Está en la página 1de 39

Después de este breve, pero necesario, preámbulo, vamos con lo que

te ha traído por aquí: ¿cómo escribir un buen relato corto sin


morir en el intento?

Técnica 1: Cómo escribir un buen relato


en 6+2 consejos
Ahora sí, te quiero contar los 6 mejores consejos que puedo darte
sobre cómo escribir un buen relato.

1. Piensa en un tema que te motive


El primer paso para escribir un buen relato corto es tener esa idea
inicial. Cualquier cosa servirá: un sueño, un viejo cuento,
una persona que has visto… La creatividad se potencia buscando
ideas sin parar y esforzándose en encontrarlas. Lo único que
necesitas es algo que despierte en ti la necesidad de contar una
historia.

Por si necesitas algo de inspiración te dejo con este puñado de


ejercicios que publiqué hace tiempo en este blog: ejercicios de
escritura creativa.

2. Piensa en el efecto que quieres conseguir


Una vez que ya tienes tu tema, conviene que pienses en el efecto que
quieres transmitir. No me estoy refiriendo a que pienses en su
género (aunque conviene que tengas claro por dónde vas a ir), sino
a que te preguntes si quieres asustar a tu lector, si quieres que se
ría, hacer una crítica social que haga reflexionar a tu lector… O si
quieres que se pregunte todo el rato qué es lo que pasa y
mantenerle en vilo hasta el final.

El enfoque de ese efecto cambiará, y mucho, el cómo escribirás ese


relato. Cómo escribir un buen relato se basa en cuánto vas a
conseguir transmitir esa sensación a tu lector.

3. Piensa en cómo lo vas a transmitir


Ya tienes un posible argumento y el espíritu del relato. Te falta
decidir quién va a contar la historia y cómo la va a contar. Para eso
te dejo con esta Guía para elegir el narrador adecuado que escribí la
semana pasada.

Decidir el narrador te ayudará a concretar ciertos aspectos


importantes de tu narración: ¿lo contará el propio protagonista?
¿Será un amigo que está con él? ¿Alguien que recuerda lo que pasó?
O, ¿será un narrador omnisciente que todo lo sabe?

Recuerda que, como estamos aquí para escribir un buen relato


corto, no tendrás tiempo para cambiar ese narrador a mitad de la
historia así que… ¡elige con cuidado!

4. Decide un final
Ahora ya tienes las piezas necesarias para decidir un final. Sabes de
qué va, sabes qué vas a transmitir y sabes quién cuenta la historia…
¿por qué no fijarte un objetivo final?

En este aspecto soy muy laxo con mis propios relatos. A veces
planifico el relato entero, a veces decido primero el final, a veces
solo conozco el final… Pero como te decía, me suele gustar descubrir
el final conforme lo desarrollo, así que suelo fijar un objetivo
básico (sorprender, asustar, desagradar, hacer recapacitar…) y dejo
que sea el propio relato el que me cuente cómo termina.

Lo importante es que sepas hacia dónde vas para no perderte por el


camino. Escribir un buen relato corto se basa en lanzarle una piedra
literaria a tu lector, y esa piedra tiene que viajar recta y certera para
acertar donde tiene que acertar.

5. Decide un gancho
Una de las partes de un relato más importantes es el principio. La
clave para que un relato corto funcione está en: un inicio
impactante y un final que deje sin aliento. El final es muy
importante para guiar tus esfuerzos, sí, pero el inicio es vital para
conseguir captar la atención del lector.

Necesitas atrapar  al lector entre tus garras. Porque ese lector


solo leerá unas pocas palabras antes de decidir si continúa leyendo
tu relato o no… y si decide que no quiere hacerlo…

Así que elige algo explosivo que no le deje indiferente. Algo que


termine planteando una pregunta que ese lector necesite contestar.
¡Eso sí! No prometas mucho más de lo que luego vayas a contar… A
veces el gancho inicial es tan increíble que el relato termina siendo
eso: no creíble.

6. ¡Escribe!
Y para terminar este cómo escribir un buen relato corto ya solo falta
una cosa: escribe. Tienes todos los ingredientes necesarios para
poder contar una historia. La práctica, la experiencia y la lectura
harán el resto.

Porque… ¡cuantos más relatos escribas mejor los escribirás!

7. Empieza de nuevo
Para escribir bien hacen falta dos cosas: formación y práctica. De la
formación te hablaré un poco más adelante, pero la práctica es algo
que depende enteramente de ti.

En cuanto termines de escribir un buen relato corto… lánzate a


por el siguiente.

8. Utiliza Scrivener
El programa que me cambió la manera de escribir, Scrivener, es lo
mejor que puedes conseguir a día de hoy para escribir. Tienes
muchos recursos y tutoriales gratuitos en scrivener.es, además de
formación especializada de pago, con la que sacarás el máximo
partido a ese fantástico programa.

Otras técnicas para enfocar la escritura


de relatos cortos
Lo que acabo de contarte es el método tradicional para escribir un
relato corto. No es el único que existe y cada tipo de escritor tiene
que encontrar el modelo de trabajo que más se adecúe a sus
necesidades. Por eso, os traigo una segunda técnica para escribir
relatos cortos: el método del copo de nieve.

El método del copo de nieve para escribir relatos cortos es algo así
como la técnica ingenieril de enfocar la escritura. Supongo que
habrá muchos más escritores que utilicen este método, pero casi
todos los matemáticos, físicos e ingenieros que conozco se enfrentan
a los relatos de una forma similar.

A escribir relatos cortos se aprende


escribiendo relatos cortos. CLIC PARA TUITEAR
Eso sí, no hay que hacer de menos a los relatos que surgen sin más
planificación que una hoja en blanco. Porque sí, ese tipo de relato
existe.

Un ejemplo claro, al menos en su concepción original, fue Memoria


selectiva, del que puedes leer su principio pinchando sobre su
nombre. Ese inicio es el ejemplo perfecto de relato corto de ciencia
ficción que nació sin ningún tipo de planificación, técnica o método.

Aunque el resultado final, el pulido, el definitivo que da nombre a


esa antología, sí que sufrió una serie de transformaciones y planes
mucho más exhaustivos.

Técnica 2: El método del copo de nieve


Esta técnica para escribir relatos cortos se llama así por la
referencia a una curva matemática llamada Copo de nieve de Koch.
Una curva fractal que se construye repitiendo una y otra vez los
mismos pasos: partes un segmento de recta en tres e insertas dos
segmentos más allí donde estaría el segmento central, formando un
triángulo equilátero. Luego repites, repites y repites hasta el infinito,
conformando algo como esto:
El Copo de Nieve de Koch
Bonito, ¿verdad?

Pues no solo es bonito, sino que es útil para escribir relatos cortos.
¿Quieres saber cómo?

1. Escribe unas pocas palabras sobre tu idea


Esta será tu primera iteración para escribir tu relato. De hecho, esto
podría considerarse un protorelato, un relato muy corto que
conformará la semilla de algo mayor.

