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VOL. 26 - 2005 REVISTA DEL CONSEJO GENERAL DE COLEGIOS OFICIALES DE PSICÓLOGOS


SEPTIEMBRE - DICIEMBRE

PAPELES DEL
PSICÓLOGO
EVALUAR LA SIMULACIÓN, EL FINGIMIENTO Y LA MENTIRA

DETECCIÓN DE LA SIMULACIÓN EN LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA


FINGIMIENTO EN LOS ÁMBITOS FORENSE, CLÍNICO Y LABORAL
VOLUMEN 26

Sumario SEPTIEMBRE - DICIEMBRE


2005
92
Contents REVISTA DEL CONSEJO GENERAL DE COLEGIOS OFICIALES DE PSICÓLOGOS

Sección monográfica Special Section


57. INTRODUCCIÓN: Simulación, engaño y mentira. 57. INTRODUCTION: Malingering, deception and lie.
Serafín Lemos Giráldez Serafín Lemos Giráldez
59. Peritación psicológica de la credibilidad del testimonio, la huella 59. Psychological evidence in court on statement credibility,
psíquica y la simulación: El Sistema de Evaluación Global (SEG). psychological injury and malingering: The Global Evaluation System
Ramón Arce y Francisca Fariña (GES).
78. ¿Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo? Sabiduría popular frente Ramón Arce y Francisca Fariña
a conocimiento científico sobre la detección no-verbal del engaño. 78. Is the liar sooner caught than the cripple? Popular wisdom versus
Jaume Masip scientific knowledge about nonverbal detection of deception.
92. El análisis de contenido basado en criterios (CBCA) en la evaluación Jaume Masip
de la credibilidad del testimonio. 92. Criterial based content analysis (CBCA) on the statement credibility
Verónica Godoy-Cervera, Lorenzo Higueras assesment.
99. La simulación de enfermedad física o trastorno mental. Verónica Godoy-Cervera, Lorenzo Higueras
Mercedes Inda Caro, Serafín Lemos Giráldez, Ana María López 99. Malingering of organic illness or mental disorder.
Rodrigo y José Luis Alonso Rionda Mercedes Inda Caro, Serafín Lemos Giráldez, Ana María López
109. El engaño y la mentira en los trastornos psicológicos y sus Rodrigo y José Luis Alonso Rionda
tratamientos. 109. Deception and lie in psychological disorders and its treatments.
Manuel Porcel Medina y Rubén González Fernández Manuel Porcel Medina y Rubén González Fernández
115. Personalidad y deseabilidad social en contextos organizacionales: 115. Personality and social desirability in organizational settings:
Implicaciones para la práctica de la Psicología del trabajo y las Implications for the practice of work and organizational psychology.
organizaciones. Jesús F. Salgado
Jesús F. Salgado 129. Assessment of self-report distortions in the MMPI-2.
129. Evaluación de las distorsiones de respuestas mediante el MMPI-2. Héctor González Ordi e Iciar Iruarrizaga Díez
Héctor González Ordi e Iciar Iruarrizaga Díez

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José Antonio Aldaz, Esteban Alonso, Isaac Amigo, José Serafín Lemos Giráldez
PAPELES DEL Arévalo Serrano, Pilar Arránz, José María Arredondo,
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PSICOLOGO Francisco Bas, Vicent Bermejo, Amalio Blanco, Cristina
José Ramón Fernández Hermida, Manuel Enrique
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Papeles del Psicólogo, 2005. Vol. 26, pp. 57-58 Sección Monográfica
SIMULACIÓN, ENGANO Y MENTIRA
MALINGERING, DECEPTION AND LIES

Serafín Lemos Giráldez


Facultad de Psicología. Universidad de Oviedo
s evidente que la simulación, el engaño y la mentira pudo haber sido el motor que empujó a nuestros antepasa-

E forman parte de la naturaleza humana y están pre-


sentes tanto en la esfera personal como en la vida
dos a ir adquiriendo cada vez mayor inteligencia y a ha-
cerse cada vez más aficionados a mudar de opinión, a
social. Desde los más breves saludos estructurados, cerrar tratos, a farolear y a confabularse con otros; por lo
del estilo de “Buenos días, ¿qué tal estás? Bien, gracias”, en que estima que los seres humanos son mentirosos natos, ha-
donde las palabras pierden su significado genuino para biendo desarrollado formas mucho más sofisticadas de disi-
dar paso a meras fórmulas de cortesía, hasta las formas mulo que nuestros parientes primates más cercanos.
más elaboradas de comunicación en el complejo entrama- Pero el disimulo y el engaño a los demás no hubiera al-
do social se apoyan en un juego de roles, en donde se en- canzado tales órdenes de magnitud si los humanos no hu-
tremezcla lo que la persona es con lo que aparenta ser, la biéramos desarrollado también la habilidad de engañarnos
realidad con la imagen, la función de autor con la de actor. a nosotros mismos. El autoengaño nos ayuda a mentir a
El engaño no es exclusivo de la especie humana sino que otros de manera más convincente, y la capacidad para cre-
es también una característica que está presente en los pri- ernos nuestras propias mentiras nos ayuda a embaucar
mates y en otros animales que viven en entornos sociales de más eficazmente a los demás. Por otra parte, nos permite
gran complejidad; y en los reinos animal y vegetal son nu- alcanzar el grado de perfección de “mentir con sinceri-
merosos los seres vivos que han desarrollado, en el proceso dad”, sin necesidad de hacer un montaje teatral para fingir
evolutivo, capacidades de camuflaje y de adaptación muy que estamos diciendo la verdad. Esta es la tesis del socio-
elaboradas, que han prosperado gracias al efecto de con- biólogo Robert Trivers (2002), quien sostiene que la función
fundir a sus competidores o a sus depredadores. capital del autoengaño es poder engañar más fácilmente a
La supervivencia en un medio social complejo ha favoreci- otros, por cuanto la credulidad en el propio cuento lo hace
do el desarrollo de la neocorteza cerebral en el ser humano más convincente para los demás.
y en otros mamíferos superiores, que ha hecho posible la Así pues, el disimulo, la mentira implícita o el engaño deli-
adquisición de habilidades mentales extraordinarias, como berado forman parte de todos los escenarios en los que
son la auto-conciencia y la teoría de la mente, que permiten transcurre la vida social humana. En un proceso evolutivo
no sólo reconocer características personales sino también cuyas etapas se van consumiendo desde la infancia, se va
anticipar los pensamientos e intenciones de los congéneres, perdiendo la espontaneidad conforme se asienta la convic-
aumentando así las habilidades sociales y la cohesión gru- ción de que la sinceridad no siempre es posible ni conve-
pal. Sin entrar a discutir si el primate es consciente de su niente, porque puede perjudicar a la otra persona o a uno
conducta, si su pensamiento es reflexivo o si sus actos obe- mismo. Por eso, mienten los amigos bien intencionados con
decen a un plan preconcebido (hipótesis mentalista), o bien el fin de halagar, de edulcorar la realidad, de dar apoyo o
si dichas habilidades son resultado de meros reflejos inna- de proteger a la persona estimada; mienten los gobernan-
tos o de procesos de aprendizaje instrumental (hipótesis tes y los líderes sociales para conseguir sus propósitos, para
conductista), lo que parece evidente es que estas capacida- evitar problemas o para seducir al electorado (llegando a
des están en el origen de lo que Whiten y Byrne (1997) han la paradoja de que son los más mentirosos quienes mues-
denominado “inteligencia maquiavélica”; teoría según la tran el mayor empeño en desenmascarar las mentiras de
cual los primates han conseguido desarrollar diversas estra- sus adversarios); mienten los medios de comunicación, ocul-
tegias sociales que son ventajosas para la supervivencia, tando información o publicando información interesada,
recurriendo al uso convenenciero de comportamientos ago- enfatizando noticias o contrarrestándolas con otras; mien-
nistas o cooperativos, según lo exija la situación. La inteli- ten los publicistas y los vendedores en todas las transacio-
gencia maquiavélica es una capacidad que parece haber nes comerciales para persuadir a sus clientes; y, entre otros,
sido inducida por la necesidad de dominar formas cada mienten también los profesionales para defender sus intere-
vez más refinadas de manipulación y defraudación en el ses, el reconocimiento social o para lograr la satisfacción
medio social, y que se manifiesta a través del uso de estra- de sus clientes. En definitiva, todas las personas intentan
tegias de disimulo, mentira y engaño tácticos. Como tam- acomodar la realidad a sus propias intenciones, expectati-
bién señala Smith (2005), la inteligencia maquiavélica vas o necesidades; pero lo sorprendente es que, a sabien-

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Sección Monográfica SIMULACIÓN, ENGAÑO Y MENTIRA

das de que el mundo es así, actuamos como si todo fuera dad. En el trabajo de Arce y Fariña se presenta un procedi-
verdad o tal vez necesitamos persuadirnos de que lo es. miento sistematizado que estos autores han desarrollado
En los diferentes ámbitos del ejercicio profesional del psi- para tomar decisiones respecto a la fiabilidad y validez de
cólogo, el disimulo, el encubrimiento, la exageración, el fil- las declaraciones, o la veracidad de la huella psicológica
trado y el falseo de la información suministrada o la aducida o denunciada por los demandantes; mientras que
negación de problemas son fenómenos muy frecuentes, y el trabajo de Godoy e Higueras somete a crítica un proce-
constituyen un importante obstáculo a la hora de realizar dimiento dudosamente válido para determinar la credibili-
una correcta evaluación de cada caso y de tomar decisio- dad de los testimonios, cual es el Análisis del Contenido
nes. Con toda seguridad, los mismos inconvenientes existen Basado en Criterios (ACBC), utilizado por algunos psicólo-
en cualquier otra actividad profesional; pero en nuestro me- gos forenses. El artículo de Jaume Masip aborda exhausti-
dio, sin embargo, dichos comportamientos suelen estar de- vamente también una importante cuestión, de posible
terminados por diversas causas, a veces patológicas (la interés en el ámbito forense, como es si está fundamentada
existencia de algún trastorno mental), criminológicas (la ne- la creencia popular de que la mentira puede detectarse me-
cesidad de evitar responsabilidades jurídicas) o meramente jor a través de conductas no verbales que mediante el aná-
adaptativas (conseguir determinados objetivos en circuns- lisis de los mensajes verbales.
tancias adversas) (Rogers, 1997). Otros dos artículos analizan la simulación y el engaño en
Una premisa imprescindible para el ejercicio profesional del el ámbito clínico. El trabajo de Mercedes Inda y cols. ofrece
psicólogo es la cooperación y la honestidad del cliente o pa- algunas matizaciones conceptuales y metodológicas para el
ciente; de tal manera que la correcta evaluación y el diag- estudio de las conductas de simulación; describe las condi-
nóstico psicológicos dependen de la honestidad y del deseo ciones clínicas en las que, con mayor frecuencia, se mani-
de aportar información, por la persona evaluada, así como fiestan dichas conductas; y presenta algunos instrumentos
de la precisión y veracidad de los datos que ésta suministra. específicamente diseñados para su desenmascaramiento.
Aunque, en la práctica profesional, se suele asumir la veraci- Manuel Porcel y Rubén González, asumiendo abiertamente
dad de los testimonios y de los datos ofrecidos por los clientes que la mentira y el disimulo forman parte esencial del com-
o pacientes cuando describen sus comportamientos, sus esta- portamiento humano, sostienen que las conductas patológi-
dos, sus síntomas o sus problemas psicológicos, este supuesto cas son mera cobertura ficticia de los problemas de la vida
puede ser ingenuo. Como sabemos, numerosas razones pue- y que las intervenciones psicoterapéuticas, para tener éxito,
den dar lugar a la reserva y a la falta de cooperación, como deben operar bajo este supuesto.
son la búsqueda de un determinado objetivo (económico, El análisis y el manejo de la simulación y de la deseabili-
profesional o judicial), la duda respecto a la confidencialidad dad social en las evaluaciones psicológicas llevadas a cabo
de los datos, el desacuerdo con los puntos de vista y con los en los contextos organizacionales, fueron magníficamente
valores del profesional, la defensa de los propios intereses, la abordados por Jesús F. Salgado; mientras que, finalmente,
voluntariedad o la imposición de la evaluación o, simplemen- el disimulo y las respuestas de acomodo o deseabilidad so-
te, la inadvertencia en la realización de test y en la cumpli- cial en el MMPI-2 son expuestos en el trabajo realizado por
mentación de escalas o cuestionarios. La simulación, las Héctor González Ordí e Iciar Iruarrizaga.
actitudes defensivas o de camuflaje, no obstante, no son fe- Agradecemos a todos los autores su participación en este
nómenos dicotómicos sino que suelen presentarse con niveles monográfico, y esperamos que las contribuciones aquí pre-
de intensidad variable, dependiendo de las circunstancias o sentadas serán de gran interés y utilidad práctica para los
de los motivos que las impulsan. psicólogos profesionales.
Con el propósito de analizar estas cuestiones, hemos invita-
do a expertos en diversos campos de la actuación profesional REFERENCIAS
de los psicólogos a expresar sus puntos de vista sobre cómo el Rogers, R. (Ed.). (1997). Clinical assessment of malingering
disimulo, el engaño y la mentira pueden afectar a la validez and deception. New York: Guilford Press.
de la evaluación psicológica y cuáles son los procedimientos y Smith, D. L. (2005). Mentirosos natos. Mente y Cerebro, 14,
estrategias utilizados para contrarrestar su efecto. 64-69.
Los trabajos de Ramón Arce y Francisca Fariña, y de Ve- Trivers, R. (2002). Natural selection and social theory: Se-
rónica Godoy y Lorenzo Higueras abordan una cuestión lected Papers of Rober Trivers (Evolution and Cognition
muy polémica, como es la credibilidad del testimonio en en- Series). New York: Oxford University Press.
tornos forenses. La pregunta clave es si puede la credibili- Whiten, A. y Byrne, R. W. (Eds.). (1997). Machiavellian in-
dad de un testimonio ser objeto de investigación científica o telligence II: Extensions and evaluations. Cambridge:
si, por el contrario, ésta pertenece al ámbito de la subjetivi- Cambridge University Press.

58
Papeles del Psicólogo, 2005. Vol. 26, pp. 59-77 Sección Monográfica

PERITACIÓN PSICOLÓGICA DE LA CREDIBILIDAD DEL TESTIMONIO,


LA HUELLA PSÍQUICA Y LA SIMULACIÓN: EL SISTEMA DE EVALUACIÓN
GLOBAL (SEG)
PSYCHOLOGICAL EVIDENCE IN COURT ON STATEMENT CREDIBILITY, PSYCHOLOGICAL INJURY
AND MALINGERING: THE GLOBAL EVALUATION SYSTEM (GES)

Ramón Arce* y Francisca Fariña**


* Departamento de Psicología Social, Universidad de Santiago de Compostela
**Área de Psicología Básica, Universidad de Vigo

El presente trabajo presenta un procedimiento de detección de la mentira y el engaño en procesos judiciales adaptado al sistema ju-
dicial español: el Sistema de Evaluación Global. El S.E.G. resulta de un compendio de diversas estrategias de análisis de la fiabilidad
(CBCA y Reality Monitoring) y validez de la declaración (SVA y SRA) a la vez que de la huella psicológica y de la simulación de la
misma. Además, para poder obtener unos protocolos susceptibles del presente análisis se revisan y presentan los diversos modos pro-
ductivos y efectivos en la obtención de la declaración con adultos, menores, discapacitados así como la entrevista clínico-forense para
la valoración del daño psíquico y de la simulación.

This paper presents a protocol adapted to the Spanish judicial system for the evaluation of malingering and deception in testimony, the
Global Evaluation System (GES). The GES is the product of a combination of different strategies of assessment of the reliability (CBCA
and Reality Monitoring) and validity (SRA and SVA) of the statements, as well as the evaluation of the psychological injury and
malingenring. Moreover, this procedure has been validated for different cases and witness (children, adults and handicapped), thus we
review the productive and effective interview protocols for the estimation of the credibility and the psychological injury.

L
a formación de juicios legales y la subsecuente cio a llevar a cabo. No obstante, la credibilidad de los
plasmación de los mismos en sentencias judicia- testigos aporta el valor escalar más elevado en el juicio
les, que constituyen la pieza angular del Sistema alcanzado tanto por jurados (Arce, Fariña y Real, 2000)
Judicial (Sallmann y Willis, 1984), descansan en las dos como por jueces (Arce, Fariña, Novo y Seijo, 2001) y es
dimensiones básicas formuladas por los Modelos de Inte- la pieza clave para alcanzar juicios contrapuestos (p. e.,
gración de la Información: la fiabilidad y la validez (Os- la asignación de una alta credibilidad al testimonio de la
trom, Werner y Saks, 1978). Sucintamente, un juicio es víctima es un predictor muy robusto de culpabilidad en
una evaluación de las pruebas en una dimensión. Los tanto la falta de credibilidad en el testimonio de la vícti-
juicios están basados en un conjunto de creencias sobre ma pronostica fehacientemente un juicio de inocencia).
las pruebas (v. gr., inferencias sobre los motivos del acu- La estimación de la credibilidad de un testimonio viene
sado, las capacidades) que son relevantes para la di- a ser la apreciación de la exactitud que el testigo o una
mensión de evaluación, de tal modo que cada creencia parte de su declaración le inspira al evaluador y le indu-
tiene un peso que incide en la evaluación de la prueba ce a creer que los hechos sucedieron tal y como declara
para la dimensión de juicio. Este peso es conocido como (Mira, 1989). Para la estimación de la credibilidad se
el valor escalar de la creencia. Ahora bien, no toda cre- han formulado dos modelos: el modelo subjetivo o social
encia contribuye por igual a la valoración de la prueba. y el modelo objetivo o científico (Vrij, 2000). Por modelo
Dicha contribución es el resultado de la estimación de la social se entiende el recurso a indicadores subjetivos no
fiabilidad y validez de la creencia. La fiabilidad en la validados científicamente de credibilidad, en tanto el
Sala de Justicia viene definida fundamentalmente por la modelo objetivo presupone la asunción de criterios em-
credibilidad de los testigos. Por su parte, la validez está píricos de credibilidad. En la práctica judicial diaria tan-
determinada por la relevancia de la prueba para el jui- to los expertos, esto es, jueces y magistrados (Piñeiro,

Correspondencia: Ramón Arce. Facultad de Psicoloxía. Departa-


2005) como los legos en derecho, o sea, jurados (Arce,
mento de Psicoloxía Social, Básica e Metodoloxía. Universidade
Fariña y Seijo, 2003) se sirven de criterios subjetivos pa-
de Santiago de Compostela. 15706 Santiago de Compostela. Es-
paña. E-mail: psarce@usc.es.
ra la estimación de la credibilidad de los testimonios que
no son eficaces en la correcta clasificación de la exacti-

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Sección Monográfica PERITACIÓN DE CREDIBILIDAD Y SIMULACIÓN

tud del testimonio. Por ello, la Sala de Justicia ha de acu- la simulación. Finalmente, integraremos todo ello en un
dir a técnicos que valoren de un modo empírico la credi- procedimiento adaptado al contexto legal español que
bilidad de los testigos mediante técnicas productivas y evalúa la realidad de la huella de memoria y la huella
científicamente validadas. Al respecto, una revisión de la psíquica con el control de la simulación: el Sistema de
literatura puso de manifiesto que los procedimientos lle- Evaluación Global.
vados a cabo por psicólogos basados en el análisis de
contenido de las declaraciones eran los más efectivos, LA OBTENCIÓN DE LA DECLARACIÓN
clasificando correctamente, en contextos de simulación Las herramientas fundamentales para la obtención de
(o sea, con testigos simulados en casos de laboratorio), información de los testigos son los interrogatorios y en-
entre el 65% y el 85% de las declaraciones, en tanto que trevistas. Es bien sabido que el éxito de dicha entrevista
en estudios de campo (esto es, en condiciones de reali- o interrogatorio va a depender de factores tales como
dad) la eficacia llegaba al 100% (Vrij, 2000). No obs- la pericia del entrevistador, el grado de colaboración
tante, estos instrumentos presentan algunas limitaciones del entrevistado, el tiempo transcurrido desde el suce-
que es preciso encarar. Primera, las categorías de los di- so, y, evidentemente, del tipo de entrevista (véase Me-
versos procedimientos propuestos para el análisis de mon y Bull, 1999). Los interrogatorios conforman el
contenido no son homogéneas inter-sistemas. Segunda, instrumento por excelencia de la obtención del testimo-
no suelen cubrir a todo tipo de testigos (generalmente se nio en las actuaciones policiales y judiciales, pero la
proponen para niños). Tercera, estos procedimientos no declaración obtenida mediante éstos no es productiva
van acompañados de protocolos de actuación, a la hora para la aplicación de los sistemas de análisis de la cre-
de obtener la declaración, adecuados para cada contex- dibilidad basados en el contenido de las declaraciones.
to (menores, adultos, discapacitados). Cuarta, dichos Asimismo no todos los tipos de entrevitas son válidas
procedimientos no analizan la totalidad de la tarea judi- para estos fines. De facto, las entrevistas dirigidas o se-
cial (se suelen centrar en la supuesta víctima, obviando midirigidas pueden introducir información engañosa en
al supuesto agresor, que puede ser la víctima real). las narraciones de los eventos de personas sinceras (p.
Quinta, los mismos no se orientan a la búsqueda de la e., Loftus, Korf y Schooler, 1988), de modo que las dis-
huella psicológica del crimen: el trastorno de estrés pos- toriones no serían fruto de la mentira, sino de la infor-
traumático. Sexta, no incluyen metodologías adecuadas mación introducida por el entrevistador. En
para la evaluación clínica en el contexto forense en el consecuencia, se precisa de entrevistas en las que el
que debe sospecharse simulación, esto es, la mentira clí- entrevistador no mediatice la información a recuperar
nica. Séptima, los sistemas basados en el análisis de por el testigo. Las entrevistas en formato narrativo de
contenido de las declaraciones propuestos para el estu- discurso libre, tal como la entrevista cognitiva, se ajus-
dio de la credibilidad son técnicas semi-objetivas que tan a estas demandas. Sobre éstas, Köhnken, Milne,
precisan ajustarse para alcanzar una mayor objetividad. Memon y Bull (1999), tras una revisión de la literatura,
Partiendo del estado de la literatura sobre la evalua- observaron que facilitaban una mayor tasa de recupe-
ción empírica de la credibilidad del testimonio y con el ración de información, sobre todo correcta (36%), pero
objetivo de afrontar las limitaciones previamente enume- también incorrecta (17,5%). Ahora bien, esto no signi-
radas, hemos creado (Arce y Fariña, 2002, 2005, en fica que la exactitud global sea mayor en un tipo de
prensa) un protocolo psicológico forense, fruto de nume- entrevista que en otro. De hecho, el porcentaje prome-
rosos estudios propios y de la práctica profesional, en el dio de información correcta es en el formato de entre-
que abordan la tarea en su totalidad, el Sistema de Eva- vista policial (esto es, interrogativa) del 82%, en tanto
luación Global. Para su desarrollo revisaremos incial- en la entrevista cognitiva se cifra en el 84%. En esta lí-
mente y de un modo somero los procolos de obtención nea se han propuesto formatos de entrevista narrativa
de la declaración, que constituyen requerimientos sine ajustados al contexto y a las capacidades del entrevis-
qua non se pueden aplicar los sistemas categoriales de tado. A continuación revisamos brevemente cada uno
análisis de contenido. Posteriormente, presentaremos los de ellos.
sistemas de análisis de la credibilidad basados en el
análisis de contenido más productivos y efectivos. En ter- LA ENTREVISTA COGNITIVA1
cer lugar presentaremos un protocolo de evaluación de La entrevista cognitiva comprende cuatro técnicas gene-
la huella psíquica del acto delictivo y de la detección de rales de recuperación de memoria:

60
RAMÓN ARCE Y FRANCISCA FARIÑA Sección Monográfica

a) La primera técnica consiste en reconstruir mental- que su declaración sea lo más sincera y productiva
mente los contextos físicos y personales que existie- posible.
ron en el momento del crimen (o del hecho a c) La tercera técnica, el cambio de perspectiva, trata de
recordar), esto es, la reinstauración de contextos. animar al testigo a que se ponga en el lugar de la
Esto implica que al testigo se le pida que trate de si- víctima, o de otro testigo del suceso, incluso del sos-
tuarse mentalmente en el lugar del suceso teniendo pechoso, y que informe de lo que vio o hubiera vis-
en cuenta: to desde esa perspectiva, si estuviera ocupando el
- Elementos emocionales (p.e., trata de recordar lugar de esa persona. Esta técnica se apoya en los
cómo te sentías). estudios de Bower (1967), quien advirtió que los su-
- Elementos secuenciales (v. gr., piensa en lo que jetos, al imaginarse los personajes de una historia,
estabas haciendo en ese momento). recordaban más detalles propios de la perspectiva
- Características perceptuales (vbgr., retoma la im- del personaje con quien se habían identificado, que
gen de la escena del crimen y haz un dibujo de de otros personajes. De esta manera se obtiene una
la habitación ¿A qué olía? ¿Qué oías?). segunda versión de la entrevista, desde una pers-
La razón que subyace a esta primera técnica es el pectiva diferente.
principio de codificación específica de Tulving, esto d) El último componente es la instrucción que invita al
es, la información contextual de un suceso se codifi- recuerdo desde diferentes puntos de partida, el re-
ca junto con el evento y se conecta asociativamente cuerdo en orden inverso. En otras palabras, se pre-
(Tulving y Thompson, 1973). A su vez, la recupera- tende que el individuo narre los hechos desde un
ción verbal del suceso depende del grado en que orden diferente a como se desarrollaron (v. gr., des-
los índices ambientales de la situación a recuperar de el final al principio, desde el medio, hacia atrás)
se solapen con propiedades previamente codifica- con el objetivo de recuperar pequeños detalles que
das (Tulving,1983). Esta primera técnica de la en- puedan haberse perdido al hacer una narración de
trevista cognitiva es similar a la usada por parte de los hechos siguiendo la secuencia temporal que és-
jueces y policía, la llamada reconstrucción de los tos tuvieron. Esta técnica intenta reducir los efectos
hechos, con la salvedad de que la reconstrucción en que los conocimientos previos, las expectativas y los
la entrevista cognitiva se realiza de forma mental. esquemas producen en el recuerdo y, además, pue-
b) La segunda técnica, el recuerdo libre, consiste en pe- de ser efectiva para elicitar detalles adicionales
dirle al testigo que narre todo lo sucedido, absoluta- (Memon, Cronin, Eaves y Bull, 1993). No en vano,
mente todo, incluyendo la información parcial e como señalan Bower y Morrow (1990), tendemos a
incluso detalles que considere banales para la in- recordar el esquema o modelo mental que nos for-
vestigación, porque éstos pueden llevar a otros, mamos de un evento más que el evento mismo.
asociados entre sí en la memoria, que sean relevan- La aplicación de la entrevista cognitiva no está limitada
tes. Esta estrategia se presenta especialmente impor- a la reproducción de un suceso de episodio único, ya
tante a la hora de combinar la información de que permite extender su utilización para recordar hechos
diferentes testigos. Además, los pequeños detalles, que ocurren frecuentemente de una manera similar
en ciertos casos, pueden producir buenas pistas. (Mantwill, Köhnken y Ascherman, 1995). La entrevista
Con estas dos instrucciones, recuperación de la cognitiva incluye, a su vez, técnicas suplementarias tales
imagen mental de los hechos e informar de todos como:
los detalles accesibles, se obtiene una primera ver- a) Gimnasia memorística para la recuperación de la
sión de lo sucedido. Esta declaración, por tanto, es apariencia física: ¿Te recordó el intruso a alguien a
de tipo narrativo, dejando al testigo hablar sin inte- quién conozcas? ¿Había algo inusual en su apa-
rrupciones ni preguntas. Es preciso señalar que, en riencia?
todo momento, ha de procurarse un ambiente pro- b) Nombres: Trata de recordar la primera letra del
picio para la concentración del testigo, sin ruidos ni nombre, recorriendo una a una todas las letras del
personas que lo distraigan, y es obvio que el entre- alfabeto.
vistador ha de ganarse la confianza del testigo para c) Objetos: Describe los objetos que había dentro y fue-

1
Las entrevistas han de grabarse para los posteriores análisis de contenido

61
Sección Monográfica PERITACIÓN DE CREDIBILIDAD Y SIMULACIÓN

ra de la habitación ¿Parecían pesados de llevar? vo y familiar, las habilidades de memoria que exhiben
d) Conversaciones y características del habla: ¿Se utili- los menores son superiores a cuando se trata de un con-
zaron palabras extranjeras o inusuales? ¿Advertiste texto desconocido y vacío de significado (Bauer y Mand-
algún acento? ¿Tartamudeaba? ler, 1990). En otras palabras, en estos contextos la
e) Número de matrículas de automóviles: ¿Te recorda- información que restauran no es necesariamente menos
ron los números o las letras de la matrícula a algu- productiva y exacta. Ya que el principal objetivo de la
na cosa? ¿Los números eran altos o bajos? entrevista cognitiva es aumentar la información recupe-
Además de esta versión estándar de la entrevista cog- rada, éste es el procedimiento más indicado para utilizar
nitiva, Fisher y Geiselman (1992) propusieron una ver- con niños (Memon y Bull, 1991). No obstante, se han de
sión mejorada. Ésta responde a una adaptación al modificar las instrucciones para que el niño comprenda
contexto judicial. No obstante, la efectividad y el proce- lo que se le está pidiendo y adaptar las demandas de la
dimiento en términos cognitivos es el mismo. Las siguien- tarea a las capacidades mentales del mismo.
tes fases resumen la estructura general mejorada de la Con el propósito de adaptar la entrevista cognitiva a
misma. niños, el Ministerio de Interior y el Departamento de Sa-
- Fase 1. Presentaciones y personalización de la entre- lud Británicos (Home Office and The Department of He-
vista (presentación, usar el nombre del entrevistado). alth, 1992; en castellano puede encontrarse
- Fase 2. Establecimiento de la comunicación (creación desarrollado en Bull, 1997) encargaron a los profesores
de una atmósfera agradable, de confianza a través Diane Birch y Ray Bull la concreción de un protocolo de
de la formulación de preguntas neutras). actuación para la obtención de la declaración de meno-
- Fase 3. Explicación del propósito de la entrevista. res testigos. Sobre la base del borrador elaborado por
- Fase 4. Reinstauración de contextos. estos profesores, junto con un foro de discusión con téc-
- Fase 5. Recuerdo libre. nicos, se creó un protocolo de actuación específico para
- Fase 6. Preparación para el interrogatorio (pedirle menores. Previamente a la entrevista en sí, recomiendan
que se concentre intensamente, que diga lo que se le recabar información sobre el estado evolutivo del niño,
viene a la mente tal como llega, sin fabricarlo, que nivel de lenguaje, y maduración física, social y sexual.
puede decir no comprendo, no sé, no recuerdo, que Dicho protocolo consta de cuatro fases que debe com-
active y contraste imágenes). pletar el entrevistador por este orden específico: entendi-
- Fase 7. Interrogatorio compatible con el testigo (cada miento y compenetración, recuerdo libre, interrogatorio
testigo tiene una secuencia de memoria distinta del y conclusión. La primera fase, entendimiento y compene-
evento debiendo el entrevistador ajustarse a esa se- tración con el menor, es de una importancia transcen-
cuencia). dental para la obtención del testimonio. De no
- Fase 8. Recuerdo desde diferentes perspectivas. conseguirse que el niño se relaje y se sienta cómodo, no
- Fase 9. Recuerdo en orden inverso. se obtendrá un buen flujo comunicativo. Así, ha de te-
- Fase 10. Resumen (realizado por el entrevistador en nerse presente que los niños generalmente están educa-
función de lo que el entrevistado ha informado). dos para no hablar con extraños. Por ello, se
- Fase 11. Cierre (desactivación emocional y de tensio- recomienda iniciar la tarea hablando de acontecimientos
nes en el entrevistado). neutros tal como aficiones, amigos o colegio. El entrevis-
tador también ha de mostrar un cuidado especial con los
LA ENTREVISTA A NIÑOS TESTIGOS niños que puedan sentirse culpables o creer que han he-
Cuando los testigos son niños, el uso del procedimiento cho algo malo. Por todo ello, es necesario insistir y dejar
de la entrevista cognitiva merece ciertas consideraciones. muy clara la necesidad de que digan la verdad. Por últi-
Primera, uno de los hallazgos más consistentes respecto mo, esta primera fase tiene por objeto informar al niño
a la memoria de los niños se relaciona con el rendimien- de lo que se espera que haga a partir de ese momento.
to. Sucintamente, en tareas de recuerdo libre los niños En la segunda fase, el recuerdo libre, se les pide que
recuperan significativamente menos información que los cuenten todo lo acontecido (v. gr., ¿hay algo que te gus-
adultos; esto es, el nivel de detalles y exactitud con el taría contarme? ¿sabes por qué estamos aquí?). El entre-
que se recuerda un suceso se incrementa con la edad vistador puede actuar como facilitador pero nunca
(Davies, Tarrant y Flin,1989). Segunda, cuando la tarea formular preguntas específicas. Una atención especial
de recuerdo está relacionada con un contexto significati- merecen las posibles cogniciones del niño. De hecho,

62
RAMÓN ARCE Y FRANCISCA FARIÑA Sección Monográfica

con cierta frecuencia creen que los adultos ya saben lo nombres, porque nuestros procedimientos de estimación
que ocurrió, o entienden que no deben informar sobre de la realidad son para hechos, con lo que la transposi-
los hechos (como ya hemos advertido previamente, los ción o cambio intencionado de personas no podría ser
niños generalmente están instruidos para no hablar con detectado por nuestros medios. La cuarta fase, el cierre
desconocidos). Por todo ello, es preciso insistir en que de la entrevista, consiste en una recapitulación en la que
tienen que contarlo todo. A lo largo de la entrevista, el se indaga, usando un lenguaje adaptado a la evolución
entrevistador debe adoptar una postura de escucha acti- del niño, sobre si lo obtenido en la entrevista es correcto;
va, esto es, controlarse de intervenir en las pausas y si- y una clausura, en la que se pretende establecer un nivel
lencios largos. de angustia y tensión normalizados (al igual que al ini-
La tercera fase, el interrogatorio, presenta el siguiente cio de la entrevista se introducen cuestiones neutras, se
orden de prelación en la formulación de las cuestiones: le agradece la colaboración, y se le hace saber que ha
preguntas abiertas, preguntas específicas pero no suges- respondido adecuadamente).
tivas, preguntas cerradas y preguntas profundas. Una A este protocolo general, nosotros le hemos añadido
vez el entrevistador esté totalmente seguro que el recuer- unos procedimientos complementarios de actuación para
do libre ha terminado puede formular, en su caso, pre- casos específicos. Primero, cuando nos proporciona in-
guntas abiertas a fin de que el menor proporcione más formación sobre conceptos que el menor aún no ha ope-
información sobre algunos puntos no aclarados. Ahora rativizado adecuadamente, tal como la estimación de
bien, es preciso tener presente que las preguntas con el tiempos, longitudes u otros, acudimos a comparaciones
formato ¿por qué? pueden originar en el niño un senti- con otros referentes bien establecidos. Así, si queremos
miento de culpabilidad. En consecuencia, estas cuestio- conocer la extensión temporal de un determinado evento
nes han de formularse con ciertas cautelas. Además, lo podemos comparar con un recreo (p. e., ¿fue más cor-
tanto la reformulación de preguntas como la solicitud de to, más largo o igual que un recreo? Si la respuesta fue-
repetición de una respuesta deben evitarse sobre la base ra más corto, ésta nos indicaría que muy probablemente
de que pueden interpretarlas como una crítica o una res- duró menos de media hora). Segundo, procedemos con
puesta incorrecta, respectivamente. Las preguntas especí- otros lenguajes complementarios para aquellos casos en
ficas tendrán como objeto la aclaración de algunos que el nivel de desarrollo lingüístico del menor así lo
contenidos obtenidos previamente. Pero, ha de ejercerse aconseja; esto es, en ocasiones el menor tiene las imáge-
un control efectivo sobre la sugestión inherente a este ti- nes de los hechos, pero no las destrezas lingüísticas sufi-
po de preguntas, esto es, la pregunta no llevará implícita cientes para transformar algunas imágenes mentales en
la respuesta. Del mismo modo, las preguntas con dos al- palabras, o la falta de habilidades es tal que la declara-
ternativas de respuesta bipolares (por ejemplo, sí vs. no) ción es muy corta y, por tanto, no es productiva para
tampoco tienen cabida en este momento de la entrevista. nuestros propósitos. En estos casos, el recurso a otros
En todo caso, los contenidos de las preguntas estarán procedimientos de comunicación con el menor, no sólo
mediados por el nivel de desarrollo del niño. Las pregun- son adecuados, sino también convenientes. Los sistemas
tas cerradas, por su parte, tendrán lugar si los modos de comunicación a los que recurrimos son los trazos de
anteriores no han dado los resultados apetecidos. Las dibujos, la representación de los hechos o el uso de
preguntas con sólo dos alternativas de respuesta han de utensilios, tales como bolígrafos, con los que se les pide
evitarse en la medida de lo posible, dado que los meno- que ejecuten una determinada imagen mental que pose-
res presentan una tendencia a dar la primera alternativa en. Obviamente, estos lenguajes son complementarios y
disponible, especialmente si es un sí, por lo que, de con- no deben usarse en aislado, porque pueden inducir fá-
siderarse imprescindibles, se ha de proporcionar una sa- cilmente a un error de interpretación. Pero, cuando des-
lida de escape como no sé o no recuerdo. Finalmente, el criben o intentan describir hechos que no comprenden y
entrevistador puede formular preguntas profundas que su vocabulario no está formado pueden dibujarlo, seña-
son aquellas que llevan implícita la respuesta. En desa- larlo en un modelo o en sí mismos, hacer una represen-
cuerdo con el protocolo original, desaconsejamos que se tación de los mismos o reproducir la acción con objetos.
pregunte sobre la identidad del autor del delito por dos Ha de tenerse presente que entre los objetos no es acon-
motivos. Primero, no es tarea del perito identificar al au- sejable que se usen muñecos anatómicamente correctos,
tor, sino emitir un dictamen sobre la fiabilidad de los he- ya que conllevan una alta probabilidad de error en las
chos descritos. Segundo, sería muy aventurado dar interpretaciones del perito (Dammeyer, 1998), al tiempo

63
Sección Monográfica PERITACIÓN DE CREDIBILIDAD Y SIMULACIÓN

que la memoria elicitada vía estos muñecos también in- o se desvíen de su respuesta inicial (las preguntas
crementa el número de respuestas incorrectas entre los repetidas les conducen a asumir que la respuesta no
más niños (Goodman y otros, 1997). En todo caso, re- era correcta).
cordamos que la información obtenida por estos medios d) Que el entrevistador no se precipite en etiquetar de
ha de ser únicamente aclaratoria o de investigación, y ambiguo o pobre el lenguaje usado por parte de es-
nunca por sí sola prueba de acusación. tos testigos.
¿Cómo saber qué procedimiento seguir para recurrir a e) Que el entrevistador ofrezca descripciones a los testi-
la entrevista cognitiva o al protocolo de menores? La di- gos que tienen dificultad en encontrar sus propias
ferencia básica de ambos procedimientos está en las ha- palabras (v. gr., si la chaqueta no era oscura o cla-
bilidades cognitivas que se le exigen al menor. La ra, entonces ¿dirías que era una especie de color
entrevista cognitiva requiere de capacidad de empatía marrón?).
para, por ejemplo, el cambio de perspectiva. Así, si ésta f) Que el entrevistador proporcione alternativas de res-
se adquiere de forma gradual a partir de los 8-9 años puesta cerradas a los testigos (vbgr., ¿llevaba un re-
(Vrij y Winkel, 1996), es aconsejable recurrir al protoco- volver o una escopeta?).
lo de niños con edades anteriores a éstas. En todo caso, g) Cuando el testigo utilice una muletilla tal como ¿no
los menores de 7 años tienen dificultades para seguir las sabes?, el entrevistador debe proceder de modo
técnicas comprendidas en la entrevista cognitiva (Me- que no se quede sin información (una posibilidad es
mon, Cronin, Eaves y Bull, 1996). Si bien, la entrevista advertir directamente al testigo que el entrevistador
cognitiva puede ser efectiva en menores de edades supe- no sabe, que se explique).
riores a 7 años, se corren determinados riesgos tal como h) No ignorar un fragmento previo de información pro-
que las respuestas estén mediatizadas por las caracterís- veniente del testigo que no se ajuste con la asunción
ticas de la demanda (Memon, Wark, Bull, y Köhnken, que el entrevistador tiene sobre lo que ha ocurrido.
1997). En los otros casos, es recomendable iniciar con el i) Que el entrevistador no comprenda todo lo que el
protocolo de entrevista cognitiva y de observarse falta de testigo narra.
destrezas cognitivas en el entrevistado cambiar al proto- j) Que el entrevistador no compruebe, usando los me-
colo de menores. Nosotros hemos comprobado que este dios apropiados, que ha comprendido al testigo.
sistema es factible en la práctica, no dando lugar a dis- Ante este estado de la literatura y respondiendo a las
torsiones. demandas que se han formulado desde las Salas de Jus-
ticia, Arce, Novo y Alfaro (2000) crearon unas pautas y
LA ENTREVISTA A PERSONAS DISCAPACITADAS un protocolo de actuación en estos casos. Previamente a
La literatura científica sobre la entrevista a personas dis- proceder a realizar una evaluación del testimonio de
capacitadas es muy poco prolífica, siendo necesaria más una persona supuestamente discapacitada, es preciso
investigación sobre las técnicas concretas a aplicar (Bull, determinar su capacidad como testigo. No en vano
1995). De hecho, se ha encontrado que mediante la en- nuestro sistema jurídico prevé, primeramente, la obliga-
trevista cognitiva recuperan en torno a un 32% más de ción general de declarar: La LECrim, en el Artículo 410,
información correcta, pero, al mismo tiempo, aumenta fija que toda persona que viva en el territorio español,
significativamente el número de confabulaciones. En to- nacional o extranjero, está obligado a concurrir al lla-
do caso, deben considerase aún más los problemas de mamiento judicial para declarar. Pero, asimismo, tam-
las preguntas sugestivas, de las preguntas cerradas y bién establece una serie de exenciones a la obligación a
profundas. En esta línea, Cahill y otros (1988, citado en declarar entre los que se incluyen los incapacitados físi-
Bull 1995) han confeccionado un listado de aspectos ca o moralmente (V. Artículo 417, párr. 3). El procedi-
que se han de evitar: miento se inicia con la cumplimentación de las escalas
a) La aquiescencia del testigo con preguntas sugestivas, de Wechsler correspondiente, generalmente el WAIS.
de modo que la respuesta sea la solicitada. Éstas nos proporcionan información muy fiable sobre la
b) Una presión indebida que conduzca al testigo a con- capacidad intelectual del individuo, y, además, son un
fabular (p. e., sentirse parte de un evento del que no indicador robusto de lesión cerebral. En concreto y en el
ha sido testigo). WAIS, nos alertan de lesión posiblemente relevante
c) Preguntar repetidamente sobre un punto particular, aquellos resultados con una diferencia significativa entre
provocando que los testigos establezcan conjeturas las subescalas verbal y manipulativa (unos autores apun-

