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La Operación “Jaque”, las FARC y el Derecho Internacional Humanitario

El día 2 de julio del 2008, en el marco de la ejecución de la operación “jaque”,


una de las operaciones militares más estudiadas de la historia, se dio fin al
secuestro de la candidata colombo-francesa Ingrid Betancourt y otras catorce
personas secuestradas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), a través de un helicóptero MI-17 del ejército colombiano, pintado de
blanco con insignias de una supuesta ONG internacional de derechos humanos
y un efectivo militar del ejército de Colombia, portando en el pecho el símbolo
del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y en letras en el borde la frase
“Comité International de Genéve”, realizando una operación según nos aclara
Valencia (2020) de “engaño” o “suplantación humanitaria”, a las FARC, en
donde entra en discusión el Derecho internacional Humanitario (DIH).

Esto nos lleva a la tesis de que las FARC en el contexto de DIH no constituyen
o adoptan el estatus de “beligerante” o “combatiente”, por lo tanto, no es
aplicable el DIH y se justifica la legítima defensa de un Estado democrático
ante un grupo armado ilegal, según nos ilustra Malagon (2016), el cual vulnera
la seguridad del Estado colombiano.

El texto está articulado en tres partes; en primer lugar, analizaremos el estatus


legal de las FARC a fin de determinar si se le puede considerar “beligerante” o
“combatiente”, dependiendo de eso la aplicación del DIH, en segundo lugar,
revisaremos la normatividad en el DIH respecto al uso de símbolos como los el
de la CICR y revisaremos el caso específico de la operación “jaque” y sus
implicancias legales respecto a la presunta vulneración del DIH, finalmente en
tercer y último lugar, se exponen algunas reflexiones finales del análisis
realizado.

