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Universidad Nacional Abierta

Rectorado
Dirección de Investigación y Postgrado
Coordinación Centro Local Lara

Curso Iniciación 2020-1


EL ADULTO EN SITUACION DE APRENDISAJE
Asignación 1

Participante: Johana Coronel B.


C.I.: V-15.265.098
Programa: MAN 904

Barquisimeto, Febrero 2020.


INTRODUCCION

El aprendizaje en la vejez tiene una relación muy fuerte con la motivación que la
persona mayor tenga para iniciar una tarea, desarrollar un proyecto o profundizar en
un tema. De esta manera la capacidad de aprendizaje que tiene cada individuo está
directamente relacionada con su capacidad intelectual y otros factores, entre los
cuales destacan los motivacionales. Existen en la actualidad demasiados tópicos, sin
duda erróneos, sobre el envejecimiento, y uno de estos tópicos es que al alcanzar una
cierta edad una persona es “demasiado mayor para aprender”. Esta sentencia carece
de total sentido, más aún cuando la persona tiene menos de 60 años.

De hecho, diversos estudios al respecto han demostrado que las personas de edad
avanzada son capaces de obtener niveles de conocimiento iguales o mayores que los
de las personas más jóvenes sí disponen de una alta motivación para ello.
El Adulto en Situación de Aprendizaje:

La andrología: es la disciplina que estudia la planificación, aplicación y evaluación


de intervenciones educativas con adultos. Este modelo responde ampliamente a los
requerimientos de la formación continua, la cual se entiende como todas “aquellas
formas de enseñanza o formación seguidas por las personas que han dejado la
educación formal a un nivel tal, que están ejerciendo una profesión o que han
asumido responsabilidades de adulto en una sociedad dada. (UNESCO, 1993).

“Esta ciencia se hace cargo de los estudiantes adultos, quienes


personifican la creciente preocupación por el desarrollo de los
recursos humanos en una sociedad marcada por la globalización y
por el crecimiento exponencial del conocimiento y la información.
En un sentido amplio, la andrología proporciona la oportunidad
para que el adulto que decide aprender, participe activamente en su
propio aprendizaje e intervenga en la planificación, programación,
realización y evaluación de las actividades educativas en
condiciones de igualdad con sus compañeros, participantes y con el
facilitador. Lo anterior, conjuntamente con un ambiente de
aprendizaje adecuado, determinan lo que podría llamarse una buena
“práctica andrológica” (Knowles, 1994).

Los fines de esta, es la comprensión de todas las actividades e incluir al adulto a


los beneficios a los que han sido privados, de esta forma el adulto pueda prepararse
en función de sus expectativas tanto individuales como colectivas y así poder
integrarse plenamente a la sociedad de manera comprensiva sin problemas y poder
participar en la resolución de sus problemas, igualmente poder tener acceso de
manera más fácil a las diferentes actividades que este se proponga. Cabe destacar que
el adulto que aprende presenta algunos requerimientos como la exigencia de percibir
la utilidad del aprendizaje, la consideración de su experiencia, la necesidad de
participación, evaluación y asesoría permanente.

Igualmente se debe tener presente una serie de elementos en la capacitación de


adultos para involucrarlos realmente, indagar sobre cuáles son los principales temores
o resistencias, que estilos de aprendizaje se pueden definir, cuales estrategias son
necesarias para recuperar la experiencia y abordar la utilidad del aprendizaje. El
proceso de formación del adulto se convierte en un vehículo para la satisfacción de
necesidades mediante el trabajo porque responde a: necesidades laborales, adaptación
al cambio, necesidades de promoción, necesidades del desarrollo eficaz en el puesto
de trabajo. Debemos reflexionar y tener en cuenta partiendo de la experiencia
derivada de la actividad la sistematización, aspectos teóricos, prácticos y
metodológicos en la educación de las personas adultas en función de la calidad del
proceso de enseñanza-aprendizaje.

