Está en la página 1de 24

Cita completa: Moreno F, Márquez A, Guerrero A, Chacón C y TR Preston. 2002.

Árboles forrajeros promisorios para la producción


agropecuaria, manejo y reproducción. En: Cárdenas I, Montoni D y C Moreno (Eds.) XIV Jornadas Técnicas de Ganadería. UNET –
San Cristóbal. 157 – 183 pp.

ÁRBOLES FORRAJEROS PROMISORIOS PARA LA PRODUCCIÓN


AGROPECUARIA, MANEJO Y REPRODUCCIÓN
Moreno Félix12345, Márquez Adrian45, Guerrero Antonio3,
Chacón Labrador Carlos25 y Thomas R. Preston56
1. Decanato de Investigación, 2. Decanato de Extensión, 3. Departamento de Ingeniería Agronómica, 4.
MOPREVATS, 5. Finca Ecológica La Primavera, 6. Universidad de Agricultura Tropical – Camboya.
Email: fmoreno@unet.edu.ve; felix@unet.utafoundation.org http://www.unet.utafoundation.org

Introducción

La utilización de los árboles forrajeros en sistemas sostenibles de producción, basa su


desarrollo en cinco modelos, estos sistemas son denominados: a.- Agroforestales concepto
amplio que asocian herbáceas y árboles, algunos están asociados a producción forrajes y
cultivos agrícolas, , b.- Silvopastoriles asociados con pasturas para el pastoreo directamente,
c.- Agrosilvopastoriles donde son mantenidos alternamente cultivos agrícolas y pasturas, d.-
Bancos de proteína y e.- Cercas vivas (Botero y Russo, 1997 y 1999; Sánchez, 1999). Las
ventajas de los sistemas silvopastoriles especializados para la producción pecuaria cuando los
comparamos con sistemas convencionales basados en el monocultivo de pastos, es que
repercuten significativamente en el incremento de la calidad y cantidad del alimento animal,
se desarrollan micro ambientes que favorecen a los animales, se incrementa la biodiversidad,
se potencia la captura de carbono atmosférico y otros elementos que garantizan la estabilidad
del entorno como la conservación de las cuencas y la producción de otros rubro (Sánchez,
1999).

Estos programas pueden mantener el proceso pecuario productivo, pero ellos conllevan
al desarrollo de mayores fuentes de cobertura vegetal en la fincas ganaderas (MacLennan y
Bazzil, 1995), lo que incide en los factores tecnológicos de la producción por el incremento y
mejora de los forrajes, disminución de los factores adversos de la producción en el ámbito
ambiental y las repercusiones que presentan en el desarrollo social, principalmente por realizar
sistemas de producción pecuarios agua arriba, que no considera las repercusiones que sus
sistema presentan agua abajo. Esta situación es evidente en los sistemas de producción
pecuaria en la zona de alta montaña, donde se desplazan estructura vegetales complejas
estratificadas a estructuras simples de mono producción, situación que en nuestra realidad de
2

producción en los andes venezolanos, nos debe llamar la atención. En este sentido, el presente
trabajo, muestra algunos manejos de los sistemas de producción Agroforestal con árboles
forrajeros, realizando énfasis en la producción de proteína vegetal para la alimentación animal.
Estos sistemas representan una alternativa de incremento de la capacidad de carga de los
sistemas productivos promoviendo el desarrollo de tecnologías de bajo costo y con alto grado
de sostenibilidad.

Generalidades sobre los árboles en los sistemas agroforestales

Los campesinos en muchas partes del mundo suministran mezclas de hojas de árboles
forrajeros a sus animales como un suplemento o como la ración entera. El uso de mezclas
asegura un suministro más diverso de forrajes y por lo tanto reduce el riesgo de dependencia
en una sola especie vegetal (Méndez, 1999). De acuerdo con Cooper (2001), los productores
usan la diversidad genética como una forma de “seguro sobre el cultivo”, pues en ambientes
marginales, la uniformidad puede llevar al fracaso total de un cultivo en circunstancias
difíciles.

Nitis, et al., (1990) describieron un sistema multiestrato de producción de forraje, el


cual incluye pastos y leguminosas rastreras (primer estrato), arbustos y leguminosas (segundo
estrato) y árboles forrajeros (tercer estrato), comparándolo con otro no estratificado,
identificaron que el sistema multiestrato (0,25 ha) produce más forraje y soporta mayor carga
animal que el sistema no estratificado (0,5 ha). Ellos reportan otros efectos colaterales como
una menor infestación de endoparasitos, menor erosión, mayor materia orgánica y nitrógeno
en el suelo e incluso después de 5 años una mayor producción de leña y mayores beneficios
económicos.

Méndez (1999), concluye que el estudio de los sistemas agroforestales es


particularmente relevante para los trópicos y su aplicación práctica requiere consideración en
el contexto de la agricultura sostenible. Los sistemas basados en mezclas de forraje arbóreo
contribuirán a incrementar la eficiencia en el manejo y uso de los recursos naturales, y
aprovechar al máximo la diversidad natural de plantas en los trópicos.
3

Los principios ecológicos para sistemas agroforestales y el manejo de cuencas se


resumen a continuación:

• Los árboles activan los ciclos de los nutrientes mediante las interrelaciones biológicas y
químicas.
• El incremento de la diversidad vegetal involucrada en los distintos sistemas de
producción pecuaria se dan en respuesta a los problemas ocasionados por los modelos
dominantes de monocultivo de gramíneas a pastoreo.
• Reducción de los impactos sobre los suelos ocasionados por la disminución de la
biomasa vegetal.
• Aumento de la complejidad estructural de la vegetación.
• Reducción de los extremos de temperatura ambiental durante las épocas secas.
• Disminución del impacto erosivo de las lluvias y regulación del ciclo hídrico.
• Integración con otros sistemas de producción.
• Aplicación en el manejo de cuencas.
• Barreras vivas con formación lenta de terrazas para uso agrícola.
• Estabilización de cárcavas y taludes.
• Cortinas rompevientos.
• Estabilización de riveras y acequias.
• Cultivo mixto de especies arbóreas y agrícolas.
Murgueitio (2001), resume que para ecosistemas frágiles como las laderas andinas y el
bosque húmedo tropical la agricultura debe ser con:

Árboles para sombríos, en multiestrato agroforestales y silvopastoriles.

Reciclaje de biomasa como abonos verdes, incorporación de residuos, compostización,


humidificación (lombricultura y otros).

Priorización de la biología de los suelos y la materia orgánica sobre la concepción


química de la fertilidad como patrón dominante.

