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Hamartia | El ingreso de Perón al psicoanálisis

Santiago Gomez santiagomgomez@gmail.com


http://hamartia.com.ar/2012/03/23/el-ingreso-de-peron-al-psicoanalisis/

Un aporte al lacanocookismo. El ingreso de Perón al


psicoanálisis.

El ingreso de Perón al psicoanálisis. ¿Freud usó a Mussolini para ello?


La culpa siempre es del padre (del paciente).

Siguiendo la bella lengua, como bautizó Freud al castellano, por lealtad al


significante hoy les queremos hablar de aquel delegado del líder, del que no se
habla, ni se conoce mucho su libro: Edoardo Weiss, difusor de la palabra de Freud
en Italia. A precoup, en 1908, Freud se entera por Weiss del ingreso del
psicoanálisis a Italia, por TRIeSTE. Ciudad líder de la desmanicomialización
disputada, y origen del contacto de Perón con el psicoanálisis, de donde tomó los
significantes que marcaron la estructura de nuestro movimiento. Espacio siempre
en disputa, “originalmente fue un asentamiento ilírico,  más tarde estuvo controlada
por los carnios. Desde 177 a.C. Tergeste (Regio X Venetia et Histria) estuvo bajo
poder romano (terg es un término céltico que significa mercado). Le fue concedido
el estatus de colonia por Julio César, quien menciona Tergeste en sus Commentarii
de bello Gallico (51 a.C.)”

La bella lengua que se repite, la más maravillosa música para Freud. Quiso el azar
que un oyente y analista de esa lengua, entrara en Italia en contacto con el
psicoanálisis: Juan Domingo Perón. Ante tanto tilingo gorila, que nos recuerda los
contactos de nuestro líder con Mussolini, les queremos decir ¡Sí! ¡Gracias al libro
que le dedicó Freud al Duce hoy somos los que somos!

Comencemos por indicar, que la historia no es como la cuentan. La versión que


circula, se la debemos al alcahuete de Jones, que como todo alcahuete medio dice.
Compartiremos la verdad del testigo que presenció el momento en que Freud cedió
el objeto. Siempre hay que ceder, enseña el líder. Como observarán, la
responsabilidad de un padre posibilitó ese encuentro.  Gracias a la serie que Oscar
Masotta, Otro leal, dirigió en la editorial Gedisa, accedimos a “Problemas de la
práctica psicoanalítica. Correspondencia Sigmund Freud-Edoardo Weiss”. Aquí las
pruebas:

“En el año 1933 –aún vivía yo en Roma- se produjo un incidente al cual ya Ernest
Jones ha aludido en su biografía de Freud. Quisiera aprovechar aquí la ocasión de
rectificar algunos hechos. Tal como solía yo hacerlo de vez en cuando, había llevado
de consulta a Freud, en Viena, un paciente muy enfermo. El padre del paciente nos
acompañaba; era un amigo íntimo de Mussolini. Después de la consulta, el padre le
pidió a Freud un regalo par Mussolini y le rogó le regalase un libro suyo con una

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dedicatoria. Mi turbación era grande, pues entendía que en estas circunstancias


Freud no podía negarse. Se sentía obligado a acatar el pedido, tanto por mí como
por la Asociación Psicoanalític Italiana. El trabajo que escogió, quizá con intención,
fue Warum Krieg? (¿Por qué la guerra?) – un intercambio epistolar con Abert
Einstein.

Más tarde conté a Jones este episodio y le rogué con insistencia no publicarlo.  A
pesar de lo cual, la anécdota halló su camino en el tercer volumen de la biografía de
Freud por Jones. La dedicatoria ha sido traducida al inglés del siguiente modo:
“From an old man who greets in the ruler the Hero of Culture”. Es preciso advertir
que esta dedicatoria fue escrita aludiendo a las grandes excavaciones
arqueológicas que Mussolini propiciaba en aquel momento. Freud se interesaba
mucho por estas excavaciones.

Gracias a los esfuerzos del secretario del “Sigmund Freud Archiv”, Dr. Kurt R.
Eissler, h sido posible después de largas búsquedas hallar en los archivos centrales
del estado, en Roma, el mencionado ejemplar de Warum Krieg?

El texto original es diferente del reproducido en la edición alemana de la biografía


de Jones y dice literalmente “Benito Mussolini mit dem egebenen Gruss eines alten
Mannes, der im Machthaber den Kulturheros erkennt. Wien, 25. April 1933 – Freud”
(A Benito Mussolini, con el cortés saludo de un anciano que reconoce en el soberano
al héroe cultural. Viena, 26 de abril 1933 –Freud.)[1]"

Weiss nos dió el padre que posibilitó la introducción de Perón en el psicoanálisis.