Características del adulto en aprendizaje

El adulto no llega “en cero” a una situación de aprendizaje. En especial, si


hacemos referencia a contextos de formación vinculadas a nuestros trabajos, trae
consigo un bagaje de experiencia laboral, de nuestra vida personal y un trayecto por
la educación formal. Los aprendizajes son distintos a lo largo de las etapas de la vida
de los sujetos, ya que ellos también sufren cambios. En la etapa adulta, la
participación en experiencias de formación acompaña a un conjunto de proyectos
personales y familiares, su ubicación en el mundo del laboral y un recorrido en la
formación (en el sistema educativo formal o no formal). Cabe destacar como todo
sujeto de aprendizaje, la edad y las características de la etapa en la cual no
encontramos inciden en el interés que desarrollemos por determinado aprendizaje, las
posibilidades y limitaciones, los recursos de los cuales disponemos, los ritmos y
estilos de vida.
Es por ello, que podemos decir que el adulto en rol de alumno es alguien que trae
consigo el caudal de sus conocimientos y de sus experiencias anteriores. Cualquier
propuesta de formación debe partir necesariamente de las «situaciones de vida» en
que se encuentran los adultos. El adulto posee unas características de predisposición
para el aprendizaje, igualmente, el adulto experimenta la necesidad de conocer o ser
capaz de realizar algo de manera más efectiva; hemos alcanzado un grado importante
de autonomía y, en función de ella, somos capaces de tomar a nuestro cargo variados
aspectos del aprendizaje. Además, l tomamos nuestras sus decisiones, hacemos
elecciones y asumimos la responsabilidad de ello. Este aspecto es el que determina
nuestro rol como participante activo y como centro de nuestro proceso de aprendizaje.

Debemos mencionar, que poseemos experiencias que constituyen un recurso


importantísimo para nuestro aprendizaje, pues sirven como referencia para relacionar
los nuevos conocimientos. Siempre debe considerarse el hecho que el adulto no es un
papel en blanco y que, por el contrario, se enfrenta a esta situación de aprendizaje con
mucha información y conocimientos adquiridos que, de una u otra manera, se
confrontan con las nuevas informaciones que vamos recibiendo. Igualmente la
capacidad y la motivación del adulto para aprender normalmente están relacionada
con condiciones externas, como por ejemplo exigencias de trabajo. Pero también
existen disposiciones internas muy profundas como son la necesidad de elevar la
autoestima, de obtener el reconocimiento de otros o mejorar la calidad de vida, entre
otros aspectos.

El adulto que se incorpora a un proceso de aprendizaje sabe lo que quiere y lo que


necesita por lo que su interés en aprender influye positivamente en el desarrollo del
proceso. Cabe destacar que tiene necesidades propias y, por lo tanto, percibe la
utilidad del aprendizaje en una aplicación inmediata. Para el estudiante adulto es
importante sentir desde el comienzo de su proceso de aprendizaje que sus necesidades
serán satisfechas, es decir, que dicho proceso será capaz de proporcionarnos aquello
que buscamos. Vemos la formación como un camino para mejorar nuestra capacidad
de resolver problemas y afrontar el mundo actual. En consecuencia, lo más apropiado
es incluirnos en actividades y ejemplos de situaciones reales, de modo que se puedan
analizar y vivirlas de acuerdo nuestros proyectos personales de vida y las
experiencias acumuladas.

Algunas características personales por las cuales nos acercamos a las propuestas
de formación se pueden centrar en: mejorar nuestra condición, satisfacer nuestra
curiosidad, desempeñar mejor el trabajo, enriquecimiento personal (resolución de
problemas personales, sociales o familiares), clarificar las relaciones interpersonales,
entre otras. Por otro lado, se acceden a instancias de formación para “reciclarse”,
ampliar conocimientos o adquirir una titulación. De esta manera, en los procesos de
aprendizaje en los cuales participamos, presentamos algunos requerimientos, que
podemos sintetizar en los siguientes: exigimos propuestas que nos permitan
participar, compartiendo nuestra experiencia previa. El estado de pasividad en general
no es aceptado. En ocasiones buscaremos estrategias para desarrollar la actividad que
está vinculada con nuestras experiencias.

Las motivaciones del adulto en aprendizaje:

Según Ivancevich (2007), motivación es un concepto explicito que utilizamos para


dar sentido a los comportamientos que se observan. En otras palabras, la motivación
se infiere en lugar de medirlo correctamente, señalamos que condición existe y
observan el comportamiento y teniendo en cuenta esta información como base para
entender la motivación subyacente.

La motivación, los intereses y necesidades de los sujetos suponen algunas de las


fuentes principales del aprendizaje. Ahora bien, el conocimiento de las características
individuales, aunque no pueden ser tomadas como la base para elaborar un modelo
único de motivación que se puede aplicar a cualquier aprendizaje o en cualquier
situación, Son importantes para nuestra satisfacción personal y
proporcionarnos diferentes incentivos adecuados a nuestros intereses. Por lo que cabe
decir, que una de las variables que afectan a los adultos que buscan aprender son las
características del modelo de estudio, ya que se puede o no satisfacer las expectativas
de cada uno de nosotros sin que se vea afectado el desempeño de los mismos dentro
de nuestras vidas cotidianas.

