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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA, CIENCIA


TECNOLOGIA

ESTADO BOLIVARIANO DE MIRANDA

UNIVERSIDAD POLITÉCNICA TERRITORIAL DE LOS VALLES DEL TUY

UPTVT NÚCLEO TOMÁS LANDER

PNF: PSICOLOGÍA SOCIAL TRAYECTO I, SEMESTRE I

UNIDAD CURRICULAR: TEÓRIA Y PROBLEMA SOCIO-ECONOMICOS Y SOCIO-POLITICOS


CONTEMPORANEOS

PROFESORA: ALUMNO:

Maria Espejo Yessica Siso

C.I: 28.471.529

OCUMARE DEL TUY

DICIEMBRE DE 2020

La Globalización

La globalización es un proceso económico, tecnológico, político, social y cultural a escala


mundial que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos
países del mundo. Se refiere al fenómeno por el cual la soberanía del Estado es
amenazada por actores transnacionales y está caracterizada por la convergencia de
culturas y sociedades. Ciertos autores consideran que es más adecuado en español el
término mundialización, galicismo derivado de la palabra francesa mondialisation, en
lugar de globalización, anglicismo procedente del inglés globalization, puesto que en
español «global» no equivale a «mundial», como sí ocurre en inglés. Sin embargo, el
Diccionario de la lengua española registra la entrada «globalización», entendida como la
«tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión
mundial que sobrepasa las fronteras nacionales», mientras que la entrada
«mundialización» no está en el Diccionario.

El termino globalización es otra forma de nombrar a la nueva fase de acumulación de


capital que se ha caracterizado por el predominio del mercado desregulado, es decir, con
una mínima intervención estatal, colocando a ciertos Estados-nación en una posición de
debilidad. Este proceso se remota a la Edad Contemporánea (segunda mitad del siglo XX)
recibe su mayor impulso con el fin de la Guerra Fría, y continúa en el siglo XXI.
El sociólogo norteamericano Petras, J. (1999)4, señala que la globalización ha existido
desde del siglo XV desde la historia misma del capitalismo, pensar en la revolución
tecnológica como el punto de inicio es erróneo, según Petras, es un “grave error” pensar
que la globalización es inevitable y que sea la última fase del capitalismo, el autor
considera que la globalización es un fenómeno cíclico y que se altera con periodos de
desarrollo nacional vinculada a instituciones económicas internacionales lo cual conduce
al desmantelamiento del estado de bienestar.

La globalización es una palabra que encubre otra forma de introducir una modernidad
identificada con la uniformidad de preferencias y prácticas sociales, derivadas del modelo
de democracia liberal y mercado, que, indudablemente, tiene un efecto sobre las
identidades sociales.

La gran industria ha creado el mercado mundial ya preparado por el descubrimiento de


América. El mercado mundial aceleró prodigiosamente el desarrollo del comercio, de la
navegación y de todos los medios de transporte por tierra. Este desarrollo influyó a su vez
en el auge de la industria y a medida que se iba extendiendo la industria, el comercio, la
navegación y los ferrocarriles se desarrollaba la burguesía.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el comercio mundial se incrementó junto con el


desarrollo de corporaciones multinacionales que tuvieron su auge en los años cincuenta y
sesenta. Lo nuevo radica, en términos generales, en un impulso a las tecnologías de la
computación que permiten a las firmas o empresas manipular información de manera
confidencial para aprovechar las ventajas del comercio.
La globalización económica representa el fin del Estado como el principal regulador de la
actividad económica y del mismo mercado. El proceso de globalización también hace
entrar en crisis al proteccionismo y el Estado de Bienestar había ganado popularidad en
período de entreguerras, cuando en las naciones capitalistas se difunde la noción de que
el Estado tiene una doble función fundamental en el buen funcionamiento de la
economía: uno en asegurar la prosperidad de la población y el otro en evitar los ciclos de
crecimiento y recesión. Se crean así las bases para la aparición del keynesianismo y el
Trato Nuevo. En las siguientes décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial se vio la
emergencia a la preeminencia de las "corporaciones" o empresas multinacionales, que
desplazan la importancia de las empresas del capitalismo clásico que tanto Adam Smith
como Karl Marx conocieron cuando formularon sus teorías.