O no. Si quisieras escribir microrrelatos, podrías quedarte en este


paso. Es una forma genial de conseguir relatos muy cortos. Aunque
para tener un verdadero microrrelato, todavía habría que pulirlo
muchísimo.

El objetivo es que salgas con una o dos frases que resuman lo que
quieres para tu relato.

2. Añade detalles, situaciones o escenas


Coge tu idea anterior e imagina que estamos hablando de las típicas
partes de un relato (inicio, nudo, desenlace…). Tu resumen inicial
puede que no sea ninguna de ellas, pero ahora que tienes una idea
de cómo va a ser el relato, seguro que eres capaz de imaginarte un
gancho.

O un final.

O una situación que te apetezca ver en esa historia.

Al igual que antes, con un par de frases bastará.

3. ¡Repite!
Hay veces en las que una o dos frases bastan para que tengas una
idea clara del tipo de relato corto que vas a escribir. Otras necesitas
mucho más que eso.

La ventaja que tiene este método de escribir relatos cortos, es que no


necesitas planificar cada una de las partes del relato. Simplemente
escribes un puñado de ideas, te alejas, las observas en su conjunto y
si ves que falta algo, vuelves a añadir un detalle.

De esta forma, molécula a molécula, terminarás creando un


organismo vivo. Un Relato, con mayúsculas.

4. Opcional
Si has pasado por el bucle dos o tres veces y sigues necesitando dar
más detalles a tu historia, quizá haya llegado el momento de
analizar tu idea inicial. ¿Por qué? Porque la mayoría de las veces en
las que alargamos el proceso previo a escribir, es porque no
tenemos clara la idea.

O porque la idea es mala, o porque no es su momento.


Quizá hayas perdido el hilo inicial que impulsaba tu relato.

Lo que importa es que seas capaz de darte cuenta, de desechar esta


idea, de buscar otra y de volver a empezar.

Porque a escribir relatos cortos se aprende escribiendo relatos


cortos. Guarda tu idea, no sabes cuándo volverá a ser importante
para ti, y busca tu siguiente historia.

Recuerda: cuantos más relatos escribas, mejor te irán saliendo.

[EXTRA] Tres consejos más para escribir


un buen relato corto
Con estas 6 claves espero haberte ayudado en tu búsqueda sobre
cómo escribir un buen relato. Aunque la clave, como te digo, está en
la practica.

Lo último que quiero decirte sobre escribir relatos cortos son dos de
los consejos que más he apreciado yo en los últimos años:

1. Cada palabra cuenta


El relato por definición debe ser corto. Un texto corto,
independientemente de las palabras que nos marquemos como
objetivo (cada academia, cada premio literario, fija el número de
palabras del relato como le apetece), tiene que ir al grano.

Es vital que no desperdicies tus palabra, ni la paciencia del lector,


contando cosas que no aportan nada a la historia de tu relato.
Reduce al máximo la información que proporcionas. Recuerda que
no tienes infinitas páginas para escribir, solo un pequeño puñado.

No tienes por qué contarlo todo y la gente suele agradecer que dejes
ciertos ciertos huecos a su imaginación.
Todo relat que se haya llevado algún premio tiene medida cada una
de las palabras que cuenta.

2. Cuidado con los adjetivos


Los adjetivos son un recurso muy peligroso, no solo en un relato,
sino también en un cuento, una novela o cualquier otro texto que
quieras escribir. Llenar una página con adjetivos suele dar una
sensación de pobreza narrativa y hace que la imaginación del lector
trabaje poco.

Es mucho más efectivo describir una situación, una sensación o


incluso una emoción, que contarla a bocajarro a través de cuatro
adjetivos mal puestos. Recuerda que, a pesar de hablar de relatos
cortos, el lector quiere sentir la historia. Y la peor manera de sentir
algo es contarla a través de sus adjetivos. Describe por qué el
personaje llegó a sentirse así, no lo cuentes.

3. No tengas miedo del resultado


Si no has empezado a escribir todavía, no tengas demasiado miedo
del resultado final. Los primeros relatos siempre cuestan mucho.
Tiempo, calidad, revisiones, recursos…
Hemingway, que era un tipo que sabía mucho de la vida, decía algo
muy importante que quiero que se te quede grabado a fuego en la
mente:

El primer borrador de cualquier cosa es una MIERDA.

Ernest Hemingway

La práctica será tu aliada, pero ten siempre presente que cuando


escribas un relato corto, la primera versión solo te servirá para
esbozar lo que será el resultado final. Cuando lo corrijas, lo pulas y
termines de darle forma, entonces y solo entonces tendrás un buen
relato corto entre tus manos.

El primer borrador de cualquier cosa es una


MIERDA. CLIC PARA TUITEAR
Por último: practica y fórmate
Lo que marcó la diferencia entre mi yo-escritor-amateur y mi yo-
escritor-profesional fue el momento en el que decidí invertir en
formación y corrección profesional.

Con esto no me estoy refiriendo a que pagues a un corrector, vayas a


una academia o busques un mentor. Tú eres libre de elegir en quién
depositas tu confianza. Lo que es importante es que seas
consciente de que necesitas que te enseñen. Quizá no los
rudimentos, pero si quieres mejorar tu estilo, escribir mejor y hacer
relatos de calidad, necesitas que alguien te enseñe.

No tengas miedo de pedir ayuda y ten cuidado de a quién se la pides.

Entonces te darás cuenta de que quizá no escribías tan bien como


creías, verás qué errores cometes y, lo mejor de todo, aprenderás a
evitarlos.
Mis relatos cortos de hoy no tienen nada que ver con los primeros
que publiqué. Casi cada año que pasa veo una diferencia abismal
con los relatos que tienen más de media docena de meses.

EN RELATOS
Lectura gratis durante la cuarentena

9 Ejemplos de relatos cortos


Como os he prometido, aquí tenéis una lista con 9 de esos 60 relatos
que ya he publicado en alguna de mis antologías, presentado a
concursos o publicado en otros medios. Espero que os sirvan de
inspiración, que los disfrutéis y que aprendáis algo con ello (incluso,
si es el caso, cómo no queréis enfocar un relato.

Son 9 ejemplos de relatos cortos de géneros fantásticos (ciencia


ficción, terror y fantasía) con algún misterio de por medio.

Utiliza los botones para abrir una nueva pestaña con el relato en
cuestión.

1. Ciudad oscura
Una ciudad posapocalíptica, unas entidades oscuras que acosan a la
humanidad y una persona más especial de lo que cree.
EN RELATOS
Relato: Ciudad oscura

2. La sombra de un sueño
A veces, las resacas son mucho peores de lo que parecen y el terror
se esconde a plena luz del día.

EN RELATOS
Relato: La Sombra de un Sueño

3. El asesino sin nombre


Un asesino que mata en segundos, sin que nadie sepa cómo ni por
qué y que además sigue los pasos de un libro.
EN RELATOS
Relato: El Asesino Sin Nombre

4. Memoria selectiva
En un futuro lejano la humanidad vive una época dorada en la que
hombre y máquina son uno. Cuerpos modificados, cerebros
mejorados… No hay hambre, no hay corrupción, no hay guerra. ¿El
precio? Que una entidad cibercognitiva nos gobierne a todos.

