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El sistema universal de

protección de derechos
humanos
Mtra. Mónica M. Cruz Espinosa
Se conoce como sistema universal de protección de derechos humanos al
establecido en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde
su fundación en 1945, cuando en la Carta de San Francisco (tratado que dio
origen a dicha organización) se planteó como uno de sus propósitos:

Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas


internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y
en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de
raza, sexo, idioma o religión; [artículo 1]

Sin embargo, pese a las iniciativas de algunos Estados participantes, como


México, de que junto a la Carta fundacional de la organización se adoptara
una carta o declaración de derechos, en ese momento no se logró el consenso
necesario. Correspondió a la Comisión de Derechos Humanos establecida en
1946, iniciar los trabajos encaminados a la definición de ese catálogo de
derechos. La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) se adoptó
finalmente el 10 de diciembre de 1948, instrumento que si bien es de naturaleza
no vinculante, ha alcanzado un reconocimiento prácticamente universal.
A partir de ese momento, se dio un origen a un proceso de codificación del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, expresado en un número
significativo de resoluciones, declaraciones y tratados internacionales, y de
establecimiento de órganos de supervisión de diversa naturaleza, que hacen
del sistema universal de protección un conjunto amplio y complejo, con una
actividad intensa en distintas modalidades.

En 1966 se adoptaron los dos Pactos Internacionales que dotaron de


obligatoriedad y desarrollaron los derechos contenidos en la DUDH, el de
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), y el de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (PIDESC). Estos instrumentos, junto a la DUDH constituyen el núcleo
normativo en materia de derechos humanos dentro de la ONU, por lo que se
les ha denominado como la Carta Internacional de Derechos Humanos.

También se han celebrado tratados en materias más específicas, atendiendo


a fenómenos concretos, como la tortura o la desaparición forzada, o a los
derechos de determinados grupos de personas, como mujeres, o personas
con discapacidad.
Si bien el listado de instrumentos es extenso, son nueve los principales tratados
del sistema universal de protección de derechos humanos, mismos que se
enlistan a continuación señalando i) el año de su adopción, ii) el de la
entrada en vigor internacional, y iii) el de la ratificación o adhesión del Estado
mexicano:

Ratificación
Entrada en
Tratado Adopción o adhesión
vigor*
México
Convención Internacional sobre la Eliminación de
1965 1969 1975
todas las Formas de Discriminación Racial
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos 1966 1976 1981
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
1966 1976 1981
y Culturales
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas
1979 1981 1981
de Discriminación contra la Mujer
Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
1984 1987 1986
Crueles, Inhumanos o Degradantes
Convención sobre los Derechos del Niño 1989 1990 1990
Ratificación
Entrada en
Tratado Adopción o adhesión
vigor*
México
Convención Internacional sobre la Protección de los
Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de 1990 2003 1999
sus Familiares
Convención Internacional para la Protección de todas
2006 2010 2008
las Personas contra las Desapariciones Forzadas
Convención sobre los Derechos de las Personas con
2006 2008 2007
Discapacidad
* Los tratados multilaterales, como son los tratados de derechos humanos, suelen establecer un
número mínimo de ratificaciones para su entrada en vigor internacional.

A continuación revisaremos los distintos órganos que forman parte del sistema
universal, su naturaleza y sus funciones.
Los órganos derivados de la Carta de la ONU

Como ya mencionamos, en 1946 se estableció la Comisión de Derechos


Humanos en el seno del Consejo Económico y Social (ECOSOC, órgano
principal de la Organización conformado por 54 Estados). La Comisión estaba
integrada por 53 Estados miembros y tuvo un papel importantísimo en el
desarrollo de los principales instrumentos de derechos humanos de la ONU a
través de su órgano técnico, la Subcomisión de Protección de Minorías y
Prevención de Discriminación (más adelante denominada Subcomisión de
Promoción y Protección de Derechos Humanos), integrada por 26 expertos
independientes.

Sin embargo, el prestigio de la Comisión terminó diluyéndose por el uso


político que los Estados miembros de la Organización le daban al buscar la
adopción de resoluciones condenando la situación de los derechos humanos
en los Estados rivales, o bien bloqueando aquéllas referentes a sus aliados.
Por lo anterior, en 2006 la Asamblea General de la ONU decidió (mediante la
Resolución 60/251) crear el Consejo de Derechos Humanos, en sustitución de
la Comisión, con calidad de órgano subsidiario de la misma, integrado por 47
Estados, electos por periodos de 3 años. México ha sido electo como
integrante del Consejo para los periodos 2006-2009, 2014-2016 y 2018-2020.

