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vol 41 | no 124 | septiembre 2015 | pp.

279-283 | reseñas | ©EURE 279

la aventura urbana de
américa latina

Germán R. Mejía Pavony

fundación mapfre/taurus (colección américa latina


en la historia contemporánea, serie recorridos),
2013, 287 pp. + anexo gráfico

El ejercicio de pensar y escribir la his- El libro acomete la tarea buscando salir


toria de las ciudades latinoamericanas, de ciertas “prisiones historiográficas”,
desde una perspectiva de conjunto y en con preguntas sobre la dinámica urbana
un periodo de tiempo amplio, no ha de América Latina desde lugares dife-
sido muy frecuente. El intento más serio rentes a los acostumbrados: sin el peso
está por cumplir cuarenta años, y por su de la teoría de la dependencia –tan
calidad sigue siendo el gran referente: extendida por varias décadas en estos
Latinoamérica: las ciudades y las ideas, estudios–, sin las limitaciones de la
escrito por el argentino José Luis Romero perspectiva físico-arquitectónica, sin la
en 1976. Con una pretensión menor estrechez de los miradores demográficos
por el tiempo del que se ocupa (dos y o de industrialización, frente –y contra–
no cinco siglos), el colombiano Germán las historias donde la ciudad es un
Mejía acaba de publicar La aventura simple escenario por el que pasan vidas.
urbana de América Latina, integrante En la encrucijada de la historiografía
de la serie Recorridos (de la Fundación contemporánea, que se debate por la
Mapfre, bajo cuyo sello se han produ- pertinencia de sus temas y de los grandes
cido en varios momentos buenas histo- esquemas explicativos, Germán Mejía
rias de ciudades iberoamericanas), donde opta por comprender el papel político
se propuso revisar los ejes comunes de la que las ciudades han desempeñado (sin
historia de Latinoamérica desde la inde- obviar las explicaciones económicas): el
pendencia hasta la actualidad. de las funciones que les ha correspondido

issn impreso 0250-7161 | issn digital 0717-6236


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cumplir en cada momento; el de la parti- legislativo, pero cedió la del poder judi-
cipación de sus elites, su gobierno; el de cial a Sucre; en Nicaragua, la solución a
los roles y tensiones que han mantenido una disputa entre León y Granada con-
como parte de los conjuntos mayores a cluyó con la elección de una tercera fuera
los que han pertenecido; el del impacto de la discordia, Managua; y en Argentina,
de fondo que ha tenido el liberalismo aunque no lograron construir una ciudad
como programa asumido en el siglo xix. nueva, neutra, estratégicamente ubicada
para restar poder a Buenos Aires y aliviar
El punto de arranque es principio y tam- las disputas, encontraron una opción
bién fin. No resulta paradójico, dice el intermedia, al crear no una nueva capital
autor, “que el imperio español hubiera nacional, pero sí una provincial, La Plata.
nacido y comenzara a morir de la misma
manera: en sus cabildos”. Lo que siguió Otro tema que sobresale en distintos
fue la búsqueda de un nuevo modelo apartados y que merece subrayarse es el
político; por tanto, una guerra de elites, de la fundación de ciudades. Como las
pero también una guerra de ciudades, una que resultaron de la conquista y primera
disputa por la organización del espacio y, colonización en los siglos xvi y xvii
además, una redefinición del papel que fueron tantas y casi siempre exitosas,
le correspondía al municipio. Cuando se ha tendido a olvidar que la crea-
la monarquía hispana entró en crisis en ción de asentamientos urbanos ha sido
el bienio decisivo 1808-1810, muchas un acto permanente: en el siglo xviii
ciudades importantes quisieron asegurar fueron fruto de las reformas y políticas
el control de la región que dominaban, de reordenamiento y control territorial;
tratar de ser independientes, lo que plan- en el xix, hacer nación era también
teaba una configuración espacial opuesta poblar; y en el xx, cuando las fronteras
a la que se había mantenido en los siglos alcanzaron definición, no cesaron las
anteriores y opuesta también a la que necesidades económicas que llevaron a
exigirían las nuevas naciones. formar nuevas ciudades. En Colombia,
“cerca de la mitad de las actuales cabe-
En esta línea, una historia que aquí se ceras municipales (…) tienen menos de
cuenta es la de las múltiples opciones y 200 años”; en Chile, “unas 26 ciudades
decisiones resultantes de la lucha entre importantes” fueron fundadas durante
ciudades por la obtención de la capi- el siglo xix; en Argentina: Resistencia,
talidad; en México, esta nunca estuvo La Plata, Neuquén y muchas otras resul-
seriamente en duda, pero sí en casi todas taron de los flujos migratorios y, como
partes: en Brasil, las elites cafetaleras de en Brasil y en todas partes, de las nuevas
São Paulo disputaron seriamente la cen- explotaciones económicas.
tralidad a Río de Janeiro; en Ecuador,
Quito mantuvo la capitalidad, aunque El estudio de lo que José Luis Romero
Guayaquil la superaría en dinamismo bautizó como “ciudad burguesa” (la del
económico y demográfico; en Honduras, final del siglo xix) y Mejía hace suyo,
las oligarquías regionales de Tegucigalpa conduce a una de las preguntas más inte-
vencieron a las de Comayagua; en Bolivia resantes sobre la historia de la ciudad:
se optó por dividir competencias: La Paz ¿quién la construye?, ¿quién orienta sus
mantuvo las sedes del poder ejecutivo y transformaciones?, ¿cuándo y por qué
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cambia? Para Romero, “lo característico envejecida interpretación histórica, que