EN RELATOS
Relato: Memoria selectiva

5. Señor presidente
Hoy en día, la lectura comprensiva es una habilidad está en desuso.
Incluso los presidentes fallan al interpretar las órdenes que firman,
por muy destructivas que sean…
EN RELATOS
Relato: Señor Presidente

6. El cuerpo
Primera escena de la primera novela que escribí. Funciona igual
como prefacio que como relato breve.

EN RELATOS
Relato: El Cuerpo

7. Alice Watson
Los amores por internet son tan frecuentes como poco fiables.

EN RELATOS
Relato: Alice Watson

8. La ley de los viajes en el tiempo


Si pudiéramos viajar en el tiempo, ¿qué consecuencias tendría? Un
relato que enfoca de manera diferente las leyes que rigen el viaje en
el tiempo.

EN RELATOS
Relato: La ley de los viajes en el tiempo

9. Magia
Todos tenemos magia dentro, solo que hemos perdido la facultad de
acceder a ella.

EN RELATOS
Relato: Magia

10. La Historia de Giwdul de Hanau


A veces, los verdaderos villanos no son los que nos muestran en los
cuentos.

EN RELATOS
Relato: la Historia de Giwdul de Hanau

Y muchos más
En esta web, además de encontrar varias antologías, tienes
disponibles multitud de textos y relatos. También tienes un gran
abanico de artículos sobre escritura, publicación, maquetación…
Opiniones fruto de la experiencia que quizá te sean útiles.

Y, sobre todo, lo que más encontrarás son reseñas de libros. Porque


cualquier escritor que se precie es ante todo un lector voraz.

¿Qué te ha parecido este post? Me ayudas mucho si lo cuentas en


forma de estrellas (de 1 a 5). Puedes votar pinchando en las
estrellas que hay aquí debajo:
ESCRIBIR DESDE EL CENTRO
(O: ENCONTRAR PRIMERO LA CHICHA Y LUEGO ESCRIBIR EL RESTO)

Aparte de los siete métodos propuestos, me gustaría exponeros otro del que ya
os he hablado en otras ocasiones, el método de James Scott Bell. Bell analizó
un buen montón de novelas clásicas y modernas de alta calidad y encontró que
tenían algo en común: la esencia de la trama se revelaba en el centro físico de
la novela, en un momento de reflexión (consciente o no) que él
llama momento del espejo. Para Bell, era evidente que estos escritores tenían
muy claro cuál era el corazón de su argumento y eso les facilitaba crear un texto
multicapa que realmente llegaba al lector.
Así que se planteó lo siguiente: ¿por qué no empezar al revés? En vez de
analizar cuál es la esencia de nuestra novela una vez la hemos terminado, ¿por
qué no encontrar esa esencia y construir la novela alrededor? Os recomiendo
muy muchísimo su libro, donde detalla este método, pero os lo resumo aquí, muy
brevemente.
Scott Bell expone dos métodos, uno para escritores que gustan de planificar
con orden y lógica, y otro para los que escriben con brújula.
Para los planificadores:
Bell habla de signpost moments, momentos clave o señal en la novela. Esta
sería la estructura propuesta, compuesta de estos momentos clave:
1. Problema de apertura: Cualquier conflicto o problema, que se presenta ya
en la primera escena.
2. Personaje afectivo: Presentación de alguien que se preocupa por el
protagonista, alguien importante para él/ella.
3. Argumento en oposición a la transformación: El personaje expresa
alguna idea o convicción que se habrá transformado para cuando lleguemos al
final de la novela. Es un punto que marca el inicio de la transformación del
personaje. Un ejemplo claro está en todas esas novelas donde el personaje
está loco/a por salir de su pueblo natal, pero al final tiene unas ganas de volver
a casa que no puede con ellas.
4. Se aproxima una tormenta. Debe de haber alguna indicación de que todo
no va a seguir tan tranquilito como hasta ahora.
5. Puerta de no retorno 1: Lanza al personaje a los enfrentamientos del
segundo acto (nudo).
6. Patada en la espinilla: Al intentar avanzar y resolver el problema, el
personaje se enfrenta a un nuevo problema que le pone las cosas aún más
difíciles.
7. El momento espejo. Este es un momento clave en la estructura de Bell, ya
que es el momento en que el personaje se mira en el espejo (no literalmente,
aunque también puede hacerse) y se pregunta en qué se está convirtiendo,
quién es. Este es el momento en que se refleja la esencia de la trama, el
corazón de tu obra. Es una clave autorreflexiva fundamental, y para entenderla
recomiendo, una vez más, que se lea el libro completo de Bell.
8. Acaricia al perro. Aun metido en un embrollo terrible, el personaje ayuda a
alguien más débil, muestra su humanidad. Considero que esto puede ser muy
eficiente para provocarle un poquito de empatía al lector, incluso hacia el
personaje más despreciable.
9. Puerta sin retorno 2: El personaje realiza un descubrimiento o encuentra
una pista clave, que lo dirigirá inevitablemente al enfrentamiento final.
10. Se acumulan tropas: El adversario, a sabiendas de que el personaje ya se
ha puesto en marcha, acumula fuerzas/tropas/maldades en preparación.
11. Se apagan las luces: El momento más oscuro para el personaje, en que
parece que todo se ha perdido.
12. El factor Q: Llamado así en honor al personaje Q en las aventuras de
James Bond, que siempre le daba artilugios que luego lo sacaban de los peores
apuros. El personaje consigue salir de ese momento oscuro del punto 11
usando alguna herramienta (física o metafórica) que se le ha proporcionado al
principio de la novela. Para esto recomiendo que leáis este artículo de Víctor
Selles en el blog de Lecturonauta sobre el foreshadowing o la anticipación en la
narrativa.
13. La batalla final: ¿Superará el personaje a su adversario (sea, también, una
persona física o un conflicto moral)? ¿Tomará las decisiones correctas?
14. Transformación: Normalmente el último capítulo del libro nos muestra de
algún modo lo que ha cambiado el personaje, ya sea para bien o para mal. El
tipo de transformación será lo que más afectará al impacto emocional en el
lector.
Y, para los escritores de brújula, propone las siguientes preguntas:
1. ¿Cuál es tu personaje principal? ¿Cuál es su problema?
2. ¿Tiene tu personaje principal un defecto moral que está haciendo
daño a otros? Si no es así, ¿puedes otorgarle uno?
3. Una vez integrado este defecto, analiza qué lo ha causado. Métete a
fondo en su trasfondo para averiguar de dónde procede.
4. ¿Quieres terminar el libro con un final positivo? Entonces, ¿cómo
supera ese defecto y se transforma? ¿Cómo será esa escena?
5. ¿Quieres escribir un final oscuro? ¿Cómo encontrará tu personaje su
oportunidad de transformarse y cómo lo rechazará?
6. Y ahora, lo más difícil: diseñar el momento espejo. Si tu personaje
estuviera frente a un espejo, justo a mitad de la novela, ¿qué se diría a sí
mismo/a?
No obstante, tengo la teoría de que un buen personaje puede superar incluso una trama
tibia o una ambientación mediocre. Tengo la sospecha de que los personajes son el
verdadero corazón de la historia. Si puedes empatizar con un personaje, todo lo demás
es secundario.