El Consejo implementa el Examen Periódico Universal (EPU), un mecanismo a


través del cual todos los Estados miembros de la Organización son sometidos
a una revisión sobre el cumplimiento de sus obligaciones y compromisos en
materia de derechos humanos con base en la Carta de la ONU, la DUDH y los
tratados de los que sean parte. De esta manera se busca realizar una
supervisión periódica y objetiva a la que se somete toda la membresía de la
ONU, sin excepción.

El examen se realiza a partir del informe del Estado sobre las acciones que ha
realizado para el cumplimiento de sus obligaciones, el cual es contrastado
con información proporcionada por otros órganos de la ONU, por las
instituciones nacionales de derechos humanos y por actores no estatales.
Tras un proceso deliberativo, los Estados miembros del Consejo formulan
recomendaciones al Estado examinado, el cual tiene la atribución de aceptarlas
o no, pero una vez que las acepta se compromete a acatarlas y a informar, en su
siguiente examen, sobre las acciones realizadas para tal efecto.

Si bien los Estados no están obligados a aceptar las recomendaciones, es cada


vez más difícil que se nieguen injustificadamente a hacerlo, pues está en juego su
reputación internacional. México ha sido sometido a este examen en 2009, 2013 y
2018. En la última ocasión, aceptó 262 de las 264 recomendaciones que le fueron
planteadas.

Además, el Consejo cuenta con un procedimiento de denuncia de situaciones


que impliquen un cuadro persistente de violaciones manifiestas y
fehacientemente probadas de los derechos humanos y todas las libertades
fundamentales ocurridos en cualquier parte del mundo, el cual se sustancia de
manera confidencial y sobre la base de buscar la cooperación del Estado
involucrado. La denuncia puede ser presentada por una persona o personas que
se consideren víctimas o por organizaciones civiles, no tiene que tener una
motivación política y tiene que ser compatible con la Carta de la ONU, la DUDH, y
los tratados en materia de derechos humanos, además de no estar siendo
conocida por otro órgano de protección internacional.
Otro instrumento del Consejo son los denominados procedimientos
especiales, los cuales ya eran utilizados por la extinta Comisión de Derechos
Humanos, y que consiste en la designación de una persona o un grupo de
personas expertas (Relatores Especiales, Expertos Independientes o Grupos de
Trabajo) para monitorear la situación de los derechos humanos en
determinados Estados, o bien la situación de derechos humanos específicos a
nivel mundial.

Las personas designadas para integrar estos procedimientos lo hacen a título


individual, a partir de su prestigio y experiencia profesional, con base en un
mandato específico que es emitido por el Consejo, el cual puede ser
renovado en tanto se estime necesario. Algunos ejemplos de este tipo de
procedimientos han sido:

 Por país: Territorios palestinos ocupados; Sudán; Somalia; RPD de Corea; Irán; Rep.
Centroafricana; Siria; Myanmar; Malí; Haití; Eritrea; Côte d’Ivoire; Camboya;
Bielorrusia.
 Por temática: religión o creencias; solidaridad internacional; verdad, la justicia, la
reparación y las garantías de no repetición; afrodescendientes; agua potable y
saneamiento; albinismo; alimentación; minorías; defensores de derechos humanos;
libertad de reunión y asociación; derechos culturales; desapariciones forzadas;
desplazados; detención arbitraria; deuda externa; discapacidad; educación;
ejecuciones arbitrarias; derechos humanos y empresas; esclavitud; independencia
de magistrados y abogados; libertad de opinión y expresión; medidas coercitivas
unilaterales; medio ambiente; utilización de mercenarios; migración; mujeres; orden
internacional democrático; personas de edad; pobreza; privacidad; pueblos
indígenas; racismo; salud; sustancias peligrosas; terrorismo; tortura; trata de personas;
venta de niños; violencia contra la mujer; vivienda.

Entre sus atribuciones, los procedimientos especiales realizan informes


relacionados con sus mandatos, visitas in loco de las cuales se derivan
informes y recomendaciones, reciben comunicaciones individuales que se
atienden bajo un esquema de colaboración y buenos oficios con los Estados
involucrados, proporcionan asistencia técnica a los Estados que la requieren y
presentan informes al Consejo y a la Asamblea General, que pueden ser base
para la adopción de resoluciones por parte de dichos órganos.
Por otra parte, la Organización cuenta con la Oficina del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH). Dicha
oficina está adscrita a la Secretaría General de la ONU, y su titular es el
principal funcionario de la institución en la materia. Actualmente es la
chilena, Michelle Bachelet.

Es una instancia de apoyo para que el resto de los órganos de derechos


humanos de la ONU puedan realizar sus funciones, por ejemplo, funge como
secretaría del Consejo de Derechos Humanos; promueve la adopción de los
estándares de derechos humanos en el trabajo que realizan otros órganos e
instituciones internacionales; brinda asistencia técnica para los Estados -los
cuales son los primeros obligados en implementar y garantizar los derechos
humanos en sus territorios-; hace sinergia para fortalecer la labor de actores
no estatales de promoción y defensa de derechos humanos, y monitorea la
situación de los derechos humanos en el mundo, pudiendo alzar la voz ante
situaciones que representen violaciones graves a los mismos.