64
RAMÓN ARCE Y FRANCISCA FARIÑA Sección Monográfica

tan >10 puntos en tanto otros los elevan a 15) (véase pre que tengan la visión intacta, pueden almacenar y re-
Wechsler, 1976 para una revisión) y, en el caso que nos cuperar información visual (Freed y otros, 1989; Hart y
atañe, debe ser mayor el coeficiente manipulativo que el O’Shanick, 1993; Winograd, Smith y Simon, 1982). De
verbal (posible organicidad en el hemisferio izquierdo). facto, sólo sería necesaria la reinstauración del contexto
Asimismo, las entrevistas y antecedentes del sujeto apor- (téngase presente que muchos de ellos padecen de en-
tarán información importante para definir si es o no fac- lentecimiento con lo que puede demorarse y, por tanto,
tible una lesión a la vez que el grado de minusvalía. Sin se debe ser muy paciente a fin de no truncarlos en me-
embargo, no toda lesión cerebral incapacita a los suje- dio de la búsqueda). Bajo esta contingencia, no es posi-
tos para dar información, incluidos aquellos casos que ble una mentira efectiva, y lo trascendente es buscar un
puedan ser incapacitados como testigos en la Sala de sistema de comunicación que vendrá definido por el
Justicia. Así pues, se procede, una vez detectada una análisis neurológico, siendo el más accesible la repre-
posible lesión cerebral o deterioro mental, a identificar sentación de los hechos. Este procedimiento se ha mos-
las áreas sobre todo cognitivas afectadas por la lesión o trado productivo con muy diferentes tipos de deficiencias
deterioro. Las herramientas aconsejables son el Test Bar- y ha sido validado judicialmente en varios casos.
celona (Peña-Casanova, 1990) y el ERFC (Gil, 1999)
por su fiabilidad y aunar en un único instrumento la eva- LA ENTREVISTA CLÍNICO-FORENSE
luación de las áreas que permiten ajustar al testimonio Una última fuente de obtención de información con im-
sobre los hechos judiciales las limitaciones que tiene el plicaciones para la fiabilidad de un testimonio procede
testigo. En una primera aproximación, las lesiones ope- del ámbito clínico. Los instrumentos usuales de medida
rativas se clasifican en afasias, alexias y acalculias. Ob- clínica están desarrollados sobre la base de que estamos
viamente, las lesiones suelen centrarse en alguna de ante un paciente. Por tanto, no tiene interés el estudio de
ellas. No obstante, cada agrupación se subdivide en la simulación. Por ello, las entrevistas estructuradas o se-
áreas. Tras la evaluación global deberá realizarse una mi-estructuradas, al igual que los listados de síntomas e
evaluación de la adecuación del testimonio (esto es, con- instrumentos de medida psicométricos, no cumplen con
creción de las áreas accesibles, las deficitarias y de los el propósito de controlar la simulación de un trastorno
modos de obtención del testimonio), y bajo qué condi- mental al propiciar información que la facilita. Por ejem-
ciones se podría obtener un testimonio fiable (p. e., un plo, ante la pregunta ¿tiene usted dolores de cabeza? (1ª
testimonio ante un forense experto en este tipo de eva- pregunta del SCL-90-R, Derogatis, 2002), el sujeto simu-
luaciones puede ser válido, pero no así ante un juez, po- lador tiene ante sí un efecto facilitador de respuesta de
licía o abogados). Así, por ejemplo, una persona con simulación. Este tipo de preguntas proporcionan al suje-
anomia y praxis orofonatoria puede evidenciar dificulta- to un camino conducente para la selección de los sínto-
des en identificar comportamientos verbalmente e inter- mas asociados a una determinada enfermedad psíquica,
cambiar palabras (v. gr., vejiga por vagina), lo cual no con lo que ya sólo sería suficiente que tenga la habilidad
indica que carezca de fiabilidad en el testimonio aporta- precisa para discriminar entre ítem pertenecientes a una
do. También es frecuente encontrar testigos que presen- patología u otra. Al respecto, los datos muestran que no
tan anomalías con claras implicaciones para la hay referencias basadas en la entrevista clínica tradicio-
obtención de la declaración en la tarea memoria verbal nal que lleguen al diagnóstico de simulación (v. gr., Ro-
de textos. En concreto, puede que no sean capaces de gers, 1997), a la vez que los sujetos son capaces de
recuperar directamente el evento, pero sí de responder a simular efectivamente una enfermedad y discriminarla
un interrogatorio sobre el mismo, esto es, carecen de de otras (p. e., Arce, Carballal, Fariña y Seijo, 2004;
memoria episódica pero no de memoria de los eventos si Arce, Fariña y Pampillón, 2002). Si bien algunos instru-
es guiada por preguntas. En consecuencia, pueden res- mentos psicométricos cuentan con escalas del control de
ponder perfectamente a un interrogatorio y no tienen ca- validez de los datos del registro, no son prueba suficien-
pacidad para crear un testimonio falso congruente al te para establecer fehacientemente simulación porque: a)
adolecer de memoria episódica (hemos observado este el diagnóstico de simulación es compatible con la formu-
cuadro entre consumidores habituales de drogas). En el lación de otras hipótesis alternativas (p. e., Graham,
más adverso de los casos, o sea, cuando la deficiencia 1992; Roig-Fusté, 1993), b) no clasifica correctamente a
es severa, los sujetos pueden aportar igualmente infor- todos los simuladores (v. gr., Bagby, Buis y Nicholson,
mación ya que las personas con daño neurológico, siem- 1995), y c) no proporcionan diagnósticos sino impresio-

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Sección Monográfica PERITACIÓN DE CREDIBILIDAD Y SIMULACIÓN

nes diagnósticas. En consecuencia, la toma de decisio- los diferentes síntomas detectados. Si bien la gran mayo-
nes fundada única y exclusivamente en estos instrumen- ría de los síntomas, incluidos los más adversos, pueden
tos deja la puerta abierta a la comisión sistemática de ser informados directamente por los sujetos (Lewis y Sa-
dos tipos de errores: falsos positivos (catalogar a enfer- arni, 1993), algunos sólo pueden observarse. En conse-
mos reales como simuladores) y errores de omisión (no cuencia, la detección de las categorías responde a dos
detectar como simuladores a sujetos que realmente están métodos complementarios: expresión directa del sujeto e
simulando). Todo ello ha llevado a que se proponga, a inferencias de los codificadores tras analizar los proto-
fin de minimizar estas fuentes de error, la adopción de colos. Por ejemplo, el deterioro de memoria puede ser
una estrategia de evaluación multimétodo (p. e., Rogers, manifestado directamente por el sujeto o ser inferido por
1997). En este contexto, es donde tiene cabida una en- el codificador tras la entrevista.
trevista de orden clínico que permita un diagnóstico y
sirva de contraste a los datos obtenidos por otros méto- EN BUSCA DE LA VERDAD: ANÁLISIS DE CONTENIDO
dos. Así, hemos concretado lo que denominamos Entre- DE LA DECLARACIÓN
vista Clínico-Forense. La entrevista, llevada a cabo por La revisión y puesta en común de la literatura sobre aná-
un entrevistador entrenado y con conocimientos de psi- lisis de contenido de las declaraciones nos han llevado
copatología, consiste en pedir a los sujetos que relaten en el Sistema de Evaluación Global a fraccionar la esti-
en un discurso narrativo libre los síntomas, conductas y mación de la credibilidad de las declaraciones de los
pensamientos que tienen en el momento presente en testigos en función de dos parámetros: la validez y la
comparación con el estado anterior al delito (esto es, EE- fiabilidad. La validez sirve para establecer la admisibili-
AG en el eje V del DSM-IV-TR). Si los sujetos no respon- dad de la prueba para el análisis de contenido en tanto
den de motu propio, les será requerido por medio de la fiabilidad se relaciona con los indicios de realidad
preguntas abiertas, de acuerdo con el eje V del DSM-IV- contenidos en la declaración.
TR (American Psychiatric Association, 2002), que infor-
men igualmente sobre sus relaciones familiares (EEGAR); ANÁLISIS DE LA VALIDEZ DE LA DECLARACIÓN
relaciones sociales (EEASL) y relaciones laborales (EE- El estudio de la validez como prueba de la declaración
ASL). Con este procedimiento, se solicita a los sujetos la se aborda a partir del procedimiento completo (v. gr.,
ejecución de una tarea de conocimiento de los síntomas declaraciones ante la policía o juez, otros testimonios,
que padecen en tanto con las entrevistas estructuradas, otras pruebas insertas en el procedimiento) y de las gra-
semi-estructuradas, listados de síntomas e instrumentos baciones de las declaraciones prestadas ante los peritos.
psicométricos desempeñan una tarea de reconocimiento Dos son los sistemas que dan entrada a un análisis siste-
de síntomas. Es por ello que la entrevista no es en forma- mático de la validez de las declaraciones: El SRA y el
to de interrogatorio, sino no directiva y orientada a la SVA.
reinstauración de contextos. O sea, seguimos el procedi- El SRA, Statement Reality Analysis (Undeutsch, 1967,
miento de entrevista abierta y en formato de discurso li- 1988), aborda el estudio de la validez de la declaración
bre seguida de una reinstauración de contextos. Este a través de las siguientes categorías:
procedimiento de entrevista se mostró fiable, válido y a) Criterios negativos o de control:
productivo en la detección de simulación de un trastorno - Carencia de consistencia interna (contradicciones).
de estrés postraumático ligado a una falsa agresión se- - Carencia de consistencia con las leyes de la natu-
xual e intimidación (Arce, Fariña y Freire, 2002), violen- raleza o científicas.
cia de género (Arce y otros, 2004), accidente de tráfico - Carencia de consistencia externa (discrepancia
(Arce, Fariña, Carballal y Novo, 2006) y de un trastorno con otros hechos incontrovertibles).
mental no imputable (Arce, Fariña y Pampillón, 2002). b) Criterios derivados de las secuencias de declaracio-
La obtención de esta información clínica debe ser gra- nes:
bada y procederse al análisis de contenido de la misma. - Carencia de persistencia (estabilidad en el tiempo
Las categorías de análisis son los síntomas descritos en el y contextos).
DSM-IV-TR. Así, creamos un sistema categorial mutua- - Declaración inconsistente con la anterior.
mente excluyente, fiable y válido, en lo que Weick Por su parte, el SVA, Statement Validity Analysis (p. e.,
(1985) ha denominado sistemas de categorías metódi- Steller, 1989), recoge las siguientes categorías de eva-
cas. Una vez construidas las hojas de registro se marcan luación:

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RAMÓN ARCE Y FRANCISCA FARIÑA Sección Monográfica

a) Características psicológicas: siete primeros se vinculan a veracidad y el octavo a fal-


- Adecuación del leguaje y conocimientos. sedad, resultando más efectiva esta nueva recategoriza-
- Adecuación del afecto. ción. El contraste de los resultados de la declaración con
- Susceptibilidad a la sugestión. las prescripciones del modelo es el procedimiento habi-
b) Características de la entrevista: tual de validación del origen de los atributos de memo-
- Preguntas coercitivas, sugestivas o dirigidas. ria, pero ésta también puede llevarse a cabo a través de
- Adecuación global de la entrevista. un proceso de razonamiento que implica el análisis de
c) Motivación: las características cualitativas del trazo, las característi-
- Motivos del informe. cas de los trazos relacionados, y las suposiciones mnési-
- Contexto del informe o declaración original. cas.
- Presiones para presentar un informe falso. El SRA (Undeutsch, 1967, 1988), también contiene ca-
d) Cuestiones de la investigación: tegorías para la evaluación de la realidad de la declara-
- Consistencia con las leyes de la naturaleza. ción. Éstas son:
- Consistencia con otras declaraciones. a) Criterios generales, fundamentales:
- Consistencia con otras pruebas. - Anclaje, fijación espacio-temporal (concreción de
Como sistema de evaluación global de la declaración la acción en un espacio y tiempo).
proponen el mejor ajuste a una de las siguientes catego- - Concreción (claridad, viveza).
rías: creíble, probablemente creíble, indeterminado, pro- - Riqueza de detalles (gran cantidad de detalles en
bablemente increíble o increíble. la narración).
- Originalidad de las narraciones (frente a estereoti-
LA FIABILIDAD DE LA DECLARACIÓN pos o clichés).
El estudio de la fiabilidad de las declaraciones, esto es, - Consistencia interna (coherencia lógica y psicoló-
la búsqueda de criterios de realidad en los contenidos gica).
de las declaraciones, que se lleva a cabo a partir de las - Mención de detalles específicos de un tipo concre-
grabaciones de las declaraciones prestadas ante los pe- to de agresión sexual.
ritos, ha conformado la gran aportación de la Psicología b) Manifestaciones especiales de los criterios anterio-
Forense a la valoración de la prueba. Tres son los siste- res:
mas categoriales, basados en el análisis de contenido, - Referencia a detalles que exceden la capacidad
propuestos que se han mostrado productivos y efectivos del testigo (que van más allá de su imaginación o
en la estimación de la fiabilidad de la prueba: el Reality capacidad de comprensión).
Monitoring, el SRA y el CBCA. El Reality Monitoring, en - Referencia a experiencias subjetivas (sentimientos,
la propuesta seminal (Johnson y Raye, 1981), establece emociones, pensamientos, miedos).
que las declaraciones verdaderas contienen más atribu- - Mención a imprevistos o complicaciones inespera-
tos contextuales (espacio-temporales) y sensoriales (soni- das.
dos, olores, etc.) en tanto las fabricadas incluyen más - Correcciones espontáneas, especificaciones y com-
operaciones cognitivas, esto es, información idiosincrási- plementaciones durante la declaración.
ca (por ejemplo, yo pensé, recuerdo ver, me sentía ner- - Autodesaprobación (declaración en contra de su
vioso). Spörer (1997) amplió a ocho la lista de criterios: interés).
claridad (claridad, viveza en vez de vaguedad), infor- Con todos estos criterios de decisión se procede a una
mación perceptual (información sensorial tal como soni- evaluación conjunta, en la que los dos factores criterios
dos, gustos o detalles visuales), información espacial generales y manifestaciones especiales de los criterios
(lugares, ubicaciones), información temporal (ubicación generales ponderan positivamente hacia la veracidad,
del evento en el tiempo, descripción de secuencias de esto es, la presencia de estos criterios indica que la de-
eventos), afecto (expresión de emociones y sentimientos claración es verdadera, pero su ausencia no implica que
sentidos durante el evento), reconstrucción de la historia sea falsa. Por su parte, la presencia de los criterios de
(plausibilidad de reconstrucción del evento tras la infor- validez los criterios de control y los criterios derivados de
mación dada), realismo (plausibilidad, realismo y senti- las secuencias de declaraciones restarían valor de ver-
do de la historia) y operaciones cognitivas (descripciones dad a la declaración. En todo caso, debe tenerse pre-
de inferencias hechas por otros durante el evento). Los sente que cada criterio tiene un peso limitado en la

67
Sección Monográfica PERITACIÓN DE CREDIBILIDAD Y SIMULACIÓN

determinación categórica (verdadera vs. falsa) o del gra- sentimientos, emociones o cogniciones propias).
do en que una declaración representa algo vivido por el - Atribución al estado mental del autor del delito
testigo. Además, prescribe el seguimiento de cuatro má- (referencias al estado mental del agresor y atribu-
ximas en la determinación de si la narración describe un ción de motivos).
evento real o no: d) Contenidos referentes a la motivación:
- La intensidad o grado de las manifestaciones en los - Correcciones espontáneas (correcciones espontá-
diferentes criterios. neas o mejoras de la declaración).
- El número de detalles de la narración que se relacio- - Admisión de falta de memoria (reconocimiento de
nan con un criterio (o más). lagunas de memoria).
- Las capacidades del declarante para informar (edad, - Plantear dudas sobre el propio testimonio.
inteligencia, sugestión). - Auto-desaprobación (actitud crítica sobre su pro-
- Las características del evento narrativo (p. e., comple- pia conducta).
jidad, relevancia). - Perdón al autor del delito (la declaración de la víc-
En 1994, Steller y Köhnken propusieron, a partir de las tima favorece al acusado, o evitación de más acu-
aproximaciones anteriores, un sistema integrado de ca- saciones).
tegorías que tiene por objeto la evaluación de las decla- e) Elementos específicos de la agresión:
raciones de menores víctimas de abusos sexuales. El - Detalles característicos de la ofensa (descripciones
CBCA consta de cinco categorías principales con 19 cri- que contradicen las creencias habituales sobre el
terios a evaluar, que son: delito).
a) Características generales: Estos criterios de contenido pueden analizarse como
- Estructura lógica (coherencia y consistencia inter- presentes o ausentes, o puntuarse en cuanto a fuerza o
na). grado en que aparecen en la declaración. En cualquier
- Elaboración inestructurada (presentación desorga- caso, éstos, si se manifiestan, se interpretarán en el senti-
nizada). do de que la declaración es verdadera en tanto que de
- Cantidad de detalles (abundancia de detalles o su ausencia no puede desprenderse que sea falsa. Sobre
hechos distintos). el punto de corte para discriminar entre declaraciones
b) Contenidos específicos: propias o no de realidad, Steller (1989) encontró que las
- Engranaje contextual (ubicación de la narración declaraciones verdaderas contenían, al menos, 7 crite-
en un espacio y tiempo). rios de veracidad.
- Descripción de interacciones (cadena de acciones
entre el testigo y otros actores). EN BUSCA DE LA HUELLA PSÍQUICA DEL DELITO: LA
- Reproducción de conversaciones (réplica de con- DETECCIÓN DE LA SIMULACIÓN EN LA EVALUACIÓN
versaciones). CLÍNICA
- Complicaciones inesperadas durante el incidente Se entiende por victimación el hecho de haber sido obje-
(por ejemplo, interrupción imprevista). to de un delito pero también la amalgama de conse-
c) Peculiaridades del contenido: cuencias de este acto. Éstas pueden ser de muy diversos
- Detalles inusuales (detalles con baja probabilidad tipos: físicas, económicas, sociales o psíquicas. La huella
de ocurrencia). psíquica, al igual que la huella de memoria, puede en
- Detalles superfluos (detalles irrelevantes que no una evaluación pericial convertirse en prueba de cargo.
contribuyen significativamente a los hechos). Pero, en un contexto como el que nos ocupa, el medico-
- Incomprensión de detalles relatados con precisión legal, no es suficiente con diagnosticar un trastorno o
(explicitación de detalles que el menor no com- trastornos, sino que ha de sospecharse simulación (Ame-
prende pero realmente sí tienen sentido). rican Psychiatric Association, 2002). Para este doble ob-
- Asociaciones externas relacionadas (inclusión de jetivo, el diagnóstico clínico y control de la simulación,
información externa a los hechos en sí pero rela- no es efectiva la evaluación clínica ordinaria. De hecho,
cionada con ellos, tal como en una agresión se- la evaluación clínica tradicional nunca ha informado de
xual recordar conversaciones anteriores sobre simulación (i.e., Rogers, 1997). Para la medida de la
este tema). huella psíquica y el control de la simulación (hipótesis a
- Relatos del estado mental subjetivo (referencias a contrastar en la medida de la huella psíquica de un deli-

68
RAMÓN ARCE Y FRANCISCA FARIÑA Sección Monográfica

to), Arce, Fariña y Pampillón (2002) han creado y vali- de reconocimiento de síntomas, y a una medida
dado un protocolo de actuación en función de las res- mediante una tarea de conocimiento, la Entrevista
puestas y estrategias seguidas por los simuladores. Éste Clínico-Forense. En relación al instrumento psicomé-
parte de la distinción operativa entre criterios positivos, trico a utilizar, el MMPI es el instrumento de referen-
que validan el protocolo, y negativos, que invalidan o cia para la evaluación de daño psíquico en la
mitigan la validez del protocolo, de la simulación. Los práctica forense (Butcher y Miller, 1999), pero re-
criterios positivos serían aquellos que no se detectan en quiere de un alto nivel de comprensión por parte
los protocolos de los simuladores y éstos fueron la no del evaluado. Cuando éste presenta dificultades pa-
evitación de respuestas y la deseabilidad social. En con- ra cumplimentar el MMPI, el checklist SCL-90-R per-
creto, aquellos sujetos que sean evaluados por las esca- mite superar ese inconveniente al tiempo que cuenta
las de control del MMPI en el sentido de que se con medidas de control de la validez del protocolo.
abstienen significativamente de dar respuestas (Escala Por ello, recomendamos este instrumento como susti-
de Interrogantes) y que tiendan a dar respuestas de de- tuto del MMPI o, en caso de duda, como comple-
seabilidad social, no siguen las estrategias típicas de si- mentario. La primera medida a tomar ha de ser a
mulación, lo que debe interpretarse más como indicio de través de la entrevista para controlar el efecto del
veracidad del protocolo que un intento de simulación. Es aprendizaje de la tarea psicométrica en la tarea de
preciso tener en mente que la ausencia de colaboración conocimiento. En lo referente a la concordancia in-
con la evaluación (no respuestas) se había propuesto co- ter-medidas debe tenerse presente que ésta no va a
mo un indicador fiable de simulación (v. gr., Rogers, ser total. No se nos debe escapar que incluso las
1992; Lewis y Saarni, 1993; Bagby y otros, 1997), pero medidas test-retest distan mucho de la perfección.
esta contingencia nunca fue observada entre los simula- b) Análisis de la consistencia interna de las medidas:
dores en una evaluación forense. Los criterios negativos, escalas de control de los instrumentos psicométricos,
esto es, observados en los protocolos de los simuladores, y, en la entrevista, análisis de contenido en busca
fueron: 1) los sistemas de medición, MMPI, entrevista u de las estrategias habituales de simulación. Las es-
otros, no detectan, en protocolos válidos, enfermedad calas de control de validez del MMPI-2 (Hathaway
mental (en otras palabras, si los instrumentos de medida y Mckinley, 1999) con implicaciones para el estudio
no detectan enfermedad mental alguna no se puede sos- de las simulaciones según este protocolo son las es-
tener la misma en el contexto legal); 2) las escalas de calas originales de validez (escalas de no respues-
control de validez del MMPI y sus combinaciones detec- tas, L, F y K), los indicadores adicionales de validez
tan simulación; 3) la detección de alguna estrategia de del protocolo (F posterior, TRIN, VRIN), así como los
simulación en la entrevista; y 4) la ausencia de concor- índices que se han mostrado efectivos en la detec-
dancia inter-medidas. El primer criterio es eliminatorio, o ción de la simulación de trastornos, el índice F-K, y
sea, si la enfermedad mental no es medible, no se puede el perfil en V invertida (Duckworth y Anderson,
sostener una huella psíquica en la victimación. Los res- 1995). Si la evaluación psicométrica se obtiene a
tantes, en sí mismos, no son determinantes, con lo que se través del SCL-90-R (Derogatis, 2002), las escalas
requerirá, cuando menos, la complementación de dos de validez serían la PST, PSI, GSI y PSDI. Por su
criterios y el estudio de las hipótesis alternativas para parte, las entrevistas se someten a un análisis de
concluir en relación a la simulación de la huella psíqui- contenido tomando como categorías las estrategias
ca. Para estos últimos indicios de no validez es para los que siguen los simuladores en las entrevistas: evita-
que formulamos el concepto de invalidez convergente ción de respuestas, síntomas raros, combinación de
que requiere de, al menos, dos indicios totalmente inde- síntomas, síntomas obvios, consistencia de síntomas,
pendientes de invalidez para desestimar un protocolo síntomas improbables, agrupación indiscriminada
como inválido. En función de estos criterios se formuló la de síntomas y severidad de síntomas.
siguiente propuesta de protocolo de actuación: c) Es aconsejable que dos evaluadores, por separado,
a) Recurso a sistemas de medida complementarios y lleven a cabo la evaluación, con lo que se podrá
concordantes, que presupongan la ejecución de ta- contrastar la consistencia inter-evaluador. Sucinta-
reas distintas y que contengan sistemas de control mente, esta salvaguarda sirve para controlar posi-
de la validez. Así, se propone someter al sujeto a bles sesgos de medida e interpretación en el
una evaluación psicométrica, que implica una tarea evaluador.

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Sección Monográfica PERITACIÓN DE CREDIBILIDAD Y SIMULACIÓN

d) Estudio de la fiabilidad de la evaluación: consistencia tores implicados, análisis de la personalidad y capacida-


interna, inter-medidas, inter-contextos (antecedentes, des de los actores implicados, y, finalmente, implicacio-
pruebas documentales, etc.), e inter-evaluadores nes para la presentación del informe. Las tareas a
(Wicker, 1975). ejecutar están mediadas por el caso a evaluar (p. e., si
e) Control de falsos positivos, esto es, enfermos reales, en un caso no es posible la evaluación del acusado, esa
a través de un estudio de los antecedentes e historia fase no se lleva a cabo). Las fases en la versión más
general del sujeto, de las hipótesis alternativas en completa del sistema son:
cada indicador de no validez (véase Roig Fusté, a) Obtención de la declaración (la huella de memoria).
1993, Graham, 1992), y del cumplimento de los Para que el procedimiento de evaluación psicológi-
criterios del Modelo de Decisión Clínica para el es- co forense de las declaraciones y la huella psíquica
tablecimiento de la simulación (Cunnien, 1997). sea productivo, fiable y válido requiere de unos ins-
f) Anamnesis o estudio de los antecedentes. Con éste se trumentos de obtención de la declaración y medida
pretende, en su caso, reforzar la evaluación con los del estado clínico que permitan los subsecuentes
antecedentes del sujeto, datos del entorno, un estu- análisis de las mismas. Por ello, las declaraciones
dio de su comportamiento, el recabamiento de han de obtenerse, según se trate de adultos, meno-
pruebas documentales, otros testimonios, etc. res o discapacitados, por los siguientes procedi-
g) Estudio psicológico de la huella psíquica. Las medi- mientos: Entrevista Cognitiva Mejorada (Fisher y
das clínicas proporcionan datos respecto a lo que Geiselman, 1992), Memorandum de Buenas Prácti-
legalmente se denomina evaluación biológica, pero cas (Bull, 1997), o la Entrevista Forense a Discapa-
ésta requiere, también según la demanda legal, de citados (Arce, Novo y Alfaro, 2000). Por su parte,
lo que llaman evaluación psicológica en la que se el daño o huella psíquica en tarea de conocimiento
clarifique la relación entre la huella psíquica medi- se obtiene a través de la Entrevista Clínico-Forense
da y la huella psíquica esperada para ese caso. (Arce y Fariña, 2001; Arce, Fariña y Freire, 2002;
h) Finalmente, también se puede poner a prueba la va- Arce, Pampillón y Fariña, 2002).
lidez discriminante. En otras palabras, realizar una b) Repetición de la obtención de la declaración. Los
medida no relacionada con el caso, tal como de va- métodos propuestos se basan en una única medida
lores o personalidad (16-PF, SIV), esperando que de la huella de memoria. Ahora bien, con una úni-
no presente relación alguna con la evaluación obje- ca medida perdemos la posibilidad de análisis de la
tivo y se descarte un intento de manipulación de la consistencia de la declaración en el tiempo (poste-
imagen, tanto en positivo como en negativo. riormente se discute sobre la validez de las otras
La impresión resultante sobre la simulación se ha de obtenidas a lo largo del proceso judicial). En otras
ajustar a las siguientes categorías: probablemente simu- palabras, no se da entrada a uno de los modos de
lador o probablemente no simulador. Es importante de- contraste de la validez de la información: la consis-
jar a un lado la intención de establecer la certeza (por tencia temporal o intra-testigo (p. ej., Wicker, 1975;
ejemplo, situar la impresión en una escala de varios Schum, 1977). Asimismo, la doctrina legal ha perfi-
puntos) porque crea confusión a los decisores (p. e., sen- lado la fiabilidad de un testimonio en función de los
tencia del TS de 29 de octubre de 1981, RA 3902), al criterios de oportunidad (oportunidad para obser-
tiempo que es importante utilizar términos probabilísticos var, etc.), sesgo (control de los posibles intereses),
puesto que la evaluación psicológica está sujeta a error. consistencia temporal, plausibilidad, consistencia in-
ter-testigos y crédito (Schum, 1977). También nues-
EL SISTEMA DE EVALUACIÓN GLOBAL tra jurisprudencia (p. e., Sentencia del TS de 29 de
El Sistema de Evaluación Global (SEG) se estructura en abril de 1997) establece, cuando el testimonio de la
torno a 9 tareas que se describen y justifican brevemente víctima sea la única o la prueba central de cargo,
a continuación: obtención de la declaración, repetición que el testimonio debe reunir las 3 siguientes carac-
de la declaración, contraste de las declaraciones reca- terísticas: ausencia de incredibilidad subjetiva, algu-
badas a lo largo del procedimiento judicial, análisis del na corroboración periférica de carácter objetivo y
contenido de las declaraciones, análisis de la fiabilidad persistencia en el tiempo sin ambigüedades ni con-
de las medidas, medida de las secuelas clínicas del he- tradicciones. En esta línea, ya se han dictado sen-
cho traumático, evaluación de la declaración de los ac- tencias que han anulado el valor de prueba del

70
RAMÓN ARCE Y FRANCISCA FARIÑA Sección Monográfica

análisis de contenido (CBCA y SVA) de las declara- suceso que el sujeto acomodaría a la nueva recons-
ciones basados en una única declaración (v. gr., AP trucción. El interrogatorio sólo procedería tras la
de Pontevedra, Sección 6ª, de 21 de enero de obtención en discurso libre de la segunda declara-
2004). En suma, tanto la metodología científica co- ción. Tercero, el sujeto que dice verdad narra imá-
mo la doctrina legal y la jurisprudencia nos deman- genes con lo que la descripción de los hechos aún
dan más de una declaración para el estudio de la siendo muy semejante, será de construcción distinta
consistencia temporal. Al respecto, se ha encontra- al no responder a esquemas episódicos. En suma y
do que la repetición de la obtención de la declara- en formato de recuerdo libre, la declaración verda-
ción no tiene porqué contaminar los datos dera será menos consistente y aunque el evento sea
procedentes de una entrevista no viciada externa- el mismo, la narración será significativamente dis-
mente (v. gr., Campos y Alonso-Quecuty, 1999), tal tinta tanto en su recuperación como en el contenido
y como ocurre en los protocolos de obtención de la (omisiones, elicitación de eventos distintos a los he-
declaración anteriormente mencionados. En conse- chos pero relacionados con ellos, inconsistencia en
cuencia, en la primera medida no se ha de proce- información periférica, recuperación de nueva infor-
der de ningún modo con un interrogatorio, esto es, mación poco relevante para los hechos). Por su par-
sólo se ha de acudir a la reinstauración de contex- te, el sujeto mentiroso narra historias aprendidas
tos, recuerdo libre, cambio de perspectiva y recuer- con lo que las repetirá básicamente igual guiado
do en orden inverso. El interrogatorio, de ser por un esquema episódico. Es importante tener pre-
necesario, se deja para la segunda medida a fin de sente que esta segunda declaración siempre debe
no contaminar la memoria de eventos con el interro- ser vista desde la óptica de que no contribuya signi-
gatorio. De una segunda medida se obtiene un aná- ficativamente a una victimación secundaria.
lisis de la consistencia que, de acuerdo con la c) Contraste de las declaraciones recabadas en el pro-
hipótesis Undeutsch (1967, pág. 125), debe enten- ceso judicial. Asimismo, se analizan, de acuerdo
derse en función de la centralidad/periferia del ma- con el procedimiento de estudio de la validez del
terial que entra en contradicción. Así, señala que SRA y del SVA, las otras declaraciones hechas a lo
sólo es relevante la contradicción si afecta a detalles largo del proceso judicial (v. gr., sumario, diligen-
centrales para la acción de juicio. La inconsistencia cias). Ahora bien, el valor de éstas es relativo. Es
en la información periférica o la omisión de cierta preciso tener en mente que muchas de ellas son
información sólo es importante si es trascendente transcripciones de lo que un testigo ha dicho con lo
para la construcción de un evento verdadero. Noso- cual no reflejan fehacientemente lo testificado.
tros, para dar cabida a las interferencias (teoría de Además, el tipo de interrogatorio puede haber me-
la interferencia del olvido), a la entrada de nueva diatizado la respuesta. Al respecto han de obser-
información (hipótesis constructiva del olvido) y a la varse, en línea con el SVA, los efectos sobre la
curva del olvido, estimamos el tiempo a transcurrir validez de la declaración de las características de
entre entrevista y entrevista en superior a 1 semana la entrevista (tipo de preguntas formuladas y ade-
(pero no mucho más allá). Los axiomas que asumi- cuación de la entrevista) y motivación (motivos,
mos al respecto son tres. Primero, como quiera que contexto y presiones). Por ejemplo, en el caso de
el acto delictivo constituye un evento vital estresante interrogatorios a menores hemos encontrado mu-
el efecto del desuso será menor (referido al testimo- chas expresiones y conceptos que preguntado el
nio tanto del denunciante como del denunciado, y menor no sabe qué son (v. gr., en la declaración
contiguo a los hechos). Segundo, una teoría de ra- del menor aparece la expresión echó semen, si pre-
cionalidad por parte del mentiroso que se plasma guntado el menor qué es semen, y éste no lo sabe,
en que la mentira es planificada, aprendida y, por es que no responde a su declaración tal expresión).
extensión, consistente en el tiempo con lo que no es- A su vez, las declaraciones se suelen referir a ex-
tará mediada por interferencias e información post- presiones (v. gr., me violó) no a narraciones de he-
suceso (hipótesis constructiva). Para esto, es chos (esto es, un evento narrativo de los hechos)
imprescindible obtener la primera declaración en con lo que no se puede contrastar su fiabilidad y
formato de discurso libre sin ningún interrogatorio validez. Por tanto, la falta de consistencia de las
porque a través de éste entraría información post- declaraciones obtenidas ante los peritos y otras re-

71
Sección Monográfica PERITACIÓN DE CREDIBILIDAD Y SIMULACIÓN

cogidas en el sumario tiene un valor muy relativo. de sugestión, inadecuación del afecto, inadecuación
En su caso, debe explicarse que esta falta de con- del lenguaje y conocimientos). De resultar prueba
sistencia no es relevante para el análisis de la plau- no válida, se concluye que las declaraciones no
sibilidad de la declaración. Por otra parte, es constituyen prueba admisible o suficiente, y, de ser
importante tomar con más precauciones de las que válida, se pasa al análisis de la fiabilidad (consis-
podrían esperarse a priori las confesiones por par- tencia con los criterios de realidad) de las declara-
te del acusado, y, muy especialmente, de las incri- ciones. Como listado categorial de referencia
minaciones a cambio de beneficios para el tomamos las categorías del CBCA. Este procedi-
informador. La fuente de sesgo viene de la mano miento de análisis, creado en principio para el testi-
de los interrogatorios. Así, las técnicas habituales monio de menores víctimas de agresiones sexuales,
para conseguir una confesión se basan en estrate- es igualmente efectivo con adultos (Landry y Brig-
gias tales como las amenazas; la atribución de res- ham, 1992; Zaparnuik, Yuille y Taylor, 1995; Spö-
ponsabilidad a causas externas como la rer, 1997; Vrij, Edward, Roberts y Bull, 1999), en
provocación por parte de la víctima; minimización secuencias de medidas, y en otros casos diferentes
de la seriedad del crimen; o el desarrollo de una a la agresión sexual (Porter y Yuille, 1996; Spörer,
relación personal con el sospechoso (esto es, la tí- 1997; Arce, Fariña y Freire, 2002). En estos nuevos
pica estrategia de dos entrevistadores uno hostil, y contextos obviamente no todas las categorías son
otro amigable y protector). Finalmente, la estrate- productivas. Así, Landry y Brigham (1992) limitan el
gia basada en el dilema del prisionero para la ob- uso a 14 categorías con adultos porque tres de ellas
tención de la declaración puede llevar bien a sólo son aplicables a menores (incomprensión de
estrategias de cooperación bien de competición detalles relatados con precisión; perdón al autor del
que distorsionan la emisión del testimonio (v. gr., delito; y detalles característicos de la ofensa) mien-
Kelley y Stahelski, 1970). Al respecto, una decisión tras que otras dos (elaboración inestructurada y
de la Corte Suprema de los Estados Unidos (Miran- asociaciones externas relacionadas) no eran pro-
da v. Arizona, 1966) declaró este tipo de interro- ductivas. Sin embargo, nosotros (Arce, Fariña y
gatorios coercitivos. Freire, 2002) encontramos que la categoría perdón
d) Análisis de contenido de las declaraciones referidas al autor del delito era productiva, en declaraciones
a los hechos. El análisis de contenido de las decla- de adultos, tanto en agresiones sexuales como en
raciones se dirige a dos dimensiones: la validez y la amenazas, esto es, la productividad está sujeta a un
fiabilidad del testimonio. De acuerdo con el Sistema efecto de contexto. En suma, en principio deben
de Evaluación Global, el primer cometido de la eva- considerarse todos los criterios en el análisis porque
luación pericial consiste en la estimación de validez la productividad depende del tipo de caso, de las
de la declaración no como prueba judicial en sí, particularidades de la acción a examinar y del per-
que corresponde a los Órganos Judiciales, sino co- fil sociodemográfico del entrevistado. A su vez, la
mo prueba para ser sometida a análisis de la fiabi- combinación de los criterios del CBCA y RM es po-
lidad de la misma. Al respecto, los ataques a la sible y efectiva, ya que pueden sumar sus efectos
validez pueden ser dos. Primero, la declaración (Spörer, 1997; Vrij y otros, 1999). En concreto, la
puede ser de tamaño insuficiente para ser objeto de combinación de ambos sistemas de evaluación, re-
un análisis de la realidad (Raskin y Steller, 1989). sultando de añadir al CBCA los criterios informa-
Segundo, la declaración puede resultar prueba no ción perceptual y operaciones cognitivas del RM
válida porque así lo informen los criterios de validez (Vrij, 2000), mejora ligeramente la fiabilidad del
del SRA y SVA (p. e., carencia de consistencia inter- sistema. Por tanto, procede a la inclusión de estos
na; carencia de consistencia externa con otras prue- dos nuevos criterios a añadir a los del CBCA. Este
bas robustas o incontrovertibles, tal como las procedimiento se puede aplicar en medidas repeti-
periciales, recabadas en el proceso judicial; decla- das (véanse las hipótesis a contrastar en el aparta-
ración inconsistente con la anterior; carencia de do repetición de la obtención de la declaración).
persistencia en las declaraciones, inconsistencia con e) Análisis de la fiabilidad de las medidas. Los sistemas
las leyes científicas y de la naturaleza) y, en el caso originales de análisis de contenido de las declara-
de menores, indicios que limitan la validez (indicios ciones constituyen unas técnicas semi-objetivas por-

72
RAMÓN ARCE Y FRANCISCA FARIÑA Sección Monográfica

que sólo someten a contraste la fiabilidad y validez (TEP) (Blanchard y Hickling; 2004, Echeburúa y Co-
de los instrumentos, pero no contienen procedimien- rral, 1998; Echeburúa, Corral, Zubizarreta y Sara-
tos de control de la medida concreta, esto es, de la súa, 1995). Por ello, la medida del TEP es clave
medida pericial. Para subsanar esta laguna meto- para la detección de la huella psicológica. Especial
dológica y acercarnos a un sistema objetivo, propo- cuidado debe tenerse con las medidas indirectas del
nemos proceder con una metodología que posibilite TEP (p. e., hipocondriasis, histeria, depresión, an-
verificar la fiabilidad de la medida a través del aná- siedad, distimia, aislamiento social, inadaptación
lisis de la consistencia inter- e intra-medidas, inter- social), que pueden servir como potenciadores del
evaluadores e inter-contextos (Wicker, 1975). La diagnóstico del TEP pero no sustituirlo. Además, es
fiabilidad inter-contexto se afronta recurriendo a un preciso descartar otras causas al margen del acto
evaluador entrenado que haya sido efectivo y con- delictivo. Por ejemplo, la unión de un proceso de se-
sistente en otros contextos previos, o sea, en peri- paración con malos tratos, puede no permitir dife-
cias anteriores. El recurso a dos evaluadores, renciar cuál es el origen del trastorno, dado que
habiendo sido al menos uno de ellos entrenado y ambas contingencias producen una huella psicoló-
fiable en evaluaciones anteriores, que ejecuten la gica semejante. En todo caso, el perito ha de tener
tarea por separado posibilita obtener una aproxi- en cuenta las siguientes máximas: no todos los actos
mación a la consistencia inter-evaluadores. Como delictivos producen un TEP en la víctima; y la no
herramienta estadística de análisis de la consisten- presencia del TEP no implica que la agresión no ha-
cia inter-evaluadores proponemos el índice de con- ya ocurrido. Al mismo tiempo, una vez identificada
cordancia [IC= Acuerdos/(acuerdos+desacuerdos)], la huella psicológica del daño psíquico es preciso
que es más restrictivo que los valores kappa, toman- controlar que ésta no sea producto de una simula-
do como punto de corte ,80 (Tversky, 1977). En ción por lo que se sigue el protocolo anteriormente
otras palabras, sólo se consideran los resultados fia- descrito para la medida de la huella psíquica con
bles si dos evaluadores, por separado, concuerdan control de la simulación.
en más de ,80 del total de evaluaciones en cada ca- g) Evaluación de la declaración de los actores implica-
tegoría de análisis. El constraste de la consistencia dos. Si bien en un principio las técnicas de análisis
inter- e intra-medidas se aborda a través de la con- de contenido de las declaraciones y la evaluación
sistencia interna de las medidas (p. e., las escalas del daño psíquico fueron creadas para la valora-
de validez del MMPI, de las declaraciones o del es- ción del testimonio del denunciante, el mismo proce-
tudio de las estrategias de simulación en la entrevis- dimiento de análisis de contenido de las
ta clínica), de la consistencia entre distintas medidas declaraciones también es susceptible de aplicación
(v. gr., concordancia entre MMPI y entrevista clíni- al denunciado, lo que permite llevar a cabo un estu-
ca, de las declaraciones en el tiempo) así como de dio de las dos versiones. El procedimiento de justi-
la consistencia, esto es, complementación o no (ver- cia inquisitorial, como es el nuestro, permite esta
bigracia, una presenta indicios de veracidad y la doble confrontación, no así un sistema de adversa-
otra de falsedad o están ausentes) de las evaluacio- rios. Con este procedimiento obtendremos una esti-
nes obtenidas del denunciante y denunciado. mación de la validación convergente de los datos.
f) Medida de las secuelas clínicas del hecho traumático. h) Análisis de la personalidad y capacidades de los ac-
El acto delictivo produce una serie de daños en la tores implicados. El estudio de la personalidad de
víctima que básicamente son de orden físico, psíqui- las partes puede ser de suma trascendencia para
co y económico. El daño psíquico conforma la de- explicar bien la denuncia, bien las claves explicati-
nominada huella psíquica del delito y, como tal, vas de la agresión o cualquier enfermedad mental
puede aportarse como prueba de cargo. En rela- del denunciado con implicaciones jurídicas relevan-
ción con la valoración del daño psíquico y la subse- tes, o sea, se somete a estudio, dado el caso, la im-
cuente prueba judicial, los actos delictivos (p. e., putabilidad del encausado [en Arce, Fariña y
lesiones, allanamientos de morada, malos tratos, Pampillón (2002) puede verse como se lleva a cabo
abusos sexuales, secuestros) pueden producir una el estudio de la imputabilidad]. Como quiera que la
respuesta psicológica que se corresponde con el evaluación clínica no es suficiente en el contexto fo-
diagnóstico del trastorno de estrés postraumático rense, se sigue el protocolo de evaluación clínica