La globalización económica conlleva cambios, transformaciones, rupturas, destrucciones


que afectan, a su vez, la experiencia vital de los habitantes del mundo, su sistema de
valores y de percepción de los hechos que suceden más allá de sus fronteras, gracias a la
existencia de los medios de comunicación. Los avances científicos y tecnológicos han
acelerado y han cambiado patrones de producción y de reproducción de la vida social.
La modernización capitalista provoca cambios debido al desarrollo de las fuerzas
productivas a través del conocimiento científico y la aplicación de tecnologías y nuevas
formas de organización del trabajo. La globalización económica identificada con la
racionalidad mercantil condena el pasado histórico en nombre de un futuro más
promisorio, llamado modernidad.
La globalización bajo la influencia de la vertiente económica nace con el comercio
internacional y se fue expandiendo hasta producir la movilidad y redimensionando la
distribución de los factores de producción en el mundo.
La globalización es en definitiva la expansión del capital en las nuevas condiciones, ella
no es sustituta del capitalismo, no es la negación del imperialismo y en consecuencia su
desarrollo está sujeto a la acción de las leyes propias del sistema; la globalización es por su
esencia misma la socialización de la producción por el capital transnacional y por tanto
transnacionaliza todo el sistema de contradicciones del sistema: el desarrollo desigual y
polarizado, el intercambio desigual, las relaciones de dominación, la exclusión , las
presiones medioambientales, el incremento de la desocupación y en consecuencia de la
pobreza y la marginalidad. .El agravamiento de las mismas pone en peligro la existencia de
la “aldea global” proclamada y gestada por el propio capital transnacional; pero al mismo
tiempo va generando fuerzas sociales que se contraponen al holocausto que ella significa.

La globalización en la cultura se manifiesta en la integración y el contacto de prácticas


culturales como: marcas, consumo de medios, valores, iconos, personajes, imaginario
colectivo, costumbres, relaciones, etc.
La globalización a partir de la revolución tecnológica es un evento importante en la
historia de la humanidad, por cambiar la forma en que el individuo procura su subsistencia
en el planeta, la revolución informática permea las aéreas política, social y económica.
Señala que la sociedad actual está conformada por la interacción de la tecnología y la
economía.

Esta se identifica con la pérdida de poder de los ciudadanos, la dictadura del capital, la
desestatización, la despolitización y el retroceso de la democracia.
La democracia fue despojada de " los ideales normativos de justicia e igualdad y
(reducida) a una técnica o procedimiento de elección de representantes, en los que se
delega la facultad de decisión. Nace así la democracia liberal y con ella un concepto
jurídico de lo político referido al Estado". Un proyecto donde el Estado tiene una
autoridad limitada y complementada con la acción de agentes económicos y sociales
autosuficientes en recursos. Lo económico se limita al funcionamiento de un mercado que
debe buscar su "equilibrio" entre la oferta y la demanda. Las leyes del mercado se
transforman en un mecanismo que genera una nueva socialidad, que supone que la única
relación que se establece entre los individuos es aquella mediada por el mercado". En
consecuencia, la exactitud matemática, el número de votos (en el caso de la democracia
liberal) y la ganancia derivada de las transacciones comerciales son el centro de atención
de políticos y de capitalistas.

La globalización en sí misma es un proceso continuo y dinámico, que desafía las leyes de


los países en su forma de regular el funcionamiento de empresas y el comportamiento
económico de los individuos a nivel internacional.

MARX

Marx en su proceso analítico de la historia, denuncia cinco tipos de alienación; la


