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GLORIBELL CERVANTES
TORRUCO
LICENCIATURA:
LICENCIATURA EN DERECHO
MATRICULA:
20085002
MATERIA:
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DEL
DERECHO
MAESTRO:
JESÚS CUEVAS ÁVALOS
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INTRODUCCIÓN:
El derecho es o puede ser mucho más que todo eso. Es o puede ser el reflejo de
nuestra voluntad de convivir pacíficamente respetando las diferencias y las
libertades personales, y a la vez, el instrumento que lo hace posible; el reflejo, en
definitiva, de un acuerdo alcanzado por canales democráticos con respecto a un
proyecto de futuro –cómo queremos vivir, qué tradiciones queremos continuar...–
que nos afecta a todos, individual y colectivamente.
Sin querer dar una respuesta que tiene el mismo significado a la pregunta
¿Qué es el derecho?, en esta investigación también nos acercaremos a diversas
concepciones del fenómeno jurídico a partir de diferentes perspectivas y
estableceremos unas primeras diferenciaciones que más adelante nos servirán
para empezar a entender el contenido, las estructuras y las funciones del derecho.
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En la actualidad, la concepción mecánica de la actividad judicial y la visión de las
sentencias como un resultado han sido ya rechazadas por la casi totalidad del
pensamiento jurídico.
En consecuencia, se piensa hoy más bien que la actividad judicial aporta siempre
algo nuevo, ya que se realiza sobre un terreno (el de los hechos y las normas) que
tiene alto grado de elasticidad, movilidad y ambigüedad, de modo que le resulta
inevitable aclarar y precisar aspectos que no aparecen explicitados ni en las
normas generales ni en los hechos jurídicos.
La tarea esencial de todos los procesos de aplicación judicial del Derecho radica
en determinar el tratamiento jurídico que ha de darse a un hecho concreto de la
vida social. Pero esa tarea obliga al juez a realizar cuatro actividades parcialmente
distintas y aparentemente separadas:
De estas cuatro actividades, la más importante es sin duda la última. Sin embargo,
no serán abordadas en este momento más que las 3 primeras.
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Se trata de la acción que consiste en verificar o chequear algo. Cuando una
persona busca constatar un determinado suceso, lo que hace es tratar de
determinar su veracidad.
La tesis de la aplicación posible no identifica a qué casos se aplica una norma sino
que subraya qué es lo que se puede hacer con una norma internamente aplicable
El conjunto de normas atinentes a una situación social típica y que la regulan con
afán de coherencia y totalidad componen una institución. A su vez, de las
instituciones se elaboran conceptos y subconceptos que son utilizados, como
instrumentos imprescindibles, para la búsqueda de las normas reguladoras de una
determinada situación.
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El aplicador del Derecho debe decidir en qué categoría de instituciones o
conceptos debe integrar la situación planteada. Esa labor se conoce con el
nombre de calificación.
Pero también con cierta frecuencia el aplicador del derecho no encuentra una
institución concreta perfectamente adecuada que recoja la regulación de la
situación que se plantea. Así sucede cuando el legislador no se adapta con
presteza a las nuevas necesidades sociales o es insensible a las nuevas
situaciones. Cuando eso sucede, el aplicador del Derecho debe buscar soluciones
sobre la base de las instituciones jurídicas existentes, procediendo por similitudes
y deferencia, y así, a una determinada situación nueva, se le acabarán aplicando
las normas que regulen la institución más parecida y compatible con esa nueva
situación. Esto se conoce con el nombre de analogía.
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normas. Éste, junto con la averiguación del sentido de las normas, es el cometido
de la interpretación, en términos generales.
1. Expositiva
2. Considerativa
3. Dispositiva.
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Hechos:
Los hechos pueden ser considerados los responsables directos del inicio de los
procesos de aplicación del Derecho. Así, la tarea más apremiante de quienes
intervienen en esos procesos es establecer la calificación jurídica de los
hechos.
Pero esta tarea es casi siempre complicada debido a las múltiples y, a menudo,
contradictorias versiones que suelen dar los distintos testigos presenciales de un
hecho. De ahí que una de las grandes dificultades en el intento de calificación
jurídica de los hechos sea la búsqueda y valoración de las diferentes pruebas que
permitan establecer de forma precisa los hechos que se trata de juzgar.