ALGUNOS PERSONAJES ENTORPECEN LA TRAMA

Creo que un buen ejemplo de esto es la serie The Expanse. Tiene un worldbuilding casi


perfecto (tanto que a veces me la pongo de fondo, solo para fijarme en la ambientación
mientras hago otras cosas), pero la trama no termina de engancharme. Sé que no soy la
única. ¿Por qué?, me preguntaba, porque soy muy de preguntarme estas cosas en voz alta
mientras veo series, por lo cual nadie quiere nunca ver series conmigo. No está mal hecha,
si bien algunos puntos son predecibles. Y entonces me di cuenta: fallan los personajes.
Muchos de ellos son aburridos, planos, no tenemos una historia lo bastante interesante de
cada uno (aunque reconozco que solo he visto la primera temporada: puede que su
desarrollo posterior solucione esta carencia).
Pero hay personajes que enriquecen. En The Expanse hay algunos que destacan,
porque mantienen una línea clara dentro de su obvia densidad, o porque tienen
características que los distinguen con fuerza del resto. Esto ocurre, por ejemplo, con la
vestimenta colorida y el carácter manipulador y práctico de Chrisjen Avasarala:
Esta señora

¿Qué hace que ella destaque? Es una olla en ebullición, un crisol de caminos: cuando crees
que la conoces, te sorprende, pero nada de lo que hace falla a la coherencia total del
personaje. Muchos escritores que empiezan creen que un buen personaje sale de la nada.
Te lo imaginas, buscas una imagen por internet de una cara que te gusta y se la pones. A lo
mejor hasta le haces una hojita de datos y cualidades, como en el rol. Y se sorprenden
cuando los lectores no consiguen meterse en la historia. Algunos hasta dicen que no se
han podido identificar con los personajes. Lo sé, me ha pasado.
Los lectores no son narratólogos, así que con frecuencia no saben realmente expresar lo que
están sintiendo. Muchas veces el “no me he podido identificar con tu personaje”
significa que has creado un personaje plano, con matices escasos, o has dado con
una  mary sue: alguien tan perfecto que ningún lector puede quererlo. Pero eso no explica
que tantos lectores se enamoraran en su momento del personaje de Superman, por ejemplo
(por lo menos, con el original). Aparte de un contexto social y cultural que haga que un
personaje sea más o menos popular, creo que el truco está en la coherencia. Por su
personalidad y ética, un personaje como Superman no mataría a uno de sus enemigos, y si
lo hiciera eso tendría que tener una serie de consecuencias concretas para la trama y el
personaje.
El problema no es que tu personaje sea perfecto: si muestras un personaje que en cada
una de sus acciones demuestra que es perfecto y lo llevas hasta sus últimas consecuencias,
los lectores sí entenderán a ese personaje. El problema de las mary sue no es que sean
perfectas: es que el autor proyecta sus propias cualidades, idealizadas. Crea una especie
de valle incómodo donde nosotros percibimos como defectos irritantes cosas que el autor
considera virtudes.
Hay muchas maneras de crear personajes con cierto grado de complejidad. Y hay una
técnica para mantener la coherencia en esa complejidad que me ha llamado
muchísimo la atención, tanto que quería compartirla con vosotros.

LA CREACIÓN DE UN
PERSONAJE COMPLEJO Y
COHERENTE
Lo escuché en el podcast Self Publishing Podcast, concretamente en este episodio, donde la
invitada, Lisa Bloom, analizaba las “historias” personales y reales de los
entrevistadores y extraía una serie de conclusiones que pueden aplicarse a la creación
de cualquier historia de ficción. Lisa encontraba patrones de comportamiento y
pensamiento en aquellos que le contaban sus historias (una suerte de “análisis psicológico
de ficción”), basándose en tres momentos cruciales de sus vidas.
Si aplicamos esto a la escritura, obtendríamos una trama donde las características de los
personajes están perfectamente implementadas. Iríamos mucho más allá del clásico “era
rubia, de ojos azules y presumida” del escritor aficionado y pasaríamos a una elaboración
completamente verosímil de un personaje redondo.
CÓMO APLICAR ESTA TÉCNICA

Voy a explicaros cómo aplicaría yo esta técnica de Lisa:

1. Coge a tu personaje (mejor un personaje protagonista) y dale tres adjetivos.


Hasta puedes seleccionarlos al azar. Prueba, por ejemplo, esta maravillosa
herramienta que crea fichas de personajes de manera aleatoria.
2. Yo he elegido al azar los siguientes adjetivos para mi personaje (llamémosla
Mariví): Mariví es entrometida, vengativa e impaciente. Qué le vamos a hacer, me
gustan más los defectos que las virtudes en un personaje,
3. En ningún momento de tu obra deberás decir que Mariví es entrometida, vengativa e
impaciente. Recuerda: muestra, no expliques.
4. Crea tres momentos cruciales en la vida de Mariví que reflejen ese carácter.
Los momentos cruciales suelen ser momentos de cambio, momentos en los que Mariví
empieza a ver las cosas de otra forma, tiene alguna revelación personal, etc. No tienen
por qué ser momentos de gran crisis e impacto como una muerte, la primera relación
sexual, un accidente, etc. Muchas grandes revelaciones personales surgen a raíz de una
conversación, una pelea o mientras estás metido en la bañera sin pensar en nada.
5. Intenta integrar esos tres momentos en la trama (ya sea como recuerdo, algo que
le ocurre directamente, algo que aparece en el comentario de otro personaje, etc.).
Mariví puede ser consciente de sus patrones de comportamiento y pensamiento y
reflexionar sobre ello, o puedes simplemente mostrarla de esa manera: que todo el
mundo vea esos patrones, pero ella misma no se dé cuenta.
6. El resultado es que tienes una actuación clara y coherente del personaje en la
trama. Cuanto más complicados sean esos adjetivos, mayor humanidad le darás a la
trama. A lo mejor, más que entrometida, Mariví es insegura y quiere ganarse el afecto de
los demás intentando siempre hacer cosas por ellos, incluso cuando nadie las quiere ni
las pide. Tal vez no es que sea vengativa, es que esa inseguridad lleva a Mariví a pensar
que nadie agradece sus intentos de ayudar, y se “venga” de esas personas hablando mal
de ellas a sus espaldas. Puede que su impaciencia se deba a que tiene poco autocontrol y
quiere cualquier recompensa o reconocimiento AHORA, y de ahí su frustración.
7. ¿Veis? Si Mariví representa esos rasgos de su carácter en tres momentos cruciales
de su historia personal, tendremos una trama muchísimo más consistente y profesional.
Sobra decir que en el resto de la trama tendrá que mantener esa línea: no podrás
hacer que tenga un comportamiento generoso y compasivo hacia alguien que la ha
ignorado, y si lo haces tendrás que explicar el porqué.
A lo mejor tener tanta precisión psicológica os puede parecer difícil. Al fin y al cabo, para
representar patrones en un personaje hay que saber reconocerlos en personas
reales. Prueba a hacer este juego con amigos o contigo mismo/a, y verás qué pronto le
coges el truco:
CÓMO PRACTICAR ESTA TÉCNICA CON
PERSONAS REALES