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Sección Monográfica PERITACIÓN DE CREDIBILIDAD Y SIMULACIÓN

con control de la simulación de Arce, Fariña y Pam- dos de obtención de la información en todas sus modali-
pillón (2002). Por su parte, las capacidades cogniti- dades (un procedimiento puede verse en Fisher y otros,
vas de los actores se miden a través de la Escala 1987); b) entrenamiento en análisis de las declaraciones
Wechsler correspondiente y como fuente de contras- [un programa estructurado puede verse en Köhnken
te o para muestras con dificultades de lenguaje, mal (1999)]; c) entrenamiento en evaluación de la personali-
escolarizadas o escolarizadas fuera del territorio es- dad y la huella psíquica, no con fines clínicos, sino fo-
pañol, se toma el test de inteligencia no verbal TO- renses (véase Arce, Fariña y Freire, 2002; Arce, Fariña
NI-2 (Brown, Sherbenou y Johnsen, 1995). La y Pampillón, 2002; Echeburúa, Corral y Amor, 2002;
fiabilidad de esta última medida se coteja a través Rogers, 1997); d) entrenamiento en la detección de la si-
de la correspondencia de las respuestas con el gra- mulación (véase en Arce, Fariña y Pampillón, 2002 los
diente de dificultad de las preguntas y la consisten- pasos a seguir); y e) ejecución de las primeras evalua-
cia inter-medidas. De la evaluación de las ciones forenses en compañía de un perito con experien-
capacidades cognitivas nos servimos para informar cia. Finalmente, nuestra experiencia nos dice que el
de la capacidad de testimoniar y, en su caso, de sus material de entrenamiento en análisis de contenido y
efectos en la responsabilidad criminal. evaluación clínica ha de ser real y no simulaciones pues
i) Implicaciones para la presentación del informe. El sis- la tarea ejecutada en estos contextos es distinta y la efi-
tema de la credibilidad de las declaraciones en 5 cacia del procedimiento también (Vrij, 2000). La Unidad
categorías de respuesta, tal y como se recoge en el de Psicología Forense de la Universidad de Santiago de
SVA, no se ajusta a los requerimientos de nuestro Compostela organiza periódicamente cursos de entrena-
sistema de justicia. Así, el TS exige la seguridad ple- miento en estas técnicas.
na, no la alta probabilidad (p. e., sentencia del TS
de 29 de octubre de 1981, RA 3902). No obstante, Agradecimientos: Esta investigación fue financiada por
toda medida, y muy especialmente la psicológica, la Secretaría Xeral de Investigación e Desenvolvemento,
está sujeta a error, por lo que debemos reconocerlo, Xunta de Galicia, en el proyecto de Excelencia Investiga-
pero absteniéndonos de establecer grados de certe- dora Código PGIDIT03CS037401PR.
za que, de acuerdo con las consideraciones del TS,
sólo conllevan a una mayor confusión. De este mo- REFERENCIAS
do, las categorías más ajustadas serían probable- Alonso-Quecuty, M. L. (1993). Interrogando a testigos,
mente cierto, probablemente no-cierto y, en su caso, víctimas y sospechosos: La obtención de información
indeterminado (el perito psicólogo interesado podrá exacta. En M. Diges, y M. L. Alonso-Quecuty (eds.),
obtener de los autores un formato de pericia basa- Psicología forense experimental (pp. 85-98). Valen-
do en el SEG).Téngase presente también que el sis- cia: Promolibro.
tema es más robusto en la identificación de la American Psychiatric Association, (2002). Manual diag-
verdad que de la mentira. Asimismo, no es aconse- nóstico y estadístico de los trastornos mentales (IV Edi-
jable que se haga una descripción de los hechos ción-Texto Revisado). Barcelona: Masson.
basada en frases, sino en acciones de conjunto, Arce, R. y Fariña, F. (2001). Construcción y validación
porque el procedimiento valida hechos y no partes de un procedimiento basado en una tarea de conoci-
aisladas. Por ello, en ningún caso se recomienda miento para la medida de la huella psíquica en vícti-
identificar al agresor porque el procedimiento no mas de delitos: La entrevista clínico-forense.
valida tal punto. Manuscrito Inédito, Universidad de Santiago de Com-
postela.
CONSIDERACIONES FINALES Arce, R. y Fariña, F. (2002). El Sistema de Evaluación
La fiabilidad de todo el procedimiento recae, en última Global para la evaluación de la credibilidad y el en-
instancia, en el entrevistador/evaluador. Es por ello que gaño en el testimonio judicial. Manuscrito Inédito,
se hace preciso que la intervención se realice por profe- Universidad de Santiago de Compostela.
sionales con alta formación y experiencia, así como con Arce, R. y Fariña, F. (2005). El Sistema de Evaluación
una alta capacidad de objetividad (Alonso-Quecuty, Global (SEG) de la credibilidad del testimonio: Hacia
1993). Por eso, es imprescindible un entrenamiento ex- una propuesta integradora. En R. Arce, F. Fariña, y
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RAMÓN ARCE Y FRANCISCA FARIÑA Sección Monográfica

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Sección Monográfica PERITACIÓN DE CREDIBILIDAD Y SIMULACIÓN

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RAMÓN ARCE Y FRANCISCA FARIÑA Sección Monográfica

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77
Sección Monográfica Papeles del Psicólogo, 2005. Vol. 26, pp. 78-91

¿SE PILLA ANTES A UN MENTIROSO QUE A UN COJO?


SABIDURÍA POPULAR FRENTE A CONOCIMIENTO CIENTÍFICO SOBRE
LA DETECCIÓN NO-VERBAL DEL ENGANO
IS THE LIAR CAUGHT SOONER THAN THE CRIPPLE? POPULAR WISDOM VERSUS SCIENTIFIC
KNOWLEDGE ON THE NON-VERBAL DETECTION OF DECEPTION
Jaume Masip
Universidad de Salamanca

Existe una serie de creencias populares sobre los indicadores conductuales del engaño que no se ven corroboradas por la evidencia
empírica. Determinados libros “de autoayuda” contribuyen a la difusión de las mismas. En este trabajo se revisan varias décadas de
investigación en psicología y comunicación sobre la detección no-verbal del engaño. Al contrario de lo que propugnan los libros “de
autoayuda” y de lo que sostiene la sabiduría popular, detectar la mentira a partir del comportamiento no-verbal es extremadamente
difícil, apenas sí existen claves conductuales que permitan discriminar entre verdades y mentiras, su significado y poder de discrimi-
nación varían en función de diversas variables contextuales, y la eficacia de los programas de entrenamiento es muy limitada. Frente
a las cuestionables afirmaciones de determinados libros populares y dadas las graves consecuencias que en ciertos ámbitos pueden
tener los juicios de credibilidad erróneos, es necesario desmontar los falsos mitos existentes sobre la detección no-verbal de la menti-
ra, sustituyéndolos por información más válida y científicamente contrastada.

There is a series of popular beliefs about the behavioral indicators of deception that are not supported by empirical research. A number
of “self-help” books are contributing to the spreading around of these beliefs. In this article, several decades of psychological and
communication research on the nonverbal detection of deception are reviewed. Contrary to the claims of “self-help” books and to the
tenets of popular wisdom, detecting deception from behavioral cues is extremely difficult, there are almost no behavioral cues to
differentiate between truths and lies, their meaning and usefulness are under the influence of a number of contextual variables, and
training programs have yielded only very limited improvements in accuracy. In view of the misleading contents of certain popular books
and the serious consequences of wrong credibility judgments in a number of contexts, it is necessary to dispel the existing false myths
about the nonverbal detection of deceit, providing instead valid and scientifically tested information.

a psicología social ha abordado en diversas oca- es notable. Tales ámbitos son el de la comunicación no-
L siones la relación entre el conocimiento psicológi-
co y el sentido común (por ej., Garrido, Herrero y
verbal y el de la detección del engaño. Probablemente
por su atractivo intrínseco, ambos estimulan la imagina-
Masip, 2004; Teigen, 1986; véanse las consideraciones ción popular, dando lugar a “teorías” y visiones de lo
de Kelley, 1992). Como han señalado algunos autores más extravagantes que, por lo general, no tardan en ga-
(por ej., Myers, 1999/2000), se critica la psicología so- nar la más amplia aceptación popular. A esta difusión
cial porque estudia cosas que todo el mundo sabe, es suelen contribuir un sinnúmero de libros oportunistas,
decir, que son “de sentido común” (Kelley, 1992; Schle- mal llamados “de autoayuda”, firmados, en muchos ca-
singer, 1949). Esta crítica se formula, casi siempre, una sos, por profesionales de formación dudosa que se apro-
vez se ofrece al crítico la respuesta correcta (“¡esto ya lo vechan de la ingenuidad del lector, movidos
sabía yo!”); pero por lo general le cuesta adivinar de probablemente por intereses económicos, obrando con
antemano tan “obvia” respuesta (Kelley, 1992; Lazars- ello de modo éticamente reprobable. No pretendo cues-
field, 1949). tionar todos los libros de autoayuda. Ciertamente, algu-
Hay dos ámbitos por los que siento un interés profesio- nos de ellos son obra de reputados investigadores y
nal especial desde hace algunos años en los que la dis- están escritos con absoluto rigor científico. Pero buena
tancia entre el sentido común y los hallazgos científicos
parte de las publicaciones de este tipo se basan en las
Correspondencia: Jaume Masip. Departamento de Psicología So- creencias ingenuas y sin contrastar de sus autores, y no
cial y Antropología. Universidad de Salamanca. Facultad de Psi- en el estado de conocimiento científico sobre el tema.
cología. Avda. de la Merced, 109-131. 37005 Salamanca.
España. E-mail: jmasip@usal.es
Ello hace escaso bien a la difusión popular del conoci-
miento, y no contribuye a la auto-ayuda que pueda ofre-

78
JAUME MASIP Sección Monográfica

cerse a sí mismo el interesado lector (razón por la que se teorías implícitas a menudo equívocas que el verdadero
entrecomilla en este trabajo el calificativo “de autoayu- conocimiento científico de nuestra disciplina.
da” referido a tales libros). Resulta curioso que, precisa- Un buen ejemplo de la difusión de este tipo de creen-
mente, sea el desconocimiento que el lector tiene de la cias lo constituye el popular libro El lenguaje del cuerpo,
disciplina el factor que, por una parte, le impulsa a acu- de Allan Pease (1981/1988). El autor, un vendedor a
dir a esas publicaciones, mientras que por otra parte le comisión, empezó a interesarse por el “lenguaje del
impide apreciar el escaso valor científico de las mismas, cuerpo” al asistir a un seminario ofrecido en 1971 por el
haciéndole vulnerable a la desinformación que éstas antropólogo Ray Birdwhistell. Resulta desafortunado que,
destilan. en su obra, Pease no haga honor a la indiscutible repu-
Específicamente en relación con el ámbito de la comu- tación científica de Birdwhistell, pese a la engañosa afir-
nicación no-verbal (o “lenguaje del cuerpo”, como se mación que incluye en el prólogo de que “en este libro
suele llamar en tales libros) se da la circunstancia de he resumido algunos de los estudios realizados por los
que, tal como ocurre en otros campos de la psicología, mejores especialistas en el comportamiento humano”
todo el mundo “sabe” sobre el tema, y todo el mundo (Pease, 1988, p. 9).
opina al respecto, osando negar, relativizar o matizar la Si bastante dañina es ya la difusión de falsas creencias
palabra del verdadero experto. Es como si los estereoti- “disfrazadas” de conocimiento científico por legos en la
pos populares tuvieran más valor que el conocimiento materia, el tema adquiere tintes escandalosos cuando
científico obtenido mediante los rigurosos procedimien- quienes las difunden son supuestos profesionales. Paolo
tos aceptados en el ámbito de las ciencias. A menudo Abozzi, que se erige en director de un llamado Centro
uno se sorprende al encontrar publicidad en que se di Comunicazione Integrale en Roma y que afirma tener
anuncian cursillos de “comunicación exitosa”, o con sen- formación en comunicación e hipnosis (véase
sacionalistas títulos como “el lenguaje del cuerpo para http://digilander.libero.it/magopaolo/PAOLO%20AB
las ventas” o similares, ofrecidos por consultorías u otros OZZI.html), es autor de, entre otras obras, el libro La in-
organismos ajenos a nuestro ámbito de especialización, terpretación de los gestos (Abozzi, 1996/1997). La na-
e impartidos por personas cuyos escasos conocimientos turaleza del mismo es idéntica a la del volumen de
en psicología o comunicación interpersonal no les capa- Pease, y lo cierto es que el Centro di Comunicazione In-
citan en absoluto para impartir esos contenidos. Sería tegrale no es, como en principio podría pensarse, un
absurdo que un psicólogo pretendiera ofrecer un cursillo centro de investigación, sino un organismo que se dedi-
sobre derecho, economía o ingeniería. Sin embargo, al- ca a ofrecer cursillos y vídeos sobre hipnosis, grafología,
gunos abogados, economistas, ingenieros y profesiona- programación neurolingüística y temáticas similares
les de otros “gremios” alejados del nuestro no dudan en (http://digilander.libero.it/magopaolo/index2.html). El
considerarse capacitados para adentrarse sin vacilar en peligro que supone la difusión de falsos conocimientos
el campo de la psicología, la comunicación y otras cien- por supuestos profesionales se fundamenta en el conoci-
cias sociales afines para impartir “conocimientos” espe- do impacto de la credibilidad de la fuente sobre la per-
cializados. En mi opinión, esto merece el calificativo de suasión (Kruglansi et al., 2005). El cliente ingenuo va a
intrusismo profesional. considerar ciertas esas informaciones por provenir de un
El resultado de tal estado de cosas no puede sino ser la “experto” en el tema, por lo que creerá a pies juntillas
difusión de falsas creencias sobre el significado del com- todas sus aseveraciones y seguirá las recomendaciones
portamiento, así como ofrecer la imagen distorsionada ofrecidas. Ello puede llevar a decisiones erróneas de
de que la conducta no-verbal es un “juego de niños”, graves consecuencias en contextos como el interperso-
con gestos de significado inequívoco y carente de todo nal, el laboral o el jurídico.
relativismo. Así, por ejemplo, muchos creen que cruzar El segundo ámbito al que hacía referencia anteriormente
las piernas o los brazos significa indudablemente que la es el de la detección de la mentira. Siendo tan “intrigante”
persona no está “abierta” psicológicamente al otro, que como el del comportamiento no-verbal, se ve amenazado
proyectar la mandíbula hacia delante es un signo de do- por idénticos peligros. Estos se han concretado, por ejem-
minancia, etc. Uno no puede sino sonreírse ante la inge- plo, en diversas técnicas o procedimientos elaborados por
nuidad de tales creencias, que reflejan más una serie de veteranos policías o militares cuya experiencia profesional

79
Sección Monográfica DETECCIÓN NO-VERBAL DEL ENGAÑO

en contextos en que la mentira es frecuente les dota de gador relevante en esta área). El libro, subtitulado “có-
cierta credibilidad popular1. Pero el que un profesional mo saber la verdad en 5 minutos o menos en cualquier
tenga experiencia no implica necesariamente que deba conversación o situación”, no contiene información al-
ser un experto (en este sentido, y aplicado específicamente guna con valor científico o práctico, sino una colección
al ámbito de la detección no-verbal del engaño, véanse de absurdos consejos de naturaleza completamente en-
los trabajos de DePaulo y Pfeiffer, 1986; Garrido, Masip y gañosa. Lo más indignante del caso son las letras
Herrero, 2004; Meissner y Kassin, 2002; Strömwall, “Ph.D.” que figuran en la cubierta y el lomo del volumen
Granhag y Hartwig, 2004). En consecuencia, sus reco- junto al nombre del autor, y que designan que éste es
mendaciones pueden ser equivocadas. El auge de apara- Doctor. Asimismo, en la solapa se ensalzan las supues-
tos tales como los evaluadores del estrés vocal (Masip, tas virtudes profesionales de dicho autor. No soy contra-
Garrido y Herrero, 2004) o de procedimientos como la rio a que cada cual se exprese libremente, escribiendo
Técnica SCAN (Masip, Garrido y Herrero, 2002a) son las más fantasiosas excentricidades; pero otra cosa muy
claros ejemplos de lo dicho. Desarrollados por veteranos distinta es intentar hacer pasar por información científi-
profesionales de los cuerpos de seguridad, tales artilugios ca y contrastada (como evidencia la inclusión de las le-
y procedimientos gozan de gran popularidad en ámbitos tras “Ph.D.” y los datos de la solapa del libro) una serie
aplicados, debido en parte a la profesión de sus creado- de contenidos de ningún valor. Se trata, simple y llana-
res y en parte a los poderosos mecanismos de márketing mente, de un fraude, y deberían emprenderse acciones
desarrollados a su alrededor. Sin embargo, su utilidad re- legales contra fraudes de esta naturaleza. Sólo queda
al para detectar mentiras ha sido seriamente cuestionada esperar que ningún profesional (policía, juez, abogado,
por la investigación empírica. El riesgo es, una vez más, etc.) de cuyas decisiones sobre la sinceridad de otra
la gravedad de las consecuencias derivadas del uso de la persona dependa el destino de ésta lea el libro o se lo
información errónea proporcionada. Si el mito de que los tome con seriedad.
evaluadores del estrés vocal o la Técnica SCAN son instru- Un ejemplo dramático de las consecuencias prácticas
mentos o procedimientos válidos y fiables está bien enrai- que puede tener la difusión de datos o procedimientos
zado en la sociedad, probablemente la judicatura admita acientíficos lo constituye el controvertido entrenamiento
como prueba en los juicios la evidencia obtenida con de Inbau, Reid, Buckley y Jane (2001). Impartido por la
ellos. Pero si en realidad no discriminan adecuadamente empresa John E. Reid & Associates, dicho entrenamiento
entre personas veraces y mentirosas se puede estar conde- se dirige a miembros de los cuerpos de seguridad que
nando de forma injusta a sospechosos inocentes, al tiem- deban interrogar a sospechosos. La compañía se jacta
po que los verdaderos culpables quedan en libertad (en de haber entrenado a más de 300.000 profesionales
este sentido, véase el informe del National Research Coun- desde el primer seminario sobre interrogatorios y entre-
cil, 2003, referido al empleo de polígrafo). vistas celebrado en 1974 (véase http://www.reid.com).
Si el problema ya resulta de consideración al tomar en Parte del entrenamiento de Inbau et al. (2001) se centra
cuenta separadamente el comportamiento no-verbal y la sobre las claves conductuales del engaño. Sin embargo,
detección de la mentira, no debe sorprender que la si- las claves que se enseñan se apartan de aquellas pocas
tuación sea poco alentadora cuando se trata de detectar que la investigación empírica ha mostrado que pueden
la mentira a partir del comportamiento no-verbal. Hace ser útiles (véase el interesante contraste ofrecido por
unos años encontré anunciado en un catálogo un libro Blair y Kooi, 2004). Asimismo, atender a tales indicado-
escrito por alguien llamado David Lieberman (1998) res reduce la precisión de los policías al juzgar la credi-
que llevaba por título Never be lied to again (algo así bilidad de declaraciones verdaderas (Mann, Vrij y Bull,
como “Que no te mientan nunca más”). Lo solicité, si 2004). Además, Kassin y Fong (1999) han mostrado
bien con abierto escepticismo dada la naturaleza sensa- empíricamente que el entrenamiento en los indicadores
cionalista del título y mi absoluto desconocimiento del de Inbau et al. produce una reducción en la precisión
autor (era evidente que no se trataba de ningún investi- global alcanzada, acompañada de un sesgo a decir que

1
Por ejemplo, Garrido, Masip y Herrero (2004) hallaron que se considera que los policías son más capaces de diferenciar entre verdades y
mentiras que la población en general.

80
JAUME MASIP Sección Monográfica

los sujetos mienten y de un incremento de la confianza PRECISIÓN: ¿SE PILLA ANTES A UN MENTIROSO QUE
en los juicios. A UN COJO?
Si se tiene en cuenta que, en muchos países, antes de Una creencia popular muy extendida es la que se refleja
someter al sospechoso a un severo interrogatorio la poli- en el dicho “se pilla antes a un mentiroso que a un co-
cía sostiene una entrevista más distendida con él para jo”. En otras palabras: es fácil pillar al mentiroso. ¿Es
establecer su inocencia o culpabilidad sobre la base de correcta esta creencia?
los indicadores conductuales del engaño, el peligro de la El examen de la precisión (nivel de aciertos) al hacer
desinformación que proporciona John E. Reid & Asso- juicios de veracidad ha sido uno de los temas más estu-
ciates es obvio. Pero este peligro se magnifica si se tiene diados en el área del engaño. El procedimiento experi-
en cuenta el tipo de interrogatorio que John E. Reid & mental empleado suele consistir en presentar a una
Associates propone, pues se trata de una aproximación muestra de sujetos observadores o receptores una serie
altamente agresiva y coercitiva que puede llevar a mu- de declaraciones efectuadas por un conjunto de sujetos
chos inocentes a confesar el delito que se investiga (por emisores (los potenciales mentirosos). Dichas declaracio-
ej., Kassin, 2005; Kassin y Gudjonsson, 2004). En defi- nes se presentan en formato audiovisual o auditivo, em-
nitiva, pues, la policía: (a) entrevista a un sospechoso; pleando grabaciones electromagnéticas o una
(b) observa determinados indicadores conductuales de representación “en vivo” (véase el Capítulo 3 de Miller y
escaso valor diagnóstico pero que cree asociados con el Stiff, 1993, para una descripción de los paradigmas ex-
engaño, y en consecuencia resuelve que el sospechoso perimentales empleados). En algunas ocasiones se per-
miente; y entonces (c) desde este convencimiento somete mite que emisor y receptor interactúen libremente (Buller
al sospechoso a un duro proceso de interrogatorio cuya y Burgoon, 1996). Los receptores deben indicar, habi-
naturaleza puede hacer que incluso muchas personas tualmente en un formulario, si cada una de las declara-
inocentes confiesen (Kassin, 2004, 2005; Kassin y Gud- ciones presentadas es verdadera o falsa. En ocasiones
jonsson, 2004). Este proceso puede explicar buena parte también se solicita de ellos que expresen el grado de
del elevado número de casos, registrados en países co- confianza en cada juicio y los indicadores a los que han
mo los Estados Unidos (donde la técnica de Inbau y Reid atendido para formular dicho juicio.
goza de cierta popularidad entre los miembros de las Normalmente la mitad de las declaraciones presenta-
fuerzas de seguridad), de personas que han sido encar- das son verdaderas y la otra mitad son falsas. De modo
celadas sobre la base de una confesión que más tarde que, sólo por azar, los observadores pueden acertar la
se ha demostrado fehacientemente que era falsa (Drizin mitad de los juicios, es decir, pueden tener una precisión
y Leo, 2004). del 50%. ¿Cuál es la precisión alcanzada realmente en
El objetivo del presente trabajo consiste en “desmante- los estudios empíricos? En 1980, Kraut publicó una revi-
lar” una serie de creencias populares erróneas, en mu- sión de los estudios realizados hasta el momento. En ella
chas ocasiones difundidas a través de cursillos o libros se indicaba que la precisión media era del 57%. Veinte
escritos por personas poco cualificadas, referentes a un años después, Vrij (2000) promedió la precisión obteni-
tema claramente “psicológico” como es la detección del da en 39 estudios relevantes. Ésta fue casi idéntica a la
engaño a partir del comportamiento no-verbal. La infor- hallada por Kraut: 56.6%. Aproximadamente un tercio
mación que se proporciona en las siguientes páginas es- (n = 12) de los experimentos revisados por Vrij arroja-
tá basada en la más rigurosa investigación científica en ban una precisión que se situaba en el estrecho rango li-
psicología y comunicación interpersonal. Dicha informa- mitado por el 54% y el 56%. En ningún experimento la
ción será de indudable interés para el profesional de la precisión estaba por debajo del 30% ni por encima del
psicología debido a tres razones: ser parte de su disci- 64% (Vrij, 2000).
plina, la utilidad que puede tener en muchos ámbitos Más recientemente se han realizado revisiones mucho
aplicados de la misma, y por el papel asesor que el psi- más exhaustivas y actualizadas, basadas en un muestreo
cólogo desempeña al ser interpelado por otros profesio- más meticuloso de estudios. Aamodt y Mitchell (en pren-
nales, a cuyas consultas debe responder según la ciencia sa) han llevado a cabo un meta-análisis sobre el efecto
psicológica, cuestionando las creencias engañosas que de diversas variables individuales sobre la precisión al
pueda tener el que inquiere. efectuar juicios de credibilidad. Examinando un total de

81
Sección Monográfica DETECCIÓN NO-VERBAL DEL ENGAÑO

193 muestras distintas de receptores, con una cantidad las cuatro muestras de psicólogos incluidas en su meta-
total de 14.379 observadores, han hallado una preci- análisis. Bond y DePaulo (en prensa) utilizan contrastes
sión media del 54.5%. En otro trabajo más amplio (in- estadísticos para comparar la precisión de “expertos”
cluye un total de 349 muestras de receptores, con (personal de los cuerpos de seguridad, jueces, psiquia-
22.282 sujetos que evaluaron la credibilidad de los tras, auditores...) y “no-expertos”. Ni en las comparacio-
mensajes de 3864 emisores), Bond y DePaulo (en pren- nes intraestudio (al considerar conjuntamente todos los
sa) hallaron una precisión media del 53.4%. Si bien ésta experimentos en que se había hecho esta comparación)
es significativamente superior al 50% esperado por azar, ni en las comparaciones interestudio (comparación del
en términos absolutos es una precisión extremadamente nivel de precisión en experimentos en que los observa-
pobre. Significa que de cada 100 mensajes hay 47 que dores habían sido “expertos” con experimentos en que
se juzgan erróneamente. Es decir, tenemos casi la misma éstos habían sido “no-expertos”) las diferencias resultan
probabilidad de acertar nuestros juicios que de fallarlos. significativas. En las comparaciones interestudio los nive-
La precisión de los detectores humanos al hacer juicios les de precisión hallados han sido 52.9% para los “ex-
de credibilidad sobre la base de la observación del com- pertos” y 56.9% para los “no-expertos”. En definitiva,
portamiento es, pese a lo que dice la sabiduría popular, los profesionales familiarizados con el engaño no son
extremadamente limitada. De hecho, de las diversas mejores detectores que los observadores legos.
aproximaciones a la detección del engaño, la no-verbal La precisión no sólo es baja, sino que además es uni-
es la que arroja unos niveles de precisión más bajos2. formemente baja. Hay evidencia de que existe un con-
Esta limitación se extiende asimismo a aquellos profe- junto de factores situacionales y personales que influyen
sionales para los cuales detectar mentiras es importante de forma estadísticamente significativa sobre los juicios y
y que tienen experiencia en tareas de evaluación de la los niveles de precisión (Masip, Garrido y Herrero,
credibilidad. Así, frente a la precisión del 54.2% obteni- 2002b). Así, Bond y DePaulo (en prensa) hallaron que
da por estudiantes universitarios legos, Aamodt y Mit- determinadas variables (canal de comunicación, motiva-
chell (en prensa) informan de niveles del 50.8% para las ción del emisor, preparación, exposición previa a la
muestras de detectives, del 54.5% para policías federales conducta del emisor e interacción vs. no-interacción emi-
norteamericanos, del 55.3% para policías y para agen- sor-receptor) tenían un impacto significativo sobre el ni-
tes de aduanas, del 59.0% para jueces y del 61.6% para vel de aciertos3. Sin embargo, lo cierto es que para

2
En un reciente informe oficial de la British Psychological Society elaborado por Bull, Baron, Gudjonsson, Hampson, Rippon y Vrij (2004),
se presentan los resultados de diversas revisiones sobre la validez del polígrafo. Con el empleo de la Prueba de la Pregunta Control (CQT),
el porcentaje de mentirosos identificados oscila, según la revisión considerada, entre el 83% y el 89%, y el porcentaje de persona veraces
identificadas oscila entre el 53% y el 78%. Con el empleo de la Prueba del Conocimiento del Culpable (GKT), el polígrafo permite identifi-
car prácticamente a todas las personas veraces (precisión del 98% y del 94% según la revisión considerada), pero posee una pobre capacidad
para detectar a los mentirosos (42% y 76%) (Bull et al., 2004). Entre los procedimientos verbales para evaluar la credibilidad destacan el
Análisis de Contenido Basado en Criterios (CBCA) y la aproximación del Control de la Realidad (RM). Con el CBCA se pueden identificar
correctamente un 73% de las declaraciones verdaderas y un 72% de las declaraciones falsas (Vrij, 2005). La precisión del RM es similar, al-
canzando un nivel de discriminación del 72% al clasificar tanto declaraciones verdaderas como falsas (Masip, Sporer, Garrido y Herrero,
2005). Señalábamos en otro lugar (Masip, Garrido y Herrero, 2002b) que, a diferencia de los poligrafistas o los evaluadores que emplean el
CBCA y el RM, los observadores de los experimentos llevados a cabo desde la aproximación no-verbal no están entrenados, por lo que la
comparación es inadecuada. Sin embargo, según se señala más adelante en el texto, los incrementos obtenidos mediante el entrenamiento en
indicadores no-verbales son muy limitados. Una metodología que permitió buenos resultados a partir del análisis del comportamiento no-
verbal es la empleada por Vrij, Edward, Roberts y Bull (2000), si bien sus hallazgos deben ser replicados. Sobre este tema, véase Masip et
al. (2002b).
3
Más exactamente, la precisión fue menor cuando los observadores estuvieron expuestos al canal visual que cuando estuvieron expuestos a
los canales auditivo y audiovisual; las comparaciones intraestudio (pero no las interestudio) mostraron que se detecta mejor a los emisores
motivados que a los no-motivados; también sólo en las comparaciones intraestudio la precisión fue menor cuando el emisor había podido
preparar el mensaje que cuando no lo había podido preparar; la exposición previa a la conducta habitual del emisor favoreció la detección; y
las comparaciones intraestudio (no pudieron hacerse comparaciones interestudio por haberse variado este factor sólo en raras ocasiones) in-
dicaron que durante una interacción emisor-receptor la detección es mayor que cuando el receptor observa un mensaje continuo e ininte-
rrumpido enviado por el emisor (Bond y DePaulo, en prensa).

82
JAUME MASIP Sección Monográfica

alguna de ellas (motivación y preparación) éste sólo la mayor parte de ellos son ciertos (Anderson, Ansfield y
apareció en las comparaciones intraestudio, pero no en DePaulo, 1999). Recientemente, sobre la base de dos es-
las comparaciones interestudio. Y además, pese a la sig- tudios que muestran que cuanta más información se pro-
nificación de algunas diferencias, prácticamente en to- porciona al receptor menor es el sesgo de veracidad,
dos los casos en que los autores señalan los índices de hemos propuesto que éste pudiera deberse a un artefac-
precisión éstos estuvieron por debajo del 60%. Por lo to experimental (Masip, Garrido y Herrero, 2005, en
tanto la influencia de estas variables, pese a ser estadís- prensa). Ciertamente, en la investigación realizada hasta
ticamente significativa, es realmente muy reducida en el momento los fragmentos de la conducta del emisor
términos absolutos. Por su parte, el trabajo meta-analíti- que se han utilizado como material estimular han sido
co de Aamodt y Mitchell (2005) muestra que variables muy breves. Esta brevedad limita la cantidad de infor-
individuales tan importantes como la edad de los recep- mación que el observador puede recibir del emisor, de
tores, su sexo, su nivel educativo/capacidad cognitiva y forma que, a la hora de formular sus juicios, el observa-
los rasgos de extraversión y neuroticismo no se relacio- dor se ve obligado a emplear un modo de procesamien-
nan significativamente con la precisión de los juicios. Só- to heurístico. Y se da la circunstancia de que en tareas
lo la automonitorización parece tener una débil relación de evaluación de la credibilidad los juicios heurísticos
positiva con ella (r = .14). suelen ser juicios de verdad (véanse Gilbert et al., 1990;
Estos resultados se refieren a la detección de mentiras y Millar y Millar, 1997; Stiff et al., 1992). Por lo tanto, el
verdades (reflejan el porcentaje de clasificaciones correc- sesgo de veracidad hallado en la investigación pudiera
tas al considerar conjuntamente declaraciones verdaderas deberse a la brevedad de las muestras conductuales em-
y falsas), pero ¿qué pasa específicamente con la detección pleadas. En consonancia con esta idea, hemos mostrado
de la mentira? La investigación muestra que las personas que el empleo de muestras de conducta más extensas e
identificamos con mayor facilidad verdades que mentiras informativas reduce este sesgo (Masip, Garrido y Herre-
(Levine, Park y McCornack, 1999). Esto es así porque pre- ro, 2005, en prensa). Sin embargo, este hallazgo debe
sentamos una tendencia a considerar que los demás dicen ser replicado por otros equipos de investigación, y que-
la verdad, lo cual incrementa nuestra precisión al juzgar dan todavía algunas preguntas por responder (Masip,
verdades y la reduce al juzgar las mentiras (Levine et al., Garrido y Herrero, 2005, en prensa).
1999; Masip et al., 2002b). Así, por ejemplo, en el meta- En cualquier caso, la tendencia a juzgar las declaraciones
análisis de Bond y DePaulo (en prensa) se halló que el como verdaderas parece ser menor entre aquellos
porcentaje medio de juicios de verdad fue del 55.0%, sig- profesionales para quienes la detección de la mentira es
nificativamente superior al 50% esperado por azar. Esto más relevante que en otras personas (Bond y DePaulo, en
hizo que la precisión al juzgar declaraciones verdaderas prensa). Se ha llegado incluso a afirmar, sobre la base de
se situara en el 60.3%, sensiblemente por encima de la los resultados empíricos, que en realidad tales profesionales
precisión al juzgar declaraciones falsas, que alcanzó tan presentan un sesgo opuesto que les lleva a considerar que
sólo la tasa del 48.7%. las declaraciones son falsas (Meissner y Kassin, 2002), y
Esta tendencia a juzgar las declaraciones como verda- que presentan una tendencia generalizada a cuestionar la
deras puede deberse a varias razones (véase Levine et veracidad de las comunicaciones emitidas por los demás4
al., 1999). Es posible que esté basada en un modo de (Masip, Alonso, Garrido y Antón, 2005).
procesamiento heurístico (Stiff, Kim y Ramesh, 1992), o En resumen, la investigación revisada en este apartado
en el propio funcionamiento de la mente, que en princi- muestra que: (a) la capacidad de los seres humanos pa-
pio representaría como cierta toda aquella información ra discriminar entre mensajes verdaderos y falsos es muy
entrante que comprende (Gilbert, Krull y Malone, 1990), escasa; (b) esto es así incluso entre personas para quie-
o puede derivarse de la estrategia adaptativa de creer nes dicha discriminación tiene importancia profesional;
los mensajes que se reciben, ya que en la vida cotidiana (c) aunque hay algunas variables que afectan significati-

4
Recientemente, Kassin, Meissner y Norwick (2005) han hallado que los policías tienden más que los no-policías a considerar verdaderas
una serie de confesiones falsas de delitos, por lo que han modificado su visión inicial y sostienen que, más que un sesgo a considerar que las
declaraciones son falsas, lo que presentan tales profesionales es un sesgo a considerar que los emisores de tales declaraciones son culpables.

83
Sección Monográfica DETECCIÓN NO-VERBAL DEL ENGAÑO

vamente al nivel de aciertos, en términos absolutos las precisión media del 57.20% y una confianza media en
variaciones oscilan entre el 50% y el 60%, manteniéndo- sus juicios del 72.91%, claramente superior.
se siempre por debajo de niveles de precisión acepta-
bles; (d) la investigación muestra que las personas INDICADORES: MÍRAME A LOS OJOS Y DIME LA
tendemos a prestar credibilidad a lo que otros nos dicen, VERDAD
por lo que detectamos más verdades que mentiras; sin Muchos libros populares sobre comunicación no-verbal
embargo, hay indicios de que este resultado pudiera de- presentan la detección de la mentira como una tarea
berse al modo en que habitualmente se ha hecho la in- sencilla: basta con examinar si el emisor muestra deter-
vestigación; (e) por el contrario, los profesionales para minadas señales conductuales claramente visibles para
quienes la evaluación de la credibilidad es importante determinar si está mintiendo o no. Por ejemplo, Lieber-
muestran una tendencia a considerar que los mensajes man (1998) y Pease (1981/1988) afirman que taparse
son falsos. la boca, tocarse la nariz, frotarse un ojo o el cuello o ti-
rar del cuello de la camisa son indicación de que el in-
CONFIANZA: ¿SOMOS CONSCIENTES DE NUESTRA terlocutor está mintiendo.
(IN)CAPACIDAD PARA DETECTAR MENTIRAS? Asimismo, las personas tienen creencias muy claras so-
Una vez establecido que es difícil detectar mentiras so- bre cuáles son los indicadores conductuales del engaño
bre la base del comportamiento no-verbal pasamos a (véanse entre otras las revisiones de Strömwall et al.,
otra cuestión examinada por la investigación: ¿existe al- 2004; Vrij, 2000). Por ejemplo, una creencia popular
guna relación entre la confianza depositada en nuestros muy extendida (y que también se encuentra en el libro
juicios y nuestra precisión? DePaulo, Charlton, Cooper, de Lieberman) es que los mentirosos apartan su mirada.
Lindsay y Muhlenbruck (1997) hicieron un meta-análisis En un reciente trabajo transcultural se ha hallado que es-
de la investigación sobre la confianza al hacer juicios de te estereotipo tiene validez universal. Cuando se pregun-
veracidad. Con la muestra de los 18 estudios relevantes tó a personas de 58 países distintos “¿Cómo puedes
que pudieron localizar, encontraron una correlación me- saber si alguien está mintiendo?”, los habitantes de 51
dia prácticamente nula: r = .04. Aamodt y Mitchell (en de ellos mencionaron que las personas apartan la mira-
prensa) han examinado la misma cuestión, añadiendo da al mentir (Global Deception Research Team, en pren-
experimentos más recientes a los incluidos en el meta- sa). En un segundo estudio se empleó un cuestionario
análisis de DePaulo et al. (1997). La correlación prome- con preguntas cerradas. Una de éstas aludía al contacto
dio en 58 estudios hallada por Aamodt y Mitchell es ocular. Las tres opciones de respuesta eran que la gente
virtualmente la misma: r = .05. En definitiva, las perso- mira más a los ojos del interlocutor al mentir que al decir
nas no tenemos conciencia de lo correctos o incorrectos la verdad, que mira menos, y que mira en igual medida.
que son nuestros juicios de credibilidad. En 61 de los 63 países estudiados los participantes esco-
Otro hallazgo de interés relacionado con la confianza es gieron la segunda de estas tres opciones con más fre-
la evidencia de que tendemos a sobreestimar nuestra ca- cuencia que ninguna de las otras dos (Global Deception
pacidad de discriminar entre verdades y mentiras. DePau- Research Team, en prensa). ¿En qué medida son correc-
lo et al. (1997) compararon la confianza y la precisión en tas tales creencias? ¿Existen indicadores claros del enga-
seis estudios en los que ambas variables se habían medi- ño? ¿Cuáles son?
do en una escala de 0 a 100 (o en los que las puntuacio- En diversas revisiones se han comparado los resultados
nes se podían transformar a dicha escala). Hallaron una de los estudios centrados en los indicadores reales del

5
Los indicadores reales del engaño se estudian comparando la medida en que diversas categorías conductuales (por ej., dirección de la mira-
da, tartamudeos, etc.) están presentes en comunicaciones verdaderas y falsas. Para examinar los indicadores percibidos del engaño la compa-
ración se establece entre comunicaciones juzgadas verdaderas y comunicaciones juzgadas falsas por los observadores. Las creencias o
estereotipos sobre los indicadores del engaño se estudian preguntando a las personas qué claves creen ellas que permiten diferenciar entre
comunicaciones verdaderas o falsas. Como hemos visto al presentar los resultados del trabajo del Global Deception Research Team (en
prensa), se pueden emplear preguntas abiertas o cerradas. Además, éstas pueden formularse en términos generales (“¿cómo puedes saber si
alguien está mintiendo?”) o, como sucede en Masip, Garrido, Herrero, Antón y Alonso (en prensa), pueden referirse a un juicio o conjunto
de juicios específicos (“¿en qué te has basado para concluir que esta persona estaba mintiendo/diciendo la verdad?”).

