1. La Constitución Politica y la La Ley General de Educación
prevalecen sobre circula, directiva o acto administrativo. 2. Las libertades pedagógicas, la autonomía y la democracia escolar están más vigentes que nunca para realizar la flexibilización curricular transitoria durante la emergencia. 3. Enfrentemos la pandemia con propuestas pedagógicas ceñidas al contexto real de cada Institución Educativa, con ética y sin sacrificar las libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra. 4. Vinculemos a toda la comunidad Educativa a la lucha por un ingreso mínimo vital o renta básica para todas las familias colombianas; le corresponde al gobierno nacional garantizar la subsistencia digna de toda la población. 5. El gobierno nacional debe garantizar los recursos suficientes para que todos nuestros estudiantes puedan recibir una educación de calidad, respetando su derecho a la vida y sin poner en riesgo la salud e integridad física. 6. Es urgente la declaratoria de emergencia educativa; que garantice los recursos de carácter extraordinario para resolver los problemas del sector. 7. Derrotemos la política de “alternancia” orientada por el MEN, qué en forma irresponsable, pretende el regreso a las aulas arriesgando la salud y la vida de estudiantes, profesores, directivos, administrativos, padres de familia, mediante el mecanismo de Desobediencia Civil orientado por FECODE. 8. Defendamos las estabilidad laboral y profesional de todos los trabajadores de la educación, manteniendo vigentes los acuerdos de los Consejos directivos, sobre asignación académica y distribución de grupos. 9. Los Consejo académicos y Directivos deben basarse estrictamente en la Institución educativa para ajustar el trabajo, los acuerdos y las evidencias de la evaluación de desempeño y período de prueba de prueba de los docentes y directivos docentes. 10. Unámonos como comunidad educativa para exigir el gobierno nacional que garantice, a toda la población estudiantil, conectividad universal, gratuita y acceso a los recursos tecnológicos necesarios, a fin de evitar la deserción escolar previsible. La responsabilidad penal, civil, administrativa y/o disciplinaria de los riesgos y efectos del creciente contagio del COVID_19 de los niños, niñas y jóvenes y adolescentes estudiantes recae en las autoridades, directivas, funcionarios, y docentes que convoquen y/o conciten a los integrantes de la comunidad educativa a actividades presenciales o romper el aislamiento social.