Cuando Perón se fue a Italia a estudiar, aquel joven militar asistió al seminario ¿Por
qué la guerra?, que dictaba el Grupo de Orientación Universal (GOU), en la
biblioteca del Duce. Aquel inquieto estudiante se interesó por un texto que
encontró, sin buscar, en la sección libros dedicados, que Mussolini había mandado a
ordenar. Einstein y la guerra en un mismo tomo, valían leer a aquel desconocido
Sigmund Freud. Aquella introducción, en la que un viejo desde el extranjero
reconoce al soberano como héroe cultural, lo llevó a transformarse en un
especialista en “Psicología de las masas y análisis del yo”.

“Si nos vamos a quedar con los mejores, vamos a ser poquitos”, dijo el líder del
movimiento y Weiss se autorizó a salir a armar. Freud reconoció en el italiano a un
representante de la representación y lo constituyó como su delegado en el exilio.
Weiss podía hacerle decir al líder lo que quisiera. Recordemos que esto sucedía,
mientras dentro del movimiento psicoanalítico, confrontaban dos posiciones: una,
que prefería operar en espacios reducidos, y la otra, que era la de Freud, que
proponía un diálogo abierto, público, recuperar el ágora.
La siguiente carta lo evidencia.

“7-7-1935

Viena XI, Berggasse 19 XIX, Strassergasse 47

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Querido doctor

También pienso  que ha hecho usted bien en consultar al ministro y espero que su
iniciativa tenga resultados favorables. Espero que me comunique lo que ocurra.

No se haga problemas con las observaciones de Hitschmann sobre la agorafobia,


exorcizadas desde un remoto pasado. Utilice, sin citarme, lo que le pueda servir, y
deje el resto de lado. Ya no sé si he dicho realmente estas cosas, y tampoco
concuerdo ya hoy con todas.

Fragmentos de discusión no publicados no obligan a nada. Le deseo mucho placer


en la hermosa Viareggio, donde una vez pasé también una temporada de baños y
pescaba cangrejos.

Cordialmente.

Suyo, Freud.”[2]

La lealtad al significante de este hombre, Freud, Weiss y Masotta, permite que


podamos acceder a esta clase magistral de conducción política, que evidentemente
Perón ubicó en la dedicatoria.  Esta carta demuestra cómo crece fuerte un
movimiento: con un líder que diga una cosa y otra y según el día o el momento,
está de acuerdo con unos u otros, porque lo importante es cómo actúa. Un líder que
se ofrece como objeto de goce, “utilice de mí lo que pueda servirle y deje el resto
de lado”. ¡Todo no! La sólida raíz del no todo movimentista.

Vemos cómo Freud responde a las versiones que circulan: “Fragmentos de


discusión no publicados no obligan a nada.” El conductor del movimiento del que
formamos parte, nos enseña que lo que cuenta es la marca de la letra, de ahí la
importancia de las veinte verdades del lacanocookismo. La carta muestra el rasgo
del primer trabajador, el primero que opera o rasgo unario.

Era difícil publicar textos sobre psicoanálisis para Weiss, por eso la alegría de Freud
al enterarse que lo había conseguido y así poder difundir la palabra del viejo
anciano. Freud era el primero en querer sumar al que tenía más cerca, de ahí el
más uno,  o le quitaba algo que aporte a la causa. De sus hijos los escritos sobre la
guerra. A Anna la reconoció como psicoanalista.

“1-XI-1935
Viena XI, Berggasse 19

Querido doctor

Me alegro de que usted me pudiese dar mejores noticias sobre el futuro de sus
publicaciones. En cuanto al análisis de su prometedor hijo, es sin duda un asunto
delicado. Con un hermano menor sería más fácil, con la hija propia me ha salido

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bien, con un hijo merece reflexión.

No es que quiera advertirle directamente de un peligro; todo depende


evidentemente de las dos personas y de su relación recíproca. Usted conoce las
dificultades. No me asombraría que usted tuviese éxito a pesar de todo. Es una
decisión difícil para un extraño. No se lo aconsejaría, y no tengo el derecho de
prohibírselo.

Con un cordial saludo

Suyo, Freud”

De esta manera, queremos cerrar por hoy, aunque quizá publiquemos en unos
minutos otra cosa, las discusiones sobre a quién sí y a quién no podemos hacer
acceder a la verdad. Se puede sumar hermanos, hijas e hijos, si se desea. A sumar
y construir, a no quedarse con los mejores, porque no traen a nadie.

[1] “Problemas de la práctica psicoanalítica. Correspondencia Sigmund


Freud-Edoardo Weiss”. Ed. Gedisa. 1979. P-39 y p 40

[2] Idem. P 102

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