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y Ordenación del Territorio ‐ Manual de teoría
en ejecución del planeamiento hayan sido urbanizados de acuerdo con el
mismo.
2. Suelo no urbanizable: Serán aquellos terrenos que deban incluirse en esta
clase por estar sometidos a algún régimen especial de protección incompatible
con su transformación de acuerdo con los planes de ordenación territorial o la
legislación sectorial, en razón de sus valores paisajísticos, históricos,
arqueológicos, científicos, ambientales o culturales, de riesgos naturales
acreditados en el planeamiento sectorial, o en función de su sujeción a
limitaciones o servidumbres para la protección del dominio público, o aquellos
terrenos que el planeamiento general considere necesario preservar por los
valores a que se ha hecho referencia en el punto anterior, por su valor agrícola,
forestal, ganadero o por sus riquezas naturales, así como aquellos otros que
considere inadecuados para un desarrollo urbano.
3. Suelo urbanizable: Será todo el que no tenga ninguna de las dos condiciones
anteriores será urbanizable, y podrá ser objeto de transformación.
En este tipo de legislación, vigente en la actualidad en algunas leyes
autonómicas, es necesario justificar la decisión de clasificar un suelo como no
urbanizable, en contraposición con la tradición anterior en la que se estudiaba cual
debía ser urbanizable, o dicho de otro modo como debería crecer la ciudad. El
razonamiento que lo inspiró pretende que al poner en el mercado una gran cantidad
de suelo que puede desarrollarse, el precio de este bajará. Las cualidades de cada clase
de suelo terminan de fijarse con los derechos y deberes de sus propietarios. Están
relacionados con las cargas y beneficios y con el retorno de plusvalías.
En el Título V considera varios supuestos indemnizatorios: por alteración de
planeamiento, diferenciando cuando el perjudicado tiene licencia en vigor;
limitaciones singulares, o en orden a la conservación de edificios, en lo que excedan de
los deberes legalmente establecidos, pretendiendo de la administración: "...Cuando se
produzca la anulación de una licencia, demora injustificada en su otorgamiento o su
denegación improcedente, los perjudicados podrán reclamar de la administración el
resarcimiento de los daños y perjuicios causados. (Artículo 44.2)”.
En materia de valoraciones el suelo rústico se valora por la capitalización de su
rendimiento actual o potencial. El suelo urbanizable se valora por el método residual
dinámico, que consiste en valorarlo deduciéndolo del valor de su aprovechamiento
actualizado en la zona en la que esta se ubica.
Una de las grandes críticas que tendrá la ley será precisamente esta concepción
“residual” del suelo urbanizable. El hecho de que todo suelo no declarado como
urbano o no urbanizable sea explícitamente clasificado como urbanizable, y por tanto
susceptible de ser urbanizado mediante planeamiento de desarrollo coloca en el
mercado residencial miles de metros cuadrados de suelo en pocos años. Esto, unido a
una coyuntura de crecimiento económico y a una estrategia hipotecaria expansiva de
la banca con bajos tipos de interés, genera una burbuja artificial en el mercado
inmobiliario que explotará una década después.
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