforzar [en las calles]".2 A la Plaza Mayor se llegaba
unión e identidad; y por otro, un resultado de siguiendo el aumento de una algarabía multi-
la reflexión intelectual que de intención fundó color, por calles mal empedradas y lodosas,
su oferta de futuro en operaciones lógicas; la transitadas sin cesar por vendedores ambu-
reflexión de la razón humana como fundamen- lantes que anunciaban a gritos sus mercan-
to científico del conocimiento. En suma, acer- cías. Léperos, limosneros, mutilados y ciegos
carse a la vida cotidiana y al calendario de ce- deambulaban sin reposo por la ciudad. 3 Allle-
lebraciones de los habitantes de la ciudad de gar a la gran plaza enseguida podía verse que
México, capital de la Nueva España, permite había sido remozada y llamaba la atención la
comprender que la vida de aquellos hombres monumentalidad de la Catedral en contraste
se desarrolló desbordando los límites de los prin- con la Iglesia del Sagrario, joyel de lenguaje
cipios que, por tradición, se reconocen como abigarrado, rico en imágenes y adornos." La
propios del llamado ·Siglo de las Luces".l Plaza Mayor estaba siempre abarrotada de pues-
tos, algunos totalmente descubiertos, otros
bajo los portales, que. vendían dulces, jugue-
La ciudad como espectáculo tes, sarapes, rebozos, sombreros, flores natu-
rales y de papel, ropa, limas, navajas, marti-
Todo era entrar en la ciudad y empezar a reco- llos, machetes y todo tipo de objetos viejos, a
rrerla. Españoles, indios, mestizos, negros y menudo robados .. Bajo el portal de las Flores,
mulatos, ricos y pobres, •circulaban por las ca- los escribanos públicos redactaban cartas o pe-
Ues de la ciudad entre grandiosos conventos e ticione~e licencias. 5
iglesias, imponentes edificios gubernamenta- En la ciudad capital llamaban la atención
les, suntuosos palacios y modestas ... vecinda- las grandes mansiones de la gente adinerada,
des ... A la muchedumbre plebeya de peatones, de los nobles. Junto con los edificios públicos,
se sumaban la élite a caballo o en finos carrua- las iglesias y conventos constituían la riqueza
jes y los numerosos carros que transportaban arquitectónica de que se vanagloriaban los

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citadinos y que admiraban los visitantes. Por bre invisible ... "10 Diversiones todas, que de-
lo general, la mayoría de los dueños de estas bían contar con la aprobación del ayuntamien-
mansiones eran ricos hacendados y pudientes to, que las limitaba sólo por temor a los exce-
mineros, visitantes temporaleros de sus pro- sos. Así, en la .~alle,en las plazas, donde la vida
piedades pero radicados en la ciudad, desde citadina era el espectáculo por excelencia, la
donde controlaban con eficacia el crecimiento representación jerarquizaba papeles princi-
de sus riquezas. 6 La vida en la capital propicia- pales y de comparsa, bien como drama, bien
ba el contacto entre familias, dando lugar al como comedia.
cumplimiento de los rituales que mantenían Baste un ejemplo para mostrar este "espíri-
la continuidad de su identidad como grupo: tu teatral" de la sociedad novohispana del
misas de gallo, tertulias, bailes, comilonas y siglo XVIII:
reuniones de salón, donde, entre el frufrú de
las sedas y el vuelo de los abanicos tejían las El día 16 de noviembre de 1792 [que] en la
alianzas matrimoniales y la diversificación de iglesia de las madres de Balvanera, es-
las inversiones. tando haciendo oración a el santísimo, se
Entre la zona donde se ubicaban estos fas- cayó muerto el capitán de milicias don
tuosos edificios y los alrededores de la ciudad Manuel Esteban Sánchez de Tagle. Este
se daba un gran contraste. En sus límites, donde era caballero del hábito de Santiago. El
empezaba a deshilacharse el urdido tapete de día 17 fue el entierro de secreto en el con"
la traza, se congregaba la población indígena. vento del... y el día 18 fue el entierro en
En sus barrios predominaba el jacal de adobe público con un muñeco vestido con todas
con una sola pieza. Ahí la ciudad hacía caso las insignias correspondientes a un caba-
omiso del decoro, y las calles, las plazas y los llero del hábito de Santiago y caballe-
mercados florecían sin planeación. 7 "Hasta ro ... H
2000 indios no residentes entraban diaria-
mente a la ciudad para realizar sus negocios y Porque para la sociedad novohispana del si-
gozar de placeres. La plazuela del Volador era glo XVIII, no bastaba con ser lo que se era, aun
el lugar favorito de reunión de los campesi- después de la muerte, había que representarlo.