alienación religiosa; aquella de que el hombre crea a la religión y a Dios. La alienación
filosófica; aquella de que la filosofía no refleja la realidad auténtica, sino que es expresión
de una vida enajenada. Alienación política; aquella que ve al Estado como instrumento de
dominación utilizado por la clase dominante. La alienación social; aquella que expone la
división de la sociedad en clases antagónicas. Finalmente, la alienación económica o del
trabajo, la principal para Marx y la causa de todas las demás alineaciones. Esta pasa
porque en el proceso de trabajo no se toma en cuenta ni a los individuos ni a un interés de
conjunto, lo que le interesa al modo de producción capitalista es guiarse por las leyes de la
elaboración de mercancías.
Para Marx la estructura de la sociedad está constituida por “niveles” articulados y
determinados por una base económica o infraestructura. La base económica representa la
“unidad” de fuerzas productivas y relaciones de producción, mientras que la
superestructura comprende dos niveles: la jurídico-política y la ideológica.
La historia del capitalismo nos enseña que la tendencia a la expansión es cualidad
congénita del capital, las características concretas que asume su realización en cada
momento del desarrollo del capitalismo dependen de: el nivel de desarrollo alcanzado por
las fuerzas productivas, el grado de madurez de las relaciones capitalistas de producción,
la correlación de fuerzas entre los capitales en activos y entre estos y los agentes y/o
territorios que ha pretendido someter a su dominio.
Con el tránsito del capitalismo a su fase monopolista la tendencia del capital a “ampliar
su territorio económico y aún su territorio en general”, se tornó más evidente, la
exportación de capitales, el reparto económico y territorial del mundo entre los
monopolios de los diferentes países, se convirtieron en rasgos esenciales del sistema. El
dominio del capital financiero reforzó la tendencia al desarrollo desigual a escala de la
economía mundial. Los cambios que se producían en la correlación de fuerzas entre los
principales países capitalistas, agudizaba la lucha por los mercados y las fuentes de
materias prima, alcanzando su máxima expresión en el estallido de las 1ª y 2ª Guerras
Mundiales.
Las CTN explotan en su propio beneficio las posibilidades que ofrecen las modernas
fuerzas productivas, disfrutan del monopolio sobre: las nuevas tecnologías, los flujos
financieros, parte importante de los recursos naturales del planeta, los medios modernos
de transporte y comunicación, los medios de comunicación masiva, la fuerza de trabajo
altamente calificada, la posición hegemónica de sus respectivos gobiernos en las
instituciones internacionales, así como del monopolio sobre las armas de destrucción
masiva. Elemento importante en la estrategia de las CTN corresponde a la división del
trabajo entre las Casas Matrices, las filiales y sucursales que la integran , ello le permite
elevar la eficiencia de las inversiones al poder combinar de manera óptima todos los
momentos de la producción a escala global.
Acerca de la división social del trabajo Marx reflexiona que “Si nos fijamos en el trabajo
mismo podemos considerar la división de la producción social en sus grandes sectores, la
agricultura, la industria, etc., como división del trabajo en general la clasificación de estos
sectores de producción en categorías y subcategorías como división del trabajo en
particular y la división del trabajo establecida dentro de un taller como división en el caso
concreto”. Y continuaba señalando que “a pesar de las grandes analogías y de la
concatenación existente entre la división del trabajo dentro de la sociedad y la división del
trabajo dentro de un taller, media entre ambas una diferencia no solo de grado sino de
esencia”
El desarrollo del capitalismo ha llegado a un punto tal que aunque la producción
mercantil sigue reinando como antes y es considerada la base de toda economía, en
realidad se halla ya quebrantada…La producción pasa a ser social, pero la apropiación
sigue siendo privada. Los medios sociales de producción siguen siendo propiedad privada
de un reducido número de individuos. Se conserva el marco general de la libre
competencia formalmente reconocida, y el yugo de unos cuantos monopolistas sobre el
resto de la población se hace cien veces más duro, más insoportable (Lenin V.I.).
Las privatizaciones que han tenido lugar tanto en las economías desarrolladas como
subdesarrolladas promovidas con el argumento de que el Estado por naturaleza es
ineficiente, no constituyen la negación del intervencionismo del estado; la propiedad
estatal capitalista es forma del capitalismo monopolista de estado más no la única. Entre
las causas que explican el repunte privatizador se pueden señalar las crisis., la expansión
del capital privado hacia los llamados monopolios naturales (principalmente en la esfera
de los servicios y de infraestructura) es una vía para compensar la caída de la tasa y masa
de ganancia que tiene lugar durante las mismas. Otro elemento lo tenemos en el
desarrollo científico—técnico contemporáneo, que ha posibilitado que actividades que
antes la empresa privada había dejado al sector estatal por ser poco rentables y tener
largos periodos de recuperación ahora se han convertido en sectores altamente
lucrativos.
La apertura comercial ha sido justificada con la afirmación de que la misma favorece el
acceso a productos de mayor calidad a más bajo costo y por tanto contribuye a la
elevación del bienestar general. Se condena el proteccionismo del tercer mundo con el
argumento de que las industrias nacionales protegidas se caracterizan por su alto grado
de ineficiencia, elevados precios para los consumidores domésticos y poca capacidad
competitiva en los mercados externos. Si bien es cierto que una política proteccionista a
ultranza puede generar serios problemas de ineficiencia en las industrias protegidas
también lo es que una liberalización festinada puede significar la desaparición no ya de
empresas sino de ramas completas de la economía nacional. al crear condiciones iguales
para desiguales, la desregulación comercial ha provocado en las economías
subdesarrolladas verdaderos procesos de desindustrialización , desaparición de cientos de
pequeñas y medianas empresas y ha impulsado los procesos de centralización a favor de
las grandes empresas foráneas. En tanto conviene al capital transnacional por cuanto le
libera de tener que enfrentar los costos que implican los pagos arancelarios, las
restricciones cuantitativas y otras barreras cuya aplicación reduce o anula las ventajas
asociadas a la organización transnacionalizada de la producción.
La liberalización y desregulación financiera: se argumenta a su favor que al propiciar el
libre movimiento de capitales las economías subdesarrolladas estarían creando un clima
de transparencia y confianza que estimularía la afluencia de capitales con el supuesto
además de que con ellos llegaría la modernidad tecnológica.
La devaluación era funcional a los intereses del capital transnacional ya que le permitió
adquirir con gastos relativamente bajos los activos nacionales que se privatizaban y de las
empresas privadas que fueron vendidas. Una vez dentro los capitales extranjeros exigían
la estabilidad monetaria como garantía de la rentabilidad de las inversiones realizadas, al
mismo tiempo la entrada masiva de capitales extranjeros apreciaba las monedas locales lo
que contribuía a mantener el déficit del balance comercial.
La flexibilización de los mercados laborales, ha significado el desmantelamiento del
sistema de protección que los trabajadores habían logrado arrancar a la burguesía durante
años de lucha, lo que también ha venido a favorecer a los capitales en tanto todo ello ha
significado una reducción de los costos laborales.

