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Rousseau

Es el primero en pensar el Estado a partir de lo social, el primero que piensa en


la“ opinion publica”.Piensa en una democracia directa, ya que el orden social no es
divino no natural, sino que devienen del consenso entre los hombres.
Los tres Estados -> No son históricos, los tres estados están vigentes en el
hombre actual.
ESTADO DE NATURALEZA
Los individuos se encuentran aislados. Son libres pero poco sociables.
No hay guerra, no hay trabajo en común, no hay lenguaje no hay sociedad, solo
reproducción (tampoco familia).Es el hombre sin lo que de scial tiene.
En el Discurso acerca de la desigualdad -para llegar a tener una idea acerca del
estado de naturaleza- despoja al hombre de todo lo adquirido en el estado de
sociedad; hasta despojarlo del lenguaje, sin el cual los hombres no tienen
posibilidad de organizar el conocimiento; en este estado de naturaleza el hombre
no es ni bueno ni malo, sino más bien indiferente. Libres e iguales, carentes de
reflexión, pese a las necesidades de su autoconservación, ante las dificultades de
alguno de sus semejantes, los hombres naturales se ayudan entre sí; este
sentimiento -el amor de sí- es central para comprender el sentido de
la solidaridad que permitirá constituir la voluntad general en el Contrato

Sentimentos : amor de si (cuidado de si) y piedad (empatia y cuidado del otro)

Libertad natural : los hombre tienen derecho a todo.La libertadad es la


autonomía del otro “darme mi propia ley”.

El pasaje al estado social no es necesario. Se da por azar, los hombres


comienzan a relacionarse.

ESTADO CIVIL
Rousseau no sabe si ha existido, si existe o existirá el hombre natural, pero esta
metodología le permite tener una idea de esa condición para contrastarla con el
hombre en sociedad. Porque es en el estado social -al que el gobierno llega
siguiendo el procedimiento inverso al anterior- en el que la desigualdad es
posible: la división del trabajo, la concurrencia, la sofisticación de la civilización
han llevado al estado de desigualdad y por ende de falta de libertad en que los
hombres se hallan. La aparición de la propiedad y su creciente concentración
en pocas manos han conducido a la división entre pobres y ricos; donde
existen personas tan ricas como para comprar a otras que nada tienen salvo la
posibilidad de venderse, es decir, donde existe una desigualdad tan grande, la
libertad no es posible. La competencia entre los individuos ha logrado la
transformación del “amor de sí” en “amor propio”, es decir en egoísmo.
Aparece el lenjuaje.El hombre empieza a dependere de los demás, su identidad se
construye con la mirada del otro. El amor de si se transorma en amor propio, se
pierde la transparencia, la naturalidad, comienza “el juego de las mascaras”. Se
generan necesidades que no pueden ser resueltas sino por la fuerza.

Allí aparece la propiedad privada y con ella división del trabajo,:

Envidia-competencia-guerra: la desigualdad haya su origen en la propiedad


privada (que unos un día digan “esto que era de todos ahora es mio y hubo
ingenuos que le creyeron”).

Perdida de la libertad

Pero el orden social es un derecho sagrado y sirve de base a todos los demás. Sin
embargo, este derecho no viene de la Naturaleza; por consiguiente, está, pues,
fundado sobre convenciones.
“La institución del gobierno no es un contrato. El hecho de tener alguien la fuerza
en sus manos, siendo siempre el dueño de la ejecución, equivale a dar el título de
contrato al acto de un hombre que dijese a otro: "Doy a usted todos mis bienes a
condición de que usted me entregue lo que le plazca." No hay más que un
contrato en el Estado: el de la asociación, y éste excluye cualquier otro. No se
podría imaginar ningún contrato público que no fuese una violación del primero”

Entonces la construcción de una Republica debe equilibra las fuerzas con las
necesidades: querer lo que se puede, poder lo que se quiere. Y esto es posible si
nos retrotraemos al estado de naturaleza, de libertad

