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1.

Meditación:

" Yo soy la vid;


Vosotros los sarmientos.
El que permanece en mi y yo en él,
Ese da mucho fruto;
Porque separados de mi no podéis hacer nada."
Jn 15,5

Tu eres la Vid Señor y sin ti nada somos, sin ti no tenemos vida


autentica. Perdónanos señor cuando nos apartamos de ti y
queremos realizar nuestra vida solo según nuestra voluntad y
no en la tuya. Ayúdanos a perseverar siempre en tu camino de
salvación y a dar fruto abundante, que a semejanza de los
sarmientes vivamos unidos a tu amor siempre, unidos a ti, vid
verdadera.

2. Meditación:

"Yo soy el pan de la vida.


Vuestros padres comieron el maná en el desierto
Y murieron; éste es el pan que baja del cielo,
para que quien lo coma no muera.
Yo soy el pan vivo, bajado del cielo.
Si uno come de este pan, vivirá para siempre;
y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por
la vida del mundo…."Si no coméis la carne
del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre,
no tenéis vida en vosotros.

Sabemos Señor que tu estas presente realmente en el santísimo


sacramento del altar, en ese pan bajado del cielo y que es
alimento para nuestras almas, pero sin embarga en muchas
ocasiones lo olvidamos y no te adoramos, quizá por el trajín de
la vida cotidiana, quizá por las distracciones o placeres del
mundo que nos desvían de lo esencial y nos llevan al pecado.
Hoy vivimos en pandemia y no podemos recibirte en la
comunión, pero ven espiritualmente a nosotros y sana nuestro
corazón para poder alabarte y adorarte todos los días de
nuestras vidas.

3. "y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mi;


la vida que vivo al presente en la carne,
la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó
y se entregó a sí mismo por mí."
Gal 2,20

Sabemos Señor que para alcanzar el cielo debemos vivir


en santidad; el mundo no aspira llegar a vivir en este
ideal, y a menudo nos confunde y entibia nuestro corazon.
Ayúdanos, Señor, vive en nosotros, para emprender ese
camino con fe, con esperanza, con amor. Ayúdanos a no
renunciar nunca a ese ideal de la Santidad. Vive Jesús en
nosotros, en nuestros pensamientos, en nuestras palabras
y en nuestras obras. Que podamos decir como el apóstol;
Es cristo quien vive en mí..

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