1. Piensa en los tres momentos que para ti fueron cruciales en tu vida: aquellos


que para ti tienen mucho más significado que el resto, y pregúntate por qué. ¿Qué tienen
en común esos tres momentos? Eso que tienen en común define un patrón que
posiblemente apliques a otras situaciones en tu vida.
2. Ahora prueba a hacerlo con un amigo o familiar de mucha confianza.
Pregúntale por esos tres momentos especiales e intenta analizar qué tienen en común. Si
ves que te cuesta encontrarlo, hazlo con varias personas diferentes hasta que empieces a
ver esos puntos clave. Pronto irás viendo qué tienes que mirar exactamente.
3. Prueba ahora a coger alguno de esos patrones que has descubierto, junto con
esas tres situaciones, y crea una trama o historia nueva con esos
elementos. Descubrirás que es una trama potente, con mucha más fuerza que una
historia que simplemente cogiste de la nada.
4. Este ejercicio, claro, puede hacerse también al leer cualquier novela. Cuanto más
atentos estemos a este tipo de visión de los personajes, mejor desarrollaremos los
propios.
Personalmente me parece una técnica fantástica, que puede llevarse a cabo sola o en
combinación con otros ejercicios de creación de personajes, y ya estoy analizando algunos
de los momentos cruciales de mis protagonistas. Si vosotros lo intentáis, no dejéis de
contarlo en los comentarios.

LA PRÁCTICA DELIBERADA O
INTENCIONADA: CÓMO
FUNCIONA
Según el análisis realizado por el propio Ericsson en su muy
excelente Peak (que no os engañe esa portada con pinta de autoayuda barata: es un libro de 
divulgación con base científica), apoyado por otros análisis que he leído de científicos,
divulgadores y ensayistas como Angela Duckworth (Grit), Robert Greene (Maestría) o
Charles Duhigg (El poder de los hábitos), creo que podemos resumir una práctica
deliberada en los siguientes factores:
1. Enfoque: Una práctica deliberada exige concentración absoluta. Nada de
notificaciones de móvil, de vídeos de gatitos ni de ocho pestañas abiertas en el
navegador.
2. Objetivos: Al tratarse de un sistema consciente e intencionado, debemos definir,
precisamente, esas intenciones. ¿Cuál es nuestro objetivo a largo plazo? ¿Y a corto?
¿Qué pretendemos conseguir en la sesión de hoy? ¿Y el año que viene?
3. Planificación: Todo esto exige de una planificación. Deberás estudiar qué métodos
de aprendizaje usarás y cómo los implementarás en tu trabajo diario. También será
necesario encontrar ejercicios específicos para solucionar debilidades y errores.
4. Salir de la zona de confort: El progreso más rápido se produce cuando hacemos
cosas que nos resultan difíciles. Por duro que suene, tu objetivo deberá ser hacer algo
que te resulte complicado en cada sesión. Hablamos de un trabajo intenso que exige de
un esfuerzo enfocado.
5. Estar solo: Si bien la práctica con otros es necesaria (para motivarse, para recibir
valoraciones, para aprender de un maestro, para recibir ideas inspiradoras…), el
progreso más rápido se realiza en una sesión concentrada y solitaria. Únete a otros en
otros tipos de práctica: la deliberada debes realizarla a solas.
6. Priorizar la habilidad práctica (skill) sobre el conocimiento (knowledge).
Ericsson diferencia entre estos dos aspectos, partiendo del estudio ya mencionado de los
violinistas. El progreso de los que se centraban en una práctica solitaria directa con su
instrumento superaba con creces al de los que dividían su tiempo entre práctica solitaria,
práctica en grupo, actuaciones en público y estudio teórico (memorización). Incluso
cuando recibían clases tutorizadas, estas eran personalizadas y servían para fijar la
comprensión teórica y recibir ejercicios prácticos que luego se llevarían a cabo en
solitario.
7. Representaciones mentales: Para Ericsson, esto es lo que diferencia a los grandes
de los mediocres. Los buenos profesionales tienen representaciones mentales:
visualizaciones complejas de cómo es lo que quieren conseguir. Por ejemplo, un músico
lee primero en su mente una partitura, antes de interpretarla; decide cuál sería la
interpretación ideal y cómo sería. Esa música que oye en su cabeza es su representación
mental.
8. Retroalimentación: De nada sirve crear en el vacío si quieres mejorar. Necesitas
valoraciones para identificar tus fallos y flaquezas, que son los puntos que deberás
atacar con mayor energía. Necesitas un profesor, un mentor, un crítico. En el siguiente
apartado analizaremos distintos modos de conseguir ese feedback en la escritura.
9. Hábito: La práctica consciente es constante. Es un hábito periódico (generalmente
diario) para los practicantes. Sobre cómo implementar hábitos (sobre todo el de la
escritura) hablé aquí.
Teniendo esto en cuenta, y citando a James Clear, el proceso sería el siguiente:

La anticipación es crucial por varias razones.

En primer lugar, porque convierte un hecho increíble en algo plausible. En la vida


real muchas cosas ocurren por azar, pero dentro de la estructura de una novela
el azar no suele tener cabida por una razón muy sencilla: el lector no lo
encuentra creíble.
Cualquier película de James Bond constituye un buen ejemplo. Una de las
escenas recurrentes en la saga del detective británico nos muestra a un
personaje llamado Q, cuya función es introducir en la trama varios gadgets de
alta tecnología que al final se revelarán útiles en el momento más apropiado.
¿Qué clase de espectador aceptaría sin más que James Bond posee un bolígrafo
explosivo si otro personaje no lo hubiera mencionado con antelación?
En segundo lugar, la anticipación contribuye a añadir tensión a la historia, porque
invita a preguntarse qué ocurrirá a continuación. Actúa como un gancho.
Evidentemente, el escritor debe cumplir con todo aquello que promete y no
defraudar las expectativas del lector. En otras palabras, si en el primer acto se
presenta un bolígrafo explosivo, más vale que en el tercero acabe detonando (y
si quieres saber más sobre todo esto, echa un vistazo a la entrada que el propio
Guillermo ha escrito para mi blog).
REPORT THIS AD

Este ejemplo hace referencia a un objeto, pero la «anticipación» también


funciona muy bien para justificar:

