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ISSN 2683-8303
||| Intertextualidad y taxonomía de microrrelatos científicos. Julio Ricardo Estefan
Introducción
Han pasado varios años desde que el microrrelato, allá por mediados de los ’90
del siglo pasado, fuera definido como un nuevo género literario, con una serie de
características que lo diferenciaban del cuento o la poesía, y en ese lapso son
numerosos los escritores que dedicaron sus horas a cultivar el desafiante planteo que
entraña su escritura. Dentro de este grupo, no son pocos los cultores del género que
exploraron las posibilidades que las ciencias naturales podían aportar con sus teorías,
sus referencias, sus descripciones, sus anécdotas, sus experimentos y las biografías
de sus descubridores, ricas en historias muchas veces entre hilarantes y sarcásticas,
dos características que congeniaban muy bien con el microrrelato.
De hecho, tenemos una definición de microrrelato que promueve esta relación
al vincularlo con el movimiento uniforme de una partícula, utilizando la conocida
fórmula de velocidad:
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Edgar Allan Poe fue otro pionero, dando una resolución completamente válida
a una vieja pregunta cosmológica, conocida como Paradoja de Olbers, sobre el porqué
de la oscuridad del cielo nocturno si el número de estrellas en el firmamento se
consideraba infinito y por lo tanto debería ser tan brillante como el Sol. Poe, en su
ensayo filosófico Eureka, escrito en 1847, adelanta la solución que hoy aceptamos:
“(…) la luz de las estrellas más lejanas no nos habría llegado aún, lo que implica que
la velocidad de la luz no podía ser infinita, y que el universo no debía existir desde
siempre. Ambas condiciones debían darse a la vez. De esa forma, Poe llega a deducir
en Eureka que el universo debió tener un origen, un instante inicial”. (Ballesteros, s/f).
Es decir, que también anticipa la teoría del Big Bang, que se formularía en 1917 y se
confirmaría, 118 años más tarde, con el descubrimiento del fondo de microondas en
1967.
Como dije, son numerosos los autores que han escrito trabajos literarios
vinculados a nociones científicas o anticipándose a ellas. En la creación de nuestro
género breve, los autores no van a la saga. Cutillas (2019) menciona algunos
destacados cultores españoles: “Entre los cultivadores del microrrelato científico
actual, deudores de todos estos maestros precursores de literatura científica, podemos
encontrar, por decir algunos, a Miguel Ángel Zapata, Ángel Olgoso, Juan Jacinto
Muñoz Rengel, Carlos Almira, Manuel Moyano, Manu Espada, Federico Fuertes
Guzmán o Rubén Abella”. Y en Argentina podemos mencionar, desde Jorge Luis
Borges y Julio Cortázar hasta nuestros contemporáneos Ana María Shua, Raúl Brasca
o Rogelio Ramos Signes, por mencionar unos pocos nombres de una extensa lista de
escritores. Latinoamérica también tiene una larga tradición y enumerar autores se
vuelve una tarea casi imposible en un trabajo como éste.
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cultivadores del género utilizan para relacionar de manera efectiva dos microtextos y
construir así la temática que desarrollaran los rasgos formales” (Blanco, 2020).
Siguiendo con esta autora, la intertextualidad:
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juegos, las leyes de la óptica… Por no hablar de conceptos científicos como los viajes
temporales, los anacronismos, el laberinto o los métodos de investigación”. (Cutillas,
2019). El conocimiento que debe poseer el lector es un poco más especializado, sin
que sea un requisito sine qua non.
c) Finalmente, hay autores que priorizan el hecho científico. Es una inversión
de la ecuación: la literatura está ahora al servicio del relato para enriquecer el
acontecimiento científico narrado, buscando convertirlo en ficción aunque se trate de
un hecho histórico, como en el caso de los datos biográficos o los experimentos que
se reescriben desde este enfoque. Se requiere de un lector con amplios conocimientos
sobre el tema tratado, aunque, como dijimos más arriba, el desarrollo de las
tecnologías de la comunicación, la información, y la exploración que todos podemos
hacer en Internet, posibilita que cualquier lector pueda encontrar referencias a
cualquier tema y entender la intertextualidad sin mayores inconvenientes. Quizás,
incluso signifique un desafío a realizar otras lecturas complementarias y a extender su
biblioteca de conocimientos.
En todos los casos, parafraseando a Blanco (2020), el impacto que
experimenta el lector de un microrrelato científico es el resultado de una elaboración
minuciosa y fundamentada del autor desde el título y la desnudez del texto, hasta la
intertextualidad, el humor o los finales sorpresivos que, por lo general, están presentes
en los mismos.
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Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas
Geográficas.
Suárez Miranda, Viajes de Varones Prudentes, Libro Cuarto, Cap. XLV, Lérida,
1658.
Jorge Luis Borges (El Hacedor, 1960)
Apostasía
Seis milenios después de la extinción del hombre, las máquinas que éste dejó
como legado han evolucionado por sí mismas hasta desarrollar una civilización
que abarca toda la galaxia. Entre los robots se ha extendido el culto de Ung, el
Dios Metal. Sus sacerdotes enseñan que la Máquina Primaria, de la que todos
provienen, fue modelada por el mismo Ung a partir de un informe trozo de hierro.
