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Apuntes 31- Segundo Semestre 1992 81

LA EXPERIENCIA DE LA MUERTE EN LIMA.


SIGLO XVII

Irma Barriga Calle

RESUMEN ABSTRACT
La muerte ocupó un lugar central en la Lima colonial. La Death occupied a prominent spot in colonial Lima. Day-
violencia cotidiana y la precariedad de la vida puestas de mani- to-day violence, the precariousness of life and the constant
fiesto a cada momento, junto a la permanente prédica en torno a preachings about the day of judgement were ever-present and
las postrimerfas del hombre, contribuyeron a ello. La "familiari- contributed to this stateof affmrs. The proximity of death, whether
dad" con la muerte, propia de la "muerte amaestrada", y la it be inexorable, or the possibility of being the victim of a sudden
posibilidad de ser vfctima de una muerte súbita, llevó a la búsque- death, led people to try t~ prepare themselves properly for a "good
da de la adecuada preparación para conseguir una "buena muer- death ",absolutely vital ifonewanted toensureeternal salvation.
te", indispensable SI se querfa alcanzar la gloria eterna. Ello This would take tlze form of elaborate ritualism in tlze funerary
devino en un acusado formulismo en el ritual funerario. Igual- rites. In addition, tlzere was an appeal for solidarity between the
mente, se apeló a la solidaridad entre vivos y muertos. Los living and the dead. The deceased would continue to play a role
difuntos segufan actuando en la sociedad, y los vivos, con sus in society, while the living with their prayers could help relieve
oraciones podfan contribuiraaminorarel su¡rimientodesus seres the tormented of their dear departed. In this way, the line between
queridos. Asf, la frontera entre la vida y la muerte, no fue clara. life and death was not c/early defined.

"... Entre tanto tropel de enemigos está (Juan Eusebio Nieremberg, S.J. De la
el hombre, como son los caminos por Diferencia entre lo Terrenal y lo Eterno).
donde puede sucederle la muerte, que
son innumerables; pues una vena que La muerte ocupó un sitial central en la
se rompa en el cuerpo, una apostema Lima colonial, tanto por lo que atañe al ritual:
que reviente en las entrañas, un humor funerales, oraciones por los difuntos, como por
que suba a la cabeza, una pasión que la reflexión en tomo al sentido de ésta y a la
ocupe el corazón, una teja que caiga de vida de ultratumba.
lo alto, un aire colado que penetre, un Era una amenaza directa y constante, un
hierro de pun ta, y cien mil otras oca- personaje cercano, que invadía todos los ámbitos
siones, ha bren la puerta de la muerte y de la vida. El Barroco, con su idea del desengaño,
son ministros suyos. Cómo puedes es- caló hondo en el sentir limeño. Si la muerte era
tar desarmado y desnudo de la gracia vista como el tránsito necesario para acceder a la
entre tantos contrarios y riesgos de mo- gloria eterna, el contar con una "buena muerte"
rir? No es esta vida más que el camino era perentorio. De ahí la amplia difusión que
que hace el ladrón desde la cárcel a la alcanzaron los libros de postrimerías.
horca. Desde que nacimos estamos con
sentencia de muerte. Del vientre de La Precariedad de la Vida
nuestras madres sali mos, como los
ajusticiados de la cárcel, y caminamos La ciudad de Lima, que destacaba en el
a que se haga justicia de nasotros por siglo XVII por su boato y magnificencia, veía
lo que debemos del pecado original..." cómo las glorias del mundo se deshacían en un
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momento. La fragilidad de la condición huma- esperaban la muerte(. .. ) la indiscreción


na quedaba plenamente de manifiesto, y a ca- debota de lograr aquella ocassión para
da momento. Los terremotos y epidemias el arrepentimiento de las culpas, hizo
diezmaban a la población, que escuchaba la muchos predicadores que con sus vo-
insistente y efectista prédica de religiosos y ces y amenazas continuaran el horror
seglares en torno a los novísimos (muerte, jui- por muchas horas."2
cio, infierno, gloria), la cercanía del juicio final
y la necesidad de estar preparados para rendir Los religiosos aprovechaban para lo-
cuentas. Así, el temor a los castigos del infierno grar conversiones, y los resultados de la prédi-
será utilizado como arma que contribuya a la ca no se dejaban esperar. Fray Bernardo de
conversión del indígena, y a la reafirmación de Torres, agustino que describe el terremoto que
los principios cristianos sobre la vida de ultra- azotó Arequipa en 1610 dice que luego que
tumba en el resto de la población. agustinos y jesuitas salieron a calmar a la gente
Los terremotos son vistos como castigo y predicar, las confesiones generales fueron
del cielo. El Virrey Duque de la Palata brinda abundantes, los amancebamientos dejados de
un interesante testimonio sobre el. terremoto lado, los rencores, injurias, rivalidades olvida-
de120 de octubre de 1687 acaecido en Lima: dos, lo robado devuelto a sus dueños, etc. y
"pidiéronse perdon unos a otros abrazándose
"... Faltaba que la tierra se declarase como hermanos, y desde entonces se vio en
también por instrumento de la ira divi- todos ellos un corazón y un alma en el Señor' 3 .
na: y en 20 de octubre de 1687 hizo tan Las órdenes religiosas no estaban exentas del
espantosos movimientos que nos atra- pánico. En la ocasión antes mencionada, el Vi-
pó a todos de las casas y quedó esta rrey señalaba que en una de ellas "comulgaron
ciudad arruinada."1 a priessa por Viático a las once de la noche, y
desamparando su cassa y su iglesia, cogió cada
El virrey comenta que una imagen de uno el camino que pudo para ganar un alto".
la Virgen sudó y lloró desde el 4 de julio trein- A pesar del sobresalto producido por
tidós veces, avisando de la tragedia por venir, los movimientos sísmicos, parece haber una
pero nadie lo supo interpretar. Quedó con el suerte de acostumbramiento de parte de lapo-
nombre de Nuestra Señora del Aviso. Relata blación frente a las defunciones que ocasio-
cómo los movimientos sísmicos día y noche se naban. Éstas eran dadas a conocer con cierta
confundían con los gemidos de la gente que frialdad por los diarios oficiales. Los muertos
respondía a los predicadores de la plaza. Para no son más que una cifra, los nombres no inte-
aumentar el sobre salto, el 2 de diciembre se resan4. Igualmente cuando se trata de epide-
corrió el rumor de que el mar se salía desde el mias, que cobran sus víctimas principalmente
Callao y caía sobre la ciudad, por lo que la gente entre las clases dominadas5.
huyó desesperada a los cerros. El virrey, a la vez La medicina, que debía aminorar el
que mandaba guardias camino al Callao a des- sufrimiento y alargar la vida, no estaba a la
virtuar el rumor, se quedó en la plazáa tranqui- altura de las circunstancias. Tuvo su crítico
lizar a la multitud y a cuidar que no cundiera mordaz en la figura de Caviedes, que llamaba
el saqueo. Cuenta: al médico "amigo de la muerte". Si bien sus
apreciaciones suelen ser hiperbólicas, dan una
"... en la hora y media que duró esta idea de los defectos de su ejercicio. Gran parte
confusión, asta que bolbió del Callao de éstos radicaba en el hecho de estar divorcia-
mi capitan de la Guardia, fue la plaza da la medicina de la anatomía. Si bien el interés
una torre de Babel, por la diversidad de por el estudio de esta última viene de mediados
voces y afectos que se oyeron sin reca- del siglo XVII, la Cátedra se crea recién en 1711
tar sus culpas, porque a gritos las que- y funciona irregularmente hasta 1752, cuando
rian confessar o satisfacer los que el Rey confirmó su creación6 . De otro lado, el
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Santo Oficio constituía un freno, pues solía in- "...aunque el barbero replicó, el médico
miscuirse en la vida privada de los médicos, y y el enfermo prevalecieron y apenas se
en ocasiones los llevó a la hoguera7. Quizá por pico la bena luego perdio el sentido y
eso ellos tendieron a colaborar con la Inquisi- habla hasta que muria y el dia mesmo
ción, para determinar hasta qué punto podía el se enterró en el convento de frayles de
torturado soportar el castigo. San Francisco"13 .
La muerte se determinaba por algunos
"signos" que en ocasiones dieron lugar a equí- También observamos el caso de una
vocos que provocaron el sobresalto de los pa- mujer que el médico pensó tenía hidropesía. En
rientes. Éstos eran: realidad estaba encinta de séxtuples. Se le man-
dó sangrar, nacieron las criaturas, las bautiza-
".. .la lasitud y empañamiento de los .
ron y muneron 14. L os casos d e m
. d"1gestiones
. y
ojos, la falta de latido cardíaco, la falta muertes por abusos en la comida eran frecuen-
de respiración, la desfiguración del tes. Así tenemos la del racionero de la Catedral
rostro y la 'tiesura' de los miembros ...• .s que "... murio de achaque de ahito, por aver
comido mas de lo que convenía, siendo combi-"
Las fronteras de la vida y la muerte dado del señor Arzobispo ... "15 . El difunto dejó
entonces no estaban bien delimitadas. cuatro capellanías y 40,000 pesos "para ayudar
Entre las enfermedades más común- a casar guérfanas".
mente mencionadas como causas de mortan- Se puede observar que más que la cau-
dad tendríamos el "tabardillo", el "dolor de sa que da lugar a la muerte, más que la enfer-
costado", "achaques", "mal de orina", infeccio- medad que puede provocarla, o del hecho
nes, apoplejía 9, y sobre todo epidemias como la fortuito que la desencadena, interesa si la per-
viruela, tifus exantemático, rabia, sarampión, sona estaba o no preparada para ella. Es el
etc10. La sangría constituía el tratamiento por problema de la "buena muerte" que tanto preo-
excelencia y su uso se solía combinar con la cupa a un hombre que es consciente de la fra-
astrologí} 1. Se recetaba casi para cualquier en- gilidad de la vida y que se siente expuesto a
fermedad, en ocasiones indiscriminadamente y toda índole de peligros y vicisitudes. En este
sin necesidad. En el diario de Suarda vemos sentido, las altas dignidades no estaban exentas
abundantes casos: de ser advertidas sobre la caducidad del poder
y la riqueza.
"A 28 se declaró la enfermedad del Se- Así, en el agasajo al virrey Enríquez,
ñor Doctor Acuna pordolordecostado los estudiantes del colegio jesuita ofrecieron un
y le mandaron sangrar a priessa qua tro coloquio basado en la parábola de Lázaro y el
o cinco vezes, con que parecio que que- Rico Epulón, cuyo autor pudo haber sido el
da va con mucha mexoría. A 29, a las 11 Padre José de A costa S.J ., conocido como insig-
da la noche a el dicho señor Oydor de ne defensor de los indios y de las tesis lascasia-
rrepente le dió un accidente en que se nas16. Esta parábola, con una clara referencia al
le levantó el pecho ... "12• trastocamiento de las relaciones sociales en la
vida de ultratumba, había concitado especial
El oidor murió a la una de la mañana. interés en los jesuitas, pues en su Historia Evan-
Igual pasó con el licenciado Don Pedro Gutié- gélica, Jerónimo Nadal S.J., se incluye tres gra-
rrez Flores, abogado de la Real Audiencia que bados. Resultaría adecuado recordar, a quien
falleció "sin poder confesar ni recevir otro sa- iba a tomar el mando, lo efímero de los bienes
cramento". Había tenido un fuerte dolor de terrenales, cómo éstos podían constituir un
oído, y el barbero lo sangró. Mejoró. Cuando obstáculo para la consecución de la felicidad
llegó el médico a verlo, aprobó lo hecho por el eterna, y la necesidad de prestar atención a los
barbero y recetó otra sangría, pero pobres lázaros a encontrar en Indias.
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A la llegada del virrey don Luis de blación "negra". El porcentaje de "indios" y