1. Habilidades o talentos especiales: Resulta algo desconcertante que un personaje


mencione el cursillo de pilotaje de aviones que realizó hace un par de años justo
después de que el piloto del Boeing en el que está viajando se haya quedado
inconsciente.
2. Comportamientos: ¿Por qué un personaje reacciona de un modo determinado ante
ciertos acontecimientos? Si algo en su pasado lo justifica es mejor introducirlo de
antemano, con naturalidad. Por ejemplo, en Pulp Fiction resultaría chocante que el
personaje de Butch (Bruce Willis) volviera a casa para recuperar un reloj de oro, si el
guionista no hubiera llamado la atención sobre la importancia sentimental del mismo en
un punto anterior de la historia.
Cómo introducir el «foreshadowing»
Dotar de plausibilidad a eventos futuros y contribuir a la tensión son los dos
objetivos básicos del «foreshadowing». Los ejemplos mencionados arriba son
quizá los más obvios, y los que un escritor suele emplear de forma intuitiva,
pero existen muchas otras técnicas que pueden utilizarse para introducir
elementos de anticipación:

De forma evidente
Una herramienta similar al «foreshadowing» es la prolepsis, donde en lugar de
intuirse un desenlace posible, este se nos muestra directamente. Por ejemplo,
podemos hacer referencia a acontecimientos futuros mediante los comienzos «in
media res» y los flash-forward. Los primeros sitúan al lector en mitad de la acción
(la persecución en coche, el robo al banco, la gran batalla) para sumergirlo en la
historia. A partir de ese punto el escritor retrocede en el tiempo, ofreciendo la
sucesión de acontecimientos por la cual los personajes llegaron hasta esa
situación.
La primera escena de Breaking Bad nos presenta una situación límite. Unos
pantalones flotando en el aire, un hombre en ropa interior con una máscara
antigás conduciendo una autocaravana que acaba estrellándose en mitad del
desierto y una confesión grabada en vídeo mientras resuenan las sirenas de la
policía. Vince Gilligan y su equipo de guionistas están ejecutando un comienzo
«in media res» en toda regla.
REPORT THIS AD

Los flash-forward, como su nombre indica, son el mecanismo opuesto a los


flash-backs: adelantan acontecimientos futuros. Ambos son técnicas que deben
usarse con precaución, y solo si están justificadas, ya que rompen el orden
lógico de los acontecimientos y por tanto pueden crear confusión o incluso
aburrimiento en el lector.

Los presagios y profecías son otra solución habitual dentro de algunos géneros. Las
historias sobre  el Elegido (la sagas de Matrix o las novelas de Harry Potter son
quizá los ejemplos más conocidos) juegan con esta premisa para adelantar
acontecimientos futuros. Esto funciona bastante mejor cuando la información
que ofrece el escritor es críptica o da pie a distintas interpretaciones. Muchas
fuentes clásicas han dejado constancia de lo confusas que podían ser las
profecías de los oráculos en la antigüedad. El de Delfos le aseguró al rey lidio
que si atacaba a los persas destruiría un gran reino; alentado por la profecía,
decidió atacar y como consecuencia acabó destruyendo el suyo.
Adelantar información equívoca sobre un acontecimiento futuro (o la maniobra
de distracción que intenta conducir a los lectores a una conclusión falsa), se
conoce en literatura con otro término anglosajón de difícil traducción: el «red
herring». El objetivo es introducir el elemento sorpresa cuando se desvela el
engaño pero, si no se hace bien, puede provocar frustración. Se usa con
frecuencia en la novela policíaca, dirigiendo las sospechas sobre algunos
personajes que al final resultarán ser inocentes.
 
De forma sutil
El «foreshadowing» también puede ser introducido de una forma sutil, creando
subtexto y capas de interpretación en la historia, tratando de reforzar el simbolismo o un
mensaje determinado.
En La última cruzada, cuando un personaje indica a Indiana Jones que se
encuentran ya muy cerca del Santo Grial, Indy responde: «Es en estos casos
cuando el suelo cede bajo tus pies». Con estas palabras, que parecen casuales,
está presagiando la futura destrucción del lugar que alberga la reliquia. Son
como un pequeño temblor antes del terremoto.
Esta táctica puede usarse también de un modo más intensivo y sistemático. Por
ejemplo, durante la primera parte de Parque Jurásico el espectador recibe
multitud de ejemplos de anticipación antes de que los sistemas de seguridad del
parque sean desactivados y la situación estalle definitivamente.
En la escena del helicóptero, casi al principio de la cinta, Alan Grant intenta
abrocharse un cinturón de seguridad defectuoso. Más adelante, varios
personajes  levantan sin demasiado esfuerzo unas barras de seguridad y
abandonan una sala en mitad de la presentación. Después se repite la misma
escena, en este caso abriendo las puertas de los vehículos para acercarse al
triceratops enfermo. Hay todavía más ejemplos a lo largo de la película, pero los
que recopilo aquí son quizá los más representativos.

Nota del lecturonauta: Cuesta apreciarlo, pero es un cinturón de seguridad lésbico. 


Se pueden alcanzar niveles todavía mayores de sutileza en el uso de la
anticipación. Una de las primeras frases de Adiós a las armas, de Ernest
Hemingway, dice: «Aquel otoño, las hojas cayeron de forma prematura»,
advirtiendo al lector sobre las muertes que se han producido antes de tiempo.
Los cambios climatológicos también se han utilizado con frecuencia en la
literatura para predecir desastres futuros, en ocasiones llegando a convertirse
en un cliché.
La propia voz narrativa, en según qué casos, también puede ejercer su cualidad
inmanente e introducir el «foreshadowing» con frases del tipo de: «Fred pensó
que sus problemas habían terminado por fin. No sabía cuán equivocado estaba».
A veces una simple premonición del protagonista, una sensación irracional al salir
de casa o al contemplar a un hombre en la calle, pone en aviso al lector sobre
elementos narrativos importantes que pueden jugar un papel en el futuro.
REPORT THIS AD

Por último, un escritor también puede utilizar los títulos de cada uno de los
capítulos de su novela para introducir acontecimientos que sucederán a lo largo
del mismo. Por poner un único ejemplo, el primer capítulo de El Hobbit se titula
“Una visita inesperada”, presagiando el encuentro de Bilbo con Gandalf.
¿Cuál es el mejor?
En los ejemplos tratados podemos apreciar que el «foreshadowing» puede
introducirse de forma sutil o evidente. Cualquiera de estos dos sistemas es
válido, pero el escritor debe tener cuidado para no provocar un efecto contrario
al deseado. Esto ocurre cuando no se sabe dosificar la información correctamente y se
revela demasiado, o demasiado pronto.
El énfasis es también un factor importante.  En algunos casos la anticipación
puede plantearse como un puñetazo en la cara y en otros debe funcionar a un
nivel casi subconsciente, con el propósito de construir una atmósfera.
Además hay que tener en cuenta que no todos los acontecimientos de una novela
necesitan recurrir al «foreshadowing». Abusar de esta técnica puede causar un
efecto ridículo, sobre todo cuando el escritor le da relevancia hasta a los
aspectos más nimios del relato.
El exceso es tan malo como el defecto.

