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La Historia de La Arquitectura Moderna Que Aún Necesita Ser Escrita
La Historia de La Arquitectura Moderna Que Aún Necesita Ser Escrita
LA HISTORIA
DE LA ARQUITECTURA MODERNA
QUE AUN NECESITA SER ESCRITA
Royston Landau
El período que estamos considerando (en esta conferencia), los años inmediata-
mente posteriores a la Segunda Guerra Mundial en la Arquitectura Moderna, es un
período que he tratado de describir en el pasado, dedicando mucho tiempo a este
propósito, especialmente con referencia a Gran Bretaña. Por cierto, mi primer intento
en 1967, con New Directions in British Archítecture, fue empírico y trató de ser contex-
tual, sin embargo, decía poco acerca de lo que era el Modernismo y, como muchos
otros textos de esa época, asumía al Modernismo como "algo dado", tanto con respecto
a lo que estaba tratando de representar y describir, como con respecto al punto de
vista que era "hacer la descripción" (si bien se reconocía sólo vagamente el hecho de
que existiera una aproximación modernista a la historia).
Por lo tanto, voy a proponer que, antes de llegar a cualquier conclusión sobre el
estado, la salud o sobre cualquiera de las condiciones de crisis que existen en el Moder-
nismo, deberíamos examinar algunos de los términos o conceptos más importantes
que estamos utilizando, preguntándonos qué queremos significar con ellos y cuáles
son sus implicancias. Entonces, por ejemplo, no quiero comenzar esta charla dando
por sentado que el pensamiento y la acción modernista británica del período de post-
Guerra Mundial eran iguales o afines al modernismo británico de la década del 30;
tampoco quisiera asumir que el modernismo británico de los años 30 tenía características
idénticas al modernismo de los contextos alemán o francés de esa misma época.
Pero al hablar así, también debo reconocer que estoy en conflicto con una de las
principales heurísticas del pensamiento modernista que afirma que el modernismo está
referido a la búsqueda de UNIDADES, idea que mi estilo de discusión tratará de debilitar.
Destaco esto a fin de establecer que el problema que plantea esta disertación es si
podemos ser críticos, racionales, y utilizar estos recursos para "exponer el Modernismo",
todo al mismo tiempo; lo que quiero decir es que hay que realizar mucha selección
conceptual, lo que no debe hacerse a expensas de la trivialización de estos temas.
En consecuencia, yo diría que todo esto me sugiere la necesidad de establecer un
marco de referencia que, creo, debe ser ambicioso, pero que veo como la única forma
de proceder antes de considerar cualquier debate sobre una "CRISIS EN LA ARQUITEC-
TURA MODERNA". Por lo tanto me gustaría sugerir dónde podría comenzar.
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II Mi marco comenzaría con la idea de un discurso arquitectónico. Dicho discurso, a
los fines de representar la arquitectura -la que, como todos saben, trata tanto del
PENSAMIENTO como del PRODUCTO- deberá, necesariamente, contener elementos
formales y discursivos. Por formal yo entendería elementos formales-artefactuales (que
pueden ser conceptos formales tales como proyectos de diseño o bien objetos formales
como los edificios). Por discursivo entendería las ideas, temas o constructos verbales
que subyacen detrás de la realización del producto. Estas clases de ideas constituyen
el significado más frecuentemente comprendido del contenido del discurso.
Hablar de discurso de este modo va más allá de la estrecha definición de un discurso
"sólo de palabras"; pero esa interpretación más amplia no me es original, y es frecuen-
temente utilizada por Michel Foucault (ver History of Systems of Thought in language,
Counter-Memory and Practice, p. 200).