Los sistemas tecnológicos para pequeños agricultores pueden tener ventajas


comparativas. Este es el caso de la producción de proteína foliar de árboles forrajeros, especies
presentes en muchas zonas campesinas de ladera con un potencial que supera a la soya en
términos de proteína total por su alta producción de biomasa, lo cual permite reforzar sistemas
4

de producción animal con recursos locales. En este sentido y complementando las actividades
de desarrollo local, el presente trabajo pretende mostrar algunas experiencias en manejo de
especies forrajeras, las cuales presentan un potencial en la región, algunas de ellas bien
conocidas pero que su utilidad no ha sido descrita para otros uso quizás solamente como
cercas vivas, otra especies donde su fin productivo puede incrementarse con la utilización de
estrategias de diversificación y otra poca difundidas en nuestra localidad pero que ya son bien
conocidas sus bondades desde tiempos remotos (Murgueitio, 2001). A continuación se
presenta una descripción de experiencias con dos especies forrajeras y como pueden manejarse
y utilizarse para mejorar la eficiencia productiva de los sistemas ganaderos en nuestro estado.

El yátago (Trichathera gigantea)

Breve historia

El yátago (Trichanthera gigantea) es un árbol multipropósito para una amplia gama de


agroecosistemas, pertenece a la familia de las Acantáceas. Se encuentra en Colombia, Brasil,
Ecuador, Guatemala, Panamá y Venezuela; tiene un amplio rango de distribución en el trópico
y subtrópico y por lo tanto posee una gran capacidad de adaptarse a diferentes ecosistemas
(Gómez, et al., 1997).

Ha sido utilizado por los productores agropecuarios en la protección de nacimientos,


corrientes de agua y en la actualidad es una de las especies más promisorias para recuperar
cuencas hidrográficas. Se le atribuyen propiedades medicinales y es utilizado en la
construcción de cercas vivas, cultivos multiestrato, abono verde y alimentación para animales
(Ríos, 1994, 1993).

Igualmente, de buena digestibilidad (Preston y Leng, 1989) y un contenido de calcio


mayor al de otros árboles forrajeros (Galindo, et al., 1989) lo hace promisorio para ser
incorporado como suplemento o ración animal dentro de las fincas.

Con respecto a las zonas de vida, donde se desarrolla el árbol de Trichanthera


gigantea, según la clasificación de L. Holdrige se encuentra en Bosque Pluvial Tropical,
Bosque Húmedo Tropical, Bosque Seco Tropical, Bosque Húmedo Premontano y Bosque
5

Muy Húmedo Premontano, los cuales son lugares naturales para el desarrollo de la especie
(Gómez, et al., 1997). Altitudinalmente, se encuentra distribuida desde el nivel del mar hasta
los 2150 msnm, en diversos agroecosistemas con precipitaciones que van desde menos de 600
mm/año, hasta mas de 4500 mm/año (Ríos, 1993).

En cuanto a suelo Murgueitio (1988), indica que Trichanthera gigantea tolera suelo
con valores de pH ácidos (5.0) y bajos niveles de fósforo y otros elementos tradicionalmente
asociados a los suelos tropicales de baja fertilidad.

Clasificación Botánica

Taxonomía:

• Reino: Vegetal
• División: Spermatophyta
• Clase. Dicotiledonea
• Orden: Tubiflorales
• Familia: Acanthaceae
• Subfamilia: Acanthoideae
• Serie: Contortae
• Tribu: Trichanthereae
• Género: Trichanthera
• Especie: Trichanthera gigantea

Aspectos agronómicos

Propagación:

Se ha estudiado la producción de semillas y se considera como poca (Cardozo y


Moreno, Obs. Pers. Portuguesa), aunque su floración es abundante, la cual ocurre desde
octubre hasta marzo dependiendo las variedades y es especial para la producción apícola y la
zona (Moreno Obs. Pers. Táchira), los frutos producen semillas con una baja viabilidad. Las
investigaciones indican que la germinación por semilla es muy baja del 0 al 2%, de allí que su
multiplicación se haga vegetativamente (Gómez, et al., 1997).
6

Hasta el momento no se ha determinado la causa por la cual, es poca la producción de


semilla sexual madura, pero Ríos (1994) manifiesta que la propagación vegetativa artificial
realizada durante muchos años puede haber provocado en la especie la pérdida de la capacidad
de producción de semilla sexual viable. Otro echo que reforzar esta idea es la gran capacidad
de propagación vegetativa que posee. En función a ello puede ser que los visitantes de las
flores no están cumpliendo la función como polinizadores. En este aspecto agrega Ríos
(1994), que es posible que los polinizadores no hayan seguido el mismo patrón de dispersión
geográfica que el hombre les ha dado al yatago. Así mismo, la propagación de la especie ha
sido por materiales asexuales similares los cuales han desmejorado genéticamente la
capacidad reproductiva sexual e imposibilita una efectiva polinización. Por otra parte, la
especie pudo perder la capacidad de reproducirse sexualmente como resultado de algún evento
remoto desconocido. Su capacidad actual de propagarse en forma vegetativa quizás sea un
“desarrollo” adaptativo que le permitió sobrevivir y compensar la falta de reproducción
sexual.

Con respecto a la reproducción asexual, se ha realizado abundante investigación. En


ensayos realizados enraizando estacas de 1, 2 y 3 yemas, los mejores resultados se obtuvieron
con estacas de tres yemas, siendo el porcentaje de germinación del 84%, número de raíces 17
y peso de raíces secas de 2,17 g, ensayo evaluado en cuarenta y cinco días (Krause citado por
Gómez et al., 1997). En otra información sobre la propagación de estacas con dos, tres y
cuatro yemas, el mayor prendimiento se obtuvo con estacas de tres y cuatro yemas y un grosor
de 1,2-1,9 cm (Milera, Suárez y Rey, 1996). En este sentido, Rivera y Jaramillo (citado por
Rios 1994), encontraron que las características más favorables para propagación es una
longitud de 20 cm, diámetro de 2,2 a 2,8 cm y 3 nudos por estaca.

En el caso de uso de hormonas enraizadotas Gómez, et al., (1997), evalúan como con
la utilización de ácido naftalenoacético al 0,2% y 0,4% y ácido indolacético al 2%, no
presentan diferencia con respecto al prendimiento al compararlas con estacas sin hormonas.
Resultados similares obtuvo Guerrero (2001) en el Táchira, al evaluar el prendimiento de
estacas o sobrevivencia en cantero de arena, donde se encontró que la aplicación o no de
Ácido Naftaleno Acético (ANA 0,4%) no influye en el número de estacas que logran el
prendimiento, encontrándose un promedio general de prendimiento de 89,8% de las estacas
7

con tres nudos, una longitud entre 20 y 35 cm. Así mismo, al evaluar tres diámetros de estacas
(a.- 0,5 ≥ d1 > 1cm; b.- 1 ≥ d2 > 1,5cm; c.- 1,5 ≥ d3 > 3,5cm), sobre el porcentaje de
prendimiento, este factor no incluyo sobre el prendimiento de las estacas de yatago.

