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AÑO 1 DICIEMBRE DE 2009

ISSN 1852-7809

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REVISTA de ESTUDIOS
LATINOAMERICANOS
Revista de Estudios Latinoamericanos
ISSN 1852-7809

Redacción
25 de mayo 1779, (1650) San Martín
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Está prohibida la reproducción, por cualquier medio, del contenido total o parcial de
la revista, sin la autorización escrita de sus editores.
Las posiciones expresadas en los artículos firmados son de
responsabilidad exclusiva de sus autores.
PRESENTACIÓN 7
Juan Manuel Palacio

DOSSIER:
HISTORIA RECIENTE DEL CONO SUR
Introducción 13
Marina Franco y Daniel Lvovich

Represión durante la dictadura militar brasileña (1964-1985). 17


Violencia y pretensión pedagógica
Carlos Fico

Texturas, políticas y fisuras de memorias campesinas: fragmentos 43


para una contraescritura de la historia reciente en Chile
Claudio Javier Barrientos

El debate sobre la historia reciente en Uruguay 59


Carlos Demasi

Algunas reflexiones en torno al acto de exilio en el 79


pasado reciente argentino
Marina Franco

ARTÍCULOS
José Victorino Lastarria lucha contra el olvido 101
Tulio Halperín Donghi

La producción de la “ciudad latinoamericana” 161


Adrián Gorelik

AVANCE DE INVESTIGACIÓN 187


Trece jugadores en el campo: medios de comunicación, dictaduras
militares y mundiales de fútbol en Brasil y Argentina en los años 70
Lívia Gonçalves Magalahães

RESEÑAS DE LIBROS 205


PRESENTACIÓN

Juan Manuel Palacio


Universidad Nacional de San Martín - CONICET

La publicación de una revista de estudios latinoamericanos en la Ar-


gentina constituye un acontecimiento excepcional. Por motivos lar-
gos de enumerar, en nuestros ámbitos académicos de las ciencias
sociales y las humanidades ha predominado en las últimas décadas
una relativa indiferencia a los procesos histórico-sociales de la región.
Fuera del campo de las relaciones internacionales y de algunas áreas
del análisis político y económico, durante estos años fue notable la
escasez de trabajos dedicados a analizar procesos regionales o a es-
tudiar temas y problemas de la Argentina, su historia, su sociedad, su
cultura, con una perspectiva comparativa. Una mirada a los índices
de las principales publicaciones periódicas especializadas en el país
corrobora lo dicho, como seguramente también –si se hiciera el ejer-
cicio– el listado de temas de tesis de grado y posgrado que surgen de
nuestras universidades, o los proyectos de investigación que cada año
se aprueban para el ingreso al Consejo Nacional de Investigaciones.
En el mismo sentido, el estado del acervo bibliográfico sobre países
vecinos en nuestras bibliotecas, el lugar de los seminarios o cursos
sobre América Latina en nuestras currículas universitarias o el inventa-
rio de especialistas locales sobre la región, constituyen más ejemplos
palpables de esta tendencia.

Hay sin embargo algunos indicios de que este estado de cosas está
comenzando a cambiar. La coyuntura internacional de los años no-
venta y del comienzo del nuevo siglo motivó en todos los países lati-
noamericanos una profunda reflexión sobre el lugar de la región frente
a los nuevos desafíos de la globalización, que derivó en diagnósticos,
pronósticos y proyectos comunes. Como consecuencia de ello –y del
advenimiento de gobiernos que proclaman una tradición “de izquier-
da” en muchos de nuestros países, siempre afecta a la causa regional–
vivimos en la región tiempos renovados de “latinoamericanismos”.
América Latina, en efecto, habita desde hace ya algunos años los dis- 7
cursos políticos, tanto como alienta proyectos empresarios, diplomáti-
cos, estatales (o supra estatales) y subyace en los diversos proyectos
de integración regional. Y está –afortunadamente y en buena hora–
penetrando también los discursos y las prácticas académicas. En ese
sentido, el proyecto de la Revista de Estudios Latinoamericanos no es
fruto de la casualidad ni del capricho. Por el contrario, su aparición
refleja un clima de época.

Esto es, para la Argentina, una buena noticia por partida doble: por
un lado, porque nos permitirá seguir desandando el mito de la nación
europea, ese que –con su inequívoca e indispensable base de realidad
del origen inmigrante de buena parte de nuestra población pampeana–
nos condena a diversos tipos de aislamiento. En efecto, más allá de lo
antipática que siempre resultó la convicción de nuestra excepcionali-
dad en América Latina, lo que interesa destacar es que esa resistencia
a asumir nuestra pertenencia histórica a la región derivó en una limita-
ción metodológica para el análisis de nuestra historia, nuestra cultura
y en general de los nudos gordianos de nuestra realidad socio política.
Bien aprovechados, los coletazos de los latinoamericanismos en bo-
ga –que ya son visibles en algunos trabajos– servirán para ampliar y
complejizar fructíferamente el análisis de nuestra realidad, pasada y
presente, lo que con toda seguridad redundará en análisis más certe-
ros y en proyectos más realistas.