¿Qué hacer con esto, entonces? Entre muchas cosas, me gustaría aquí dirigir la
atención a sólo dos líneas particulares de análisis;
La primera sería un examen de las características específicas del discurso propia-
mente dicho; este estudio intentaría mostrar que es sólo a través del discurso que
cualquier disciplina puede ser descrita o definida con precisión. Esto se debe a que el
discurso, por su naturaleza, debe ser históricamente específico con respecto al tiempo,
puesto que el discurso propiamente dicho es un medio para la selección de nuevos
acontecimientos y aportes, en el momento y a medida que ocurren. La disciplina, que
siempre varía sus características e intereses a medida que sobrevive o progresa a través
de su historia, puede ser adecuadamente explicada sólo a través de esta perspectiva.
La segunda línea que quisiera analizar es la siguiente: ¿quién crea el discurso y cuál
es el origen del contenido del mismo? Y esto me lleva a analizar la composición de la
nómina de miembros del discurso, lo cual revela que, a través de la historia, a medida
que han proliferado las especializaciones, la nómina de miembros de rTutchos discursos
ha llegado a estar conformada por más clases o conjuntos de panicipantes que de
practicantes propiamente dichos. De este modo, por ejemplo, en el discurso arquitec-
tónico (que por largo tiempo y debido a los muchos tipos de implicaciones en sus
actividades ha tenido un mayor número de contribuyentes que la mayoría de los discur-
sos) el PROFESIONAL DE LA ARQUITECTURA a menudo no ha jugado el rol más impor-
tante en la creación de nuevas direcciones. Las ¡deas dominantes han surgido con
frecuencia de contribuyentes no practicantes -demostrando así claramente que la prác-
tica no es una pre-condición necesaria para la influencia.
Para citar algunos ejemplos de lo que quiero significar, consideremos el aporte del
CRITICO de arquitectura John Ruskin al pensamiento y a la acción arquitectónica del
siglo XIX. O pensemos en la influencia de los MECENAS de la arquitectura tales como
la del Papa Nicolás V en la cultura renacentista italiana del siglo XV y en Mberti en
particular -o aun en familias de Mecenas- por ejemplo los Gonzaga o ios Medid. Y,
cuando llegamos al período al que estamos haciendo referencia en este momento, el
período del Modernismo, consideremos la influencia indirecta que FILÓSOFOS tales
como Hegel o Heidegger tuvieron en la caracterización del Modernismo propiamente
dicho, sin mencionar la influencia directa que HISTORIADORES como Sigfried Giedion
tuvieron en la consolidación de una versión de una historiografía modernista. En todos
estos casos, los no-practicantes del discurso, críticos, mecenas, filósofos e historiadores
se transforman en contribuyentes claves del pensamiento y la acción arquitectónica. Y
estos no-practicantes ayudarán a legitimizar dentro del discurso algo que de otro modo
quedaría afuera -algo perteneciente a otros campos.
Por lo tanto, para mí, el Modernismo debe ser visto dentro del "contexto discursivo
de todas las disciplinas" que se verán afectadas de diferentes maneras, pero todas en
un momento específico en la historia y en un estadio específico de la cultura occidental.
33 CUADERNOS ESCALA
III En este trabajo utilizaré el término Modernismo en lugar de Movimiento Moderno,
porque un-movimiento sugiere algo organizado y, aunque durante todo el período de
la arquitectura moderna hubo muchas lecturas organizadas sobre el Modernismo reali-
zadas por diferentes grupos y agrupaciones que correctamente podríamos llamar Mo-
vimientos -el más conocido de los cuales fue, obviamente, el CIAM, Congrés Interna-
cionaux d'Architecture Moderne-, tuvieron mucho menos que ver con las organizacio-
nes que con una cultura modernista más amplia, que contenía dentro de sí misma
problemas que eran inherentes al Modernismo mismo.
Entonces, ¿qué era esta cultura modernista más amplia y cómo podemos acceder
a ella?