Otro factor es la sobrevivencia en campo, esta variante de siembra en bolsas es mucho


menos rentable que la siembra directa en el campo, según estudios de Corbea y Blanco (2000),
es más laborioso y requiere mayor fuerza de trabajo, pero tiene las ventajas de lograr una
mayor supervivencia, las plantas plantadas pueden competir más favorablemente con las
malezas y trasladan al campo una cantidad nada despreciable de materia orgánica contenida en
las bolsas, por lo que representa una opción para áreas de pastoreo donde se utiliza una baja
densidad de plantas arbóreas sin preparación o con mínima preparación del suelo. Sin
embargo, en resultados encontrados en el Táchira (Guerrero, 2001) se incrementan los costo y
el tiempo de establecimiento de banco de proteína, si lo comparamos con los costos de
establecimiento por siembra directa (cuadro 1), estos resultados incluyen los costos por
resiembra donde se encontró que el prendimiento es mayor en tratamiento a raíz desnuda y
una estaca por punto a siembra directa (cuadro 2).

Cuadro 1. Proyección de los costos totales para el establecimiento de una hectárea en


bancos de proteína densidad 1*1 m, bajo cuatro métodos de siembra con T.
gigantea en el estado Táchira, Venezuela, 2001.
TRATAMIENTO C. Bs C. US$ %
Plantas de bolsas plásticas 3967773.8 5325.8 100
Dos estacas x pto siembra directa 3326425.3 4469.0 83.8
Plantas a raíz desnuda 3123431.8 4192.5 78.7
Una estaca x pto siembra directa 3084090.9 4139.7 77.7
Fuente: Guerrero (2001) Nota: 745Bs/US$
La siembra por material vegetativo en forma directa es más aconsejable para áreas
donde se puede realizar una preparación completa del suelo, para siembras con mayor
densidad de plantas arbóreas o cuando se cuenta con una limitada capacidad de mano de obra
(Corbea y Blanco, 2000). Este tipo de siembra puede hacerse asegurándose unas buenas
condiciones iniciales (agua y control de malezas), con el fin de permitir un buen
establecimiento y desarrollo de las plantas; también se pueden realizar transplantes a raíz
desnuda, después de haber retirado parte del follaje para evitar la deshidratación en el campo
(Gómez, 1993; Gómez et al., 1997).
8

Para el establecimiento de árboles con fines agrícolas o forestales, se debe tener en


cuenta el período lluvioso, y en particular los primeros meses es lo mejor para la siembra
(Corbea y Blanco, 2000). Bajo estas condiciones Guerrero (2001) realizó una evaluación en
campo, a inicios de lluvia de estacas a siembra directa, estacas enraizadas y su comparación
con plantas de vivero, encontrando que hubo mayor mortalidad en las plantas de vivero, los
tratamientos con mejor resultado y menor costo una estaca por punto, estacas enraizadas y dos
estacas por punto (cuadro 2). Bajo esta premisa, Espinel (1994), recomienda la siembra directa
de las estacas en la época de lluvia empleando material vegetal fresco. Esta práctica disminuye
altamente los costos en comparación con los del sistema de vivero.

Cuadro 2. Porcentaje de sobrevivencia al evaluar cuatro métodos de siembra de T.


gigantea en el Edo. Táchira, Venezuela
TRATAMIENTO No. Obs. % sobrevivencia
Plantas de bolsas plásticas 75 94,7
Plantas a raíz desnuda 75 100
Una estaca x pto siembra directa 75 100
Dos estacas x pto siembra directa 75 98,7
Fuente: Moreno y Guerrero (s/p)

Disposición en el campo:

En cuanto a la densidad de siembra en cultivos intensivos, la distancia de siembra no


está lo suficientemente determinada, sin embargo, se estima como un sistema adecuado la
siembra 10.000 árboles/ha (1x1 m) (Murgueitio, 1991b, Sarria, et al., 1991, Gómez y
Murgueitio, 1991 y Sarria, 1994b). Preston (1991) recomienda 20.000 árboles/ha; mientras
que Rivera y Jaramillo (citado por Gómez, 1997) obtuvieron mayor producción de forraje
verde con una densidad de 0,5 x 0,5 m, comparada con 1 x 1 m, pero según Sarría, et al.
(1994) 0,5 x 0,5 m es una densidad que complica las labores culturales, fundamentalmente la
cosecha.

Para el uso como cercas vivas las plantas deben estar separadas 1m entre sí. En el caso
de los cultivos multiestrato, como los sistemas agroforestales, es estrato alto está conformado
preferiblemente por una leguminosa (Erytrhrina spp, etc.) sembrada a 6 u 8 m de distancia y
estrato medio por el yátago separado 1 m entre sí (Gómez, 1993).
9

Altura y frecuencia de corte

En diferentes ensayos referidos a la altura de corte se menciona que lo ideal es 1 m


para controlar las malezas (Gómez y Murgueitio, 1991; y Gómez, 1993). Estos autores, así
como Sarria, et al. (1994), recomiendan realizar el corte con machete o tijera de podar,
dejando un tronco principal y cortando con cuidado las ramas a una distancia aproximada de
10 cm del tallo central, con el objetivo de no dañar las yemas o puntos de crecimiento (nudos).

El manejo de la altura de corte está estrechamente relacionada con las condiciones


climáticas; por ejemplo, en los lugares donde las temperaturas son elevadas y el régimen de
lluvias es escaso, es necesario manejar estratos entre 1,3 y 1,5 m para que proporcione un
microclima adecuado que permita mejores rendimientos productivos (Gómez, 1993).

Con una densidad de siembra de 10.000 árboles/ha e intervalos de corte de 3 meses,


Murgueitio (1991a); Sarría, et al. (1991); Sarria, (1994a) y Sarria, et al. (1994) afirman que
una plantación de yátago puede producir entre 40 y 60 t/ha/año (20% de materia seca (MS) y
18% en proteína bruta (PB) en las hojas.

Torre (2001), indica que se evaluó la producción de biomasa de T. gigantea evaluando


la distancia de siembra, la mejor producción en densidades de 1m x 1m (18 tn/ha/año de
materia fresca (MF)). Estos resultados coinciden con los encontrados en el Modulo de
Producción y evaluación de tecnologías sostenibles (MOPREVATS – UNET), en condiciones
de suelo ácidos con baja materia orgánica, la producción de forraje fresco por árbol/corte no
superaron los 450 gramos/corte árboles, lo que sugiere una producción entre 16 y 18 tn/año.
Adicionalmente, esta producción se ve afectada por la perdida total de las hojas, cuando la
sequía se prolonga, principalmente en los meses de marzo a mayo, casos observados desde el
año 2000, hasta el 2002, donde no hubo producción de forrajes para el primer corte del año o
primer trimestre del año.