No es para sentirse satisfechos ni para celebrar exageradamente. To-


davía falta mucho por hacer y algunas resistencias por vencer, no pocas
de las cuales se encuentran en el mundo académico mismo. Justifica-
damente, estas se fundan en el temor al resurgimiento de cierto facilis-
mo de “teorías” del pasado (de la dependencia, la modernización) que
maltrataban las historias nacionales para ajustarlas a una explicación y
un diagnóstico comunes; a una colonización del discurso ensayístico
–ciertamente esencial al pensamiento latinoamericano– que contamine
la rigurosidad académica; a una excesiva politización de los análisis,
que violente la metodología de las ciencias sociales. Para colmo de
males, dos principios en los que se basan los estudios latinoamerica-
nos –y para el caso cualquier otro de los llamados “estudio de área”–
suelen recibir la mirada escéptica de nuestras ciencias sociales: los
análisis comparativos y los acercamientos multidisciplinarios.

Con todo, es indudable que se ha comenzado a recorrer (o se ha re-


tomado, con nuevo aliento) un camino necesario, que será largo y se-
guramente fructífero. Como ocurrió siempre –en la posindependencia
hispanoamericana, en las postrimerías del siglo XIX, en los 1920 o en
los setentas– los latinoamericanismos de hoy son múltiples y hete-
rogéneos. Más allá de los justificables intentos de reificación del ob-
jeto, “América Latina” sigue siendo, hoy como ayer, una propuesta,
8 un proyecto y, por sobre todas las cosas, un campo de batalla, que
es político, ideológico, cultural, y también académico. La Revista de
Estudios Latinoamericanos quiere participar activamente del debate,
alimentando ese foro con contribuciones desde el mundo académico
de las ciencias sociales y las humanidades. Esto no significa falta de
compromiso, de posicionamiento ético o político frente a la realidad.
Todo lo contrario. Significa, eso sí, elegir un modo de contribución al
debate que debe y necesita dialogar con otros modos –tribunas políti-
cas, ensayos, literatura– pero que para mejor hacerlo necesita también
atenerse y ser fiel al lenguaje y al tono de sus experiencias formativas.
Es que “América Latina”, como proyecto político y cultural, requiere la
palabra del mundo académico, tanto como ese mundo académico –y
el de Argentina en particular– necesita de América Latina como proble-
ma y como desafío epistemológico.

La Revista de Estudios Latinoamericanos llega en un momento de ma-


duración del proyecto de más amplio aliento, que le sirve de conti-
nente: el del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad
Nacional de San Martín, creado en el año 2003. De la lista de propó-
sitos enumerados en aquel entonces, el proyecto de una publicación
periódica era el último que faltaba echar a andar. Fueron primero las
actividades de difusión o extensión, como los ciclos de conferencias
periódicas y los encuentros académicos anuales; la conformación de
redes institucionales a nivel regional e internacional, que garantizan
cada año fluidos intercambios de alumnos y profesores; la inaugura-
ción de una biblioteca –que hoy exhibe un número respetable de vo-
lúmenes–; el lanzamiento del posgrado, que luego de cuatro cohortes
goza de buena reputación entre alumnos locales y extranjeros; y la
conformación de grupos de investigación –compuestos por investiga-
dores formados, becarios, alumnos del posgrado– que se concentran
en diversos aspectos de la realidad latinoamericana.

La revista quiere ser un instrumento más de ese proyecto, apuntalan-


do la tarea de promoción y difusión de estudios sobre América Lati-
na, necesaria para la consolidación de este campo en formación en
nuestro país. En primer lugar, dando a conocer en este otro formato
las actividades y la producción propias (investigaciones, congresos,
tesis), que en cada número se reflejarán tanto en el dossier como en
la sección de avances de investigación. En segundo lugar, ofreciendo
un espacio de debate en la sección abierta de artículos, en la que se
publicarán trabajos académicos sometidos a referato que expresen
algún aspecto del diverso mundo de la investigación sobre la realidad
latinoamericana. Por fin, ofreciendo un espacio para la reseña de pu-
blicaciones académicas de y sobre América Latina.

Sin embargo, la revista quiere ser algo más que un órgano de la ins-
titución en donde fue concebida y aspira a trascender ese locus ori-
ginario. La invitación es amplia, para todas aquellas investigaciones 9
de las ciencias sociales y las humanidades que trasciendan el marco
de referencia exclusivamente nacional o que acusen una vocación
por reconocer la dimensión regional de los temas abordados. La pro-
puesta es, por fin, programática, en tanto invita a recorrer un camino
que es el de pensar a los países de América Latina en sus necesarios
contextos regionales y a ensayar un diálogo amplio y multidiscipli-
nario sobre la historia, la sociedad, la política, la cultura de América
Latina desde la Argentina.

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