Conclusiones
La mayor parte de los escritores hacen uso de la anticipación de una forma
intuitiva. Sin embargo, creo que conocer esta herramienta puede resultar
ventajoso, ya que nos permite ser más consistentes y concienzudos a la hora de
aplicarla.

Esto se revela especialmente útil al trabajar en la segunda versión de un


manuscrito, cuando el escritor ya tiene una visión global de la historia y sabe
qué elementos son importantes y cuáles merece la pena destacar.

Sin más, me despido agradeciendo a Guillermo que me haya cedido un espacio


en su bitácora. Si os ha gustado este artículo podéis leer otros similares sobre
técnicas literarias en mi blog, junto con otras reflexiones sobre escritores y
literatura.

1. DIVIDE TU PROCESO EN PARTES

¿Cuáles son las partes de la escritura? Podéis seccionar esto como queráis, pero propongo
las siguientes, ordenadas de menor a mayor, si pensamos de forma estructural:

1. Ortografía
2. Gramática y sintaxis
3. Estilo y musicalidad
4. Descripciones
5. Diálogos
6. Personajes
7. Worldbuilding (creación de mundos y escenarios)
8. Escenas
9. Capítulos
10. Arcos argumentales
11. Tramas y subtramas: patrones narrativos
12. Corrección y edición
Si lo deseáis, podéis seguir añadiendo otros aspectos como diseño, marketing y creación de
marca personal, pero prefiero centrarme, como ya he dicho, en la escritura por ahora.
Repito que con este proceso de práctica deliberada, intencionada, podéis mejorar en
cualquier habilidad, asociada o no a la escritura.
3000 horas más tarde, Sara por fin consiguió perfeccionar el
arte de comunicarse con patos. Por desgracia, también tardó
3000 horas en descubrir que no tenían nada interesante que
contar.

Realizando una práctica deliberada, tomarás sección por sección y trabajarás en ella,
avanzando poco a poco.

2. IDENTIFICA TUS DEBILIDADES


Hay muchísimas formas de ayudarte a identificar fallos y problemas. La escritura es
subjetiva, sí, pero si recibes siempre las mismas críticas, tal vez es hora de mirarlas bien.
Aquí surgen dos dificultades de lo más dificultosas: el propio ego y encontrar buenos
críticos/mentores.
No desesperes: esto es algo que mejorará conforme ganes en experiencia y contacto con
otros escritores.

Ahí van algunas ideas para conseguir recibir el feedback que necesitas. Y sí, necesitas
valoración ajena para avanzar. Escribir en el vacío solo servirá para perpetuar tus fallos. Lo
digo en serio: he visto autores con diez libros en Amazon que al décimo libro siguen
cometiendo los mismos errores.
CÓMO CONSEGUIR VALORACIONES:

1. Informes profesionales de lectura


2. Lecturas cero
3. Análisis de estilo / corrección de estilo
4. Intercambio de lecturas y comentarios en grupos de escritores
5. Reseñas
6. Talleres
7. Asesorías / consultorías
8. Cursos personalizados
9. Blogs, u otras publicaciones en internet, que permitan comentarios (preferiblemente
moderados: quieres críticos, no troles).
Considera también quién te está realizando la valoración (¿sabe de lo que habla?), qué
utilidad tiene para ti y su nivel de objetividad:
Imagen de Scott Young, incluida en su excelente artículo sobre valoraciones y
retroalimentación.
Es importante recordar que aquí el público objetivo juega un papel crucial. Si escribes
fantasía ligera romántica para un público adolescente, la crítica de un lector avanzado
de grimdark a tu sistema mágico no debe importante tanto como un comentario de algún
lector joven acerca del ritmo o de la historia de amor. Asimila las críticas en la medida en
que afectan al género y público para el que escribes.
Dudo que George R. R. Martin escuche críticas que digan que “salen demasiados
dragones”, o que a Mariana Enríquez le afecten mucho comentarios como “¿realmente es
necesaria tanta masturbación femenina?”. Pero qué sabré yo.

3. PRUEBA NUEVAS ESTRATEGIAS

Una vez hayas identificado alguna debilidad, busca o diseña ejercicios específicos para
eliminarla.
Por ejemplo, si tienes problemas de ortografía, hay montones de libros de ejercicios y de
páginas en internet con actividades. Si no sabes identificar errores comunes de estilo, yo te
doy algunas ideas, pero lo importante es que las apliques a tus propios textos.
Voy a hacer hincapié en el hecho de que estos ejercicios deben ser prácticos. No vale solo
leer sobre reglas de ortografía, asentir con la cabeza y devolver el libro a la estantería. Si no
encuentras un ejercicio concreto, inventa uno. Por ejemplo, si no puntúas bien los diálogos,
escribe un diálogo de 2000 palabras, asegurándote de colocar bien en todo momento las
rayas, puntos, comas, mayúsculas y demás.
Realizados estos ejercicios, acuérdate de anotarlo. Deberás volver a ellos (o encontrar
otros mejores) si sigues cometiendo el mismo fallo.
4. INTEGRA LO APRENDIDO EN EL
PROCESO GENERAL

Ya sé que todo esto es mucho, y que exige mucha preparación para tus sesiones de práctica.
Pero tengo la seguridad de que poco a poco se convertirá en costumbre, conforme vayas
pillando lo que mejor te funciona a ti. Prueba diferentes enfoques hasta dar con el mejor
método.

Recuerda que con este tipo de práctica no buscamos pasarlo bien ni simplemente echar unas
horas. Debe dar como resultado una mejoría evidente. Si en algún momento ves que tu
aprendizaje se ha estancado, deberás buscar diferentes modos de feedback, distintos
ejercicios, etc. Esta situación de búsqueda constante de superar tus límites es lo que te
llevará a un progreso rápido.
Mide tu progreso, porque si no, no sabrás si sigues avanzando o si te has estancado. Y
aplica todo lo aprendido en cada una de esas secciones a tu trabajo general. Notarás,
además, que en tu cerebro comienzan a crearse más conexiones inesperadas. Obligarlo a
trabajar de ese modo es duro, pero lo activas de una manera tremendamente creativa.

ALGUNOS ASPECTOS
PROBLEMÁTICOS DE LA
PRÁCTICA DELIBERADA PARA
ESCRITORES
En mi intento de adaptar todas estas teorías sobre la adquisición de competencias al mundo
de la escritura, he encontrado algunos dilemas a los que llevo dando vueltas estas últimas
semanas. Por su cualidad subjetiva, es muy complicado ajustarnos a la perfección a
sistemas rígidos, como ocurre en otros campos de aprendizaje como el piano, la natación o
el ajedrez.
De entrada, se nos presenta el problema de que esta práctica intencionada puede restarle
el elemento pasional y de diversión a la escritura. Pero, tras estudiar mejor estas
perspectivas, me he dado cuenta de que no tiene por qué ser así, por dos razones:
 Como ya digo, puede separarse la práctica deliberada de la práctica creativa.
Puedes dedicar una dura hora de trabajo a una reescritura, analizando cada frase para
mejorar tu estilo; o puedes escribir 10000 palabras de descripciones, probando estilos de
diferentes autores, para mejorar tus descripciones; o puedes escribir un cuento en un género
que no domines en absoluto. Y luego puedes dedicar otra hora a escribir lo que te salga del
higo.