Desde 2002, a partir de un acuerdo con el Estado mexicano, existe una


representación de la OACNUDH en el país, y ha sido un actor destacado en
las recientes transformaciones normativas e institucionales en la materia.
Los órganos establecidos por los tratados
En los tratados de derechos humanos de la ONU se han establecido órganos
técnicos para vigilar el cumplimiento de sus disposiciones por los Estados parte,
conocidos también como órganos convencionales, los cuales se integran por
expertas y expertos independientes y juegan un papel importantísimo en el sistema
universal de protección de derechos humanos, toda vez que tienen a su cargo el
impulso y monitoreo del cumplimiento de los distintos instrumentos convencionales.
Dichos órganos son:
 Comité de Derechos Humanos (no confundir con la Comisión y el Consejo, abordados
prev iamente), que v igila el cumplimiento del PIDCP;
 Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales;
 Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial;
 Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer;
 Comité contra la Tortura (cuenta con un Subcomité contra la Tortura);
 Comité de los Derechos del Niño;
 Comité para la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus
Familiares;
 Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, y
 Comité contra las Desapariciones Forzadas.
Están a cargo –en primera instancia– del examen de los informes periódicos que
cada Estado parte rinde sobre las acciones desarrolladas para hacer efectivas las
disposiciones convencionales y de la formulación de observaciones y
recomendaciones, las cuales están encaminadas a orientar la actuación de los
Estados parte para dar total cumplimiento a las obligaciones establecidas en
cada tratado.

El contenido de dichas recomendaciones se define a partir de un proceso de


“diálogo constructivo” con representantes del Estado en cuestión, que parte del
análisis de su informe periódico, así como de la información aportada por otros
órganos de la propia ONU -como los procedimientos especiales y la OACNUDH- y
por otros actores, como las instituciones nacionales de derechos humanos y
actores no gubernamentales. Las observaciones finales de los órganos
convencionales reflejan un consenso sobre cómo debe interpretarse la aplicación
de un tratado respecto a la situación de un Estado específico.

En ese sentido, se puede apuntar que si bien las observaciones finales de los
órganos convencionales no son de naturaleza vinculante, sí tienen carácter
normativo, al consistir en una interpretación -por un órgano facultado para ello-
de la aplicación de las disposiciones convencionales a la situación de un Estado
parte específico, de la cual se deriva la prescripción de una lista de acciones -en
calidad de recomendaciones- que éste debe realizar para dar cumplimiento
pleno a sus obligaciones convencionales.
También pueden emitir Recomendaciones Generales, a través de las cuales
interpretan y desarrollan el contenido de las disposiciones convencionales,
brindando orientación y recomendaciones a los Estados parte para que
puedan cumplir adecuadamente sus obligaciones y se avance de esta
manera en la consecución del fin y propósito del instrumento.

Esta facultad característica de los órganos creados por los tratados se ha


convertido en uno de los principales mecanismos a través de los cuales se ha
avanzado en el establecimiento del contenido específico de los derechos
humanos y en la determinación de las obligaciones estatales concretas que
se derivan de ellos, lo que ha convertido a estos instrumentos en una
herramienta de tremenda utilidad no solo para los Estados parte en los
tratados sino también para todas las personas, instituciones públicas y
organizaciones civiles interesadas en promover el conocimiento y exigir el
cumplimiento de los derechos humanos.
Como parte de los mecanismos de supervisión de los tratados de derechos
humanos de la ONU, los órganos convencionales o comités pueden recibir y
examinar comunicaciones (quejas) formuladas por personas –individual o
colectivamente– cuando consideren que alguno de los Estados parte ha
violentado alguno de los derechos consagrados en el tratado
correspondiente, lo que da inicio a un procedimiento no jurisdiccional (o
cuasi judicial) de protección que puede derivar en la declaración de que el
Estado aludido ha violentado determinadas disposiciones convencionales y la
formulación de recomendaciones específicas para que el Estado repare el
daño causado y prevenga la repetición de los hechos. Dicha competencia
tiene que ser expresamente reconocida por los Estados parte, es decir, no se
deriva automáticamente de la ratificación del tratado correspondiente, sino
que requiere una declaración expresa o bien, la ratificación del protocolo
adicional al tratado principal, que dota de tal competencia al órgano
supervisor.

