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CAPITULO 7 _la historia de la uistoria de la literatura argentina ME ye de Rosas yel - romanticismo la historia de la literatura argentina 8, La época de Rosas y el romanticismo Este fasciculo ido preparado por el profesor Felix redactado en el Departamento Literario del Centro Editor de América Latina y ha tenide una tec- tura final a cargo del profesor Adolfo Prieto. CAPITULO constituiré, a través de sus 56 fasciculos, una Historia de la Literatura Argentina, ordenada _cronologicamente desde la'Conquista y la Colonia hasta nuestros dias. E! material grafico con que se ilustraré la Historia, estrechamente vin- culado con el texto, brindara a los lecto- res una vision viva y amena de nuestra literatura y del pals: Cada fasciculo sera, a su vez, un trabajo orgénico y completo sobre un aspecto, tendencia, periodo o autor de nuestras letras, En CAPITULO N° 9: ECHEVERRIA, i wcronat SPOOL ACCOM — ECHEVERRIA Y EL PAIS DONDE ACTUA —UNITARIOS Y FEDERALES VIAJE A PARIS —CONTRA ROSAS EN EL EXILIO —LAS OBRAS: ELMATADERO, LA CAUTIVA, EL DOGMA SOCIALISTA — LA INSURRECCION DEL SUD —OBJECIONES A LA OBRA DE ECHEVERRIA y junto con el fasciculo, un libro que comprendera EL MATADERO, LA CAUTIVA (completes), y una seleccién de otras obras representativas de Echeverria 2 é ° Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar La época de Rosas y el romanticismo La dictadura y el periodismo, — Ta caida del gobierno nacional de Rividavia (1827) abrié un paréntesis de inestabilidad politica en todo el pals. Sucesos posteriores, como la sublevacién de Lavalle contra el go- bernador bonaerense Dorrego y la campaiia del general Paz en las pro- vinclas interiores, llevaron a la gentina al borde de la guerra civ La firma de una serie de pactos interprovinciales determinaron la or- ganizacién de dos bloques politicos enfrentados y dispuestos a la lucha armada. Unitarios en el_intevior_y federdles en el litoral de acuerdo fon las areas donde impusieron res- pectivamente su dominio pretendian para la Nacién forzar sendas soluci nes definitivas en el ambito institu. ional, Junto con los nombres antes mencionados adquieren en esos mo- menos amplia notoriedad piblica los de Juan Facundo Quiroga, Estanislao Lopez y Juan Manuel de’ Rosas Los. acontecimientos, sin embargo, Be tees epards be fraccién unitaria fue derrotada pri- Bc Buen Aces (825) y tomo eee co cl incr, ee Be cece cx 160 Los digas: Bes ie ee Gorcal ails amet we ee ee eats on 8 cand wes, ee ee ‘Abes on. 1629, No hebria de wags eee ee pe ore tee tale teres sige nie lida > el pais y muy particularmente en la de Be ew cnces ee ee ee Tae actividades inteloctuales —lter- ects canicu tan 2 es ann ets abla ee Geisbn y ol debite. Fa a tinico medio por el cual los hombres Fie debeaban ariel puch. -» Archivo Historico (i La Ubertad de prensa aseguraba la espontinea honestidad de ese didlo- 0, que solamente se resentia 0 que- Draba cuando la accién politica: salia de cauce y el peligroso torrente se abalanzaba sobre la sociedad toda. Si se tiene presente que en aquellos tiempos la abramadora mayoria de los dirigentes politicos (hombres pi- blieos) se desempefiaban ademis co- mo periodistas (escritores puiblicos), se comprendera que, al desaparecer virtualmente el partido unitario, des- apareciera tambien la prensa «unita- ria. Y como no se concebia més pe- riodismo que el militante, el que sobrevivid fue federal, con matices diversos, es cierto, pero federal al fin. El desborde de pasiones hizo que las hojas doctrinarias cedieran el paso a una cabtica exaltacién del pasquinismo, que se colige hasta por los nombres: El Torito de los Mucha- chos, La Broja, La Lechuza, Don Genundio Pincha Ratas, La Viuda de tun Pastelero, El Escarmiento de un Unitario, EL Rompe Cabeza, El Loco Machuca Batatas, EL Carancho Sélo se pueden exceptuar EL Lucero (1529-1833), dirigido por Pedro de Angelis; EI Clasificador 0 Nuevo Tri- ‘uno (1830-1832), de Pedro F. Cavia; ambos federales. Y unas pocas hojas de fugaz. prédica liberal: El Amigo del Pais (1853), de Angel Navarro; El Constitucional (1833), de Miguel Valencia. A partir de ahi quedé do- rminando el horizonte periodistico La Goveta Mercantil, que, acompatiada por unos pocos drganos més, serie ante e pafs y el extranjero la exclu siva expresion de la politica rosista. Los desterrados. —Se ha dicho ya que en 1829 se produjo la proserip- cidn de los cindadanos de ‘iliac unitaria. Seria la primera de una serie sucesiva de expatriaciones de exclusiva motivacion politica. En 1833, se fueron varios elementos liberales y_ en 1835 los federales_disidentes. ‘Tres alos mids tarde comenzarian a : Facundo, Quiroga de Revistas Argentinas | www.ahira.com. AS, ar La caida del gobierno de Rivadavia, las posteriores Hichas enive uniter y federles y, fralmenta, la toma del poder por Rosas, inauguran un turbulento periodo de nuestra historia, cuya trama habré de influir en la cultura y las letras de la Naci6n. ido de un libro de la época) de Revis abandonar el pais otros compatriots, de quienes habré que ocuparse més adelante. Cast todos ellos —a partir de 1829 busearon asilo en el Uni- guay, que para unos y por muchos ajios fue residencia permanente, y ara otros apenas la primera etapa de un exilio que los dispersaria por Brasil, Chile, Bolivia y Pera. La oposiciéa fue acallada, primero por coercién_y luego por dristica prohibicién. Al asumir Rosas el. go- Diero de Buenos Aires por segunda vez, en 1885, las medidas represivas adoptadas significaron en Ta. pricti la Higuidacién de toda actividad po- litiea adversa, Cuando egd el_ eri tico aio 1540, Ia intolerancia official jcodi6. asi misma al consentir nenes y hasta crimenes por parte 6 adictos, y en especial por una izacién de tipo policial, la So- ciedad Popular Restauradora, que 50 fencargé por mucho tiempo de sem- brar el temor ~y el terror— en las calles. $i bien ef endurecimiento del rosismo aparecia justificado por el bloqueo e intervencién de Ia escua- dra francesa (desde. 