Neoliberalismo

A mediados del siglo XX, en el mundo capitalista prevalecían diferentes formas del
Estado social, entre ellos el Estado keynesiano. Esto no fue impedimento para que el
austriaco Von Hayek publicara su libro “Camino de servidumbre”. En esta obra planteaba
una dura impugnación al Estado keynesiano de bienestar y con él nacía el neoliberalismo,
como una reacción teórica y política vehemente contra el Estado intervencionista y de
bienestar. Para Von Hayek el socialismo y la libertad eran incompatibles y el papel del
Estado en un sistema capitalista debía permanecer limitado. Hayek no dudó en comparar
el Estado de bienestar con la dictadura, ya que para él la planificación que dicho Estado
representaba llevaba implícita la supresión de la libertad. Como partidario del
neoliberalismo, abogaba por la libre competencia de las fuerzas de la sociedad, como
medio para coordinar los esfuerzos humanos. Contra unas disminuciones de sus ingresos
que, aunque de ninguna manera las merezcan, ocurren diariamente en una sociedad en
régimen de competencia, contra unas pérdidas que imponen severos sufrimientos sin
justificación moral, pero que son in separables del sistema de competencia. Esta demanda
de seguridad es, pues, otra forma de la demanda de una remuneración justa, de una
remuneración adecuada a los méritos subjetivos y no a los resultados objetivos de los
esfuerzos del hombre (Von Hayek, 1995:158-159).
No existe razón alguna para que el Estado no asista a los individuos cuando tratan de
precaverse de aquellos azares comunes de la vida contra los cuales, por su incertidumbre,
pocas personas están en condiciones de hacerlo por sí mismas [...] como en el caso de la
enfermedad y el accidente [...] o víctimas de calamidades como los terremotos y las
inundaciones. Siempre que una acción común pueda mitigar desastres contra los cuales el
individuo ni puede intentar protegerse a sí mismo ni prepararse para sus consecuencias,
esta acción común debe, sin duda emprenderse (Von Hayek, 1995: 157).

En este contexto de la crisis de los años setenta adquiere mayor relevancia la obra de
Milton Friedman: Capitalismo y libertad. El destacado economista estadounidense y
orientador de la influyente Escuela de Economía de Chicago se adhirió en la Universidad
de Chicago a las ideas de Hayek. Para Friedman el poder gubernamental era necesario
pero peligroso; por lo que dicho poder debía ser limitado y descentralizado. El autor
remarcaba la importancia y la necesidad de la existencia de un gobierno. Veía en él al
determinador y árbitro de “las reglas del juego”. No obstante, su ámbito de participación
debía ser limitado, ya que “lo que el mercado hace es reducir mucho el espectro de
problemas que hay que decidir políticamente y, por consiguiente, minimiza la medida en
la que el gobierno tiene que participar directamente en el juego” (Friedman, 1966).

