Está en la página 1de 4

1.

Completa el siguiente cuadro con las formas verbales correspondientes:

1ª pers. sing. Presente Indicativo del verbo PRODUCIR


2ª pers. sing. Pretérito Imperfecto Indicativo del verbo IR
3ª pers. sing. Futuro Imperfecto Indicativo del verbo DISTRIBUIR
1ª pers. plur. Pretérito Perfecto Simple Indicativo del verbo SER
2ª pers. plur. Condicional Simple Indicativo del verbo
ENCONTRAR
3ª pers. plur. Presente Subjuntivo del verbo TENER
1ª pers. sing. Pretérito Imperfecto Subjuntivo del verbo SUSTITUIR
2ª pers. sing. Futuro Imperfecto Subjuntivo del verbo HACER
2ª pers. plur. Presente Imperativo del verbo IR
1ª pers. sing. Pretérito Perfecto Compuesto Indicativo CAER
2ª pers. sing. Pretérito Pluscuamperfecto Indicativo DECIR
3ª pers. sing. Futuro Perfecto Indicativo ESCRIBIR
1ª pers. plur. Pretérito Anterior Indicativo del verbo SER
2ª pers. plur. Condicional Compuesto Indic. del verbo CONDUCIR
3ª pers. plur. Pretérito Perfecto Compuesto Subj. del verbo ROMPER
1ª pers. sing. Pretérito Pluscuamperfecto Subjuntivo del verbo
RESTITUIR
2ª pers. sing. Futuro Perfecto Subjuntivo del verbo HACER

2. Completa el cuadro, tal como se indica en el ejemplo:

Forma verbal Pers. Núm. Tiempo y aspecto Modo Verbo


Llegaríamos 1ª Plura Condicional Simple Indicat LLEGAR
l (Imperfecto) .
Tuvisteis
Comíamos
Vendrán
Leed
Coma
Vives
Condujera o condujese
Cometiere
Hemos dicho
Habrían llegado
Habrás sufrido
Hayáis comido
Hubieron venido
Hubiera escogido
Habíamos traído
Hubieren cometido
3. Transforma las siguientes oraciones de activa a pasiva, o viceversa. Explica
cómo se ha producido el cambio.
a. El pueblo elige a los miembros de la Cámara de Diputados.
b. Las elecciones serán convocadas por el presidente.
c. El resultado de las elecciones fue difundido por la Junta electoral.
d. Los afiliados aclamaban al vencedor de los comicios.

4. Identifica en este texto los determinativos, los pronombres y los adverbios:

Aunque había cumplido ya cincuenta y tres años, estaba tan bien conservado que
parecía mucho más joven. Era alto, enjuto de carnes, ágil y recio, con poquísimas
canas aún, atusados y negros los bigotes y la barba, muy atildado y pulcro en toda su
persona y traje y con ojos expresivos y grandes. No le faltaba muela ni diente, que los
tenía sanos, firmes y muy blancos e iguales. Pasaba don Paco por hombre de
amenísima y regocijada conversación, salpicada de chistes con que hacía reír sin
ofender ni lastimar al prójimo y por hábil narrador de historias.
Juan Valera, Juanita la Larga

5. En el siguiente fragmento de la leyenda La voz del silencio de Gustavo Adolfo


Bécquer puedes comprobar el funcionamiento de las distintas clases de palabras:

En una de las visitas que, como remanso en la lucha diaria hago a la vieja y silenciosa
Toledo, sucedieron estos pequeños acontecimientos que, agrandados por mi fantasía,
traslado a las blancas cuartillas.
Vagaba una tarde por las estrechas calles de la imperial ciudad con mi carpeta de
dibujo debajo del brazo, cuando sentí que una voz como un inmenso suspiro
pronunciaba a mi lado vagas y confusas palabras. Me volví apresuradamente y cuál no
sería mi asombro al encontrarme completamente solo en la estrecha calleja. Y, sin
embargo, indudablemente, una voz extraña, mezcla de lamento, voz de mujer sin duda,
había sonado a pocos pasos de donde yo estaba.

a) Identifica y analiza todos los sustantivos del fragmento.


b) Identifica y analiza todos los adjetivos calificativos del fragmento.
c) Identifica y analiza todos los determinativos del fragmento
d) Identifica y analiza todos los pronombres del fragmento.
e) Identifica e indica de qué tipo son los adverbios del fragmento.
f) Subraya las preposiciones.