Sarria ( 2001), para el caso del nacedero (T. gigantea) indica que se ha logrado
producciones anuales de 60 tn/ha de forraje fresco conteniendo 2 toneladas de proteína cruda,
en cultivos sembrados a distancias entre árboles de 1m x 1m, y en cercos vivos sembrados a
1m de distancia se obtuvo 300 kg de proteína/Km lineal.
10

Cuadro 3. Promedios de peso fresco, peso seco y materia seca de forraje de T. gigantea al
primer corte (120 días) por planta en cuatro métodos de siembra de en el Edo.
Táchira, Venezuela.
Prom. PFF Prom. PSF
TRATAMIENTO % de MS Kg/ha PS
(g/pto) (g/pto.)
Plantas de bolsas plásticas 39,9 27,08 10,58 1058
Plantas a raíz desnuda 67,5 20,39 13,92 1392
Una estaca x pto siembra directa 49,5 20,10 9,79 979
Dos estacas x pto siembra directa 63,6 20,32 12,66 1266
Fuente: Moreno y Guerrero (S/P). PFF Peso fresco forraje, PSF: Peso seco forraje,
Fertilización:

Gómez (1993), señala que en Colombia aún no se han realizado ensayos del efecto de
la fertilización sobre la producción de forraje; sin embargo, en las evaluaciones donde no se
aplicó ningún tipo de fertilizante, se evidenció una disminución en la biomasa producida (25-
35 % mayor para el primer corte con respecto a los restantes), así como también, una
reducción en el contenido de nutrientes, tanto en el forraje como en el suelo, a través del
tiempo.

No obstante, el uso del estiércol en plantaciones de yátago en Colombia es mencionado


por Gómez (1993), Sarría (1994a) y Sarria, et al. (1994); estos últimos utilizaron 400 g de
estiércol de cabras por árbol.

Gómez et al., (1997), indica que en cultivos establecidos se han encontrado en forma
natural, asociados al yátago, poblaciones importantes de micorrizas (64 esporas/24 g de suelo),
lo que se considera bueno (contenidos mayores de 50). Estos resultados pueden ayudar a
evaluar las condiciones de este árbol que con esta interrelación puede mejorar la
disponibilidad de nutrientes, por solubilidad o por fijación.

Manejo de malezas:

Se recomienda diversas alternativas para el control de las malezas. La altura de corte


superiores a 1m, pueden tener un efecto de la sombra es mayor, lo cual retarda el crecimiento
de las malezas. La utilización de coberturas muertas, como la hojarasca de leguminosas en
asociación y el bagazo de caña; las coberturas vivas, como algunas especies de leguminosas
(Canavalia ensiformis y Dolichos), el establecimiento de algunas especies de animales, la
11

chapea y la limpieza a mano. En este caso, Gómez y Murgueitio (1991) desarrollaron una
prueba de control de malezas en una plantación de yátago, donde predominaban Panicum,
Cynodon, Cyperus y Amaranthus, utilizando bagazo de caña como cobertura (27,2 t/ha
después del primer corte), cuya capa era de 5 cm de espesor. El control de las malezas en los 3
meses siguientes fue del 90 % y solo persistieron algunas especies de hoja ancha como
Amaranthus; a los 6 meses algunas gramíneas y ciperáceas crecieron sobre el bagazo.

Composición Química:

El follaje de yátago presenta un alto valor nutritivo y es considerado una fuente


promisoria de forraje de alto valor proteico, que produce un elevado rendimiento de hojas
cuando el follaje de otras plantas desaparece en la época seca.

Solarte (1989; 1994) y Vargas (1994), señalaron valores de Proteína que oscilaron
entre 16,7 y 22,5 %. Además, la tasa de degradabilidad de la materia seca (MS) fue de 52, 65 y
77 % para 12, 24 y 48 horas respectivamente, lo que hace que el nacedero posea una
degradabilidad superior a la Gliricidia, Erythrina sp., Sesbania sesban, Cassia e Inga
spectabilis.

Cuadro 4. Composición química promedio (% base seca) del tallo y de las hojas de
yatago (T. gigantea) a intervalos de corte de tres meses.
MS N*6,25 N P K Ca Mg
Tallo grueso 27 4,6 0,74 0,36 3,8 2,19 0,48
Tallo delgado 17 8,7 1,39 0,42 6,96 2,61 0,72
Hoja 20 18 2,87 0,37 3,76 2,34 0,75
Fuente: Gómez citado por Gómez et al., 1997.
Galindo, et al., (1990) evaluaron el contenido de macroelementos en el follaje, los
cuales se mencionan a continuación (% en base seca): P (0,26-0,37), K (3,48-3,76%), Ca
(2,34-3,80%), Mg (0,75-1,14%) y N (2,44-2,87%); estos datos sugieren que las hojas de
Trichanthera gigantea posee altos contenidos de P, Ca, N.

Compuestos anti - nutricionales:

Galindo, et al. (1990) investigaron acerca de los factores antinutricionales contenidos


en las hojas del nacedero, en comparación con otros árboles, dando como resultado que los
niveles de fenoles y saponinas son bajos, no hay presencia de alcaloides y la proporción de
12

esteroides no debe ser de importancia para su uso en la dieta de animales. Esto coincide con lo
observado por Vargas (1984) quien encontró muy bajos contenidos de fenoles, similares a los
de Gliricidia y Erythrina edulis, y ausencia de saponinas, como ocurre en Gliricidia y
Leucaena.

El bajo nivel de fenoles existentes en el follaje del yátago le permite tener niveles de
aceptación y una alta degradabilidad ruminal; su concentración varía con la edad de la planta y
es mayor en las hojas que en los tallos, igualmente la ausencia de compuestos antinutricionales
también se ha corroborado en los ensayos realizados en los cuales se empleó yátago para la
alimentación de animales, en los que no se presentó ningún síntoma de toxicidad (Gómez,
1993).

Utilización en la alimentación animal:

Cerdos:

Solarte (1994) indica que en un ensayo en el que se alimentaron cerdos con plátano
verde de desecho como única fuente de energía y torta de soya (180 g diarios de proteínas)
como suplemento proteico y obtuvieron ganancias de 434 g diarios. Cuando la soya se redujo
a 140 g y se adicionó hojas de nacedero (16 g en la ceba y 42 g en el engorde), las ganancias
fueron de 360 g/día.

En otro estudio, Sarria (1994) evaluó durante 4 meses el follaje de Trichanthera en


cerdos de engorde, los cuales recibían como suplemento 200 g diarios de proteína (92 % de
torta de soja y 8 % de premezcla comercial de minerales y vitaminas para cerdos). El follaje
fue secado al sol y molido; después se mezcló con el suplemento durante las 10 primeras
semanas y se entregó fresco y picado en los últimos 42 días. Los resultados demostraron que
reemplazaba a la soya hasta un 25 %, pero ejercía ciertos efectos negativos sobre el
incremento del peso y la conversión.

