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1 Cómo contestar
Cómo contestar
1. ¿Por qué buscamos el ejemplo de Jesús cuando se nos hace una pregunta?
Hasta este día, todo el mundo se maravilla de lo bien que Jesús respondía a las preguntas y
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consultas que le hacían. Es un excelente ejemplo de cómo proceder ante las preguntas tan
variadas que nos hacen en el ministerio (1 Ped. 2:21).
2. ¿Cómo podríamos determinar qué contestar?
Primero escuchar. Jesús tomaba en cuenta lo que había detrás de la pregunta que le hacían.
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Para lograr lo mismo, algunas veces tendremos que hacer otras preguntas a fin de determinar
cuál es la verdadera cuestión. Por ejemplo, si alguien dice: “Y ustedes, ¿creen en Jesús?”, es
posible que más bien le interese saber por qué no celebramos la Navidad. Si uno sabe qué es lo
que en realidad le preocupa a la persona, le será más fácil razonar con ella (Luc. 10:25-37).
“No sé, pero puedo investigar el asunto y volver para contestarle”. Por su modestia e interés,
quizás logre que la persona acepte una nueva visita. Pero si está claro que la persona es un
opositor y solo busca provocar una discusión, haga lo que hizo Jesús: no prolongue la
conversación (Luc. 20:1-8). Asimismo, si alguien no tiene verdadero interés en la verdad y lo que
quiere es crear debate, abandone amablemente la conversación y aproveche su tiempo para
buscar a la gente sincera (Mat. 7:6).
Claro está, Jesús sabía que para cumplir su comisión de “dar testimonio acerca de la verdad”, lo
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que incluía contestar preguntas sinceras, era fundamental que se apoyara en Jehová (Juan
18:37). En conclusión, ¡qué buen ejemplo nos dejó para responder a todos los que estén
“correctamente dispuestos para vida eterna”! (Hech. 13:48.)