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Revista Bíblica 57

Las Mujeres Cristianas de Roma,


saludadas por San Pablo (Rom. 16)
Hay que tener en cuenta que Pablo pleadas en el servicio de la Iglesia" (1).
antes de escribir su carta a los Roma- Su autoridad, y probablemente también
nos no había estado aún en Roma, de su fortuna, permitieron a Febe dar am-
suerte que hubo de conocer a esas mu- paro y ayuda a muchos cristianos, ser- .
jeres directa o indirectamente en su la- vi;rles de "patrona", como lo dice en
bor misional desarrollada en el Orien- el texto original San Pablo. La ciudad
te. Ello supone no solamente cierta li- marítima ofreció para ello abundantes
bertad de movimiento de las menciona- ocasiones. El mismo Apóstol le debe
das mujeres en el servicio de Cristo, gratitud por la protección recibida de
sino que nos hace vislumbrar también ella. Por tanto, esta mujer puede servir
muchos sacrificios personales en una de patrona y de modelo para la cura
vida apostólica más o menos acciden- de almas entre marineros y emigrados.
tada. San Pablo menciona después veinti-
Antes de empezar la lista de saludos séis nombres de hermanos y hermanas
(Rom. cap. 16), cumple San Pablo un en Jesucristo, a los cuales envía un sa-
deber de gratitud para con una colabo- ludo desde Corinto. Encabezan la lista
radora 'c elosa, oriunda de Corinto. Esta unos consortes, ocupando la mujer el
cristiana hubo de ir por algún asunto primer puesto -lo que llama la aten-
a Roma. Parece que San Pablo le confió ción tratándose de aquellos tiempos:
su Carta, y dice de ella cosas tan glo- "Saludad de mi parte a Prisca y a
riosas a la 'c omunidad cristiana de Aquila, que trabajaron conmigo en ser-
Roma, que las preocupaciones de la vicio de Jesucristo y los cuales, por sal-
mensajera respecto al éxito de su var mi vida, expusieron sus cabezas, por
viaje debieron de apaciguarse conside- lo que no solamente yo me reconozco
rablemente por la perspectiva de la re- agradecido, sino también las Iglesias to-
cepción cariñosa y la ayuda eficaz que das de los gentiles; y saludad con ellos
le prestarían los cristianos de Roma. a la Iglesia de su casa."
Dice el Apóstol: San Pablo había encontrado por vez
primera a estos 'C onsortes tan beneméri-
" Os recomiendo nuestra hermana Fe- tos en la causa de Cristo, allá en Corin-
be, la cual está dedicada al servicio de to, poco después de ser expulsados de
la Iglesia de Cencrea: para que la reci-
Roma por el Emperador Claudio. El
báis por amor del Señor, como deben Apóstol, que era del mismo gremio,
recibir los santos o fieles; y le déis favor
pues él y ellos se dedicaban a la fabri-
en cualquier negocio que necesitare de
cación de tiendas, encontró en su casa
vosotros : pues ella lo ha hecho así con albergue y trabajo. Al dejar Pablo, des-
muchos y en parti·c ular conmigo" (XVI, pués de año y medio, la ciudad de Co-
1 y 2) .
rinto, Aquila y Prisca- el nombre de
Puesto que, como ya hemos mencio- ella se usa también en la forma cariñosa
nado, se n om bra a Febe como "diáko- de Priscila- le acompañaron hasta Efe-
nos" de la Iglesia de Cencrea, tenía que so, donde se avecindaron para algunos
ser auxiliar oficial y activa en la cura años.
de almas allí mismo. Ya ORÍGENES ob- En Efeso, Prisca, con su esposo, ins-
serva respecto del testimonio de San truyó en "el camino del Señor" al culto
Pablo sobre la hermana Febe: ''Este pa-
saje nos enseña con autoridad apostó- (1) ORÍGENES, Comentario a la Carta a los
lica que también mujeres fueron em- Romanos, Migne PG, 14 1278
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alejandrino Apolo, puesto que habían cerca a esta mujer de la ·c omunidad ro-
notado en sus ·conferencias que sus co- . mana. Por su nombre ilampoco podemos
nocimientos eran deficientes en las ver- deducir si era antes una pagana de
dades de la fe cristiana. Ello hace sos- Roma o una judía del Oriente. Hemos
pechar que esta celosa misionera tenía de inclinarnos más a esto último, pues-
un grado de cultura extraordinaria, to que el Apóstol la alaba por las mu-
puesto que otra vez se la nombra antes chas fatigas que ella se ha tomado por
que a su marido (2). él. De todos modos, podemos venerarla
Pafece que durante su actividad de como luchadora heroica a favor de la
tres años en Efeso San Pablo vivió nue- causa de Cristo; porque las palabras
vamente en casa de Prisca y Aquila. con que se reconocen sus grandes fati-
Ellos dirigen desde allí saludos a los gas designan un esfuerzo sin reservas
cristianos de Corinto (3). Después se en la aceptación de latarea.
trasladaron a Roma, 'p ero más tarde N o es una exageración lo que el gran
volvieron a Efeso, porque es allí donde devoto del Apóstol, San J'IJan Crisós-
les envía el Apóstol saludos de su se- tomo, escribe de María:
gundo cautiverio (4). "¿Cómo? Otra vez se alaba y · ensalza
Sería en Efeso donde Prisca interce- a una mujer, otra vez se nos humilla a