En cerdas gestantes y en lactancia todo parece ser más favorable, pues los parámetros
productivos al nacimiento y hasta el destete fueron mejores cuando se hicieron reemplazos de
hasta el 75 % de la torta de soya por follaje fresco (Sarria, et al. 1991).
13

Sarria (1994 a) realizó un ensayo de reemplazo parcial de la soya por forraje fresco
picado de yátago (2-4 Kg/día) en cerdas gestantes alimentadas con jugo de caña y obtuvo
resultados superiores a los encontrados en cerdos de engorde por Sarria, et al. (1991). La
autora recomendó no utilizar el yátago como única fuente proteica, pues aunque algunos
cerdos consumieron hasta 4 kg. De forraje/día, el estado corporal empeoró drásticamente al
alimentarse totalmente la suplementación con soya. Es por ello que su uso debe ser a voluntad
hasta un 30 % cuando se suministra soya para completar los 150 g/día de proteína. En el caso
de las cerdas en lactación, deben recibir 400 g/día procedentes de la soya o de otra fuente de
proteína verdadera convencional. En este mismo ensayo se determinó que los parámetros
reproductivos fueron mucho mejores para las dietas que incluían el yátago con respecto al
testigo; hubo superioridad para el nacedero y la torta en nacidos totales, nacidos vivos, ningún
aborto, peso promedio de la camada al nacimiento, a los 10 días y a los 45 días, así como un
aumento de peso diario a los 45 días, lechones vivos y por ciento de mortalidad.

Murgueitio, (1991b) indica de acuerdo a trabajos realizados con yatago comparados


con la soya, el cual posee varias ventajas (Cuadro 5); todo ello influye en que la Trichanthera
posea un potencial que supera al de la soya en términos de proteína total por su alta
producción de biomasa. Lo cual permite reforzar los sistemas de producción animal con
recursos locales (Sarria, et al. 1991).

Cuadro 5. Comparación de la soya con el yatago


T/ha/año SOYA (FAO, 1987) YATAGO
Materia Fresca ---- 36,3
Materia Seca 1,7 8,0
Proteína (Nx6,25) 1,5 0,72
Costo de un 1klg de proteína (USD) 0,90 0,58
Fuente: Gómez M., 1993.
Murgueitio, (1991a) indica que se realizaron observaciones sobre su uso como
suplemento proteico en dietas con jugo de caña para cerdas gestantes, las cuales recibían
solamente proteína a partir de las hojas de Trichanthera; no se encontraron reducciones en los
parámetros biológicos tanto de la madre como de la camada con respecto a la fuente de
proteína convencional (torta de soya).
14

Aves:

En una prueba de observación realizada durante 7 días por Vargas (1994), donde se
sustituyó el 20 % del concentrado por follaje seco y molido de Trichanthera gigantea en
dietas para pollitos, se obtuvo una ganancia muy alta en peso y consumo (75-99 %) con
respecto al control.

Hernández y Salcedo (1998), en ensayo realizado por dos meses alimentando gallinas
ponedoras con yátago obtuvieron mayor peso en los huevos, cáscaras más duras y las gallinas
tratadas fueron mas sanas con respecto al control.

Conejos:

En 1990, Arango y Quintero, realizaron ensayos en los que evaluaron la inclusión de


tres niveles de follaje (30 % 20 % y 10%)de yátago en la ceba de conejos de la raza Nueva
Zelanda, estos tenían 35 días de nacidos y 700 g de peso y recibían una dieta basada en un
concentrado (testigo). Las ganancias de peso fueron similares entre el tratamiento al 30% y el
testigo y superiores al resto de los tratamientos. Además, las ganancias fueron superiores a las
obtenidas cuando se utilizan concentrados comerciales balanceados, que son generalmente 25-
30 g/día; y en el caso de la suplementación con 30% de yátago fueron similares a las referidas
por Lebas, Coundert y Rouvier (1985) en Francia (33 g/día). De lo anterior se puede inferir
que los valores registrados son buenos para las condiciones tropicales.

Ovinos:

En 1993, Mejías y Vargas realizaron un análisis de la selectividad de diferentes forrajes


(Trichanthera gigantea, Gliricidia sepium y Leucaena leucocephala) por ovejas africanas,
cuya dieta estaba basada en cogollos de caña de azúcar, bloque multinutricional, pollinaza y
forraje arbóreo a voluntad. Se observo que el mayor consumo fue el Gliricidia; siendo el
yatago de menor consumo.

Por su parte, Vargas (1993) realizó una evaluación del efecto de los forrajes de T.
Gigantea, G. Sepium y E. Poeppigiana sobre el consumo voluntario, en ovejas africanas
alimentadas con una dieta básica de tallo prensado de caña de azúcar; se halló un ligero
15

incremento del consumo de nacedero en relación con los otros follajes, además de una ligera
tendencia a ser mayor el consumo de los bloques multinutricionales en los animales que
recibieron alguna fuente de suplementación proteica, favoreciendo especialmente al nacedero.

Morera (Morus Alba)

Clasificación Botánica
La Morera (Morus alba), es una especie que es nativa de la región oriental de Asia
pertenece a la familia de las moráceas y al orden de los urticales, en estado natural es un árbol
de 18 m. de altura y 30 cm. de diámetro, de ramas delgadas lisas, los brotes de las yemas son
pequeños, puntiagudos de color castaño, su savia es lechosa, las hojas son alternadas
inconstante en la forma y grado del lóbulo, algunas son no lobuladas pero a menudo de 3 – 5
lóbulos, fuertemente serradas, de 6 – 15 cm. de longitud y de 5 – 10 cm. de ancho, de color
verde brillante y lisa en su parte superior, y de color verde pálido, mas o menos vellosas son
las flores, masculinas y femeninas en diferentes árboles, atestadas en racimos de 15-25 mm. de
largo. Las frutas pequeñas, numerosas, atestadas en racimos de 10-20 mm. de largo, de color
púrpura cuando madura. Su hábitat común es a la orilla de los caminos, campos viejos, patios
de casas.

Usos
El uso principal de la morera a nivel mundial es como alimento del gusano de seda,
pero dependiendo del lugar, también es apreciada por su fruta (consumida fresca, en jugo o en
conservas), por sus propiedades medicinales en infusiones (té de morera), como ornamental y
como forraje animal. Sus usos múltiples han sido reconocidos. Hay ciertos lugares donde el
follaje de morera se usa tradicionalmente en la alimentación de rumiantes, como en ciertas
partes de India, China y Afganistán, pero fue solo en los ochentas que empezó el interés en su
cultivo intensivo y su uso en la alimentación de animales domésticos (Sánchez, 2000)

Aspectos agronómicos

Propagación
El método se siembra comúnmente usado es por estacas, pero también se usa el método
por semilla, el método por estacas garantiza características productivas uniformes de la plantas
16

de las cuales se toma el material vegetativo, facilidad de obtención y disponibilidad inmediata


además de la facilidad de siembra.
En cuanto al método de propagación con estaca se ha hecho en el estado Táchira una
evaluación para determinar el mejor método de preparación de las estacas, comparándose las
estacas preparadas con corte recto (normal), con ANA 0,4% (hormona), en bisel y pelado,
observándose que al quitar la corteza de la parte inferior de la estaca se aprecia una acelerada
aparición de los brotes en las estacas (Márquez y Moreno, datos no publicados) (Figura 1).