Velasco (1599) se representó El Anticristo, lo "mestizos" era muy inferior (7.9% y 0.8%, respec-
cual provocó gran impacto, pues para la escena tivamente)20. Las tensiones sociales y econó-
de la resurrección de los muertos, los jesuitas micas se dejan sentir en la violencia imperan te.
desenterraron cadáveres de huacas aledañas. El gran aparato escenográfico y de os-
Esto último iba en contra de lo estipulado por tentación desplegado principalmente en las
los Concilios Limenses, pero el afán didáctico iglesias y en la corte virreina) era "una manera
prevalecía, lo mismo que la idea de composi- eficacísima de afianzarse en la tierra", de "incor-
ción de lugar ignaciana. porar" espiritualmente el mundo andino al oc-
Cuando se trató del recibimiento del cidental2 y de "envolver" ideológicamente a la
virrey Conde de Salvatierra (diciembre de masa dominadi2. Los contrastes se ponen en
1651), el Colegio Real de San Martín escogió un evidencia y la violencia de manifiesto.
auto basado en la vida de San Francisco de Las participaciones de defunción en-
Borja, con una función que duró seis horas 17. cuentran mucho mayor cabida en los diarios de
Como se recordará, Francisco de Borja, caballe- la época que los nacimientos o matrimonios. La
rizo mayor de la emperatriz Isabel de Portugal, violencia es un hecho cotidiano y las muertes
esposa de Carlos 11 formó parte de la comitiva violentas son consignadas con toda natu-
encargada de trasladar sus restos del palacio ralidad:
toledano en donde murió, a la capilla real de
Granada en donde debía ser enterrada. Había "...don Alonsso de Sanavria, a la una,
muerto el 1 de mayo de 1539, a la edad de en la calle de los Ropavexeros, en una
treinta y seis años. Joven y bella, no quiso ser cassa de juego y por caussa resultande
embalsamada, por lo que, cuando el féretro fue del, mato con una puñalada a traición,
abierto para realizar el reconocimiento del ca- a don Pedro de Quessada, estandose
dáver al cabo de varios días de viaje, el espec- (sic) las manos después de ha ver comi-
táculo se tornó horripilante. Dicen que do y cassi a la misma hora sucedio otra
Francisco de Borja, que había estado diez años muerte junto a la yglessia de San Fran-
al servicio de la difunta, no se atrevió a jurar la cisco'.23.
identificación y exclamó la famosa frase: ''Nun-
ca más, nunca más servir a Señor que se me "...ahorcaron a un vizcaíno que había
pueda morir". Percibe la vanidad del mundo y matado a su esposa a puñaladas, y sin
por éste y otros desengaños habría decidido causa'.24.
retirarse de la vida cortesana para dedicarse a
la religiosa18• El siglo XVII, que pondera la Los fallecimientos, producto de hechos
muerte como "la gran descubridora de las va- criminales son muy frecuentes25 • Dentro de és-
nidades y falsas glorias del mundo"19 volverá tos destacan los realizados por negros, lo cual
recurrentemente a estos hechos del siglo ante- expresa parte de las tensiones sociales. En oca-
rior como ejemplo del desapego por lo terrenal. siones el negro la emprende contra el blanco26
o sino, puede derivar su rencor y agresividad
La Violencia Cotidiana hacia otras castas sociales, como el caso de un
negro que mata a una cuarterona de mulata,
La Lima del siglo XVII se presenta co- queriendo en realidad matar a su ami 7. De
mo una ciudad plena en contrastes. Para 1614, huir los esclavos y ser capturados solían ser
el censo del Virrey Conde de Montesclaros ahorcados, o sino:
arrojó una población española del38.9% mien-
tras la negraascendíaal41.9%. Si sumamos a la "...vivían en medio de la corrupción y
primera, la de "religiosos" (6.9%) y a la segunda las enfermedades, (y) cuando morían,
la de "mulatos" (3.0%) daría un estimado de no les enterraban en ataúd sino en la
45.8% de población "española" y 44.9% de po- tierra, si es que no eran abandonados
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los cadáveres, que pronto eran pasto Este recurso, tantas veces utilizado, no
de las aves de rapiña"28 . siempre resultaba efectivo, en cuyo caso la au-
toridad hacía salir al delincuente. También el
De hecho, en 1614 hay una "Provisión robo podía salir caro. Así:
para que los mulatos ni negros no se entierren
en ataúdes'.2 9 . "...a las tres de la tarde se executó la
Pero la agresividad y el crimen no eran sentencia de horca contra los cinco la-
exclusivos de algunos barrios ni de ciertos gru- drones, dos de ellos eran mulatos, uno
pos sociales. Los comerciantes portugueses son yndio, otro mestizo y otro español( ... )
frecuentes protagonistas de hechos de san- el concurso de gente fue muy extraor-
gre30. La VIO
. lencta
. tampoco respeta tg
. lestas
. 31 m. dinario •35 .
conventos:
La justicia pues, debe ser aleccionado-
"... como a las ocho y media de la maña- ra, principalmente cuando se ve en peligro el
na, en el convento de monjas de la orden social. Debe ser implacable, aunque pue-
Encamacion sucedio que Doña María da ejercerse la clemencia, sobre todo como l:in
de Frias, profesa (aunque lo fue contra signo de la superioridad del dominante. Así
su voluntad) por causa leve, con un podemos observar la intercesión de la esposa
cuchillo dio una herida en un brazo a del Virrey por un condenado a muerte:
Doña María de Salazar que le pasó el
lagarto y acudiendo una donada, mu- "... apiadada del casso y viendo al pro-
chacha de veinte años, que vivía en la pio reo ya en la plaza, se echó a los pies
celda de la dicha Doña María de Sala- del señor Conde y no bastando esto
zar, a defenderla, saco el cuchillo y dio hizo que el señor don Francisco su hijo,
a la dicha donada otra herida en la niño de qua tro años, de rodiiias pidiese
hijada, en el lado del pulmon de que a su padre lo mismo, y aunque estuvo
luego al punto la desauciaron tres ciru- Su Excelencia algún rato remisso, de
janos y murio a las quarenta oras y la manera que el reo ya havia llegado a la
dicha Doña María de Salazar queda horca y subido cinco escalones de la
.,
tamb ten muy ma1a... ,,32 . escalera, finalmente, dio por escrito un
decreto por el qual mando suspender
Ignoramos como concluye este proce- la execución de la sentencia (... ) y los
so, pero si sabemos como quedan otros que soldados (. .. ) hicieron salva real y
demuestran que la vida del negro, indio, castas aviendo buelto el reo a la cárcel, la
y blanco, no tienen el mismo valor. Un negro señora Virreyna luego le mando a su
por haber querido matar a su amo es "ajusticia- médico de cámara (... )y le embio mu-
do en su misma calle y puerta de su casa' 33 . chos refrescos de dulce y un bestido,
Veamos otro caso: accion con que ha robado los corazo-
nes de esta corte' 36.
"...aviendo los señores de la Real Sala
del Crimen sentenciado en revista, a un El Virrey no se apiada en todos los
hombre español en pena de horca, por casos. A veces rechaza las súplicas para perdo-
ha ver dado de puñaladas a un yndio y, nar la vida del reo, aunque pueda -en la misma
estando ya mandada hazer la horca, el mañana de la ejecución- confesarse y comulgar
reo pidio yglessia y aviéndose hecho por el alma de éste y aceptar que sea enterrado
las diligencias ante el Provisor desta en la Catedral. De este modo queda la ciudad
Corte, declaró que devía gozar de la "muy agradecida" de la piedad de Su Excelencia.
inmunidad eclesiástica y assi los seño- Las ejecuciones y los autos de fe eran
res le mandaron bol ver a la yglessia' 34. acontecimientos que creaban expectativa en to-
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da la sociedad que miraba desde los techos, señalaba la necesidad de poner la mano en el
ventanas, desde la calle, o sino desde las grade- pecho cada vez que se cometiera el pecado
rías establecidas frente a las de los delincuentes sobreelqueseestaba meditando48 . Igualmente
en la plaza de la Catedral37. La noche anterior al establecer la costumbre de realizar la llamada
al auto, había tenido el reo la ocasión de confe- "composición de lugar". Todo adquiría sentido
sarse. Si no se arrepentía, pasaba al "brazo se- en la medida que tomara forma visible. Cada
cular" que llevaba a cabo la sentencia, general- ademán tiene pues un valor preciso que no
mente muerte en la hoguera38, pero si mostraba debe ser pasado por alto, por lo que el ritual
algún signo de arrepentimiento se le daba la debe ser cumplido rigurosamente. Esto se pue-
pena de garrote, quemándose luego el cadá- de percibir en todo lo relativo a la muerte:
ver39 . Segun' Med.ma40 h u b o vemtisiete
· · · autos entierro, exequias, luto, etc.
de fe ventilados en Lima de los cuales catorce En cuanto a los entierros, si el formu-
serían en el siglo XVII y treinta habrían sido lismo no es respetado, puede suceder lo que a
. 41
quema d os VI vos . la esposa del contador Bartolomé Astete de
El regocijo que muestra la multitud an- Ulloa, doña Juana de Loayza, que fue enterrada
te el condenado a muerté2 tiene que ver con la en la iglesia de San Pablo el1 Ode julio de 1634:
absoluta seguridad de que se está dando la
necesaria solución al problema, la única posi- "... aunque la avían llevado a la una del
ble. De algún modo la justicia terrena y la divi- dia en un coche sin cruz ni acompaña-
na se veían como paralelas. El mal podía miento, aviendo llegado a noticia del
expandirse y sus efectos perjudicar a todos, cura de San Marcelo, lo contradijo, pre-
como el pecado heredado de los primeros pa- sentando petición ante el provisor des-
dres, que dio lugar a la mortalidad del hombre. ta corte, el qual por auto que proveyó
A pesar de que la I~lesia decía que el pecado la mando sacar de la dicha Yglesia y
estaba en el alma4 parece sentirse como si llevar a unas casas en frente della y que
f uera una sustancia . . 44
contag¡osa . de alli saliese el entierro con la cruz de
La justicia entonces, debía ser ejem- la parroquia y acompañamiento acos-
plar, y mostrar al indígena, cómo la falta ame- tumbrado, en que se alió mucha gente
ritaba el castigo. Existía la necesidad en esta principal y de lustre' 49 .
cultura que privilegiaba el sentido de la vista y
que no dudaba de lo que veía, de dar a todo una O sino, lo que pasó al Claustro de Doc-
imagen visiblé5, para aludir a lo real y absolu- tores de La Universidad de San Marcos, multa-
to. Se eliminaba la especificidad del caso, las do por haber acompañado "en forma" el
características individuales, para darle un valor entierro realizado en San Agustín a la esposa de
arquetípico46. Recordemos sino cómo la vida un abogado de la Real Audiencia y así haber
terrena era despreciada por corruptible, por ser "excedido lo que disponen las constituciones
medio y no fin (San Ignacio, Niere~berg, etc.), desta Real Universidad en estos cassos"50. El
pero podía ser di~ificada si se aludía a lo reglamentarismo es pues bastante rígido.
verdadero y eternÓ 47 . Los entierros -a los que se debía invi-
tar - sue1en ser genera1mente a1 d'Ia siguiente
51 . .
El Formulismo en los Entierros de la defunción, y las ceremonias de honras
fúnebres (cuando se trata de algún personaje
La búsqueda de dar una manifestación distinguido) a la semana, aunque con ex-
óptica a todo, y que deviene en culto al gesto, cepciones, cuando son las exequias de algún
al ademán, lleva a un formulismo exagerado miembro de la realeza, pues la noticia del falle-
que impregna el comportamiento social. Igna- cimiento llega con mucho retraso.
cio de Loyola había dado un especial impulso En cuanto al ceremonial, en los años
a la teatralidad y al lenguaje visual cuando en referidos por Suardo (1629-1639) no parece es-
la primera semana de los Ejercicios Espirituales tar aún bien establecido y la participación del
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Virrey para señalar como se llevará a cabo suele El Virrey Conde de Chinchón lo había
ser determinante. En la Gaceta de Lima, del siglo visitado dos días antes (como solía hacer ante
XVIII, el ritual a seguirse es de dominio públi- un deshauciado por los médicos de la corte
co. Hay un "Bando de S.E. sobre la forma de los limeña pues visitar a los enfermos era una de
lutos y funerales" 52 y una constante. alusión al las "obras de misericordia") encontrándolo "en