nos indígenas, muchos de ,los cuales se em-
briagaban".8 Costumbre adquirida después de
ser conquistados, cuando también aprendie- Ilusión histórica y mundo ilustrado
ron a participar de las procesiones y de los car-
navales, de los que más tarde serían separados. Después de esta fugaz visión del escenario y de
Otros grupos sociales que no pertenecían ni la actuación de los novo hispanos de la segunda
a la élite ni a los pueblos de indios, habitaron mitad del siglo XVIII, me atrevo a preguntar-
las zonas cercanas a la periferia. "Detrás de los me: lcómo podemos conciliar estas imágenes con
hermosos palacios de rojo tezontle y gris pie- la visión racionalista del siglo XVIII? ¿Qué ca-
dra chiluca fueron apareciendo las casas de la rrespondencia hay entre este desbordamiento
gente de medio pasar... las accesorias y vecin- ---que podríamos llamar lúdico- de la existen-
dades [de los] artesanos, empleados, pequeños cia con la supuesta imagen rácional del "Siglo
mercaderes, jornaleros y los numerosos po- de las Luces"? ¿Qué correspondencia entre el
bres que hacían de la limosna su oficio". 9 predominio de la razón humana y los juegos de
En la ciudad, también ahí donde se diluía la la representación? ¿Acaso el racionalismo fran-
traza, en los barrios, "no faltaban nunca ... cés logró imponerse de la noche a lá mañana, y
multitud de pequeños espectáculos callejeros destruir toda otra forma de entender el mundo
del agrado del pueblo: maromas, títeres, [exhi- que no fuera trazada por la razón? Donde, a de-
bición] de animales exóticos, fuegos ilíricos, cir de los críticos, todo exceso quedaba elimi-
mujeres y niños deformes, máquinas de hom- nado.

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Sin duda una vez más estamos ante una in- práctica sobre la sociedad y, más aún, cuando
terpretación simplista y limitante de los he- fueron importadas por otros países más allá
chos históricos, que se han reducido a rela- de Francia y aplicadas a otros desarrollos so-
ciones esquematizantes que no abarcan las ciales. Tales fueron los casos de España y el de
particularidades propias de desarrollos loca- Nueva España, donde la recepción del movi-
les alej ados de los centros donde se originan los miento presentó marcados contrastes. Para la
movimientos culturales de largo alcance. Aún sociedad novohispana el contacto con este mun-
es reduccionista la visión que se ha difundido do de la Ilustración llega a través de las llama-
acerca del origen y desarrollo de la Ilustración das Reformas Borbónicas, cuya historia em-
que tiene lugar en Francia cuando aparecen pieza con el ascenso de la Casa de Borbón al
los racionalistas -que después serán llamados trono de España a principios del siglo XVIII, en
enciclopedistas- y que ha sido visto como uni- 1713. Estas reformas "marcan para la metrópoli
tario y abarcante de toda esfera vital, olvidan- y sus colonias un cambio prácticamente en to-
do sus fragmentaciones, la contaminación que dos sus niveles".14 Los gobernantes españoles
recibió de otras formas de pensamiento, e in- no tardan en apropiarse del ideal fundamen-
clusive la división de ideas, intenciones y fina- tal de la Ilustración: la "confianza en la razón,
lidades vitales existente entre los propios enci- en la ciencia y en el progreso humano y una
clopedistas. 12 A decir de Pierre Francastel al tendencia hacia la secularización de la vida y
siglo XVIII lo hemos conocido "... a través de su a la disminución de la importancia de la reli-
sucesor, el XIX ... [y] Los juicios afectivos, por gión".15 Pero esta apropiación habría de encon-
llamarles de algún modo, que no han dejado de trar pronto sus límites en las tradiciones de
lanzarse sobre él, aún no han dej ado el lugar a una sociedad religiosa, formada por súbditos
una apreciación histórica. "13 Sin duda, la tras- divididos en estamentos y regida por una polí-
lación hacia el pasado que los ciudadanos del tica dominada por la figura del soberano.
siglo XIX hicieron de sus ideales y conflictos
contribuyó a la formación de esta visión limi-
tada. Ellos, constituidos en sociedad de acuer- La vida novo hispana lindero
do a los principios del liberalismo, interpreta- ultramarino de las ideas ilustradas
ron y recogieron el movimiento ilustrado y el
pasado grecorromano como partes contributi- El siglo XVIII español, y el novohispano, se
vas de un antecedente prestigioso y legitima- conocerán mejor si el acercamiento histórico
dor. Por lo tanto, toda forma de vida o de pen- desborda la narración que recoge sólo la difu-
samiento que desbordara los límites de la razón sión y aplicación de los ideales ilustrados, en
quedó reducida a mero caso singular, insólito, este caso encarnados en las Reformas Borbó-
a su parecer carente de continuidad histórica nicas. Se hace necesaria la reconstrucción de
y por lo tanto de significación o importancia. las historias particulares para saber cuándo
Porque la persistencia de los ideales cristianos una disposición implantada despóticamente,
de vida, de las costumbres populares y de una cambió el curso de los acontecimientos y cuán-
sensibilidad "barroca"; la aparición del pensa- do, a pesar de la aparente imposición, sólo con-
miento romántico y el rescate de viejas tradi- firmó o dio curso a las demandas y soluciones
ciones como el hermetismo, son también aspec- gestadas en el interior de la sociedad. La ejecu-
tos propios del siglo XVIII que no permiten, sin ción de las reformas, tanto para toda la colonia
más, leconocerlo como al siglo de la razón. como para la ciudad capital fue encomendada
Si las ideas ilustradas siguieron un sin fin a los virreyes "destacando las actuaciones de
de caminos al interior del propio movimiento Francisco de Croix, Antonio María de Bucare-
racionalista, mayores fueron sus cambios cuan- li, Martín de Mayorga, Bernardo de Gálvez y
do abandonaron el campo de la mera intelec- Juan Vicente de Güemes, segundo conde de
tualidad para volverse instrumentos de acción Revillagigedo. Muchos de ellos, aunque eran

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liberales ilustrados, estaban conscientes de que gunda mitad del siglo XVIII, más allá de las
las disposiciones de la corona española eran imposiciones borbónicas, al plantear que su
ajenas y contrarias a la realidad colonial" .16 sociedad vivió, creció y afianzó su poder a tra-