1838), que eola boraba con Ia expedieién militar que Jos expatriados argentinos habian or- ganizado en Montevideo y puesto al mando de Lavalle, ello soguramente no explicaba la perduracién, a lo largo de afios, de actitudes y medic das transitorias —acaso uno de los signos distintivos del régimen—, exan- do ya aquellas situaciones ocasionales habian sido conjuradas por las auto- ridades bonaerenses. Mas acentuada- mente que nunca en nuestra historia, cl vendaval de pasiones desatadas avasallé sistematicamente el ojercicio dle la Iibertad com el pretexto de ase- gurarla, Solamente comerciantes — tivos y extranjeros—, ganaderos vi lados al régimen —ia estancia depen- dia decisivamente del saladero y éste era monopolizado por Rosas y sus allegados=, y el pobrerfo hébilmente utlizado, podian soportar el nuevo clima que imperaba en Buenos Aires a.cOm.ar En definitiva, se habia logrado aca- Tar a Tos lamados anarquistas —los unitarios y en general todos los des- afectos al sistema rosista —e impo- ner con dura mano el suspirado orien ae permite sujetar a los inguitos, ¥y hacer prosperar los negocios. Y ese frden so habla impuesto en tode Is Confederacién Argentina. No falta- ran los doctos en leyes y latines para justficar el sistema, que en algunos aspectos implicaba ‘una restauracién de fa colons. Juan Cruz Varela, el pocta mayor Sy periodista de garra—, cerré su diario EI Tiempo y partié para el Uruguay en 1829. Seguramente él no Pod intuit en exe momento que la sya era la proscripeién inaugural de los literatos argentinos. Tras sus pos yen sucesias oleadas, «lo argo de una década, marcharian al cexilio ~por causas politicas siempre— prdcticamente todos los nombres sig- nificativos qué habian ido forjando las letras nacionales En aque! momento la poesia portefia entraba en un sugestiva cono de sombra, De los nombres ilustres re- dos en La lira argentina y en la Golecciéin de poesias patridtieas sblo sobrevivian Varela y Vicente Lépez. Este ‘iltimo prefirié guardar en dis- ‘ereto silencio su lira, que muy espo- rddicamente volveria @ lucir en cor- tesanos € ingratos episodios que. él ‘mismo repudiaria después. Ambos ppoetas, ya lo sabemos, eran exponen. tes del seudoclasicismo dicciochesco, exhausto ya en su academicista ins: piracién, y al que atin aguardzba ‘aqui. el vendaval del_romanticismo que lo liquidarfa definitivamente. Por supuesto, también existian entonces ‘otros aficionados a las letras —versi ficadores, ya que no poetas— que Seguian sin ingenio ni gracia los tri- Tlados caminos de antafio, y euyos nombres, prescindlibles todos, no hace al caso recordar. EI romanticismo. —Ast las cosas, 8 de julio de 1830 publicd La Gaceta Mercantil un pooma El re- greso— de un joven argentino lle- gado recientemente desde Francia, Era algo inesperadamente nuevo y con sabor a nuevo. Bl joven compa- triota poco tardé en hacerse cono- cer: se llamaba Esteban Echeverria. Con él ingresaba en nuestro pais la sensibilidad romintica, que acabsba de imponerse en Europa occidental Toda uma constelacién de nombres de ensayistas, poetas, dramaturgos, novelistas, de’ Alemania, Inglaterra y Francia especialmente, habia Iogado Temozar airosamente a la literatura, Schlegel, Staél, Chateaubriand, La: tmartine, Hugo, Scott, Byron, ‘entre otros cien mis, liberaron alas Iama- das bellas letras de las inflexibles normas tradicionales que los neoelé- sicos habian acatado y venerado, En tun proceso que ser estudiado a su tumo, a partir de aqui solo eontarin la espontaneidad, el auténtico liris- 1m, la expresin de Tos sentimiientos. Como dijo uno de ellos, lo vinico que habia que hacer era seguir los con- sejos de la naturaleza, de la verdad y de la inspiracién, ‘Tras ardorosas ppolémicas con los sostencdores de ri- kidos sistemas de preceptiva, el r0- manticismo, al destruir viejas facha- das, agrietadas sin piedad por el ante qu rante, avasallador. El éxito fulmt- nante de repercusién en el pablico ~ésto comprendié sagazmente el sen- tido progresista de la novedad— fue decisivo en el triunfo del romanti- Conviene puntualizar aqui —aunque todo esto. se vers detenidamente cuando se estudie la obra de Eche- verria otros romfnticos— que el surgimento y el tiunfo del zoman- ficésmo esté vineulado con las hichas que los pueblos europeos sostenfan tentonces por ensanchar la concepeién dll liberalismo y aun por concretar Ja personalidad nacional, "La inde- pendencia en materia de gusto es EL TORITO DE LOS MUCHA Pare deci ot wae Torey ae ba ee dre Portada de “El Torito de los Muchachos’, periédico federal EL CLASIFICADOR. EL NUEVO TRIBUNO. * Portada de “El Clasificador”, periddico federal de P. F. Gavia Archivo Histdérico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.am te = i eo MARCOS SASTRE (1808-1887). ‘Aunque nacié en Montevideo y vivié durante algin tiempo alli, Sasire ‘, por adopeién, una figura argentina a partir de 1853. Edueador y pintor, hace eélebre su Libreria Argentina, donde en 1837 funcionaré el Salon Literario, centro de reunién de la juventud estudiosa de Buenos Aires. Después de la disolucidn de esta entidad Sastre se consagra a la pasién de su vida: la educacién. ‘Actus en exeuclas de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Rios. Escribié también cen varios periodicos de Ta época. Fue director de la Biblioteca Piblica y vocal del Consejo Nacional de Edueacién. Tuvo una prolifica produccién bibliogrifica, entre In cual Se destaca In de caricter didéctico: El Tempo Argentino; La educacién popular en Buenos Aires; Anagnosia Ortografia completa; Guia del preceptor, Selecciéin de leeturas para nis. complemento.necesario de la iber- tad individual’, escrbid Vite. 0 00- In Io precs6 mejor asin Victor Hugo: EI romanticismo, si se lo considera en sir aspeeto militante, no cs otra ova que el Iberalismo en iteratir’ Y'sise tiene en cuenta el crecimiento en el viejo mundo de las Iichas