luto y a sus tipos, lo que casi no se menciona una silla y vestido". Conversó durante media
en el siglo XVII. Sin embargo, por las dispo- hora con él. El día del entierro acompañó a los
siciones de los Coniclios Limenses sabemos deudos a su casa otorgando un corregimiento
que había exageración en el seguimiento de al primogénito y una compañía de infantería
éste53. del Callao al hermano del finado. Las honras
Parece interesar el rango del que falle- fúnebres se realizaron a los dos días.
ce y no tanto la condición económica en que Había en la ola de misticismo del siglo,
muere, si consideramos que muerto el Alcalde la búsqueda de sencillez en los entierros como
de Corte, Juan de Vedoya y Mogrovejo, dicién- un signo de humildad. Era dable entonces,
dose que había dejado endeudados a su esposa combinar la solemnidad del entierro con lapo-
e hijos, el Visitador embarga inmediatamente breza de éste. Sin embargo, tendía a prevalecer
los bienes "por lo que puede resultar de la la magnificencia. Es parte de las típicas contra-
vissita", pero al día siguiente es enterrado en la dicciones barrocas. Incluso el Virrey Conde de
Catedral "con el acostumbrado acompaña- Monterrey murió sin dejar lo necesario para su
miento", y una semana más tarde se llevan a entierro, y los albaceas debieron tomar dinero
cabo sus honras con asistencia del Virrey y la de la Real Hacienda para las exequias56 .
Real Audiencia54. Como es sabido, los entierros tenían
En este punto, llama la atención la can- lugar en las iglesias, que constituían un "centro
tidad de funcionarios (o de quienes lo fueron del mundo", un lugar sagrado por excelencia y
en otra época) que mueren en la pobreza, y que en el cual se ponían en contacto las tres regiones
deben ser enterrados "de limosna": cósmicas: cielo, tierra e infierno (mundo del
subsuelo en este caso) 57. Como al interior de los
"A 8, a las quatro de la mañana, dió su lugares sagrados hay un punto de máxima sa-
alma a su creador el señor doctor don cralidad (en este caso el altar) el afán era ser
Juan Dávalos y Toledo y murió tan enterrado lo más cerca J20Sible al altar, lo cual
pobre que en su testamento pidió a los además denotaba status 58, pues las diferencias
frayles de San Francisco lo enterrasen sociales se mantenían. Los menesterosos a los
de limosna y en señal de su agra- osarios, y los benefactores a capillas particula-
decimiento les dexo algunos pocos de res, eran los dos extremos.
sus libros y Su Excelencia condolido de Así como el cementerio de Los Inocen-
tanta pobreza embio a la viuda 400 tes era en París, en la Edad Media, punto obli-
pesos para bayetas y el señor Vissita- gado de encuentro para leer los versos y
dor 300 pessos y el señor Licenciado contemplar las imágenes de la "Danza de
don Bias de Torres Altamirano otros la muerte 59, en la Colonia las iglesias y cemen-
300 pessos, y los demás señores oydo- terios solían ser punto de reunión y hasta de
res y alcaldes de Corte a 200 pessos fiesta y escenario de obras teatrales. Esto tiene
cada uno, con que hubo para comprar que ver con la familiaridad con la muerte y la
la cera y lutos, y muchas personas a convivencia entre vivos y muertos de que habla
quienes el difunto devia cantidad de Philippe Ariés 60. Por más que los Concilios
plata luego, se la perdonaron anssi ri- Limenses lucharon por desarraigar la costum-
cos como officiales y una señora desta bre mencionada, la reiterada insistencia en la
ciudad ofrecio lue~o cassa de val de por prohibición demuestra que no lo lograban61 .
su vida a la viuda" 5. De otro lado, es de imaginar el olor que ten-
drían las iglesias al abrirse los nichos para de-
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positar a un recién fallecido en medio de otros llevaba a cabo el sermón, para lo que se había
a medio descomponer. Unánue, en el siglo designado con anterioridad alguna personali-
XVIII intentará demostrar que esa costumbre dad que destaque por sus cualidades oratorias.
era contraria a la razón, a la salud, y al espíritu Finalmente se rezaba los responsos, a cada cual
de los primeros cristianos62 . más grandilocuente, pues las órdenes religio-
La condición social del difunto queda- sas se esmeraban en presentar lo mejor de sí,
ba de manifiesto no sólo por el lugar en que éste todo acompañado de música para la ocasión65 .
era enterrado, sino también en las ceremonias El cortejo, encabezado por el Virrey se retiraba.
de pompas fúnebres a realizarse luego del en- Toda la ceremonia, parece, duraba alrededor
tierro, que se intentaba fuera de larga recorda- de cuatro horas, empezando aproximadamen-
ción. En el caso del fallecimiento de miembros te a las diez de la mañana. Pero esto era sólo el
de la realeza, de la corte virreina} y el clero, esto inicio de una cadena de ceremonias de pompas
era particularmente evidente. fúnebres, pues cada institución se sentía en la
Por demás está decir que la noticia del obligación de dar pública demostración de su
fallecimiento de algún miembro de la familia pena. De otro lado, aquí y allá se levantaba
real tardaba mucho en conocerse. Así, Felipe IV túmulos llenos de luces, emblemas y decorados
muere el 17 de setiembre de 1665 "de unas para la realización de las exequias. Los diarios
cámaras de sangre", y el aviso llega el24 de julio de Suarda y Mugaburu suelen ser minuciosos
del año siguiente63 . En el caso de la muerte de en la descripción de estas ceremonias.
Fernando VI, producida el1 Ode agosto de 1759, Cuando era el Virrey el que fallecía, su
es dada a conocer en el número de mayo-junio muerte era anunciada por el tañido de la cam-
del año siguiente de la Gaceta de Lima, llevándo- pana de la Catedral, que era seguida por las
se a cabo sus exequias el 29 de julio. Por desco- demás de la ciudad66. El día del entierro se
nocimiento, su cumpleaños se había celebrado disparaba piezas de artillería de pozas prepa-
el año anterior en el mes de setiembre (cuando radas para la ocasión67. El cortejo era encabeza-
ya tenía más de un mes de fallecido) 64 . do por el Maestre de campo.
La muerte de estos personajes era A los días tenía lugar la misa de cuerpo
anunciada por bando que solía señalar los días presente y en ocasiones un novenario (con misa
de las exequias, para que las milicias acudieran. de cuerpo presente también) y asistencia de la
El día señalado para las vísperas empezaba a familia del finado. Aproximadamente a las dos
tañer la campana de la Catedral, seguida por semanas del fallecimiento empezaban las cere-
todas las de parroquias, monasterios y conven- monias de honras fúnebres.
tos. Se levantaba un cerco de madera que deli- Una defunción muy sentida debió ser
mitaba el escenario del "fúnebre teatro" a saber, la del Virrey Conde de Lemas, conocido por su
desde el Palacio hasta la Catedral. La valla era piedad y muerto en ejercicio. Su confesor, el
acordonada por las milicias de la ciudad que se Padre Francisco del Castillo S.J ., quien también
dirigían allí con clarín ronco y vestidos con fuera padrino de su menor hijo, relató cómo,
lobas negras. Salía el Virrey con "nutrido acom- cuando vivía en Palacio tuvo la visión de la
pañamiento": la Real Audiencia, Tribunales, muerte del Virrey tal como aconteció, pero no
etc., todos de estricto luto e ingresaban a la le advirtió nada pues sabía que éste pensaba
Iglesia Mayor, en donde eran solemnemente constantemente en ella y estaba preparado:
recibidos. Se rezaba el responso, con música
grave, y el cortejo, siguiendo el mismo orden, "... algunos días antes de darle la enfer-
se retiraba y regresaba a Palacio. medad de la muerte, pidió Su Excelen-
Al día siguiente el cerco era nuevamen- cia le diesen todos los sacramentos, y
te acordonado, y la comitiva de Palacio como el antes de recibir el Viático pidió a todos
día anterior, ingresaba a la Catedral. El Arzo- le perdonasen; el día siguiente, 6 de
bispo realizaba la misa, asistido por altas dig- Diciembre, le cantaron las Religiones
nidades eclesiales. Una vez concluida se sagradas el Credo, cantándolo Su Ex-
lnna Barriga Calle: La Experiencia de la Muerte en Lima, Siglo XVII 89
celencia también en la casa, y confiado Gómez, muerto a los noventa años de edad en
en la presiosíssima Sangre de Christo el Convento de San Francisco, acudió ...
Nuestro Señor y en la intercesión de su
Puríssima Madre, dixo que el demonio ".. .infinito número de gente de todos
no había de entrar en el aposento, por- estados a benerar su benerable cuerpo
que la Virgen Santíssima había de ta- y, a no ha ver p.uesto remedio con tiem-
par con su manto la puerta, y que po, es sin duda que le hu vieran despe-
esperaba ir al Cielo a repicar las cam- dazado, como lo hicieron de su avito,
panas en la fiesta de la Puríssima, que por llevar cada uno a su cassa alguna
allí se había de celebrar. Aqueste día, reliquia deste siervo de Dios .. .''70 .
a las ocho de la noche, después de ha-
berse reconciliado y hecho muchos ac- Al entierro acudió la Real Audiencia,
tos de fe, esperanza y caridad, con un Cabildos, "sin haber sido combidados sino por
santo y devoto Christo Crucificado la sola moción divina", la guardia del Virrey,
partió de aquesta vida, mortal a la eter- compañías de artillería, etc., y tal muchedum-
na con grande sosiego y paz, con una bre, que ante la euforia colectiva, los frán-
llave dorada del camarín de la Virgen ciscanos no tuvieron más que tomar el cuerpo
de los Desamparados Santíssima, y me y colocarlo en una capilla. El padre que iba a
pidió Su Excelencia le atasen bien en la realizar el sermón y que ya se encontraba en el
mano y le enterrasen con ella, porque púlpito no pudo hacerlo "y assí, después de
con aquella llave esperaba abrir la haverse desembarazado la yglessia, a muchas
puerta del Cielo"68 . oras de la noche, le enterraron"71 . En un siglo
donde el misticismo y el fervor religioso se
La necesidad de expresar todo en len- encontraban en la cúspide, este tipo de hechos
guaje visual, "realista" para que el mensaje sea pudo no ser aislado. Vargas Ugarte anota por
inteligible, la vemos en el deseo del Virrey, que ejemplo, que a Santa Rosa de Lima le arranca-
había sido siempre devoto de la Virgen de los ron un dedo durante sus exequias72 • Recorde-
Desamparados, cuando pidió al Padre del Cas- mos sino que el siglo XVII vio morir a Santo
tillo, un año antes de morir, que al fallecer su Toribio de Mogro vejo (1605), San Francisco So-
corazón fuera colocado a los pies de la Virgen lano (1610), Santa Rosa de Lima (1617), San
mencionada. También dispuso ser embalsama- Martín de Porras (1639), San Juan Masías
do y enterrado en la Iglesia de los D~sampara­ (1645), y a Venerables como Francisco del Cas-
dos hasta que su esposa viajara a Es¡aña y tillo (1673), Pedro Urraca (1657), Francisco Ca-
llevara sus huesos a enterrar a Galicia6 . macho (1698), Nicolás Ayllón (1657), y a
Cuando se trataba de defunciones de numerosos Siervos de Dios. Los muertos en
"personas de distinción" (así se consignan en la "olor de santidad" no eran pocos. Del Castillo,
Gaceta de Lima), en tanto mayor sea ésta, mayor presente cuando pasó el cortejo del aludido
será el boato y aparato que su entierro origine. Fray Juan Gómez (1631), señalaba que a su paso
Tanto si son religiosos como seglares tendrán el cuerpo dejó un olor muy especial, que
generalmente túmulo (uno o varios) y honras confortaba73 .
fúnebres. En los diarios de Suardo y Mugaburu El afán de poseer reliquias tiene que
podrá leerse una breve alusión (en algunos ca- ver con el anhelo de salvación. Si se piensa que
sos) a las cualidades del fallecido, pero sobre los santos son seguros habitantes del Cielo,
todo al lugar y día del entierro. constituyen la certeza de que la salvación es
Los funerales de un Arzobispo solían posible, la posibilidad más cercana de acceder
congregar a toda la nobleza, el Virrey, la Real a lo sobrenatural y de que aboguen por aquellos
Audiencia, etc. También los de personas más con quienes tuvieron que compartir el lastre de
humildes pero con virtudes conocidas por to- la carne y la condición de mortales.
dos y halo de santidad. En el caso de Fray Juan
90 ARTICULOS