ESTADO PLITICO
Libertad política: el hombre ya no se rige por leyes naturales, hay un respeto a las
leyes por virtud. La voluntad común de los hombres dicta su propia ley y en ese
acto son libres.
La Fuerza no puede hacer legítima la esclavitud, la única forma de que los
subditos esten felices con sus amos, que haya orden social, es a traves del
convencimiento, de la “fuerza” del derecho, transformando el miedo en aceptación.
El más fuerte no es nunca bastante fuerte para ser siempre el señor, si no
transforma su fuerza en derecho y la obediencia en deber.
Convengamos, pues, que fuerza no constituye derecho, y, que no se está obligado
a obedecer sino a los poderes legítimos.
REVOLUCIÓN: En el caso de que solo hubiera tiranos y no leyes, los hombres
tienen derecho a fundar su propia sociedad de hombres libres. La fundación
implica un contrato.
EL CONTRATO: La cuestión que “El contrato social” va a resolver, en
términos políticos, es justamente ésta. La restitución de la libertad e igualdad
existentes en el estado de naturaleza originario, en el estado social. En el capítulo
sexto del Contrato está expuesto el corazón de la teoría de Rousseau.
Es este planteo el intento de recuperar, en su propia época, una democracia a
la manera de la democracia directa griega. Hasta Rousseau la forma de
gobierno democrática estará asociada- como en la Antigüedad- a las pequeñas
extensiones.
Ésta era la condición para la deliberación de los ciudadanos iguales en la
asamblea, que los grandes Estados Nacionales no estaban en situación de
satisfacer desde el punto de vista práctico. A partir de la Revolución Francesa la
adopción de la democracia representativa se unirá al concepto de soberanía
popular.
El pacto que los hombres realizan -por decirlo así, “como consigo mismos”- no lo
hacen desde el originario estado de naturaleza, sino desde un “segundo estado de
naturaleza” que no es otra cosa que un estado social injusto. Por este pacto los
hombres entregan sin reservas todos sus derechos -“la persona y los bienes de
cada asociado” a la comunidad-, constituyendo así un “cuerpo político y
moral”, una “voluntad general” surgida de la unión de todos los “yo”. Esta
Voluntad General tiende al Interés General, superando la tendencia de los
individuos de buscar el interés particular, egoísta, al que las relaciones sociales
existentes lo han llevado. Pero la intención de Rousseau no es la abolición de la
propiedad privada, sino su distribución equitativa; en este sentido aparece
nuevamente una suerte de teoría del “justo medio” a la manera aristotélica.
El cuerpo social va a resguardar la autonomía del hombre natural en donde la
libertad individual coincidirá con la voluntad general, en la medida en que
obedeciendo a ésta sólo se obedece a sí mismo. La asamblea de ciudadanos es
la que hace la ley -expresión de la voluntad general- y como cada uno adquiere
sobre los demás el mismo derecho que cede sobre sí mismo, nadie intentará
hacer nada gravoso para los otros[se llega a una acuerdo legítimo]. El problema
roussoniano de contradicción entre intereses particulares e interés general se
resuelve suponiendo que cada hombre tiene un interés en común con los demás
por encima de sus intereses particulares.
De esta cuestión proviene la desconfianza de Rousseau hacia el gobierno, ya que
éste- como toda asociación parcial- tiende al logro de su interés particular. Existe
una lucha permanente entre la soberanía y el gobierno; la primera tiende a
confundirse con la voluntad general. Es recta, nunca se equivoca, es inalienable,
es decir que no puede cederse; no puede ser representada: toda ley que el pueblo
en persona no ratifica es nula. Es la ley la que restituirá -“desnaturada”- la
igualdad y la libertad del estado de naturaleza, pues si la fuerza de las cosas
tiende a destruir a la primera, la ley debe tender a mantenerla, pues aquella es la
condición de la libertad.
Porque -como dice N. Bobbio- el cuerpo político tiene la misión de transformar al
individuo; parte de ello implica la educación del hombre que tienda a la
perfectibilidad; para lograrlo se deben inculcar los dogmas simples que son la
esencia del contrato: la santidad de éste y de las leyes; por otra parte está la
“existencia de la Divinidad poderosa, inteligente, bienhechora, previsora y
providente: la vida futura, la felicidad de los justos, el castigo de los malvados”; en
esto consiste básicamente la religión civil.
Surge de la voluntad general, que no se equivoca, porque su verdad radica en ser
general (este contrato es posible en sociedades pequeñas, sin representatividad).
No se pacta con una Leviathan, los individuos pactan entre ellos. El pacto de unión
es a la vez el pacto de sumisión. Los individuos ceden todos sus derechos y
posesiones a la comunidad. Las posesiones les vuelven como propiedad
(legitima,. todos se vuelven subditos de la voluntad general.
Libertad: La voluntad general es la voluntad propia en tanto hombre político. Y la
voluntad general debe aplicarse a todos, debe ser abstracta, debe cristalizarse en
las leyes (que son legisladas por los muchos en una asamblea) Por lo tanto
obligar a la gente a acatar la voluntad general (ley) es obligarla a ser libre.
No hay límite para la voluntad general, cualquier cosa que haga es justa. Aquí la
revolución permanente: el absoluto es la cambiante voluntad general.
La voluntad general no es la suma de los egoismos individuales, sino una fuerza
distinta que es producto de estos egoísmos combinados.
Virtud: para que se realice el contrato es necesario que haya virtud, y esta se
inculca por la educación.

http://www.estudiantesdefsoc.com.ar/sociologia/50-sociologia-politica-
sociologia/1202-rousseau-resumen.html

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