Para la Nueva España se inicia una delibera- vés de la representación. 20
da política reformista con la llegada del vi- Para Valeriano Real uno de los sentidos de
sitador don José de Gálvez (1765), quien se dio la representación --el más completo y comple-
cuenta de que la corona debía enfrentar y li- jo- es aquel que responde a la pregunta que se
mitar por medio de las reformas la fuerza que interroga por los aportes de la representación
el virreinato había adquirido como una enti- al conocimiento de las cosas.21 Pregunta que va
dad política, económica y socialmente autóno- más allá de lo que puede responderse en térmi-
ma, a pesar de su dependencia de la metrópo- nos biológicos o psicológicos, aunque queden
l 1.· 17 implicados en ella, pues no podría suponerse
Sin duda, otros cambios que fueron introdu- este sentido más complejo de la representa-
cidos en la sociedad novo hispana se debieron a ción sin la implicación de su existencia. 22
la actuación de los jesuitas, que a decir de Oc- En este sentido la representación o el repre-
tavio Paz, rescataron las tradiciones de los her- sentar consiste en aislar un hecho o situación
méticos y su búsqueda de un imperio univer- de la realidad que discurre ante todos, confi-
sal; fruto de estas ideas, los hizo peligrosos a riéndole un nuevo ritmo que se asume inter-
la corona que los expulsa de sus territorios en subjetivamente. Esta intersubjetividad impli-
1767. 18 La cercanía que los jesuitas tuvieron ca siempre en Bozal un sujeto que actúa y la
con los indígenas, su insistencia en enseñarles necesidad del consenso social.23 Estamos en-
la fe cristiana en su propio idioma a pesar de la tonces ante una sociedad que exalta, exhibe o
prohibición por parte del rey y su notable labor pone de relieve parte de una realidad cotidia-
como educadores de la élite novohispana acre- na, que se aísla por medio de la alteración del
centó su peligrosidad ante el soberano. 19 espacio y del tiempo cotidianos, con lo cual con-
Un mejor entendimiento de la segunda mi- fiere valor a lo que muestra y por medio de la
tad del siglo XVIII, lo da asumirla como perio- valoración lo inserta de nuevo en la vida dia-
do de transición: se adoptan nuevos comporta- ria. Es decir, un hecho se aísla trastocando su
mientos que conviven con los anteriores y las ritmo, medio por el que se le otorga un valor
nuevas iniciativas están imbuidas de valora- por encima de los hechos de la vida cotidiana
ciones antiguas cuyas raíces se unden en for- y una vez así calificado o mostrado confiere
mas barrocas de vida. Entre ellas, quizá una sentido a esa vida de la que provino. 24
de las formas más arraigadas en la sociedad y continúa Valeriano Bozal diciendo que es
novohispana es la utilización de la representa- por esta alteración de espacialidad y tempora-
ción como vía eficaz para otorgar legitimidad, lidad creada por la introducción de un ritmo,
para dar sentido y, finalmente, hacer necesa- que el hecho o el objeto se enfatizan y adquie-
ria y valiosa una conducta en sociedad, ya sea ren un significado convirtiéndose así en figu-
religiosa, política o cultural. Sin duda, en este ras, las cuales sólo pueden pensarse en un
siglo de transición, la representación va asu- campo articulado de las mismas, en el cual se
miendo nuevas vías en la medida en que los go- confieren sentido unas a las otras. 25 Por tanto,
bernantes ilustrados imponen sus formas de representar implica articular y así producir
valorar la vida. figuras significativas. O bien, quiere decir or-
ganizar el mundo fáctico en figuras, cuyo nivel
más elemental implica la organización (o reor-
La sociedad de la representación ganización) del espacio temporal, como condi-
ción indispensable de cualquier articulación
Intento esbozar una explicación de las con- más compleja. Ello quiere decir que espacio y
ductas sociales de los novohispanos de la se- tiempo, lejos de ser meros datos o medios para

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crearfiguras,porsímismosseorganizancomo que era la arquitectura efímera. En aquella
tales. 26 ocasión, el 27 de diciembre de 1789, estuvo ilu-
Una serie de celebraciones que fueron ca- minada la ciudad por la noche, y las dos si-
racterísticas del mundo colonial y que conti- guientes también. Hubo castillos de fuego, y
nuaron practicándose a lo largo del siglo XVIII, baile. El virrey mandó que en todas las ofici-
confirieron sin duda sentido a la vida diaria nas se pusieran perspectivas y doseles con los
a través de la representación, es decir, de la retratos del rey y de la reina. 28 Revillagigedo
trastocación de los usos cotidianos del espacio ordenó al arquitecto Ignacio Castera que hi-
y del tiempo urbanos. Es el caso de la transfor- ciera una perspectiva que cubriera las casas
mación de calles y plazas durante el desarrollo del ayuntamiento, donde la celebración culmi-
de las fiestas públicas: la entrada de los virre- naría en un baile. El proyecto escenográfico de
yes, la celebración de la coronación de los mo- Castera se sobrepuso a la fachada original del
narcas españoles, las procesiones, los paseos, Ayuntamiento y así, siguiendo lo que era una
los carnavales. costumbre, el edificio se disfrazó provisional-
Ahora bien, en opinión de Valeriano Bozal, mente para engrandecerlo con motivo de aquel
una comunidad de representación está trama- acto solemne. 29 El telón de proclamación, como
da por un horizonte de figuras, en el que cada se llamaba a estos artificios, representaba el
una alcanza su sentido. Este horizonte (o con- frente de un edificio de corte clásico, con pilas-
junto) es propio de una sensibilidad y se define trones enel piso inferior, y columnas pareadas
por ella, y se entiende por sensibilidad una en el segundo. Al centro, el pórtico sobresalía
sensación educada, equiparable a la categoría y estaba rematado por un frontón. Más arriba
pensada y enseñada por los filósofos del siglo se encontraba un conjunto o grupo escultórico,
XVIII cuando hablaron de gusto y delicadeza al parecer de Apolo en su carro de fuego. Una
del gusto. Pero más allá de lo que ellos pensa- serie de elementos decorativos aludían a la
ron Bozal opina, hoy día, que al paso del tiem- Historia de España y a la de Nueva España,
po siempre hay una educación de las sensacio- adornando la escenografía que albergaba los
nes que extralimita la enseñanza estética y retratos del rey y de la reina.
