Es una población situada en el departamento de Meta, Colombia. Destaca como centro de desarrollo
cultural y tecnológico, y por sus grandes reservas de petróleo. Se encuentra a 58 km de la capital del departamento, Villavicencio. Castilla La Nueva fue premiada en la III Edición del Premio Latinoamericano de Ciudades Digitales otorgado por la Asociación Hispanoamericana de Centros de Investigación y Empresas de Telecomunicaciones (AHCIET) como "Ciudad Digital" en la categoría ciudad pequeña 2006, debido a las políticas exitosas de inversión en infraestructura y servicios de telecomunicación digitales, como la instalación de redes inalámbricas de acceso libre y la capacitación de la comunidad para el uso y apropiación de dichas herramientas. El caserío, como tal, inició su conformación en 1925, siendo el primer poblador un alemán, quien construyó la primera vivienda de la cual se tiene reseña histórica. Posteriormente, en el año 1938, llegan con iguales intereses los señores Vicente Moreno, Vicente Andrade, Timoleon Tralaviña, Esteban Puentes, Francisco Sánchez y Florentino Peña. Es bañado por unos 6 caños, varias quebradas y los ríos guamal, Orotoy y Humadea. La economía de este poblado depende fundamentalmente de los sectores minero y agropecuario. En una de sus Inspecciones existe una procesadora de aceite de palma. En la actualidad se desarrollan visionarios proyectos de turismo en los sectores agroturístico y ecoturístico para impulsar nuevas alternativas económicas en el municipio y sus veredas aledañas. Por la gran cantidad de petróleo que se extrae y por las regalías que recibe a causa de ello según lo manifestado por Patricia Reyes, consultora del PNUD para el tema de regalías, Castilla La Nueva es el único municipio del país que ha cumplido con los índices de cobertura reglamentados por el Gobierno Nacional. Según lo establecido por el decreto reglamentario 1747 de 1995, los municipios deben cumplir con la inversión de los recursos de regalías, que la mortalidad infantil máxima sea del 1 % y que las coberturas mínimas en salud sea del 100%, en educación básica sea del 90% y en agua potable y alcantarillado sea del 70%. Frente al volumen de recursos que recibe por regalías (cerca de 10.000 millones de pesos) no es un factor determinante para que hallan podido cumplir con los índices Gracias al adecuado manejo que las administraciones les han dado a los aproximadamente 62.000 millones de pesos que ha recibido en los últimos cuatro años por concepto de regalías petroleras, esta población ha logrado cubrir en más del ciento por ciento las necesidades en saneamiento básico, salud, educación y mortalidad infantil de sus 6.227 habitantes. Esto le ha valido ser exaltado como modelo de inversión en Colombia por el Fondo Nacional de Regalías y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).La cobertura en salud es del 102,3 por ciento, pues el centro hospitalario y los cuatro puestos satélites de las veredas permiten recibir pacientes de municipios cercanos como San Carlos de Guaroa y San Martín. Los colegios de la región le dan educación básica gratuita al 124 por ciento de los habitantes, pues atienden a niños de municipios vecinos que no tienen cupo escolar en sus escuelas. El alcalde Fernando Amézquita sabe que el ejemplar manejo de los recursos les garantiza también un prometedor futuro. "Hay aquí unas condiciones de vida y de infraestructura altamente favorables para el desarrollo agroindustrial y la diversificación de la base económica", explicó Amézquita. Los habitantes y autoridades de Castilla viven con el fantasma de la caída en la producción de petróleo y saben que en el futuro esto implicará inevitablemente el descenso de sus regalías. Pero desde ya se están preparados para cuando termine la bonanza del oro negro."Se está capacitando y asesorando a los habitantes para la creación de proyectos microempresarios, agroindustriales y de servicios y turismo, todo con el fin de garantizar que cuando se acaben las regalías el municipio sea autosuficiente económicamente", dijo Santos Pineda.