Ahora bien, este panorama, que se puede encontrar en Hegel, a principios del siglo
XIX, representa lo que podemos llamar el lado simple del optimismo modernista. Pero
aun para Hegel en su Science of Logic, tal emprendimiento modernista no era tan
positivo y alentador. Hegel aquí estaría interesado en la forma y el contenido, de manera
tal que si la forma, en este caso la humana, estuviera libre de contenido, es decir,
deshistorizada, el ser humano sería verdaderamente libre, pero en ese caso sólo habría
una persona vacía sin disposición para la libertad.
Por lo tanto, el Modernismo, desde sus raíces en el siglo XIX, reconoce una poten-
cialidad para el vacío y, por consiguiente, para la soledad, y esto nos recuerda a Charles
Baudelaire y los posteriores vanguardistas, quienes adoptaron la postura de despreciar
todas las ortodoxias, pero a expensas de vivir vidas forjadas con angustia y alienación.
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Esquema de Ciudad
Jardín, 1898.
Ciudad Jardín de
Lechworth.
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Por lo tanto estamos considerando aquí, algunos de los posibles conflictos que
aparecen-dentro del Modernismo y que comenzaron a ser discutidos desde sus primeras
etapas en preguntas tajes como "¿Es el individualismo modernista un concepto funda-
mentalmente inarmónico y puede su potencial para el aislamiento vacuo reconciliarse
con una unidad modernista mayor?", o la pregunta de Weber "¿Puede el Modernismo
ser conducido a un nivel individual, y, al mismo tiempo, a un nivel burocrático, admi-
nistrativo, es decir de poder, o existe un conflicto inherente?".
Es, creo yo, en gran medida en las raíces del Modernismo donde subyacen muchas
de las que parecen ser las crisis posteriores.
.
JL
Esto plantea una serie de problemas que no puedo examinar hoy, pero a partir de
esta identificación podemos ver que los debates y las polémicas en el campo explícito
no serán necesariamente reflejados por el campo (de acción) implícito. En efecto, en
todas las historias de acción, siempre existen importantes discrepancias y desequilibrios
entre lo que se dice y lo que se hace, inclusive por parte de la misma persona. De tal
manera que lo que ocurre en el debate sobre arquitectura en el campo explícito, no
se reflejará necesariamente en la acción arquitectónica, es decir, los productos finales
-pero muy a menudo se esperará que exista una relación de correspondencia.
Ahora bien, yo he seguido este tipo de cuestionamiento para tratar de explicar
algunos de los problemas que existieron en la cultura arquitectónica, puesto que en el
contexto arquitectónico británico percibí que había una ausencia notable de enunciados
teóricos (enunciados explícitos) y, si queremos evidencia de esto durante el período
modernista, deberíamos examinar los Programs and Manifestos of 20th Century Archi-
tecture (1974) de Ulrich Conrads. Este libro contiene alrededor de setenta manifiestos
del Movimiento Moderno, ninguno de los cuales es británico, mientras que sólo alrede-
dor de tres tienen su origen en culturas anglo-sajonas. Esto puede conducir a una nueva
investigación sobre la faz tácita de la cultura británica de este período, ligada a una
tradición y orientación empírica, de manera que lo explícito modernista aparece como
algo ajeno culturalmente a los enfoques anglo-sajones.
Por lo tanto debemos reconocer la función que cumple lo implícito en este panorama
de producción arquitectónica, lo que conduce a la necesidad de reconocer cuáles son
las interrelaciones entre I) el proyecto formal u objeto construido; II) la teoría inmedia-
tamente responsable del objeto construido -la teoría implícita-; III) el debate más
amplio con el que los individuos interactúan, al que contribuyen y del que se nutren
-el dominio teórico explícito-. Todos estos son necesarios para clarificar el Modernismo
en pensamiento y acción.
De la misma manera que he mencionado a Nikolaus Pevsner para referirme a la
cuestión de los Arts and Crafts en Gran Bretaña, también citaré a otro historiador de la
arquitectura moderna, Sigfried Ciedíon, para introducir otro teína fundamental de la
arquitectura británica, la tecnología.