Ahora bien, esa tarea no queda resuelta cuando han sido recopilados todos los
datos y circunstancias del hecho. Será necesario seleccionar aquellos datos y
circunstancias del mismo que son verdaderamente relevantes a los efectos de su
calificación jurídica, marginando los que resulten manifiestamente intrascendentes.
Ello supone una escrupulosa labor de ponderación de los aspectos que han de ser
considerados o no como relevantes.
Tampoco será sencilla la calificación jurídica, una vez que ese hecho haya sido
depurado de los rasgos y adherencias que han de considerarse como no
significativos a efectos de la calificación. En efecto, la calificación implica la
determinación de la precisa relación de correspondencia que une al hecho
empírico ya depurado con alguno de los múltiples hechos-tipo (compraventa,
alquiler, homicidio, asesinato, etc.) que están incorporados como modelos a las
normas generales.
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Entonces los hechos jurídicos son aquellos que tienen consecuencias en el ámbito
del Derecho, y podemos clasificarlos de acuerdo a diferentes criterios:
Naturales
Cuando son obra de la naturaleza, como un rayo, el granizo o un terremoto, que
para ser jurídicos tienen que engendrar algún derecho u obligación, como en el
caso de un auto deteriorado por el granizo cuyo dueño contrató un seguro que
cubre ese riesgo.
Humanos
Cuando son obra del actuar del ser humano con voluntad no viciada. Estos
hechos humanos voluntarios reciben la denominación de actos y pueden ser
lícitos, como por ejemplo un contrato; o ilícitos, como robar, estafar o matar.
Simples:
Cuando sólo necesitan un acontecimiento, por ejemplo la muerte o el nacimiento
de alguien, para generar en el primer caso derechos sucesorios, o en el segundo,
la patria potestad.
Complejos:
Cuando se necesitan más de un suceso, por ejemplo, para que se adquiera la
posesión se necesita el corpus y el animus.
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Positivos:
Por ejemplo: matar a alguien requiere un hacer
Negativos:
Simultáneos:
Ocurre en un solo lapso temporal, por ejemplo, un homicidio
Sucesivos:
Por ejemplo, en el caso del agravante que prevé el artículo 142 del Código Penal
argentino, para quien privare a otro de su libertad por más de un mes, supone que
el hecho de privar de la libertad se extiende en el tiempo.
Extintivos:
Constitutivos:
Impeditivos:
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Obstaculizan al nacimiento de los derechos u obligaciones: por ejemplo, un vicio
de la voluntad que hace anulable el acto.
Normas:
La elección de las normas que van a ser utilizadas como medida jurídica para la
valoración de los hechos sometidos a juicio es una tarea crucial en el camino de la
aplicación jurisdiccional del Derecho.
Por otra parte, ninguna norma general se acopla casi nunca del todo al caso
concreto debatido, pues su regulación es por necesidad genérica y abstracta.
Así pues, las distintas “operaciones” que el juez lleva a cabo en el proceso de
aplicación del Derecho, no constituyen una mera actividad mecánica. Por el
contrario, su intervención supone siempre la aportación de algún factor nuevo y
propio, siendo inevitablemente innovadora y creativa.
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JURÍDICAS MORALES RELIGIOSAS CONVENCIONALISMOS
SOCIALES
Bilaterales Unilaterales Bilaterales Unilaterales
Normas Jurídicas
La generalidad de los estudiosos del derecho expresa que las normas jurídicas son reglas
de conductas exteriores, coercibles y heterónomas. Debido a su carácter bilateral, las
normas jurídicas establecen relaciones en dos diversas personas: el obligado y el activo.
Las modalidades en el ejercicio de los derechos y en el cumplimiento de las obligaciones
varían en cada caso.
Las normas jurídicas son exteriores porque exigen una conducta fundamentalmente
externa. Sin embargo, en muchos casos atribuyen consecuencias jurídicas a los aspectos
íntimos del comportamiento individual.
Las normas jurídicas son coercibles ya que si no son cumplidas voluntariamente por los
obligados, el acreedor puede solicitar al Estado su cumplimiento, incluso haciendo uso de
la fuerza.
Normas morales
Son unilaterales e imperativas porque frente al sujeto a quien obligan no hay otra
persona autorizada para exigirle el cumplimiento de sus deberes. Además, tienen
las siguientes características:
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• Son internas, ya que son una modalidad o atributo de la voluntad. Es el sujeto
quien decide cumplir o no las normas.