dió por Pablo arriesgando la propia nosotros, hombres, o, mejor dicho, nos
vida y le salvó la suya; hecho que bas- sentimos humillados, pero también po-
taría por sí solo para asegurarle la gra- demos sentirnos honrados. Podemos sen-
titud de todos los siglos. tirnos honrados por tener semejantes
"Dime -así exclama San Juan Cri- mujeres; pero nos vemos humillados,
sóstomo,- ¿qué reina ha logrado tal porque nosotros, hombres, nos queda-
brillo, quién será tan ensalzado como mos a la zaga.
esa mujer del fabricante de tiendas? Su "Pero en cuanto reflexionemos de ·
nombre está y estará en todos los la- dónde procede la gloria de_aquellas mu-
bios, no durante diez o veinte años, sino jeres, las seguiremos también nosotros.
hasta el nuevo advenimiento de Cristo. ¿De dónde procede, pues, su gloria? ¡Es-
Todos la alaban a base de esas pocas pa- cuchad, hombres y mujeres! No de bra-
labras de Pablo, que la adornan más zaletes, no de cadenas de oro, no de la-
que una diadema real. cayos y doncellas y vestidos bordados
"Porque, ¿qué cosa hay grande, qué en oro, sino de las fatigas que se toman
cosa puede equipararse a haber servido por propagar la verdad.
de apoyo a Pablo, haber salvado al "La cual, así se dice, "ha trabajado
Maestro del orbe entero con riesgo de la mucho entre vosotros", no solamente
propia vida?. . . Y él no considera in- p ara sí misma, por la propia .virtud, lo
digno llamar "colaboradora" a una mu- que hacen aun hoy día muchas mujeres,
jer, él, el vaso de elección, sino que ayunado y durmiendo en el suelo des-
hasta se gloría de ello. Lo importante nudo, sino también por los demás. Ella
no es el sexo: Pablo ofrece la corona a ha hecho trabajo de Apóstol y de Evan-
la buena voluntad" (5). gelista"· (7). El Crisóstomo considera
La lista de saludos prosigue en la que también Junias es mujer (8), y ad-
Carta a los Romanos: "Sah¿dad a Ma- mira su virtud altísima, que le mereció
ría, la cual ha trabajado mucho entre el título de Apóstol.
vosotros" (6). No conocemos de más A la mitad de la lista de saludos nos
encontramos nuevamente con tres mu-
(2) AdoLf V. Harnack hasta quiso demos- jeres apostólicas: "Saludad a Trifena y
trar que ella era la autora de la carta canó- a Trifosa, las cuales trabajan para el
nica dirigida a los Hebreos. En "Zeitschrift
f d. neutest. Wissenchaft", 1, 100, 16-41. · servicio del Señor. Saludad a nuestra
(3) I Carta a Los Corintios, XVI, 19. carísima Pérsida, la cual, asimismo, ha
( 4) II Ca1·ta a Ti moteo, IV, 19.
(5) San Juan Crisóstomo, HomiLia 31 so- (7) San Juan Crisóstomo, Homilía 32, K<L
bre ~a Carta a Los Romanos, Kéisel, VI, 268. sel, VI, 275-76.
(6) Carta a los Romanos, XVI, 6. (8) Carta a los Romanos, XVI, 7.
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._ aoa "e -o 'Pl..l..Cho por el Señor" (9). ¿Se- a todos los santos que están con ellos"
r--"...E..L:. -=:'r.éena ' Trifosa hermanas que se (v. 15).
con.::aCTaron al Señor? Parece que Per- Julia era probablemente la esposa de
s:da es aba más cerca del corazón del Filólogo. No sabemos cómo se llamaba
_:...póstol que las demás; por esto la dis- la hermana de N ereo.
tingue con el epíteto de "nuestra carí- La larga lista de nombres al :final de
ima". la Carta a los Romanos nos permite dar
Y ahora sigue un saludo, que nos una mirada profunda a la actividad del
muesra al mayor de los discípulos de Cristianismo primitivo. Hombres y mu-
Cristo b.ajo un aspecto muy conmove- jeres J'}Orfiaban con santo ·c elo por su-
dor, por muy humano. "Saludad a Rufo, perarse unos a otros en la fatigosa labor
escogido del Señor, y a su madre, que misional. Las relaciones amables entre
también lo es mía" (v. 13). hombre y hombre no se romp~n por
Muchas razones abogan a favor de ello, sino que se enaltecen hasta llegar
que Rufo es el hijo de Simón Cireneo, a la comunidad sobrenatural "en el Se-
quien figura en la historia de la Pasión ñor". Estrechos lazos de amistad y de
(10). Parece que después de la muer- amor unían las Igle~;ias del Oriente con
te de su padre se trasladó juntamente los hermanos y hermanas de la capital
con su madre a Roma y gozó de gran del mundo.
autoridad en la comunidad allí existen-
te. En sus peregrinaciones apostólicas, P. Ketter,
mientras la ;familia residía todavía en el Prof. de Sagr. Escrit. en el Seminario
Orient~, San Pablo debió de encontrar de Treverís.
varias veces albergue en su ,casa. Y en De "Figuras Femeninas en la vida de Jesús".
estas ocasiones la madre de Rufo se Edit. Atenas, Madr id).
cuidaba del huésped ,como si fuera su
propio hijo. Tambrén San Pablo era ~····o-·•···· ......"..........,......................................o.-.•otl•••··•·· .. ·•··•····¡
muy sensible a tales muestras de mater-
nidad. Con aquel saludo, que había de i LITURGIA i
i i
ser leído a la ·c omunidad, erigió un mo- ¡ ¡
D O M I N I C A L·
numento perenne a aquella buena mu-
jer.
¿O quizá el joven Saulo,' al estudiar
¡
t
• por el
¡