escolarizada, una educación inconsciente que Vale la pena mencionar que los dos persona-
forma la sensibilidad y que implica una selec- jes que flanqueban la entrada fingida, donde
ción de objetos, hechos o fenómenos que afec- anidaba un árbol genealógico (quizá de la di-
tan a quien los capta o contempla. 27 nastía de los Borbones), representaban, uno,
Para las fiestas públicas se creaba una ar- al segundo conde de Revillagigedo y el otro a
quitectura de carácter efímero, que tenía por Fernando Cortés. En el lenguaje visual, virrey
objeto, transformar el espacio en espacio festi- y conquistador compartían una misma jerar-
vo: arcos, puertas, telones de representación, quía, por tanto la escenografía mostraba un
túmulos, cortinajes, toda la tramoya del teatro parangón formal de ambos personajes. Tal vez
-que era por cierto una de las diversiones lo que llevó a Revillagigedo a querer equipa-
favoritas-o La simple salida de la gente a la rarse con la figura admirada de Cortés fue la
calle y a los balcones engalanados con elabora- condición de éste como conquistador, como
dos tejidos era el principio de la subversión del primer legislador de estas tierras y quizá, tam-
espacio diario, que cobraba las dimensiones de bién' su admiración a su espíritu aventurero.
la ilusión y que por obra de la capacidad crea- Lo que sí es claro es que, a través del elocuente
dora -de arquitectos y artesanos- se trans- discurso del artificio formal, pudo sintetizar
formaba en arquitectura pasajera y a la vez un tiempo y un espacio que al ser trastocados
simbólica de una riqueza permanente o bien le permitían dialogar al "tú por tú" con quien
de una bonanza por venir. consideraba digno de comparación. 30
Con ocasión de las celebraciones por la jura De acuerdo con las acertadas observaciones
de Carlos IV, se hizo uso de ese recurso teatral de Claudio Esteva Fabregat acerca de este

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asunto relativo a las celebraciones y los ritua- poseía una precisa significación política... era
les, es necesario distinguir "... dos formas de un atributo de soberanía de los virreyes".34
manifestación, una calendárica, es decir, aso- La llegada a la ciudad de don Juan Vicente
ciada con la celebración cíclica de festivales Güemes Pacheco, segundo conde de Revilla-
convencionales que generalmente son de ca- gigedo, además de deslumbrar por el boato y la
rácter anual, y otra, crítica, aparentemente pompa desplegados, se vinculó con otros he-
relacionada con el tratamiento de experien- chos que resultaron sorprendentes para la po-
cias dramáticas ... "31 Las celebraciones, ade- blación. Entre ellos, es interesante aquel que,
más, liberan a los individuos en sociedad de los según los relatos, tuvo lugar apenas a ocho
estados de ansiedad. 32 Con seguridad, esta días de haber tomado posesión de su cargo,
ansiedad es provocada por el miedo, la insegu- cuando once personas amanecieron muertas en
ridad o la inestabilidad que se originan por la el interior de una casa que fue robada. 35 Mu-
presencia de disturbios naturales, el acoso de cho debe haber impresionado a sus súbditos la
enfermedades, la persistencia de conflictos ar- energía con que resolvió aquel crime~ cometi-
mados o cualquier evento que rebase la posibi- do en la casa del comerciante Joaquín Dongo,
lidad de acción de los súbditos y, sobre todo, la ya que a pesar de ser españoles los tres asesi-
capacidad de explicación y decisión de sus au- nos fueron condenados a muerte de garrote y,
toridades. Aquí cabe mencionar, a manera de una vez cumplida la sentencia, les fueron cor-
ej emplo, la procesión que se organizó en honor tadas las manos, que por mandato suyo, fue-
de la virgen de los Remedios. El día 5 de julio ron exhibidas públicamente en lugares rela-
"...se publicó el bando para la venida de Nues- cionados con la fechoría. 36 Terrible espectáculo
tra Señora de los Remedios por el buen séquito sin duda, pero más que un discurso, la elocuen-
[sic] de la guerra con los franceses". 33 La virgen te imagen transmitía un claro mensaje. De
fue llevada en procesión con gran despliegue nuevo puede decirse que no bastaba con im-
de lujo y riqueza, pues los habitantes de la partir justicia, sino que hacía falta que públi-
ciudad estaban convenoidos de que estas prác- camente, de manera intersubjetiva, todos la
ticas ayudarían a terminar con la guerra que hicieran suya: para satisfacción o para escar-
España estaba librando con Francia. En el miento.