• Son autónomas, puesto que toda conducta moralmente valiosa debe representar
el cumplimiento de una máxima que el sujeto se ha dado a sí mismo. Recaséns
Siches y Del Vecchio coinciden en señalar que la característica central de las
normas morales “es el campo de las intenciones, el ámbito de la conciencia, o
sea, la cara interna del obrar”.
Normas religiosas
Las normas religiosas son aquellas “normas internas que la persona acepta, en las
que cree y tiene fe y, por tanto, esas normas conforman su actuación en todos los
aspectos de su vida.”
Estas normas también son de carácter interno y auxilian al individuo para acercase
a Dios y de esta manera alcanzar la vida eterna. El pensamiento religioso y sus
reglas, refiriéndonos concretamente al cristianismo, han tenido una profunda
influencia en el derecho. Un gran número de sus preceptos fueron incorporados en
el derecho romano a partir de las institutas de Justiniano.
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Convencionalismos sociales
Son reglas que aparecen basadas en la costumbre. Se trata de una especie de
mandatos que surgen de la colectividad y que son necesarios para llevar a cabo
una buena convivencia dentro de la sociedad.
Ámbito espacial
Las normas jurídicas son elaboradas para aplicarse en una sociedad determinada,
en virtud de ello, se pretende que su aplicación sea especialmente limitada.
Ningún legislador elaborará leyes con la intención de que sean aplicables en el
mundo entero cualquier ley que tratase de regir fuera del territorio nacional
perdería eficacia. La limitación espacial es el principio general que existe en la
expedición y aplicación de las normas jurídicas. Con base en ello, se puede
afirmar que la norma jurídica tiene un ámbito espacial de validez.
Ámbito temporal
Así como la norma tiene validez y eficacia en un ámbito espacial determinado,
también tiene otra limitación, la del tiempo. A diferencia de la costumbre y los usos
mercantiles, que no tienen una fecha de inicio ni una fecha de terminación
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establecida con precisión, las normas jurídicas entran en vigor a partir de cierta
fecha, que puede ser de entrada en vigor de una ley publicada en el Diario Oficial
de la Federación o Gaceta Oficial, o bien, la fecha en que se dicta una
sentencia, o la fecha en que las partes han convenido que entre en vigor su
contrato.
Ámbito material
Se trata de la materia que la norma regula. En este ámbito, tenemos normas
administrativas que regulan la naturaleza y las funciones de los órganos
encargados de la administración pública.
Ámbito personal
La norma jurídica tiene validez para toda sociedad o para parte de ella. Así, se
establece en el 1° artículo de la Constitución, que señala que todas las personas
gozarán de los derechos humanos reconocidos en ella. Esto quiere decir que la
norma es aplicable a todos los individuos que se encuentran dentro del país. Es
importante aclarar que esta norma, al referirse a todos los individuos que se
encuentren dentro del país, alude a un grupo pequeño de individuos, respecto a
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los que se encuentran en el resto del mundo, es decir, en este caso, vemos un
claro ejemplo de la limitante espacial de la norma jurídica.
El Dr. Eduardo García Máynez señala que, desde el punto de vista de ámbito
personal de validez, las normas deben dividirse en genéricas e individualizadas.
Las normas genéricas son las que obligan o facultan a todos los comprendidos
dentro de la clase designada por el concepto-sujeto de la disposición normativa.
Las normas individualizadas son aquellas que obligan o facultan a uno o varios
miembros de la misma clase que se encuentran individualmente determinados,
ejemplo de este tipo de normas son las sentencias, laudos arbitrales y los
contratos.
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La interpretación jurídica es una actividad que han de desarrollar
constantemente todos los sujetos que intervienen en el largo proceso de la
realización del Derecho.
El objeto de la interpretación:
La intervención de los jueces aporta siempre algún elemento jurídico nuevo, ya
que se produce en el terreno de las normas y los hechos que tiene un alto grado
de elasticidad, movilidad y ambigüedad.
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Interpretación de la ley
La interpretación de la ley es el proceso interpretativo que consiste en establecer
algún sentido de las normas jurídicas que forman el derecho legislado. Se trata de
un tipo de interpretación jurídica. En particular es realizado por los jueces que
deciden de un caso de acuerdo con la legislación aplicable al mismo. Además de
que solo los legisladores son los que pueden manifestar la oscuridad de una ley
en donde deben recurrir a la historia o en general a los métodos de interpretación
de la ley y determinar su sentido. Y en los casos de que no se utilicen los métodos
para la interpretación de la ley se interpretará del modo en que más parezca.