Condiciones edáficas
No tolera suelos de mal drenaje o compactados y tiene altos requerimientos
nutricionales, por lo que su fertilización es permanentemente necesaria (Benavides, citado por
Sangines 2001), se recomienda agregarle 01 Kg. de estiércol de bovino por planta durante su
establecimiento y de 0.5-1.0 Kg. después de cada corte. Al no ser una planta leguminosa y
poseer altos requerimientos nutricionales, su fertilización resulta prácticamente
imprescindible. Es posible suplir estas necesidades con fertilizantes orgánicos o con la
combinación de estos y los fertilizantes químicos, lo cual estimula considerablemente la
producción de biomasa; además puede ser posible plantar árboles fijadores de nitrógeno como
cultivo asociado con vistas a utilizar su follaje como abono verde.
17

60

50 50
49
46
43
41 41
40
38 38

34 34

30
29 29
27

20 20

13
10

0
20 de marzo 25 de marzo 27 de marzo 01 de abril
Dias

normal pelado bisel hormona

Figura 1. Aparición de brotes en estacas de Morus alba en cuatro métodos de


preparación de estacas en condiciones de vivero
Fuente: Márquez y Moreno, datos no publicados

Altura y frecuencia de corte


La altura y la frecuencia de corte es un factor determinante al momento de la cosecha,
en el caso de la morera la altura de corte no es un factor determinante, para alturas de corte al
hacerlo a 20, 30, y 40 cm. La relación hoja/tallo tampoco presentó diferencias significativas, y
no influyeron en el valor bromatológico de la morera (García F. et al, 2002). Para alturas de 50
y 100 cm. tampoco existieron diferencias, pero si para el factor poda con frecuencias de corte
de 45, 60, 90 y 120 días, sin observarse interacción entre ambos factores (Martín G. et al.
2001)
Cuadro 6. Efecto de la altura de corte sobre el rendimiento de biomasa comestible total
Altura (cm.) TMS/Ha/época
20 7,15
30 7,04
40 6,67
Fuente: García F. et al, 2002
18

Cuadro 7. Influencia de la altura y la frecuencia de corte en la producción de biomasa (g


MS/planta/año).
Altura (cm.) Frecuencia (días)
Var/Trat
50 100 ES± 45 60 90 120 ES±
Biomasa 649.9 669.9 43.9 536.5 b 513.8 b 1030.6 a 557.1 b 62.2 ***
Total
Biomasa 532.5 453.3 85.1 456.1 b 377.6 b 645.2 a 257.8 b 120.3 *
Comestible
% 82 68 85 74 63 46
Fuente: Martin G. et al., 2001. % Proporción de Biomasa Comestible en relación de la Biomasa Total.
a b Difieren significativamente en la horizontal P<0.05. * P£ 0.05 *** P£ 0.001
Fertilización
La fertilización es un punto clave en el momento de su explotación, debido a que los
nutrientes que ella necesita son extraídos del suelo, además de su restricción de no fijar
nitrógeno, en condición de monocultivos se debe aplicar el uso de abonos químicos u
orgánicos (de origen animal o vegetal), en caso de reciclaje de nutrientes contenidos en las
excretas de animales se ha observado una buena respuesta en comparación con la aplicación
de abonos inorgánicos.
Cuadro 8. Producción de biomasa Total (Ton MS/Ha) de morera por efecto de la
aplicación de estiércol de cabra al suelo.
Año Nivel de estiércol (ton MS/ha/año) NH4NO3
0 240 360 480 480
12 23.0c 24.4bc 26.6b 31.1a 26.7b
2 21.3c 25.2b 27.6ab 33.4a 29.7b
3 22.9d 28.2c 32.6b 38.2a 29.2b
Fuente: Benavides. 1999. 1kg de N/ha/año. 2Valores con la misma letra horizontalmente no difieren (p>0,001).

Composición química y valor nutritivo


El valor nutritivo de la morera varia según la parte de la planta y edad de la misma, los
niveles de proteína, podrían llegar a compararse con el de las leguminosas. los valores del
contenido mineral, se refleja en los valores de ceniza.
Cuadro 9. Composición química de la morera (Morus alba) en base seca.
M.S. P.C. E.E. F.C. FDN Cen Ca P Mg Fe Mn
Ítem % % % % % % % % % % %
Hoja 34.7 20.0 4.0 ND 23.1 - 2.70 ND .54 125.0 17.1
Tallo Tierno 43.2 4.7 1.7 ND 48.2 - 1.61 ND .28 54.0 11.6
Tallo Maduro 55.2 3.8 1.0 ND 50.2 - 1.10 ND .14 22.5 3.7
Planta 54.3 11.3 1.6 ND 34.4 - 2.10 ND .30 98.1 12.3
Hojas-harina 89.5 17.14 4.78 10.46 ND 12.84 3.09 0.25 ND ND ND
Fuente: Sanginés G. et al., 2001. ND = No determinado
19

Cuadro 10. Contenido de aminoácidos de la harina de hojas de morera (Morus alba).


Aminoácido % en base seca g aa/100g. proteína
Metionina 0.26 1.34
Cistina 0.21 1.11
Lisina 0.80 4.20
Treonina 0.55 2.86
Acido aspártico 2.29 11.96
Acido glutámico 1.97 10.27
Prolina 0.92 4.78
Glicina 0.87 4.55
Alanina 0.87 4.55
Valina 0.96 5.02
Isoleucina 0.73 3.79
Leucina 1.25 6.53
Fuente: Sanginés G. et al., 2001

Cuadro 11. Contenido de materia seca(MS), proteína cruda(PC) y digestibilidad in vitro


de la MS (DIVMS) del follaje de Morera y otros alimentos utilizados en
América Central.
Especie MS,% PC,% DIVMS,%
Morera (Morus alba) 28,7 23,0 80,0
King-grass (P. Purpureum x P. typhoides) 20,0 8,2 52,7
Pasto Estrella (C. lemfluensis) 22,3 8,9 54,9
Concentrado comercial 91,5 17,7 85,0
Fuente: Benavides, 1999