Pensabais que no tendría narices de poner una foto de un higo


abierto, rojito y jugoso, ¿eh? Evidentemente, os
equivocabais.

 Todo depende del momento en que te encuentres respecto a tu habilidad. Al


principio, es crucial que la habilidad se vea como diversión o juego. Muchos de los que
empezamos a escribir de niños lo hacíamos porque disfrutábamos, porque nos divertía. Una
vez adquiridas ciertas competencias mediante ese juego, debemos comenzar a
ponernos retos si no queremos estancarnos. Si alguien quiere escribir por puro gusto y
diversión, perfecto; pero si alguien pretende progresar más allá del estancamiento, serán
necesarios otros métodos.
Mi experiencia personal es que trabajando con horas de práctica con propósito, aunque
bastante más duras que sesiones normalitas de escritura, mi sensación de satisfacción es
impresionante. Y sí, también hay puntos de flow y puntos de diversión, no todo es
sufrimiento. Empujarse a sí mismo para aprender es frustrante, porque hay que superar
cierta resistencia, pero también produce cierta euforia: nos volvemos adictos a superar
retos. Puede que sea cierta aquella expresión de “odio escribir, pero me encanta haber
escrito“.
Existe también otro factor a tener en cuenta: el tiempo. Si te dedicas a la escritura de
manera más o menos profesional, si tienes fechas de entrega, tendrás que encontrar maneras
de retarte en los mismos textos en los que estás trabajando. No podrás permitirte hacer
ejercicios por un lado y escribir tus “cosas definitivas” por otro. En este sentido, toca
ponerse ingenioso y unificar tus prácticas creativas y deliberadas en una sola actividad.
En el fondo, piensa que esto es como cualquier otro trabajo: habrá tareas que te gusten
más y otras que te gusten menos, pero todas son necesarias para tu oficio.
Hay otra cuestión que me tuvo dudando unos días:

¿DE DÓNDE SACAMOS BUENAS


REPRESENTACIONES MENTALES?

Si no sabes ni por dónde empezar a formarte, si no puedes permitirte un curso o asesor, si


no conoces a nadie que pueda ayudarte, ¿cómo puedes crear representaciones mentales
efectivas?
La solución que ofrece Ericsson (y mil personas más) está en la imitación. Como he dicho
más arriba: lee, mucho, a grandes escritores, y anota cómo realizan sus diálogos,
descripciones, personajes, estructuras… Lee con un lápiz en la mano y luego prueba a
hacer lo mismo que hacen ellos en tus textos. Si lees y estudias lo suficiente, tendrás
modelos muy claros para tu propia creación.
Hablo de imitación de recursos, no de plagio, claro. Los resultados del plagio son bastante
menos efectivos. Y si te pillan, son de lo más desagradables.
Atención a todas las unidades: seguimos a un sospechoso de
robar textos ajenos. Solicitamos refuerzos: podría ir armado
de tijeras y pegamento.

EL PROBLEMA DE LA BRÚJULA

Como nota aparte, me gustaría añadir que todo esto me ha llevado a una conclusión algo
polémica: escribir con brújula podría ser mucho menos efectivo para aprender y progresar
que escribir con mapa.
Una brújula pura (con esto me refiero a escritores que no realizan ningún tipo de
planificación al escribir, ni siquiera en sus mentes) no permitiría construir las
representaciones mentales de las que hablan Ericsson y compañía. No puedes
visualizar un gran texto, una gran estructura, si no sabes qué va a pasar. Esta es una idea
interesante que seguiré investigando.
Como tengo la suerte de conocer a escritores tanto de mapa como de brújula (y todo lo
intermedio), he de decir que sí tengo la impresión de que la evolución de los primeros es
más rápida que la de los segundos. Escribir en modo brújula puede ser muy útil para
sesiones puntuales de escritura, pero le veo menos posibilidades en trayectos más largos,
como la novela. Creo que podría llevar al estancamiento ya mencionado (por no hablar de
los problemas estructurales que observo constantemente en obras de clientes de tipo
brújula, por falta de planificación).
Imagino que habrá excepciones y tampoco puedo extraer conclusiones definitivas de un
número de casos que, al fin y al cabo, es anecdótico. Y generalizar es
peligroso. Pero da qué pensar.

CONCLUSIÓN (O LA PARTE EN
LA QUE, POR FIN, GABRIELLA
DESCANSA SUS DEDITOS)
Soy consciente de que con este artículo, por largo que sea, no hago más que rascar en la
superficie de las implicaciones que tiene la práctica deliberada para la escritura.
Muchos de los que asistís a buenos cursos y talleres, y tenéis buenos profesores y mentores,
estaréis llevándola ya a cabo sin tener que haber leído un texto casi infinito de una bloguera
aficionada a los dragones, los unicornios y las cabras.
¿Que salgo en Gabriella Literaria? ¡Ay, qué ilusión! ¿Ca-brá
dicho de mí?

Pero creo que todos deberíamos responsabilizarnos un poco más del desarrollo de


nuestra habilidad.
Uno no “aprende a escribir” y ya está, ya sabe escribir para el resto de sus días. Todos
sabemos que este es un proceso constante de mejora. Por desgracia, si la práctica no está
enfocada a eso, podemos incluso empeorar. Una práctica repetitiva, sin valoraciones de
utilidad, puede implementar errores de base, problemas de difícil solución, por no
hablar de que hacer las cosas sin meta aparente ni intención de mejora puede llevar a
una falta absoluta de motivación.
Supongo que al final regresamos a la pregunta de siempre. ¿Escribo por gusto, sin
ambiciones, o escribo para mejorar?
Me encanta que la gente escriba por gusto.

Pero me gusta muchísimo más cuando escriben para mejorar.

La disonancia cognitiva llega con aquellos que aseguran que pertenecen al segundo grupo,
cuando su comportamiento es del primero.

Di que eres escritor si quieres. La identidad es una parte crucial de todo este proceso:
cuanto mayor sea tu sensación de identidad, más posibilidades hay de que te tomes la
escritura con cierta disciplina.
Pero ¿hacer 10000 horas de escritura repetitiva, sin medir ni analizar ni buscar progreso?
Eso no es ser escritor, creo. Eso es repetir una y otra vez el mismo proceso, esperando
soluciones diferentes. ¿No era esa la definición de locura?
Más que nada, es perder el tiempo. Piensa en lo que podrías estar haciendo en vez de
escribir: criar pingüinos, ver The Good Place, descubrir una cura universal contra el cáncer.
Ahora que lo pienso, a lo mejor no deberíamos estar escribiendo ninguno.

Pero si lo vas a hacer, si vas a ser tan egoísta como para tomarte la escritura en serio en vez
de salvar al mundo del cáncer, ¿cuál es tu plan?

Porque tienes un plan, ¿no?

También podría gustarte