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propios sujetos de derecho, los juristas y las que llevan a cabo los abogados en su
condición de expertos en derecho.
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Métodos o elementos de la interpretación de la ley
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El elemento teleológico, por último, es aquel que permite establecer el
sentido o alcance de un precepto legal atendiendo al fin de esta, es
decir, a los determinados objetivos que se buscó conseguir mediante su
establecimiento.
Interpretación de contratos
La interpretación del contrato -o de cláusulas contractuales- es la labor de
averiguación y comprensión del sentido y alcance del consentimiento, es decir, de
las declaraciones de voluntad de las partes contratantes.
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persiguiera finalidades distintas a través del contrato; esta indagación no se puede
encontrar en una cláusula aislada de las demás, sino en el todo orgánico que
constituye el contrato.
Una vez calificada la situación se determinan sus efectos conforme a las normas
imperativas del tipo negocial, es decir, con arreglo al precepto de autonomía
privada o regla negocial que han creado, siendo uno de los principios rectores de
la interpretación del contrato el de la búsqueda de la intención de los contratantes,
con lo que, la intención común es la zona en que concuerdan el querer de las
partes y para que exista consentimiento contractual han de querer el mismo
objeto, es decir, sus estipulaciones y efectos, siendo una declaración unánime de
la jurisprudencia que ha de prevalecer la voluntad declarada sobre la interna, ya
que así lo exige la buena fe y la seguridad del tráfico, a menos que se acredite
evidentemente que fue otra la voluntad de los contratantes. Aquí es donde se
presenta en la práctica la dificultad de precisar esa intención, y se han de
examinar los medios para lograrlo.
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El Código Civil dedica nueve artículos a la interpretación de los contratos,
con reglas que son fruto de la experiencia y de la labor interpretativa de los
Tribunales. Si la interpretación es una actividad dirigida a la determinación del
sentido de una declaración o comportamiento negocial, de sus efectos y
consecuencias en el orden jurídico, que ha de hacerse en conformidad con unas
reglas jurídicas predispuestas, la búsqueda del sentido enfrenta a dos poderosas
corrientes doctrinales. Una de ellas estima que lo que el intérprete ha de indagar
es la voluntad de los contratantes (interpretación subjetiva), o, en otras palabras,
su intención; otra, por el contrario, cree que el intérprete cumple su misión dando a
la declaración el significado que tienen en el tráfico, en la vida social
(interpretación objetiva).
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Interpretación del tratado internacional
El principio de buena fe
Es un principio básico en el Derecho internacional y, en particular, en el
Derecho de Tratados. Está recogido en el art. 2, párrafo 2, de la Carta de
las Naciones Unidas y en la “Declaración de principios inherentes a
las relaciones de amistad y a la cooperación entre Estados”, preparada
por las Naciones Unidas.
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El texto constituye la expresión más acabada de la voluntad de las Partes.
Para averiguarlo se aplicará el sentido corriente que haya de atribuirse a los
términos. La regla del “sentido claro” significa que no está permitido
interpretar aquello que no necesite interpretación, de modo que las palabras
deben ser interpretadas según el sentido que tengan normalmente en su
contexto, a menos que la interpretación así dada conduzca a resultados
irrazonables o absurdos. Cuando el Tribunal puede dar efecto a la
disposición de un Tratado atribuyendo a las palabras empleadas un sentido
natural y ordinario, no puede interpretar estas palabras intentando darles
otra significación. Ahora bien, si consta que la intención de las Partes fue
conferir a los términos empleados un sentido especial o no usual, se dará
preeminencia a su voluntad.
La determinación del sentido de los términos empleados debe realizarse
teniendo en cuenta no sólo el texto estricto del Tratado, sino su
contexto. Dicho contexto, para los efectos de la interpretación, está
formado por:
o El texto del Tratado en sentido estricto, integrado por tres
elementos que forman un todo a los efectos de interpretación
del Tratado: preámbulo, parte dispositiva y anexos.
o Los Acuerdos que se refieran al Tratado y que hayan sido
concertados entre todas las Partes y todo instrumento
formulado por una o más Partes y aceptado por los demás
como instrumento referente al Tratado.
