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LOS CRÍMENES DE GRINDELWALD

Grindelwald: Hermanos, hermanas, amigos, el fabuloso obsequio de vuestro


aplauso no es para mi, no, es para vosotros. Hoy estáis aquí porque tenéis un
anhelo y la certeza de que, lo que antes nos servia ahora ha dejado de hacerlo.
Hoy estáis aquí porque anheláis algo nuevo. Algo diferente.

Dicen que odio a les no magic, a los muggles, a los no mags, a los sin magia.
No los odio. No. Pues yo no peleo movido por el odio. Para mi los muggles no
son inferiores, sino diferentes. No valen menos, si no que su valor es otro. No
son inútiles, si no que son útiles para otros menesteres, la magia solo aflora en
seres… excepcionales. Les está reservada a los que se entregan a propósitos
elevados. Y que mundo construiríamos para toda la humanidad aquellos que
enarbolamos la libertad, la verdad y el amor.

Ha llegado la hora, de que comparta mi visión del futuro que nos aguarda si no
nos alzamos y ocupamos el lugar que por derecho nos corresponde en el
mundo. Una guerra, es es lo que combatimos. Ese es el enemigo. Su arrogancia,
sus ansias de poder, su barbarie. ¿cuanto tardaran en volver sus armas hacia
nosotros? No hagáis nada cuando oigáis esto, mantened la calma y reprimir
vuestras emociones.

Hay Auróres aquí entre nosotros. Acercaos hermanos magos, uníos a nosotros.
Han matado a muchos de mis seguidores, es cierto. Me encerraron y torturaron
en Nueva York, acabaron con compañeros magos y brujas por el mero “crimen”
de perseguir la verdad, por querer la libertad. Vuestra ira, vuestro deseo de
venganza es innato. Desapareced, hermanos, marchaos, salid de aquí y haced
que se corra la voz. No somos nosotros los violentos. Auróres uníos a mi dentro
de este círculo. Juradme lealtad eterna o morid. Solo aquí descubriréis la
libertad, solo aquí descubriréis quienes sois. Respetad las reglas, ¡nada de
trampas niños!

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