84
JAUME MASIP Sección Monográfica

engaño (conductas que diferencian entre declaraciones Una posible explicación de esta falta de concordancia
verdaderas y falsas) con los de aquellos estudios que entre creencias y realidad nos la ofrece Kelley (1992)
han examinado los indicadores percibidos o las creen- cuando hipotetiza que las nociones del sentido común
cias de la gente sobre los índices del engaño. Los indica- probablemente sean menos válidas cuando se refieren al
dores percibidos son aquellos que las personas utilizan micronivel que cuando se refieren al mesonivel. En el mi-
realmente para hacer sus juicios de credibilidad, y las cronivel, Kelley ubica los “acontecimientos que ocurren
creencias son los indicadores que las personas dicen que rápidamente ..., en escalas pequeñas de magnitud o
son útiles para discriminar entre verdades y mentiras5 masa (por ej., pequeñas contracciones de los músculos
(Masip y Garrido, 2000, 2001). En general, las coinci- faciales o cambios en la fijación ocular), y a menudo de
dencias entre las últimas dos categorías y la primera son forma invisible...” (Kelley, 1992, p. 6). El mesonivel es el
muy escasas, reflejando que las personas tenemos un “nivel de la conducta individual molar...” (Kelley, 1992,
gran desconocimiento de las claves que realmente pue- p. 6), y comprende “consecuencias inmediatas y direc-
den discriminar entre comunicaciones verdaderas y fal- tas, periodos de tiempo de minutos a días ... Este nivel es
sas (Burgoon, Buller y Woodall, 1994; DePaulo, Stone y el centro de atención en la vida diaria...” (Kelley, 1992,
Lassiter, 1985; Vrij, 2000). Por ejemplo, Vrij (2000) ob- p. 6). Indudablemente, la identificación de claves discre-
serva que si bien la gente cree que, en comparación con tas del engaño se inserta en el micronivel de Kelley.
quienes dicen la verdad, los mentirosos mueven más sus Sea como fuere, la discrepancia entre los estereotipos
extremidades, desvían más la mirada, parpadean más, populares y la realidad empírica puede dar cuenta del
sonríen más, muestran más automanipulaciones y gestos escaso valor de las claves conductuales para formular
ilustrativos, cambian con mayor frecuencia de postura y juicios correctos de mentira. Park, Levine, McCornack,
mueven más el tronco, los resultados de la investigación Morrison y Ferrara (2002) preguntaron a un grupo de
empírica muestran que, en realidad, los mentirosos mue- estudiantes que recordaran un caso en el que hubieran
ven sus extremidades menos que los veraces, y que la re- descubierto que otra persona les había mentido y que
lación entre las demás conductas y el engaño no es indicaran qué estrategias habían empleado en esa oca-
significativa. Otras creencias populares examinadas por sión para descubrir el engaño. Los resultados muestran
Vrij, como que los mentirosos cometen más errores y pre- que los métodos más usados fueron la información de
sentan más vacilaciones al hablar, que hacen más pau- terceras personas, la evidencia material y la confesión
sas, etc., no han recibido apoyo claro de la investigación, del propio mentiroso. Prestar atención a las claves no-
puesto que se han hallado resultados contradictorios de- verbales y verbales estuvo entre las estrategias menos
bido a que determinadas variables, como la complejidad empleadas (2.1%). En definitiva, el papel de tales claves
cognitiva de la mentira, pueden mediar la expresión de para formular juicios correctos de mentira es ínfimo6.
las conductas relevantes. Hay dos creencias populares El trabajo de Vrij (2000) descrito anteriormente revisa
que, según Vrij, son acertadas: la de que al mentir se ha- sólo parte de la literatura. Con posterioridad al mismo,
bla con un tono de voz algo más agudo y la de que las DePaulo, Lindsay, Malone, Muhlenbruck, Charlton y Co-
pausas al hablar son de mayor duración al mentir que al oper (2003) han publicado el trabajo meta-analítico más
decir la verdad. En conclusión, la abrumadora mayoría exhaustivo realizado hasta el momento sobre los indica-
de las creencias populares sobre los indicadores no-ver- dores no-verbales y verbales del engaño. Aunque no
bales del engaño son erróneas. Por desgracia, sucede lo comparan tales indicadores con las creencias populares,
mismo con las creencias que presentan profesionales ta- sus resultados son del máximo interés, pues permiten ais-
les como policías, jueces, etc., las cuales se solapan en lar las claves que, potencialmente, pueden ser útiles para
gran medida con las del ciudadano medio (véase Ström- discriminar entre verdades y mentiras. DePaulo et al.
wall et al., 2004, para una discusión en profundidad). examinaron un total de 116 informes de investigación en

6
Park et al. (2002) interpretan los resultados como indicativos de que las personas no emplean indicadores verbales y no-verbales para hacer
sus juicios de credibilidad. Sin embargo, al haber limitado los autores su exploración a mentiras que llegaron a descubrirse, sólo podemos
concluir que tales claves tienen un efecto limitado sobre los juicios correctos de mentira. Es posible que esas claves se utilicen con frecuen-
cia pero que sean muy poco discriminativas.

85
Sección Monográfica DETECCIÓN NO-VERBAL DEL ENGAÑO

los que se explora la relación de 158 claves conductua- va e impersonal (DePaulo et al., 2003). Además, en
les con el acto de mentir o decir la verdad. Los autores comparación con las comunicaciones de quienes dicen
diferenciaron entre dos conjuntos de claves. Primero, la verdad, las comunicaciones de los mentirosos parece-
aquellas que se habían examinado por lo menos en tres rán más ambivalentes y discrepantes (por ej., habrá falta
ocasiones distintas, habiendo podido calcular con preci- de concordancia entre lo expresado a través de unos ca-
sión el tamaño del efecto para al menos dos de ellas. El nales y otros) (d = 0.34). Asimismo, las mentiras tendrán
tamaño del efecto es, en este caso, un índice de la rela- menos detalles (d = -0.30), una estructura menos lógica
ción entre la presencia/ausencia de la clave y si el emi- (d = -0.25) y un menor engranaje contextual (d = -0.21)
sor miente o dice la verdad. Sólo puede calcularse con que las verdades. Éstos son tres criterios verbales del
exactitud si se proporciona la suficiente información en Análisis de Contenido Basado en Criterios o CBCA7 (Ga-
los informes de investigación originales, lo cual no suce- rrido y Masip, 2000, 2004; Masip, Garrido y Herrero,
día en todos los examinados por DePaulo et al. El segun- 2003; Vrij, 2005). Las narraciones falsas también pare-
do conjunto de claves comprendía a todas las demás. cerán menos plausibles (d = -0.23) y contendrán más
Los cálculos referentes al primer conjunto son más váli- afirmaciones negativas y quejas (d = 0.21) que las ver-
dos, dado el mayor número de muestras y la mayor pre- daderas. El narrador parecerá inseguro y vacilante en su
cisión en los cálculos del tamaño del efecto. voz y en sus palabras (d = 0.30), dará la impresión de
Los autores hallaron que sólo 24 claves de las 88 del pri- estar más nervioso o tenso (d = 0.27), su voz también
mer grupo diferenciaron entre declaraciones verdaderas y sonará tensa (d = 0.26) y de hecho su tono fundamental
falsas. A éstas se añadieron 17 del segundo grupo. En (frecuencia de la voz) será más agudo (d = 0.21). Ade-
conjunto, 24 + 17 = 41 claves de un total de las 158 exa- más, la implicación personal del narrador a nivel verbal
minadas; esto es el 26.0%. Si sólo consideramos las 24 y no-verbal será menor en declaraciones falsas que en
claves significativas del primer grupo, cuyo cálculo pre- declaraciones verdaderas (d = -0.21). Es importante se-
senta más garantías, el porcentaje es del 15.2%. En con- ñalar que ninguna de las pintorescas claves antes men-
clusión, a diferencia de lo que promulgan una serie de cionadas que describe Pease (1981/1988) se encuentra
libros “de autoayuda” y de lo que sostiene la sabiduría en esta lista basada en un riguroso meta-análisis de la
popular, hay muy pocas diferencias entre la conducta de investigación relevante, ni tampoco el contacto ocular8.
las personas cuando mienten y cuando dicen la verdad. Es extremadamente importante tener en cuenta que es-
Con el fin de aislar los indicadores más válidos del en- tos resultados se derivaron de todo el conjunto de estu-
gaño, DePaulo et al. (2003) se centraron en aquellos ba- dios y condiciones experimentales de los trabajos
sados en un número de comparaciones superior a cinco analizados por DePaulo et al. (2003). Pero se detectaron
y con un tamaño del efecto igual o superior a 0.20 en una serie de circunstancias que influyen sobre la utilidad
valores absolutos. Sólo hallaron 12 de tales indicadores, de los indicadores para discriminar entre declaraciones
la mayoría de naturaleza verbal. La clave más discrimi- verdaderas y falsas. Así, la motivación del emisor, el ob-
nativa (d = -0.55) parece ser la inmediaticidad verbal y jeto que se persigue con el engaño (ocultar una transgre-
vocal. Esto significa que al mentir las personas respon- sión vs. otros fines), la extensión de la respuesta (tiempo
den de manera menos directa, relevante y clara que al durante el que el emisor se expresa) y la preparación
decir la verdad, y que además lo hacen de forma evasi- previa de la mentira influyeron sobre el significado y el

7
La estructura lógica implica que los diversos detalles describen idéntico curso de sucesos, la declaración en su conjunto es coherente y ló-
gica y sus partes “encajan”. Por engranaje contextual se entiende que el acontecimiento descrito está inserto en un contexto espacio-tempo-
ral rico y complejo (véase Garrido y Masip, 2001).
8
El tamaño del efecto para el contacto ocular fue d = 0.01, y para la conducta de desviar la mirada d = 0.02; ambas ds fueron no-significati-
vas. Las claves que arrojaron tamaños del efecto superiores a 0.20 en valores absolutos pero que se calcularon sobre la base de 5 o menos
comparaciones (en realidad 3 a 5 comparaciones) fueron cooperatividad (d = -0.66), admisión de falta de memoria (d = -0.42), dilatación
pupilar (d = 0.39), duración del discurso (d = -0.35), asociaciones externas relacionadas (d = 0.35), inmediaticidad verbal (d = -0.31), correc-
ciones espontáneas (d = -0.29), elevación de la barbilla (d = 0.25), atribuciones sobre el estado mental del otro (d = 0.22), repeticiones de pa-
labras y frases (d = 0.21) y autodesaprobación (d = 0.21). Los valores positivos de d indican que la conducta se muestra más al mentir que al
decir la verdad; los valores negativos tienen el significado opuesto.

86
JAUME MASIP Sección Monográfica

poder discriminativo de diversos indicadores (DePaulo et ción sobre sus resultados, de forma que puedan apren-
al., 2003; DePaulo y Morris, 2004). Por ejemplo, cuan- der de sus errores y sus aciertos al ir efectuando los jui-
do la comunicación no estaba preparada de antemano cios de credibilidad. Otro tipo de entrenamiento se basa
la latencia de respuesta (tiempo transcurrido entre el fi- en una estrategia informacional, consistente en indicar a
nal de la pregunta y el inicio de la respuesta del emisor) los observadores cuál es la verdadera relación entre de-
fue mayor al mentir que al decir la verdad, pero cuando terminados indicadores y el engaño. Un tercer tipo de
la comunicación estaba preparada de antemano la la- entrenamiento se basa en una estrategia atencional, en
tencia fue mayor al decir la verdad que al mentir. Asi- que se focaliza la atención de los observadores sobre
mismo, hubo varias claves (por ej., parpadeos) que determinadas claves reveladoras (sin explicitar necesa-
discriminaron cuando se mentía sobre transgresiones pe- riamente su significado), o bien sobre aquellos canales
ro que no discriminaron al mentir sobre otros temas (pa- más transparentes (por ej., el canal auditivo). Según Vrij,
ra una descripción completa de los efectos de las con independencia del método empleado, en general los
variables moderadoras sobre los indicadores, véanse observadores han logrado incrementar su nivel de acier-
DePaulo et al., 2003; DePaulo y Morris, 2004). En resu- tos en la condición de entrenamiento. Pero el autor tam-
men: (a) el significado de los mismos indicadores (por bién indica que tales incrementos han sido muy pobres:
ej., latencia de la respuesta) puede cambiar según las precisión media del 54% en los grupos no-entrenados vs.
circunstancias; (b) hay conductas (por ej., parpadeos) del 57% en los grupos entrenados.
que discriminan significativamente en unas circunstan- En un trabajo posterior al de Vrij (2000) y más sistemáti-
cias pero no en otras; y (c) hay claves (por ej., parpade- co que éste, Frank y Feeley (2003) meta-analizan la inves-
os) que no discriminan en términos generales pero que sí tigación realizada hasta el momento sobre el
lo hacen en circunstancias muy específicas, y viceversa. entrenamiento no-verbal en detección de la mentira. Su
Así pues, al contrario de lo que se afirma en muchos li- trabajo considera 20 comparaciones efectuadas en 11
bros de autoayuda, no sólo hay pocas claves del enga- trabajos publicados, con un total de 1072 observadores
ño, sino que éstas son muy específicas de cada en los grupos de entrenamiento y 1161 en los grupos con-
situación. Como señala Kelley (1992), el sentido común trol. Encuentran que el incremento de precisión debido al
es más sensible a los efectos principales que a las inte- entrenamiento es estadísticamente significativo, pero muy
racciones que la ciencia desvela, y además la ciencia pequeño: se informa de un nivel medio de aciertos del
descubre factores subyacentes que no están en el punto 54% en los grupos no-entrenados y del 58% en los grupos
de vista del observador lego y que tienen gran influencia entrenados; nótese que los valores son casi idénticos a los
en los resultados. hallados por Vrij (2000). Los autores argumentan que la
escasa calidad de los programas de entrenamiento emple-
ENTRENAMIENTO: ¿EXISTE ALGUNA REMOTA ados puede estar detrás de tan pobre incremento. Sin em-
ESPERANZA? bargo, aunque es cierto que los programas empleados
El panorama que se dibuja en las páginas anteriores es presentan una serie de limitaciones, un problema más fun-
ciertamente desolador: los seres humanos somos pésimos damental atañe a la escasa relación, antes señalada, en-
detectores de mentiras, nuestra confianza no se relaciona tre indicadores conductuales y el engaño, así como el
con la precisión de nuestros juicios, tendemos a sobreesti- relativismo de esta relación en función de diversas circuns-
mar nuestra capacidad de detectar mentiras, nuestras cre- tancias (DePaulo et al., 2004). Esto puede afectar negati-
encias sobre los indicadores del engaño son erróneas y vamente a la eficacia de las tres modalidades de
utilizamos claves equivocadas al hacer tales juicios. ¿Exis- entrenamiento identificadas por Vrij (2000). Así, lo que se
te alguna esperanza de aprender a hacerlo bien? pueda aprender mediante la retroalimentación en un pro-
Se han realizado muchos intentos de entrenar a las grama del primer tipo será confuso, relativo y de escaso
personas para detectar el engaño (véanse las revisiones valor. En el caso de una estrategia informacional, poca
de Bull, 2004; Frank y Feeley, 2003; Vrij, 2000). Vrij será la información consistente y válida a nivel transitua-
observa que se han utilizado tres tipos de entrenamiento. cional que pueda proporcionarse a los observadores. Por
Uno consiste en proporcionar a los sujetos retroalimenta- último, el empleo de una estrategia atencional también

87
Sección Monográfica DETECCIÓN NO-VERBAL DEL ENGAÑO

presenta problemas. Si se orienta a los observadores a te. De modo que los observadores buscarán activamente
que focalicen su atención sobre determinadas claves dis- esas claves indicadoras de engaño, y en cuanto perci-
cretas, éstas tendrán necesariamente una validez limitada ban su más mínimo atisbo resolverán de inmediato y con
y dependiente de las circunstancias. Y si lo que se preten- firmeza que el emisor está mintiendo. Ésta puede ser la
de es focalizar la atención de los observadores sobre los razón de que el entrenamiento incremente sólo la fre-
canales auditivo y audiovisual, significativamente más cuencia de juicios de mentira, pero no la precisión al
transparentes que el canal meramente visual en el meta- juzgar verdades. Probablemente, un entrenamiento foca-
análisis de Bond y DePaulo (en prensa), antes se debe te- lizado sobre las claves de la verdad, o bien un entrena-
ner en cuenta que, en las comparaciones interestudio miento más equilibrado en el que se presenten, con
(Bond y DePaulo no presentan los índices concretos de idéntico énfasis, los indicadores de la verdad y los de la
precisión en las comparaciones intraestudio), los niveles mentira (sus opuestos), y en el que la tarea no consista
promedios de precisión alcanzados ante tales canales fue- en detectar mentiras, sino en discriminar entre declara-
ron del 53.7% (canal auditivo) y del 53.9% (canal audio- ciones verdaderas y falsas, tendría efectos muy distintos.
visual), frente al 50.2% del canal visual. Recuérdese que el Nuestra investigación más reciente está explorando esta
nivel de aciertos por azar está en el 50%, y que la preci- posibilidad.
sión total corresponde al 100%. Poca es, en consecuencia,
la precisión final que podrán alcanzar los observadores al CONCLUSIONES
pedirles que presten atención a los canales auditivo o au- La sabiduría popular sostiene que “es más fácil pillar a un
diovisual. mentiroso que a un cojo”. La mayoría de personas mues-
Sobre la base de un análisis parcial de la investigación tra gran confianza en sus juicios de veracidad. Existen
relevante, Meissner y Kassin (2002) sugieren que, más además claros estereotipos populares sobre el comporta-
que incrementar la precisión, lo que hacen los progra- miento de las personas al mentir. Se encuentra asimismo
mas de entrenamiento es incrementar la tendencia de los en el mercado un sinnúmero de libros “de autoayuda”,
observadores a decir que los mensajes son falsos. De que cuentan con gran aceptación popular, en los que se
forma consistente con tales apreciaciones, en el meta- presenta la detección de la mentira a partir del comporta-
análisis más amplio de Frank y Feeley (2003) el incre- miento no-verbal como una tarea sencilla de aprender, y
mento debido al entrenamiento fue nulo al juzgar en los que se ofrecen extensas relaciones de supuestos in-
verdades (precisión del 58% en los grupos no-entrena- dicadores del engaño de validez universal.
dos vs. 56% en los entrenados), pero sustancial al juzgar Frente a las creencias populares y a las afirmaciones
mentiras (49% vs. 55%). Este efecto no debe sorprender. de los libros “de autoayuda”, se han presentado en estas
Aunque Vrij (2000) identificara las tres aproximaciones páginas los resultados de varias décadas de rigurosa in-
descritas anteriormente, en realidad la mayoría de los vestigación realizada por psicólogos y comunicólogos.
programas de entrenamiento se han basado en la estra- Es importante que el lector tenga en cuenta que la mayor
tegia de informar a los observadores sobre la supuesta parte de los hallazgos descritos en el presente trabajo
relación entre ciertas claves conductuales y el engaño. proviene de estudios meta-analíticos muy abarcadores,
Normalmente tales entrenamientos se centran específica- por lo que las muestras son extremadamente amplias y
mente sobre los indicadores de la mentira, y no sobre los heterogéneas (y, por ende, representativas), y los resul-
indicadores de la verdad. Se señalan ciertas conductas, tados reflejan fielmente los hallazgos globales de virtual-
se dice que suelen aparecer con más frecuencia al men- mente toda la investigación realizada. Tales resultados
tir que al decir la verdad, y se invita a los observadores se oponen frontalmente a las creencias populares y a lo
a que traten de identificarlas en los vídeos experimenta- que se afirma en la mayoría de los libros “de autoayu-
les para determinar si los emisores están mintiendo (y no da”. Así, se concluye lo siguiente: (a) la capacidad del
para diferenciar si los emisores mienten o dicen la ver- ser humano para discriminar entre verdades y mentiras
dad). Pero el que determinadas claves aparezcan con es extremadamente limitada; esto es así incluso en gru-
mayor frecuencia al mentir que al decir la verdad, no pos profesionales para quienes la detección del engaño
significa que aparezcan exclusivamente cuando se mien- es una tarea importante en su trabajo; (b) las personas

88
JAUME MASIP Sección Monográfica

no tenemos conciencia de lo correctos o incorrectos que ban la información más rigurosa y actualizada en el
son nuestros juicios de credibilidad; (c) tendemos a so- área de la detección del engaño. Los psicólogos están
breestimar nuestra capacidad de identificar verdades y entre ellos, pero tienen además la importante responsa-
mentiras; (d) utilizamos claves equivocadas al hacer jui- bilidad adicional de asesorar a otros profesionales (y a
cios de credibilidad; (e) las creencias populares sobre los legos) sobre la verdadera relación entre las claves con-
indicadores del engaño son erróneas; (f) las creencias de ductuales y el engaño. En este sentido, quisiera haber
los profesionales para quienes la detección del engaño podido ofrecer una lista clara de indicadores conductua-
es una tarea importante son también erróneas y simila- les específicos, claramente perceptibles, y carentes de
res a las de las otras personas; (g) no se ha demostrado ambigüedad que fueran indicadores incuestionables de
que los indicadores conductuales que se mencionan en la mentira. Esto es lo que hacen los libros “de autoayu-
la mayoría de los libros “de autoayuda” permitan una da”, pero, por desgracia, la realidad es mucho más
adecuada discriminación entre verdades y mentiras; (h) compleja. Ésta es la lección que conviene aprender.
existen muy pocas conductas que realmente permitan di-
ferenciar entre verdades y mentiras; (i) al contrario de lo Agradecimientos: El autor desea expresar su agradeci-
que se da a entender en muchos libros “de autoayuda” y miento a Eugenio Garrido, Nuria Hernández y Roberto
de lo que sostiene la sabiduría popular, el significado y Vivero por su amabilidad al acceder a leer versiones an-
el poder de discriminación de las claves conductuales teriores de este trabajo y formular comentarios y suge-
dependen de una serie de variables situacionales; (j) rencias de gran ayuda.
también al contrario de lo que afirman determinados li-
bros dirigidos al gran público, aprender a discriminar REFERENCIAS
entre verdades y mentiras es extremadamente difícil, co- Aamodt, M. y Mitchell, H. (en prensa). Who can best
mo muestra la limitada eficacia de distintos programas catch a liar? A meta-analysis of individual differences
de entrenamiento; y (k) en lugar de incrementar la preci- in detecting deception. Forensic Examiner.
sión global, los entrenamientos al uso aumentan el sesgo Abozzi, P. (1997). La interpretación de los gestos. Bar-
a decir que las declaraciones son falsas. celona: Martínez Roca. (Publicado originalmente en
En ocasiones, determinados colectivos profesionales cu- italiano en 1996 por L’Airone Editrice, Roma, Italia).
ya labor les exige evaluar la credibilidad se dejan llevar Anderson, D. E., Ansfield, M. E. y DePaulo, B. M.
por sus creencias ingenuas. Otras veces, en un loable (1999). Love’s best habit. Deception in the context of
afán de aprender y capacitarse profesionalmente, bus- relationships. En P. Philippot, R. S. Feldman y E. J. Co-
can información en determinados libros, en muchas oca- ats (Eds.), The social context of nonverbal behavior
siones aparentemente escritos por reputados (pp. 372-409). Nueva York: Cambridge University
profesionales de la psicología, pero que de hecho son Press.
obra de autores poco cualificados que sólo ofrecen inge- Blair, J. P. y Kooi, B. (2004). The gap between training
nuos consejos de nulo valor científico. En otras ocasiones and research in the detection of deception. International
van más allá y asisten a cursillos o seminarios; pero a Journal of Police Science and Management, 6, 77-83.
menudo éstos son impartidos por personas ajenas a los Bond, C. F., Jr. y DePaulo, B. M. (en prensa). Accuracy
campos de la psicología o de la comunicación, o por of deception judgments. Personality and Social Psy-
compañeros más experimentados que, en muchos casos chology Review.
con la mejor de las intenciones, se limitan a transmitir Bull, R. (2004). Training to detect deception from beha-
sus intuiciones y creencias de sentido común, desvincula- vioral cues: Attempts and problems. En P.-A. Granhag
das del avance científico en el campo de conocimiento y L. A. Strömwall (Eds.), The detection of deception in
relevante. En determinados ámbitos, las consecuencias forensic contexts (pp. 251-268). Cambridge: Cam-
de un juicio erróneo de la credibilidad pueden ser de- bridge University Press.
vastadoras (condena de un inocente; limitación del acce- Bull, R., Baron, H., Gudjonsson, G., Hampson, S., Rip-
so a determinado empleo o su pérdida; etc.), por lo que pon, G. y Vrij, A. (2004). A review of the current
es necesario que quienes deban hacer tales juicios reci- scientific status and fields of application of polygrap-

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Sección Monográfica DETECCIÓN NO-VERBAL DEL ENGAÑO

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91
Sección Monográfica Papeles del Psicólogo, 2005. Vol. 26, pp. 92-98

EL ANALISIS DE CONTENIDO BASADO EN CRITERIOS (CBCA) EN


LA EVALUACIÓN DE LA CREDIBILIDAD DEL TESTIMONIO
CRITERIA-BASED CONTENT ANALYSIS (CBCA) IN STATEMENT CREDIBILITY ASSESSMENT

Verónica Godoy-Cervera, Lorenzo Higueras


Universidad de Granada

Este trabajo está dirigido por un lado a la descripción del Análisis de Contenido Basado en Criterios (CBCA), procedimiento enfoca-
do originalmente a la evaluación de la credibilidad del testimonio de niños, y por otro, a la presentación de algunas investigaciones
realizadas en torno a este tema. En los últimos años, sin embargo, ha habido un creciente interés por generalizar la aplicación de es-
te procedimiento a adultos, por lo que otro de nuestros objetivos será comentar los estudios encaminados a emplear esta prueba en
la evaluación de la credibilidad de las declaraciones de adultos. Finalmente comentaremos algunos inconvenientes de esta técnica y
futuras líneas de investigación.

This work is directed on the one hand to the description of the Criterial Based Content Analysis (CBCA), a procedure focused originally
on the evaluation of children’s testimony credibility, and by other one, to present several investigations done regarding this topic. Over
the last years, nevertheless, there has been an increasingly interest about the application of this procedure on adults, therefore, another
purpose was to bring up studies focussed to the use of statement credibility analysis technique on adults. Finally, disadvantages and
future research on the field on the use of this technique are discussed.

o es poco común que en las investigaciones poli- Alrededor de 1950, Udo Undeutsch realizó la primera
N ciales se cuente únicamente con la declaración de
la víctima y la declaración del acusado como úni-
descripción del SVA (ver Undeutsch, 1989) y posterior-
mente fue modificada hasta su forma actual por Steller y
cas pruebas disponibles del delito. Ante esta necesidad, Köhnken (1989) y Raskin y Esplin (1991). En un princi-
varios investigadores se han centrado en el desarrollo de pio, el SVA se desarrolló para valorar las declaraciones
métodos sistemáticos que ayuden a identificar informes verbales de niños que habían sido víctimas de abuso se-
honestos de aquellos informes que han sido fabricados. xual. Sin embargo, en años recientes se ha intentado va-
Vrij (2000) y Vrij, Edward y Bull (2001) han clasificado lidar y generalizar la aplicación de este instrumento a
estos procedimientos en tres grupos. El primero se centra adultos (Vrij et al., 2001; Vrij et al., 2000). A pesar de
en el registro y análisis de la actividad psicofisiológica que es un instrumento ampliamente utilizado en el ámbi-
de la persona que miente. El segundo se encarga de to forense como prueba psicológica no se le debe consi-
examinar la conducta no verbal del sujeto (Vrij, Edward, dera un test o una escala estandarizada, sino un método
Roberts y Bull, 2000). El tercer grupo, y sobre el cual nos semi-estandarizado para la evaluación de la credibili-
vamos a centrar, se encarga del estudio del contenido de dad de las declaraciones (Steller, 1989). El desarrollo
la declaración del testigo (Masip, Sporer, Garrido y He-
del SVA está fundamentado en lo que Steller (1989) ha
rrero, 2005; Ruby y Brigham, 1997).
denominado la hipótesis de Undeutsch. De acuerdo a es-
ta hipótesis, un testimonio basado en una experiencia re-
DESARROLLO DEL ANÁLISIS DE CONTENIDO BASADO
al difiere en cuanto a su calidad y contenido de un
EN CRITERIOS (CBCA)
testimonio basado en un acontecimiento imaginado.
El Statement Validity Assessment (SVA) (Evaluación de la
El Criteria-Based Content Análisis (CBCA) (Análisis de
Validez de la Declaración) es la técnica más empleada
Contenido Basado en Criterios) es el componente princi-
para evaluar la veracidad de las declaraciones verbales
pal del SVA lo que lo ha llevado a ser el elemento más
(Vrij, 2000). El SVA se desarrolló en Alemania y se sus-
tentó en la experiencia clínica de diversos psicólogos. frecuentemente estudiado por los investigadores (Ruby y
Brigham, 1997) y sobre el cual se va a centrar este tra-
Correspondencia: Verónica Godoy Cervera. Facultad de Psicolo-
bajo. El SVA está formado por tres componentes mutua-
gía. Universidad de Granada 18071. Granada España. E-mail: mente dependientes: a) una entrevista estructurada con
vgodoy@ugr.es la víctima, b) el CBCA que evalúa el contenido de la de-

92
VERÓNICA GODOY-CERVERA, LORENZO HIGUERAS Sección Monográfica

claración de la persona, y c) la integración del CBCA con (para una descripción detallada de estos criterios véase
la información derivada de un set de preguntas denomi- Steller y Köhnken, 1989).
nado Lista de Validez, el cual combina la información ex- El análisis de la entrevista a través de los 19 criterios
traída del análisis del contenido de la declaración con del CBCA se realiza otorgando puntuaciones numéricas
otra información relevante del caso y con la información a cada uno de los criterios. Según indica Steller (1989),
obtenida a partir de la exploración de la entrevista o en- se asigna 2, 1 ó 0 puntos en función de si el criterio se
trevistas previamente realizadas (Horowitz, 1991). encuentra fuertemente presente, presente o ausente en la
La entrevista debe preceder a la aplicación de los crite- declaración. Otros autores (Lamb, Sternberg, Esplin,
rios del CBCA. El objetivo primordial es obtener material Hershkowitz, Orbach y Hovav, 1997) proponen se pun-
sobre el cual aplicar dichos criterios. Es importante que túe 1 ó 0 si el criterio está presente o ausente en la de-
el entrevistador esté familiarizado con el contenido de claración. Ni la entrevista ni los resultados obtenidos a
los criterios ya que de ello dependerá que la entrevista partir de los criterios son completamente válidos hasta
se desarrolle de forma adecuada. Así mismo, debe in- que hayan sido puestos en contexto por medio de la Lis-
tentar obtener la mayor cantidad posible de información ta de Validez, la cual, está compuesta por cuatro cate-
empleando una entrevista diseñada de forma que maxi- gorías generales de información (Steller y Köhnken,
mice la cantidad de información aportada por el testigo 1989):
y minimice cualquier tipo de contaminación generada ya a) Características psicológicas. En esta categoría es im-
sea por el entrevistador o por cualquier otro adulto (Ras- portante evaluar la adecuación del lenguaje y el
kin y Esplin, 1991). afecto y la susceptibilidad a la sugestión.
El CBCA se aplica al contenido de la declaración y su
TABLA 1
propósito es determinar si su calidad y sus contenidos
EL ANÁLISIS DE CONTENIDO BASADO EN CRITERIOS (CBCA).
específicos son indicativos de una narración generada a MODIFICADO DE STELLER Y KÖHNKEN (1989)
partir de registros de memoria o si son producto de la
invención, la fantasía o la influencia de otra persona.
Características Generales
Cualquier análisis realizado empleando el CBCA se ve
1. Estructura lógica.
influenciado por las características de la entrevista y por
2. Elaboración desestructurada.
lo que el sujeto ha experimentado o no. A lo largo de 3. Cantidad de detalles.
este proceso, es importante que el entrevistador tome en
Contenidos específicos
cuenta la edad de la persona, su experiencia y el nivel
4. Engranaje contextual.
de sus habilidades cognitivas (Raskin y Esplin, 1991).
5. Descripción de interacciones.
Una de las mayores limitaciones del CBCA es la dificul- 6. Reproducción de la conversación.
tad que presenta al ser aplicado a situaciones en las que 7. Complicaciones inesperadas durante el incidente.
el testigo tiene información a partir de la cual puede in- Peculiaridades del contenido
ventar una acusación que incorpore algunos de los crite-
8. Detalles inusuales.
rios. Por ejemplo, un niño que ha sido abusado 9. Detalles superfluos.
sexualmente con anterioridad puede suministrar un testi- 10. Incomprensión de detalles relatados con precisión.
monio falso pero que parezca convincente derivado de 11. Asociaciones externas relacionadas.
12. Alusiones al estado mental subjetivo.
registros de memoria originados de otras experiencias.
13. Atribución del estado mental del autor del delito.
Este aspecto debe ser considerado cuando se lleve a ca-
Contenidos referentes a la motivación
bo la revisión del caso a través de la Lista de Validez
(Raskin y Esplin, 1991). El contenido verbal de la decla- 14. Correcciones espontáneas.
15. Admitir fallos de memoria.
ración es analizado mediante la aplicación de una serie
16. Plantear dudas sobre el testimonio.
de 19 criterios (véase Tabla1), los cuales están organiza- 17. Auto-desaprobación.
dos dentro de cinco grandes categorías y tienen como fi- 18. Perdón del autor de delito.
nalidad diferenciar entre declaraciones verdaderas y Elementos específicos de la ofensa
declaraciones fabricadas. Se parte de la idea de que un
19. Detalles específicos de la ofensa.
testimonio veraz contiene un mayor número de criterios

93
Sección Monográfica ANÁLISIS DE CONTENIDO BASADO EN CRITERIOS

b) Características de la entrevista. El evaluador deberá be recibir. Alonso-Quecuty (1999) plantea que el peso
realizar un análisis sobre la calidad de la entrevista de cada criterio debe ser asignado tomando en cuenta
valorando el tipo de preguntas formuladas (pregun- diversos factores, tales como: el número de entrevistas
tas sugerentes, directivas o coactivas) y la adecua- previas por las cuales ha atravesado el niño, la compleji-
ción global de la misma. dad del incidente, la edad del menor y el paso del tiem-
c) Motivación para realizar acusaciones falsas. Esta ca- po. Una vez aplicados los criterios del CBCA y la Lista
tegoría pretende descartar aquellos aspectos de ín- de Validez, el resultado final del análisis nos permite cla-
dole motivacional que pudieran estar influyendo sificar cualitativamente la declaración según cinco cate-
para que la persona proporcione una declaración gorías (Alonso-Quecuty, 1999; Steller, 1989):
falsa. No hay que olvidar también que el menor po- - Creíble.
dría estar presionado por una tercera persona para - Probablemente creíble.
falsear su testimonio. Un aspecto importante de esta - Indeterminado.
categoría es hacer una valoración del contexto en el - Probablemente increíble.
que se genera el informe. - Increíble.
d) Aspectos relacionados con la investigación. Este INVESTIGACIONES REALIZADAS EN TORNO AL CBCA
apartado está diseñado con el fin de valorar la con- En años recientes, los estudios sobre el CBCA han incre-
sistencia entre las declaraciones e investigaciones mentado debido a su alta incidencia en el contexto judi-
previas y partes médicos. cial. Las líneas de investigación han seguido dos
El evaluador deberá analizar la información relaciona- vertientes: 1) aquellas que emplean casos reales de me-
da con las cuatro categorías antes mencionadas y en fun- nores que presuntamente han sido abusados sexualmen-
ción de ello determinar si dicha información apoya el te y en las que se utilizan otros elementos del caso como
testimonio de la persona. Así mismo, la Lista de Validez medidas de veracidad; y 2) estudios experimentales en
tiene por objetivo valorar varias hipótesis explicativas los que se induce a los sujetos a manipular su declara-
examinando toda la información del caso con la que se ción proporcionando ya sea un testimonio verdadero o
cuenta. Raskin y Esplin (1991) plantean que son cinco las uno falso (Ruby y Brigham, 1997).
hipótesis que deben ser comprobadas por el evaluador:
a) La declaración es válida, pero el menor ha rempla- Estudios realizados con niños
zado la identidad del agresor por la de una perso- Debido a que el CBCA fue diseñado para ser aplicado a
na distinta. las declaraciones de menores presuntas víctimas de abu-
b) La declaración es válida, pero el menor ha sido in- so sexual, la mayoría de las investigaciones publicadas
fluenciado o ha inventado información adicional han trabajado con muestras de estas características. A
que no es verdadera. continuación se exponen brevemente algunos estudios
c) El menor ha sido presionado por una tercera persona realizados con menores.
para que formule una versión falsa de los hechos. Una investigación importante por cuanto trabaja con
d) Por intereses personales o para ayudar a terceras per- niños que presuntamente habían sufrido abuso sexual la
sonas el menor ha presentado una declaración falsa. realizaron Lamb et al. (1997). Su muestra estuvo com-
3) A consecuencia de problemas psicológicos, el menor puesta por 98 niños israelíes (28 niños y 70 niñas), con
ha fantaseado o inventado su declaración. edades de entre 4 y 13 años (media 8,72). Como medi-
Es importante resaltar que el propósito del SVA es rea- da de la veracidad de la declaración emplearon otros
lizar una evaluación de la credibilidad del contenido de elementos del caso como: evidencia material o física, la
la declaración, no realizar una valoración sobre la cre- declaración del acusado, etc. Tal y como habían predi-
dibilidad de la persona en sí (Steller y Köhnken, 1989). cho, hubo una mayor presencia de los criterios del CB-
Una de las grandes limitaciones del CBCA es que hasta CA en los relatos creíbles (media 6,74) en comparación
ahora no se ha fijado una regla de decisión que nos con los relatos no creíbles (media 4,85). Sin embargo,
ayude a establecer cuántos criterios determinan que una los autores afirman que las diferencias encontradas no
declaración sea clasificada como creíble o no creíble. fueron tan significativas como lo fueron en estudios ante-
Menos aún se ha precisado el peso que cada criterio de- riores.