fondo, la manifestación colectiva apaciguaba De la misma manera, los rituales de la San-
sus temores. ta Inquisición cumplieron con su cometido, al
Para esta sociedad de representación, por instruir a la población sobre la conveniencia de
encima de cualquier discurso verbal cobraba un buen comportamiento y la suerte que corría
fuerza el artificio de las figuras y de las for- quien se atrevía a salirse de lo establecido por
mas; mostrar y mostrarse era equivalente a la Santa Madre Iglesia. El mismo papel, sólo
demostrar la fuerza, el poder, la justicia, la que relacionado con el poder civil, cumplió la
riqueza. Por ejemplo, no en valde la entrada de picota, que también constituyó un espectáculo
los virreyes a la ciudad capital constituyó, a lamentable a la vez que un efectivo discurso
decir de Octavio Paz, un rito, a través del que visual. Y sin cubrir los requisitos de una cele-
"... se realizaba simbólicamente una doble fun- bración o de una representación, la fila de reos
ción: la del señor con sus vasallos y la del pue- que eran trasladados de un lugar a otro de la
blo consigo mismo ... La ceremonia política era ciudad o fuera de ella, era un "ritual cotidia-
una verdadera fiesta ... un acto colectivo a tra- no", una "puesta en escena" que también cau-
vés del cual los símbolos encarnaban y se vol- saba admiración y que era observada por los
vían palpables ... La última etapa de la entrada súbditos con curiosidad y temor por lo que la
de los virreyes estaba regida por un elaborado visión tenía de desgraciada y a la vez de alec-
y complejo ritual en el que intervenían todos cionadora.
los elementos sociales ... La entrada en la ciu- Otras formas de expresar el poder encontra-
dad se hacía bajo palio. La ceremonia del palio ron un lenguaje adecuado en prácticas usuales

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o rituales cotidianos -ya que no fueron ni ce- tores. La demostración pública de dichas ca-
lebraciones, ni fiestas- pero no por ello menos racterísticas se logró por medio del lucimiento
sorprendentes y efectivos. La edificación de público de los símbolos de prestigio propios de
casas o palacios significó prestigio, abundan- su rango. De ahí la importancia de las proce-
cia y destacada posición social. Antiguas cons- siones y de los paseos. Aun las autoridades
trucciones fueron derribadas para dar paso a civiles y eclesiásticas venidas de España com-
suntuosas mansiones que los arquitectos de la partieron esta necesidad de lucimiento de sím-
ciudad de México elaboraron de acuerdo al bolos de prestigio reconocibles. "Tal era la fun-
lenguaje formal que habían aprendido. Entre ción que les tocaba representar a los esclavos
ellos, Manuel Tolsá fue considerado como de domésticos ... símbolos de status, extraídos de
los mejores y su éxito dependió, más allá del la actividad productiva para exteriorizar la
reconocimiento que se le otorgó como académi- honra ... Los negros escoltaban a sus amos en
co' de la efectividad de su lenguaje plástico, las grandes solemnidades. Estos esclavos rica-
con el que respondió a las necesidades de la mente ataviados y a las veces armados, eran
sociedad novohispana. El abarrocamiento de un espectáculo en las procesiones de Corpus
su lenguaje le permitió satisfacer a los miem- donde los vecinos más prominentes se disputa-
bros de una sociedad cuyas relaciones de pres- ban las precedencias en el cortejo".39 Hacia
tigio se fundamentaron en el lucimiento de los fines del siglo XVIII los esclavos negros eran
bienes y las pertenencias, desde la hacienda, raros, pero no habían dejado de existir, ni la
hasta los esclavos, pasando por las obras de ca- esclavitud había sido abolida. 40
ridad' la plata y las joyas. Sus dotes para embe- Se reglamentó tanto sobre la vestimenta de
llecer por medio del ornamento y su capacidad las mujeres como sobre la de los hombres, por
para crear espacios magníficos, enriquecidos ser el atuendo un signo distintivo de su rango.
