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Biografía del Autor

Narrador, poeta, ensayista, crítico literario, arqueólogo y antropólogo, Marcio Veloz


Maggiolo cursó su educación primaria en la Escuela México y la secundaria en el Liceo
Presidente Trujillo y la Escuela Hostos; se graduó de bachiller en la Escuela Hostos
(1957); se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Santo
Domingo (1962), y realizó su doctorado en Historia de América en la Universidad de
Madrid (1970). También hizo estudios superiores de periodismo en Quito, Ecuador.
A lo largo de su trayectoria profesional ha ocupado u ocupa cargos como el de
subsecretario de Estado de Cultura; director del Departamento de Investigaciones del
Museo del Hombre Dominicano; director del Departamento de Antropología e Historia
de la Universidad Autónoma de Santo Domingo; director-fundador del Departamento
de Extensión Cultural de la misma universidad, y director del Museo de las Casas
Reales. Además, se desempeñó como embajador en México, Perú y Roma.
Cuenta, asimismo, con una amplia carrera literaria. Parte de su obra narrativa y
ensayística ha sido traducida al inglés, italiano, francés y alemán. «Es uno de los
escritores dominicanos contemporáneos más prolífico y difundido nacional e
internacionalmente», según se indica en la página web de la Academia Dominicana de
la Lengua.
Es autor de las siguientes obras literarias: El sol y las cosas (1957); El buen ladrón
(1960); Creonte y seis relatos (1961); Intus (1962); El prófugo (1962); Judas: El buen
ladrón (1962); La vida no tiene nombre (1965); Los ángeles de hueso (1966); Cultura,
teatro y relatos en Santo Domingo (1969); De abril en adelante (1975); Sobre cultura
dominicana (1977); De dónde vino la gente (1978); Sobre cultura y política cultural en
la República Dominicana (1980); La biografía difusa de Sombra Castañeda (1981); La
palabra reunida (1981); Novelas cortas (1981); La fértil agonía del amor (1981);
Apearse de la máscara (1986); Florbella (1986); Cuentos, recuentos y casicuentos
(1986); Poemas en ciernes y Retorno a la palabra (1986); Materia prima (1990); Ritos
de cabaret (1992); El jefe iba descalzo (1993); Trujillo, Villa Francisca y otros
fantasmas (1996); El hombre del acordeón (2003) y La mosca soldado (2004).
Entre los múltiples galardones que ha recibido por su obra creativa, destacan el Premio
Nacional de Poesía (1961) con Intus; el Premio Nacional de Novela (1962) con El buen
ladrón; el Premio Nacional de Novela (1981) con La biografía difusa de Sombra
Castañeda; el Premio Nacional de Cuento (1981) con La fértil agonía del amor; el
Premio Nacional de Novela (1990) con Materia prima; el Premio Nacional de Novela
(1992) con Ritos de Cabaret; el Premio Nacional de Literatura (1996), y el Premio Feria
Nacional del Libro (1997) con Trujillo, Villa Francisca y otros fantasmas.
Apuntes sobre la obra
Nosotros los suicidas, es una novela fantástica. Esta narrada en tercera persona
omnisciente, desde el punto de vista de un ser externo a la narración, el cual nunca se
refiere a sí mismo, permitiendo al lector ver la historia y a los demás personajes desde
los ojos de un espectador no actante pero que todo lo ve y lo sabe, incluyendo las
opiniones, pensamientos y sentimientos de los personajes.
En esta obra se relata cómo los integrantes de la federación mundial de suicidas quieren
defender y agregar a la federación por medio de un juicio a Alejandro Rodríguez
alegando que es un suicida y no un asesinado como alega la federación mundial de
asesinados.
La historia de este cuento se desarrolla una noche lluviosa de septiembre de 1959, en
una casa ubicada en Pegium, calle P. Destadt No. 8, en Bélgica. También hay otra
historia que se narra en el cuento, que es, la de la familia de Alejandro después de que
este muriera, dejando desamparadas a la esposa y a sus 3 hijas, la cual también se
desarrolla en el pueblo de Seixas.
En Nosotros los suicidas, Veloz Maggiolo combina también el absurdo con ciertas
innovaciones narrativas. Lupo Hernández Rueda define la obra como el primer ensayo
de novela experimental realizado en nuestro país. Hay, como en El coronel Buenrostro,
fraccionamiento de la narración y confluencia de diferentes planos temporales y
espaciales.
La obra se desarrolla, para empezar, en un ambiente fantástico, de trasmundo, o, más
bien, de entremundos: la Federación de Suicidas debe rescatar a Alejandro Rodrigues,
que, aunque ha sido asesinado por los militares portugueses, asegura haber provocado
esa muerte y, por tanto, haberse suicidado. Varios miembros de la Federación de
Suicidas se enfrentan a la Federación de Asesinados, que se ha apoderado injustamente
de Rodrigues; sacan a éste del cementerio, donde está custodiado y, mediante un
proceso judicial, se determina que, en efecto, Rodrigues es un genuino suicida.
Pero Veloz Maggiolo aprovecha su fantasía para hacer comentario político, a la manera
de El coronel Buenrostro y como veremos en La vida no tiene nombre. Las dos
federaciones opuestas, federaciones de muertos, de fantasmas, vienen a representar, en
forma arquetípica, el confrontamiento de partidos y clases; la rivalidad entre oligarquías
de fuerza y oposiciones rebeldes, es vista desde el plano de la ultraterrenalidad, o sub
specie aeternitatis, para aludir de modo genérico a particulares luchas políticas de
nuestro tiempo. El dirigente de la Federación de Suicidas informa así a todos los
miembros reunidos: Se os ha llamado aquí para que esta noche vayáis en busca del
señor Alejandro Rodrigues, portugués, quien alega haberse suicidado cuando todos
sabemos que fue asesinado por el régimen dictatorial de su país.

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