94
VERÓNICA GODOY-CERVERA, LORENZO HIGUERAS Sección Monográfica

Más recientemente, Santtila, Roppola, Runtti y Niem dantes como lo son en el caso de menores. A continua-
(2000) analizaron el efecto que la edad, la habilidad ción comentaremos algunas de ellas.
verbal (medida con la escala verbal del WISC-R) y el es- Algunas investigaciones se han centrado en analizar
tilo emocional del entrevistador tenían sobre la presencia qué criterios son los que se encuentran presentes en ma-
de los criterios del CBCA en las declaraciones de 68 ni- yor medida en las declaraciones veraces y que por con-
ños pertenecientes a tres grupos de edad diferente: 7-8, siguiente serían los más sensibles en la discriminación de
10-11 y 13-14 años. En el experimento, se le pidió a ca- testimonios veraces y falsos. Por ejemplo, en un meta-
da niño que narrara dos experiencias personales, una análisis Ruby y Brigham (1997) encontraron que los cri-
real y una falsa. Los resultados mostraron una tasa de terios que más se presentaban en las declaraciones
clasificación correcta del 66%. También comprobaron veraces eran el 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 12, 14, y 15. Por
que la edad y la habilidad verbal del menor, así como la otro lado, Köhnken, Schimossek, Aschermann y Höfer
conducta del entrevistador influían en el número de crite- (1995) hallaron que los testimonios veraces incluían un
rios del CBCA que se presentaban en las declaraciones, mayor número de detalles (criterio 3), eran desestructu-
independientemente de que éstas fueran verdaderas o rados (criterio 4) y las personas tendían a admitir en
falsas. Así mismo, hallaron que se presentaban diferen- mayor medida falta de memoria (criterio 15). También
tes criterios según el rango de edad en el que se encon- encontraron que cinco de los seis criterios adicionales
traba el menor. Los autores sugieren integrar la que incluyeron en su experimento resultaron significati-
información del CBCA con la lista de validez, y conclu- vos (expresión de inseguridades, estilo de reporte, justifi-
yen que las decisiones judiciales no deberían recaer ex- cación de la falta de memoria y clichés). No obstante,
clusivamente en los resultados aportados por el uno de estos seis criterios (repeticiones) resultó significa-
CBCA-SVA. tivo, pero en contra de las predicciones se presentó en
Los estudios también se han centrado en analizar la in- mayor medida en las narraciones de sujetos sinceros
fluencia que la familiaridad del suceso a recordar tiene (para una descripción detallada de los criterios adicio-
sobre la presencia de los criterios del CBCA. Por ejem- nales incluidos en este estudio ver Köhnken et al., 1995).
plo, Pezdek et al. (2004) realizaron un experimento con Así mismo, Vrij, Akehurst, Soukara y Bull (2004a) repor-
114 niños y se plantearon como hipótesis que las des- taron que los criterios 1, 3, 4, 5 y 6 fueron los más efec-
cripciones de eventos familiares tenían mayor probabili- tivos para diferenciar entre testimonios veraces y falsos.
dad de ser catalogadas como veraces que las La gran mayoría de los estudios que analizan la efica-
descripciones de eventos no familiares. Los resultados cia del CBCA ha empleado muestras de sujetos europeos
apuntaron a una mayor presencia de criterios del CBCA o sujetos de raza blanca. Por este motivo, Ruby y Brig-
en las narraciones de sucesos familiares que en las na- ham (1998) investigaron las diferencias que podían sur-
rraciones de sucesos no familiares. gir entre sujetos pertenecientes a distintos grupos étnicos.
En esta misma línea, Blandon-Gitlin, Pezdek, Rogers y Los autores partieron de la idea de que existen diferen-
Brodie (2005) empleando una muestra de 94 niños ana- cias a nivel verbal, en cuanto al estilo y contenido, entre
lizaron la interacción entre la familiaridad del suceso y las narraciones aportadas por individuos de diferentes
la veracidad del mismo. En el estudio se encontró que las razas. Plantearon como hipótesis que, debido a que el
puntuaciones obtenidas a través del CBCA fueron más CBCA se desarrolló en una cultura europea de raza
fuertemente influidas por la familiaridad del suceso que blanca, la aplicación de la prueba sólo sería eficaz para
por la veracidad del mismo. En ambos estudios, los au- discriminar entre los testimonios realizados por personas
tores concluyen sugiriendo que el CBCA, en su forma ac- de esta raza y que las narraciones realizadas por perso-
tual, es de limitada utilidad como herramienta para nas de raza negra incluirían significativamente menos
evaluar la credibilidad del testimonio en menores. criterios. Los resultados reportaron que el CBCA funcio-
naba diferente según la raza de la persona y que distin-
Estudios realizados con adultos tos criterios fueron mejores predictores de veracidad
Debido a los buenos resultados obtenidos con niños, la para un grupo étnico que para otro. En las narraciones
aplicación del CBCA ha intentado generalizarse a adul- veraces realizadas por sujetos de raza negra, los crite-
tos. Sin embargo las investigaciones no son tan abun- rios que más se presentaron fueron el 3, 6, 12, 14, y 17

95
Sección Monográfica ANÁLISIS DE CONTENIDO BASADO EN CRITERIOS

en comparación con las narraciones veraces de los suje- 1979; Raye y Johnson,1980) y que posteriormente fue
tos de raza blanca. En las narraciones veraces propor- aplicado al ámbito forense (véase para una revisión Mit-
cionadas por sujetos de raza blanca en comparación chell y Johnson, 2000), postula que los recuerdos de lo
con las narraciones de sujetos de raza negra no existió realmente visto tienen unas características distintas de lo
ningún criterio que se presentara de forma significativa no visto. Las autoras plantean que las memorias de ori-
con mayor frecuencia. Considerando los testimonios de gen externo tendrían más atributos contextuales y senso-
los sujetos de ambas razas, se observó que determina- riales, serían más detalladas semánticamente y tendrían
dos criterios se presentaban significativamente más en menos información de operaciones cognitivas que las
las declaraciones veraces (criterios 2, 5, 7, 8, 9, 14 y memorias de origen interno (Jonson y Raye, 1981).
15). Sin embargo, en las narraciones falsas también hu- Un estudio que contrasta los resultados del CBCA y del
bo una mayor presencia de ciertos criterios: 1, 4, 11, 12 reality monitoring es el realizado por Sporer (1997). En
y 17. En cuanto a la clasificación de las declaraciones su experimento empleó una muestra de 40 estudiantes
los resultados no fueron positivos. Encontraron que si se de psicología (20 varones y 20 mujeres). A los sujetos se
tomaban como veraces todas aquellas declaraciones en les daba la instrucción de narrar dos experiencias perso-
las que se encontraban presentes 5 criterios, el porcenta- nales: una que fuera real y otra falsa. El objetivo del au-
je de clasificación correcto para las narraciones veraces tor era comprobar la eficacia del CBCA y el reality
era del 89%, sin embargo, con esta regla un alto por- monitoring en la discriminación de narraciones fabrica-
centaje de narraciones falsas eran clasificadas también das y veraces y si el empleo de ambas pruebas mejora-
como veraces (92%). Cuando emplearon criterios de de- ba la clasificación de dichas narraciones. Los resultados
cisión más rígidos (tomando en cuenta la presencia de 6 demostraron que el CBCA fue efectivo en el 65% del to-
o 7 criterios), el número de narraciones veraces correc- tal de las clasificaciones, con un 70% de eficacia en la
tamente clasificadas descendía y el número de narracio- clasificación de las narraciones verdaderas y un 60% de
nes falsas correctamente clasificadas ascendía, es decir, eficacia en la clasificación de las narraciones falsas. En
con este criterio menos narraciones falsas eran clasifica- lo que concierne al reality monitoring, el 71,3% de las
das como verdaderas. declaraciones fueron correctamente clasificadas. De las
Por otro lado, los estudios también han revelado que exis- declaraciones verdaderas el 75% fueron correctamente
ten diferencias en las puntuaciones del CBCA cuando se clasificadas y de las narraciones falsas el 67,5% fueron
comparan los resultados de niños y adultos. Así lo revela correctamente clasificadas. Al integrar el CBCA y el rea-
un estudio realizado por Vrij et al. (2004a). También se ha lity monitoring el porcentaje de clasificación incrementó
encontrado que el conocimiento previo del contenido de los a un 79%. En un estudio posterior, Vrij, Akehurst, Souka-
criterios del CBCA influye de forma negativa en la validez ra y Bull (2004b) encontraron que los testimonios vera-
del instrumento y que los sujetos instruidos para mentir que ces obtenían mayores puntuaciones tanto en el CBCA
anticipadamente conocen los criterios pueden proporcionar como en los criterios del reality monitoring, con una efi-
declaraciones que podrían aparentar ser verdaderas (Vrij, cacia de clasificación del 60% y el 74% respectivamente.
Akehurst, Soukara y Bull, 2002). No obstante, al integrar los resultados de ambas prue-
La eficacia del CBCA también ha sido comparada con bas no encontraron mejoras y el porcentaje de clasifica-
otros procedimientos de evaluación del contenido de las ción se mantuvo en un 74%, en esta ocasión no se
declaraciones y se ha investigado si la combinación de encontraron mejoras al integrar ambas técnicas.
estos métodos mejora la clasificación de los testimonios, Varios estudios también han planteado como opción
concretamente es el reality monitoring (Jonson y Raye, combinar los procedimientos de evaluación del conteni-
1981) el procedimiento con el que más se le ha compa- do verbal de las declaraciones con indicadores conduc-
rado. El reality monitoring, que, procediendo de la in- tuales del engaño. Vrij et al. (2001) encontraron que las
vestigación básica, tuvo más tempranas aplicaciones personas que mentían obtenían menores puntuaciones
clínicas, ámbito en el que ha desarrollado una abundan- en los criterios del CBCA y en lo del reality monitoring y
te investigación (véase por ejemplo, Bentall, Baker y Ha- presentaban en mayor medida determinadas conductas
vers, 1991; Brebion, Smith, Gorman y Amador, 1997; que eran indicativas de engaño, como esperar mucho
Harvey, 1985; Johnson, Raye, Hasher y Chromiak, tiempo antes de dar una respuesta, hablar más rápido,

96
VERÓNICA GODOY-CERVERA, LORENZO HIGUERAS Sección Monográfica

etc. Incluso encontraron que tanto el CBCA como el rea- del criterio 10 (incomprensión de detalles relatados con
lity monitoring eran las herramientas más sensibles en la precisión). En esta misma línea, también hace falta estu-
detección del engaño en relación a otras variables como dios encaminados a definir un grupo de criterios aplica-
la conducta no verbal. En un estudio anterior, Vrij et al. bles a los testimonios de adultos. En cuanto al peso que
(2000) encontraron que utilizando de forma conjunta debe recibir cada criterio, las investigaciones distan aún
indicadores no verbales e indicadores verbales del enga- más en cuanto al establecimiento de un parámetro gene-
ño (CBCA y reality monitoring) el porcentaje de clasifica- ral. Sin embargo, se ha encontrado que ciertos criterios
ciones correctas incrementaba. Estos resultados fueron discriminan mejor que otros entre testimonios veraces y
ratificados en un estudio más reciente por Vrij et al. falsos (Ruby y Brigham, 1997, 1998). Posiblemente algu-
(2004a) al examinar la conducta verbal y no verbal de nos de estos criterios deban recibir una mayor puntuación
niños y adultos. en la valoración general del CBCA, no obstante es indis-
pensable realizar futuras investigaciones que nos ayuden
CONCLUSIONES a esclarecer esta problemática.
El Análisis de Contenido Basado en Criterios (CBCA) aún De acuerdo a lo expuesto, una alternativa viable en la
dista mucho de ser una herramienta completamente efi- detección de testimonios engañosos es la combinación de
caz en la detección de testimonios engañosos y aún que- varias técnicas, como lo son el reality monitoring y los in-
da mucho por refinarla. Independientemente de que esta dicadores conductuales del engaño (Vrij et al., 2001; Vrij
técnica se aplique a niños o a adultos existen muchos et al., 2000) que, como expusimos, en la mayoría de las
factores que influyen de forma negativa y que pueden ocasiones mejoran la clasificación de las declaraciones.
modificar sus resultados. Como muestran las investiga- Con base en los inconvenientes antes mencionados, lo
ciones, existen diferencias individuales, como la edad, la que sí queda claro es que el CBCA debe considerarse
habilidad verbal, la actitud del entrevistador (Santtila et exclusivamente como un instrumento de apoyo y nunca
al., 2000), la familiaridad del evento (Blandon-Gitlin et como herramienta única sobre la cual se base la toma
al., 2005; Pezdek et al., 2004), el conocimiento previo de decisiones judiciales (Santtila et al, 2000), o al menos
de la prueba, (Vrij et al., 2002) y el grupo étnico de la no por el momento.
persona (Ruby y Brigham, 1998), que hay que tener en
cuenta y controlar en la medida de lo posible cuando se REFERENCIAS
emplee esta técnica y que, por consiguiente impiden la Alonso-Quecuty, M.L. (1999). Evaluación de la credibili-
inmediata aplicación individual del CBCA. dad de las declaraciones de menores víctimas de deli-
Por otro lado, y aunque los estudios demuestran que las tos contra la libertad sexual. Papeles del Psicólogo,
declaraciones veraces contienen un mayor número de cri- 73, 36-40.
terios frente a las declaraciones fabricadas, la principal y Bentall, R.P., Baker, G.A. y Havers, S. (1991). Reality
mayor desventaja del CBCA es que no existe un consenso monitoring and psychotic hallucinations. British Jour-
general que establezca un número mínimo de criterios que nal of Clinical Psychology, 30, 213-222.
debe incluir una declaración para ser catalogada como Blandon-Gitlin, I., Pezdek, K., Rogers, M. y Brodie, L.
creíble y el peso que cada uno de ellos debe recibir. (2005). Detecting deception in children: an experi-
Landry y Brigham (1992) han propuesto como mínimo la mental study of the effect of event familiarity on CBCA
presencia de cinco criterios para que una declaración sea ratings. Law and Human Behaviour, 29, 187-197.
catalogada como veraz. Sin embargo otros autores han Brebion, G., Smith, M.J., Gorman, J.M. y Amador, X.
manipulado en su experimento el número de criterios en (1997). Discrimination accuracy and decision biases
la clasificación de las declaraciones y sus resultados no in different types of reality monitoring in schizophre-
fueron tan positivos como esperaban (Ruby y Brigham, nia. Journal of Nervous and Mental Disease, 185,
1998). Así mismo, aún queda por definir el número de 247-253.
criterios que deben incluirse en la valoración del testimo- Harvey, P.D. (1985). Reality monitoring in mania and
nio de adultos. Debido a que el CBCA se desarrolló para schizophrenia: the association of thought disorder and
valorar las declaraciones de menores, es probable que al- performance. Journal of Nervous and Mental Disease,
gunos criterios no funcionen con adultos, como es el caso 173, 67-73.

97
Sección Monográfica ANÁLISIS DE CONTENIDO BASADO EN CRITERIOS

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705-737. viour. Journal of Nonverbal Behaviour, 24, 239-263.

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Papeles del Psicólogo, 2005. Vol. 26, pp. 99-108 Sección Monográfica

LA SIMULACIÓN DE ENFERMEDAD FÍSICA O


TRASTORNO MENTAL
MALINGERING OF ORGANIC ILLNESS OR MENTAL DISORDER

Mercedes Inda Caro*, Serafín Lemos Giráldez*, Ana María López Rodrigo*
y José Luis Alonso Rionda**
* Facultad de Psicología. Universidad de Oviedo. ** Servicios de Salud Mental de Asturias

Se analiza la naturaleza y la frecuencia de la simulación de síntomas clínicos, y se describen algunos instrumentos de medida generales,
que han sido utilizados para determinar la validez de los síntomas, así como pruebas específicas para tomar decisiones respecto a la
existencia de simulación en el ámbito clínico. En particular, se presentan algunos criterios de utilidad para evaluar la existencia de simu-
lación de un trastorno de estrés post-traumático, de un síndrome orgánico cerebral, de amnesia y de un trastorno psicótico.

The purpose of this article is to analyze the nature and incidence of malingering, to describe several general measures used to
determine symptom validity, as well as some instruments specifically created to assess deception or malingering in clinical settings.
Particularly, some useful criteria in detecting the faking of post-traumatic stress disorder, organic brain syndromes, amnesia, and
psychotic disorders, are discussed.

E
l término “simulación”, en su vertiente psicológica, un engaño inconsciente o a una mala interpretación de
está lleno de matices por cuanto alude a actitudes la situación.
de encubrimiento (en el inglés británico, descritas Gorman (1982) diferenció también entre el acto y el
como dissimulation o deception), de fingimiento o estado de simular, por cuanto un acto implica voluntad,
engaño (en el inglés americano, faking), o bien de inven- actitud asertiva de deseo y de propósito; mientras que el
ción consciente y deliberada de un trastorno mental o físi- estado, desde un punto de vista legal, sería inherente a
co (en inglés, malingering), o de una incapacidad la persona, debido a su condición social o a posibles li-
producida por un accidente o enfermedad, que en reali- mitaciones.
dad no fueron causantes de esta, y de la que se deriva al- Por otro lado, se plantea la cuestión de si la simulación
guna ventaja personal. Esta es la acepción utilizada en el puede ser, en sí misma, reflejo de algún trastorno men-
DSM-IV cuando la define como “la producción intenciona- tal. Ello puede resultar bastante claro en el llamado tras-
da de síntomas físicos o psicológicos desproporcionados o torno “facticio” o ficticio (American Psychiatric
falsos, motivados por incentivos externos como no realizar Association, 1994), en donde la persona finge síntomas
el servicio militar, evitar un trabajo, obtener una compen- físicos o psicológicos intencionadamente, con el fin de
sación económica, escapar de una condena criminal u asumir el papel de enfermo; en el trastorno histriónico de
obtener drogas. Bajo algunas circunstancias, la simulación la personalidad, por la falta de control sobre su conduc-
puede representar un comportamiento adaptativo: por ta manipuladora; pero también pudiera ser un compor-
ejemplo, fingir una enfermedad mientras se está cautivo tamiento neurótico la exageración consciente de
del enemigo en tiempo de guerra” (American Psychiatric molestias físicas o mentales para conseguir un objetivo
Association, 1995, p. 698). económico, laboral, profesional, etc., ya que ninguna
Este concepto es matizado por Resnick (1997) cuando persona en sus cabales suele llegar a esos extremos, ni
diferencia entre simulación pura (pure malingering) o escogería rutas tan tortuosas y dolorosas, para obtener
fingimiento de un trastorno no existente; simulación par- posibles ganancias. Sin embargo, desde el Derecho, no
cial (partial malingering) o la exageración consciente de se hacen estas matizaciones y se considera que ciertos
síntomas presentes o de un trastorno ya superado; y fal- comportamientos tienen una intención clara por parte de
sa imputación (false imputation), la atribución errónea la persona que los lleva a cabo (Gorman, 1982).
de síntomas reales a una determinada causa, debido a La incidencia de la simulación después de un accidente
no es muy conocida, estimándose entre el 1 y el 50% de
Correspondencia: Mercedes Inda Caro. Facultad de Psicología. los casos (Henderson, 1986; Miller y Catlidge, 1972), de-
Universidad de Oviedo. Plaza Feijóo, s/n. 33003 Oviedo. España.
E-mail: indamaría@uniovi.es
pendiendo de si la fuente de información es el abogado
del demandante o las compañías de seguros. Un factor in-

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Sección Monográfica ENFERMEDAD FÍSICA O TRASTORNO MENTAL

fluyente son las condiciones económicas y laborales, ya te son incluidos en estudios de investigación. Pese a estas
que se ha observado que aumenta cuando se esperan dificultades, en los estudios con análogos es posible abor-
despidos inminentes en una empresa y disminuye cuando dar la simulación a través de las inconsistencias en las eje-
las personas mejoran su situación financiera o laboral. La cuciones repetidas de una prueba. De hecho, es bastante
disparidad respecto a la incidencia de la simulación pue- difícil mantener la misma ejecución cuando se emplean
de deberse a la dificultad existente a la hora de diferen- baterías de gran amplitud, por lo que este método permite
ciar entre quienes inventan completamente los síntomas y obtener un índice válido para detectar una posible simula-
las personas que exageran molestias ya existentes; en cu- ción (Cullun, Heaton y Grant, 1991). Cuando se compa-
yo caso, podría hablarse más bien de “pacientes”. ran pacientes implicados en litigios por sus lesiones con
Por otra parte, la identificación de simuladores y la in- pacientes con las mismas lesiones pero sin demandas judi-
vestigación sobre estos comportamientos han sido tradi- ciales, se ha encontrado que en el primer grupo hay me-
cionalmente muy complicadas. Así, por ej., en el ámbito nor consistencia entre sus evaluaciones que en el segundo
de la reclamación de indemnizaciones por secuelas deri- grupo, siendo los resultados de las últimas evaluaciones
vadas de algún accidente, al igual que en procesos judi- peores que los de las primeras evaluaciones (Reitan y
ciales en donde se reclaman derechos o la exención o Wofson, 1996, 1997).
atenuación de responsabilidades, se comprueba que las
personas que tienen acceso a información relacionada TRASTORNOS QUE SUELEN SER OBJETO DE
con las alteraciones cerebrales y las pruebas neuropsico- SIMULACIÓN
lógicas pueden alterar con mayor probabilidad sus re- Trastorno de estrés post-traumático (TEPT)
sultados (Coleman, Rapport, Millis, Ricker y Farchione, Para establecer el TEPT es necesario hacer una descrip-
1998; Youngjohn, Lees-Hayley y Binder, 1999). Los estu- ción meticulosa de los síntomas, los tratamientos previa-
dios de simulación han mostrado que el entrenamiento mente aplicados, y una cuidadosa corroboración sobre
(como es proporcionar información de los déficit más co- la veracidad de la información. En la fase de obtención
munes asociados con una lesión cerebral o llamar la de información, el clínico debe ser muy cuidadoso de no
atención sobre la presencia de medidas en la detección proporcionar información alguna a la persona sobre
de posible simulación) es otro de los factores que puede cuales son los síntomas claves de este trastorno. Además,
afectar a la validez de los índices de simulación. Los es- si el clínico comienza la evaluación cuestionando las res-
tudios que se realizan con estudiantes universitarios, en- puestas del paciente, la naturaleza agresiva de la eva-
trenados en simular una enfermedad orgánico-cerebral, luación podría afectar al estilo de respuesta y a la
muestran que sus ejecuciones se parecen más a las de posibilidad que la persona intentase justificar su daño
los pacientes reales que la que realizan simuladores no- con la presencia de síntomas extremos. Uno de los in-
vatos o sin experiencia en el campo de la evaluación convenientes que tiene el diagnóstico clínico es que se
neuropsicológica. Sin embargo, su ejecución es exage- basa en el auto-informe del paciente sobre los síntomas
radamente peor que la que realizan personas con ver- subjetivos; por lo que la actividad que tenía la persona
daderas lesiones cerebrales. supuestamente afectada una semana antes a la ocurren-
Una de las muchas limitaciones observadas en este tipo cia del estresor deberá ser comparada con la actividad
de investigaciones es la excesiva utilización de muestras que mantiene en el momento de la evaluación, y exami-
de estudiantes universitarios, a quienes se les invita a si- nar si existe una razonable relación entre los síntomas y
mular un daño cerebral (Strauss et al., 2002; Vickery, el estresor, el tiempo transcurrido entre el estresor y los
Berry, Inman, Harris y Orey, 2001), por cuanto no son síntomas desarrollados, y la relación entre algún trastor-
comparables con los verdaderos simuladores, ya que es- no previo y los síntomas actuales. El psicólogo debe in-
tos buscan un beneficio económico por su “lesión”, suelen sistir en que el sujeto proporcione una descripción
tener un amplio conocimiento del problema por haber es- detallada de los síntomas del trastorno. Los simuladores
tado expuestos a múltiples evaluaciones por diferentes ex- puede que tengan un amplio conocimiento acerca de
pertos, frecuentemente repetidas en intervalos de entre cuales son los síntomas característicos que configuran el
una y dos semana, han observado a otros pacientes como TEPT, pero normalmente fallan en adecuar esos síntomas
ellos, pasando por un entrenamiento inadvertido e incons- a su vida cotidiana dando una descripción poco detalla-
ciente, y suelen tener más tiempo para preparar su futura da. Los síntomas inventados suelen ser vagos o bastantes
evaluación. Obviamente, los verdaderos simuladores no artificiosos y forzados (Pitman, Sparr, Saunders y Mc-
reconocen dicha condición y, en consecuencia, difícilmen- Farlane, 1996). Otra indicación que habrá que seguir

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MERCEDES INDA CARO, SERAFÍN LEMOS GIRÁLDEZ, ANA MARÍA Sección Monográfica
LÓPEZ RODRIGO Y JOSÉ LUIS ALONSO RIONDA

para considerar una posible simulación es si la persona simples, que pueden ser realizados correctamente inclu-
minimiza otras posibles causas de sus síntomas y exage- so por personas con daño cerebral, en los que los simu-
ra como causa de sus síntomas el accidente o situación ladores suelen mostrar mayores déficit que los
por la que solicita una compensación. verdaderos pacientes. Se denomina efecto suelo cuando
Resnick (1997) sugiere que terceras personas no debe- el simulador novato exagera su papel y comete muchos
rían estar presentes durante la evaluación, por dos razo- fallos en estas pruebas; sin embargo, Cercy, Schretlen y
nes: la primera, porque la presencia de parientes o Brandt (1997) señalan varios problemas en el empleo de
amigos cercanos pueden ser empleados como fuentes estas técnicas. En primer lugar, las personas con expe-
“independientes” para corroborar la veracidad de los riencia en simular síntomas amnésicos se dan cuenta de
síntomas; y la segunda porque es mas fácil para el clíni- esta estrategia y evitan ejecutar demasiado mal las prue-
co hacer frente a un posible simulador cuando se enfren- bas. En segundo lugar, a pesar de la aparente simplici-
ta a él solo. Otro aspecto que señala este autor es la dad de las pruebas, algunos pacientes con verdaderos
conveniencia de que el clínico adopte una postura ama- daños cerebrales o con trastornos neuro-psiquiátricos
ble y cordial a la hora de comunicar al sujeto que se tienen bastante dificultad en ejecutarlas correctamente.
sospecha que puede estar exagerando los síntomas, y no
hacerlo con una actitud que exprese agresividad o humi-
llación, empleando, p. ej., testigos; ya que de este modo TABLA 1
CRITERIOS A SEGUIR EN LA EVALUACIÓN DE UN POSIBLE CASO
puede negarse a admitirlo y mostrar enfado. Resnick es-
DE SIMULACIÓN DEL TEPT (RESNICK, 1997). LA PRESENCIA
tablece algunos criterios a seguir por el clínico que sos- SIMULTANEA DE DOS O MÁS DE ESTAS CARACTERÍSTICAS
pecha de la existencia de un TEPT simulado (Tabla 1), y SUGIERE QUE LA PERSONA SE ENCUENTRA EN EL UMBRAL DE
un modelo de decisión clínica para determinar la exis- UNA SIMULACIÓN
tencia de simulación de este trastorno (Tabla 2).
1. Registro de un pobre rendimiento.
2. Anteriores situaciones de “incapacitación”.
Síndrome de daño cerebral post-traumático
3. Discrepancia entre el rendimiento mostrado y el realizado en su
Este trastorno es bastante frecuente en la sociedad actual, tiempo libre.
en gran medida como consecuencia de accidentes labora- 4. Sueños repetitivos e invariables.
les y de tráfico. Se suele manifestar con dolores de cabe- 5. Rasgos de personalidad antisocial.
za, mareo, estados de ansiedad, inestabilidad emocional, 6. Funcionamiento excesivamente bueno antes del accidente o
visión borrosa, déficit de concentración y problemas de suceso traumático.
7. Actitud evasiva ante ciertas preguntas.
memoria. De todos los síntomas, los más fáciles de simular
8. Descripción inconsistente de los síntomas.
son los emocionales. El daño cerebral post-traumático
puede ser confundido con el TEPT, al ser también bastante
frecuente después de sufrir un traumatismo craneoencefáli- TABLA 2
co. Ambos trastornos tienen componentes comunes como MODELO DE DECISIÓN CLÍNICA PARA ESTABLECER UN
son la amnesia de algún elemento del hecho traumático, DIAGNÓSTICO DE SIMULACIÓN DEL TEPT (RESNICK, 1997)
síntomas depresivos (anhedonia, afecto restringido, actitud
A. Establecimiento de un motivo lógico y plausible para simular
pesimista hacia el futuro), alteraciones del sueño, irritabili- un TEPT.
dad, dificultades de concentración e intolerancia a los so- B. Presencia de, al menos, dos de los siguientes criterios:
nidos fuertes; sin embargo, algunos autores, como Price 1. Situación laboral irregular o insatisfacción en el trabajo.
(1994), sostienen que no es posible que ambos trastornos 2. Reclamaciones anteriores por daños.
se encuentren en la misma persona porque, quien ha su- 3. Capacidad para realizar actividades en su tiempo libre, pero
no en el trabajo.
frido una lesión cerebral con pérdida de la conciencia, no
4. Ausencia de pesadillas, o presencia de pesadillas que son
va a poder reexperimentar el acontecimiento traumático, exactas al hecho traumático sucedido.
de modo que el carácter excluyente de ambos trastornos 5. Rasgos de personalidad antisocial.
justificaría la conclusión de simulación cuando se presen- 6. Actitud evasiva y contradicciones.
tan conjuntamente. 7. Actitud de no cooperación durante la evaluación.
C. Confirmación de simulación por una de estas dos situaciones:
Amnesia 1. Admisión de estar simulando los síntomas.
2. Evidencia psicométrica inequívoca de simulación o fuerte
Las principales medidas desarrolladas para detectar la
corroboración de estar simulando los síntomas.
simulación de trastornos de la memoria incluyen test muy

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Sección Monográfica ENFERMEDAD FÍSICA O TRASTORNO MENTAL

Una nueva corriente se está desarrollando para poder probabilidad que recuerden la palabra correcta es muy
detectar la simulación de los trastornos amnésicos, re- grande. Este fenómeno de priming se considera que está
presentada por el análisis del fenómeno de la interferen- controlado por procesos neurocognitivos independientes.
cia proactiva. Este fenómeno sucede cuando una Wiggins y Brandt (1988) sospecharon que los simulado-
información aprendida interfiere en la adquisición o el res realizarían más pobremente estas pruebas de memo-
recuerdo posterior de un nuevo mensaje, y ello se anali- ria implícita que los verdaderos pacientes, y,
za, por ejemplo, mediante el paradigma de aprendizaje efectivamente, encontraron que la ejecución de los simu-
de una lista de palabras, según su posición serial en la ladores fue comparativamente peor, pero no encontra-
misma. La interferencia proactiva se manifiesta como un ron diferencias estadísticamente significativas.
declive en el recuerdo, a medida que se va avanzando Otro procedimiento para detectar a los simuladores ha
en la lista de palabras, de modo que las primeras pala- sido valorando lo que se ha llamado feeling-of-knowing,
bras aprendidas interfieren la codificación y almacena- o la sensación del individuo acerca de si tiene un recuer-
miento de las últimas. La interferencia es mayor cuando do parcial; es decir, si es consciente que sufre amnesia;
la nueva información es muy similar a la ya almacenada sin embargo, algunos autores consideran limitado este
anteriormente, como sucede con palabras que pertenez- índice, debido a la variabilidad existente entre los verda-
can a la misma categoría semántica, que cuando se pre- deros pacientes amnésicos. Sí se ha encontrado que per-
senta una categoría de palabras diferentes de las sonas que simulaban trastornos de memoria y que
previamente almacenadas; lo que produce cierta recupe- habían ejecutado peor un test de elección forzada mos-
ración en los procesos de memoria (Wikens, 1970). El traron niveles bajos en el feeling-of-knowing (Schacter,
efecto de la interferencia proactiva se ha constatado en Harbluck y McLachlan, 1984).
pacientes con verdaderas lesiones cerebrales, pero no en
las personas que quieren simular daños en su memoria, Psicosis
recordando mejor las últimas palabras de la lista que las La prevalencia del fingimiento de la psicosis es descono-
primeras. Este fenómeno, sin embargo, no ha sido con- cida, pero Resnick (1984) considera que, debido al mo-
firmado por otros autores, al no haber encontrado dife- vimiento de la desinstitucionalización, podría ir en
rencias de grado entre simuladores y pacientes con un aumento, ya que miles de enfermos crónicos, que prefe-
genuino daño cerebral (Baker, Hanley, Jackson, Kim- rirían vivir en un ambiente más protegido, se encuentran
mance y Slade, 1993). El interés por utilizar la interfe- en la actualidad en situación de marginalidad social.
rencia proactiva como detector de simulación parte del Con los drásticos recortes en los programas sociales y
supuesto de que es este un proceso cognitivo automático, las mejoras en las condiciones de hospitalización, las
que está fuera del control consciente del sujeto. personas con trastornos mentales podrían exagerar sus
Baker y cols. (1993) investigaron también la influencia síntomas para conseguir una ayuda médica; como es el
que tendría un distractor en el recuerdo de un conjunto caso de los pacientes con esquizofrenia, que muestran
de estímulos cuando aparece entre la exposición estos y notable habilidad para parecer sanos o enfermos según
la tarea de recuerdo; pero no encontraron diferencias los objetivos que tengan en el momento (Rogers, Kropp,
significativas cuando el recuerdo de los ítem se solicitaba Bagby y Dickens, 1992). La simulación de un trastorno
después de un intervalo de 20 segundos en los que lo su- psicótico puede responder a diversas razones: evitar res-
jetos debían contar hacia atrás. Los falsos pacientes, en ponsabilidades en el caso de estar implicado en juicios
cambio, ejecutaron mucho peor esta prueba. penales; tiempo atrás, evitar realizar el servicio militar o
Otros estudios se han centrado en la detección de la si- librarse de un destino peligroso; obtener algún beneficio
mulación a través de pruebas de memoria implícita económico por secuelas o daños psicológicos; o dejar de
(García Domingo, Gregredo López y Fernández Guinea, permanecer en prisión, simulando un estado psicótico
2004). Las personas amnésicas generalmente muestran para conseguir el traslado a un hospital, para obtener
una cercanía a las personas normales en la ejecución de más fácilmente drogas o para tener más oportunidades
test con el efecto del priming, y en tareas que no requie- de escapar.
ren un recuerdo explícito del episodio aprendido. Por Los especialistas se lamentan de la falta de criterios
ejemplo, cuando un paciente con amnesia procesa una diagnósticos para establecer la existencia de simulación
serie de palabras sin anunciarle que posteriormente se le en estos casos. Resnick (1997), no obstante, sugiere al-
va a pedir que las recuerde, y más adelante se le pre- gunos principios a tener en cuenta por el clínico que sos-
senta la raíz de la palabra o fragmentos de la misma, la pecha de un caso de simulación. Así, respecto a las

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MERCEDES INDA CARO, SERAFÍN LEMOS GIRÁLDEZ, ANA MARÍA Sección Monográfica
LÓPEZ RODRIGO Y JOSÉ LUIS ALONSO RIONDA

alucinaciones auditivas, los simuladores deberán ser pre- misma manera independientemente si previamente ven o
guntados acerca de las estrategias que emplean para re- no el estímulo doloroso; mientras que los simuladores
ducir o hacer desaparecer las voces. Además de que los responderán de manera diferente dependiendo si antici-
verdaderos pacientes suelen tener una disminución de pan o no el estímulo doloroso. Si la persona ve al exami-
este tipo de alucinaciones cuando la esquizofrenia se en- nador aproximarse con un alfiler, mostrará una pequeña
cuentra en una fase de remisión mientras que en los bro- reacción, ya que previamente habrán tensado los mús-
tes agudos se dan con mucha frecuencia, las estrategias culos; pero si se le pincha sin haber visto el alfiler mos-
de afrontamiento que emplean los pacientes con esqui- trará menor contracción muscular y dilatación pupilar.
zofrenia incluyen realizar actividades específicas como En el caso de los trastornos de conversión, es más difícil
trabajar o ver la televisión, cambiar la postura, por determinar si se está produciendo una situación de simu-
ejemplo tumbarse o andar, mantener una conversación lación. Resnick señala que el criterio diferencial es si la
con una persona cercana, o tomar rápidamente la medi- conducta de mutismo se encuentra bajo el control volun-
cación. En general, comprueban que sus alucinaciones tario de la persona. Conocer los detalles exactos a cerca
suelen disminuir cuando se implican en cualquier activi- de cómo la persona dejó de hablar es muy importante, a
dad. Estas acciones espontáneas y el correspondiente juicio de este autor. Las personas con un trastorno de
efecto amortiguador de las alucinaciones, debería eva- conversión suelen ser capaces de escribir y de susurrar,
luarse en los supuestos simuladores; ya que si la persona y suelen tener historia de otros síntomas de conversión,
no tiene un conocimiento profundo de la enfermedad, como un trastorno disociativo; mientras que es más fre-
durante la entrevista no proporcionará esta información. cuente hallar en la historia del simulador conducta anti-
Las alucinaciones genuinas se caracterizan por un am- social con frecuentes mentiras o un historial criminal.
plio rango de susurros a gritos sin sentido; sin embargo Respecto a la simulación de una depresión psicótica, es
la cadencia del discurso es normal. Por el contrario, los sabido que la variación diurna de los síntomas forma
simuladores a veces refieren el contenido de sus alucina- parte de su manifestación clínica; mostrando el paciente
ciones con un lenguaje artificioso y demasiado compli- genuino mayor gravedad de los síntomas y estados de
cado. Respecto a las alucinaciones visuales, señala ánimo más disfóricos por las mañanas y una cierta me-
también Resnick que cuando el contenido es dramático o joría al final de la jornada. Esta oscilación clínica es más
atípico debe ser sospechoso de simulación. probable que no sea referida por los simuladores, al ca-
En relación con los delirios, los simuladores refieren su recer de un conocimiento profundo del trastorno.
aparición de repente, cuando es sabido que un delirio re-
al se va construyendo a lo largo de meses o años, hasta MÉTODOS DE EVALUACIÓN
su sistematización. Cuando aparecen las ideas delirantes, Los procedimientos de valoración de la simulación, en el
estas suelen tener poca influencia en la vida diaria del pa- ámbito clínico, se han basado en el uso de medidas neu-
ciente, aunque esté convencido de la veracidad de las ropsicológicas convencionales y en el empleo de test es-
mismas. En la valoración del carácter genuino de un deli- pecíficos para tal fin.
rio, Resnick indica que hay que tener en cuenta su conten- Dentro de la primera opción, se han analizado las cur-
dido. El contenido de los delirios fingidos suele ser vas de ejecución en tareas de dificultad variable (Baker
persecutorio, y en ocasiones de grandiosidad, pero raras et al., 1993; Frederick, Crosby y Wynkoop, 2000; Tehu-
veces auto-despreciativos. Además, el comportamiento de la y Sweet, 1996), los aciertos en pruebas de recuerdo,
los simuladores no suele ser acorde con el supuesto deli- de reconocimiento y tareas en las que se exige discrimi-
rio, mientras que en las personas con una verdadera psi- nar entre dos tipos de estímulos (Coleman et al., 1998;
cosis es mayor la relevancia conductual. Slick, Iverson y Green, 2000; Suhr y Gunstad, 2000;
Otro síntoma que suelen presentar las personas con un Sweet et al., 2000), tareas de memoria (Davis, King,
trastorno psicótico es la conducta de mutismo. El mutis- Bajszar y Squire, 1995; Hanley, Baker y Ledson, 1999),
mo puede aparecer como síntoma aislado o como parte la amplitud de memoria para los dígitos (Strauss et al.,
de una psicosis simulada. La conducta catatónica o la 1999; Suhr, Tranel, Wefel y Barrash, 1997); la compa-
flexibilidad cérea son muy difíciles de mantener durante ración de índices de atención e índices de memoria (Mit-
un periodo prolongado; de modo que una manera de tenberg, Azrin, Millsaps y Heilbronner, 1993), y el
comprobar si una persona esta fingiendo puede ser ob- conocimiento semántico (Mittenberg, Theroux-Fichera,
servar cómo reacciona a un pinchazo en la espalda. Las Heilbronner y Zielinski, 1995). Si bien pruebas de este
personas con un verdadera catatonia responderán de la tipo se han considerado muy óptimas para detectar posi-

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Sección Monográfica ENFERMEDAD FÍSICA O TRASTORNO MENTAL

bles casos de simulación, se contempla la necesidad de tos de corte en relación con la ejecución que se espera de
aplicar pruebas complementarias para mejorar la vali- una persona con una verdadera lesión y sin propósitos de
dez y fiabilidad de los resultados. Lezak (1995) refiere exageración o fingimiento.
los siguientes test neuropsicológicos clásicos para la de- Algunos investigadores han empezado a explorar la
tección de posibles simuladores: utilidad de medidas encubiertas, obtenidas a partir de
- Test de Bender, con la recomendación de llevar a ca- las respuestas “objetivas” que emiten los simuladores,
bo un retest, transcurridos bastantes días desde la que no puedan ser manipuladas por estas personas o
primera evaluación, ya que al sujeto se le olvidará “mejoradas” con las sucesivas evaluaciones. Un ejemplo
cuáles eran los patrones de respuestas, e invirtiendo de ello es la versión computerizada del Portland Digit
el orden de las tarjetas. Recognition Test de Rose, Hall y Szalda-Petree (1995),
- Test de Retención Visual Benton, en donde los simula- en la cual incluye una medida de la latencia de respues-
dores cometen más errores de distorsión que los pa- ta del sujeto. Estos autores encontraron que la incorpora-
cientes con lesiones cerebrales, pero no más errores ción de esta medida a la versión original creada por
de omisión. Binder y Willis (1991) mejoraba la sensibilidad de la
- La Batería de Halstead-Reitan (incluyendo el WAIS), prueba en la identificación de los posibles simuladores.
en la que los simuladores ejecutan peor los test que La segunda vertiente metodológica consiste en el estu-
los pacientes lesionados, a excepción del Test de Ca- dio del tipo de respuesta que ejecuta el paciente; por
tegorías, el Test de Ejecución Tactil y la parte B del ejemplo, la manera en que el paciente lee palabras muy
Test de Trazado (Trail Making Test). sencillas o cuenta el número de puntos que aparecen en
- El MMPI, en donde también los simuladores obtienen una pantalla (Boone et al., 2000; Strauss et al., 2002).
peores perfiles que los verdaderos pacientes. Un ejemplo sería el Dot Counting Test (Binks, Gouvier y
- El PICA (Porch Index of Communicative Ability), para Waters, 1997), prueba en la que al sujeto se le presenta
la simulación del trastorno afásico. una serie de tarjetas con puntos agrupados y sin agru-
Entre las pruebas diseñadas específicamente para eva- par y se pide que cuente el número del puntos que ve en
luar la simulación, se advierten dos vertientes metodológi- la pantalla, se mide el número de aciertos y el tiempo
cas. Una se basa en el llamado “paradigma de validación empleado en contar los estímulos.
de síntomas” (Pankratz, Fausti y Peed, 1975), original-
mente diseñado para evaluar los déficit en el funciona- EVALUACIÓN MEDIANTE ENTREVISTAS Y
miento sensorial, siendo luego extendido para detectar el AUTOINFORMES
fingimiento de lesiones relacionadas con la memoria (Bin- Otra manera de detectar la simulación consiste en valo-
der y Willis, 1991; Frederick y Foster, 1991; Iverson, rar la sintomatología conductual del problema. Las pri-
Franzen y McCracken, 1991; Pankratz, 1983). Este para- meras aproximaciones se hicieron mediante pruebas
digma implica la administración de pruebas de elección cuyo objetivo específico no era la detección del engaño,
forzada de dos alternativas de respuesta, que basan los pero que incluían alguna subescala para medir la vali-
resultados en términos de probabilidades (Slick, Hopp, dez del instrumento. El primero de ellos y el más conoci-
Strauss y Thompsom, 1997; Tombaugh, 1996), y en las do es el Minnesota Multiphasic Personality Inventory
que se establecen unos intervalos de confianza, por deba- (MMPI), cuya Escala F tiene el fin de detectar estilos atí-
jo o por encima de los cuales se consideran las puntuacio- picos de respuesta. Con esta escala, sin embargo, se de-
nes como indicativas de fingimiento o exageración de tectaron varios problemas, como el solapamiento entre
síntomas y se establecen puntos de corte a partir de los las puntuaciones obtenidas por verdaderos pacientes y
cuales se seleccionan las respuestas. Por ejemplo, en una las obtenidas por los posibles simuladores, y la falta de
persona que no está intentando simular, sus respuestas sensibilidad de esta escala para detectar situaciones
deberán tener al menos un 50% de aciertos, que es el re- concretas de simulación como, por ejemplo, la simula-
sultado esperado cuando se responde al azar. Este fue el ción de trastornos de memoria. También se ha puesto en
primer sistema de corte empleado, pero se encontró que, cuestión la utilidad de la subescala DM del 16 PF de
cuando se ensayaba con personas normales que fingían Cattell para estos fines.
ser simuladores, estas no puntuaban por debajo de los ni- El M Test (Beaber, Marson, Michelli y Millis, 1985) fue
veles de respuesta esperados por azar, aunque sí tenían el primer instrumento desarrollado con el objetivo prima-
mayor número de errores que los verdaderos pacientes rio de detectar posibles simuladores. Sin embargo, los
dañados y honestos; por ello, se optó por establecer pun- estudios de validación también han puesto en entredicho