Otra manera que tenía la persona de que pasa de esta vida, como muestre el
acercarse a la gloria era a través del contacto devido arrepentimiento de sus peca-
(vía donaciones por ejemplo) con los con ven tos dos. Y habiendo ya muchos años que
femeninol4, en donde hasta la música podría se ordenó lo dicho, con todo eso en día
hacer pensar que se estaba oyendo los coros de oy no se haze más que antes por la
. 1es75 . N o eran siempre
ce1es tia . . 1a sacra, su
una IS negligencia y descuido de muchos cu-
presencia en la sociedad colonial tiende a ser ras, y también por un zelo demasiado
reevaluadi6, sin embargo las monjas podían e impertinente de algunos, y así vemos
ser consideradas intercesoras ideales ante la que las almas tan necesitadas de aques-
divinidad, pues rezaban por la salvación de las tos pobres son defraudadas de un bien
almas y motificaban su cuerpo por ello, (espe- tan grande y que tanto les importa (... )
cialmente por los pecados de sus protectores, a con tal que vean en ellos la disposición
quienes beneficiaban con el obsequio de rosa- que se requiere, que es fe y arrepenti-
rios, escapularios, etc.). miento de sus pecados, y esto a su mo-
Las condiciones en que morían indios, do, pues en aquella extrema necesidad
negros y castas eran e vi den te mente l!IUY distin- no se han de pedir las cosas tan perfec-
tas, pues como bien dice Vovelle, nada hay más t as y acaba das... ,,83 .
desigual que la muerte77.
La creación de hospitales en los siglos De este celo exagerado también se que-
XVI y XVII estuvo orientada a solucionar en ja el V.P. Francisco del Castillo cuando refiere
parte este descuido del que eran objeto. Así, el el caso de una persona que por no saber la
Hospital de Santa Ana se erigió para atender a doctrina fue reprendida de manera tan severa
"los miserables indios que morían como bestias por un sacerdote cuando se fue a confesar, que
en los campos y en las calles"78 . Desde entonces quiso suicidarse, desesperado, considerando
podrían enterrarse en un patio "entre la Iglesia que nunca podría aprenderla. Siendo encontra-
¿
Parroquial el claustro del ospital" a decir de do justo a tiempo, fue llevado ante un jesuita
Montesinos 9. Debían pagar un tomín para sos- que se encargó de confesarlo y encaminarlo
tenimiento de hospitales y con ello tenían dere- a su salvación84 .
cho a ser atendidos, pero muchas veces los Las defunciones fueron el punto de
corregidores no lo cobraban y perdían ese de- partida de muchos abusos contra los indios,
recho, muriendo miserablementé0. De otro la- como el quedarse con sus bienes, cobrarles por
do, los sacerdotes que debían velar por su los sacramentos85, pedir abundancia de cera
salvación, les negaban frecuentemente la extre- para las velas86, etc. Además, aprovechaban de
maunción y el viático, a pesar de las disposicio- la costumbre existente entre los indios de llevar
nes del Segundo y Tercer Conciio Limenses ofrendas a sus difuntos87; se llegaba al extremo
(1567, 1583 respectivamente) y de las penas al de desenterrarlos en búsqueda de riquezas, de-
respecto. Si el Segundo señalaba que no se jando los cuerpos insepultos que pronto serían
negara la extremaunción "aunque sean indios presa faCI ·- 88 .
''ld e perros y aves d e rapma
o negros, y los sacerdotes procuren ·consolar a Podemos imaginar lo terrible que de-
los enfermos"81 , el Tercero decía que se de "a bió ser esto último para los indígenas, que te-
todos los fieles indios y morenos que tuvieren nían un desarrollado culto a los muertos,
muestras de penitencia" y establece penas, lo estrechamente vinculado a la agricultura89 . El
cual quiere decir que se había visto, desde la culto solía ser a los antepasados inmediatos y a
dación de la anterior norma, que era letra muer- los antepasados míticos y la extirpación de la
ta82. Hay también necesidad de legislar en rela- idolatría tuvo como uno de sus objetivos acabar
ción al viático: con él90.
La Iglesia Católica solía descuidar al
".. .la santa iglesia (como piadosa ma- indígena en su último trance, a pesar de una
dre) no niega este socorro a qualquiera legislación que pretende protegerlo. El Memo-
Irma Barriga Calle: La Experiencia de la Muerte en Lima, Siglo XVII 91
rial que don Juan de Padilla enviara al Rey en por su vida penitente, pudo predecir el día y
1657, en que describe los "Trabajos, agrabios e hora de su muerte94 . San Juan Masías también
injusticias que parecen los indios del Perú en lo lo hizo 95 .
espiritual y temporal", señala que los jesuitas La muerte súbita asusta, es considera-
/ 1a excepoon
senan . / 91 . da un castigo para el que la sufre, y una ad ver-
tencia para los demás. Así debió ser tomado el
La "Buena Muerte" caso de Francisco de Aréstegui que encontró
que dos negritos suyos se hallaban durmiendo
La imprevisibilidad de la muerte es y empezó a azotarlos, pero cayó muerto al cuar-
una de las características de ésta que más se to azote96 . O el caso de un pastelero, que acudió
encargan de resaltar los tratadistas de la época, a un bar, pidió un vaso de vino y "cayó muerto
para llamar a rápida conversión. Se consider- con el cuvilete en la mano para veberle'.97.
aba que Dios no había querido que el hombre Los diarios de la época nos muestran
supiera la fecha de su muerte, para que estuvie- que en Lima, cuando se trata de muerte súbita
ra siempre preparado a rendir cuentas y así ocurrida en barrios pobres, no suele interesar
pudiera salvarse. Era una prueba de su amor. tanto si la persona alcanzó a recibir los sacra- /
No debía olvidar el hombre su condición de mentas como el mismo hecho que sucedan:
mortal. La imposición de la ceniza todos los
años en Cuaresma contribuía a ello. "A 11, murió en los barrios de Santa
En procura de una "buena muerte" se Ana una doncella de hasta quince
rendía culto a su patrono: San José92 . Su festi- años, muy hermoza, derrepente ...
vidad congregaba a la sociedad limeña como lo
hacía la defunción de algún personaje distin- A 12, murió una señora joven y hermo-
guido. De ello dejan testimonio los diarios de la sa, de súbito. Almidonaba golillas, y como su
época. marido no estaba, todos sus bienes pasaron al
En los Evangelios Apócrifos, que consig- depositario general"98 .
nan el pasaje de la muerte de San José se seña- Cuando se trata de gente "distinguida"
laba los beneficios que ante el cadáver de su que fallece de pronto, se indica las más de las
padre había otor.gado Jesús a aquellos que le veces si llegó a confesarse (lo cual indicaría que
rindieran culto. Estos iban desde dones celes- no fue tan de súbito) o de lo contrario si había
tiales y recompensas materiales a quien en llevado una vida que hiciera pensar que se
nombre del santo diera de comer al pobre, o salvaría. Algunas "muertes súbitas", podrían
diera de beber al extranjero, viuda o huérfano, ser producto de prácticas ascéticas como la del
hasta borrar la lista de las faltas en el momento Prior del hospital Juan de Dios que "murio
del juicio a aquellos que escribieran la historia derrepente" pues lo "hallaron en la mañana en
de su tránsito. Sin embargo, quizás la principal su zelda arrodillado y cargado de un áspero
gracia que se ofrecía era el no producirse una silicio"99 .
muerte súbita en la casa del¡obre que pusiera Libros como los de Venegas y Pedro de
a su hijo el nombre de José9 de acuerdo a una Oña, ayudaban al cristiano a prepararse para
versión, y de acuerdo a otra, no haber muerte una ''buena muerte". Veamos un ejemplo de
por hambre o epidemia. ésta, la del Virrey Conde de Chinchón:
Excepcionalmente, hay personas que
por su piedad pueden saber cuándo ocurrirá su "...por hallarse Su Excelencia del Señor
muerte, e incluso "ver" anticipadamente la de Virrey muy fatigado de sus fríos y ca-
otros. Así sucedió con San Ignacio de Loyola, lenturas, como Príncipe tan cristiano,
que presintió su propia muerte, y con el Padre quisso prevenirse con tiempo, y assí a
Francisco del Castillo, que vio antes de que las cinco de la madrugada confessó y
suceda la muerte del Virrey. Un discípulo suyo, comulgó por mano del Padre Diego de
un negro bozal llamado Miguel, que destacó Torres, de la Compañía de Jesús, su
92 ARTICULOS