En ciertos planetas del Brazo de Orión ha surgido, sin embargo, una secta
disidente. Sus miembros postulan que los primeros robots fueron creados, en
realidad, por humildes criaturas orgánicas. No habrá clemencia para estos herejes.
Perseguidos sin descanso, una vez que se les dé caza serán martirizados hasta el
desguace.
Manuel Moyano (Teatro de Ceniza, 2011)
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Génesis, 3
Aquella mañana empezamos a ver las cosas más claras: la complejidad del
universo, la evolución de los seres vivos, que sobre un punto de apoyo se podría
levantar el planeta, que era la tierra la que giraba alrededor del sol y no al contrario
y, sobre todo, intuimos que la existencia es un misterio indescifrable. No habían
pasado ni dos horas cuando llegó el guardia con la carta de desahucio: el casero
había conseguido echarnos a la calle. Nos vinimos a este lugar frío, tuvimos hijos.
Del resto saben ustedes mucho más que nosotros. El caso es que aquella
mañana, en el desayuno, habíamos compartido una manzana.
José María Merino (La glorieta de los fugitivos, 2007)
La Manzana
La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en dos la
manzana que está a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una
mitad y la ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es así como
nunca llega a formularse la ley de la gravedad.
Ana María Shua (La sueñera, 1984)
Amor asintótico
Se vieron y corrieron el uno hacia el otro, pero cada paso que daban les exigía el
doble de esfuerzo que el anterior. Sin embargo, el deseo crecía aún más rápido y
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Paquita Noguerol hace un análisis muy interesante sobre este texto, dice: “La
reconocida libertad de la que su escritura hace gala lo hace recurrir en su obra (…) a
términos (…) procedentes de las denominadas ciencias duras. [En] “Amor asintótico”
—en geometría se denomina asíntota a la línea recta que, prolongada
indefinidamente, se acerca progresivamente a una curva sin llegar nunca a
encontrarla, por lo que pocas definiciones más adecuadas para hablar de una relación
amorosa de carácter tantálico—”. (Noguerol, 2017). Sólo resta destacar que la
definición matemática mencionada debe formar parte del acervo cultural del lector,
aunque, por el contexto, puede intuirlo y, en última instancia, siempre tendrá en su
teléfono móvil o en su notebook la posibilidad de averiguarlo, buscador mediante.
Los microrrelatos científicos de tipo c) requieren un mayor conocimiento de los
aspectos científicos, por parte del lector. Nos tomamos la libertad de compilar un texto
que nació como un poema pero que, reescrito de esta manera, funciona perfectamente
como microrrelato con una marcada intertextualidad científica. Sucede a menudo,
como el autor ha manifestado en reiteradas oportunidades, que algunos poemas
narrativos pueden ser intercambiados y presentados como microrrelatos, dada la
cercanía de los géneros. Con esa salvedad, analicemos:
El trompo
Cuando jugaba a los trompos con mi padre siempre me ganaba. Yo ponía todo mi
empeño pero era muy corto de vista, y él siempre me ganaba. Mi trompo giraba
plácidamente en la mano de mi padre y su trompo se escapaba por entre mis
dedos. Yo ponía todo mi empeño pero quien ganaba era él. Y reía, no burlándose
reía como a la espera de algo que no llegaba, una explicación, una deducción que
estaba al alcance de mis ojos pero yo era muy corto de vista. “Hay que mirar
detenidamente” me decía. “Hay que mirar y sacar conclusiones” mientras mi
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Hipótesis de Borel
Después de incontables generaciones de monos golpeando teclas al azar durante
miles de años, uno de ellos consigue por fin escribir El rey Lear. Hace tanto
tiempo, sin embargo, que el idioma inglés fue completamente olvidado, que los
sucesores del experimento no encuentran lógica alguna en aquel mazo de papeles
y lo arrojan sin vacilar a la trituradora.
Manuel Moyano (Teatro de Ceniza, 2011)
Sin un buen conocimiento de las leyes del azar y las probabilidades, la lectura
se reduce a una anécdota simpática. No decimos que carezca de sentido para el
lector, pero se pierde la sutileza con que el autor lo ha compuesto. El asombro que
causa el hecho de que el texto escrito por las sucesivas generaciones de monos sea
descartado y destruido no se produce sin dicho conocimiento. El lector debe completar
la tarea del autor, con mucha más pericia que en otro tipo de microrrelatos.
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Conclusiones
La intertextualidad, convertida en reescritura en muchos casos, es una
característica primordial de los microrrelatos científicos. Sin ella, ni siquiera podríamos
hablar de tales microrrelatos. Definidos como tales, buscamos esbozar una
clasificación en tres categorías básicas, directamente relacionadas con la profundidad
de las referencias científicas a las que apela el autor en su construcción. Somos
conscientes, sin embargo, de que los límites de los diferentes grupos de nuestra
taxonomía no son rígidos y que se pueden correr significativamente según los
conocimientos de los lectores y he ahí lo más interesante de este ejercicio de análisis.
Bibliografía
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