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MERCEDES INDA CARO, SERAFÍN LEMOS GIRÁLDEZ, ANA MARÍA Sección Monográfica
LÓPEZ RODRIGO Y JOSÉ LUIS ALONSO RIONDA

esta prueba, indicando Hankins, Barnard y Robbins honestidad (Direct Appraisal of Honesty, DA); Actitud de
(1993) que parece detectar más bien a personas que estar a la defensiva (Defensive Symptoms, DS); Síntomas
manifiestan déficit o deterioro cognitivo. En un intento de iniciales (Symptom Onset,, SO); Síntomas demasiado es-
mejorar este test, Rogers y cols. desarrollaron un nuevo pecíficos (Overly Specified Symptoms, OS); Síntomas de
sistema de puntuación para este test obteniendo resulta- inconsistencia (Inconsistency of Symptoms, INC).
dos óptimos en la diferenciación entre pacientes psiquiá- Las preguntas se pueden agrupar en tres categorías: (a)
tricos de un correccional y de un hospital (Rogers, Bagby preguntas detalladas, que se dirigen a explorar la gra-
y Gillis, 1992). Smith, Forum y Schinka (1993), sin em- vedad de sintomatología específica; (b) preguntas repeti-
bargo, no confirmaron estos resultados con una pobla- das, de control, sobre las respuestas a las preguntas del
ción similar. apartado a; y (c) preguntas generales, que tratan de in-
La Malingering Scale (Schretlen, 1986) ha sido otro in- vestigar patrones de síntomas y problemas psicológicos.
tento de construir una prueba para detectar a los simula- Para la creación de la SIRS, Rogers (1984) realizó una
dores mediante una evaluación psicométrica. Este revisión literaria para identificar estrategias de posible
instrumento consta de dos escalas: la escala de simula- utilidad para la detección de simuladores. A partir de
ción de deficiencia mental (malingering retardation, aquí, seleccionó las estrategias que cumplían los siguien-
MgR), y la escala de simulación de locura (malingering tes criterios: (a) las que parecían relevantes para detec-
insanity, MgI). Sin embargo Smith y Burger (1997) indi- tar la simulación de una enfermedad mental en
can que los estudios que se han desarrollado para la va- contraposición a otras formas de engaño, y (b) aquellas
lidación de la prueba tienen déficit metodológicos, estrategias que eran fáciles de estandarizar. Basándose
relativos a la selección sesgada de la muestra, así como en estos criterios, Rogers seleccionó quince estrategias, a
prácticos, como la longitud de la prueba (150 ítem) y la partir de las cuales generó 330 preguntas, que confor-
necesidad de contar con un evaluador experimentado maron la primera versión de la SIRS. La construcción for-
para la aplicación de la misma. mal de las escalas se llevó siguiendo dos pasos: por un
Rogers y cols. han desarrollado la SIRS (Structured In- lado, mediante el consenso de ocho expertos en simula-
terview of Reported Symptoms) con el objetivo de desen- ción se buscó la validez aparente y validez descriptiva
mascarar a las personas que están fingiendo o de las escalas propuestas, asignando los ítems a la es-
exagerando algún trastorno mental (Rogers, Gillis y trategia que creían más adecuada, de modo que cuando
Bagby, 1990; Rogers, Gillis, Dickens y Bagby, 1991; al menos cinco de los ocho expertos coincidían con la
Rogers, Kropp et al., 1992). La SIRS es una entrevista clasificación de Rogers el ítem era situado en la escala
que consta de 172 preguntas, distribuidas en 8 escalas correspondiente; y, por otro lado, se calculó las correla-
primarias y 5 escalas adicionales o complementarias. ciones item-escala, eliminándose aquellos ítems que no
Las primeras se emplean para diferenciar entre personas correlacionaban con la escala asignada. Los coeficientes
que son honestas en sus respuestas y simuladores, así alpha de las escalas se situaron entre 0.66 y 0.92, con
como en la descripción de los estilos de respuestas. Las una media de 0.86 (Rogers, 1997).
escalas primarias exploran: Síntomas raros (Rare Symp- Los resultados para cada una de las escalas son clasifi-
toms, RS) (genuinos, pero poco comunes); Síntomas im- cados en cuatro categorías: honestos, indeterminados,
probables y absurdos (Improbable and Absurd probable fingimiento o engaño definitivo. Se considera
Symptoms, IA); Combinación de Síntomas (Symptoms que la persona está intentando engañar si la puntuación
Combination, SC) (en referencia a la poca probabilidad en tres o más de las escalas primarias se sitúa en el ran-
de que dos síntomas verdaderos se produzcan simultá- go de fingimiento probable; o si la puntuación total del
neamente); Síntomas Obvios (Blatant Symptoms, BL); Sín- SIRS (la suma de los ítems de las preguntas generales y
tomas Sutiles (Subtle Symptoms, SU) (en referencia a las detalladas) excede de 76. Se considerará que está
síntomas que son vistos por los pacientes como proble- siendo honesta si la puntuación en seis o más de las es-
mas, cuando en realidad no lo son); Síntomas selectivos calas primarias está en el rango de honesto o la puntua-
(Selective Symptoms, SEL); Síntomas graves (Severity ción global es igual o inferior a 71.
Symptoms, SEV); y Síntomas referidos frente a observa- Finalmente, la SIMS (Structured Inventory of Malingered
dos (Reported versus Observed Symptoms, RO). Symptomatology) (Smith y Burger, 1997) es otro instru-
Con las escalas complementarias el clínico puede reali- mento para evaluar la simulación, que consiste en un au-
zar una interpretación de los estilos de respuesta del suje- toinforme de 75 ítem dicotómicos (verdadero/falso),
to. Este segundo bloque lo forman: Valoración directa de agrupados en cinco escalas desarrolladas para detectar

105
Sección Monográfica ENFERMEDAD FÍSICA O TRASTORNO MENTAL

posible falsación en las cinco condiciones clínicas más considerar diagnósticos psicológicos o médicos alternati-
comunes de simulación: baja inteligencia, trastornos vos para explicar la causa del los síntomas aducidos por
afectivos, daño neurológico, psicosis y amnesia. Se ob- la persona; (4) utilizar pruebas que se ajusten a las ca-
tiene una puntuación total a partir de las cinco escalas. racterísticas demográficas de los sujetos evaluados; y (5)
Los ítem fueron obtenidos de dos fuentes diferentes: la utilizar, simultáneamente, pruebas neuropsicológicas e
primera, a partir de instrumentos ya existentes como el indicadores de validez específicos, para determinar la
MMPI, el SIRS y el WAIS-R, los cuales han demostrado posible simulación de los síntomas.
cierta utilidad en la detección de una posible simulación. Esbec Rodriguez y Gómez-Jarabo (1999) han descrito,
Estos ítem fueron modificados para aumentar su sensibi- por ejemplo, hasta veinte características que pueden in-
lidad en la detección de situaciones concretas de simula- dicar la existencia de simulación de un trastorno mental;
ción. Y una segunda fuente fue a partir de las de entre las cuales, destacan dos como las más impor-
características cualitativas de personas simuladoras (Res- tantes: la presencia de algún beneficio o ganancia exter-
nick, 1984; Rogers, 1984; Seamons, Howell, Carlisle y na clara por el padecimiento de estos síntomas y la
Roe, 1981). constatación que el sujeto ya había presentado previa-
mente síntomas similares a los alegados en el momento
CONCLUSIONES actual.
La simulación, el engaño o el fingimiento, potencialmen- La Psicología Forense, en consecuencia, tiene en Espa-
te se pueden manifestar en todo tipo de enfermedades ña un importante reto por delante, en lo que se refiere a
somáticas y trastornos mentales. Por eso, es necesario la determinación, con base científica, de la validez de
utilizar también procedimientos de evaluación diferentes los testimonios y de la sintomatología aducida por perso-
para desenmascarar a las personas que pudieran pre- nas que están en proceso de enjuiciamiento o que han
sentar o exagerar síntomas de muy diverso orden; ya sido víctimas de accidentes o agresiones. En particular,
que no es lo mismo simular daño físico, como una lesión es necesario desarrollar procedimientos estructurados y
cerebral, que daño psicológico, como un trastorno men- estandarizados, que permitan emitir juicios fundamenta-
tal. Cualquiera que sea la naturaleza de los síntomas, dos sobre la posible existencia de simulación. Los proce-
con frecuencia es conveniente contar con la participa- dimientos desarrollados por Arce y Fariña (2005), en
ción del psicólogo, a la hora de evaluar su autenticidad; este sentido, son un ejemplo a seguir en la consecución
y en particular cuando las molestias referidas por la per- de este objetivo.
sona afectan a las funciones cognitivas, como la aten-
ción o la memoria, y son susceptibles de evaluación REFERENCIAS
neuropsicológica. A pesar de que las exploraciones mé- American Psychiatric Association. (1995). Manual Diag-
dicas pueden descartar daños o alteraciones orgánico- nóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (4ª
cerebrales, en ocasiones el paciente no deja de referir ed.). Barcelona: Masson.
problemas en su vida diaria a la hora de conducir, de Arce, R. y Fariña, F. (2005). Peritación psicológica de la
acordarse de cosas, etc., siendo estos los argumentos credibilidad del testimonio, la huella psíquica y la si-
empleados por los peritos en las diferentes causas judi- mulación: El Sistema de Evaluación Global (SEG). Pa-
ciales y sobre los que es necesario tomar una decisión. peles del Psicólogo, 26, 59-77
La credibilidad sobre el carácter verdadero o simulado Baker, G. A., Hanley, J. R., Jackson, H. F., Kimmance, S.
de los síntomas o de estos testimonios, en cuanto que en- y Slade, P. (1993). Detecting faking of amnesia: Per-
tra dentro de las opiniones subjetivas, difícilmente puede formance differences between simulators and patients
ser objeto de investigación científica. Sin embargo, sí with memory impairment. Journal of Clinical and Ex-
puede ser analizada la validez de los síntomas o del perimental Neuropsychology, 15, 668-684.
cuadro clínico que la persona manifiesta, para determi- Beaber, R. J., Marson, A., Michelli, J. y Millis, M. J.
nar con criterios científicos una probable situación de (1985). A brief test for measuring malingering in schi-
fingimiento o exageración. En este sentido, se sugiere zophrenic individuals. American Journal of Psychiatry,
hacer una aproximación multifactorial para determinar 142, 1478-1481.
la existencia de una situación de simulación; para lo Binder, L. M. y Willis, S. C. (1991). Assessment of moti-
cual, es necesario: (1) determinar la gravedad del daño, vation after financially compensable minor head trau-
mediante un registro de los diferentes síntomas; (2) eva- ma. Psychological Assessment, 3, 175-181.
luar al paciente mediante pruebas estandarizadas; (3) Binks, P. G., Gouvier, W. D. y Waters, W. F. (1997).

106
MERCEDES INDA CARO, SERAFÍN LEMOS GIRÁLDEZ, ANA MARÍA Sección Monográfica
LÓPEZ RODRIGO Y JOSÉ LUIS ALONSO RIONDA

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Sección Monográfica ENFERMEDAD FÍSICA O TRASTORNO MENTAL

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108
Papeles del Psicólogo, 2005. Vol. 26, pp. 109-114 Sección Monográfica

EL ENGAÑO Y LA MENTIRA EN LOS TRASTORNOS


PSICOLÓGICOS Y SUS TRATAMIENTOS
DECEPTION AND LYING IN PSYCHOLOGICAL DISORDERS AND THEIR TREATMENTS

Manuel Porcel Medina* y Rubén González Fernández**


*Departamento de Orientación Laboral de la Unión General de Trabajadores. **Centro Privado de Atención Psicológica

Este artículo pretende examinar los fenómenos de la mentira, el engaño y el autoengaño como términos que están directamente rela-
cionados con los problemas psicológicos y sus tratamientos. Veremos que, en numerosas ocasiones, el engaño y el autoengaño no
son más que la cobertura psicológica o ficticia de los problemas de la vida. Pero como los problemas psicológicos sólo pueden neu-
tralizarse a través de psicoterapia, veremos que toda psicoterapia que se precie deberá incorporar en sus juegos terapéuticos a la
mentira. Y el terapeuta ejercitará esta mentira de la psicoterapia, de una manera muy efectiva, a través de la técnica que conocemos
como “intención paradójica”. En efecto, será esta técnica intrincada en la mentira la que pueda contrarrestar la propia mentira del
cliente aquejado de un problema psicológico. La intención paradójica funcionará cuando se administre acompasada con el movi-
miento del cliente, moldeando dicho movimiento en el camino que el propio cliente estará transitando en cada momento.

This article tries to examine lie, faking, and self-deception phenomena as directly related terms to psychological problems and its
treatments. We will realize that, in many occasions, faking and self-deception are not more than a psychological or fictitious coverage
of life problems. Inasmuch as psychological problems can only be neutralized by means of psychotherapy, we will see that all self-
respecting psychotherapies ought to incorporate the lie in its therapeutic games. And the therapist will put into practice this lie of the
psycotherapy, in a very theatrical way, by means of the technique known as “paradoxical intention”. Indead, this lie-involved technique
will be the best way to counteract self-deception in a psychologicaly disordered client. Paradoxical intention will work when paired up
with client’s movement, shaping this movement through the way the client concerned will cover at a given moment.

E
xisten diversas frases que, de forma condensada gestión, es máxima, porque detrás se esconde el funda-
y efectista, pretenden definir al hombre: “el hom- mento de la propia psicología: el yo, la reflexividad.
bre es un animal que usa herramientas”; “el hom-
bre es un animal que posee la capacidad de lenguaje”; LA VERDAD DE LA VIDA Y TEXTURA VITAL DE LOS
“el hombre es una animal que come pan”. Nuestra con- PROBLEMAS PSICOLÓGICOS
tribución al catálogo de frases es la siguiente: “el hom- Vamos a discutir este punto de la exposición ayudándo-
bre es un animal que miente”. Es evidente que otros nos de una metáfora y esto lo vamos a hacer así por dos
animales utilizan las apariencias para sobrevivir, pero es motivos fundamentales. El primero es por un motivo di-
quizás el hombre el único animal que trata con la menti- dáctico y facilitador de la comprensión y de la explica-
ra de manera reflexiva, es decir, el único capaz de usar ción. El segundo es en honor a la psicoterapia que
la mentira en relación a su persona, a su identidad. Si nosotros ejercitamos, que no es otra que una actualiza-
un camaleón camufla su cuerpo los humanos serían ca- ción o acomodación de una psicoterapia genérica cono-
paces de camuflar hasta lo más profundo de sus entra- cida como Terapia de Aceptación y Compromiso. Y si
ñas. La sugestión es un prodigio de la mentalidad utilizamos una metáfora, le hacemos honor a esta tera-
genuinamente humana. Sólo el hombre puede ver fan- pia porque uno de sus principios generales es el conven-
tasmas. cimiento de que las metáforas son verdaderas
Aunque excede en mucho los austeros objetivos de este herramientas terapéuticas en el contexto clínico. Se utili-
artículo, queremos manifestar que la importancia de la zan para hacer ver al cliente una serie de conceptos y
mentira, en cuanto que se puede relacionar con la su- de fenómenos que, de otra manera, serían mucho más

Correspondencia: Rubén González Fernández.


difícil de discernir.

E-mail: rgonzalez@correo.cop.es
La metáfora que vamos a utilizar es la del “camino”. Y
no vamos a pensar en un camino poético, poco transita-

109
Sección Monográfica EL ENGAÑO Y LA MENTIRA EN LOS TRASTORNOS
PSICOLÓGICOS Y SUS TRATAMIENTOS

do y perdido en un paraje que, precisamente, por estar duros, con mucho tráfico, con semáforos, no obstante
perdido, tiene un encanto y misterio particulares. No va nos llevan a lugares más atractivos que los anteriores.
a ser de esta especie. El camino que vamos a usar como Pero no tomamos una decisión, estamos “atascados”.
metáfora es un camino moderno, urbano, con su roton- Mientras sólo uno de nosotros esté atascado en la roton-
das o glorietas, con sus centros comerciales a los lados, da, no hay mayor problema. El problema crece cuando
con cruces de caminos muy transitados y regulados por la rotonda se colapsa y ya no permite que otros la utili-
semáforos, pasos de peatones, cedas el paso, etc. cen adecuadamente. Es cuando el problema psicológico
Y tiene que ser un camino moderno, urbano, porque individual se convierte en un problema de calado social.
los problemas psicológicos han surgido en un contexto Y el problema también aumenta cuando, al estar perma-
moderno y urbano que no es otro que el contexto de la nentemente en la rotonda, no llegamos a ningún destino,
ciudad. En las sociedades arcaicas había poco espacio no cumplimos con nuestro trabajo en la ciudad, no cum-
para los problemas psicológicos en tanto que la vida es- plimos con nuestras obligaciones familiares, etc.
taba muy normalizada. Era una sociedad cerrada y esto A tal fin se ha creado todo un entramado circulatorio
significa que el modo de vida y los problemas derivados alternativo y ajeno a la vida que nos permite seguir con-
de tal modo de vida estaban estrictamente pautados. La duciendo, aunque a ningún destino. Conducimos en cír-
ciudad, en cambio, es en su génesis un cruce de modos culo porque necesitamos movernos. No tenemos más
de vida. Podríamos decir que ya no es la familia la que objetivo que permanecer en pausa el tiempo que necesi-
regula los modos de vida sino el “mercado”. Ahora todo temos para volver a nuestro camino urbano ordinario.
se comercializa: el alimento, la ropa, los enseres de la Este entramado circulatorio alternativo, ajeno a la vida
vida. Pero también se mercadea con los modos de vida y y estéril es la psicologización. Y no nos referimos solo a
se ofrecen diferentes alternativas profesionales, familia- la psicologización que se ejercita mediante el verbo, sino
res, de ocio, que no sólo son alternativos sino que ade- también aquella que se practica con fármacos, con flores
más, en muchos casos, son incompatibles y –léanse las “flores de Bach” por ejemplo-, con magia,
contradictorios. Y el problema de tener diferentes modos con futurología. Todo este entramado está al servicio de
de vida disponibles para usar es que el individuo empie- aquellos que quedaron atrapados en la rotonda indefini-
za a ejercitar la “responsabilidad de elegir”. Podríamos damente y que no lograron tomar una decisión vital.
decir, y ya adelantamos la que será nuestra tesis más La psicoterapia se ha convertido en una institución inter-
fuerte, que los problemas psicológicos van a tener que media (Pérez Álvarez, 1999), entre instituciones que fa-
ver, de una manera más o menos directa u oblicua, con llan. Cuando la gente se colapsa entre varias alternativas
esta responsabilidad de elegir. de vida y ninguna de ellas le satisface, surge una vía en-
Volviendo a nuestra metáfora del camino moderno y ur- cubierta, con sentido momentáneo pero sin sentido último
bano, imaginemos que la vida es una rotonda. Una roton- que son los problemas psicológicos. La institución psicote-
da tiene la función de repartir el tráfico. Es la ordenación rapéutica ofrece la cobertura necesaria a los problemas
de un cruce de caminos y es la parte del camino urbano psicológicos dando una explicación funcional. Una perso-
que nos facilita dejar una dirección para coger otra. na puede vivir entre las alternativas conflictivas de querer
¿Qué ocurriría si no existiesen estas rotondas? Proba- estar delgada y atracarse de comida. El colapso vital de
blemente uno dejaría un camino y emprendería otro sin esta persona estaría en diferir infinitamente la decisión
más dilación, de manera directa, sin una estación de que ha de tomar por uno u otro camino. Atiborrarse de
tránsito. ¿No habéis dado alguna vez más de una vuelta comida no importando las consecuencias o intentar llevar
a nuestra rotonda para aclarar las ideas en cuanto a la una alimentación adecuada. El camino intermedio (la ro-
dirección que tenemos que tomar? Es una especie de tonda de la vida psicopatológica) suele ser atiborrarse y
tiempo extra-decisional. Pero, ¿y si permanecemos en la purgar lo ingerido. Soportar la certeza de que tomar uno
rotonda por tiempo indefinido sin tomar ninguna ruta? u otro camino depende de uno mismo es, a todas luces,
Estos son para nosotros los problemas psicológicos. Es insoportable. Es así como se alimenta la tercera vía muer-
un “atasco vital” en la decisión de qué camino empren- ta y vacía de llamar a esta ausencia de decisión personal:
der a partir de un determinado momento. Tenemos va- “problema psicológico”. Empieza aquí todo un entramado
rios alternativos y todos ellos presentan sus ventajas y normativo que da cobijo y explicación al comportamiento
sus inconvenientes. Unos son muy fáciles de recorrer pe- tan irracional de atiborrarse y purgar lo ingerido. El pro-
ro nos llevan a lugares poco atractivos. Otros son muy blema psicológico se llama bulimia y el profesional que ha

110
MANUEL PORCEL MEDINA Y RUBÉN GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Sección Monográfica

de acabar con ella es el psicólogo o psiquiatra. Justo des- porta la dirección elegida sino, sobre todo, cuando ig-
de este momento la única persona que podría dar un gol- noramos o pretendemos ignorar que en realidad, sin re-
pe de efecto a esta situación –la persona con bulimia- medio, hemos tomado algún camino que tiene
queda subyugada a la institución psicoterapéutica que ya aparejado una serie de consecuencias. Este es el sentido
hace las cosas por ella. Es precisamente esta pérdida de que ya le daba Plutarco al término, cuando expresaba
responsabilidad lo que hace que los problemas de la vida, que el autoengaño era algo más que la incapacidad de
los atolladeros coyunturales, se conviertan en problemas reconocer que no sabemos de muchas cosas, pues al fin
psicológicos, en callejones sin salida estructurales. lo dramático es que no sabemos lo que somos. Si la in-
Pero claro, por paradójico que parezca, es únicamente certidumbre y la inseguridad nos paraliza y por pruden-
desde la psicoterapia desde donde se puede restablecer cia decidimos estancarnos, cabe preguntarse si la
la cordura perdida. A saber, es a través de psicoterapia parálisis no será también una opción acompañada de
como hemos de revertir los problemas psicológicos en riesgos y, por tanto, en ocasiones, carente de prudencia.
problemas de la vida, en pruebas o dificultades que re- Una mentira puede tener distintas variantes. Puede ser
quieren una continua toma de decisiones por parte del inocente, humorística, puede ser algo perversa y puede
que vive. Cuando la toma de decisión se enquista –y nos ser hasta bondadosa y útil. El autoengaño, en cambio se
atrapa la rotonda- estamos alimentando un problema podría decir que, sin perjuicio de su consideración como
hasta hacerlo psicológico. Para decirlo con una frase, he- inocente, humorístico, perverso, piadoso y útil, no toma
mos de despsicologizar al cliente desde la propia psicolo- ninguna variante especial siendo acaso un poco de to-
gía. Despsicologizar significa, en este contexto, eliminar do. El engaño apunta a un objetivo consciente, pero el
la cobertura psicológica, por tanto externa e inafrontable autoengaño es inconsciente no sabiendo uno lo que ha-
por parte del cliente, de los problemas de la vida. Las de- ce, porque, como dijera el famoso escritor, “más de un
cisiones las tiene que tomar el cliente y el deber del psicó- espejo es un velo” (Wilde 1889). Los trastornos psicoló-
logo es precisamente no caer en la tentación de hacerle gicos exhiben esta peculiaridad en la mayoría de las
llegar las suyas propias. Utilizando la conjugación que ocasiones. Así, una persona afectada de anorexia igno-
permite una explicación cabal y comprehensiva de los ra muchas veces su temor al rechazo público afanándo-
problemas psicológicos, “autor-actor” (Quiroga Romero, se en adelgazar o peleándose con su cuerpo. Un
1999), decimos que la psicoterapia desde los quicios que neurótico con conductas compulsivas ignora que, tras la
manejamos aquí (contextual, conductual, ontológica) es conducta de lavarse las manos constantemente y su pa-
sencillamente el intento de hacer pasar al cliente por el vor a la contaminación, se esconde su obstinación de no
gradiente desde una irresponsabilidad e indecisión de la aceptar el carácter obligadamente incierto de la vida.
vida que está viviendo siendo meramente actor de un pa- El problema principal que se encuentra un psicólogo
pel, hasta la responsabilidad y toma de contacto real con suele ser el de mostrar claramente cuál es el verdadero
la vida que le ha tocado vivir llegando a ser el propio au- problema, que por lo general está oculto a los ojos de
tor de la misma. Cómo lograr este cambio es algo que in- quien lo padece.
tentamos explicar más abajo. De manera general, la persona con problemas psicoló-
gicos sufre por algo que ella misma excluye o aparta y
EL AUTOENGAÑO COMO MODULADOR DE LOS con lo que, sin embargo, está comprometida. La volun-
TRASTORNOS PSICOLÓGICOS tad consciente, diríamos, está entregada a la actitud de
Un aspecto relevante en la casuística psicopatológica se pelearse reflexivamente con los elementos psicológicos
nos revela con el fenómeno del autoengaño. Si el enga- molestos y, por tanto, la distracción favorece el descuido
ño en general es un elemento de interacción social abso- en reconocer, y si acaso vencer, el verdadero problema
lutamente extendido en el funcionar de las sociedades que está afectando su vida. Como bien ha detectado la
modernas, que va desde los aspectos económicos y polí- filosofía de la Terapia de Aceptación y Compromiso y
ticos hasta los más íntimos, el autoengaño, se podría de- otras filosofías y autores antes, lo que subyace a la dedi-
cir, resulta ser la extensión de-generada que acaba por cación o la lucha de una persona en el control de los sín-
impregnar de caminos obtusos la conciencia y la volun- tomas emocionales y cognitivos (que paradójicamente
tad personal. acaba por alimentar) es una evitación existencial o vital
Podríamos definir el autoengaño como un modo de di- (experiencial), una dificultad en aceptar las cosas que no
rigir nuestra vida cuando no sólo ignoramos lo que com- se pueden cambiar (Luciano y Hayes, 2001).

111
Sección Monográfica EL ENGAÑO Y LA MENTIRA EN LOS TRASTORNOS
PSICOLÓGICOS Y SUS TRATAMIENTOS

Aparece aquí el fenómeno del autoengaño como algo sesgados que tienen que ver con el engaño, con la men-
crucial, en el sentido de que el esfuerzo en concentrarse tira o, cuando menos, con no mostrar la verdad desnu-
en los elementos psicológicos acaba por ocultar los ele- da. Unas veces por no herir la sensibilidad de su
mentos sustanciales de un conflicto personal no resuelto paciente y otras por mera educación. Sin embargo pen-
(Fuentes Ortega, 1994) y eso termina por dar naturaleza samos que la función simulativa y la apariencia juegan
psíquica a un problema que sólo el afrontamiento perso- un papel sustancial y no sólo anecdótico en el trabajo te-
nal finalmente puede resolver. Un individuo que se queja rapéutico.
de depresión puede ensombrecer así su responsabilidad Utilizando un ejemplo de la medicina, diríamos que el
en el afrontamiento del dolor, el sufrimiento y la pena por cirujano puede operar sin la conciencia del paciente. La
su insistencia de permanecer acostado, apático y poco ac- medicación, por lo demás, funciona con relativa inde-
tivo. Pero sólo cuando se abandona a una continua tortu- pendencia de las creencias reales de la persona que las
ra auto-inflingida, reprochándose su actitud deprimida, toma, pero no ocurre lo mismo en el quehacer psicológi-
cristaliza el autoengaño o un verdadero problema psicoló- co. Si algo caracteriza a la terapia psicológica es la im-
gico (se cierra el circulo), pues en la reflexión crítica consi- portancia radical del fenómeno de la apariencia, hasta
go mismo acaba por crear un espacio inerte, donde se el punto de ser imposible desarrollarla sin aparentar, sin
dedica a intentar despejar un entramado psíquico cuyo úl- aparentársele el psicólogo al paciente y viceversa (inclu-
timo sentido es oscurecer el afrontamiento del verdadero so cabría dudar si una verdadera terapia se podría rea-
problema. En este esquema el auto engañado acaba por lizar sin conciencia de que tal proceso -el terapéutico-
perder ya la perspectiva del problema original y muchas está en marcha). El médico puede estar ausente, el psi-
veces reclama ayuda para salir de un circuito fatal que fue cólogo tiene que estar, al menos, co-presente.
emprendido con la intención de calmar la percepción mo- Bajo nuestro punto de vista, un tratamiento psicológico
lesta de un conflicto, pero que acabará, posteriormente, es algo similar al juego en un partido de fútbol (otras
por dejar a la persona sin capacidad de respuesta o ciego analogías similares han sido ensayadas anteriormente:
ante ese conflicto que, no por no percibir, deja de inquie- la terapia como una partida de ajedrez y en general co-
tar y en el fondo sostener y consolidar el malestar psicoló- mo un juego y como un desafío lleno de giros inespera-
gico. Al respecto resulta sugerente el ejemplo que hace dos aparecen, por ejemplo, en las novelas del psicólogo
Paul Watzlawick cuando recuerda cómo la antropóloga existencialista Irvin D. Yalom (Yalom, 1992; 1996). El
Margaret Mead distinguía a los americanos de los rusos juego determinará la victoria aunque, para ganar, el
diciendo que mientras los primeros simulaban dolor de juego debe desarrollarse en el marco de un partido que
cabeza para eludir responsabilidades, los segundos, ne- obliga a ciertas reglas, pero que nunca fija de antemano
cesitaban realmente sufrir el dolor de cabeza para el mis- el éxito. El tratamiento psicológico se da en el marco de
mo fin (Watzlawick, 1975). Pues bien, tal vez un una ceremonia (García Sierra, 2001), la ceremonia psi-
problema psicológico sea, sobre todo, un dolor de cabeza coterapéutica, la podemos llamar.Respecto a la impor-
“ruso” generado por uno mismo para pasar de puntillas tancia del concepto de ceremonia para la psicología, se
por aspectos importantes de la vida, y ya sobrevenido, se puede recurrir a la lectura de un trabajo significativo de
agudiza cuando uno se dedica a intentar buscar analgési- Juan Fuentes y Ernesto Quiroga (Fuentes y Quiroga,
cos para un mal que la cefalea sólo trataba de sortear. 1998). Al decir esto, pretendemos simplemente indicar
Al fin el autoengaño, como pretendemos dibujarlo, es que la terapia siempre se desarrolla en el marco de una
perfectamente solidario con la idea del síntoma según ha serie de secuencias transitorias que obedecen a ciertas
sido descrito en un ensayo reciente (Pérez Álvarez, normas: las sesiones tienen unos tiempos aproximada-
2003), y comparte el trance de la expresión o manifesta- mente pautados tanto para el inicio como para su finali-
ción de un problema real, pero también cumple la fun- zación, el psicólogo y el paciente pueden hablar en
ción de ser un intento adaptativo, una tregua o incluso turnos sucesivos donde las correcciones se hacen más en
una forma de vida. un sentido que en otro, donde la autoridad le pertenece
más a uno que a otro, etc.
LA EXTRAÑA VERDAD DE LOS TRATAMIENTOS Dicho esto, nuestra postura es la siguiente: un trata-
PSICOLÓGICOS miento o terapia es, sobre todo, una táctica puesta en
En multitud de ocasiones, un psicólogo tiene que disimu- juego, como lo es en el fútbol la táctica del entrenador,
lar, callar, decir verdades a medias, hacer comentarios pero que debe ajustarse de continuo a las condiciones

112
MANUEL PORCEL MEDINA Y RUBÉN GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Sección Monográfica

reales de lo que ocurre en el campo, de lo que se habla que hace que el proceso de habituación se ponga en
en la consulta. Un psicólogo no puede aplicar sin más marcha y es con la libre decisión del paciente con la que
una serie de pasos hasta alcanzar un fin porque tiene no puede dejar de trabajar nunca un psicólogo.
que acompasar continuamente sus pasos con los del pa- Las técnicas racionalistas cognitivas también tienen su
ciente, como lo haría un delantero con respecto al defen- punto de pericia engañosa, pues se basan muchas veces
sa del equipo contrario, y esto significa, digámoslo sin en contrarrestar un rígido pensamiento catastrofista con
tapujos, que la terapia es un juego de mentiras arriesga- evidencias contrapuestas igualmente sesgadas, porque
das donde el psicólogo tiene que mantener al paciente lo cierto es que el discurso del terapeuta no es, muchas
en el convencimiento de que le va a dar una solución a veces, más que un decir, que en realidad él puede rea-
su problema, solución que decíamos antes, nunca tiene daptar a cada caso hasta el punto de decir una cosa y
lograda previamente, que sólo será verdad en la medida la contraria, según convenga, con el objetivo funcional
que se consiga mantener durante el proceso la mentira de vencer una rigidez más que de convencer al pensante
de que se dispone de tal solución. Se puede resumir todo de otra verdad, lo que podría ser contraproducente.
esto eufemísticamente: El psicólogo, si aspira a ser mere- Algunas técnicas como el intercambio de papeles dejan
cedor de tal título, debe mantener la credibilidad. Pero patente en qué consiste el juego terapéutico, a saber: en-
sin eufemismos añadimos: a través de distintos movi- contrar la verdad a través de la apariencia. El psicólogo
mientos de prestidigitación. adopta el papel de paciente para que éste se de cuenta
El moldeamiento es un procedimiento utilizado por los de que algún elemento de su discurso es un obstáculo
terapeutas de conducta que consiste en partir de una se- para avanzar. Pero, ¿por qué no decírselo directamen-
rie de comportamientos previos e ir extendiendo progre- te? El sentido de la técnica es que el cliente se de cuenta
sivamente logros parciales hasta alcanzar un punto o sin sentirse agraviado o atacado de modo que reaccione
logro final. Un agorafóbico puede, por ejemplo, aceptar defensivamente e ignore lo fundamental.
circular por ciertos lugares pero no aceptaría otros en Todas las terapias, se podría decir, contienen elemen-
absoluto. El secreto, se podría decir, consiste en lograr tos paradójicos y tanto en terapias conductistas, cogniti-
que el paciente recorra los lugares que no aceptaría re- vas y otras, abundan componentes de este orden. Pero a
correr empezando por lograr que recorra aquéllos que decir verdad, los apuntes anteriores con respecto al mol-
acepta recorrer sin mucha resistencia. Si uno lo piensa deamiento, los sesgos y el cambio de papeles habrían
detenidamente, se da cuenta de que lo que realmente es- de interpretarse como casos particulares de una clase o
tá en juego es la voluntad del paciente y que para con- modo general posible de abordar la terapia. En la litera-
trolarla, de alguna manera, hay que someterla a tura psicológica aparece incorporada, de hecho, una
engaño, porque realmente no está claro que la habitua- técnica aplicada con carácter plenamente consecuente,
ción no pudiera alcanzarse haciendo directamente lo global y, creemos, particularmente exitosa si cumple la
que no se quiere hacer, pero puede resultar más efectivo función para la que está diseñada y pensada; a saber,
conseguir que haga lo que no le importa hacer para, fi- la técnica de la intención paradójica. Ya desde Adler,
nalmente, indicarle hacer lo que no haría por mucho pasando por Víctor Frankl hasta la actual Terapia de
que se lo pidiésemos y que realmente es lo necesario pa- Aceptación y Compromiso existe una tradición que ha
ra tener éxito. Las técnicas de aproximaciones sucesivas hecho de ella todo un modo de proceder. En esta tradi-
tienen este sentido. No es que un fóbico a los ascensores ción psicológica la técnica mencionada puede interpre-
sea incapaz de subir a un sexto piso, es que el psicólogo tarse no ya tanto como una técnica más o como un
tiene que conseguir que se decida a subir a dicho piso y, aspecto residual de programa terapéutico, sino como to-
además, debe ser el propio paciente quien decida subir da una manera de tratar con los problemas psicológicos.
por el ascensor voluntariamente pese a acudir a la ayu- Esa es, por otra parte, la postura comprometida en el
da del profesional porque no está dispuesto a subir por presente trabajo.
voluntad propia. No es difícil adivinar que todo lo que La intención paradójica nos revela nítidamente el fenó-
hay por medio contiene mucho de creencia más que de meno del autoengaño presente en los trastornos psicoló-
realidad, pues el cliente tiene que atribuir al procedi- gicos. Alguien con una disfunción eréctil puede desear
miento un valor que no es estrictamente cierto: no es la las relaciones sexuales pero no quiere arriesgarse a que-
habituación la que hace disminuir el miedo y por tanto le dar mal parado. Un fóbico social puede desear la rela-
permite subir a un piso alto, es su decisión de subir la ción con otras personas pero le cuesta aceptar la

113
Sección Monográfica EL ENGAÑO Y LA MENTIRA EN LOS TRASTORNOS
PSICOLÓGICOS Y SUS TRATAMIENTOS

posibilidad de tener contratiempos en las relaciones so- Acabamos ya diciendo que lo escrito supone sólo un in-
ciales. Alguien puede desear insinuarse a otra persona tento franco de reconocer que la mentira, la estrategia, la
pero teme ponerse colorada. Hay quien desea adelga- vía oblicua, son aspectos ineludibles y definidores de gran
zar pero no le agrada la posibilidad de hacer ejercicio parte de lo que llamamos Psicología, lo que no hemos de
ni dieta. En todos estos casos la empresa del paciente ver necesariamente como despectivo. Acaso ya lo expre-
acaba por enfocarse hacia la lucha contra los elementos sara de otro modo uno de los padres de nuestra discipli-
secundarios de orden psicológico (miedo, angustia, ru- na, Alfred Binet, cuando para medir la inteligencia
miaciones...) no afrontando el conflicto original. De esta descubrió que lo que realmente hacía era asignar valor a
manera, la intención paradójica resuelve, o trata de re- los fallos y no a los aciertos: “mientras la Lógica se intere-
solver, el enredo con un disfraz, a saber, intentando in- sa por los procesos intelectuales que tienen que ver con la
volucrar al paciente en elementos secundarios verdad, la Psicología se interesa especialmente por los
paradójicos para así arrojarle al enfrentamiento con el procesos intelectuales que tienen que ver con el error”.
conflicto base. Si producto de la angustia alguien co-
mienza a rumiar el modo de no atascarse al hablar se REFERENCIAS
pide al paciente que desee voluntariamente tropezar al Frankl, V. (1946/2004). El hombre en busca de sentido.
hablar, ya que así el elemento rumiativo pierde sentido Barcelona: Editorial Herder.
funcional, enfrentando a la persona con el conflicto de Fuentes Ortega, J.B. (1994) Introducción del “conflicto
hablar aun a riesgo de tropezarse, lo que muy fácilmen- de normas irresuelto personalmente” como figura an-
te ayudará a la fluidez del hablante. tropológica (específica) del campo psicológico. Psicot-
La maniobra de la intención paradójica se basa en de- hema, 6 (3), 421-446.
sacreditar al conflicto secundario (psicológico) intentan- Fuentes Ortega, J.B. y Quiroga Romero, E. (1998) A
do que el cliente se involucre en provocar un mal que él propósito de Mesmer y la Hipnosis. La distinción entre
atribuye a una emoción o sentimiento y no a la voluntad ceremonias abiertas y ceremonias cerradas. Revista
de no afrontar. Así las cosas, si el paciente pone su vo- de Historia de la Psicología, 19 (2/3), 421-429.
luntad a trabajar para sufrir los efectos psicológicos in- García Sierra, P. (Ed.). (2001). Diccionario filosófico
cómodos, estos desaparecerán. “manual del materialismo filosófico”. Oviedo: Pentalfa
La intención paradójica aprovecha el autoengaño de Ediciones.
la persona que vive su problema (emoción como impedi- Hayes, S.C. (1984). Making sense of spirituality. Beha-
mento de la acción de afrontar) para alentar un logro viorism, 12, 99-110.
psicológico (alivio cognitivo-emocional) a través de la Luciano, M.C. y Hayes, S.C. (2001). Trastorno de evita-
acción. El éxito, como se entenderá, es más que proba- ción experiencial. Revista Internacional de Psicología
ble, pues aunque el afrontamiento se ponga en marcha Clínica y de la Salud, 1 (1), 109-157.
con intenciones de alivio psicológico, la acción está des- Pérez Álvarez, M. (1999). Psicología clínica y iatrogé-
haciendo de facto el conflicto de base que explica todo nesis. En J. Buendía (Ed.). Psicología clínica: Perspecti-
el entramado. Lo que destruye la intención paradójica es vas actuales. Madrid: Pirámide.
la coartada de anteponer el contenido psicológico a la Pérez Álvarez, M. (2003). Las cuatro causas de los tras-
acción y esto lo consigue haciendo creer al paciente que tornos psicológicos. Madrid: Editorial Universitas.
mediante una acción paradójica, que por lo demás se Quiroga Romero, E. (1999). La personalidad como es-
mostrará efectiva, desaparecerá el contenido psíquico tructura dinámica conductual definida por la conjuga-
adverso. Y desaparecerá probablemente, pero, como ción Autor-Actor. Apuntes de Psicología, 17 (3),
decimos, porque deja de tener sentido utilitario para la 309-325.
persona al estar de hecho enfrentando el conflicto pri- Watzlawick, P. (1975/1986). El arte de amargarse la
mario, es decir, corriendo el riesgo de tomar una direc- vida. Barcelona: Editorial Heder.
ción y no quedarse indefinidamente dando vueltas en la Wilde, O. (1889/2000). La decadencia de la mentira.
rotonda. Tampoco es asunto menor que la intención pa- Madrid: Editorial Siruela.
radójica, por su sustancialidad e importancia al hacer fi- Yalom, I. D. (1992/1999). El día en que Nietzsche lloró.
gurar el conflicto de fondo, viene bien presentarla Buenos Aires: Editorial Emecé.
(esconderla) bajo el formato del humor consistente en re- Yalom, I. D. (1996/2000). Desde el diván. Buenos Ai-
írse de uno mismo (Frankl ,1946) res: Editorial Emecé.

114
Papeles del Psicólogo, 2005. Vol. 26, pp. 115-128 Sección Monográfica

PERSONALIDAD Y DESEABILIDAD SOCIAL EN CONTEXTOS


ORGANIZACIONALES: IMPLICACIONES PARA LA PRÁCTICA DE LA
PSICOLOGÍA DEL TRABAJO Y LAS ORGANIZACIONES
PERSONALITY AND SOCIAL DESIRABILITY IN ORGANIZATIONAL SETTINGS:
PRACTICAL IMPLICATIONS FOR WORK AND ORGANIZATIONAL PSYCHOLOGY

Jesús F. Salgado
Universidad de Santiago de Compostela

Este artículo presenta una revisión de la validez de las diversas medidas de personalidad para predecir diversos criterios organiza-
cionales, entre los que se incluyen, el desempeño laboral, el éxito en la formación, la emergencia del liderazgo, la eficacia del lide-
razgo, los accidentes laborales, la satisfacción laboral, la rotación en el empleo, las conductas contraproductivas, el absentismo y el
salario. Seguidamente, se ocupa de examinar uno de los problemas principales a los que se han enfrentado las medidas de persona-
lidad en el trabajo: la deseabilidad social y la distorsión de las respuestas a los cuestionarios. De este examen se desprende que la
deseabilidad social tiene un efecto promedio de inflar (o desinflar) las puntuaciones alrededor de 0.38 unidades de desviación en
contextos de selección, aunque no afecta a la validez predictiva de las medidas de personalidad, ni es una variable mediadora, mo-
deradora o supresora de la validez de dichas medidas. También se osberva que la deseabilidad social no está relacionada con el de-
sempeño en el trabajo. En tercer lugar, se revisan las distintas estrategias utilizadas para reducir y neutralizar la deseabilidad y se
observa que sólo dos de ellas son efectivas: (a) informar a los evaluados de que se examinarán sus respuestas en relación con la de-
seabilidad social y que la distorsión podrá tener consecuencias negativas para los distorsionadores, y (b) crear baremos a partir de
muestras de solicitantes o de personas que contestan a las medidas de personalidad en contextos que puedan suscitar la deseabilidad
social (pe., decisiones de promoción). La última parte del artículo contiene las conclusiones y las sugerencias para los profesionales
de la Psicología del Trabajo y las Organizaciones.