s0- ales “que engendraba Ia indostrin Tizacién protagonizadas por las cls ses laboriosas, que buscaban ya 10 Slo mejores condiciones de vida sino emanciparse definitvamente dela miseria, se comprender’ que quienes tran consecuentes com. las. formulae ciones liberales no podian iene cer insensibles a esos reclamos de Sus somejantes, No ettraée, pus, {que muchos escritores y poetas —c0- tho Hugo y Heine~ identiicados por Convicelin y con pasion con las an- siedades y anhelos populares lege ran a abrazar doctrinas mds radicals, precursoras del socalismo. moderno El romanticismo litererioadguiié tuna dimensién_ social (romanticismo Social) que, si bien no fue transitada por muchos hombres de letras, re- ela Tn enorme trascendencia que podia implicar el eompromiso. Tat renovacidn inteleetial del xoman- ticisma abria insospechados horizon- tes, que trascendian por cierto. los Dulamnente Iterarios Ta. solidaridad fon las Tuchas populares, Ia exalta- ‘ibn do To nacional y Ia fe dimitada fen el progreso de la hurmanidad cons- titan ‘de por si toda una revohi- céomariaconcepcién de Ia. vida. du- rante la primers mitad del siglo XIX Echeverria tro a nuestro pois ese contagioso. entusiasmo del romant- camo, Su accién, en este sentido, seri estudiada parte yen forma particular, Por ahora, es preciso se- falar que, junto com Alberdit y Gu- tiémez, no dejé de buscar ol apoyo de Tos estudiantes universitaris. ‘partir de 1835 la. Universidad se habia resentido notoriamente al pre- tender el gobierno alinearla en la politica oficial. Los estudiantes y los profesores hicieron, mo obstante, lo indecible para mantener Ia indepen- dencia y el decoro de los estudios. De todos modes, para obtener la sgraduacién doctoral en todas las fa- clades (departamentos, sextin la Wenominaciém de la épocay se reque- via acreditar ser adicto a “Ia causa nacional de la Federacién” (Decreto del 27 de enero do 1836). Como los jvenes egresados nombres veremos n0 ‘eran por cierto unitarios, y hasta 1838. no exteriorizaron su hostilidad al gobierno, no sintieron en el interin impedimento alguno. en acatar es exigencia ‘Tras varios intentos precursores de organizacién —entre ellos el mis re- cordable fue la Asociacién de. Estu- dios Histéricos y Sociales, de efimera vida allé por 1833, surgié en 1837 al Salon Literario, del que fue entue siasta impulsor otro joven, Marcos Sastre, comerciante en. libros, quien al efecto prestd su casa. E] Sal6n Literario. —En junio de 1837 abrié sus puertas el Salén con tun acto piblico de singulares. con- tornos por el mimero, calidad y dis- posicién de Animo de la concurren- cia. Era evidente que la institucién venia a Tlenar un vaeio en la vida cultural de Buenos Aires y aun del pais, porque entre sus socios, en sit mayoria estudiantes de la Universi« dad —los més de la Facultad do Derecho, encontramos no s6lo por- tefios sino también oriundos del inte- rior. Coviene recordar algunos nom- bres: Manuel J. Quiroga Rosas, Juan ‘Thompson, Félix Frias, Vicente F. Lépez, Carlos Tejedor, Enriques de Ja Fuente, Luis L, Dominguez, Pas- tor Obligado, José Barros Pazos, An- drés Somellera, Miguel Estévez Sa- gui, Gervasio A. Posadas, Demetrio y Jacinto Rodriguez Pefia... La pe- queia burguesia argentina, todavia, desarticulada, exteriorizando su pre- cupacién por el destino del pats, Duseaba canales para expresarse. Axchivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar., 2 > En el acto inaugural hablaron Sartre, Alberdi y Gutiésrez, quienes con im: petuosidad juvenil, como era previ- Sible, abordaron varios problemas re- Tativos a la insuficiencia de nuestro desarrollo cultural Gonviene destacar que al_ principio prestaron su colaboracién a las acti Vidades del Salén, Vieonte Lépez, Pedro de Angelis y Felipe Senillosa, seguramente las tnicas figuras into. lectuales de relevancia que vivian en Buenos Aires. Aunque empresa. de imuchachos, ellos entendieron que no podian sestar al Salén su madura experiencia. Pero, pronto, por diver- 508 motives, se alejaron. Y los jéve- hes no se arredraron y" continuaron leyendo, discutiendo y” programando para el futuro, Las obras de Cousin, Gaizot, Lerminier, Quine, Villemain, Saint Simon, Lerows, Larmennais, Maz: zini, Tocqueville, entre tantos ots, a través de libros y articulos. pe- Hiodisticos, otrecfan un complejo. y apasionarce mundo de_inguietudes filosdficas, sociales, histéricas, pot cas, etc, que por su diversidad y les permitié integrar tuna elaboracién doctrinaria original Al cabo dle varios meses culminaron las actividades del Salén_Literario. con una serie de disertaciones que pronuneié Echeverria, donde hizo wn Iinuncioso inventario de los Factores negativos culturales y socio-econé 0s que frenaban el progreso naci- nal, y_verifieé el divorcio tremendo entre los. propésitos transformadores dle la Revolucién de Mayo y Ia ago- Ibiante realidad, perduractén dela Colonia, Y al sefalar el puente ideo- Tigico «ue siempre nos liga a Euro- pa, puntualiz6 que no se trataba de fadoptar_premisas extrafns. sino de fadaptarlas a nuestra especifica_po- culiaridad nacional. En cuanto a la literatura, sostuvo que la misma no puede desentenderse Gel -medio social que Ta engendra Fra enemigo de poemas y prosas que rio dejan rastzo alguno en el corazén - Archivo Historico Relipe de Senillosa (retraio de G. E, Pellegrini) ni en el sentimiento. Siguiendo estas hnuellas diré a su vex Alberdi que la literatura debe atender “al fondo més que a la forma del pensamiento, a Ta idea més que al estilo, a la belleza ‘itil més que a la belleza en sf". Que- daban echadas entre nosotros Jas ba- ses del compromiso del intelectual para contribuir a transformar la s0- Giedad. Conscientemente toda la teratura roméntica fue milicia, Eche- verrfa, en 1837, se consagr6 como el orientador de una generacion, y esto se pondeé de relieve cuando en esta Historia se lo estudie detenidamente. Hay que consignar que en su tiempo el Salén suscitd