La visión de Friedman, en términos de pobreza, era considerar a la desigualdad como


inherente al sistema económico.
“El mercado le garantiza al individuo la libertad de aprovechar al máximo los recursos que
están a su disposición, siempre que no interfiera con la libertad de los demás de hacer lo
mismo. Pero no garantiza que tendrá los mismos recursos que otro [...] Y no hay nada que
pueda evitar que conduzcan a una gran disparidad en riquezas e ingresos”.

No obstante, planteaba que históricamente un mercado libre ha producido menos


desigualdad, una distribución de la riqueza más amplia, y menos pobreza que cualquier
otra forma de organización económica. Entendía que había menos desigualdad en los
países capitalistas avanzados, como Estados Unidos, que en países subdesarrollados como
la India.
En el marco neoliberal alegaba que se debía garantizar un ingreso mínimo pero no más,
pues toda medida contra la pobreza debilitaba el impulso de autoayuda de los pobres.
En síntesis, esta corriente de pensamiento neoliberal se ha orientado a darles una
importancia secundaria a las cuestiones sociales como la pobreza y desigualdad.
Privilegiaron ante todo la preeminencia del principio de propiedad privada y la libertad
individual.

En la década de los noventa el pensamiento neoliberal se constituyó en la corriente de


mayor consenso entre los sectores e instituciones financieras internacionales influyentes.
El mayor consenso provino tras la caída del comunismo en Europa Oriental y en la Unión
Soviética.
Al perecer la única opción de oposición a la economía de mercado, el capitalismo
neoliberal se instaló como la única alternativa viable. De ahí que se le bautizara con el
nombre de “pensamiento único”.
No por singular, sino porque frente a él todas las interpretaciones alternativas (desde el
mismo marxismo, que también tuvo sus ímpetus hegemonizadores, hasta las distintas
variantes del keynesianismo y del Estado de Bienestar) parecen haberse fundido como la
nieve (Rapoport, 2002: 357).
La década de los noventa también experimentó el auge de una problemática social: la
pobreza. A mediados de dicha década se registraron 200 millones de pobres en América
Latina, alrededor de 70 millones por encima del promedio anterior al periodo de la década
de los ochenta.

En 1989, en la ciudad de Washington, se realizó un encuentro promocionado por el


Fondo Monetario Internacional y por el Banco Mundial. En él participaron funcionarios del
Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, ministros de finanzas de los
países industrializados, presidentes de prestigiados bancos internacionales y reconocidos
economistas. El resultado y producto de dicho encuentro fue el Consenso de Washington,
cuya paternidad se otorgó al economista John William son. El Consenso se caracterizaba
por ser un conjunto de “recomendaciones” que se daban a los países endeudados,
mayormente latinoamericanos, al momento de solicitar renegociaciones de deudas como
nuevos préstamos.
Así la corriente de pensamiento neoliberal penetró en los países latinoamericanos.
En la política económica propuesta dominaba una clara hegemonía de los mecanismos
del mercado y una concepción de “lo social” restringida en el interés individual.
No había preocupación por la distribución del ingreso y la riqueza. Las desigualdades
eran naturales y fruto del triunfo de los más aptos. Por ende, las políticas del Estado
debían ser marginales y distributivamente neutras. Las denominadas políticas sociales
debían concentrarse (focalizarse) sobre la pobreza y los grupos socialmente más
vulnerables, y no sobre la distribución del ingreso. En los programas de ajuste que
promovía el Consenso de Washington la política social se percibía, asimismo, como la
herramienta esencial para establecer las bases de gobernabilidad que garantizaran la
legitimación de las reformas exigidas por el mercado. Las distintas formas de transferencia
de ingreso a los pobres que implicaba la política social se basaban sobre una ética de
compasión que fundamentaba el subsidio. A su vez, el subsidio era considerado como un
desincentivo, y su uso debía ser marginal y transitorio.