por el juego visual de la luz y la sombra, lo po- A decir de Lucas Alamán, todos aquellos que
sibilitaron para crear los escenarios perfectos adquirían fortuna "pretendían pasar por espa-
de aquella sociedad de "representaciones", de ñoles y nobles [y se les] distinguía del resto de
significativas apariencias. "Tolsá no inventa la población por su traje, estando más o menos
ningún elemento nuevo, pero sí se permite re- bien vestidos los individuos que ... formaban
correr las ganancias del manejo espacial yor- [esa clase], cuando el pueblo no lo estaba, se
namental de la arquitectura italiana barroca conocía con el nombre de <gente decente' y esto,
del siglo XVII". 37 Y a nivel personal se permite más que el nacimiento, era el carácter distin-
transformar una nostalgia gozosa en arquitec- tivo con que se le designaba".41 De ahí que la
tura. mujer debía vestir con honestidad y de acuer-
La asistencia a lugares públicos de reunión do a la nobleza de su familia, pues si su ropa la
-paseos, plazas, jardines, iglesias y las pro- hacía verse como prostituta, al igual que aque-
pias calles en ocasión de las procesiones- lla que vestía traje masculino, perdía sus dere-
permitió pasear, ante la mirada de la sociedad, chos. 42
el lenguaje simbólico del atuendo, de la joye- La necesidad de ostentación hizo que este
ría, de los carruajes y hasta de la posesión de grupo de gente adinerada adoptara una forma
hermosos caballos. En aquellos paseos, cada suntuosa de vestir. La división por grupos
miembro de la sociedad podía mostrar la ri- étnicos y por actividades de trabajo definieron
queza que le pertenecía, sin importar el volu- la forma del atavío. Entre los clérigos fue
men del monto. Unicamente los desheredados necesaria la autorización del Papa cuando se
eran mal vistos en los lugares públicos. 38 quiso incluir algún cambio en la vestimenta
Para la élite citadina, con título nobiliario o sacerdotal, que era rica en extremo. Los mili-
sin él, fue de vital importancia mantener la tares, los universitarios y los colegiales tenían
pureza de sangre. Esto le permitía participar reglamentados sus uniformes y trajes de acuer-
de privilegios que les eran negados a otros sec- do a su rango o escuela. Y en el caso de los dos

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primeros, debían cumplir con las reglas que En las celebraciones, el monstruo tuvo un
estipulaban su arreglo en las ceremonias. Cada papel preponderante, como bien explica Julio
convento estableció el hábito de los monjes o Bracho: "Si en la procesión se integran todos
monjas y no podían repetirse a menos que los los cuerpos y estamentos de la ciudad en una
uniera algún vínculo religioso. El lujo se dio sociedad donde lo contrapuesto surge como
aun al interior de los conventos. Los colores razonamiento cotidiano esto adquiere su sig-
pálidos, los bordados, el oro y la plata fueron nificado gracias al complemento que salta a la
llevados tanto por hombres como por mujeres, vista en el cuerpo deforme del monstruo, que
"los galones, encajes y telas de Milán, lana de gira, que salta o se desliza entre todos los
Nápoles, liatones de Francia y sedas de China rangos; es parte que revela lo efímero de las
[fueron] usados en esa época en la confección investiduras y de la realidad en sí, recuerda el
de los trajes de lujo novoespañoles".43 desorden y lo demoníaco".45
Todo espectáculo que rompiera la rutina fue
bienvenido por la sociedad colonial, acostum-
brada a la instrucción visual que a diario reci- Fin de fiesta
bía como aceptación naiaral de una jerarquía.
Instrucción o experiencia cotidiana que se com- Para terminar quiero hacer énfasis en el hecho
plementaba con ruidos, olores y sabores pro- de que, si bien los gobernantes ilustrados y sus
pios de cada rango, de la manera de vivir y intelectuales se las ingeniaron para crear una
trabajar según el oficio o la posición en la esca- serie de proyectos que transformaran la vida
la social. Las diversiones, los entretenimientos, de los súbditos con el fin inmediato de mejorar
también tenían su orden de rango, pero sin du- la situación económica, debieron, a pesar de su
da en las grandes celebraciones, por instantes, gran habilidad, echar mano de las tradiciones
los súbditos se unificaban bajo una intención y costumbres existentes en relación al recono-
o interpretación única que tenía que ver con el cimiento y reproducción del orden establecido
reconocimiento del poder del soberano y con que tenía como eje el poder ilimitado del sobe-
el de la Iglesia como mediadora ante lo infini- rano. No pudieron más que negociar con aque-
to' ante el mundo desconocido del "más allá". llas propuestas sensibles, eficaces formas so-
El interés y atractivo por los seres mons- ciales de cohesión y estabilidad. Al proyecto
truosos o simplemente diferentes, fue común a fundamentado en la reflexión racional se en-
fines del siglo XVIII y aun durante el siglo frentó la vida organizada a partir de las expe-
XIX. Tanto los animales como los hombres de- riencias que dialogan con los mecanismos de la
formes representaban para las mentes cientí- sensibilidad, de la memoria emotiva. Ante
ficas un ejemplo de la excepción, del lugar una sociedad de súbditos identificados con el
irreductible adonde la regla no podía llegar. orden impuesto desde la corona y la tradición
Adonde el orden de aquello que siempre era y religiosa, ¿qué podía esperarse de una imposi-
debía ser igual, encontraba sus límites debido ción intelectualizada sino el fracaso? Unica-
a factores desconocidos. Para otros constituía mente los grandes impactos podían sellar y
tan sólo una diversión pasajera que rompía su resellar la idea de un orden establecido, las
rutina, ya fuera por la risa, hija del escarnio, imágenes en que se apoyaban los principios
o por el miedo y el asombro ante la contem- sustentantes de la promesa de futuro, de la
plación de lo inimaginable hecho realidad. En seguridad de continuidad. Las fiestas, las cele-
la ciudad aparecieron también "los charlata- braciones y los rituales fueron sin duda conju-
nes científicos ... Tanto Alzate como Díaz de ros inequívocos contra la amenaza de la muerte
Gamarra los denunciaron con vehemencia".44 en sus múltiples apariencias, pero fueron tam-
Pero junto a éstos, aparecieron otros que tu- bién permisible ruptura de lo establecido, del
vieron la habilidad de hacer un espectáculo de orden y de la concordancia limitante durante
las artes mecánicas. los carnavales a los que cada poblado concu-

86
rría portando • .. .la máscara, que esconde la sustentarse en los supuestos originados des-
identidad de las personas, ... símbolo de la re- de la relación soberano-súbditos, la presencia
presentación del sujeto por el objeto. Lo clan- trascendental de la Iglesia como mediadora y
destino del enmascarado se torna algo opuesto la división por estamentos y oficios; aunado al
a la visible figura que asume el poder político saber y a la voluntad de un pequeño grupo de
real... De los rostros, que son objeto de identi- intrépidos transformadores: los ilustradores
dad y distinción, sin los cuales las relaciones de la segunda mitad del siglo XVIII. Epoca que
sociales [de un mundo de súbditos] se difumi- enfrenta al historiador con una forma de cohe-
narían, el del virrey será tan atractivo como sión social marcada por la interacción que se
temido pues él guarda por excelencia el dere- da entre la impronta del espectáculo sensible
cho de muerte; aunque limitado expresamente y los mecanismos de la memoria emotiva que
por el rey... "46 cumplen con su cometido en un intercambio re-
No puede negarse que el cambio en las cos- vestido de ilusión y artificio, que va de lo perso-
tumbres y en los rituales habría de darse en la nal a lo comunitario-público y de regreso, en un
medida en que la organización social dejara de intento por trastocar los límites de la muerte.