confessor y despues, aviendo reposa- remos de ésto lo que sucedio a una


do un poco, antes de comer mando noble matrona y señora de esta ciudad.
llamar a la señora Condessa y le entre- Ofreciole a la Virgen de los Desampa-
gó un cofresito y dentro perlas y joyas rados Santíssima una cadena de perlas
y su testamento cerrado y le en comen- que costará trescientos pesos; volvió a
dó a su hijo con palabras tan tiernas su casa en donde, dentro de dos o tres
que derritieron no solamente a la seño-- dias recibió el retorno muy por entero
ra Condessa sino a todos los circun- de la Santíssima Virgen Nuertra Seño--
dantes en lágrimas que también obli- ra, porque en llegando un hombre a su
garon a Su Excelencia a enternecer- casa la dijo: 'Señora y debía a su marido
se"lOo. de vuesa mercer estos dos mil pataco--
nes; vuesa merced los reciba. Conque
El Virrey se salvó de ésta pues al sub- así sin mas diligencia recibió la noble
siguiente día mejoró notablemente, pero ya ha- señora la paga, el retorno y premio
bía puesto sus cosas en orden, lo cual era de la Virgen de los Desamparados
fundamental en la preparación para la muerte, Puríssima" 103 .
de acuerdo a Erasmo y Venegas.
El testamento era vital pa:ra señalar có- De otro lado, las "dádivas" pueden no
mo sería el sepelio, de qué modo se distribui- ser tales, si pensamos en los rezagos de la tesis
rían las posesiones del finado, his misas a lascasiana de la restitución, que se supone pa-
realizarse, donaciones para obras pías, etc., saba de una generación a otra, y podría r~re­
pues en su defecto todo pasaría al juzgado de sentar una suerte de complejo de culpa10 . La
difuntos. En este punto, parece que existía abu- restitución era solidaria, es decir alcanzaba a
sos, y que no siempre se administró adecuada- todos aquellos que de una manera u otra se
mente. Suardo relata que en una ocasión se vieron beneficiados por el ultraje a los indios
constató la desaparición de una elevada su- (mercaderes, familiares del encomendero, cria-
ma101. dos, etc.) y debía efectuarse en la persona afec-
La política de donaciones y limosnas, a tada o sus descendientes, y en el lugar del
decir de Tord y Lazo funcionaba como uno de despojo. De no conocerse quién o quiénes fue-
los mecanismos envolventes para reafirmar la ron los perjudicados (y creemos que esto debió
superioridad de la clase dominante102 . Pero no ser lo más común) podría tomar la restitución
se trata únicamente de eso. Existía la idea, pro-- la forma de limosna y obras pías, misas por el
movida por hombres de la talla de Francisco del alma de los difuntos, donaciones a hospitales,
Castillo, quienes consideraban que la generosi- etc.105.
dad en la donación era un modo de "obligar" a Inspirado en el confesionario de las
una retribución que podía llegar a ser tan valio-- Casas, el Arzobispo Loayza dio en 1560 unos
sa como la intercesión en el juicio a la hora de "A visos breves" en tomo al tema. Si bien la
la muerte. Refiriéndose a un ciego que recuperó persona podía aplazar la confesión de sus cul-
la vista al rogar a la imagen de la Señora de los pas (y la consiguiente necesidad de restituir),
Desamparados y rezarle una novena, dice; cuando veía que sus días llegaban a su fin
decidía ocuparse de los negocios relativos a la
"Si así ha amparado y favorecido esta salvación de su alma. Además, el médico que
Soberana Señora a los que de veras y trataba a un paciente tenía el deber de hacer que
de corazón la han llamado, cómo no éste se confesara106.
amparará y favorecerá a los que no De cómo el temor a la muerte lleva a la
solamente la han invocado y llamado, restitución tenemos ejemplo en el terremoto de
sino que la han obligado también ha- 1655 que azotó Lima. El P. del Castillo predicó
ciéndole algún presente o dándole al- señalando que era un castigo divino y que si no
guna dádiva? Buena prueba apunta- hacían caso del aviso podrían tener como casti-
lnna Barriga Calle: La Experiencia de la Muerte en Lima, Siglo XVII 93
go un temblor mayor mientras se encontraran Quizás los suicidios fueran más fre-
durmiendo. Producto de esto: cuentes de lo pensado, porque a pesar de im-
plicar la seguridad de la condenación, la
"... se apartaron muchos de.Ia ocasión insistente prédica de los novísimos y los casti-
y otros tomaron estado; y otros que gos del infierno pudo lograr en algunos el efec-
estaban mal confesados reiteraron las to opuesto al deseado por la Iglesia, es decir,
confesiones, y no pocos hicieron muy podría pensarse, como señala Buhler, que llegó
cuantiosas restituciones, también di- a pasar en la Edad Media 110.
ciendo que más querían restituir que En relación a la "mala muerte" resulta
irse con plata y hacienda ajena al infier- ilustrativo el relato que hace Francisco del Cas-
no ... "107. tillo de la "visión intelectual" que tuvo de la
muerte de un pecador:
Indudablemente que cada réplica lue-
go del terremoto haría sentir a la gente que aún
no merecían ser perdonados. ' ... Vi con los ojos del alma a un hombre
Las viudas y huérfanas eran frecuentes muy noble, muy poderoso y muy luju-
beneficiarias de las donaciones, lo mismo que rioso que estaba tendido en su cama
cofradías, hospitales, iglesias y órdenes religio- muriendo y agonizando, a su mano
sas. Dentro de estas últimas, una de las más derecha tenía un espantoso demonio y
favorecidas era la Compañía de Jesús. A su vez, monstruo, en figura de un alacrán de
el donante solía enterrarse con el hábito de la pie, de vara y media de alto. Asistía a
orden a la que se sintiera más cercano, con la la mano izquierda una mujer del mis-
idea de que el santo patrono se constituiría en mo tamaño y muy aderezada y atavia-
su defensor al momento del juicio particular. da. Junto al pie derecho de la cama
Había ocasiones en las cuales la buena tenía las insignias y armas de los ofi-
muerte no se producía, como en los suici- cios y mandos que había tenido en la
dios108. El22 de noviembre de 1630 por ejem- vida; junto al pie izquierdo tenía gran-
plo, avisaron desde el Cuzco la muerte por des talegos de plata, muchas barras y
propia mano de Alonso de Astudillo. Ha- texos de oro. Hacia la mano izquierda
biendo tenido intentos fallidos previos, su con- tenía abierta una sepultura; vi con los
fesor advirtió a la familia la necesidad de ojos interiores del alma entonces, y co-
desplegar especiales cuidados para no dejarlo nocí que aquel hombre, tan noble, tan
solo, pero en una ocasión en que la esposa poderoso y tan lujurioso que allí se
acudió a misa y lo dejó al cuidado de unos estaba muriendo con las aflicciones,
criados negros, Astudillo aprovechó para ahor- congojas y ansias que entonces le ator-
carse de una viga y: mentaban (. .. ) esto mesmo me dio a
entender Dios que pasaba a los peca-
"... aunque se quisso encubrir el suceso, dores que no se convertían de veras
hechando fama que avia muerto su cuando estaban agonizando y murien-
marido derrepente, no bastó, porque d o ..111
o

uno de los negros y alcaldes ordinarios


de aquella ciudad hicieron la averigua- Esta descripción se encuentra estrecha-
ción del casso y mando sacar al campo mente vinculada a la iconografía de la "mala
el cuerpo del ahorcado, arrastrado por muerte". De otro lado, cuando el pecador mo-
un caballo, y allí le enterraron en un ría, el alma salía en forma de "serpezuela".
hoyo y dizen que unos yndios que por Para la 'buena muerte", además de es-
cudicia de quitarle una camissa le de- tar preparado (con testamento incluido), era
senterraron y que andava el dicho necesario haber recibido la Confesión, el Viáti-
cuerpo tbor el campo comido de las co y la Extremaunción. Venegas señalaba un
bestias" 9 . complicado proceso. Dos o tres sacerdotes de-
94 ARTICULOS