La versión del Modernismo que Ciedion elabora en Space, Time and Architecture
(1941), tiene poco que ver con el yo liberado o esclavizado que encontramos analizado
sociológicamente en Weber o filosóficamente en HekJegger. Ciedion se concentra más
en la nueva tecnología, que describe como "estando a tono con su tiempo", es decir
justificada de manera "Zeitgeist", y por ende modernista.
La Gran Bretaña modernista de Giedion entonces, empieza con el maravilloso "In-
vernadero" de 1851, el Crystal Palace, que es una construcción apropiada para comenzar
el informe tecnológico del Modernismo británico, a pesar de que podría agregarse que
el edificio era, tecnológicamente, aun en su tiempo, una construcción mucho más
histórica y tradicional de lo que Giedion jamás parece haber reconocido.
Sin embargo, esto nos conduce, de manera útil, a otra pregunta importante para
el Modernismo en Inglaterra: ¿puede una arquitectura "tecnológica" satisfacer los cri-
terios del Modernismo? o, para seguir mi ejemplo, ¿a qué clase de definición del
Modernismo estaría respondiendo el Crystal Palace? Por cierto, el Crystal Palace fue
sorprendentemente innovador en su proceso de ensamblaje y en la velocidad con la
cual se construyó, a pesar de que sus formas y su tecnología eran, aun en su tiempo,
bastante obsoletas, y las barras vidriadas, que es lo característico de un invernadero,
estaban bastante pasadas de moda en el momento de la construcción.
Sin embargo, no es tema de discusión en este momento, si el esquema de justifica-
ción de carácter tecnológico desarrollado por Giedion realmente funcionó para el Crystal
Palace. Lo que sí ocurre en Gran Bretaña es que la ingeniería estructural, y a través de
ella una formulación que podríamos llamar expresión estructural, se convierte en un
tema de la arquitectura británica.
Por lo tanto dos temas importantes y firmemente establecidos de la arquitectura
británica, que se consideran como parte del pensamiento modernista hacia fines del
siglo XIX, son la preocupación de los Arts and Crafts y la expresión estructural de la
tecnología. La primera, ideológicamente moderna, pero formalmente histórica; la se-
gunda formal mente moderna pero sin teleología o teoría orientadora modernista alguna.
37 CUADERNOS ESCALA
Antes de considerar algunas de las complejas manifestacines del panorama arquitec-
tónico de la década del cincuenta, debo referirme al Modernismo importado europeo
de la década del treinta, especialmente aquellas versiones provenientes del grupo
MARG, el Modern Architecture Research Group, que se formó para representar a Gran
Bretaña ante el CIAM y que incluía a Wells Coates, Maxwell Fry, Connell, Ward y Lucas,
y cuyos diseños modernos de este período merecen una atención más detallada de la
que han recibido hasta el momento con respecto a sus "afinidades mixtas".
Por ejemplo, podríamos notar que en una casa inglesa moderna de los años 30 tan
paradigmática como la "Sun House" de hormigón de Maxwell Fry en Hampstead (1936),
los espacios y la planta tienen la informalidad de una concepción de los Arts and Crafts,
aun cuando esta casa tiene como fuente reconocida la Casa Tugendhat (1928) de Mies
van der Rohe. Estoy sugiriendo que en Gran Bretaña, en la década del 30, existía un
lenguaje formal modernista algo más moderado que el del Modernismo europeo, aun
para construcciones en aquel hormigón armado "autenticado" por el Modernismo, si
bien el contexto británico prefería con mayor frecuencia la utilización de estructura,
estructura y ladrillo, ladrillo y madera, y en algunas ocasiones madera solamente como
se ve en el libro de F.R.S. Yorke The Modern House in England (1937).