reacciones diversas. Desde las de mera y petulante burla | ne vigencia permanente por la -pro- fundidad de su andlisis sociolégico y Ia riqueza de sus valores. estéticos. Es el ensayo mis enjundioso y te! presentativo do la generacién de los roménticos. www.ahira.com.ar fe ‘Actso uno de Jos itimos miembros de la Asociacion de Mayo que aban- dond Buenos Aires fue Vicente Fidel Léper. (1815-1903), hijo de Vicente Léper y Planes. Se divigié a Cérdoba a: principios de 1840 y alli establecié tia filial de la entidad, Se le incor- poraron varias figuras jovenes de pre- Aicamento, como Paulino Paz, Ent ‘que Rodriguez, Avelino Ferreira y Francisco. Alvarez. Meses después, esta filial organiz6 una revoluciin Gque Mevd al gobierno a Alvarez. Su- cesos posteriores, vinculados con los fracasos que tban_jslonando Ta. ex pedicién ubertadora de Lavalle, de- terminaron el deshande de los com- prometidos en est primera —y dinica— experiencia de gobierno de la Joven Generacién, Taper, viajé a Chile, donde permane- ceria hasta 1847, en que se trashadé & Montevideo. Solo 0 con Sarmiento fedacts La Goceta del Comercio (1841), la Revista de Valparaiso (1842), El Progreso, y otros. En esas Publicaciones anticipé fragmentos de lgunos de sus libros, ya decidida- mente voleado hacia los estudios hi cos, Ia gran vocacién de su vida: ‘Manual de la Historia de Chile (1845), Memoria sobre los resultados generar Tes con que los pueblos antiguos an coniriuido a ta civilizacion de la Humanidad (1845) —obras ambas re Tizadas con enfoques modernos, que Imuestran su preocupacién por los fundamentos filosdficos de la histo- las; Curso de Bellas Letras (1555) novedosa sintesis de estétiea litera: Ta; La novia del hereje, publicada letin, novela con fundamento histérico, que sigue las” pautas tra- zadas por Walter Scott. Mientras Y¥i6 en Chile, Léper prepard materia- Tes para su futora_y monumental Historia de la Repiiblioa Argentina Fue protagonista, junto con Sarmien- to, de una sonada polémica de ro- iinticos contra nooclisicos, scaui- Tlados estos nacla menos que por Ai rés Bello. Y durante su permanencia Archivo Historico Vicente Fidel Lépex de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ans Vicente Fidel Lopez Destacado exponente de Ia primera ‘generacién romintiea argentina, Vicente Fidel Lépez (1815-1908) fue socio del Salin Literario y miembro de la Asociacion de Mayo, Poco después de graduarse de abogado se asil5 en Chile, donde se destacé como periodista, educador e historiador, En su produccién chilena anotamos: Memoria sobre los resultados generales con que los pueblos antiguos han contribuido a la historia de la civilizacién; Manual de la historia de Chile; y Gurso de Bellas Letras ‘Trasladado a Montevideo, donde... . compartié la vida con Echeverria, publied tuna Compilacién de documentos sobre [as invasiones inglesas. Después de Ia eaida de Rosas fue destacado dirigente politico y ocupé altos ceargos piiblicos: Rector de Ia Universidad de Buenos Aires, Presidente del Banoo de la Provincia, y Ministro de Hacienda de Ia Nacién, Sin embargo la fama de Lépez esté indisolublemente unida a las grandes ‘obras histérieas que daria a luz en sus afios maduros. Entre ellas: La Revolucion Argentina (4 vols); Historia de Ia Republica Argentina (0 vols.}; y Debate historico (2 vols). El cultivo de las letras es igualmente intenso en el interior durante esta época ee “A semejanza de lo que ocurre en Buenos Aires, la uta entre rosistas y antirrosistas es tna Feta gels hd cree calural y wench intelectuales deben exiliarse en Chile, Bolivia u otros paises. Marco Avellaneda (éleo en la Legislatura de Salta) MARCO M. DE AVELLANEDA (1818-1841). ‘Concluyé estudios de abogado en Buenos Aires y regresé a Tucumiin, donde estaba establecida su familia. Ocupé alli altos cargos piblicos, pese a su juventud, como presidente de Ia Legislatura y ministro de Gobiemo. En 1840 fue uno de los més activos organizadores de Ia Liga del Norte, grupo de provineias alzadas contra la dictadura de Rosas. La suerte de las armas fue esquiva, la coslicién deshecha y Avellaneda fue degollado y expuesta su cabeza en Tucumén a la contemplaeién ptblica, En su breve y agitada existencia hall6 tiempo para ejercer esporidicamente el periodismo y escribir poesias. Su hijo, Nicolés, Ileg6. a ejercer la presidencia de la Repablica (1874-1880), Archivo Histérico en Montevideo dio a la estampa su colaboracién con Valentin Alsina, una Gompilacién de documentos sobre las innvasiones inglesas (1851). Félix Frias (1816-1881), quien acom- pafié al general Lavalle en su cam- pafia militar, se asilé en Bolivia al terminar aquella, y alli ejercié el periodismo. Luego pasé a Chile EL cristianismo catélico (1844), La Reptiblica Argentina (1847) y La glo- ria del tirano Rosas (1847) som sus producciones més notables de ese tiempo. Los escritos de Frias exterio- izan sus convieciones religiosas, por cuya defensa. saldria muchas veces a la palestra, El primer trabajo. es tuna réplica vehemente a la prédica radical del chileno Francisco Bilbao; y el ultimo, respuesta a un folleto de Alberdi ‘que en su oportunidad caus6 desconcierto en las filas de los proscriptos argentinos Pedro. Echagiie (1821-1889) vineulé su nombre en el pais trasandino con si vocacién teatral. Puso en escena alll varias comedias propias —De mat en peor, Memorias de un coronel, Primero es la. patria, y otras~ que lograron innegable éxito. Muchos. otros eseritores argentinos Vivieron y escribieron en Chile. La rnémina ¢$ extensa pero creemos que con los nombres ya expuiestos es st- ficiente para abrir juicio sobre el papel relevante que desempetaron. jjamos ahora la mirada’ a otro confin, Hacia 1839. Benjamin Villae faiie, miembro de Ia Asociacién de Mayo, leg6 a Tucumén, su provincia natal, para buscar nuevos prosélitos y onganizar otra filial. Marco. M, Avellaneda (1814-1841), abogado y poeta, se adhisié de inmediato, as como otros jévenes, entre ellos Bi ido Silva