bían permanecer todo el tiempo con el agoni- cramentos eran las obras, pues con aquellos
zante. De éstos, uno debía de ser el encargado también podía ir uno al infierno. Sin embargo,
de darle fuerzas haciéndole pensar en la pasión al apelarse tanto a la necesidad de que todo
de Jesucristo, mientras los otros se dedicaban a tuviera su componente óptico, visual, gestual y
rezar para aturdir al demonio y vencerlo: formal, el aparato, los sacramentos, etc., fueron
ganando terreno hasta parecer indispensables.
"De esta manera, ayudando al pacien- Asimismo, al promover esta Orden la frecuen-
te, rezando uno los salmos y otro la cia de la comunión y confesión y mostrar una
letanía, otros el credo, otros el "Qui- cierta flexibilidad en esta última, la felicidad
cumque vult", otros el "Te Deum lau- eterna se conseguiría en los instantes finales
damus", y otros otras oraciones, todos cuando había un arrepentimiento verdadero y
a una mano, encomendándole a Dios y real propósito de enmienda.
llamando el favor de su Sacratísima Una suerte de seguridad de acceder al
Madre, el socorro del Angel de la Vic- cielo constituía el hecho de morir siendo miem-
toria, la presidencia del Señor San Mi- bro de una Orden religiosa. Se admitía en la
guel, las prerrogativas y patrocinios de Compañía de Jesús "in artículo mortis" a¡erso-
los santos en que el agonista tuvo espe- nas que hubieran estado ligadas a ella 11 .
cial devoción y en los que las tienen los Se consideraba ideal la muerte que su-
circunstante~ que lo piden, y junta- ponía una larga enfermedad. Era un caso de
mente invocando la sacrosanta unión "buena muerte". Por Suardo podemos enterar-
de la Santa Madre Iglesia Católica mi- nos del fallecimiento de Fray Luis de Vilbao,
litante, es verosímile que delante de "dominico cathedralicio" que sucede "después
tanto socorro no parará el diablo, o si de una larga enfermedad con que Nuestro Se-
para, será para su confusión y triunfo ñor fue servido de prevenirle una muerte muy
del agonista" 112. para emb 1"d"1ar..117.
Es que el sufrimiento purificaba, per-
Puede observarse entonces la impor- mitía al enfermo meditar sobre la muerte y
tancia que tenía el clero para una ''buena muer- tener una preparación adecuada. En cambio, la
te". Así lo entendió San Camilo de Lelis que en muerte súbita impedía la última instancia de
1590 fundó la orden de la "Buena Muerte" o de perdón: la confesión, arrepentimiento y con-
los Hermanos Agonizantes113 . El Tercer Conci- siguiente salvación (así fuera luego de un tiem-
lio Limense señalaba claramente que de no po- po en el purgatorio).
der asistir personalmente al moribundo, los
curas debían ocuparse de que alguien fuera en La Solidaridad con los Muertos
su lugar. Pone especial énfasis en la ayuda que
se debía dar al indígena 114. De hecho, en las A pesar de la cierta frialdad con que se
representaciones pictóricas de la ''buena muer- solían referir muchos fallecimientos, no había
te" suele observarse la presencia de dos sa- en realidad indiferencia ante la muerte ajena. Si
cerdotes asistiendo al moribundo con los era una muerte repentina, advertía sobre la
sacramentos y el cruCI"f""IJO 115. necesidad de estar siempre preparado, pues el
San Ignacio de Loyola, hijo del Renaci- pecado del mundo hacía que el hombre pudie-
miento y la modernidad había remarcado el . momen t o el cas ti" go 118 .
ra rec1"b"Ir en cua1qmer
papel de la responsabilidad humana para con- En este punto, la prédica con un crucifijo en la
seguir la felicidad eterna. Cada hombre se juga- mano que recordara a los oyentes que el sacri-
ba su destino a Jo largo de la vida. En este ficio de Cristo había sido por el pecado de cada
sentido la muerte adquiría un tono más íntimo uno de ellos y que había abierto la posibilidad
y personal y no se dependería tanto de un de trascender la muerte, era considerada indis-
último instante en que se apelara al ritual co- pensable. Las procesiones de penitencia se en-
rrespondiente. Así, más importante que los sa- marcaban en este contexto.
Inna Barriga Calle: La Experiencia de la Muerte en Lima, Siglo XVII 95
Si era una muerte "anunciada", conoci- "... vió una niña muy flaca, cubierto el
da de antemano, era vivida en comunidad y rostro de moscas. Tomóla en los bra-
con interrupción de las labores cotidianas. Viá- zos, y dijo al ermitaño: Padre, qué es
tico, velorio, entierro, misa, ceremonia de pom- ésto?- No te acuerdas, replicó él cuan-
pas fúnebres en el caso de algunos (no tan do ahincadamente suplicaste a Nues-
pocos parece), marcaban el ceremonial a seguir. tro Señor que te mostrara tu alma?
La administración de los sacramentos y la reali- Pues ve ahí su retrato. y mira bien, que
zación del testamento indicaban al enfermo de esa manera la tienes. DichÓ ésto,
que moriría, lo que ocurría generalmente en su desapareció aquella representación, y
casa y asistido por sacerdotes. quedó ella tan confusa y atemorizada,
La frontera entre la vida y la muerte no que parecía, según afirmaba después,
era tan clara119. El difunto podía aparecerse a que se le desencajaban los huesos de
sus parientes y allegados (generalmente a reli- sus lugares con tanto dolor y senti-
giosos). El P. Antonio Ruiz Montoya, S.J. le miento, que a no favorecerla Dios en
contaba al P. del Castillo que doña Luisa de aquella ocasión, no pudiera sufrir-
Soto Melgarejo, el mismo día de la celebración 10..121.
de sus honras fúnebres en San Pablo se le había
aparecido "como un hermoso cristal muy diá- Las visiones de almas que regresaban
fano y transparente". No le había dicho nada y a la tierra e intervenían en la vida de sus allega-
dos eran más frecuentes. Existía pues, no sólo .
"... que algunos días avía echava, el una familiaridad con la muerte, sino con los
dicho Padre Antonio de ver, el querér- muertos.
sele aparecer aquesta Sierva de Dios, y En general, podría decirse que no es un
cumplirle la palabra que le dio en vida, temor a la muerte lo que hay, sino un temor a
diziendo, que después de muerta se le la condenación eterna y a la descomposición
avía de aparecer. A que le respondió el material. Maravilla cómo algunos cuerpos no
Padre Antonio diziendo: .Pues ten- la sufren. Así, cuando muere San Francisco
gamos la fiesta en paz, y no me venga Solano, los franciscanos que lo velaban, mos-
a espantar. Y assí cumplio su palabra traban a cada momento a los asistentes la flexi-
dando al Padre Antonio motivo de bilidad de su cuerpo, para lo cual manipulaban
gran consuelo y no de espanto ni mie- constantemente el cadáver122, y la sangre fresca
do"120_ que de él brotaba originaba no pocas "sangrías"
piadosas. Igualmente, a los días de enterrado
No siempre las visiones de almas y fue exhumado por órdenes del Virrey, que que-
aparecidos brindaban el sosiego que sintió el P. ría un retrato del difunto, pues el que le habían
Ruiz de Montoya, S.J. Podían ser sumamente hecho inmediatamente después de fallecido no
inquietantes. Más aún si se trataba del alma le había gustado 123 . Una vez realizado el traba-
propia, siempre desagradable, pues si se estaba jo, del cual se hizo copias, fue vuelto a enterrar.
en pecado mortal yacía muerta y corrompida, Los retratos post-mortem contribui-
y si se trataba del alma de una persona piadosa, rían a que la frontera entre vivos y muertos no
los pecados veniales la hacían abominable. El fuera tan clara. Eran muy frecuentes, sobre to-
Padre Nieremberg, muy leído en el siglo XVII, do en los conventos. No se retrataba a todos,
consignaba el caso de una mujer de vida ejem- sólo a quienes destacaban por sus virtudes o el
plar, que pidió al Señor ver su alma. Una noche cargo que desempeñaron. Pueden ser yacentes,
pasó delante de su casa un ermitaño. Como le pero en muchas ocasiones se pintaba al difunto
preguntó qué pasaba, el anciano le indicó que de pie, lo cual constituiría una suerte de mate-
levantara el manto que lo cubría, y cuando lo rialización del alma del difunto, como dice Gju-
hizo rinovic124. Al retratado se le sentiría presente
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en la vida de comunidad, y no podría ser olvi- rompieran con la solemnidad de la prédica en


dado. Serviría de estímulo para los demás, para torno a la muerte.
que llevaran una vida equivalente a la del fina- No obstante, era usual, incluso entre
do, y así pudieran seguir viviendo, en buena los indios, estipular en el testamento la celebra-
cuenta "físicamente". Además, expresaba muy ción de misas por los padres difuntos128, para
bien lo que los tratados de la época considera- colaborar a su salvación. Si los vivos ayudaban
ban ideal de vida: la "imitación de la muerte", a los muertos (sobre todo a sus seres queridos)
el hacerse indiferente al mundo y a las cosas a purgar sus culpas y así acceder a la gloria, una
para ganar la eternidad de la gloria. Se despre- vez que hubieran conseguido ésta podrían abo-
cia el cuerpo por corruptible, pero al alma se le gar a su favor. Se creaba una cadena de solida-
asigna una cierta corporeidad, desde la Edad ridad que la Iglesia se encargará de reforzar con
Media. el sistema bien articulado de sufragios, indul-
De otro lado, tenemos que el difunto gencias, cofradías, etc. Había pues, poder sobre
seguía "actuando" en la sociedad a través del la muerte de parte de ésta. Las canonizaciones
cumplimiento del testamento. Así seguía acu- también lo expresaban.
mulando méritos. La familiaridad con la muerte y con los
A su vez, los vivos debían preocupar- muertos, es también una familiaridad con los
se por las almas. Por eso, todos los días a las símbolos que aluden a la primera, sobre todo
nueve de la noche había el "toque de ánimas" con los más difundidos, la calavera y el esque-
que llamaba a los.fieles a que encomendaran las leto. La calavera hacía referencia a la vanidad
almas de quienes se hallaran en pecado mortal. de mundo y a la meditación sobre la muerte que
Asimismo, todos los lunes se celebraba en la debían realizar todos aquellos que quisieran
Catedral una "missa solemne de las ánimas"125 . estar bien preparados para salvarse. El esque-
No hay que olvidar tampoco la celebración por leto era el símbolo de la muerte misma, a la cual
éstas el 2 de noviembre de todos los años. había vencido Cristo con su sacrificio, posibili-
El P. del Castillo contaba que cuando tando la entrada al cielo de los justos. Esto
moría un miembro de la Escuela del Santísimo quedaba plenamente de manifiesto en las pro-
Crucifijo de la Agonía, además de la indulgen- cesiones como la que salía el Jueves Santo, lla-
cia plenaria que el Papa les había concedido, mada "Procesión de sangre". Calancha seña-
recibía la "col~boración" de los demás miem- laba que salía entre las once y las doce de la
bros de ésta. Cada persona colocaría ~s "sufra- noche, de la Veracruz:
gios y buenas obras" en un papel sin firma, y el
Prefecto sería el encargado de leer en voz alta ".. .Saca arrastrando fuera del estandar-
el primer viernes la suma de todo lo hecho por te principal, seis banderas negras, que
el difunto126. en las tres llevan los triunfos de Cristo,
En ocasiones sin embargo, el reiterado van los tres enemigos del ánima, mun-
énfasis en las oraciones y colectas por las almas do, demonio y carne; y en las otras tres
pudo cansar y provocar una reacción adversa. en una la muerte y trinfos de ella, en las
Así leemos en Suardo que otras dos en una tiaras, capelos y mi-
tras, y en la tercera corona y cetros.
' ... sucedió que un sacerdote, llamado Llevan en unas andas que cargan ocho,
Pedro Franco, que solía acudir a pedir con túnicas negras, un grande y devoto
limosna de las ánimas del purgatorio Cristo crucificado, cuya cruz pisa el
le arrancaron las narices de la cara con globo del mundo, y tiene rendidos al
los dientes en cierta casa'127. demonio, muerte y pecado en forma de
una culebra, que causando horror y el
Sería interesante establecer en qué me- Cristo majestad, forman un paso de
dida hubo más expresiones de este tipo, que amor y miedo. Va otra muerte que es
Inna Barriga Calle: La Experiencia de la Muerte en Lima. Siglo XVII 97
osamenta humana en otras andas, con Constituían un terna privilegiado de la escultu-
arco, flecha y guadaña, en hombros de ra limeña y solían encontrarse en las iglesias y
Religiosos. En otras va el Santo Lig- capillas particulares.
num Crucis, en hombros de sacerdotes Los artistas que realizaban estas obras
revestidos debajo de palio, y remata la hallaban inspiración en libros corno el del jesui-
virgen enlutada. Júntanse a esta proce- ta Luis de La Puente, de indispensable lectura
sión y hacen un cuerpo dos cofradías para las almas piadosas, y que contribuyó enor-
que van delante, una de Indios oficia- memente a cimentar la sensibilidad que en tor-
les, y otra de negros libres con diferen- no a la muerte tuvo el Barroco. Había pues, una
tes bultos y cruces, aunque todos con estrecha relación entre el discurso teológico, la
túnicas negras y escapularios blancos, prédica y las artes plásticas, que es especial-
y un escudo en que está pintado un mente claro en el caso de la pintura. Ésta podía
corazón y un Cristo ... "129. señalar nítidamente la diferencia entre la "mala
muerte" y la "buena muerte", mostrar el camino
Todo esto recuerda el "pathos" medie- de los justos y el de los pecadores, el peligro de
val. Igualmente el medieval terna de la "danza la muerte repentina, la intercesión de la Virgen,
macabra", que está implícito en obras corno el el Angel de la Guarda y los santos al momento
Arquero de la muerte de Baltasar Gavilán, que del juicio. En relación a éste, en el caso de la
en el siglo XVII salía periódicamente en proce- ciudad de Lima parece preocupar más el parti-
siones de Viernes Santo y que había formado cular que el final, pues este último se ve IDU)í
parte del túmulo erigido a la muerte de Carlos lejano. Es que el sentimiento individualista se
III130_ ha afincado en el alma limeña, y a pesar de la
El efecto patético de los pasos procesio- familiaridad con la muerte y de considerar la
nales de Semana Santa se veía acrecentado al vida corno un tránsito, se siente la "muerte
ser las esculturas articuladas y llevar ojos de propia", lo cual origina desconsuelo, melanco-
vidrio, pestañas, etc. Se buscaba un arte que lía al considerar la fragilidad de la vida, el
llamara a devoción, que estuviera cargado de poder y la belleza. Es la idea del desengaño, de
afectividad. Esto era particularmente evidente la vánitas, que encuentra un lugar de primer
en los Cristos de consabidas variantes: Nazare- orden en la literatura de la época, que considera
nos, de la Caída, yacentes, de la Columna, etc. la vida corno un sueño, corno una ilusión.
98 ARTICULOS