En ese orden de ideas es necesario definir el estatus legal de las FARC, en el


marco del conflicto armado que vive la sociedad colombiana, la cual, al sólo
hecho de pensar en las FARC, evoca en el imaginario colectivo cafetero el
“miedo y terror” provocado por su accionar violento y terrorista, en particular
por el uso de la violencia desmedida y sin ninguna razón, bajo el manto de la
argucia que es necesaria para conseguir “condiciones de vida dignas y de
igualdad” tal como nos aclara Vásquez (2012). En este punto es necesario
introducir y precisar el significado de beligerancia, el cual en el derecho
internacional público es usado para “legitimar la acción de una fuerza armada
que se enfrenta a un Estado ilegítimo, y percibido como tal por la comunidad
internacional”, esclarecido por Rengifo y Vergara (2011), en la cual, para el
estatus de beligerancia es necesario el estricto cumplimiento de tres aspectos
puntales, donde a falta de uno, excluye la denominación de “beligerante”,
siendo estas: 1° ser un ejército jerarquizado, 2° este ejército debe tener un
control territorial y 3° este ejército está obligado a dar cumplimiento al DIH.
Desde esta perspectiva es lógico pensar que en los Estados donde existan
conflictos armados, estos se nieguen a reconocer el estatus de beligerante a la
otra parte involucrada, de lo cual se infiere que no hay un nombramiento o
denominación de beligerante de forma sencilla. En el caso exacto de este
análisis las FARC, en primer lugar, son un ejército jerarquizado en la cual sus
miembros tienen establecido claramente el orden de sus rangos militares, en
segundo lugar, es innegable que tienen el control de un territorio en Colombia
como Planadas, Tolima por ejemplo que es una de las zonas más controladas
por las FARC, en tercer lugar, lo que no podemos admitir bajo ningún
presupuesto, es que las FARC dan estricto cumplimiento al DIH en su accionar,
dado que es conocido y no es necesario enumerar los graves atentados contra
civiles y sus propiedades, personal no combatiente, rendidos, secuestros y el
trato inhumano a estos, etc. Por lo que podemos afirmar que las FARC no
poseen la categoría de beligerantes, considerándolos o atribuyéndoles la
denominación de “insurrectos”, que no les otorga el estatus internacional y
deben sujetarse llanamente a lo establecido en el DIH, “instrumento que sólo
limita el empleo de las fuerzas en el marco de los conflictos armados, sin
afectar el derecho del Estado a la legítima defensa” tal como sostiene Robledo
y Serrano (1999). En ese sentido, es necesario destacar que en Colombia,
cada día toma más fuerza la tesis de la denominación de organización
“narcoterrorista”, tal como lo sustenta Angulo (2009). Queda claro el estatus de
“no beligerante” de las FARC, por lo que no es necesaria la aplicación del DIH,
en el marco de la actuacion del estado por reprimir el accionar terrorista de las
FARC y lograr el estado de seguridad nacional en la primera decada del siglo
XXI. Aquí tambien, es necesario hacer una precisión en lo que respecta a la
aceptacion de el estatus de beligerancia de las FARC por parte del Estado
colombiano, dado que en el 2016 el Ministerio de Defensa Nacional de
Colombia elaboró las directivas N° 0015 y 0016, dónde define los nuevos
lineamientos con la finalidad de identificar de otra manera, a los que
anteriormente denominó “bandas criminales”, distinguiendo efectivamente,
cuándo realmente se está frente a un Grupo Armado Organizado (GAO) y
cuándo ante un Grupo Delictivo Organizado (GDO) dado que al primero
dispone aplicar el DIH y a los segundos las normatividad en seguridad pública
tal como nos aclara Rozo (2020)
En segundo lugar es importante precisar lo dispuesto en el DIH respecto al
“engaño” o “suplantación humanitaria”, lo cual está prohibido y sustenado en el
Protocolo I, adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 referente al amparo
de las víctimas de las guerras internacionales, que en su artículo 37 numeral
1º, inciso c.- y d.-, describe lo siguiente: 1° “Queda prohibido matar, herir o
capturar a un adversario valiéndose de medios pérfidos. Constituirán perfidia
los actos que, apelando a la buena fe de un adversario con intención de
traicionarla, den a entender a éste que tiene derecho a protección, o que está
obligado a concederla, de conformidad con las normas de derecho
internacional aplicables en los conflictos armados. Son ejemplos de perfidia los
actos siguientes: …c) simular el estatuto de persona civil, no
combatiente; y d) simular que se posee un estatuto de protección, mediante el
uso de signos, emblemas o uniformes de las Naciones Unidas o de Estados
neutrales o de otros Estados que no sean partes en el conflicto” como lo es
CICR, para nuestro caso específico de la operación “jaque”. Cabe indicar que
uno de los miembros del ejercito llevaba en el pecho la insignia del CICR, con
la frase “Comité International de Genéve”, por lo que fue investigado por las
autoridades militares dado que no estaba contemplado en el plan de
operaciónes, lo que fue ultilizado para que algunas personas opuestas al
regimen de del Presidente álvaro Uribe, pretendan sustentar una presunta
infraccion al DIH, por lo antes mencionado. Empero, en el sistema judicial
Colombiano, según lo que sustenta Enrique Serrano (El Tiempo, 2008), se
adopta una posicion “clásica” producto de la interpretación de los protocolos de
Ginebra, en donde sólo se considera delito de perfidia “únicamente si se
prueba que en su utilización se buscó sacar ventaja militar del enemigo
mediante un engaño, causándole bajas o daños en su personal”, lo que
claramente no sucedió en el caso en análisis. De otro lado es importante
mencionar que dias posteriores a la operación el portavoz del CICR en
Colombia Yves Heller afirmó que: “el emblema de la cruz roja tiene que ser
respetado en todas las circunstancias y no puede ser usado de manera
abusiva” y posteriormente mediante comunicado de la CICR refiriendose a la
operación jaque” afirmó que: “el CICR no hizo parte de la operación, no
impulsará ni denunciará a ningúna persona para sancionar el mal uso de la
insignia del CICR” (El Mundo Internacional, 2008)
De otro lado, es necesario mencionar, que existen posiciones contrarias, como
la que sustenta Estrada (2009), donde afirma que, el “efecto triunfalista” y de
“regocijo público” del impacto mediático de la operación, lo cual no podía ser
opacado por investigaciones judiciales o denuncias internacionales por el mal
uso de la insignia de la CICR, por lo que no se profundizó en la investigación,
esta posición se sustenta en que con el uso abusivo de insignias de una ONG y
del CICR, se pone en grave riesgo la vida e integridad del personal
humanitario, principalmente, se agudiza la situación “desprotección y amenaza”
en que se encuentran las víctimas y población receptora de la Acción
Humanitaria.
Finalmente luego del análisis realizado me permito, exponer unas reflexiones
de acuerdo al siguiente detalle:
1. Beligerancia es el acto por el cual el propio gobierno, previo cumplimiento
de las tres características del derecho internacional Público, donde
considera jurídicamente que existe una fuerza armada sublevada, dándole
personalidad jurídica y puesta de manifiesto en sus derechos y deberes en
el plano tanto nacional como principalmente en el plano internacional.
2. Las FARC en el momento de la ejecución de la operación “jaque” no tenían
la condición de beligerante o combatiente dado que según el derecho
internacional público, estipula que debe cumplir totalmente tres
características fundamentales, en las cuales sí damos por cumplidas las
dos primeras (ejército jerarquizado y poseedor del control territorial), la que
no cumple las FARC definitivamente, es el respeto por el DIH en la cual no
se ha apreciado ninguna voz disidente, por lo que el Estado colombiano,
está en la libre facultad de realizar todas las acciones tendientes a asegurar
su derecho a la legítima defensa.
3. Está plenamente demostrado en la opinión de expertos citados en este
análisis, quienes sustentan que el “engaño humanitario” para convertirse en
perfidia como delito contra el DHI, tiene que estar acompañado de violencia
transformada en bajas y o daños personales, a la otra parte afectada, todo
esto finalmente sustentado en el hecho que la misma CICR afectada no
presentó ninguna denuncia ante ningún tribunal por el mal uso de su
símbolo representativo.
4. En la operación “jaque” no es aplicable el DIH, dado que en esa década el
gobierno colombiano mantuvo su posición respecto a la denominación de
las FARC como grupo narco terrorista, lo que le permitía, a través de sus
fuerzas militares la aplicación de la normatividad correspondiente a la libre
defensa en pro de la seguridad nacional colombiana.
5. Como se sustenta posteriormente en el año 2016, las FARC inician el
camino hacia el reconocimiento de su beligerancia, llevado a cabo por el
mismo Ministerio de Defensa de Colombia dado que aprueba las Directivas
N° 0015 y 0016 en la cual reconoce a la FARC como Grupo Armado
Organizado disponiendo a sus fuerzas militares aplicar el DIH a este Grupo,
esto se suma al reconocimiento del conflicto interno para la iniciación de los
trámites para de paz entre el Gobierno y las FARC.