Si bien tales decisiones o dictámenes, como también se les denomina, no


tienen carácter vinculante, son definitivas (no pueden apelarse) y dan inicio a
una etapa de seguimiento por parte del comité emisor hasta su total
satisfacción, a través de un proceso de diálogo con el Estado parte
respectivo, sobre la base de que al haber aceptado voluntariamente la
competencia del órgano para que conociera comunicaciones individuales
se asumió también el compromiso de respetar sus decisiones.
Una vez reconocida la competencia de estos órganos para conocer de
comunicaciones individuales, éstas deben cumplir con dos requisitos esenciales:
i. que se hayan agotado los recursos nacionales para su solución, y
ii. que el asunto no esté siendo conocido por otra instancia internacional.

Respecto al primero requisito, es necesario puntualizar que todos los órganos


internacionales de protección de derechos humanos son subsidiarios y
complementarios de las instancias nacionales, para aquellos casos a los que los
Estados no pueden o no quieren dar una solución efectiva. Las instancias
internacionales no tienen el propósito y no podrían sustituir a las instancias
estatales en sus obligaciones de protección y de garantía, por lo que son los
Estados los obligados primarios y su incumplimiento es fuente de responsabilidad
internacional.

Sobre el segundo requisito, destaca la importancia de conocer a qué órganos de


protección internacionales se puede acudir cuando una presunta violación a
derechos humanos no ha podido ser resuelta en sede nacional, así como la
naturaleza y los alcances de los mismos, a fin de elegir la vía que sea más
conveniente, pues la elección de una instancia excluye a las otras.
De los nueve órganos de tratados, México ha reconocido esta competencia
respecto de la mayoría, con excepción del Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, del Comité del Niño y del Comité contra las Desapariciones
Forzadas. Cabe aclarar que aunque le ha otorgado esta competencia al Comité
para la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus
Familiares, ésta aún no entra en vigor pues la Convención correspondiente
requiere que al menos 10 Estados hayan aceptado dicha competencia para que
pueda ser implementada.

También está previsto que dichos órganos puedan conocer de comunicaciones


interestatales, sin embargo, además de que tiene que haber un otorgamiento
expreso de dicha competencia, la misma funciona sobre el principio de
reciprocidad, es decir, tanto el Estado que eventualmente pretendiera quejarse
de otro por incumplimiento de las disposiciones convencionales, como el Estado
a acusar, tendrían que haber reconocido dicha competencia respecto de sí
mismo, lo que ha llevado a la inoperatividad de la misma.
Los órganos convencionales o comités pueden, en cualquier momento del
procedimiento sustanciado en relación con una comunicación individual,
solicitar al Estado correspondiente que adopte medidas provisionales, a fin de
impedir la consumación de un daño irreparable para la o las personas
señaladas como presuntas víctimas. Dicha solicitud no implica un
prejuzgamiento respecto a la admisibilidad o el fondo del asunto, si bien debe
haber elementos suficientes para que el comité estime que la o las personas
podrían sufrir un daño irreparable.

Adicionalmente y de manera destacada, el Comité contra la Desaparición


Forzada (CDF), de conformidad con el artículo 30.1 de la Convención en la
materia, está facultado para adoptar acciones urgentes a petición de los
familiares, personas allegadas o representantes de una persona desaparecida,
que consisten en una solicitud al Estado parte correspondiente para que tome,
de manera inmediata, todas las medidas necesarias para buscar y localizar a
una persona desaparecida, e investigar su desaparición. El Estado que recibe
una solicitud de esta naturaleza deberá informar al Comité –en el plazo
señalado por éste- de las medidas realizadas para atender la solicitud, tras lo
cual el Comité puede formular recomendaciones al Estado en relación con la
búsqueda y localización de la persona y la investigación de su desaparición.
Es importante apuntar que, a diferencia de las medidas provisionales que
pueden adoptarse en el marco del procedimiento de comunicaciones
individuales, la atribución de emitir acciones urgentes que tiene el CDF es
independiente de dicho procedimiento, por lo tanto, no se ve afectada por la
falta de reconocimiento de competencia para conocer de tales
comunicaciones por parte del Estado involucrado, como ocurre en el caso
mexicano.

Las recomendaciones formuladas en el marco de este mecanismo no implican


una determinación sobre si la persona fue víctima de desaparición forzada o
no, ni de responsabilidad para el Estado por la misma, y por lo tanto tampoco
de reparar. No obstante, el CDF inicia un proceso de seguimiento en
colaboración con el Estado parte hasta el esclarecimiento del paradero de la
persona.

Finalmente, los órganos de los tratados también pueden realizar visitas in situ a
los Estados parte para constatar en el terreno la situación de los derechos
humanos consagrados en cada uno de los instrumentos convencionales, de las
cuales pueden derivar la elaboración de un informe y la formulación de
recomendaciones al Estado en cuestión sobre medidas a tomar para lograr la
adecuada implementación de los mismos.

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