This article consists of four sections. The first section presents a validity review of personality measures for predicting several organizational
criteria, including job performance, training success, leadership emergence, leadership effectiveness, work accidents, job satisfaction, turnover,
counter-productive behaviours, absenteeism, and salary. Next, the literature on social desirability and the distortion of responses to the
personality questionnaires, one of the main problems of personality measures, is examined. This examination points out that social desirability
has an average effect size of 0.38 standard deviation units on the personality measures, inflating the scores in personnel selection settings.
However, social desirability has no effect on the predictive validity of personality measures and it is not a moderator, mediator or suppressor
variable. It is also observed that social desirability is not related to job performance. In the third section, the various strategies developed for
reducing social desirability are reviewed and it was found that only two are effective: (a) warning applicants that the responses will be checked
for social desirability and that the distortion will be penalized, and (b) to develop norms using applicant samples or samples including
individuals responding personality measures in contexts which can produce social desirability (e.g., promotion decisions). The article finishes
with some conclusions and some suggestions for the practitioners of Work and Organizational Psychology.
n los últimos quince años, la evaluación de la buenos predictores de diversos criterios organizacionales
E personalidad se ha convertido en un tema de
gran interés para los profesionales e investigado-
relevantes (ver Barrick y Mount, 1991; Barrick, Mount y
Judge, 2001; Hogan y Holland, 2003; Hough, 1992;
res de la Psicología del Trabajo y las Organizaciones Hurtz y Donovan, 2000; Mount y Barrick, 1995; Roth-
debido a su utilidad para tomar decisiones en relación man, Meining y Barrick, 2002; Salgado, 1997; 1998;
con procesos revelantes para el trabajo. Diversos meta-
2002; 2003; Yoo y Ming, 2002). La base fundamental
análisis llevados a cabo tanto en América, como en Eu-
de estas conclusiones convergentes es la utilización del
ropa, África y Asia, han llegado esencialmente a las
modelo de personalidad de los cinco grandes factores
mismas conclusiones: las medidas de personalidad son
Correspondencia: Jesús F. Salgado. Departamento de Psicología
(Big Five) como taxonomía para integrar los resultados

Social, Básica y Metodología. Universidad de Santiago de Com-


de los centenares de estudios de validez singulares (loca-
postela, 15782 Santiago de Compostela. España. les) llevados a cabo durante más de sesenta años. De
E-mail: psjesal@usc.es acuerdo a este modelo, cinco grandes dimensiones de

115
Sección Monográfica PERSONALIDAD Y DESEABILIDAD SOCIAL EN ORGANIZACIONES

TABLA 1
personalidad han resultados replicables a través de dife-
RESUMEN DE LOS RESULTADOS META-ANALÍTICOS SOBRE LA rentes muestras, en diferentes culturas, con diferentes
RELACIÓN ENTRE LAS MEDIDAS DE PERSONALIDAD Y DIVERSOS
CRITERIOS Y VARIABLES ORGANIZACIONALES.
lenguajes y diferentes técnicas evaluativas. La denomina-
(Fuente original de la Tabla: Salgado y De Fruyt, 2005) ción de tales factores varía entre los diversos investiga-
dores del campo de la psicología de la personalidad en
Dimensión K N Validez
el trabajo, pero la más ampliamente utilizada es la suge-
Desempeño Laborala
Conciencia 133 33,668 .33
rida por Costa y McCrae (1992). De acuerdo a ellos, las
Establidad Emotional 108 19,880 .21 cinco dimensiones o factores de la personalidad serían:
Extroversion 111 21,916 .10
Apertura a la Experiencia 82 13,895 .09
estabilidad emocional (reverso de neuroticismo), extra-
Amigablidad 110 21,911 .19 versión (opuesto a introversión), apertura a la experien-
Éxito en la Formación b cia (frente a cierre a la experiencia), amigabilidad
Conciencia 20 3,909 .31 (opuesto a antagonismo) y conciencia (frente a irrespon-
Estabilidad Emocional 25 3,753 .09
Extroversion 21 3,484 .28 sabilidad). Las denominaciones de los factores de estabi-
Apertura a la Experiencia 18 3,177 .33 lidad emocional y extraversión son las que más consenso
Amigabilidad 24 4,100 .14
han obtenido. Las tres restantes, quizás por ser más re-
Emergencia del Liderazgo c cientes, han recibido otras denominaciones alternativas.
Conciencia 17 nd .33
Estabilidad Emocional 30 nd .24 Por ejemplo, la dimensión de apertura a la experiencia
Extroversion 37 nd .33 ha sido denominada también cultura o intelectualidad; la
Apertura a la Experiencia 20 nd .24
Amigabilidad 23 nd .05 dimensión de amigabilidad ha sido también llamada
amistosidad y la dimensión de conciencia ha recibido
Efectividad del Liderazgo c
Conciencia 18 nd .16 etiquetas tales como escrupulosidad, minuciosidad, res-
Estabilidad Emocional 18 nd .22 ponsabilidad o afán de logro. Los resultados de los me-
Extroversion 23 nd .24
Apertura a la Experiencia 17 nd .24 ta-análisis mencionados más arriba han demostrado que
Amigabilidad 19 nd .16 dos factores de personalidad, estabilidad emocional y
Satisfaccion Laboral d conciencia, son predictores válidos del desempeño ocu-
Conciencia 79 21,719 .26
pacional en todas las ocupaciones. También se ha de-
Estabilidad Emocional 92 24,527 .29
Extroversion 75 20,184 .25 mostrado que estos dos factores junto con extraversión
Apertura a la Experiencia 50 15,196 .02
son predictores válidos de éxito en la formación (training
Amigabilidad 38 11,856 .17
proficiency) y que el factor de conciencia y el de amiga-
Conductas Desviadas (Contraproductivas) (Invertida la Validez) e
Conciencia 13 6,276 .26
bilidad predicen el comportamiento contraproductivo.
Estabilidad Emocional 15 3,107 .06 Además de lo anterior, la investigación en el ámbito de
Extroversion 12 2,383 -.01
Apertura a la Experiencia 8 1,421 -.14
la personalidad en las organizaciones también ha de-
Amigabilidad 9 1,299 .20 mostrado que las medidas de la personalidad centradas
Rotación en el Empleo (Invertida la Validez) e en criterios ocupacionales (Criterion-focused Occupatio-
Conciencia 5 748 .31 nal Personality Scales, COPS), tales como los tests de in-
Estabilidad Emocional 4 554 .35
Extroversion 4 554 .20
tegridad, orientación al servicio del cliente, potencial de
Apertura a la Experiencia 4 554 .14 dirección, tolerancia al stress o potencial comercial son
Amigabilidad 4 554 .22
excelentes predictores de diversos criterios organizacio-
Accidentes Laborales (Invertida la Validez) f nales, incluyendo el desempeño ocupacional, el éxito en
Conciencia 9 1125 .30
Estabilidad Emocional 13 1198 .28 la formación y los comportamientos contraproductivos
Extroversion 12 1524 -.09 (ver Ones y Viswesvaran, 2001a y b, para un resumen).
Apertura a la Experiencia 7 570 -.50
Amigabilidad 7 420 .61 La investigación también ha demostrado que estas medi-
das (COPS) son una combinación de tres de los factores
Nota. K= numero de estudios; N= Tamaño total de muestra; nd= no disponi-
ble; a=Salgado (2004); b Barrick, Mount y Judge (2001); c Judge, Bono,
básicos de la personalidad: estabilidad emocional, ami-
Ilies, y Gerhardt (2002); d Judge, Heller y Mount (2002); e Salgado (2002); f gabilidad y conciencia. En las Tablas 1, 2 y 3 que apa-
Clarke y Robertson (2005).
recen a continuación, figura un resumen de la validez de

116
JESÚS F. SALGADO Sección Monográfica

las distintas dimensiones y compuestos de personalidad Hace sesenta años ya que Mehl y Hathaway (1946) y Ellis
para la predicción de diversos criterios organizacionales. (1946) señalaron que, en efecto, las personas cuando se
A la vista de los resultados de las investigaciones meta- les instruye para hacerlo pueden distorsionar las respues-
analíticas mencionadas, resulta evidente por qué las me- tas a los cuestionarios de personalidad
didas de personalidad han sido utilizadas profusamente
en las decisiones organizacionales en la última década y LA DISTORSIÓN DE LAS RESPUESTAS A LOS ÍTEMS DE
que hayan suscitado el interés de los profesionales. Aun- LAS MEDIDAS DE PERSONALIDAD
que de modo prioritario se han utilizado para propósitos La distorsión y el sesgo en las respuestas a los ítems de
de selección de personal, también se han utilizado en las medidas de personalidad, especialmente en contex-
procesos de formación, de desarrollo (p.e., coaching), o
tos organizacionales, donde las decisiones basadas en
para el establecimiento de perfiles de competencias.
las respuestas a los cuestionarios de personalidad tienen
Sin embargo y a pesar de este reciente éxito de las me-
importantes implicaciones para las personas que contes-
didas de personalidad para predecir el desempeño ocu-
pacional, su utilización en ámbitos organizacionales no TABLA 3
está exenta de problemas y dificultades. Entre ellos, la dis- RESUMEN DE LOS RESULTADOS META-ANALÍTICOS ENTRE
torsión y el sesgo en las respuestas a los ítems que compo- VARIAS VARIABLES DE PERSONALIDAD (Y MODELOS) Y
nen dichas medidas han sido dos de los que han recibido DIVERSOS CRITERIOS Y VARIABLES ORGANIZACIONALES.
(Fuente original de la tabla: Salgado y De Fruyt, 2005)
mayor interés y sobre los que ha habido mayor preocupa-
ción, resultando, en consecuencia, abundantes los estudios Dimensión K N Validez

que se han ocupado de esta cuestión en los últimos años. Desempeño Laboral
Conciencia-NFFM a 36 5,874 .18
TABLA 2 Estabilidad Emotional-NFFM a 25 4,541 .05
RESUMEN DE LOS RESULTADOS META-ANALÍTICOS SOBRE LA Extroversion-NFFM a 26 4,338 .08
RELACIÓN ENTRE COPS Y DIVERSOS CRITERIOS Y VARIABLES
Apertura a la Experiencia-NFFM a 29 4,364 .08
ORGANIZACIONALES.
Amigabilidad-NFFM a 31 4,573 .13
(Fuente original de la tabla: Salgado y De Fruyt, 2005)
Autoeficacia Generalizada b 11 1,506 .43
Dimensión K N Validez Locus de Control c 35 4,310 .22
Autoestima c 40 5,145 .26
Desempeño Laboral
Integridad (tests de personalidad)a 102 27,081 .37 Éxito en la Formación
Escalas de Drogas y Alcohol b 7 1,436 .19 Autoeficacia Generalizada b 4 422 .29
Escalas de Tolerancia al Stress b 13 1,010 .42
Rendimiento en el Puesto
Escalas de Servicio al Cliente b 33 6,944 .39
Inteligencia Emocional d 19 2,652 .24
Escalas de Violencia c 14 4,003 .41
Satisfacción Laboral
Éxito en la Formación
Afectividad Positiva e 15 3,326 .49
Integridad (tests de personalidad) d 2,364 .38
Afectividad Negativa e 27 6,233 -.33
Autoeficacia Generalizada c 8 1,411 .29
Conductas Desviadas (Contraproductivas) (Invertida la Validez) e
Locus de Control c 80 18,491 .32
Integridad (tests de personalidad) a 138 158,065 .32
Autoestima c 56 20,819 .26
Escalas de Tolerancia al Stress b 5 594 .42
Escalas de Servicio al Cliente b 5 740 .42 Salario
Escalas de Violencia c 4 533 .46 Autoeficacia Generalizada b 5 468 .28

Absentismo Absentismo
Integridad (tests de personalidad) e 16 5,435 .36 Autoeficacia Generalizada b 4 718 .21

Nota. K= numero de estudios; N= Tamaño total de la muestra; a =Ones, Vis- Nota. K= número de estudios; N= Tamaño total de la muestra; NFFM= medidas
wesvaran y Schnmidt (1993); b = Ones y Viswesvaran (2001a); c = Ones y a partir de cuestionarios no basados en el modelo de los cinco grandes facto-
Viswesvaran (2001b); d= Ones y Viswesvaran (1998a); e= Ones, Viswesva- res; a =Salgado (2003); b=Salgado y Moscoso (2000); c =Judge y Bono
ran y Schmidt (2003). (2001) d=Van Rooy y Viswesvaran (2004); e =Connolly y Viswesvaran (2000).

117
Sección Monográfica PERSONALIDAD Y DESEABILIDAD SOCIAL EN ORGANIZACIONES

tan a dichos cuestionarios (pe., ser contratado o no), ha gadas positivamente pero en las que se cree honesta-
recibido considerable atención desde hace más de cin- mente. En este sentido, el manejo de impresiones es una
cuenta años. La distorsión en las respuestas puede ser manipulación voluntaria de la propia imagen para que
tanto de signo positivo (pe., tratar de causar una buena los demás nos perciban de modo positivo mientras que
impresión), como de signo negativo (pe., tratar de suge- el auto-engaño no es una manipulación deliberada aun-
rir que hay un problema o trastorno psicológico). En el que pueda conducir a distorsiones en la percepción que
ámbito de las organizaciones, aunque el segundo tipo los otros tienen de nosotros. Teniendo en cuenta esta di-
de sesgo existe en determinadas circunstancias, es el pri- ferenciación entre las dos dimensiones de la deseabili-
mero, la distorsión positiva, la que ha resultado más pre- dad social, en el ámbito de la Psicología del Trabajo y
ocupante, dado que las medidas de personalidad han las Organizaciones, los efectos del manejo de impresio-
sido utilizadas preferentemente con propósitos de selec- nes sobre las puntuaciones de las medidas de personali-
ción de personal y, por tanto, `tratar de causar una bue- dad parecen más relevantes.
na impresión´ es una opción frecuente como respuesta a La diferenciación entre manejo de impresiones y auto-
los tests y cuestionarios. A la vista de que la distorsión engaño es relevante a la vista de los sugerido por algu-
de las respuestas en un sentido favorable podría favore- nos investigadores del campo de la psicología de la
cer las posibilidades de los candidatos para ser contra- personalidad y según lo cual existen diferencias indivi-
tados, Seisdedos (1988), en uno de los escasos estudios duales en la deseabilidad social (Block 1965; McCrae y
realizados en España sobre este fenómeno en las orga- Costa, 1983). Esto significa que la deseabilidad social
nizaciones, ha denominado a este sesgo “Adaptación podría no ser sólo una tendencia a adaptarse a las si-
Inteligente”. Sin embargo, las denominaciones frecuentes tuaciones sino una característica estable de la personali-
para este sesgo son otras, tales como`Deseabilidad So- dad que indicaría diferencias más sustantivas y
cial´, `Sinceridad¨ y `Distorsión Motivacional´. También significativas. Por ejemplo McCrae y Costa, (1983),
se han utilizado denominaciones como `Simulación´, Ones, Viswesvaran y Reiss (1996) y Salgado, Iglesias y
`Virtudes Infrecuentes´ o `Distorsión de la Respuesta´. De Remeseiro (1996) han encontrado que la deseabilidad
todas estas denominaciones, `Deseabilidad Social´ es la social correlaciona con la estabilidad emocional y con la
más frecuentemente utilizada y todas las demás caben dimensión de conciencia. Como han señalado McCrae y
dentro de esta etiqueta. Costa (1983), esto significaría que una persona que ver-
La deseabilidad social o distorsión de la respuesta ha daderamente puntúa alto en el factor de conciencia, que
sido definida como “la tendencia a contestar a los ítems es emocionalmente estable y cooperativo (puntúa alto en
de modo que se responde a las presiones sociales o nor- amigabilidad) aparecería también como alto en desea-
mativas en lugar de proporcionar un autoinforme verídi- bilidad social. Sin embargo, y esta es la paradoja, sería
co” (Ellingson, Smith y Sackett, 2001, p.122). Aunque una persona honesta y fiable pero sería acusada de dis-
muchas veces la deseabilidad social ha sido considerada torsionar o mentir en los cuestionarios de personalidad.
como un constructo unidimensional y muchas medidas Los efectos de la deseabilidad social sobre las medidas
sólo proporcionan una medida global de la misma, de de la personalidad y sobre otros instrumentos evaluativos
acuerdo a la investigación más reciente, llevada a cabo (pe., entrevistas) están ampliamente documentados en la
principalmente por Paulhus (1984, 2002), la deseabili- literatura y son particularmente conocidos por los res-
dad consiste en dos dimensiones, que han sido denomi- ponsables de la selección de personal en las organiza-
nadas manejo de impresiones (impresión management) ciones. El principal efecto es que la deseabilidad social
y auto-engaño (self-deception). El manejo de impresio- tiende a inflar (aumentar) las puntuaciones en las dimen-
nes indica una tendencia a adaptar intencionalmente la siones que están (o que los candidatos creen que están)
imagen pública de uno mismo con objeto de obtener relacionadas positivamente con el desempeño laboral y
una visión favorable por parte de los demás. El auto-en- a desinflar (reducir) las puntuaciones en aquellas dimen-
gaño, por el contrario, se refiere a la tendencia no inten- siones que están (o que los candidatos creen que están)
cionada de describirse a uno mismo de un modo relacionadas negativamente con el desempeño laboral.
favorable y que se manifiesta en auto-descripciones ses- La investigación reciente ha revisado meta-analíticamen-

118
JESÚS F. SALGADO Sección Monográfica

te y mediante estudios con muestras grandes los efectos tamaño de la distorsión. Este mismo tipo de estudios se re-
de la deseabilidad social sobre las respuestas a las me- alizaron con las medidas de compuestos de personalidad
didas de personalidad. En general, tal investigación em- (COPS), por ejemplo los tests de integridad, y los resulta-
pírica ha consistido en la utilización de tres tipos de dos han sido muy semejantes ya que la diferencia entre
diseños: (a) comparaciones entre grupos en situaciones las personas instruidas para contestar de un modo distor-
de laboratorio, con participantes instruidos para distor- sionado positivo frente a las personas instruidas para con-
sionar sus respuestas; (b) comparaciones intra-sujetos en testar honestamente ha sido de 0,50 unidades de
situaciones de laboratorio, con participantes instruidos desviación.
para distorsionar, y (c) comparaciones en situaciones re- Los resultados acabados de exponer pueden considerar-
ales de selección, examinando las diferencias entre las se indicadores de los efectos de la deseabilidad social en
personas que muestran deseabilidad social y las que no. situaciones de rendimiento máximo (cuando trata de en-
Ones y sus colaboradores (Ones y Viswesvaran 1998a y contrarse la mayor diferencia posible entre las condiciones
b ; Ones, Viswesvaran y Reiss, 1996; Viswesvaran, Ones de deseabilidad y de honestidad). Sin embargo, los estu-
y Hough, 2001), Hough y sus colaboradores (1998; dios sobre los efectos de la deseabilidad social en condi-
Hough, Eaton, Dunnette, Kamp y McCloy, 1990; Hough y ciones “reales”, esto es, cuando se comparan las
Paullin, 1994) y Christiansen y sus colaboradores (Chris- respuestas de las personas distorsionadoras y las no dis-
tiansen, Goffin, Johnston y Rothstein, 1994; Goffin y Ch- torsionadoras en situaciones verdaderas de selección, serí-
ristiansen, 2003) son los principales investigadores de los an indicadores de situación de rendimiento típico (cuando
efectos de la deseabilidad social en ámbitos organizacio- se trata de encontrar la diferencia habitual entre las dos
nales, aunque muchos otros investigadores han hecho condiciones mencionadas en un contexto típico laboral). A
contribuciones relevantes. Los principales resultados han este respecto, Hough (1998) llevó a cabo tres estudios
sido los siguientes. En los estudios con comparaciones en- particularmente relevantes. En el primero de ellos comparó
tre grupos en situaciones de laboratorio con distorsión po- una muestra de 963 ocupantes de puestos en la industria
sitiva inducida se encontró que, en los cuestionarios que de las telecomunicaciones con una muestra de 14.442 so-
miden dimensiones de personalidad (pe., los Big Five) las licitantes de empleo en la misma industria y encontró que,
personas distorsionadoras puntúan, en promedio, 0,6 uni- en una medida de responsabilidad (una de las subdimen-
dades de desviación más que las no distorsionadoras. Es- siones del factor de conciencia), existía una distorsión pro-
to significa lo siguiente: si utilizamos puntuaciones T medio de 0,45 unidades de desviación a favor de los
(media=50; SD=10), el grupo de personas distorsionado- solicitantes. En un segundo estudio, en puestos para la po-
ras puntuaría en promedio 56 frente a una puntuación de licía local, con una muestra de ocupantes de 508 perso-
50 correspondiente al grupo de personas no distorsiona- nas y otra de solicitantes de 24.433, usando una medida
doras. Cuando los estudios realizan comparaciones intra- del factor de conciencia, encontró que la distorsión pro-
sujeto en situaciones de laboratorio con distorsión medio era de 0,33 unidades de desviación a favor de los
inducida y con respuesta honesta, la diferencia en las solicitantes. En el tercer estudio, con una muestra de 270
puntuaciones en las medidas de las dimensiones de perso- guardias estatales y otra de solicitantes de 681 personas,
nalidad entre las dos condiciones para los mismos sujetos encontró una distorsión promedio de 0,13 en una escala
es de 0,72 unidades de desviación típica, lo que en térmi- de personalidad compuesta de las facetas de búsqueda
nos de puntuaciones T significa que la distorsión hace ele- de experiencia, y auto-estima. Otros estudios llevados a
var las puntuaciones de una misma persona de 50 a 57,2 cabo por Hough, Eaton, Dunnette, Kamp y McCloy
puntos. Cuando no se tiene en cuenta el tipo de diseño, la (1990), reflejan resultados semejantes. Por tanto, en con-
diferencia es de 0,5 unidades de desviación. Por tanto, es- junto los datos disponibles indican que en el tercer tipo de
tos resultados indican que la deseabilidad social tiene diseño de investigación (comparación de ocupantes y soli-
efectos sobre las puntuaciones de las personas distorsio- citantes en situaciones reales), los efectos promedio de la
nadoras que se sitúan ligeramente por encima de media deseabilidad social, aunque existen, son mucho menores
unidad de desviación. También muestran que el tipo de que los encontrados en las situaciones de laboratorio. En
diseño de investigación tiene efectos importantes sobre el otras palabras, en situaciones de rendimiento típico (pe.,

119
Sección Monográfica PERSONALIDAD Y DESEABILIDAD SOCIAL EN ORGANIZACIONES

selección de personal), los efectos de la deseabilidad so- Big Five), como a compuestos (pe., integridad), perma-
cial se reducen en comparación con los encontrados en neciendo la validez esencialmente la misma una vez que
situaciones de rendimiento máximo (pe., manipulación ex- han sido parcializados los efectos de la deseabilidad so-
perimental). cial. Los estudios de Hough (1998; Hough y otros, 1990)
Además del efecto de inflar las puntuaciones en las me- llegaron básicamente a los mismos resultados. En conse-
didas de personalidad, un segundo posible efecto que ha cuencia, se demostró que era falsa la creencia sostenida
sido mencionado en diversas ocasiones y que, probable- por algunos investigadores y bastantes profesionales res-
mente, es el que más ha preocupado a los profesionales pecto a los efectos negativos de la deseabilidad social
de la Psicología del Trabajo y las Organizaciones que tie- sobre la validez de las medidas de personalidad.
nen responsabilidades derivadas del uso de las medidas
de medidas de personalidad (pe., decisiones de contrata- ¿COMO SE DETECTA (MIDE) LA DESEABILIDAD SOCIAL?
ción, formación desarrollo, promoción, etc.), es el que se Dado el interés que ha suscitado la cuestión de la desea-
refiere al impacto de la deseabilidad sobre la validez de bilidad social y sus efectos sobre las puntuaciones de las
dichas medidas. Algunos investigadores y no pocos profe- medidas de personalidad, diversos investigadores se
sionales creen que la deseabilidad social afecta negativa- plantearon como detectarla y, a lo largo de los años, di-
mente a la validez de las medidas, haciendo que esta se ferentes instrumentos han sido creados, aunque casi to-
reduzca y que, en consecuencia, lleguen a ser inválidas. dos ellos beben en la fuente común del Minessota
Dicho en otras palabras, la capacidad de predicción del Multiphasic Personality Inventory (MMPI). En efecto, los
desempeño ocupacional y otros criterios organizacionales creadores del MMPI, Hathaway y MacKinley, desarrolla-
que tienen las medidas de personalidad se vería sustan- ron dos escalas para detectar la posible distorsión en las
cialmente reducida o incluso anulada como consecuencia respuestas al cuestionario. Una es llamada la escala K y
de los efectos de la deseabilidad (Goffin y Christiansen, con ella se trata de detectar los sesgos negativos o, lo
2003; Mueller-Hanson, Heggestad y Thornton, 2003; que es lo mismo, la tendencia a aparentar una peor ima-
Rosse, Stecher, Miller y Levin, 1998). Esta creencia ha lle- gen de uno mismo. La segunda es la escala Lie (mentira)
vado a que se haya cuestionado seriamente el uso de las que en ocasiones se interpreta como sinceridad y que
medidas de personalidad en ámbitos organizacionales y trata de detectar los sesgos positivos o la tendencia a
que incluso algunos profesionales rechacen abiertamente aparentar una buena imagen personal. Ambas escalas
su utilidad para tomar decisiones. fueron desarrolladas como tests o pruebas orientadas al
A este respecto, se han llevado a cabo recientemente criterio, como lo habían sido las restantes escalas del
investigaciones meta-analíticas y estudios singulares con MMPI. Siguiendo la senda del MMPI, Harrison Gough, el
muestras grandes (N > 1200) que han examinado los creador del California Personality Inventory (CPI; 1987)
efectos de la deseabilidad social sobre la validez de las y alumno de Hathaway, desarrolló también una escala
medidas de personalidad. Así, por ejemplo, en relación para medir la deseabilidad social en su cuestionario y la
con la validez de constructo, Ones, Viswesvaran y Reiss denominó Good Impression Scale (Escala de Buena Im-
(1996) han demostrado que la deseabilidad social ape- presión). Puesto que el CPI estaba diseñado para evaluar
nas tiene efecto sobre la validez convergente y discrimi- la personalidad normal (ajustada) a diferencia del MMPI
nante de las medidas de personalidad, siendo los que se había diseñado para evaluar desórdenes de per-
crementos promedio en las correlaciones del orden de sonalidad (desajuste), el interés de Gough residía en la
.015, es decir, irrelevantes desde el punto de vista prác- tendencia a distorsionar positivamente. Eysenck, en su
tico. Por lo que respecta a la validez de criterio (predicti- primer cuestionario de personalidad, Maudsley Persona-
va), Ones y Viswesvaran (1998b) han examinado sus lity Inventory (MPI; predecesor del Eysenck Personality In-
efectos tanto si se la considera como una variable mode- ventory; EPI), incluyó también una escala para evaluar la
radora, mediadora o supresora. Los resultados de sus deseabilidad social. Dicha escala fue derivada también
meta-análisis indican que la deseabilidad social no tiene de la escala L del MMPI. Sobre esta senda, a lo largo de
impacto sobre la validez de las medidas de personali- los años, se han creado multitud de escalas para medir
dad, tanto sean referidas a las dimensiones básicas (pe., la deseabilidad social y muchos cuestionarios de perso-

120
JESÚS F. SALGADO Sección Monográfica

nalidad incluyen entre sus ítems alguna escala o medida puntúan moderadamente alto (pe., 2 unidades de des-
de esta distorsión. Además de las mencionadas más viación sobre la media) en dichas escalas; (c) usar las
arriba, han sido muy populares, por ejemplo, la escala escalas de detección y subjetivamente “ajustar” las pun-
de deseabilidad social de Edwards (1957), la escala de tuaciones en las medidas de personalidad de aquellas
deseabilidad social de Crowne-Marlowe (1964), la es- personas que puntúan moderadamente alto en las esca-
cala de sinceridad de Eysenck (Eysenck y Eysenck, las de deseabilidad; (d) usar escalas de detección y “co-
1964; originalmente es una escala de mentira), la escala rregir” mecánicamente las puntuaciones en las medidas
de distorsión motivacional positiva del 16PF (Cattell, de personalidad de aquellas personas que distorsionan
Eber y Tatsuoka, 1970) y la escala de deseabilidad so- moderadamente alto y utilizando para ello una fórmula
cial de Occupational Personality Questionnaire (SHL, matemática; (e) informar a los evaluados sobre la exis-
1999). La totalidad de estas escalas fueron confecciona- tencia de métodos de detección durante la evaluación e
das considerando que la deseabilidad social es un con- instruirlos sobre las posibles consecuencias de la distor-
cepto unidimensional. Sin embargo, a raíz de las sión; (f) desarrollar baremos específicos para muestras
investigaciones de Paulhus ya mencionadas, hoy se de solicitantes en vez de utilizar los baremos de las
acepta que la deseabilidad social consiste en dos dimen- muestras normativas de la población general. En la Ta-
siones y el Balanced Inventory of Desirable Responding bla 4 figura un resumen de las estrategias anteriores
(BIDR, Paulhus 1984, 2002) es el más popular de los in- En la actualidad es realmente escasa la utilización de
ventarios modernos. Este inventario contiene 40 items, escalas con formato de elección forzosa para evaluar la
con dos subescalas de 20 items cada una, que evalúan personalidad en ambientes organizacionales y, especial-
el `manejo de impresiones´ y el `auto-engaño´. mente, para propósitos de selección de personal. No
No obstante, es de señalar también que en la actuali- obstante, existen cuestionarios que emplean este formato
dad muchos de los cuestionarios recientes de personali- con la idea de que reducirá la distorsión de las respues-
dad, sobre todo los basados en el modelo de los cinco tas. Ejemplos de cuestionarios de personalidad que utili-
grandes factores, no utilizan ninguna escala para detec- zan este formato de respuesta son el Occupational
tar la deseabilidad social. Este es el caso, por ejemplo, Personality Questionnaire 3.2 (OPQ 3.2; SHL, 1999), el
del NEO-PI-R (Costa y McCrae, 1992), el Hogan Perso- Personality Inventory de Thomas, también conocido co-
nality Inventory (HPI, Hogan y Hogan, 1995), el IP/5F mo el DISC (Thomas Internacional) o el Description in
(Salgado, 1996) y el Jackson Personality Inventory (JPI, Cinq Dimensions (D5D, Rolland y Mogenet, 2001). El su-
Jackson, 1994). puesto de partida de los creadores de cuestionarios con
este formato es que si los ítems están agrupados, por
ESTRATEGIAS PARA REDUCIR LOS EFECTOS DE LA ejemplo en tétradas, con similar deseabilidad social y los
DESEABILIDAD SOCIAL evaluados tienen que indicar cual de los ítems es el que
Una vez determinados los efectos de la deseabilidad so- mejor lo define y cuál es el que peor, descartando los
cial en contextos organizacionales y viendo que éstos se otros dos, la respuesta final reflejará mejor sus caracte-
reducen a la inflación o deflación de las puntuaciones de rísticas de personalidad y eliminará los efectos de la de-
las medidas de algunas dimensiones y facetas de la per- seabilidad social. Hicks (1970, p.181) sugirió que la
sonalidad, la siguiente cuestión a tratar es cómo se pue- justificación para el uso de medidas de elección forzosa
den reducir o anular dichos efectos. (ipsativas) requeriría demostrar tres condiciones: (1) que
A este respecto, a lo largo de los años, se han propues- existe un sesgo importante en las respuestas a los cues-
to diversas estrategias de muy distinta naturaleza. Entre tionarios de personalidad, (2) que este sesgo disminuye
las mismas figuran las siguientes: (a) utilización de esca- la validez y (3) que el formato de elección forzosa dismi-
las con ítems de elección forzosa, habiendo emparejado nuye el sesgo y aumenta la validez en mayor cantidad
los items de acuerdo a su similitud en deseabilidad social que lo hacen otros controles no ipsativos del sesgo. Este
(esta modalidad se denomina también `medida ipsativa´ autor concluyó que no se había dado ningún caso en el
o `puntuación ipsativa´), (b) usar escalas de detección de que se demostrasen esas tres condiciones conjuntamente.
la deseabilidad y descartar a aquellas personas que Veinticinco años mas tarde, Bartram (1996) consideraba

121
Sección Monográfica PERSONALIDAD Y DESEABILIDAD SOCIAL EN ORGANIZACIONES

que lo conclusión de Hicks seguía siendo verdad. A este tuaciones más altas en las medidas de habilidad mental
respecto hay que indicar lo siguiente: (a) la investigación general tienen más éxito en mejorar sus puntuaciones en
más reciente y exhaustiva, mencionada en apartados las escalas de elección forzosa (en el sentido de ser más
precedentes, ha demostrado que existe un sesgo y que ajustados al perfil deseable), sugiriendo, por tanto, que
puede ser importante en situaciones reales de evaluación tales escalas son manipulables en función de la habilidad
en contextos organizacionales (pe., selección de perso- mental general de los evaluados. Baron (1996), una ar-
nal) y (b) la investigación también ha demostrado que la diente defensora de este formato para las medidas de
deseabilidad social no disminuye la validez. Con respec- personalidad, reconoce que un pequeño grupo de candi-
to a la tercera condición, la referida a que los formatos datos distorsiona de un modo potente las puntuaciones
de elección forzosa (ipsativos) disminuyen el sesgo y au- en estos cuestionarios. En consecuencia, la tercera condi-
mentan la validez, en los últimos años se han publicado ción planteada por Hicks no se cumple en la práctica a la
diversas investigaciones que examinaron esta cuestión. luz de los datos recientes. Por tanto, y teniendo en cuenta
Por ejemplo, Christiansen, Burns y Montgomery (2005) que este formato de respuesta tiene muchas y serias limi-
han realizado un conjunto de estudios en los que mues- taciones de índole psicométrica, tanto en lo que se refiere
tran que (1) las escalas de elección forzosa son tan sus- a su fiabilidad, como a su factorización, como a su vali-
ceptibles de ser distorsionadas como las escalas dez y a la comparación entre individuos (véanse, por
tradicionales normativas, (2) que las personas con pun- ejemplo, las revisiones de Baron, 1996; Bartram, 1996;

TABLA 4
ESTRATEGIAS DE REDUCCIÓN DE LA DESEABILIDAD SOCIAL Y SUGERENCIAS A LOS PROFESIONALES

Estrategia Descripción Limitaciones Eficacia Recomendación

Escalas de Elección Forzosa Elegir entre ítems con similar Teóricas, metodológicas Limitada No recomendable
grado de deseabilidad social y prácticas

Usar escalas de Deseabilidad Incluir una medida de distorsión Teóricas, prácticas Ineficaz No recomendable
Social y descartar a los sujetos y excluir a los que puntúen por y legales
altos en DS. encima de un punto de corte.

Usar escalas de Deseabilidad Se ajustan “subjetivamente” las Teóricas y prácticas Ineficaz No recomendable
Social y ajustar las puntuaciones puntuaciones de los sujetos que
de los distorsionadores se consideran distorsionadores,
(Estrategia Subjetiva) basándose en la experiencia del
evaluador.

Usar escalas de Deseabilidad Se ajustan “mecánicamente” las Teóricas y prácticas Ineficaz No recomendable
Social y ajustar las puntuaciones puntuaciones de los sujetos que
de los distorsionadores se consideran distorsionadores,
(Estrategia objetiva) basándose, por ejemplo, en una
ecuación de regresión.

Informar a los evaluados Se informa a los evaluados que No tiene Eficaz Recomendable
existe la posibilidad de ser
eliminados o penalizados si
distorsionan sus respuestas.

Elaborar baremos basados Baremar las puntuaciones de No tiene Eficaz Recomendable


en muestras de solicitantes los evaluados después de crear
un baremo confeccionado con
muestras de solicitantes en vez
de una muestra de la población
en general.

122
JESÚS F. SALGADO Sección Monográfica

Closs, 1996; Cornwell y Dunlap, 1994; Hicks, 1970 y del Trabajo y las Organizaciones en determinadas prác-
Meade, 2004), la decisión respecto a esta estrategia es ticas en contextos laborales.
que debería ser descartada y no utilizada con propósitos La tercera y la cuarta estrategias consisten en usar las
de evaluación en contextos organizacionales en los cuá- escalas de detección y subjetivamente “ajustar” las pun-
les haya que comparar personas entre sí (pe., selección). tuaciones en las medidas de personalidad de aquellas
La segunda estrategia, descartar a aquellas personas personas que puntúan moderadamente alto en las esca-
que puntúan alto en las escalas de deseabilidad social las de deseabilidad o bien “corregir” mecánicamente las
introduce serias complicaciones de orden teórico, prácti- puntuaciones en las mediadas de personalidad de aque-
co e incluso podrían ser de orden legal. Desde el punto llas personas que distorsionan moderadamente alto y
de vista teórico, es posible, como han señalado McCrae utilizando para ello una fórmula matemática. Como pue-
y Costa (1983) que personas totalmente honestas en sus de apreciarse, ambas estrategias son muy semejantes y
respuestas, pero con unas características de personali- tienen problemas parecidos. La corrección de las pun-
dad que se ajustan al perfil típico del distorsionador, se- tuaciones, aumentando o disminuyendo la puntuación de
an excluidas sin más consideración. Es decir, estaríamos las personas, según el grado de distorsión detectado en
ante casos de `falso positivos´ y esta estrategia no los la escala de deseabilidad social ha sido una estrategia
consideraría. Además, y desde el punto de vista teórico, muy habitual entre los psicólogos en general y entre los
habrá que demostrar que las personas que puntúan más psicólogos del trabajo y las organizaciones en particu-
alto en las escalas de distorsión motivacional muestran lar. Ello se debe a que dos de los más utilizados y popu-
posteriormente un desempeño laboral inferior al de las lares cuestionarios de personalidad incluían sistemas de
personas que no distorsionan. Y esto no sólo no se ha `corrección´ de las puntuaciones: el MMPI y el 16PF. En
demostrado, sino que se ha demostrado que no hay re- el caso de estos dos cuestionarios, la estrategia es la
lación entre la deseabilidad y el desempeño laboral cuarta, es decir, la corrección mecánica (a partir de una
(Ones y Viswesvaran, 1998b). Por otra parte, tampoco ecuación de regresión derivada de la distorsión motiva-
se ha demostrado que las personas que distorsionan y, cional), pero ha dado lugar a que muchos profesionales
consecuentemente, presentan puntuaciones más altas en considerasen la corrección de un modo subjetivo, basa-
algunas dimensiones de personalidad (pe., conciencia) do en la experiencia o en el `ojo clínico´ del evaluador y
relacionadas con el desempeño en el trabajo, muestren ajustasen las puntuaciones de acuerdo a dicha experien-
posteriormente cuando han sido contratadas, un desem- cia. Un problema común a los dos métodos, y habitual-
peño inferior al de las personas que puntúan en niveles mente no considerado por los profesionales, es que la
semejantes pero que no han distorsionado sus respues- corrección de las puntuaciones altera la validez de cons-
tas. Desde el punto de vista práctico, la exclusión de un tructo de los cuestionarios (véase, Ones y Viswesvaran,
número de personas del conjunto de evaluados puede 1998a y b) y, por tanto, implica la alteración de la me-
ser contraproducente si el ratio de selección es alto (por dida y su fiabilidad, no mejorando su validez de criterio
ejemplo se aproxima a 1), esto es, si el número de va- (predictiva) y sí pudiéndola empeorar (véase, Hough
cantes y de candidatos es semejante. Por último, desde 1998). Por tanto, las puntuaciones derivadas de la co-
el punto de vista legal, la exclusión de candidatos ba- rrección y ajuste de los datos directos podrían no res-
sándose en sus respuestas distorsionadas no puede ser ponder a las auténticas características de personalidad
defendible ante los tribunales cuando se sabe, como del evaluado. Además, la estrategia tercera es práctica-
ahora sabemos, que no hay relación negativa entre de- mente inviable cuando hay que tratar con un número
seabilidad social y desempeño laboral. Por tanto, haber elevado de evaluados ya que requiere el examen de ca-
distorsionado no puede ser causa de exclusión desde un da perfil particular para llegar a hacer la corrección. En
punto de vista legal, y cualquier candidato que recurrie- consecuencia, también estas dos estrategias son contra-
se ante los tribunales una decisión basada en este punto rias a una buena práctica profesional basada en el co-
tendría muchas posibilidades de obtener una sentencia nocimiento empírico disponible hasta el momento. No es
favorable. En consecuencia, esta estrategia tampoco de- de extrañar, por tanto, que en la última versión del 16PF
bería ser utilizada por los profesionales de la Psicología la corrección las puntuaciones haya dejado de utilizarse.