y Pio ‘Tedin, El fracaso de la coalicién del Norte, de efimera existencia, dispers6 al grupo en 1841 Avellaneda —contaba solamente 28 afios— pagé con su vida el compro- miso. De él han quedado varias come posiciones za ais de innegable ins- rgentinas piracién roméntica, Villafaiie_y los Festantes revolucionarios se asilaron en Bolivia. Unos fueron periodistas en las coiummas de La Gaceta Ofte cial, El Restourador, El Fénix Bolt vjano, La Epoca—, otros pedagozos ch universidades y colegios secunda- rios del altiplano. De Villafafie. se recuerdan varios opiisculos politicos ¥ literarios, aunque seguramente To nds destaeable son sus memarias per- sonales, que se publicaron con el titulo de Reminiscencias histéricas de tun patriota (1800), ameno y docu- mentado relato de inniimeros dios que pertenecen a la historia de 305 aris tragicos. EL influjo del rom sentir en los paises vecinos, y en mas de un caso resulté decisiva la accién de presencia de los argentinos exilia- dos. En el Uruguay abrazaron la nueva sensibilidad Andrés Lamas, Melchor Pacheco y Obes, Adolfo Be- rio, Juan Carlos Gémez, entre otros destacados publicistas y poctas, que tactuaron hermanados con los argen- tinos. En Chile el fenémeno adqui- 16. perfiles propios. Estimulada_ por nestros compatriotas: surgié alli la denominada "generacién de 1842", de tan fecunda trayectoria y una de cuyas figuras més relevantes fue José ctorino Lastarria. Y en Bolivia, ti midamente, fueron saliendo a la’ luz ootas roménticos, entre los cuales puede recordarse a Mariano Salas, dle confesada admiracién por nuestro Echeverria. No se exagera un pice si se afirma que también en estos paises america- ros el romanticismo produjo una re- volucidn cultural. ‘Tras. largos_aflos de prolongacién del espiritu colonial fue’ un saludable despertar de las propias fuerzas, un encuentro con su verdadera conciencia nacional y una incitacién a transformar_y- superar fn toda su latitud Ia mediocre © ine suficiente realidad heredada. Queda- ba despejado, airosamente, el éamino del futuro. Més avin: ya lo estaban construyendo. www.ahira.com.ar La actividad literaria en Buenos Aires, — Frente al éxodo en masa do intelectuales, poco quedaba en la Buenos Aires rosista. Por de pronto, al faltar lo que podriamos amar la generacidn intermedia, solo quedaron Jos hombres maduros —los de la ge- neracién antecedente— y los muy }&- vyenes —los de la genéracion siguien- te-, Esta ruptora generacional puede explicar las singularidades que ca- racterizaron la vida intelectual, entre 41838 y 1852, en la que de hecho era la capital de la Confederacién Ar- gentina Es ingenuo sostener, sin embargo, como fantas veces se ha hecho, que fen Buenos Aires no hubo actividad ccutural alguna durante ese tan pro- Tongado lapso. No fue abundante ni notable, pero existié. Es preciso, pues, desentrafiar, aunque sélo sea en for- ‘ma esquemitica, algunas de esas ma- nifestaciones en relacién eon las Je- tras, Buenos Aires se caracterizd siempre por sus abundantes y prolificas im- Drentas, De ellas salieron a lo largo de los afios multitud de peri6dicos, folletos, hojas sueltas y, en menor timero, libros. Pero esta produceién ‘mermé notoriamente durante los tres iiltimos lustros del gobierno de Ro- sas, En 1816 se publicaron 1 perié- icos; en 1826, 24; en 1898, 4; y en 1846, 4. Sélo ew las postrimerias del régimen se animan algo més las pren- sas: en 1851 computamos 6 periddicos. La Gaceta Mercantil (1823-1852) fue la columna fuerte del diarismo de Rosas y su érgano oficial por anto- nomasia, Tird su éltimo nimero el dia mismo de la batalla de Caseros. Entre los numerosos y sucesivos re- actores que tuvo puede recordarse fa Nicolds Marifio, de Angelis, Rivera Tndarte, Manuel de Irigoyen, y a Cavia. Pero resulta imposible en la mayoria de los easos identifiear con precisiin a los autores de los articu- fos o de los editoriales. Segin las circunstaneias, La’ Gacefa Mercantil Archivo Historico cscilé entre Ia_monotonia de los aanuncios de comercio y las transcrip- Glones de documentos oficiales, y la ‘combatividad mis exaltada. Como ya hemos recordado, sostuvo duras polé- ‘micas con El Nacional de Montevi- deo, cuando esta hoja era redactada por Rivera Indarte. El Diario de la Tarde (1831-1852), de Pedro Ponce, sirvié hasta, 1897 como tibuna de expresién de las in- aquietudes Iterarias de la juventud portefia. Pero luego, rohuyendo com- Dromisos, se eonvirtié en una simple foleccidn de avisos mercantiles que solla alterarse muy esporédicamente A insertar alguna nota editorial. The British Packet (1826-1855) fue un so- rmanario en lengua inglesa que re- dacté durante aiios Thomas George Love. Estaba destinado a los comer- antes briténieos y norteamericanos fesidentes en ol pais, y también a die fandirse en el extranjero. Es merito- Ho. su prolijo registro de las activi dades teatrales y circenses que se Gesarrollaban en Ia ciudad. Archivo ‘Americano y Espiritu de ia Prensa del Mundo (1848-1851), a cargo de de Angelis —pero con la supervisién personal de Rosas fue una publica- Gin trlingse —espafol, inglés, fran- cés~ que insertaba documentos ofi- tiales, comentarios de politica nacio- nal ¢ internacional y réplicas a los “salvajes unitarios”. Esta notable pa- biicacion se distribula especialmente en el exterior. En sus paginas apa- reels, en TBAT, con motivo de editarse fen Montevideo el Dogma Socialist, tn intencionado comentario de de Angelis sobre las actividades de Tos jévenes rominticos, alos que calcd con burlescos epitetos, y que motive tna ineisiva respuesta polémica de Echeverria, que no fue contestada TLos cuatro periédicos citados fueron durante muchos arios los grandes y Xinicos Srganos del periodismo_rosis ta, uniformado en el ditirambo al oficialismo y en la execracién a los posers Se Te ares despls el ario de Avisos (1840-1852), a cargo a ee u A === = 2 Portada de “La Gaceta Meroontir mmm Ce ae momo utemcns *71"** Portada del “Archico