Según Reuter, el objeto y el fin de un Tratado son los elementos esenciales que
han sido tenidos en cuenta por la voluntad de las Partes.
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En la aplicación de esta regla general de interpretación, formada por los tres
principios señalados, el intérprete debe tener en cuenta también las normas
pertinentes de Derecho internacional aplicables a las relaciones entre las Partes,
dado que el Tratado no es un elemento aislado, sino una pieza integrante del
sistema normativo del Derecho internacional.
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Internacional como el Tribunal Internacional de Justicia, han rechazado en
sus sentencias y dictámenes la necesidad de estudio de los trabajos
preparatorios, justificándolo en que los textos de los Tratados quedaban
redactados con la suficiente claridad como para ser interpretados.
Interpretación autentica
Interpretación de la sentencia
La interpretación de la sentencia es la actividad consistente en determinar el o los
sentidos o alcances del contenido de un fallo judicial. Esto por cuanto, una vez
dictado por el respectivo órgano jurisdiccional, puede ofrecer dudas en cuanto a
alguna o algunas de sus partes, esto es, sus fundamentos o normas creadas o
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citadas, los mandatos u órdenes que contiene, o la forma de ejecutarlas. Hablar de
interpretación de la sentencia, entonces, supone aceptar que es un texto escrito y
que como tal, puede adolecer de vaguedad, ambigüedad, oscuridad o
contradicción.
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Relevancia y alcance de la actividad interpretativa:
En cambio, ahora se tiene la percepción de que todo el ciclo vital del Derecho constituye
un continuo proceso de interpretación.
Sin interpretación, ningún Derecho puede ser realmente eficaz y operativo, ya que la
función constitutiva del verdadero Derecho es precisamente ser y actuar como eficaz
reglamentación de las relaciones sociales. Y esa proyección de la regulación jurídica
sobre las relaciones sociales, en cuanto tránsito desde la generalidad y abstracción de las
normas generales hasta la particularidad y concreción del as normas individualizadas,
implica necesariamente una acción interpretativa.
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clientes o cuando esgrime en juicio la fuerza de dichas normas y la relevancia jurídica que
ha de ser atribuida a los hechos sometidos a litigio. E interpreta también, obviamente, el
juez que pronuncia sentencia y el órgano administrativo que dicta resoluciones).
La gran mayoría de las normas jurídicas, por ser generales y abstractas, se expresan en
forma muy genérica e indeterminada, con un alcance regulativo muy amplio y muy poco
preciso. En cambio, las relaciones sociales sobre las que se proyecta la eficacia directiva
de esas normas son siempre particulares y concretas. Será necesario, por tanto,
encontrar dentro de la norma general la correspondiente regla particular, será preciso
transformar los términos abstractos en preceptos concretos, es decir, será imprescindible
“traducir” o interpretar.
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Tipos de interpretación jurídica
Las teorías sobre la interpretación jurídica, no sólo son muy numerosas, sino que
adoptan con frecuencia puntos de vista o propósitos marcados por las distintas
concepciones políticas.
1. Según su eficacia
Teniendo en cuenta que la interpretación jurídica consiste en la aclaración del
sentido o significado que corresponde a las respectivas normas, la eficacia de la
interpretación ha de cifrarse en el mayor o menor acierto con que descubre ese
significado.
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Interpretación privada
Es llevada a cabo por los mismos destinatarios de la regulación jurídica, que son
los que ponen en conexión los supuestos de hecho o fácticos en que se
encuentran inmersos con las normas jurídicas que los regulan.
Interpretación pública
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Es interpretación pública la que realizan los sujetos jurídicos públicos, es decir, los
sujetos que actúan en los procesos de creación y aplicación de las normas como
órganos del Estado, estando, en consecuencia, investidos del poder de decir o
decidir en cada caso lo que es Derecho.
Por ejemplo, los legisladores, los órganos administrativos, los jueces, los
funcionarios públicos, Esta interpretación pública no constituye un bloque
unitario y monolítico, sino que refleja el principio de división de poderes, que
condiciona la existencia del Estado de Derecho.
Por tanto, el campo de la interpretación pública está formado por dos sectores:
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2. Según su incidencia sobre la sistemática del
ordenamiento
Interpretación armonizada
Para garantizar el éxito de la elección, ningún camino mejor que el trazado por el
propio ordenamiento cuando ha fijado expresamente el orden de las fuentes del
Derecho, cuando ha proclamado los valores y principios que lo informan o cuando
se ha mostrado receptivo a las aportaciones de la tradición jurídica en la que
entronca. Ese camino llevará al juez a la aplicación armonizadora de unas normas
que se presentan como incompatibles.