de la ciudad burguesa (…) es que una cifra en los grandes hombres el destino
nueva economía se instaló en ella”. La de un país y, en este caso, de una ciudad.
explicación central, aparentemente indis- Es ver una parte y correr el velo sobre
cutible, se llenó de matices con el propio otra. Pero el propio Mejía matiza y lo
argentino, quien hizo recaer “el impulso dice mucho mejor en otro momento,
de la novedad” en la actividad exporta- cuando articula el poder del “hacedor de
dora; encontró en las ciudades puerto sus ciudad” con los proyectos de un grupo
mejores casos y, detrás de él, por mucho social, y con el desarrollo económico,
tiempo las grandes urbes y las razones de tres componentes de la ecuación: la
su despegue económico parecían sufi- maduración por parte de la burguesía de
cientes para la investigación histórica, una idea de ciudad, de la ciudad de sus
para explicar el éxito de un modelo de sueños, “ocurrió en el preciso momento
ciudad que se resume en la búsqueda de en que dicha burguesía contaba con los
higiene, ornato, comodidad, monumen- capitales para construir la nueva ciudad”.
talidad, segregación y ocio.
Ahora bien. Por algún tiempo, la his-
Al querer desarmar la trampa de Romero, toriografía de las ciudades latinoameri-
Mejía parece caer en otra, trasladando el canas estuvo obsesionada por encontrar
factor explicativo desde la economía a la patrones de crecimiento, modelos de
política: si se enfoca la economía, se pri- urbanización. Esta veta cuantitativa,
vilegian solo las grandes ciudades; si se que antes fue explotada para afirmar
enfoca la política, se descubren cambios la creciente dependencia que América
similares en todas, gracias a una figura, Latina ha mantenido respecto de la eco-
el “hacedor de ciudad” –sostiene–, casi nomía exterior, tiene también un giro
siempre el presidente, pero a veces tam- político interesante en esta obra: no fue
bién un alcalde, el gran aliado de la bur- solo el capitalismo, también el Estado
guesía para transformar radicalmente la nacional, los que guiaron el crecimiento
ciudad de finales del siglo xix y princi- urbano. Acentuada no solo la concen-
pios del xx. Era este, en la propuesta del tración, sino también la formación
autor, no solo un “autócrata ilustrado”, de redes urbanas, resulta una versión
sino “la cabeza de la dinámica trans- actualizada, útil y a veces sorprendente:
formadora”, pero más allá, “condición en la gigantesca zona metropolitana de
para que los deseos de ese nuevo sujeto la ciudad de México, sus 20 millones
urbano se convirtieran en realidades”. de habitantes representan solo el 18%
de la población total del país, un por-
El problema es mayor o menor, según se centaje de concentración similar al de
le quiera ver. Sostener, como se afirma Colombia, Venezuela o Ecuador; en
corrientemente en la historiografía cambio, Argentina, Perú y Chile tienen
mexicana –por poner un caso–, que en en su capital casi un tercio de la pobla-
México la transformación de sus ciu- ción total, siendo los casos más acen-
dades en el cambio de siglo fue “fruto tuados los de Paraguay (cerca de 40% en
de la pax porfiriana”1, remite a la más el Gran Asunción) y Costa Rica.
1 Por referencia a la presidencia de Porfirio
Díaz, 1876-1880 y 1884-1911.
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“Una y muchas ciudades”, uno de los die- aceptó en los círculos urbanos, cada vez
ciocho apartados que componen el libro, más burgueses, que la ausencia de civi-
traza un cuadro impresionista, un reco- lidad era sinónimo de ruralidad”.
rrido amplio y lúdico por las ciudades
latinoamericanas de todos los tamaños Después, las poblaciones con un umbral
entre 1824 y la mitad del siglo. El autor de población menor han sido clasificadas
cumple su propósito, retratar una época, como algo diferente a la ciudad, imagen
un tiempo de aparente estancamiento, dual fortalecida por miradas sucesivas.
de ciudades envejecidas, víctimas de la Roto ese muro artificial, tales pobla-
ruina de los países que se estaban tra- ciones resultan integrales, no ajenas al
tando de construir, donde, sin embargo, mundo urbano, del cual han formado
se olían vientos de cambio, “renovadas parte por su economía y por su posición
posibilidades” para el capitalismo adi- política, como dos niveles de una misma
vinadas por los foráneos. Más que eso, realidad: el territorio, “un entramado
y sin contar la dificultad de confiar y social en el que un arriero del siglo xix
leer adecuadamente las disímiles des- o un transportador del siglo xx lleva
cripciones, se obtiene un ejercicio inte- desde y hacia el pueblo las mercancías
resante de reconstrucción –sobre todo que produce el capitalismo en cualquier
por la representatividad de los lugares parte del mundo; un armazón político
descritos– a partir de dieciséis crónicas, en el que un juez y el notario, además del
memorias y/o diarios de viajeros. alcalde y el policía, representan al Estado
y sus instituciones…”. La idea es desde
Otro gran tema que recorre las páginas luego sugerente y las argumentaciones,
apunta a un replanteamiento útil del junto con otras en el mismo sentido que
concepto de ciudad: América Latina ha recientemente ha producido la historio-
sido desde hace mucho un “territorio grafía, apuntan a un replanteamiento
urbano”, con “modos de vida urbanos”. fructífero para pensar las ciudades.
Se trata de mostrar, a contracorriente de
una imagen arraigada, que entre ciudad Expositiva y argumentalmente, el texto
y campo las diferencias son solo por la tiene la virtud de la coherencia, una
complejidad de las actividades que se línea clara que quiere entender el lugar
llevan a cabo en ellas, y no por la calidad de las ciudades en sus realidades gene-
o por el número de sus habitantes. rales. De esta suerte, se arriba por la vía
de la historia a otra conclusión que hace
La raíz del equívoco se halla a finales tiempo está en el aire: las instituciones
del siglo xviii: el liberalismo colocó al de gobierno, que han estado sujetas a
individuo como sujeto de la vida social los jalones y contradicciones de los pro-
y política; nació la necesidad de discutir yectos monárquicos, republicanos y del
los asuntos públicos, en espacios públicos avance del capitalismo, no corresponden
que antes no había, y se impuso el a los escenarios que hoy se plantean.
hombre público; los Estados nacionales Quizá una ventaja del mirador histórico
y el naciente capitalismo formaron un es llamar la atención sobre la muy larga
“urbanita”, que se veía a sí mismo como condición de indefinición del muni-
alguien civilizado, ordenado, trabajador; cipio, condenado así –en los regímenes
“y por este camino, rápidamente se federalistas como en los centralistas– a
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una posición de subordinación, agra-