Americano”, publicacién dirigida por de Angelis de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar7 Cuenca: un destino tragico Médico destacado y catedritico en In Universidad de Buenos Aires, Claudio M. Guenca (1812-1852) fue un adepto entusiasta del romanticismo fungue se obsting en permancesr en su ‘Gudad natal, cuando todos sus fmigos se habian exiliado, Su actitud de opositor al req cde Rosas se evidencia en varias de Sus composiciones poéticas, porque él fue cultor de las rimas, y Seguramente el mejor de los que hubo en Buenos Aires durante aos, Pero el destino le reservaba tna muerte tragiea, Poeas horas después de concluida la batalla de Caseros, adonde habia cconcurrido como médico militar de las Thuestes rosistas, Cuenca fue ultimado sin miramientos por unos soldados vencedores. Esa tragedia privé al pals de una vida tl: excelente médico y relevante poeta, Los frutos de su lira, que comprenden dliversos géneros, fueron reunidos por Heraclio C. Fajardo en tres vollimenes en 1861. de José Tomas Guido, quien se ocups con sobriedad de diversos temas cul- turales; y El Agente Comercial del Plata, de Manuel Toro y Pareja y Federico de la Barra En_ 1848 aparecié durante cinco meses— lx ties revista Iiteraria que tavo Buenos Aires en esa época: el Mosaico Literario, redactado por José Antonio Wilde, tio de Eduardo Wilde, y Miguel Navarro Viola. Su conte: nido es francamente desalentador pues se reducia a tradueciones de Beriddios europeos,posias expafo- las, disertaciones eseolares y unas po: «quisimas péiinas originales. De todos modos la sola presencia de esta re- vista revela que entre ciertos grupos de los nuevos jévenes de la ciudad estudiantes universitarios Jos mas— habia reaparecido a inquieta ape- tencia de romper su virtual aisla- miento e integrarse al mundo de la cultura, por encima de las harreras circunsianciales, La Universidad, después de sufri el duro embate que signified en 1838 yy hasta 1852 su exclusidn del presu- puesto de gastos del gobierne, por razones de economia —fundadas en Ia situacién ereada por el bloqueo francés, soport6 con estoicismo por argos afios las pemurias econémicas gracias al espiritu de sacrificio de iuchos de sus catedriticos, en espe- cial los de los claustros de medicina y derecho. Acaso resulte um simboto 2n_este sentido el profesor de filo- sofia doctor Diego Alcorta, de pro- fundas conviceiones liberales. El am- biente de coercién politica no fue ébiew para que en sus aulas se for ‘maran estudiantes ~y graduaran abo- ftados y" médicos— que andando el ‘mpo brillafan con luz propia en época do la organizacién nacional, como Rufino Elizalde, Benjamin Go- rostiaga, Miguel Navarro Viola, Gui llermo Rawson, Vicente G. Quesada, Benjamin Victoriea y otros. A estas promociones nuevas, en metlio de la posividad a que obligaba el régimen, {es tocd superar la ruptura que de #rchivo Historico de Revistas Argentinas Diego Aleorta (retrato de C. E. Pellegrini) ‘e noccoooooncoopossnqnN0Im LA LRA DEL PLAT, goms eurmaae IMPRENTA DE ARZAG. Portada de “La Lira del Plata’, entologia de poetas publicada en Buenos Aires, en 1846 www.ahira.com.ar hecho existia con la generacién pre- cedente, casi toda lla en el exilio, hasta que —s6lo después de Caseros— se encontraron y confluyeron. para realizar juntos ef destino comin Se publicaron en Buenos Aires por tesa época algunos libros de interés literario. Ciertamente son muy pocos, ‘en cuanto hacen a la produccién ver- doula, Aparecen nuevos nombres de poets, de mediocre vuelo los mis, que se apresuraron a hacer conocet Tos frutos de su inspiracién, La ma- yor parte de ellos van a convergit fen la Lira del Plata, antologia edi- tada en 1847, donde figuran, entre otros, Germin Vega, Delfin B. Huer go, Manuel Hidalgo, José M. de le Fuente, B. C. Quesada, Francisco Barajas, Francisco Carnicer, Juan F. Segui, Miguel Garcia Fernéndez 70 seguramente el poeta de mayor interés de esos afios fue Claudio M. Cuenca. Médico y catedritico desta- ‘ado, virtualmente no habian trascen- ido sus inclinaciones literarias hasta después de su trégiea muerte —fue ultimaclo a poco de conctair Ia ba- talla de Caseros-, al editarse sus obras en tres tomos en 1861. Su ins- piracién transité con soltura y- sol encia Jos mis diversos géneros poe ticos. El credo romintico presidié sa extraia_soledad., Nadie conocia sus imas. Eseribia y callaba. Pero aun: que no las dio @ conocer, no fue in- diferente a las inquietudes de sa Epoca y termind apostrofando a Ro- sas con versos de dspero repudio, La sitnaciin de Gnenea es muy singular, ues pese a su evidente disconfor ‘mismo no quiso engrosar Ja falange de los proscriptos. De todos modes como alguien lo ha puntualizado-, ‘aunque vivié en Buenos Aires, 10 pertenece a la historia literaria de la dictadura. Hay paralolamente a estos antece- dentes liticos una poética cortesana que se amé a si misma federal-, de copiosa aduloneria. Las. efeméri- des del régimen, los cumpleaiios del fustre restanrador, Ia memoria de dofia Enearnacién, los encantos de Manuela, eran los temas predilectos de un torrente de versos de pésimo gusto, obsecuentes y de factara in curablemente ramplona —difundidos en los diarios de la época—, y que si aqui recordamos es porque cons- tituyen un tigo de produccién que cen su hora tuvo consenso de relevan- ia, La mayor parte de estas lisonjas “federales” no exponen los nombres de sus autores. En ocasiones rompen el vergonzante anonimato Vicente Lopez ~con alguna loa acreedora de. piadoso olvido~, Benjamin Vie- toriea, José M. de la Fuente y otros que, ain mostrindose, nunca. signie ficaron nada. Otraexpresién poéticaencuéntrase cen esta época: es la veta popular. Con lana espontaneidad de pulpesia 6 de carreta, habla como los gauchos porque a hombres del pueblo se di- rige, Cielitos, dGcimas, didlogos, son tambien armas de hicha que sirven para volear alegeias, burlas, odios. La musa gauchesea de Luis Pérez, con- sagrada en la década de 