El 4 de julio de 1862, el reverendo Charles Lutwidge Dodgson, profesor


de matemáticas en Oxford, anotó detalladamente en su diario que,
acompañado de su amigo, el señor Duckworth, había llevado a las tres
niñas Liddell en una pequeña barca a tomar el té a orillas del Támesis
cerca de Godstow. Las niñas —Lorina, Edith y Alicia— eran hijas del
decano de Christ Church, y a las tres les encantaba escuchar las
historias que el reverendo Dodgson les contaba, armando argumentos
estrafalarios a partir de las interrupciones, comentarios y sugerencias de
las niñas. Esa tarde, Dodgson decidió que la protagonista de la historia
fuese Alicia, quien acababa de cumplir los diez años. A medida que iba
desarrollándose el argumento, el asombro del señor Duckworth ante el
maravilloso cuento fue tal, que le preguntó a su amigo si realmente
estaba improvisando. «Sí», le respondió Dodgson, también él
sorprendido, «lo estoy inventando paso a paso». En tales milagrosas
circunstancias nace Alicia en el País de las Maravillas

www.elpais.es

www.elpais.es

1. Su hermana se echa a llorar por nada. 

2. Mi sobrina María lleva trabajando en Holanda tres meses.

3. El año que viene vuelvo a presentarme a la oposición.

4. El avión acaba de aterrizar.

5. Puedes venir cuando quieras.

6. La he visto correr por el parque. 

7. Usted no tiene que darme ninguna explicación por tu retraso.

8. Yo llevo estudiados cuatro temas de Biología.

9. María salió a bailar salsa con su novio.

10. Vuelve a defraudarme su comportamiento.

11. Debo de haberme equivocado en alguna suma.

12. Hay que ser solidarios con los desplazados.

13. A pesar de la crisis, su negocio continúa funcionando bien.

14. ¿Por qué te apetece volver a Roma?

15. Su amigo no se acostumbra a vivir en ese país.


1. https://lenguayliteraturafacil.com/perifrasis-verbales-solucion/
2.

En tres o cuatro días, la nieve se deshizo por completo. El agua del deshielo
destruyó en las cunetas los últimos taludes y las calles quedaron inundadas por el
barro. Este lo cubría todo como un manto muy oscuro y denso. Al mismo tiempo,
las casas comenzaron a enseñar sus muñones mutilados y sus huesos. Bajo el
manto uniforme de la nieve, Ainielle había recobrado la imagen homogénea de
otro tiempo, pero, ahora, junto a las grietas y las ruinas más antiguas, el sol
desenterraba los fieros desgarrones que aquel último invierno había producido en
muchas casas. Unas aparecían mordidas por el viento, con los tejados reventados
y las paredes cuarteadas por crueles hendiduras. Otras, más viejas y más tiempo
abandonadas, como la de Juan, habían sucumbido definitiva y finalmente a su
derrota y ahora yacían en el suelo convertidas en un montón de piedras y maderas
corrompidas por la nieve. Yo vagaba entre ellas recordando a sus dueños, entraba
en los portales y recorría las habitaciones arrasadas como un general loco que
regresara en solitario a las trincheras. Una mañana, el sol desenterró también la
sombra de Sabina bajo el barro [...]. La perra se detuvo de repente, se quedó
completamente inmóvil en medio de la calle y comenzó a ladrar, nerviosa y
asustada, como si hubiera descubierto el rastro de una víbora.
Julio Llamazares, La lluvia amarilla

También podría gustarte