Utilización en la alimentación animal

Rumiantes
Estudios en cuanto a la utilización de la morera y su beneficio en rumiantes se ha adelantado
mucha información en el CATIE en Costa rica, se ha hecho comparaciones de follaje de
morera con alimento concentrado obteniéndose un nivel de producción de leche similar (13,2
y 13,6 Kg. /d, respectivamente), en iguales niveles de consumo de MS (1,0 % del P.V). el uso
de la morera en la dieta no afecto el contenido de grasa, proteína, y sólidos totales de la leche
(Benavides, 1999)
20

Cuadro 12. Efecto de la sustitución de concentrado por follaje de Morera (Morus alba)
sobre la producción de leche y el consumo de vacas Holstein pastoreando
Kikuyo (Pennisetum clandestinum).
Relación concentrado/Morera
Parámetro 100/0 60/40 25/75
Leche (Kg./día) 14.2 13.2 13.8
Consumo (Kg.MS/día)
Concentrado 6.4 4.2 1.9
Morera 0 2.8 5.5
Pasto 9.3 7.8 6.2
Total 15.7 14.8 13.6
Fuente: Benavides 1999.
En cuanto a ganancia de peso, utilizando la morera como suplemento, se han
observado ganancias de peso en vaquillas de reemplazo Jersey x Criollo de 610 gr./día
suplementadas con morera y 410 gr./DIA con concentrado (Benavides,1999)

No rumiantes
El uso de forrajes en no rumiantes ha sido un poco restringido, pero se han hecho muchos
estudios para este campo, en ensayos con cerdos en crecimiento donde se sustituyo alimento
concentrado hasta en un 20% por harina de hojas de morera, se observo que el mejor nivel de
sustitución fue de 15%, e incremento las ganancias de peso de 680gr hasta 740 gr., en conejos
la reducción de alimento concentrado de 110 a 17.5 gr. con morera ofrecida ad libitum solo
redujo las ganancias de peso de 24 a 18 gr, pero reduciendo en un 50% el costo de la carne
(Sánchez, 1999)

BIBLIOGRAFÍA
Andrade, R. 1983. Construya un vivero. Fuerzas Armadas de Cooperación. (Venezuela). pp
80.

Arango, J. Quintero, V. 1990. Evaluación de tres niveles de nacedero Trichanthera gigantea


(10 %, 20 %, 30 %) en ceba de conejos. Acta Agronómica. 40 (3-4):183.

Benavides, J. 1999. Utilización de la Morera en sistemas de producción animal. En:


Agroforesteria para la producción animal en América Latina, FAO, Roma. pp. 275-280.

Botero R. y R. Russo. 1997. Utilización de árboles y arbustos fijadores de nitrógeno en


sistemas sostenibles de producción animal en suelos ácidos tropicales. En: III seminario
manejo y utilización de pastos y forrajes en sistemas de producción animal. UNELLEZ –
Barinas. pp 49 – 63.
21

Botero R. y R. Russo. 1997. Utilización de árboles y arbustos fijadores de nitrógeno en


sistemas sostenibles de producción animal en suelos ácidos tropicales. En: Agroforestería
para la producción animal en América Latina. FAO Roma. pp 171 – 192.

Contreras, G. 1990. Estudio de la propagación del árbol cucharo Vochysia lehmannii. UNET.
San Cristóbal, (Venezuela). pp 79.

Cooper, D. “Recursos fitogenéticos”, (en línea). Geneflow. Dirección:


<http://www.colciencia.gov.co/Amazonia/Corpoinca/inter62.htm> (consulta:25
Mar.2001).

Corbea, L y Blanco, F. 2000. Métodos de propagación, siembra y establecimiento de plantas


arbóreas con fines silvopastoriles. Memorias del curso de Agroforestería Tropical para la
producción ganadera. CTTF. Maracaibo. (Venezuela).

Delgado, M. 1954. El control hormonal y el desarrollo de la planta. UCV. Maracay.


Venezuela.

Eliasson, L. 1961. The Influence of growth substances on the formation of shoots from aspen
roots. Phisiology plant. 14:150-156.

Escobar, S y Romero, T. 1996. El matarratón, árbol multipropósito. Fundación Polar y


Universidad Central de Venezuela. Venezuela.

Espinel, R. 1994. Sociedad y economía de campesinos cafetaleros de la Cordillera Occidental


en el norte del Valle del Cauca. Memoria III. Seminario Internacional Desarrollo
sostenible de sistemas agrarios. CIPAV. Cali, Colombia. P.p. 33

Galindo, W., Rosales M., Murgueitio E. y J. Larrahonda. 1990. Sustancias antinutricionales en


las hojas de guamo, nacedero y matarraton. Livistock Research for rural development. 1
(1):36:47.

García F. et al, 2002. Altura de corte de Morera (Morus alba)


http://www.fao.org/WAICENT/FAOINFO/AGRICULT/AGA/AGAP/FRG/AFRIS/espan
ol/Document/Morera/morera12.htm Abril 2002, 3552 bytes.

Gómez, M. 1993. El nacedero Trichanthera gigantea una especie potencial en sistemas de


producción integrados. CIPAV. Serie de trabajos y conferencias. No. 7, 10 p.

Gómez, M. y Murgueitio, E. 1991. Efecto de la altura de corte sobre la producción de biomasa


de nacedero (Trichanthera gigantea) Livestock Research for Rural Development. 5(3):37.

Gómez, M., Rodríguez L., Murgueitio E., Rios C., Rosales M,. Molina C.H., Molina C.,
Molina E. y J.P. Molina. 1997. árboles y arbustos forrajeros utilizados en alimentación
animal como fuente proteica. CIPAV. Colombia. Pp 67 - 88.

Guri, J. 2.001. "Sustancias de enraizamiento". (en línea) Enraizantes. Dirección: <http://


www.docum.com/ardin/hormonas_raíz.htm>. (consulta: Jul.2001).
22

Harmann, T. 1974. Propagación de plantas. Editorial Continental. México. Krause, H. 1990.


Enraizamiento de estacas de Trichanthera gigantea. Prodesarrollo. Fedecafe. Pereira.
Colombia.

Hernández, B. y Salcedo, H. 1997. Aplicación del Yatago en la composición de auxinas.


Introducción a la producción agrícola. IUT Región los Andes. San Cristóbal. Venezuela.
21 p.

Hernández, B. y Salcedo, H. 1998. Otros tipos de alimento para gallinas ponedoras.


Introducción a la producción pecuaria. IUT Región los Andes. San Cristóbal. Venezuela.
47 p.

MacLennan AB y J. Bazill. 1995. Experiencia del proyecto de reforestación en fincas


ganaderas, Costa Rica, con énfasis en aspectos pecuarios. En: Sistemas pecuarios
sostenible para las montañas tropicales. Memorias de IV seminario Internacional, CIPAV
– CENDI. Cali Colombia. Pp 241 – 248.