vada por las nuevas condiciones de las
zonas metropolitanas y la disolución de
las fronteras nacionales.

Como historia de dos siglos que pre-


tende llegar a la actualidad, el libro se
detiene muchas páginas en el siglo xix y
menos en el xx, aunque reserva espacio
para tres lecturas de conjunto y algunas
claves de futuro (“territorios urbanos”;
“esplendor y miseria” y “caminos
abiertos”). Tiene otro defecto, que le
ocurre casi siempre a la historiografía,
esto es, perder de vista su escala espa-
cial superior: en las historias de ciudades
particulares se echa de menos un ejer-
cicio de comparación con otras nacio-
nales; las historias de ciudades de un
mismo país a menudo pierden de vista
sus pares de otros países; ésta, carece de
un mirador internacional, para poner en
su justo lugar particularidades y fenó-
menos compartidos (el crecimiento, el
grado de urbanización, la centralidad
de sus capitales, los momentos clave
de transformación física asociados a los
ritmos del capitalismo, etcétera).

En conjunto, el resultado es un fruto


rico no solo por el entorno árido en el
que surge, sino por las ideas propias, las
interpretaciones de conjunto, el plano de
diálogo que establece con sus antecesores.
Un libro indispensable sobre la aventura
urbana, pero también indispensable para
la aventura de la historiografía urbana.

Gerardo Martínez
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis
Mora, Ciudad de México, México
E-mail: gerardo.mexcol@gmail.com

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