Bibliografía
Angulo Flórez, D. C. (2009). Entre la criminalidad y el estatus político: el debate
teórico sobre la naturaleza de las FARC-EP. Bogotá: Pontificia
Universidad Javeriana.
Estrada, F. (2009). Encrucijadas de la Acción Humanitaria en Colombia. Retos
y Propuestas Sobre Acción Sin Daño y Construcción De Paz en
Colombia. Bogotá.
Malagon Castellanos, R. (2016). Incidencia de la operación JAQUE en la
imagen Internacional de Colombia. Bogotá: Universidad Militar Nueva
Granada.
Rengifo, A. J., & Vergara Portela, H. (2011). El Estatuto de beligerancia. «UN,
Periódico» Universidad Nacional.
Robledo, C., & Serrano, C. (1999). El DIH y su aplicación en Colombia. Bogotá:
Pontificia Universidad Javeriana.
Rozo Vega, M. D. (2020). Aplicación del Derecho Internacional Humanitario en
Colombia. Bogotá: Universidad Militar Nueva Granada.
Tiempo, R. E. (16 de julio de 2008). Cruz Roja no iniciará acciones contra
Colombia por uso indebido de emblema en operación de rescate.
Obtenido de Archivo El Tiempo:
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4380783
Valencia Jiménez, W. G. (2020). Aplicación del Derecho Internacional
Humanitario en Colombia. Bogotá: Universidad Militar Nueva Granada.
Vásquez Torres, H. (2012). Derecho internacional humanitario y estatus de
beligerancia. Revista Republicana, 267-291.

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