La desigualdad, por su parte, se profundizó: en Argentina, Venezuela, Brasil, Costa Rica y


en Chile la desigualdad aumentó. Hubo, no obstante, algunas excepciones como fue el
caso de Colombia y Uruguay.
Casi todos los países latinoamericanos experimentaron una aguda redistribución del
ingreso en esa década de crisis, ajuste y reformas, en la mayoría de los casos con un saldo
neto regresivo al final de la década
El gasto social también se vio afectado: si antes de la crisis era insuficiente, las políticas de
ajuste utilizadas para subsanar la situación económica lo redujeron aún más. Es decir, la
crisis de la deuda trajo consigo una serie de medidas que implicaron la reducción del gasto
destinado a programas sociales. Esta reducción implicó, consecuentemente, el
empeoramiento de la situación social.

Si bien hubo algunos intentos de revivir la estrategia desarrollista, paralelamente


comenzaba a extenderse la idea de un nuevo tipo de modelo económico. Este nuevo
modelo, distinto al desarrollista, se inclinaba por la no intervención estatal, la privatización
y la liberalización. Para la década de los noventa gran parte de los países latinoamericanos
se encontraron aplicando políticas de corte neoliberal. Algunas de esas políticas aplicadas
fueron: la redistribución regresiva del ingreso, el ajuste del mercado de trabajo, la
reasignación de recursos entre actores y sectores económicos, la apertura asimétrica al
exterior, la liberalización de los mercados (mayormente el financiero) y el debilitamiento
de la industria. A principios de los noventa se registró un crecimiento económico
moderado de la región. Sin embargo, el crecimiento alcanzado no logró revertir los índices
de pobreza.
En cuanto a las políticas sociales de este nuevo modelo, el neoliberal Vilas señaló tres
características básicas de las mismas (Vilas, 1997: 936-941):
Descentralización: implica la transferencia de decisiones de política social a municipios,
gobiernos provinciales y Organizaciones No Gubernamentales. La crítica a esta
característica es la escasez que en esos niveles gubernamentales se tiene en cuanto a
recursos administrativos, materiales, humanos, etcétera.
Privatización: su objetivo era aliviar la crisis fis cal de los Estados y mejorar la calidad de
los servicios. Pero, señala el autor, el arancelamiento de los servicios públicos provocó la
limitación en el acceso a dichos servicios, ya que sólo las personas con recursos pueden
hacerse cargo de sus costos.
Focalización: como oposición al universalismo característico del modelo económico
anterior, respondía a la necesidad de confrontar la masificación de los problemas sociales
con fondos recortados.
Frente a este contexto de un nuevo modelo económico y de políticas sociales de corte
neoliberal, la pobreza presentó una tendencia creciente. Esta tendencia se vio potenciada
por las crisis de los últimos años de la década de los noventa.
Durante la aplicación de principios desarrollistas la pobreza logró ser disminuida. En parte,
ello fue fruto de que el mismo modelo económico generaba la incorporación de
importantes cantidades de población al mercado laboral. Sin embargo, también las
políticas sociales encaradas por este modelo, más allá de sus fines económicos, alentaron
a mejorar la situación social de la población. Las limitaciones del modelo desarrollista, más
la crisis de la deuda en los ochenta, dio inicio a un proceso de continuo crecimiento de la
pobreza.
La incorporación de medidas neoliberales en las economías latinoamericanas tuvo
limitados efectos positivos: logró incrementar el crecimiento económico de la región a
principios de los noventa. No obstante, ello no se tradujo en disminución de la pobreza, ya
que la misma, desde 1990 hasta 1999, presentó una tendencia ascendente.
Las principales variables de la corriente neoliberal centraban, y centran, su atención
sobre una concepción individualista del ser humano y sobre un papel privilegiado del
mercado sobre la sociedad. En cuanto a los temas sociales, como la problemática de la
pobreza, el neoliberalismo preveía cierta participación del Estado. Sin embargo, el
predominio del sentimiento de responsabilidad individual en los valores del
neoliberalismo imprimió una tendencia a darle a la pobreza importancia marginal o a
considerarla inherente al sistema económico.

Banderas de Paz

En el año 2016, por iniciativa de Trapped in Suburbia, expertos en comunicación global,


con el apoyo de UNESCO, fueron diseñadas una bandera de la paz por cada país,
encargando su diseño a destacados artistas y diseñadores gráficos de cada país. La idea
nació dada la dificultad de consenso sobre una bandera única, ya que los símbolos, los
conceptos de paz e incluso los colores tienen diferentes significados en diferentes
culturas.

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