¡

en Jerusalén, encontró en su casa no so- ~ P. BERNADO SIEBERS ~


lamente albergue y manutención, sino
también protección contra los peligros '
i
~
.
Explica<Jión del misterio de Cristo en el ciclo
del a11o litúrgico
~
~
i Los Capellanes del ejército norteamerica- i
de la juventud, adhiriéndose sincera- i no en una encuesta entre ellos realizada, i
mene a la familia? En tal caso, la ma- i son del parecer, que no ha nada más ade- i
¡ cuado para avivar el espíritu r eligioso, que ~
.dre de Rufo habría tenido la mejor oca- + desplegar un movimiento litúrgico general, !
sión para ejercer con el joven estudian- ·.·,'·_.' apara
los hacer
fieles conoce
en Jos r misterios
y participar activan1ente
religiosos. ~_=.:· .'
te el oficio de madre. Si esto concuerda Estos misterios -realmente vividos- fm·-
maron aquellos camp eones cristianos d e los
con la V"erdad, parece que la hermana : primeros siglos ; ellos conservan _aún hoy la.
• virtud de troca r cristianos raq uíticos en ver- •
del Apóstol -que habitaba en Jerusa- i daderos émulos de Jesucristo. ¡,
lén (11) -no se instalaría allí hasta más i Ya se nota hoy en toda América un pu- .\
i jante resurgir del espíritu litúrgico, que ya i
tarde, porque, de lo contrario, Pablo se ·.~ produce m ayor compenetración del cristiano ·.~
con el espíritu de la Iglesia.
habría hospedado en casa de su herma- i Esta es tambié n la finalidad de nuestro ·¡,
na casada. T libro. Habla d e la liturgia en g eneral Y. del f
• año litúrgico en especial. •
Otras dos cristianas de Roma se ven ¡ Explica la Liturgia de cada domingo Y +
distinguidas todavía con el saludo del f
i fiesta que forman el armazón de toda la
Liturgia.
PRECIO: $ 7 . -
f•!
Apóstol: "Saludad a Filólogo y a Julia, •
¡
Pedidos a:
¡
a N ere o y a su hermana y a Olim.pias, y I EDITORIAL "GUADALUPE" f
(9) Idem, XVI, 12. I¡ Mansilla 3865 T.E. 71-6066 ! i
(10) San Marcos, XV, 21. i BUENOS A I R E S .\
¡
(11) Hechos de los Apóstoles, XXIII, 16. ~. ..............................................................................................:i

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