De esta manera, podemos clasificar la motivación en: Teorías de contenido:


Jerarquía de las necesidades de Maslow. Teoría bifactorial de Herzberg. Teoría de la
existencia, relación y progreso de Alderfer. Teoría de las tres necesidades de
McClelland. Teorías de procesos: Teoría de la expectación de Vroom. Teoría de la
equidad de Adams. Teoría de la modificación de la conducta de Skinne.

Aprendiendo:

La principal característica de la sociedad contemporánea es el cambio y la


rapidez. La ciencia y la tecnología avanzan a una rapidez inusitada, como nunca antes
se había visto en la historia de la humanidad. Todavía no nos hemos acostumbrado a
un determinado avance tecnológico, cuando ya surge otra novedad que debemos
asumir para no quedarnos fuera de juego en el terreno laboral y social. En este
contexto, los adultos no tienen suficiente con lo aprendido en la niñez y la juventud y
no tienen otro remedio que reciclarse constantemente para poder ser competentes en
su trabajo y en las relaciones con sus hijos, familiares, amigos y con la sociedad en
general.

Los adultos tenemos más capacidad de concentración, procesamos información


abstracta con mayor facilidad y somos más capaces de mantener la disciplina y la
motivación al realizar ejercicios tediosos o repasar contenidos aburridos. Es posible,
sin ninguna duda, aprender la misma clase de conocimientos y habilidades a los
sesenta y cinco años que a los dieciocho. Hay factores, no obstante, que pueden
influir en que se dé un detrimento en el rendimiento de la persona mayor, como por
ejemplo la disminución de la agudeza sensorial (hipoacusia, déficit de visión), mayor
fatigabilidad, etc.; pero ninguno de estos factores están directamente relacionados con
la disminución en la capacidad de aprendizaje.

CONCLUSION

"Loro viejo no aprende a hablar" dice un adagio popular, tan extendido como
errado, ya que sobran los ejemplos de personas que se ilustraron o que produjeron
interesantes aportes intelectuales o de razonamiento después de lo que benignamente
se ha dado en llamar "edad madura". Gaudí, Sócrates, Fermat, Marcuse y otros
pensadores destacados contradicen ese falso paradigma, al producir lo mejor de sí
después de los 40, dando ese salto cuántico que lleva a alguien destacado a la
categoría de genio después de esa barrera en la que, según algunos ilusos "comienza
la vida".

Cabe mencionar que hago esta entrada, porque muchas personas consideran que
estudiar luego de adultos es una pérdida de tiempo, en la actualidad las
organizaciones se transformas constantemente a medida que los cambios ocurren o la
tecnología avanza, esto ha causado un acelerado ritmo que pueden ser angustioso,
pues obliga a entender y dar respuestas inmediatas a las grandes innovaciones, lo cual
sugiere que debemos estar preparados para asumir compromisos de mayor escala ,
como personas poseemos aspiraciones, igualmente ocurre con las Corporaciones o
Compañías las cuales se van adaptando a los nuevos enfoques y plataformas
tecnológicas para el manejo de su información y de esta forma modernizarse, pocas
veces se busca realizar los cambios por miedo, pero llega un momento se deben dar,
es por ello que el personal debe estar preparado para asumir todos los efectos tanto
negativos como positivo que conlleva un cambio para logar el éxito.
BIBLIOGRAFIA

Lecturas 1, 2,3 Recomendadas por la Prof. Dedsy Delgado en el Aula Virtual

Dorfman, L.T., et al. (2002). Incorporating intergenerational service-learning into an


introductory gerontology course. En Journal of Gerontological Social Work, 39 (1/2),
pp. 219-240. Nueva York: Published by The Haworth Press.

Fernández-Ballesteros, R. y otros. (1999). ¿Qué es la psicología de la vejez? España:


Biblioteca Nueva.

García Mínguez, J. y Sánchez García, A. (1998). Un modelo de educación en los


mayores: la interactividad, Madrid: Dykinson.

Orosa Fraíz, T. (2001). La Tercera Edad y la Familia. Una mirada desde el adulto
mayor, La Habana: Editorial Félix Varela.

https://www.losrecursoshumanos.com/el-aprendizaje-del-adulto-mayor/

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