1830, hizo escuela. La suya fue la contrapartida, Ia version federal, de los trozos gnu chipoliticos del vnitario. Ascasubi. Y ‘como un matiz moreno de esta poesfa popukr se presentan las composici nies que imitan el parlar de los_ne- t#ros diseminados en el suburbio. Di ios y_hojas sueltas recogieron esos casi siempre anénimos versos gan- cheseos y neers Para completar este panorama co- rresponde recordar que las librerias dela ciudad ofrecieron por. atios, sin intermitencias, una profusion de libros de literatura extranjera —r0- mintiea © no, en especial inglesa, francesa y espaiola que, a no du: darlo, contribuyeron a formar el gusto de muchos. portefos. A esto deben atiadirse dos significa- tivas reediciones de Echeverria reali- zadas en Buenos Aires: Los Consue- fos, en 1542, y las Rimas, en 1846. La dureza del’ régimen de Rosas mos- traba en ocasiones resquicios de in- Pedro de Angelis Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.a? El intelectual mds destacado que apoyé a Rosas fue un napolitano: Pedro de Angelis. Més allé de la aciuacion politica de de Angelis, puede afirmarse que su aporte a las letras argentinas fue importante, en especial en lo referente ala fijacién de textos y obras de la época colonial y virreinal. COLECCION OBRAS Y DOCUMENTOS ln Bistoria Sntigua y edema DE LAS PROVINCIAS DEL RIO DE LA PLATA. PEDRO DE ANGELIS, Portada de la “Coleccién de obras xy documentos’, de de Angelis ENSAYO ib” HISTORICO VIDA 1D. JUAN MANUEL DE ROSAS, fate eget BUEKOS AIRES: 1830, Portada del “Ensayo historieo”, do de Angelis sospechable tolerancia. Aun con cl ostensible cintillo punzé se buscaban los versos dol proscripto y oficial- mente deelarado salvaje unitario Echeverria. Pese a todo los lectores mm reclamando a de la ciudad seguia Su poeta, Sin embargo, hubo una figura que debe ser estudiada con alguna de- teneién: el publicista italiano Pedro de Angelis (1784-1859), con. seguri- dad la figura intelectual mas notable con que cont6 el régimen de Rosas Poligrafo erudito, se desempetié. co- mo periodista, educador, y_estadioso de las Tenguas indigenas. Pero debe su fama asus estudios historioge icos. En su haber hay que computar la paciente formacién de Ia. biblio. toca especializada on historia més completa que existié en el pais. Autor de varios opisealos biogrifiens sobre Rosas, Estanislao Lépez y el general Arenales; de un volumen de Ensayos litesarios y politicos (1833); una Re- copilacién de Leyes y Decretos pro- rmuilgados en Buenos Aires entre 1810 1y 1835 (1837); de varios folletos po- Kémicos, su obra magna fue la Con leecién de obras y documentos rela- tivos a la historia antigua y moderna de las Provincias del Rio de la Plata (1835-1838). Son seis gruesos tomos in folio que contienen la primera recopilacién documental publicada entre. nosotros, y ane, arm con Jas objeciones de" que fue objeto mis tarde, desbrozé el camino para estu- dios ‘més rigurosos de nuestro. pac sado, Dio a eonocer alli ~precedidas siempre de eruditas introducciones— entre otras, obras de Ruy Diaz de Guzmén, Ulrico Schmidel, Martin del Barco Centenera, Félix de Azara, el padre Lozano, Diego de Alvear, Ale- jandro Malaspina, erénieas sobre la rebelién de Tapa Amani, memorias sobre limites, descripciones geoarafi- cas, eto. La Coleccién, que Rosas ayudé a editar, merecié elogios de Institatos histéricos de Europa y América, Este innegable esfuerzo ex- cepeional brindado a la cultura tio platense fue injustamente menospre- Ciado, tal vez por los desconcertantes rasgos morales de su autor. nos pocos nombres mas pueden agregarse todavia. Satumino. Segu- rola (1776-1854), también. inclinado por los estudios histéricos, poseyé ‘una nutrida biblioteca y un volumi- noso archive de documentos; Felipe Senillosa (1783-1858), sabio espaol, matemético y amante de las letras; Francisco Javier Muniz, (1705-1870), nuestro primer naturalista y hombre de cieneia, quien recopilé un carioso y temprano vocabulario gaucheseo (1845), El ya citado Marcos Sastre (1809-1887) —educador, periodista, autor de libros didécticos—, aunque fue amigo de todos los miembros de la generaciin de 1837 y su casa ale bergé al Salon Literario, permaneci® en el pafs, actuando en Santa Fe y Entre Rios. Ocasionalmente publicé también trabajos en Buenos Aires. AnticipS en periédicos algunos capt tulos de su celebrada obra El Tempe Argentino. Miguel Cané (1812-1862), padre del autor de Juvenilia -y cons- ppicuo miembro de la Asociacion de Mayo, como ya se vio— se sintié fa- ‘igado por la larga lucha contra la dictadura y retornd a Buenos Aires, precisamente cuando ésta se hallaba fn las visperas de su derrumbamien- to final. Escribié esporddicamente en Ja prensa portefia varios articulos Ik terarios. Fue también autor de algu- nas novelas, como Esther (1851) y La familia Sconner (1858). El teatro, por su parte, también, su- fi6 el impacto de la politica. Tuvo que resignarse a ser feders Peto no todo fue teatro politico. Bl repertorio, predominentemente espa- fiol ~Calderén, Lope, Tirso, Mastic nez de la Rosa—, cont6 también con traducciones de’ obras francesas_y adaptaciones de melodramas del més dliverso origen. Tiempo antes. de. su proscripeién se representaron traduc- Ciones de algunos jévenes roménticos como Vicente F. Lopez, Santiago | Awchivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Viola y Carlos Tojedor. El teatro autéctono casi no existia. Sélo_las obras de Claudio M. Cuenca, Don Tadeo y Muza —numca represente- as, son acaso las tinicas rescatables desde el punto de vista literario. Pero este teatro espafolizante mar. ché de la mano con un género po- pular por excelencia: el sainéte, que incluso llegS a hacer a un lado su estirpe peninsular, acriollindose defi- nitivamente. Es también la época del auge de los espectieulos circensos Parece evidente que el teatro —en sus diversos niveles apuntados y que correspondian a piiblicos de otres tantos niveles sociales— atrajo y con- entré