Notas
1 A partir de los años sesenta se da un interés por 13 Pierre Francastel, "La estética de las Luces", en
estudiar el siglo XVIII, sobre todo para desentrañar la Arte, arquitectura y estética en el siglo XVIII, p. 15.
supuesta univocidad del Movimiento Ilustrado que lle- 14 Sonia Lombardo de Ruiz, "Las Reformas Borbónicas
vó a los historiadores a llamar al XVIII, "el siglo de la y su influencia en el arte de la Nueva España", en
razón". Desde distintos ángulos de la política, la econo- Historia del arte mexicano, f. 61, p. 19.
mía, las costumbres, las producciones intelectuales o 15 Dorothy Tanck de Estrada, La Ilustración y la
artísticas, los historiadores intentan una relectura de educación en la Nueva España, pp. 11 Y 12.
aquel mUl)do que parecía no tener más explicación 16 Lombardo de Ruiz, op. cit., f. 61, p. 19.
que el surgimiento de la Ilustración y sus consecuencias. 17 D.A. Brading, Mineros y comerciantes en el México
2 Juan Pedro Viqueira, ¿Relajados o reprimidos? Di- borbónico (1763-1810), pp. 48 a 118. Los acontecimien-
versiones públicas y vida social en la ciudad de México tos relacionados con Gálvez se tomaron de este estudio.
durante el Siglo de las Luces, pp. 133 Y 134. Estos datos 18 Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz o Las
sobre la ciudad y los siguientes han sido tomados de este trampas de la fe, p. 62. Para ampliar esta visión léase el
estudio. capítulo 3 "Sincretismo e Imperio".
3 Viqueira, op. cit., pp. 132 a 138. Descripción de la 19 Para este trabajo pueden tomarse como fechas
ciudad y sus habitantes. límites: la venida del visitador José de Gálvez en 1765 o
4 ·Zócalo", en RogelioAlvarez, EnciclOpedia de Méxi- bien la expulsión de los jesuitas en 1767. Como fecha
co, t. 12, p. 581. límite 1823 fin del Imperio de Iturbide, el cual cultu-
6 Viqueiras, op. cit., p. 135. ralmente está relacionado con las vivencias sociales del
6 John E. Kicza, Empresarios coloniales. Familias y siglo XVIII. .
negocios en la ciudad de México durante los Borbones, 20 Para conocer distintas formas de representación
pp. 31, 33 y 35. consúltese de José María Díez Borque (comp.), Teatro y
7 Felipe Castro Gutiérrez, La extinción de la artesanía fiesta en el Barroco. En especial el capítulo escrito por
gremia~ p. 18. Claudio Esteva Fabregat, "Dramatización y ritual de la
s William B. Taylor, Embriaguez, homicidio y rebe- fiesta en Hispanoamérica", pp. 137 a 152.
lión en las poblaciones coloniales mexicanas, p. 63. 21 Valeriano Bozal, Mímesis: las imágenes y las cosas,
9 Castro Gutiérrez, op. cit., p. 17. de su capítulo "Representación y sujeto-, pp. 19 Y 20.
10 Viqueira, op. cit., pp. 219 y 222. 22 Bozal, op. cit., p. 20.
11 José Gómez, Diario curioso y cuaderno de las cosas 23 !bid, pp. 20 a 23.
memorables en México durante el gobierno de Re- 24 Hechos iguales o algún aspecto de la vida social de
villagigedo (1789-1794), p. 63. entre los que se consideran como iguales; que se le
12 Paul Hazard, El pensamiento europeo en el siglo separa de la rutina de la vida diaria. Sobre este asunto
XVIII, pp. 274 y 275. Consúltese para conocer las dife- léase de Jean Sarrailh el capítulo "El peso de la rutina",
rencias al interior del Movimiento de la Ilustración y las de su libro La España ilustrada de la segunda mitad del
causas que las originaron. siglo XVIII, pp. 37 a 54.