Martin G. et al, 2001. Estudio del efecto de la altura y frecuencia de corte sobre la producción
de biomasa en Morera (Morus alba)
http://www.fao.org/WAICENT/FAOINFO/AGRICULT/AGA/AGAP/FRG/AFRIS/espan
ol/Document/Morera/morera18.htm. Abril 2002, 13943 bytes.

Mejias, C. y Vargas, J. 1993. Análisis de la selectividad de ovejas africanas con cuatro tipos
de forraje. Livestock Research for Rural Development. 5(3):37.

Méndez, R. “Mezclas forrajeras: uso de la diversidad forrajera tropical en sistemas


agroforestales”, (en línea). Conferencia electrónica de la FAO.
Dirección:<http://www.fao.org/ag/aga/agap/FRG/AGROFOR1/Rosales9.htm> (consulta:
27 Mar.2001).

Milera, M., Suarez, J., y Rey, I. 1996. Estudio de la propagación en Trichanthera gigantea.
Resumenes X Seminario Científico de Pastos y Forrajes. EEPF “Indio Hatuey “.
Matanzas, Cuba. p. 75.

Murgueitio, E. 1988. Los árboles forrajeros en la alimentación animal. Memorias del primer
seminario regional de biotecnología Cali Colombia. (Colombia).

Murgueitio, E. 1991a. Los árboles forrajeros como fuente de proteína. CIPAV. Serie de
trabajos y conferencias. No. 2, 8 p.

Murgueitio, E. 1991b. Sistemas sostenibles de producción agropecuaria para campesinos.


CIPAV. Serie de trabajos y conferencias. No. 5, 9 p.

Murgueitio. Enrique. 2001. Sistemas Agroforestales para la Producción Ganadera en


Colombia. Intensificación de la ganadería en Centroamérica, beneficios económicos y
ambientales. Cap. 4. Conf. 13. En:
http://www.fao.org/DOCREP/004/X6107E/x610713.htm#P0_0
23

Nitis, I; Lana, K.; Sukanten, W. y Suarna, M. 1990. The concepts and development of the
three-strata forage system. In: Shrubs and tree fodders for farm animals. Edited by
Devendra. Indonesia. P.p. 92-102.

Pérez, A. 1990. “Plantas útiles de Colombia”. Edit. Víctor Hugo. Medellín. 14 th edición. 832
pp.

Preston, T y Leng, R. 1989. Ajustando los Sistemas de Producción Pecuaria a los Recursos
Disponibles: Aspectos básicos y aplicados del nuevo enfoque sobre la nutrición de
rumiantes en el trópico. Condrit. (Colombia) pp.311.

Ríos, C. 1994. Apuntes etnobotánicos y aportes al conocimiento del nacedero. (En) Memorias
III Seminario Internacional Desarrollo Sostenible en Sistemas Agrarios. CIPAV. Cali,
Colombia. p.p. 121- 133.

Ríos, K. 1993. El nacedero Trichanthera gigantea H & B, un árbol con potencial para la
construcción de sistemas sostenibles de producción. Convenio Imca-CIPAV. (Colombia).

Roa, M., Muñoz, H., Galeano, J., Céspedes, D. “Suplementación alimenticia de vacas de doble
propósito con morera (M. alba), nacedero (T. Gigantea) y pasto king grass (Pennisetum
purpureum x Pennisetum typhoides) en el pie de monte llanero, Colombia”, (en línea).
Trichanthera gigantea. Dirección:
<http://www.catie.ac.cr/informacion/RAFA/rev28/arti1_a.htm> (consulta:17 Abr. 2001).

Sánchez M. 1999. La Morera: Un forraje excepcional disponible mundialmente. VI Seminario


Internacional sobre Sistemas Agropecuarios Sostenibles
http://www.cipav.org.co/redagrofor/memorias99/SanchezM.htm. Enero 2002, 80229
bytes.

Sánchez, MD. 1999. Sistemas agroforestales para intensificar de manera sostenible la


producción animal en América Latina Tropical. En: Agroforestería para la producción
animal en América Latina. FAO Roma. pp 1-13.

Sanginés G., Lara L., Rivera L., Pinzon L., Ramos P., Murillo J., Itra, M., Fuentes C. y G
Azcorra. 2001. Avances en los programas de investigación en morera (Morus alba) en
Yucatán. http://www.fao.org/WAICENT/FAOINFO/AGRICULT/AGA/AGAP/FRG/
AFRIS/espanol/Document/Morera/MORERA20.HTM.71753 bytes.

Sarria, P. 1994 b. Análisis comparativo de la sostenibilidad de sistemas para la producción de


cerdos. Memorias III Seminario Internacional Desarrollo Sostenible en Sistemas Agrarios.
CIPAV. Cali, Colombia. p. 195.

Sarria, P. 1994a. Efectos del nacedero (Trichanthera gigantea) como reemplazo parcial de la
soya en cerdas en gestación y lactancia recibiendo una dieta básica en jugo de caña.
Livestock Research RD, 6(1):65.

Sarria, P. et al. 1991. Utilización del forraje de nacedero en la alimentación de cerdos de


engorde. Livestock Research for Rural Development. 3 (2):53.
24

Sarria, P., Gómez, M., Rodríguez, L., Molina, J., Molina, Ch. y Murgueitio, E. 1994. Pruebas
de campos en el trópico con el uso de biomasa para sistemas integrados y sostenibles de
producción animal. CIPAV. Cali, Colombia. 39 p.

Sivori, E., et al. 1.986. Fisiología Vegetal, IV. Editorial Hemisferio Sur. Argentina.

Solarte, A. 1989. Development of feeding systems for rabbits and guinea pigs based on sugar
cane jice and tree foliages. Livestock Research for Rural Development. 1(1):66.

Solarte, A. 1994. Experiencias de investigación participativa en sistemas de producción animal


en dos zonas del Valle del Cauca. Memorias III Seminario Internacional Desarrollo
Sostenible en Sistemas Agrarios. CIPAV. Cali. Colombia. p.49.

Steegmayer, et al. 1986. Atlas del Estado Táchira. MARN. Gobernación del Edo. Táchira.
(Venezuela). 28 laminas.

Torre, D. “Evaluación agronómica y nutricional de materiales forrajeros convencionales y no


convencionales”, (en línea). Plantas forrajeras. Dirección:<http://corpoinca-
regionaluno.org/validación4.htm> (consulta: 1 Abr.2001).

Vargas, J. 1993. Efecto del tres forrajes arbóreos sobre el consumo voluntario y algunos
parámetros de funcionamiento ruminal en ovejas africanas. Livestock Research for Rural
Development. 5(3):42.

Vargas, J. 1994. Caracterización de recursos forrajeros disponibles en tres ecosistemas del


Valle del Cauca. Memorias III Seminario Internacional Desarrollo Sostenible en Sistemas
Agrarios. CIPAV. Cali, Colombia, p. 135.

También podría gustarte