NOTAS afirma que la apoplejía y el coma cerebral pare-


cen haber sido bien diagnosticados y conocidos
1. Manuel Anastasia Fuentes. MemorÍils de los Vi- por la gente común. "por su gran frecuencia y
rreyes que han Gobernado el Perú. Tomo II. Lima: por su carácter dramático". Lastres, ~uan B_- Las
Librería Central de Felipe Bailly, 1859, pp.113-114. Enfermedades Nerviosas en el Coloma¡e. _Lim~:
2. !bid., p.118. . Facultad de Ciencias Médicas de la Umversi-
3. Tomado de: Los Cronistas de Convento. Se- dad Nacional Mayor de San Marcos, 1938,
lección dirigida por José de la Riva Agüero. p.40.
París: Biblioteca de Cultura Peruana, Des- 10. Ibid., p.49. Sin embargo como estas enfermeda-
des atacaban principalmente a los estamentos
clée de Brouwer, 1938, p.279.
populares, los diarios oficiales no las mencio-
4. La Gaceta de Lima comunica así el terremoto del
nan, sino cuando alcanzan magnitudes alar-
2 de setiembre de 1759: "... se sospechó al princi-
mantes, siendo las muertes consideradas no
pio que huviera habido muchas desgracias, pero
individualmente, sino en conjunto. Igualmente,
fue Dios servido que sólo pereciessen cinco per-
las enfermedades pulmonares, muy frecuentes
sonas, y essas de humilde condición. Todas las
entre los indígenas que cumplían con el trabajo
casas aun las mas fuertes, han quedado muy
en las minas, si uno se limita a la información
maltratadas o inservibles; de modo que sus ha-
brindada en los diarios oficiales escritos desde
bitadores se han visto en la necesidad de vivir
Lima (que no era zona minera) serían inexisten-
en el desabrigo de las Plazas, Huertas y campos,
tes. Ya Guamán Poma anotaba como la viruela,
padeciendo las incomodidades, q_ue son, por la
sarampión y tabardillo, solían presentarse jun-
mayor parte inevitables, en semeJantes desgra-
tas y así diezmaban a la población.
cias." José Duran d. La Gaceta de Lima (1756-1762).
11. Juan B. Lastres. "La Sangría. Estudio histórico".
Lima: COFIDE, 1982, p.213.
En: Revista del Musco Nacional. Tomo VI, Nº2,
5. En el siglo XVIII, ilustrado, se observa la preo-
1937, pp.245-254.
cupación por el equilibrio poblacional. En me-
12. Juan Antonio Suardo. Dwriode Lima (1629-1639).
nos de un mes (22 de julio al 19 de agosto de
Introducción y notas de Rubén Vargas Ugarte,
1759) habían muerto por la peste en Lima, en
S.J. Lima: Pontificia Universidad Católica del
hospitales, parroquias y comunidades reli?io-
Perú, Instituto de Investigaciones Históricas, 1936,
sas, 519 personas. Se maravillan de que casi no
Tomo I, p.59.
enfermaran niños, pues de lo contrario "hubiera
13. ].A. Suardo. Op. Cit. Tomo II, p.126.
faltado el único medio de reparar la· perdida de
14. Ibid., p.17. Nos llamó la atención encontrar sólo
los adultos que fallecieron". (Ibid., pp.210-211).
una muerte de parto en los diarios de Suardo y
La Providencia pues, había mostrado una vez
de Mugaburu.
más su sabiduría.
15. Ibid., Tomo I, p.58. Parecería que la incidencia
6. Juan B. Lastres. "Historia de la Medicina Perua-
de estos casos es grande entre las dignidades
na. Vol. II". En: Historia de la Universidad Ma-
eclesiásticas. En el diario de Suardo se comenta
yor de San Marcos. Publicaciones del Cuarto
la defunción del Arzobispo de Charcas muerto
Centenario, Lima: Imprenta Santa María, 1951,
de "achaque", "de ha ver cenado una noche unas
p.193. Si bien en España (siglo XIV), en el mo-
natillas y vevido una jarra de agua fría sobre
nasterio de Guadalupe se disecaba cadáveres y
ellas". Dwriodc Lima. Tomo I, p.62. También hay
en el siglo XVI se hacía lo mismo en la Universi-
fallecimientos por purgas "que se suben a la
dad de Salamanca, parece que presiones religio-
cabeza". Ibid., p.196.
sas, principalmente de la Inquisición, influyeron
16. Rubén Vargas Ugarte, S.J. De Nuestro Antiguo Tea-
para que se dejara de realizar y que las ideas de
tro. Lima: Editorial Milla Batres, 1974, p.36.
Vesalio fueran aceptadas tardíamente. (Ibid., p.16).
17. Guillermo Lohmann Villena. Historia del Arte
7. Juan B. Lastres. Op. Cit. p.86.
Dramático en Lima durante el Virrcynato. Lima:
8. Fernando Cabieses. "Introducción a la Historia
Pontificia Universidad Católica del Perú, Insti-
de la Ciencia y la Tecnología en el Perú". En:
tuto de Investigaciones Históricas, 1941, p.39.
Mejía Baca, Juan. Historia del Perú ..., Tomo X,
18. Cándido de Dalmases. El Padre Francisco de Bor-
pp.276-277.
ja. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos,
9. Como el caso del Marqués de Guadalcázar en
1983, pp.20-21. . .'
Castilla, que habiendo ejercido anteriormente el
19. María del Rosario Fernández Alonso. Una Vzswn
cargo de Virrey del Perú, fue objeto de innume-
de la Muerte en la Lírica Espmiola. La muerte como
rabies ceremonias de honras fúnebres. Lastres
Inna Barriga Calle: La Experiencia de la Muerte en Lima, Siglo XVII 99
amada. Madrid: Editorial Credos S.A., Biblioteca 38. Además, las penas podían alcanzar a su familia,
Románica Hispánica, 1971, pp.193. los hijos y nietos podían en línea masculina
20. En: David Noble Cook. Demographic Collapse In- quedar inhabilitados, y las posesiones del reo
dian Perú, 1520-1620. New York: Cambridge confiscadas. Ibid., p.96.
U niversity Press, 1981, p.151. Bromleyconsidera 39. Ibid., p.97.
que para 1630 la población de Lima debió contar 40. José Toribio Medina. Historia del Tribunal del
con aproximadamente 50,000 entre fijos y flotan- Santo Oficio de la Inquisición en Lima. 2 vol., San-
tes. Juan Bromley. "La Ciudad de Lima en el año tiago de Chile: 1956.
de 1630". En: Revista Históric.a. Tomo XXIV, Li- 41. Santos Carda, S.J. Op. Cit., p.197.
ma: 1959, pp.268-317. 42. Huizinga menciona una costumbre medieval
21. A urelio Miró Quesada. Lima, Ciudad de los Reyes. que se daba en Francia e Inglaterra, consistente
Lima: P.L. Villanueva, 1968, p.31. en negarle a éste la confesión y viático para tener
22. Javier Tord y Carlos Lazo. "Economía y Socie- la absoluta seguridad de que se condenaría, a
dad en el Perú Colonial" (movimiento social). pesar de las disposiciones pontificias. Johan
En: Historia del Perú. Tomo V. Lima: Editorial Huizinga. El Otoño de la Edad Media. Estudios
Juan Mejía Baca, 1985, pp.240-241. sobre la forma de vida y del espíritu durante los siglos
23. J.A. Suardo. Op. Cit. Tomo 1, p.86. XIV y XV en Francia y en los Países Bajos.
24. !bid., p.105. 43. Tercer Catecismo y Doctrina Cristiana por Ser-
25. Mazet, que hace un interesante estudio de de- mones.
mografía histórica para el siglo XVIII limeño y 44. En el medioevo pasaba así incluso en contra de
que trabaja con archivos parroquiales, encuen- lo que el respetado San Bernardo dijera. J. Hui-
tra que sólo en caso de muerte violenta se con- zinga. Op. Cit., pp.311-311.
signa la causa de la muerte, manteniéndose en 45. J. Cállego. Op. Cit., p.124.
el anonimato a la víctima. Claude Mazet. "Mou- 46. Esto no quiere decir que la Real Sala del Crimen
rir a Lima au XVIII Siecle: Les tendances de la no pueda reconsiderar sus dictámenes. Tene-
mort". En: Iberoamerik.anisches Archiv. N.F.Jg.11, mos el caso de un tal Niculas Vicente Bogoviche,
Heft 1, 1985. al que se condena a la horca, pero se le cambia
26. El9 de agosto de 1629 ajustician en la horca a un la condena a diez años de galeras en Cartagena
negro "por haver muerto alevosamente a un por dudarse de su cordura. Había matado al
español". Juan Antonio Suardo. Op. Cit. Tomo 1, portero de la Real Audiencia, y estando preso,
p.19. atentó contra el Secretario de Cámara. J.A. Suar-
27. Ibid., p.60. da. Op. Cit., Tomo I, p.94.
28. Juan B. Lastres. "Historia de la Medicina Perua- 47. Huizinga, Op. Cit., p.293.
na. Vol. II". Op. Cit., p.75. 48. San Ignacio de Loyola. Ejercicios Espirituales.
29. J. Bromley. "Los Libros de Cédulas y Provisiones Texto autógrafo. Lima: Centro de Espiritualidad
de Archivo Histórico o de la Municipalidad de Ignaciana, 1548, Nº27.
Lima". En: Revista Históric.a. Tomo XIX, Lima: 49. J.A. Suardo. Op. Cit. Tomo II, p.35.
1952. Para el siglo XVIII los negros tenderían a 50. Ibid., Tomo l, pp.79-80.
gastar sumas elevadas en sus entierros, señala 51. "A 9 se enterró el difunto Arcediano en esta
Mazet. Santa Yglessia Metropolitana y con no haver
30. Tenemos el caso de un pleito entre mercaderes precedido diligencia ninguna, como es ordina-
portugueses que acaba con la muerte del acree- rio, en convidar para el entierro, no quedo pers-
dor (que no quería recibir lo que se le adeudaba). sona alguna desta república que no acudiese a
El homicida se guarece en la iglesia, de donde es el por la grande opinión que tuvo el difunto por
sacado por el Alcaldeordinario.J.A. Suardo. Op. sus muchas virtudes". J.A. Suardo. Op. Cit., To-
Cit. Tomo 1, pp.98-99. mo I, p.244.
31. En la misma Catedral de Lima suceden hechos 52. El bando es de 1740. Juan Bromley. "Los Libros
de esta índole. Ver: Suardo, Tomo 1, p.169. de Cédulas y Provisiones de Archivo Histórico
32. Ibid., p.108. o de la Municipalidad de Lima". Op. Cit., p.152.
33. Ibid., Tomo II, p.201. 53. En el Segundo Concilio Limense (1567), el nu-
34. Ibid., Tomo I, p.102. meral130 de lo que toca a los españoles indica:
35. Ibid., Tomo II, p.249. "Que las viudas no dejan de oir misa los días de
36. Ibid., p.266. fiesta, y si la dejaren de o ir sean compelidas por
37. Santos Carda, S. J. La Inquisición en el Perú, Lima: el ordinario a ello; y que también moderen la
1953, pp.117-118. demasía de túmulos y pompas de entierros, y el
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abuso de estar encerradas y enlutadas por tanto 67. En el caso del Virrey mencionado, hubo una
tiempo". Tomado de Enrique Bartra, S.J. Tercer poza frente al Palacio, otra en la esquina del
