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El movimiento como expresión en las artes visuales

Étienne Jules Marey

Ernest Gombrich se quejaba de que la representación del tiempo y el movimiento en las


artes plásticas y en concreto en la pintura carecieran de estudios sistemáticos que
detallaran este fenómeno. Por ello, hace una revisión de ciertas posturas que explicaban
este hecho. Al primero que visita es a Lord Schaftesburyquien en su
libro Characteristicks analiza la obra La elección de Hércules (1711) de Paolo de
Matteis, donde explica que la sensación de movimiento viene dada por la idea
aristotélica de representar el punto más dramático de la historia que de “libertad para
mirar al pasado o al futuro”. Una idea cuestionada por Gombrich al considerar que esas
pistas llamadas anticipación y revocación se pueden sugerir al pensamiento sin importar
si es el punto más conmovedor de una historia.

Por otro lado, Gombrich revisa la perspectiva de James Harris quien considera que la
pintura se debe restringir a la representación de un instante, a un solo punto de la
historia sin hacer referencia a un tiempo pasado o venidero. Considera la separación del
arte, uno para el espacio y otro para el tiempo. La pintura, según su visión, sería un arte
del espacio y la forma. Una idea aceptada y apoyada en pleno siglo XVIII donde el arte
se proponía ser espejo de la naturaleza hasta el advenimiento del grupo Romántico y
posteriormente de la invención de la fotografía que cuestionaron esa disociación entre
tiempo y espacio.

Eadweard Muybridge con sus experimentos de la cronofotografía va a confirmar las


limitaciones del ojo humano y la imperfección del arte de la pintura en su deseo de
querer ser un calco de la naturaleza. El inventor alineó una serie de cámaras en una pista
de carrera de caballos en California de tal manera que al andar el animal tropezara con
un fino hilo activando así el obturador. Los resultados de Muybridge guiaron no sólo a
los artistas sino a los científicos que buscaban comprender el movimiento de los seres
vivos, en especial, caballos, aves y personas. Sin embargo, hubo quienes consideraron
que la ilusión radicaba era en la fotografía y la fidelidad en la pintura.

Étienne Jules Marey seguiría esta línea de investigación usando la fotografía como


medio y comprobando detalles de la locomoción animal y humana. Considerado el
padre de la técnica cinematográfica no alcanzó a ver el legado inimaginado que dejaría
la fotografía: el cine.

A pesar de la apariencia, en el cine el movimiento también es ilusión, pues depende de


varios factores: el movimiento de los seres vivos, el efecto de perspectiva, el manejo de
la cámara, el montaje, la interacción de movimiento que se conecta directamente
mediante el montaje. Este fenómeno es subordinado a la intención del director: cámara
lenta, cortes bruscos, toma rápida, tipo de diálogo, música, etc. El movimiento, por tal
razón, es una forma de expresión. Algo que intuyeron los pintores desde tiempos
remotos y por lo que tanto se preocuparon y trabajaron. En este sentido, Gombrich
aclara que es psicológicamente que uno crea el movimiento, pues no somos cámara y el
efecto de nuestra memoria hace que sea imposible aislar del todo una escena y
congelarla como si fuera posible vivir en un eterno presente que deja al margen huellas
o pasos que se darán a continuación.

Gombrich, E. (1987) La imagen, El ojo. Madrid: Alianza.   

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