Por lo tanto, un conjunto particular de versiones del Modern Style ocupó el lugar
central en la historia de la arquitectura moderna en Gran Bretaña, apoyado por revistas
de arquitectura que difundieron las pequeñas casas y departamentos, locales comercia-
les y las menos frecuentes construcciones industriales; mientras que la legitimización
más "influyente históricamente" de los nuevos intereses en arquitectura estaba ocu-
rriendo no a través de los arquitectos modernistas más legitimizados históricamente,
sino a través de aquellos que se convertirían en la nueva comunidad de planeamiento.
Esta era una tradición particular con intereses diferentes que provenían, entre otros,
de Patrick Geddes, de la Town and Country Planning Association, la que surgió del
Carden City Movement y de su fundador Ebenezer Howard, de una tradición que ya
había establecido autoridad y credibilidad después de la construcción de Letchworth y
Welwyn Carden City y que estaba apoyada por muchas figuras importantes como Fre-
deric Osborn y C.B. Purdom, quienes habían hecho de este movimiento una causa. A
diferencia del grupo MARG ésta-era una comunidad fuertemente política -necesitaba
serlo para poder alcanzar sus objetivos- y jugó un rol destacado en el famoso Barlow
Report (1937-40), que se suponía trataba sobre la descentralización de densas concen-
traciones de población (política promovida con anticipación a la guerra que se avecina-
ba). Pero este informe se convertiría en un documento clave que llevó al establecimiento
de un sistema que controlaría la arquitectura y el planeamiento después de la Segunda
Guerra Mundial, en cuyo momento dos de las figuras más importantes serían el Ministro
de Gobierno, Lord Reith, y el principal planificador de Londres y sus zonas aledañas,
Patrick Abercrombie.
Esta parte de la historia es muy importante ya que es a través de esta comunidad
orientada al planeamiento (en esos días no podían ser correctamente llamados "plani-
ficadores", ya que la mayoría de ellos habían sido entrenados como arquitectos) que
se estableció la nueva legislación, leyes tales como las Town and Country Planning Acts,
y la New Towns Act, que, en forma efectiva, ya sea permitieron o crearon de nuevo
toda una nueva estructura burocrática dedicada al objetivo de generar una sociedad
libre, benevolente, equitativa, altamente regulada y de bienestar general. Por consi-
guiente, Gran Bretaña, en el período inmediato a la postguerra, intentaba erar una
sociedad con fuertes aspiracines modernistas, patrocinada consecutivamente, tanto por
gobiernos conservadores como socialistas, con uno de los más poderosos controles
estatales y maquinaria burocrática de apoyo que jamás hayan existido en una democracia
occidental en épocas de paz.
Para la arquitectura, en consecuencia, prácticamente el único cliente existente en
todo el país era el Estado y esto no era simplemente debido a la ausencia de capital en
el mercado financiero. En todo el primer estadio del New Town (Mark I), todo el
financiamiento debía provenir del gobierno central, y podría mencionarse que de
acuerdo a la New Towns Act, cada New Town estaba completamente controlada por
un cuerpo denominado Development Corporation, que poseía total autoridad sobre
su área específica, y estas corporaciones eran responsables só/oante el gobierno central.
Pero, aun desde el comienzo, la autocracia del sistema fue desafiada, como en el caso
de las protestas de 1946 por parte de la población local contra la nueva ciudad de
Stevenage (pero esta historia nunca tomó estado público).
Por consiguiente, con el dominio del patrocinio del gobierno central, los arquitectos
independientes trabajaban en gran medida en proyectos relacionados con el gobierno,
pero de cualquier modo, en ese momento, sólo un 50% del número total de arquitectos
de Gran Bretaña se dedicaba a la actividad privada, el resto eran empleados en oficinas
estatales, Ministerios Nacionales o Concejos de Condados que construían principal-
mente escuelas; o Concejos Municipales locales que construían principalmente vivien-
das.