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25 Bozal, op. cit.; se ha hecho un resumen de algunas animosidades que levantó la obra de teatro México
ideas de Bozal contenidas en las páginas 21 a la 23. Dado rebelado o México segunda vez conquistado durante su
que no se conserva la redacción original (aunque se única presentación en 1790. Como trataba del tormento
respeta el contenido), no se entrecomillaron los enuncia- a Cuauhtémoc, los espectadores, según origen y condi-
dos, pero son obra de este autor. ción, tomaron partido y la disputa llegó hasta las auto-
26 Ibídem. ridades, generándose una discusión de carácter históri-
27 Ibid, se ha hecho un resumen de algunas ideas de co-teatral más profunda. Julio Jiménez Rueda, Historia
Bozal contenidas en las páginas 25 y 26. Dado que no se de la literatura mexicana, pp. 144y 145. Agustín Castro,
conserva la redacción original (aunque se respeta el jesuita radicado en Italia después de la expulsión, "in-
contenido), no se entrecomillaron los enunciados, pero tenta un poema épico sobre Hernán Cortés que llama La
son obra de este autor. Como ejemplo de los conceptos Cortesiada y que no llega a terminar".
expresados por Bozal pueden tomarse las providencias 31 Claudio Esteva y Fabregat, op. cit., pp. 140 y 141.
que fueron creadas para legislar sobre la vida de los 32 Ibid, p. 140.
indígenas que tienen en lo profundo, además de otras 33 Gómez, op. cit., p. 77.
implicaciones, una connotación que se vincula con el 34 Paz, op. cit., capítulo 2, "Ritos políticos~, pp. 191 a
agrado y el desagrado que se origina en los comporta- 198.
mientos que sustentan la identidad de un grupo. En la 35 Gómez, op. cit., p. 6. ".. .los que hicieron las muertes
Nueva España, los déspotas ilustrados, sus intelectua- y el robo: Dos paisanos gachupines y un alférez de
les y su burocracia debieron tomar en cuenta, muy a su milicias de las islas Canarias ... ".
pesar, la existencia de la población indígena, cuya con- 36 "Dongo (asesinato de)", en Miguel León Portilla
cepción de la vida, sus costumbres, diversiones, lengua- (dir.), Diccionario Porrúa de historia, biografía y geo-
je ... les fueron del todo ajenos. De ahí que sus medidas, grafía de México, t. 1, p. 926.
además de controlar, implicaran en reiteradas ocasio- 37 Salvador Pinoncelly, Manuel Tolsá, arquitecto y
nesla destrucción de las formas de vida de los indígenas, escultor, p. 117.
que entrañaban lo desagradable de un mundo distinto, 38 Gómez, op. cit., p. 38. Gómez anota que hubo una
el peligro de la otredad que no puede predecirse, de lo ocasión en que Revillagigedo mandó poner centinelas a
desconocido. Para conocer algunos ejemplos concretos las puertas de Catedral para que no dejaran entrar
léase de Eloísa Uribe, Tolsá hombre de la Ilustración, "mujeres de paño de rebozo, ni hombres de capote ni de
pp. 43 y 44. frazada".
26 Gómez, op. cit., p. 10. Para obtener mayor informa- 39 Gonzalo Aguirre Beltrán, "Los esclavos domésticos",
ción léase de Guillermo Tovar y de Teresa, "Arquitectu- El Gallo Ilustrado, suplemento de El Día, enero 1978.
ra efímera y fiestas reales. La Jura de Carlos IV en la 40 Doris M. Ladd, La nobleza mexicana en la época de
ciudad de México 1789~, en Artes de México, Nueva la Independencia, 1780-1826, p. 98. Proporcionaelnom-
Epoca, pp. 34 a 47. bre de varias familias que tenían negros a su servicio.
29 Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en Señala que: "El marqués de Selvanevada era dueño de
México, p. 272. tres negros en 1811, una nacida en Nueva Orleans y dos
30 Otras referencias relativas a la persona de Cortés, africanos de Guinea~.
dejan ver la vigencia de su figura más allá de las 41 Lucas Alamán, Historia de México, t. 1, p. 19, citado
preferencias personales que puedan justificar las accio- en Brading, op. cit., p. 41.
nes del virrey. Viqueira, op. cit., p.119. El autor registra 42 Silvia Marina Arrom, Las mujeres de la ciudad de
que las tres fiestas más importantes de la ciudad, de México 1790-1957, p. 82.
mayor a menor, eran la procesión de Corpus Christi, la 43 Abelardo Carrillo y Gariel, El traje en la Nueva
entrada del virrey y la de San Hipólito; esta última España, p. 165. De este estudio se tomaron los datos
consistía en revivir simbólica, teatralmente la capitula- sobre la vestimenta del siglo XVIII.
ción de México-Tenochtitlán ante los conquistadores. 44 Viqueira, op. cit., p. 227.
En solemne procesión se paseaba el estandarte, copia 45 Julio Bracho, De los gremios al sindicalismo. Ge-
del de Hernán Cortés, en signo de sujeción de la ciudad nealogía corporativa, p. 40.
a la corona, pp. 112 a 114. Relata las controversias y 46 Bracho, op. cit., p. 40.

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