la atencién dle los porters. Para los més era su méxima diversion =sainete y circo-, y para los grupos is exigentes a través de dramas ¥y Speras—, la tiniea via de contacto ‘con el arte. Abundaron las represen- taciones de toda indole y ~signo elo ‘eente— se legaron a habilitar varias salas nuevas. Ya se ha visto, pues, que en toda esta etapa de la literatura argentina que comprende deste In tercera dé- cada del siglo XIX hasta mediados de la centuria, coincidentemente con la Thimada época de Rosas, se dan dos polos, no sélo sin contacto entre Sf, sino enfrentados. Lav actividades cniturales de Ia Argentina en esos ais se desarrollan en notable fractura: en Bi ‘en Ia proscripeién. Puede hacerse, si se quiere, un cotejo de cantidad y calidad de prodnceién. Y de perdu racién, Por ahora, basta con fijar 1a atencién en el contraste de la. pro- duccién intelectual, antes y después ol advenimiento el romanticism> en el Plata, ¥ es que con él roman- ticismo se inicia —incluso por la di versificacién de los géneros— el perfil propio, nacional, de nuestra literatu- ta, A su tumo, serdn estudiados de modo particular los personajes y las ‘obras mas representativos de este periodo clave de la literatura-argen- fina, iViva In Federaciont oF BENEICIO DE: lhA URBAGCA LADROWN A. avo deceit arinties SAINETER ite ht expr ‘. See evr, incl coats nete= Carle At $Coliea| Procilirer ven onpoe de Rows Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.at. COLUSWO, FUNCION EXTRAORDINARIA. ANTONIO CASTANERA, EL JUEVES Jo DE NOVIEMBREDE 1697. eesti eres eomedia de. grande enpecttcub en Aviecede a cbetura Jo aps Jeet tae fkarh con Pico Bop! afin oe ag ol verde fier bade gustan quo hat mecca Ia mas general naptacon > ie parnrnn de'no habree equivocal, desde qe Tosa ace mk ete tatnte ba Maganara Insiment ida por 8 Jenn ee fee Cope salt Srcintanfo von eure de plete, ev cicero eon ce Bibliografia Basica ALBERDI, Juan Bautista, Obras completas’(§ vols.), Bs. As, 1886+ 188 —Eseritos péstumos (16 vols), Bs As,, 1895-1901, ANGELIS, Pedro de, Acusacién y de- fensa de Rosas, Bs. As, 1545. ARRIETA, Rafael Alberto, Esteban Echeverria y el romanticismo en el Plata; y Las letras en el destierro, en su Historia de la Literatura Ar- igentina, t. I, Bs. As., 1958, BARBA, Enrique M., Las reacciones contra Rosas, en Ricardo LEVENE. (ed.), Historia de la Nacién Argen- ting, Ed. 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Aschivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Coron) tederat Nastia Sante Coloma, Usa de Revul, 1247. | Este fasciculo, con el libro LA EPOCA DE ROSAS, constituye la entrega n? 8 de CAPITULO wwe s 150 BAPITOLY ‘Todas la: comanas aparece una nueva enroga, que consa de un faslculey un Io. Cada fastculo nto dicha; os libres constiturin ta “Bites ba completa Argentina Funéamentl’ La obra Integra Historia mas Btesa— se peblcard en 9 semanas. La historia Ia literature argentine He ag et plan oa ENTREGA FascicuLa Introduccién: Los origenes Introduccion: Ef desarrollo Introduecién: Les contemporéneos Epoca colonial: del Renacimiento al Barroco Fiorto - J. Herndndez - 192 pgs. La gallina degolada y otros cuentos ~ H. Quiroga = 128 pigs. El perseguidor y otros cuentos - J. Cortizar - 144 pags. Los fundadores - Antologla - 96 pégs. Epoca colonial: la lustraciony el Sewdoclasicismo La literatura vireinal- Antlogia - 120 pigs, La lira argentina 96 pags Clits y logos patiticos - Hidalgo - 80 pégs. La época de Roses - Antologia - 120 pégs. El matadero y Le cautva » Echeveria - 120 pags. ‘Amalia (primera parte) - Mérmol - 400 pégs. (Vol nto de la poesla gauchesce La 6poca de Roses y el romanticismo Echevertie y la realidad nacional ET nacimiento de la novela: Ménmol I nacimiento de la critica: J. M. Gutiérrez La prosa roméntica: memoras, biografas, his EL ensayo en la. 6p0ca romantica El ensayo: Domingo Faustino Sarmiento Desarrollo de la poesia gauchesca José Hernéndez: el Martin Fiero La segunda generacién roméntica: la poesia Lucio V, Mansila (segunda parte) - Mérmol - 300 pags. Memorias del Gereral Paz -Selecion - 120 pégs. El ensayo roméntico- Antlogia - 108 pgs. Facundo - Sarmiento - 200 pigs. Santos Vega - Ascasubi - Fausto - Del Campo - 108 pigs. Escritos en prosa - Hernéndez - 92 pags. Versos romantics - Antologa de Gutiérez y Ane drade - 120 pags, Une excursi6n a los indlos ranqueles (primera parte) - L. V, Marsila - 320 pags. (Vol. sp.) La ganeracén del ochent: las ideas y el ensayo Una excursin a los indios ranqueles (Segunda parte) L.V. Mansila » 240 pigs. La generacién del ochenta: Ia. imaginacién La gran aldea - Luca V. Lépaz - 160 pigs. La “prosa ligera” y la Ironia: Cané y Wilde El naturalismo: Eugenio Cambaceres B La literatura social: Jos6 Miré FASCIOULOS QUE APARECERAN POSTERIORNENTE: Sante pte: 24 Las ince rombsticos - 25, Le vale de sil Ama fuerte ~ 26. € mocemlano ~ 27. Lemole Lugnes = 28. Merino rartva: Eqs Lares = 28, Roms y plewesen abr J Pd ~ 3h. Wowenisme 7 mielimer Horie aug ~ 31. Rene limits S52. teatro ela vine lag Flere Stacar ~ 38. €l tat Grozre de Later ~ 34, Ls pose en sn ent ‘iso 9 ponte: Afeson Stor! 36, La pesado Env Barc - 37. Fernnder cen: sf secliane ~ 38. Renna tadeloml: seat ue aon = 28, Relane tcl, satin raat ~ 4 1 meiieto de Juveniia - Cané - 124 pags. Sin rumbo - Cambaceres - 144 pés. La bolsa - José Miré - 190 pgs. Narn Fame ~ 41. Fs y Is vrgearia = 42 Bot yl tema sei ~ Tecra pre 3. La novela mates Rebate Alt Madura dl tat: Samus! Getemsum ~ 15 Elena mom Esau! Matne Keds — Sata novos epee: Marsha ~ 8 La arabia fatten Bor 42s 50 posi. & eanuaig dl Gh ~ SL. Ua pons soil cepa Is ruta: in generac infeed — 6. Ln eta es tatrosInpedeten~ 86 ee ‘ibn dl $5 lo adores ~ 55. La eat acu = 6. Ind eee ‘portinamente se suminisrarén portaditas con tiulas de tomos y capltules para que los fsccules puedan encsademarse A peu eithie roe tetneclae feet reece iy aioe gen gs ma whee t=

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