Por lo tanto, este gigantesco cliente burocratizado, con muy pocas excepciones,
esperaba que los arquitectos que trabajaban para él, estuvieran comprometidos con la
arquitectura moderna, lo que lleva a la siguiente pregunta: en la Gran Bretaña de los
años 50, entonces, ¿cuál era la Arquitecíura Moderna de la época?.
39 CUADERNOS ESCALA
A Sistema de prefabricación Hills, Escuela se- A LUBETKIN, Departamentos Highpoint, Highgate, Á LE CORBUSIER, Unidad de
cundaria de Carratt Creen, Londres, 1956. Londres, 1934. Habitación Marsella, 1946/52.
THE L.C.C. ALTON ESTÁTE ROEHAMPTON
I responsabilidad por estos emprendimientos aún debe ser analizada, pero cuando lo
sea, podremos descubrir que no fue simplemente una responsabilidad arquitectónica,
sino que también la burocracia jugó un rol importante no reconocido al impulsar y
promover los conceptos.
Otra versión de arquitectos británicos que trabajaron en la década del 50 en el
contexto de la Europa continental, provino del gran impacto producido por la Unidad
de Habitación de Marsella.
Sobre ciertos arquitectos que estaban trabajando en el departamento de vivienda
del Concejo del Condado de Londres -en realidad, uno de los ejemplos más destacados
de viviendas del sector público en este período- es el complejo habitacional Alton en
Roehampton en el límite del Parque Richmond. En este complejo, diseñadores como
Bill Howell (que más tarde sería miembro del Team 10), John Killick, John Partridge, y
Stanley Amis proyectaron el extremo oeste del predio (Alton West) en concordancia
con el lenguaje de la Unité de Le Corbusier; surgen, así, los conjuntos habttacionales
Maisonette estrechamente derivados de la Unité. Por otra parte, en el otro extremo del
predio (Alton East), otro grupo de arquitectos, incluyendo a Michael Powell, Cleeve
Barr, Oliver Cox y Rosemary Sjernstedt habían construido varios años antes un complejo
habitacional más pequeño con una infraestructura similar, pero esta vez dentro de la
nueva tradición vernácula empirista de Suecia, mencionada anteriormente.
Los proyectos del Complejo Alton representan una expresión visual de dos corrientes
intelectuales, ambas vinculadas al Modernismo, unidas en estrecha yuxtaposición, y
representativas de arquitecturas diferentes. Pero la historia es aún más compleja, ya
que los arquitectos de Alton East, cuyas ¡deas políticas eran fuertemente izquierdistas,
apoyaban una arquitectura vernácula de Arts an Crafts, mientras que los de derecha, o
quizás apolíticos, a los que Colin St. John Wilson denominó los Muchachos de las
"Public Schools"'11, eran los seguidores del Movimiento Moderno de Le Corbusier. Esta
es una historia que aún no ha sido convincentemente examinada, pero los edificios del
Complejo Alton en Roehampton ilustran al menos visualmente este contraste.
41 CUADERNOS ESCALA
Por lo tanto, los Smithson, junto con Reyner Banham y el Independent Group,
tuvieron una función isntrumental en la creación y afirmación de un nuevo diálogo para
la arquitectura. Pero se trataba de un diálogo que aún tenía dentro de sí mismo esa
contradicción crucial del Modernismo, compartida con los no tan distantes románticos
del siglo XIX, y que consistía en cómo reconciliar la nueva individualidad moderna
orientada hacíala libertad-según los Smithson-, la familiay\a vivienda, con la "autoridad
del todo", racionalmente construida pero potendalmente inhibidora. El intelectual mo-
dernista nunca resolvería esto.
Nota:
Este trabajo trata el tema central propuesto en el coloquio del "Instituí d'Humanitats" de Barcelona en mayo
de 1990: explicar la "Crisis del Modernismo" en arquitectura, particularmente con referencia a su declinación
o muerte después de la Segunda Guerra Mundial.