123
Sección Monográfica PERSONALIDAD Y DESEABILIDAD SOCIAL EN ORGANIZACIONES

La quinta estrategia mencionada más arriba consiste en de laboratorio, los efectos de esta estrategia para reducir
informar a las personas que están siendo evaluadas me- la distorsión y evaluó sus efectos sobre las reacciones de
diante cuestionarios de personalidad que entre los mismos los solicitantes en relación con la justicia organizacional
se incluyen métodos de detección de la deseabilidad social percibida. Los resultados de McFarland indicaron que la
y otros posibles sesgos, solicitando que sean lo más since- estrategia era muy eficaz para reducir la deseabilidad so-
ros y honestos posible. Al propio tiempo se les instruye cial (0,45 unidades de desviación en promedio) y que,
que, aquellas personas que sean detectadas como distor- además, no tiene efectos negativos sobre las percepciones
sionadotas, podrían ser excluidas de posterior considera- de los solicitantes (en un caso incluso fueron positivos) y re-
ción o cualquier otra penalización o consecuencia negativa duce la multicolineraridad entre las variables de personali-
que se considere apropiada para el caso. Por ejemplo, dad. En consecuencia, esta es una estrategia válida
Hough (1998) utilizó esta estrategia en varios procesos de (reduce la distorsión) y económica, ya que no es necesario
selección e instruía a los solicitantes diciéndoles que aque- incluir una medida de la deseabilidad social, basta con in-
llas personas que distorsionaran sus puntuaciones en el formar que existe y que puede ocasionar una penaliza-
cuestionario de personalidad serían detectadas y los que ción.
fuesen identificados por haber proporcionado auto-des- La última estrategia mencionada consiste en desarrollar
cripciones excesivamente virtuosas serían descalificadas baremos específicos para contextos de selección de perso-
del proceso de selección durante seis meses, momento en nal. En otras palabras, en vez de utilizar los baremos co-
el que podrían ser evaluados otra vez. Aunque Hough no rrespondientes a la población general o a grupos
estimó la eficacia de esta estrategia ya que ella estaba inte- particulares que se confeccionaron a partir de puntuacio-
resada en comparar la diferencia de sesgo entre los ocu- nes recogidas en situaciones en las cuáles las personas no
pantes y los solicitantes, a partir de los datos tenían ningún interés en distorsionar dichas puntuaciones,
proporcionados por Hough (1998) y los proporcionados esta estrategia sugiere que se confeccionen baremos a
por Ones, Viswesvaran y Reiss (1996) podemos establecer partir de las puntuaciones obtenidas en situaciones en las
el grado de eficacia de esta quinta estrategia. Los tres estu- que las personas tengan un interés directo en distorsionar
dios de Hough (1998) tienen una muestra total acumulada (pe., en situaciones de selección de personal). Es obvio
de 40.297 personas y la distorsión promedio ponderada que los baremos confeccionados de esta manera incluyen
por el tamaño de la muestra de los solicitantes frente a los ya una parte de la puntuación normativa que corresponde
ocupantes es de 0,37 unidades de desviación. Teniendo en a la distorsión y que es común a todos los evaluados. Por
cuenta que en el presente caso se trata de comparar a los tanto, la deseabilidad habrá sido ya parcialmente neutra-
distorsionadores frente a los no distorsionadores, se puede lizada. Es decir, se habrá desarrollado y aplicado un mar-
utilizar como estimación de esta última comparación la ob- co común a todos los evaluados, en vez de utilizar un
tenida por Ones et al. (1996) para comparaciones entre marco que sólo es común a las personas que no distorsio-
grupos en situaciones de rendimiento máximo y que resultó nan nunca, como sería el basado en los baremos creados
ser de 0,60 unidades de desviación. Por tanto, descontado con una población normativa que contestó al cuestionario
0,37 unidades correspondientes a los distorsionadores en en una situación de nula deseabilidad social (pe., con
situaciones de selección de 0,60 unidades que es la distor- muestran de estudiantes no inducidos a distorsionar).
sión máxima alcanzable, se obtiene un resultado de 0,23
unidades de desviación menos, que son directamente atri- CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS PARA LA PRÁCTICA
buibles a la estrategia de información a los evaluados. Así La posibilidad de que las respuestas a los cuestionarios
pues, los resultados de estos dos estudios indican que esta de personalidad sean distorsionadas, tanto de modo po-
estrategia es eficaz en la reducción de la deseabilidad so- sitivo como de modo negativo, es real y desde hace más
cial, consiguiendo reducir la misma en más de un 38%. de sesenta años se conoce este fenómeno. Este hecho ha
Dado que la penalización sugerida por Hough sólo post- preocupado y sigue preocupando a los profesionales de
pone la decisión de contratación de los candidatos distor- la psicología del trabajo y las organizaciones que tienen
sionadores, esta estrategia es legalmente defendible. Más responsabilidades en la utilización de medidas de perso-
recientemente, McFarland (2003) examinó, en un contexto nalidad para sus trabajos cotidianos (pe., selección de

124
JESÚS F. SALGADO Sección Monográfica

personal). Dicha preocupación ha conducido a dichos gúna medida auto-informe de personalidad que esta
profesionales a optar por diferentes aproximaciones a la libre de deseabilidad social.
hora de posicionarse sobre el uso de las medidas de 3) La deseabilidad social, como distorsión relevante,
personalidad. Entre tales posiciones ha habido tres más sólo afecta a un porcentaje pequeño de las personas
frecuentes: (a) la de aquellos que a la vista de la posible evaluadas en los procesos organizacionales.
distorsión de las respuestas, descalificaron la utilización 4) El efecto de la deseabilidad social varía según la
de las medidas, considerando que la distorsión invalida- forma elegida para suscitar dicha deseababilidad.
ba la capacidad predictiva de las mismas y que no se En las situaciones habituales de selección, la desea-
podían tomar decisiones correctas a partir de dichos bilidad tiene un efecto promedio de 0.38 unidades
cuestionarios de personalidad. Por tanto, la opción co- de desviación. Puesto en puntuaciones T, hace que
rrecta era descartarlas de la bolsa de herramientas del se incrementen o decrementen las puntuaciones en
psicólogo organizacional; (b) la de aquellos que, aun re- 3.8 puntos.
conocimiento que existía la posibilidad de distorsión, 5) La deseabilidad social se compone de dos factores,
consideraban que las medidas de personalidad seguían el manejo de impresiones y el auto-engaño. En los
siendo válidas y útiles para el trabajo profesional y, por contextos organizacionales, el primero es el más re-
tanto, deberían buscarse fórmulas para superar o neu- levante y el que infla (o desinfla) las puntuaciones en
tralizar esta deficiencia. Este es el caso de los psicólogos los cuestionarios de personalidad.
que utilizaban medidas correctoras de las puntuaciones. 6) La deseabilidad social no esta relacionada con el
(c) la última posición vendría representada por aquellos desempeño laboral, por tanto no tiene efectos sobre
que consideraban que la deseabilidad social no era un la validez de las medidas de personalidad. En otras
problema importante y que sería mucho peor no utilizar palabras, si se eliminan los efectos de la deseabili-
medidas de personalidad en su práctica profesional. dad social de las medidas de personalidad, éstas no
La investigación llevada a cabo en las dos últimas dé- tienen una validez más alta para predecir el desem-
cadas y especialmente en los últimos diez años, ha per- peño ocupacional. Por tanto, la creencia menciona-
mitido llegar a conclusiones sólidas sobre los efectos y da más arriba, referida a que la deseabilidad social
los posibles paliativos de la deseabilidad social. Lo si- invalida la capacidad predictiva de las medidas de
guiente es un resumen de dichas conclusiones: personalidad es simplemente errónea.
1) Las medidas de personalidad, tanto las basadas en 7) A lo largo de los años se han desarrollado diversas
el modelo de los cinco grandes factores, como los estrategias para neutralizar o reducir los efectos de
cuestionarios de personalidad ocupacional orienta- la deseabilidad y la mayoría de ellas ha resultado
dos al criterio, como otra medidas de personalidad ser ineficaz o contraindicada:
basadas en modelos alternativos, son excelentes pre- a) La estrategia de los ítems de elección forzosa no
dictores de desempeño ocupacional, del éxito en el impide que sean distorsionados, no mejora la va-
aprovechamiento de la formación, de las conductas lidez predictiva de las medidas, afecta negativa-
contraproductivas, del liderazgo, de la satisfacción mente a su fiabilidad, tiene serios problemas
laboral, del compromiso organizacional, de la ad- psicométricos y no permite comparar a los eva-
quisición del conocimiento y de muchos otros crite- luados entre sí, por lo cual no puede ser utilizada
rios relevantes para las organizaciones. En algunos apropiadamente en aquellas situaciones que re-
casos, las medidas de personalidad son los mejores quieran comparar a los candidatos (pe selección,
predictores de dichos criterios (pe., conductas con- formación). Por tanto, no debería ser utilizada.
traproductivas, satisfacción). b) La estrategia de descartar a los candidatos que
2) La deseabilidad social afecta a todos los métodos de puntúen alto en las escalas de deseabilidad so-
evaluación de la personalidad basados en cuestio- cial tiene serias complicaciones teóricas, prácti-
narios, incluso a aquellos que pretendidamente no cas y legales. Por tanto, no debería ser utilizada.
les afecta, como son los cuestionarios de elección c) La estrategia de “corregir” las puntuaciones de
forzosa o medidas ipsativas. Es decir, no existe nin- modo subjetivo tiene complicaciones teóricas y

125
Sección Monográfica PERSONALIDAD Y DESEABILIDAD SOCIAL EN ORGANIZACIONES

prácticas. Afecta a la validez de constructo y pre- Barrick, M.R. y Mount, M.K. (1991). The Big Five perso-
dictiva de las pruebas y es inviable con números nality dimensions and job performance: A meta-
elevados de candidatos. Por tanto, no debería ser analysis. Personnel Psychology, 44, 1-26.
utilizada. Barrick, M.R., Mount, M.K. y Judge, T. (2001). Persona-
d) La estrategia de “corregir” mecánicamente (pe., lity and performance at the beginning of the new mi-
mediante una ecuación de regresión) las puntua- llennium: What do we know and where do we go
ciones adolece de las mismas complicaciones teó- next? International Journal of Selection and Assess-
ricas que la estrategia anterior. Por tanto, no ment, 9, 9-30.
debería ser utilizada. Bartram, D. (1996). The relationship between ipsatized
e) La estrategia de informar a los evaluados sobre and normative measures of personality. Journal of Oc-
la existencia de detectores de distorsión y alertar- cupational and Organizational Psychology, 69, 25-39.
los sobre las posibles consecuencias de dicha dis- Block, J. (1965). The challenger of response sets: Uncon-
torsión reduce considerablemente la misma y es founding meaning, acquiescence, and social desirabi-
un medio barato de control de la deseabilidad lity in the MMPI. New York: Appleton-Centry Crofts.
social. Debería ser utilizada en todos los proce- Cattell, R.B., Eber, D. y Tatsuoka, M. (1970). Handbook
sos y evaluaciones en los que la deseabilidad so- of 16PF. Champaign, IL: IPAT.
cial pudiera estar presente. Christiansen, N.D., Burns, G.N. y Montgomery, G.E.
f) La estrategia de crear baremos a partir de muestras (2005). Reconsidering forced-choce itemformats for
de solicitantes de empleo neutraliza los efectos de applicant personality assessment. Human Performan-
la deseabilidad social. Por tanto, debería ser utili- ce, 18, 267-307.
zada en todos los procesos de selección. Y los pro- Christiansen, N.D., Goffin, R.D., Johnston, N.G. y Roths-
fesionales deberían utilizar en tales casos tein, M.G. (1994). Correcting the Sixteen Personality
instrumentos que hayan elaborado tales baremos. Factors test for faking: Effects on criterion-related vali-
8) La combinación de las estrategias de informar a los dity and individual hiring decisions. Personnel Psycho-
evaluados y usar baremos elaborados con muestras logy, 47, 847-860.
de solicitantes produce los resultados óptimos para Clarke, S. y Robertson, I.T. (2005). A meta-analytic re-
la reducción de la deseabilidad social. Esta última es view of the Big Five personality factors and accidents
la mejor opción para los profesionales. involvement in occupational and non-occupational set-
Las anteriores conclusiones están basadas en la eviden- tings. Journal of Occupationa and Organizational
cia disponible en la actualidad, fundamentalmente lo- Psychology, 78, 355-36.
grada a partir de meta-análisis y de estudios con Closs, S.J. (1996). On the factoring and interpretation of
muestras grandes (N > 1200). A la vista de las mismas, ipsative data. Journal of Occupational and Organiza-
los profesionales de la psicología del trabajo y las orga- tional Psychology, 69, 41-47.
nizaciones pueden utilizar con confianza las medidas de Cornwell, J.M. y Dunlap, W.P. (1994). On the questio-
personalidad para tomar decisiones, con las limitaciones nable soundness of factoring ipsative data: A respon-
inherentes a cualquier medida psicológica (es decir, fia- se to Saville and Wilson (1991. Journal of
bilidad, validez y utilidad), sin que la deseabilidad so- Occupational and Organizational Psychology, 67,
cial sea un problema que inhabilite su uso. Más bien 89-100.
parece que la cuestión de la deseabilidad social ha sido Costa, P. T. y McCrae, R. R. (1992). Professional Ma-
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128
Papeles del Psicólogo, 2005. Vol. 26, pp. 129-137 Sección Monográfica

EVALUACIÓN DE LAS DISTORSIONES DE


RESPUESTA MEDIANTE EL MMPI-2
ASSESSMENT OF SELF-REPORT RESPONSE DISTORSION BY MEANS OF THE MMPI-2

Héctor González Ordi e Iciar Iruarrizaga Díez


Universidad Complutense de Madrid

El Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota 2, MMPI-2, es uno de los instrumentos multiescalares de amplio espectro me-
jor validados para explorar estilos de respuesta aleatorios, simulación de psicopatología y defensividad. En el presente artículo se
exponen en detalle las distintas posibilidades, estrategias y escalas que proporciona el empleo del MMPI-2 para la evaluación de es-
tilos de respuesta sobredimensionados (escalas F, Fb, F(p), índice F-K positivo, FBS y DsR), estilos de respuesta infradimensionados
(escalas L, K, índice F-K negativo, S y Wsd) y estilos de respuesta aleatorios (escalas ?, F, Fb, VRIN y TRIN).

The Minnesota Multiphasic Personality Inventory 2, MMPI-2 is one of the best validated multiscale measures for irrelevant responding,
malingered psychopathology, and defensiveness. The present paper presents in detail different possibilities, strategies and scales
provided by the MMPI-2 for the detection of overreporting responding (F, Fb & F(p) scales, F-K index: positive, and FBS & DsR scales),
underreporting responding (L & K scales, F-K index: negative, and S & Wsd scales), and random responding (cannot-say, F, Fb, VRIN
& TRIN scales).
a mentira, el engaño, o la ocultación, la deforma- constituyente del proceso de interacción social, conoci-
L ción y tergiversación de la información son con-
ductas consustanciales al ser humano (Martínez
do, aceptado y consensuado por las partes integrantes,
siempre y cuando dichas estrategias se encuentren den-
Selva, 2005), que persiguen diversos fines en el proceso tro de los dominios de lo socialmente admisible (Kashy y
de interacción social como ofrecer una impresión positi- DePaulo, 1996).
va a los demás, auto-beneficiarse y beneficiar a otros, El ámbito de la evaluación psicológica mediante au-
evitar un castigo potencial o simplemente mantener una toinforme no es ajeno a la existencia de distorsiones de
buena interacción social procurando no herir innecesa- la información producidas por diversos motivos por los
riamente los sentimientos de los demás (Vrij, 2001). sujetos evaluados: las distorsiones de respuesta (Miguel-
Imagínese por un momento el lector que fuéramos invadi- Tobal, 1993; Baer, Rinaldo y Berry, 2003). El estudio de
dos por seres extraterrestres que tuvieran el don de la ubi- las distorsiones de respuesta y de las estrategias o instru-
cuidad y lo vieran todo, lo oyeran todo, dijeran siempre la
mentos más eficaces para detectarlas es un campo en
verdad sobre todo, y se dedicaran simplemente a obser-
pleno auge y evolución que, sin duda, tiene y tendrá im-
varnos e inmiscuirse permanentemente en las conversacio-
portantes consecuencias en la práctica clínica, forense y
nes humanas; seguramente sucumbiríamos rápidamente en
médico-legal.
un caos absoluto al no podernos enfrentar a semejante
Entre los distintos tipos de distorsión de respuestas po-
“juego de la verdad” (por cierto, este ejemplo es el argu-
demos encontrar los siguientes (Baer, Rinaldo y Berry,
mento central de una deliciosa novela de Ciencia Ficción
2003):
escrita por Fredric Brown, “Marciano, vete a casa”).
1. Patrones de “mala imagen”, estilos de respuesta so-
El empleo de diversas estrategias para distorsionar la
información buscando un fin determinado es una parte bredimensionados, o simulación (faking bad o ma-
lingering), cuando el sujeto intenta deliberadamente

Correspondencia: Dr. Héctor González Ordi. Departamento de


crear la impresión de tener alguna alteración o de-
Psicología Básica II (Procesos Cognitivos). Facultad de Psicolo-
terioro mediante la exageración o fabricación de
gía. Universidad Complutense de Madrid. Campus de Somosa-
guas s/n. 28223 Madrid. España. E-mail: hectorgo@psi.ucm.es
síntomas, problemas y maximizando las característi-
cas negativas de si mismo.

129
Sección Monográfica

2. Patrones de “buena imagen”, estilos de respuesta in- sesenta años de existencia: (1) incluye una amplia serie
fra-dimensionados, defensividad, deseabilidad so- de factores psicopatológicos y de personalidad que han
cial o disimulación (faking good), cuando el sujeto demostrado ser fiables, válidos y estables a lo largo del
pretende deliberadamente presentar una impresión tiempo; (2) se han ido incorporando nuevas escalas pa-
favorable de si mismo, soslayando, negando o en- ra dar cuenta de los avances conceptuales en psicopato-
cubriendo síntomas, problemas y destacando sus ca- logía, renovando y re-actualizando el instrumento; (3)
racterísticas positivas. permite contrastar perfiles individuales con una amplia
3. Estilo de respuesta aleatorio, cuando el sujeto res- base de datos normativa acumulada durante decenios
ponde independientemente del contenido de los de investigación; (4) permite una interpretación objetiva
ítems, debido a dificultades de lectura y/o compre- siguiendo normas estandarizadas; y (5) se ha traducido
sión de los mismos, falta de cooperación, descuido, y adaptado a diversos idiomas y países, lo que permite
falta de concentración o presencia de estados confu- la comparación cross-cultural.
sionales. Dentro de este apartado, la “aquiescencia” La adaptación española del MMPI-2 (Butcher, Dahls-
y la “no-aquiescencia”, reflejan la tendencia a res- trom, Graham, Tellegen y Kaemmer, 1999) incluye 7 es-
ponder indiscriminadamente “verdadero” o “falso”, calas de validez, las 10 escalas clínicas básicas
respectivamente, sin considerar el contenido de los originales del MMPI con sus 31 subescalas específicas,
ítems a los que se está respondiendo. 15 escalas de contenido y 15 escalas suplementarias de
diversos autores, que se han ido añadiendo a la prueba
INVENTARIO MULTIFÁSICO DE PERSONALIDAD DE a lo largo de los años. En total, 78 escalas y subescalas,
MINNESOTA: MMPI, MMPI-2 Y MMPI-A que confieren a esta prueba una riqueza de información
El Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota realmente única, amplia y diversa, tal y como puede ver-
(MMPI), desarrollado originalmente por Hathaway y Mc- se en la Tabla 1.
Kinley (1940) y su posterior revisión y restándarización
para adultos, el MMPI-2 (Butcher, Dahlstrom, Graham, PROCEDIMIENTO DE EVALUACIÓN DE LAS
Tellegen y Kaemmer, 1989) y adolescentes, el MMPI-A DISTORSIONES DE RESPUESTA MEDIANTE EL MMPI-2
(Butcher, Williams, Graham, Archer, Tellegen, Ben-Po- El protocolo de valoración de las distorsiones de respuesta
rath y Kaemmer, 1992), realizada a finales de la déca- que seguiremos en este artículo está basado en los pasos
da de los 80, es uno de los cuestionarios más de evaluación de la validez del MMPI-2 propuestos por
ampliamente utilizados para evaluar alteraciones psico- Greene (1997), que en esencia consta de cinco fases, tal y
patológicas en el ámbito clínico en general (Lubin, Lar- como puede verse en la Tabla 2: una vez que el MMPI-2
sen y Matarazzo, 1984; Piotrowski, 1998) y en el ha sido administrado y cumplimentado, se procede a la
contexto forense en particular (Bartol y Bartol, 2004; detección del número de omisiones (ítems no respondidos)
Boccaccini y Brodsky, 1999). e ítems mal respondidos por parte del sujeto; tras lo cual
Como veremos, el MMPI-2 incluye diversos indicadores se valora el grado de consistencia y fiabilidad de las res-
de validez que han demostrado su utilidad en la detec- puestas emitidas y, siempre y cuando las distorsiones en-
ción de simulación (Elhai, Naifeh, Zucker, Gold, Deitsch contradas no aconsejen lo contrario, se procede
y Frueh, 2004; Guriel y Fremouw, 2003; Rogers, Sewell, finalmente a la interpretación clínica de las escalas bási-
Martin y Vitacco, 2003). De hecho, según Rogers cas y sus subescalas, escalas de contenido y escalas suple-
(1997), el MMPI y MMPI-2 son los instrumentos multies- mentarias. A continuación, nos detendremos con mayor
calares de amplio espectro mejor validados para explo- detalle en cada una de estas cinco fases.
rar estilos de respuesta aleatorios, simulación de
psicopatología y defensividad. Administración del MMPI-2
Butcher y Ben-Porath (2004) enumeran algunas de las El MMPI-2 en su versión completa o estándar (la más ha-
características que contribuyen a la popularidad y am- bitual y recomendable), es un cuestionario de 567 ítems,
plia aplicación de este instrumento de evaluación psico- con un formato de respuesta dicotómico verdadero-falso,
patológica de amplio espectro a lo largo de más de que está diseñado para ser aplicado en adultos (≥ 18

130
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TABLA 1: MMPI-2
Escalas y subescalas contenidas en la adaptación española (modificado de González Ordi y Gómez Segura, 2002)

ESCALAS DE VALIDEZ
?= Interrogantes L= Mentiras F= Escala de Infrecuencia (Exageración de síntomas)
K= Corrección (Defensividad sutíl) F(b)= F posterior VRIN= Inconsistencia a respuestas variables
TRIN= Inconsistencia a respuestas verdadero
ESCALAS CLÍNICAS BÁSICAS Subescalas de Harris y Lingoes
1. Hs= Hipocondria
2. D= Depresión D1= Depresión subjetiva
D2= Retardo psicomotor
D3= Disfunción física
D4= Enlentecimiento mental
D5= Rumiación
3. Hy= Histeria Hy1= Negación de ansiedad social
Hy2= Necesidad de afecto
Hy3= Lasitud-malestar
Hy4= Quejas somáticas
Hy5= Inhibición de la agresión
4. Pd= Desviación Psicopática Pd1= Discordia familiar
Pd2= Problemas con la autoridad
Pd3= Frialdad social
Pd4= Alienación social
Pd5= Autoalienación
5. Mf= Masculinidad-Feminidad
6. Pa= Paranoia Pa1= Ideas persecutorias
Pa2= Hipersensibilidad
Pa3= Ingenuidad
7. Pt= Psicastenia
8. Sc= Esquizofrenia Sc1= Alienación social
Sc2= Alienación emocional
Sc3= Ausencia control del yo, cognitivo
Sc4= Ausencia control del yo, conativo
Sc5= Aus. control del yo, inhibición defectuosa
Sc6= Experiencias sensoriales extrañas
9. Ma= Hipomania Ma1= Amoralidad
Ma2= Aceleración psicomotríz
Ma3= Imperturbabilidad
Ma4= Autoenvanecimiento
0. Si= Introversión Social Subescalas “Si”
Si1= Timidez/autocohibición
Si2= Evitación social
Si3= Alienación respecto a si mismo y a los otros
ESCALAS DE CONTENIDO
ANX= Ansiedad ASP= Conductas antisociales FRS= Miedos TPA= Comportamiento Tipo A
OBS= Obsesividad LSE= Baja autoestima DEP= Depresión SOD= Malestar social
HEA= Preocupación por la salud FAM= Problemas familiares BIZ= Pensamiento extravagante WRK= Interferencia laboral
ANG= Hostilidad TRT= Indicadores negativos de tratamiento CYN= Cinismo
ESCALAS SUPLEMENTARIAS
A= Ansiedad R= Represión Es= Fuerza del Yo
MAC-R= Escala revisada de alcoholismo de MacAndrew O-H= Hostilidad excesivamente controlada Do= Dominancia
Re= Responsabilidad social Mt= Inadaptación universitaria GM= Rol de género masculino
GF= Rol de género femenino PK= Escala de estrés postraumático PS= Escala de estrés postraumático
MDS= Malestar matrimonial APS= Escala de potencial de adicción AAS= Escala de reconocimiento de adicción

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Sección Monográfica

años), con un tiempo de administración estimado entre 1 cepcionalmente existe una forma de aplicación abrevia-
y 2 horas para la mayoría de los casos. En pacientes da, administrando solamente los ítems del 1 al 370,
con psicopatología severa puede conllevar un tiempo de aunque resulta poco recomendable debido a que única-
administración más prolongado, entre 3 y 4 horas. Ex- mente se podrían obtener resultados fiables para las es-
calas clínicas básicas y las escalas de validez, pero no
TABLA 2 para el resto de las escalas (Nichols, 2001).
PROCEDIMIENTO DE EVALUACIÓN DE LAS DISTORSIONES DE
RESPUESTA MEDIANTE EL MMPI-2 (BASADO EN GREENE, 1997)
Detección de omisiones o respuestas erróneas
FASES OBJETIVOS ESCALAS Una vez que el MMPI-2 ha sido adecuadamente cumpli-
mentado, el primer paso en la valoración de las distor-
Fase 1 Administración del MMPI-2 Estándar: 567 ítems
siones de respuesta es detectar el número de omisiones o
Abreviada: 370 ítems
respuestas erróneas que el sujeto evaluado haya podido
Fase 2 Detección de omisiones e Escala de interrogantes (?) cometer, a través de la Escala de Interrogantes (?). Al ser
ítems mal respondidos una prueba larga, es frecuente que la mayoría de los in-
dividuos, presenten psicopatología o no, dejen de res-
Fase 3 Valoración de la consistencia Perfiles aleatorios, Escalas
de las respuestas VRIN y TRIN, Escalas F ponder a algunos ítems o marquen ambas respuestas,
y Fb, tendencia a contestar verdadero y falso, erróneamente. De hecho, Greene
verdadero o falso (1997) ha estimado que el rango esperable de omisio-
nes suele encontrarse entre 1-15 para sujetos normales y
Fase 4 Valoración de la fiabilidad
de las respuestas: 0-20 para pacientes psicopatológicos. En general, se
1. Patrones de respuesta Escalas F, Fb, Índice F-K considera que el protocolo de administración quedaría
sobredimensionados invalidado si el individuo deja sin contestar 30 ó más
2. Patrones de respuesta Escalas L, K, Índice F-K
infradimensionados
ítems dentro de los primeros 370; si estas omisiones se
producen a partir del ítem 370, pueden interpretarse las
Fase 5 Interpretación clínica del Escalas clínicas básicas escalas clínicas básicas y las escalas de validez, pero no
MMPI-2 y sus subescalas, escalas el resto de las escalas. Se considera que la omisión exce-
de contenido y escalas
suplementarias
siva de ítems suele estar relacionada con patrones de
defensividad, indecisión, descuido, fatiga o incapacidad
para leer y comprender el contenido de los ítems (But-
FIGURA 1
PERFILES DE RESPUESTA DISTORSIONADOS EN EL MMPI-2 cher y Williams, 1992; Graham, 1993).
“TODO VERDADERO”, “TODO FALSO” Y “ALEATORIO”
(EN PUNTUACIONES T) Valoración de la consistencia de las respuestas
Una vez que hemos confirmado que el número de omi-
siones e ítems erróneamente respondidos se encuentran
dentro de los límites aceptables asegurar la validez del
protocolo, la siguiente fase en la valoración de las dis-
torsiones de respuesta en el MMPI-2 es estudiar si el su-
jeto evaluado ha respondido consistentemente a los ítems
de la prueba. El sujeto puede responder inconsistente-
mente a los ítems de varias maneras: contestando prefe-
rentemente “verdadero” (aquiescencia), contestando
preferentemente “falso” (no aquiescencia) o simplemente
respondiendo de forma aleatoria. Los perfiles distorsio-
nados que se obtienen en el MMPI-2 cuando se produ-
cen estas tres formas de respuesta inconsistente pueden
verse en la Figura 1.

132
Sección Monográfica

Una de las escalas más sensibles del MMPI-2 para de- dos, o simulación (faking bad o malingering) y (2) patro-
tectar patrones de respuesta inconsistente es la Escala de nes de “buena imagen”, estilos de respuesta infradimen-
Infrecuencia o escala F (Clark, Gironda y Young, 2003; sionados, defensividad, deseabilidad social o
Sewell y Rogers, 1994), que como puede apreciarse en disimulación (faking good).
la Figura 1, aparece inusualmente elevada (por encima
del punto de corte normativo T=65) para las tres formas Estilos de respuesta sobredimensionados
de respuesta inconsistente. La Escala F, y su homónima Las escalas de infrecuencia (F y Fb) han demostrado su
la Escala F posterior (Fb), son escalas diseñadas para utilidad para identificar eficazmente individuos que pre-
detectar respuestas infrecuentes o respuestas que respon- tenden presentarse de forma poco favorable (mala ima-
derían afirmativamente menos de un 10% de la pobla- gen), simulando o sobredimensionando deliberadamente
ción normativa; en este sentido, las puntuaciones altas síntomas psicopatológicos (Bury y Bagby, 2002; Elhai,
en F y Fb (T ≥ 65) indicarían una desviación significativa Naifeh, Zucker, Gold, Deitsch y Frueh, 2004; Graham,
de los patrones normativos y preponderancia de estilos Watts y Timbrook, 1991; Nicholson, Mouton, Bagby,
de respuesta no convencionales (Nichols, 2001). Buis, Peterson y Buidas, 1997; Strong, Greene y Schin-
Una vez confirmada la elevación significativa de la Es- ka, 2000). De hecho, estas escalas contienen ítems selec-
cala F, resta averiguar cuál es la dirección del patrón de cionados para detectar estilos de respuestas atípicos o
respuestas inconsistentes. Las Escalas TRIN y VRIN resul- inusuales, ya que el contenido de sus ítems está centrado
tan de gran utilidad para discriminar las características en síntomas extravagantes o inusuales de psicopatología
del supuesto patrón inconsistente de respuesta. severa (Nichols, 2001). Como acertadamente indica
La Escala TRIN (True Response Consistency Scale) está Greene (1997), las puntuaciones altas en estas escalas
diseñada para detectar si existe un patrón distorsionado pueden deberse a la existencia de estilos de respuesta
de respuestas aquiescente (tendencia a contestar verda- inconsistente (tal y como vimos en el apartado anterior),
dero) o no-aquiescente (tendencia a contestar falso). Co- a la presencia de psicopatología real severa, o bien a un
mo puede observarse en la Figura 1, el perfil de patrón de simulación de respuestas, lo que en definitiva,
respuestas de “todo verdadero” se caracteriza por eleva- sobredimensionará las puntuaciones de las escalas clíni-
ciones muy marcadas en la Escala TRIN; mientras que en cas básicas del MMPI-2; mientras que las puntuaciones
el perfil de respuestas “todo falso”, TRIN presenta pun- bajas suelen asociarse a la ausencia de psicopatología
tuaciones extremadamente bajas. La Escala VRIN (Varia- real, o bien a patrones de defensividad, infradimensio-
ble Response Consistency Scale) sin embargo está nando las puntuaciones obtenidas en las escalas clínicas
diseñada para detectar específicamente estilos de res- básicas del MMPI-2. Respecto a los patrones de “mala
puesta aleatorios, no consistentes con el contenido de los imagen” o sobredimensionados, Butcher (2005) reco-
ítems. Efectivamente, en la Figura 1 puede apreciarse mienda considerar la existencia de simulación, o exage-
que VRIN sólo aparece inusualmente elevada para el ca- ración deliberada de síntomas, cuando F y/o Fb
so del perfil de respuesta “aleatorio”, pero no en los ca- muestren puntuaciones T mayores de 100 y VRIN sea
sos de “todo verdadero” y “todo falso”. TRIN nos menor o igual a 79.
confirma que el sujeto ha respondido descuidadamente Otro indicador interesante de simulación es el índice F-
a la prueba, sin reparar excesivamente en si su respues- K de Gough (1950). Este índice se obtiene substrayendo
ta al contenido de los ítems era consistente o no. la puntuación directa de la Escala K de validez respecto
de la puntuación directa de la escala F de validez (F me-
Valoración de la fiabilidad de las respuestas nos K). Si el índice es positivo a partir de un determina-
La valoración de la fiabilidad de las respuestas pretende do punto de corte, el sujeto evidenciaría una tendencia a
explorar la existencia o no de patrones de respuesta dis- la exageración deliberada de síntomas (fake bad o mal
torsionados que dificulten la adecuada interpretación clí- simulador); si el índice es negativo a partir de un deter-
nica del MMPI-2. Básicamente, existen dos tipos de minado punto de corte, el individuo mostraría una ten-
patrones a considerar en este apartado: (1) patrones de dencia a la negación o encubrimiento de síntomas –
“mala imagen”, estilos de respuesta sobredimensiona- defensividad (fake good o buen simulador).

133
Sección Monográfica

Uno del los problemas del índice F-K es que no existe respuestas en el sentido de ocultar aquellos aspectos más
consenso entre los diversos autores en relación a los pun- negativos de su personalidad, especialmente si se obtie-
tos de corte definitivos recomendados para clasificar efi- nen puntuaciones T por encima de 66 (Butcher, 2005). Las
cazmente a individuos simuladores de individuos que no puntuaciones T entre 60 y 65 reflejarían un intento del in-
lo son, ya que dichos puntos de corte dependen en gran dividuo por mostrar una imagen lo más favorable posible
medida de las muestras utilizadas en su obtención. De he- de sí mismo (disimulando problemas de ajuste personal o
cho, la literatura científica señala puntos de corte reco- a la realidad), incapacidad para admitir las transgresio-
mendados para exageración de síntomas que oscilan nes morales más leves y un excesivo sentido de la virtud y
entre +6 y +27 y entre -11 y -20 para el encubrimiento o la moralidad (Butcher y Williams, 1992; Graham, 1993).
negación de síntomas, siempre en muestras norteamerica- La escala K fue desarrollada como una medida de de-
nas (ver Butcher y Williams, 1992; Greene, 1997; Me- fensividad y como un factor corrector de la tendencia de
yers, Millis y Volkert, 2002; Nichols, 2001; Pope Butcher los individuos a negar la existencia de problemas psico-
y Seelen, 1993). Respecto al uso del índice F-K en nuestro patológicos (Butcher, 2005). Como factor corrector, se
país, se han calculado específicamente los puntos de corte aplica en diferentes valores a las escalas clínicas básicas
estimados para exageración y encubrimiento de síntomas Hs, Pd, Pt, Sc y Ma para ajustar su puntuación final. Co-
tanto para el MMPI-2 (González Ordi y Gómez Segura, mo escala de validez independiente, cuando K presenta
2002) como para el MMPI-A (González Ordi, 2005) en puntuaciones T entre 60 y 69 refleja la tendencia del in-
base a las muestras de referencia que sirvieron para la dividuo por mostrar una imagen favorable de sí mismo,
adaptación española de ambas pruebas. minimizando su problemática en lo posible; cuando K
A pesar de que investigaciones recientes sugieren que presenta puntuaciones T igual o superiores a 70, es facti-
no es más eficaz en la detección de simulación que la ble considerar que el individuo presente un patrón de-
escala F por sí sola (Bury y Bagby, 2002; Butcher, 2005; fensivo de respuestas (Butcher y Williams, 1992; Pope.
Nicholson et al., 1997), este indicador es suficientemente Butcher y Seelen, 1993).
sensible a la detección de la exageración de síntomas Finalmente, también el índice F-K puede resultar útil co-
(de hecho se comporta mucho mejor que con la evalua- mo información adicional respecto a la tendencia del in-
ción del encubrimiento o negación de síntomas según dividuo a infra-dimensionar sus respuestas en el
Nichols, 2001) como para que merezca la pena seguir MMPI-2, tal y como ya se señaló anteriormente.
teniéndolo en cuenta como información adicional en la Es importante hacer notar en este punto que, mientras
detección de simulación, porque además correlaciona que las escalas diseñadas para explorar la tendencia a so-
positiva y significativamente con instrumentos de evalua- bredimensionar las respuestas en el MMPI-2 (F, Fb, índice
ción de la simulación mediante autoinforme de última F-K positivo) han gozado de un mayor interés investigador
generación, como es el caso del SIMS - Structured Inven- y cuentan con un mayor respaldo empírico en cuanto a su
tory of Malingered Symptomatology (Widows y Smith, eficacia para detectar la exageración deliberada de sínto-
2005) y sigue teniendo un uso extendido en el ámbito de mas psicopatológicos y clasificar correctamente a los lla-
la evaluación forense como ayuda en la detección de la mados “malos simuladores” de los no simuladores, las
exageración deliberada de sintomatología psicopatoló- escalas diseñadas para detectar la tendencia a ofrecer una
gica (Ben-Porath, Graham, Hall, Hirschman y Zaragoza, imagen favorable de uno mismo, disimulando u ocultando
1995; González Ordi y Gancedo Rojí, 1999). síntomas o problemática psicopatológica (L, K, índice F-K
negativo) no presentan un apoyo empírico tan unánime y
Estilos de respuesta infra-dimensionados generalizado, y es necesario un mayor esfuerzo investiga-
Los índices del MMPI-2 más ampliamente utilizados para dor en este sentido (ver Baer y Miller, 2002).
valorar patrones infra-dimensionados de respuesta son
las escalas L y K (Baer y Miller, 2002). ESCALAS DERIVADAS DEL MMPI-2 PARA LA
La escala de Mentiras, escala L, consiste en quince ítems EVALUACIÓN DE LAS DISTORSIONES DE RESPUESTA
seleccionados con el fin de identificar a individuos que tra- Además de las escalas de validez incluidas rutinaria-
tan deliberadamente de mostrar un patrón defensivo de mente en la versión castellana del MMPI-2, existen un

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Sección Monográfica

cierto número de escalas derivadas empíricamente del genuinos y población normal. Aunque su empleo está
propio MMPI-2 pero que no formaban parte originaria- menos extendido que otras escalas para detectar estilos
mente del mismo y que han que actualmente se utilizan sobredimensionados de respuesta, como la F(p), sigue
como fuente de información adicional para la evalua- siendo utilizada como indicador adicional de posible si-
ción de patrones de distorsión de respuesta. mulación (Bury y Begby, 2002; Storm y Graham, 2000).

Escala F Psicopatológica [F(p)] Escala Superlativa (S)


La escala F Psicopatológica o F(p) (Arbisi y Ben-Porath, La escala Superlativa o escala S (Butcher y Han, 1995)
1995) fue creada como una medida de validez adicio- fue diseñada para detectar individuos que se presentan
nal para explicar más específicamente las elevaciones a sí mismos de manera superlativa, potenciando exage-
encontradas en la escala F de validez del MMPI-2. De radamente los aspectos positivos de sí mismos. De he-
hecho, Arbisi y Ben-Porath (1995) sugieren que cuando cho, correlaciona positiva y significativamente con la
F y F(p) presentan puntuaciones elevadas, es más pro- escala K de validez (Greene, 1997), ofreciendo informa-
bable atribuir con mayor seguridad dichas elevaciones a ción adicional sobre la tendencia a ofrecer una imagen
un patrón de simulación de respuestas que a la existen- favorable de uno mismo, disimulando u ocultando sínto-
cia de psicopatología real severa, especialmente si las mas o problemática psicopatológica; en este sentido,
escalas VRIN y TRIN no están elevadas significativamen- Butcher (2005) sugiere que cuando la escala S presente
te. En este sentido, considerar conjuntamente las escalas puntuaciones típicas superiores a 70 se considere la po-
F y F(p) resultaría más eficaz para discriminar entre gru- sibilidad de existencia de un patrón defensivo de res-
pos con psicopatología genuina de grupos de simulado- puestas.
res que la escala F por sí sola (Bury y Bagby, 2002;
Rothke, Friedman, Jaffe, Greene, Wetter, Cole y Baker, Escala de Deseabilidad Social (Wsd)
2000; Storm y Graham, 2000; Strong, Greene y Schin- La escala de Deseabilidad Social o escala Wsd (Wig-
ka, 2000). gins, 1959) es un instrumento clásico en la historia del
MMPI y se diseñó para evaluar la tendencia a presentar-
Escala FBS (Fake Bad Scale) se de manera socialmente deseable. Es una de las esca-
La escala FBS (Less-Haley, English y Glenn, 1991) se di- las más tradicionalmente utilizadas para la exploración
señó específicamente con el fin de ayudar a detectar si- de los estilos infradimensionados de respuesta o patro-
mulación de quejas somáticas en el ámbito forense. nes de defensividad.
Incluye ítems referidos a síntomas somáticos, alteración A lo largo del texto, hemos intentado exponer las posi-
del sueño, síntomas relacionados con tensión y estrés, bilidades que ofrece el MMPI-2 para explorar las distor-
falta de energía o anhedonia, etc. Aunque recibió cierto siones de respuesta y la simulación. A lo largo de sus 65
volumen de investigación como posible escala para de- años de vida, el MMPI y su re-estandarización, el MMPI-
tección de simulación durante la década de los noventa, 2, han resultado ser instrumentos de evaluación de psi-
recientes estudios desaconsejan utilizarla como escala copatología en continuo cambio y renovación, con un
para detectar patrones de simulación, señalando más interés especialmente centrado en la elaboración de es-
bien que se trataría de una escala que evalúa la tenden- trategias mediante autoinforme para detección de distor-
cia a la expresión de sintomatología psicopatológica se- siones de respuesta, que han tenido y tienen importantes
vera, centrada en los aspectos más somáticos, y distrés consecuencias y aplicaciones en los contextos clínico, fo-
emocional (Butcher, Arbisi, Atlis y McNulty, 2003). rense y médico-legal.
El MMPI-2 en la actualidad ofrece múltiples posibilidades
Escala de Disimulación de Gough revisada [DsR] para la evaluación de los estilos de respuesta sobredimen-
La escala de Disimulación de Gough revisada (Gough, sionados (escalas F, Fb, F(p), índice F-K positivo, FBS y
1957) o escala DsR ha sido empleada en el ámbito fo- DsR), estilos de respuesta infra-dimensionados (escalas L,
rense para diferenciar entre sujetos que simulan sínto- K, índice F-K negativo, S y Wsd) y estilos de respuesta ale-
mas de carácter neurótico, pacientes con síntomas atorios (escalas ?, F, Fb, VRIN y TRIN). El empleo de la in-

135
Sección Monográfica

formación que se deriva de estas escalas permite asegurar gering or feigned emotional distress?. Archives of Cli-
la detección de las distorsiones de respuesta que se pue- nical Neuropsychology, 18, 473-485.
dan producir cuando un individuo se enfrenta a la realiza- Butcher, J.N. y Ben-Porath, Y.S. (2004). Use of the MM-
ción de esta prueba, especialmente si pretende simular; PI-2 in medico-legal evaluations: An alternative inter-
pero para el establecimiento definitivo de la existencia de pretation for the Senior and Douglas (2001) critique.
simulación de respuesta, el profesional cualificado deberá Australian Psychologist, 39, 44-50.
tener en cuenta otras fuentes de información además de la Butcher, J.N., Dahlstrom, W.G., Graham, J.R., Tellegen,
aportada por el MMPI-2, ya que el estudio de la simula- A. y Kaemmer, B. (1989). MMPI-2: Manual of admi-
ción requiere necesariamente una evaluación psicológica nistration and scoring. Minneapolis, MN: University of
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