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Así pues, ante una situación de concurrencia de normas jurídicas contradictorias,
la tarea de aplicación que ha de llevar a cabo el juez encontrará una gran ayuda
en esas “reglas de solución de las contradicciones”. Ahora bien, su elección no
podrá ser llevada a cabo sin una intensa labor de interpretación de todas y cada
una de esas normas.
Interpretación integradora
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Las teorías convencionales sobre la interpretación de las
normas
La mejor manera de encontrar el “verdadero” sentido de las normas jurídicas es la
contraposición entre la interpretación subjetiva, orientada al descubrimiento del
sentido que le dio a la norma, en el momento de establecerla, el sujeto jurídico que
la creó, y la interpretación objetiva, orientada al descubrimiento del sentido que
esa norma tiene ya en sí misma, dentro del ordenamiento, en el momento de
aplicarla.
La teoría subjetiva
Los defensores de esta teoría dan por supuesto que el contenido de las normas
jurídicas sigue definiéndose siempre por el mandato originario que estableció en
ellas su autor al promulgarlas. Consecuentemente, propugnan la aplicación de la
siguiente regla o criterio interpretativo básico: el intérprete ha de colocarse en
cierta medida en la posición del legislador originario, asumiendo todas sus ideas y
proyectos e intentando saber cuáles fueron los propósitos concretos que el
legislador tuvo a la vista y cuál fue el espíritu que presidió la redacción de la ley. Y
ese será el contenido normativo que habrá que aplicarse, porque ese es también
el contenido propio y genuino de las normas.
Sin embargo, lo que sucede más bien es que el contenido del Derecho, por el
connatural carácter dinámico de éste, no queda nunca congelado dentro de los
límites que tenía cuando los preceptos jurídicos fueron creados. Junto al sentido
originario, y por encima de él, está el sentido actual de las normas.
Así pues, la teoría subjetiva ha ido perdiendo terreno dentro del campo doctrinal
de la interpretación jurídica a favor de la teoría objetiva.
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La teoría objetiva
Conclusión
En este trabajo vimos como resultado de las investigaciones hechas que el derecho, se
divide en diferentes ramas, cada una le corresponde un tema diferente e importante.
Esta división del derecho resulta muy efectiva, porque así el derecho no se concentra en
un solo ámbito, sino que al ampliarse a diferentes sectores, hace que muchos temas
puedan ser tratados con sus propias reglas y procedimientos, para que así exista un
orden entre los asuntos, que nuestra sociedad trata día a día.
Cada rama ha ido evolucionando al paso del tiempo, se va perfeccionando, mejora, para
el bien común. Es muy importante que exista un orden, un equilibrio entre los diferentes
ámbitos, para que no haya un abuso del poder que atente al bien común e integridad de
los habitantes de un país. La existencia de normas que regulen estas conductas y
relaciones humanas hacen que la sociedad viva en un ambiente de orden, y "tranquilidad"
lo cual es muy importante para un Estado.
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La división del derecho es de vital importancia para efectos de su estudio pero no para su
aplicación porque todas las ramas del derecho se relacionan con otras ramas del derecho
por ejemplo el derecho comercial se relaciona con el derecho civil, incluso es necesario
precisar que una rama del derecho privado puede relacionarse con una rama del derecho
público (por ejemplo el derecho cartular o derecho cambiario se relaciona con el derecho
penal en el supuesto del delito de libramiento indebido), al igual que una rama del derecho
público puede relacionarse con ramas del derecho privado (por ejemplo el derecho
constitucional se relaciona con el derecho civil.
BIOGRAFIAS
(Kelsen Hans -Teoría pura del derecho - 4ª ed. Buenos Aires: Eudeba 2009) (Enrique
Cáceres Nieto – Que es el derecho – 1ª ed. Ciudad de México: UNAM 2000) (Fausto
Vallado Berron – Teoría General del derecho – 1ª ed. Ciudad de México: UNAM 1972)
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/10/ 663/7.pdf)
https://www.academia.edu/35997575/INTRODUCCION_AL_DERECHO_Segunda_edici
%C3%B3n
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