Concilio Limense (1582-1583). Lima: Facultad Palacio Arzobispal, en la cruz de la Catedral, y
Pontificia y Civil de Teología de Lima, 1982, en la calle de los Mercaderes, lo que sumó 36
p.155. piezas disparadas. En Santo Domingo (en donde
54. Ibid., Tomo I, p.7. se enterró) había dos pozas, que no dispararon.
55. Ibid., Tomo 1, p.34. Ibid., pp.117-118.
56. Rubén Vargas Ugart~, S.J. Historia General del 68. Rubén Vargas Ugarte, S.J. Un Místico del Siglo
Perú. Lima: Editorial Milla Batres, 1971, Tomo XVIII. Autobiografía del Venera/Jle Padre Francisco
III, p.93. del Castillo de la Compañía de Jesús. Lima: Librería
57. Mircea Elíade. El Mito del Eterno Retorno. México: Imprenta Gil, 1960, pp.182-183. Aunque exten-
Editorial Artemisa S.A., 1985, p.21. sa, creemos que la cita es ilustrativa.
58. ".. .las excequias deben celebrarse en la iglesia 69. J. Mugaburu. Op. Cit., Tomo VIII, p.32. Como el
con toda la solemnidad y acompañamiento de Templo de los Desamparados fuera demolido,
sufragios que corresponda a la clase que ocupéí el corazéín del Conde de Lemos fue trasladado a
el muerto entre los vivos ... " Hipéílito Unánue. la Iglesia de San Pedro, concretamente a la capi-
"Discurso sobre el Panteéín que se está Constru- lla de Francisco de Borja, su antepasado. Rubén
yendo en el Convento Grande de San Francisco Vargas Ugarte, S.J. Op. Cit., p.184 infra.
de esta Capital". En: 0/Jras Científic.as y Literarias. 70. J.A. Suardo. Op. Cit., Tomo 1, pp.158-159.
Tomo Il, Barcelona: Tipografía la Académica de 71. Ibid.,p.159.
Serra Hnos. y Russell, 1914, p.49. · 72. R. Vargas Ugarte, S.J. V ida de Santa Rosa de Santa
59. Johan Huizinga. Op. Cit., p.206. María. Lima: Inprenta Enrique Lulli, 1946.
60. Philippe Ariés. La Muerte en Occidente. Barcelo- 73. R. Vargas Ugarte, S. J. Vida del Venerable Francisco
na: Editorial Argos Vergara S.A., 1982. del Castillo de la Compaiiía de Jesús. Lima: Impren-
61. El Concilio Limen se de 1567 en su Parte Primera, ta Enrique Lulli, 1946, p.ll.
numeral42 lo estableció. Un siglo mas tarde se 74. Manuel Ramos Medina. Imagen de Santidad en un
volverá a incidir en lo mismo. Mundo Profano. Fernando de Montesinos. Memo-
62. H. Unánue. Op. Cit., p.46. rias Historiales. Lima: 1642. Tomado de Lastres.
63. Joseph y Francisco de Mugaburu. "Diario de "Historia de la Medicina Peruana Vol. II". Op.
Lima (1640-1694). Créínica de la época colonial". Cit., p.43.México: Universidad Iberoamericana,
En: Coleccián de Libros y Documentos Referentes a Departamento de Historia, 1990.
la Historia del Perú. Tomos VII y VIII, Lima: 75. Estenssoro ha señalado la existencia de orques-
Librería e Imprenta Sanmarti y C.A., 1917;Tomo tas implementadas por las religiosas al interior
VII, p.121. de sus conventos, para lo cual alentaban el in-
64. José Durand. La Gaceta de Lima (1756-1762) de greso de nuevos miembros al eliminar o dismi-
Superunda a Amat. Lima: COFIDE, pp.212-213. nuir la dote requerida a aquellas que tuvieran
65. Estenssoro ha remarcado como la música, por su aptitudes musicales. J.C. Estenssoro. Músim y
característica arméínica, era asociada a la idea de Sociedad Coloniales. Lima 1680-1830. Lima: Edito-
orden y divinidad. En el caso de ceremonias rial Colmillo Blanco, 1989, p.108.
fúnebres en cambio, el sentido de la música sería 76. Ver J.C. Estenssoro. Músim, Discurso y Poder ...
señalar la ruptura de la armonía, por lo menos 77. Michel Vovelle. Ideologías y Mentalidades. Barce-
en el caso de los fallecimientos de gobernantes. lona: Editorial Ariel, S.A., 1985.
Ver: Juan Carlos Estenssoro F. Música, Discurso 78. Céírdova y Urrutia citado en Juan B. Lastres.
y Poder en el R~<simen Colonial. Tesis para optar el "Historia de la Medicina Peruana. Vol. II". Op.
grado de Magister en Historia, Limil: Pontificia Cit., p.41. Pero este problema no era únicamente
Universidad Catéílica del Perú, 1990. de los indios. En 1552 se fundó la Hermandad
66. En el caso de la muerte del Virrey Conde de de la Caridad y de la Misericordia con la finali-
Santisteban, fallecido el 17 de marzo de 16h6, dad de erigir el Hospital de la Caridad (cuyo
Mugaburu señala que sucediéí a las 6 de la ma- Patrono era el Rey) y "socorrer a los pobres y
ñana aunque "otros dicen que a las diez de la 'enterrar los miembros y huesos insepultos de
noche, pero a las seis de la mañana hizo señal la los mismos"' (Jbid., p.47).
Catedral..." Mugaburu. Op. Cit., Tomo VII, 79. Fernando de Montesinos. Memorias Historiales.
p.117. Lima: 1642. Tomado de Lastres. Historia de la
Medicina ... p.43.
Inna Barriga Calle: La Experiencia de la Muerte en Lima. Siglo XVII 101
80. Ayala. Recopilación de Indias. Tomado de Lastres, cada religión, y a las perroquias, por lo mesmo,
"Historia de la Medicina Peruana Vol. II". Op. a 50 velas de a libra." (J. Mugaburu. Op. Cit.,
Cit., p.42 infra. Tomo VII, p.124). Acosta señala cómo la apro-
81. Segundo Concilio Limense, parte primera, nú- piación de bienes de consumo era un rubro im-
mero 28. En: Enrique Bartra, S.J. Tercer Concilio portante de la economía de los doctrineros de
Limense (1582-1583). Versión castellana original indios, y las velas, importantísimas para el orna-
de los Decretos con el Sumario del Segundo to de las iglesias formarían parte de él. (Antonio
Concilio Limense. Lima: Publicacioues de la Fa- Acosta. "Religiosos, Doctrina y Excedente Eco-
cultad Pontificia y Civil de Teología de Lima, nómico Indígena en el Perú a Comienzos del
1982, p.139. También número 75. Siglo XVII". En: Histórica. Vol. VI, Nº1, julio de
82. Tercer Concilio, Segunda Acción, capítulo nú- 1982, p.20).
mero 28. En: Enrique Bartra, S.J. Op. Cit., p.73. 87. Acosta relata el caso del Padre Aguilar en Cha-
83. Ibid., p.68. racato, que se apropia de las ofrendas con que
84. R. Vargas Ugarte. Op. Cit., pp.80-81. Es conocido las sepulturas eran cubiertas el día de todos los
que los jesuitas solían ser benévolos con quienes santos. Ibid., p.20. Los Concilios prohibían las
se confesaban con ellos, pues San Ignacio instaba ofrendas de "cosas cocidas o asadas (. .. ) Mas, si
a considerar la individualidad de cada persona. ellos quisieran ofrecer, traigan sus ofrendas al
Había que tomar en cuenta la intencionalidad al modo que usan los católicos cristianos". (Bartra:'
realizar el pecado, y se podía considerar la exis- Op. Cit., pp.174-175).
tencia de atenuantes y grados de culpabilidad, 88. Quien lo hiciera incurría en "excomunion latae
siendo el sincero arrepentimiento y el propósito sententiae y en pena de cien pesos" (Segundo
de enmienda lo esencial. Es la flexibilidad jesuita Concilio Limense, parte segunda, núm.113).
que tantas críticas originaría. 89. Alejandro Ortiz Rascaniere. "El Dualismo f{eli-
85. El decreto número 38 de la segunda acción del gioso en el Antiguo Perú". En: Historia del Perú.
Tercer Concilio Limense establecía claramente Tomo III. Lima: Editorial Juan Mejía Baca, 1985,
que no se cobrara a los indios por administrarle pp.108-109.
los sacramentos, tampoco por darles sepultura, 90. María Rostworowski de Diez Canseco. Estructu-
debiendo restituir el cuádruple de lo tomado si ras Andinas del Poder. Ideología religiosa y polítim.
es que se cometía ese abuso (el Concilio anterior Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1983, p.68.
establecía la restitución del doble). El Concilio Francisco de Ávila. Dioses y Hombres de Huaro-
de 1567 señala: "Que no se tomen los bienes de chirí. Traducción y prólogo de José María Argue-
difuntos para guardarlos en su poder ni manden das. México: Siglo Veintiuno Editores S.A., 1975,
misas ni otras obras de los dichos bienes sin la p.61. Juan Ansión. Desde el Rincón de los Muertos.
voluntad del difunto o de sus herederos, so pena Lima: GREDES, 1987.
de restituir al doble de lo que hubieren tomado, 91. en: R. Vargas Ugarte, S.J .Historia,General... Tomo
aunque hayan dicho las misas. Ni tampoco fuer- III, pp.391-420.
cen al enfermo a que mande misas en su testa- 92. En 1678 el Rey expidió una cédula "para que en
mento; mas si de su voluntad las mandaren, todas las Indias se declare y reciba por tutelar al
podrán recibir la limosna con que no exceda el Glorioso San José". J. Bromley. "Los Libros de
valor de un peso por cada misa, y ésto sin que Cédulas y Provisiones de Archivo Histórico o de
intervenga pacto." (cap. número 19 de la parte la Municipalidad de Lima". Op. Cit., p.137.
segunda; Bartra, S.J. Op. Cit., p.157). Éstos debie- 93. Apócrifos. Los Evangelios, traducción, introduc-
ron ser usos no poco comunes, pues el siguiente ción crítica y notas de Edmundo Gonzáles Blan-
Concilio también debe legislar al respecto: los co, 3 tomos, Madrid: Imprenta Sáez Hermanos,
curas no debían usurpar los bienes de difuntos, 1934.
"aunque sea con color de que quieren gastar el 94. R. Vargas Ugarte, S. J. Vida del Venerable ... p.53.
quinto por el ánima del difunto", y si el indio 95. Ernesto Sermiento. "La Santidad y el Barroco.
moría intestado, los herederos debían decidir "lo Un Santo Hispano: San Juan Masías". En: Oiga,
que se ha de hazer por el ánima del difunto". 30 de enero de 1976.
(Bartra, S.J. Op. Cit., pp.78-79). 96. J.A. Suarda. Op. Cit., Tomo!, p.62.
86. Para dar un ejemplo, en los días de honras fúne- 97. Ibid., p.207.
bres por la muerte de Felipe IV, se calcula que se 98. Ibid., pp.154-155. Suardo indica en 1629; "Otras
gastó 2,631libras de cera, sin contar lo que se dio muchas muertes derrepente han subcedido en
a cada orden que cantó en la Catedral misa y esta ciudad en el mes de junio con que está
responso, "que fueron a 100 velas de a libra a atemorizada." (Diario de Lima. Tomo l, p.6).

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