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¿RACIONALIDAD CLÁSICA O RACIONALIDAD LIMITADA?

Leobardo Plata (UASLP, México)


Indalecio Mejía (U. Autónoma de Chapingo)

Resumen
Este trabajo pretende dar seguimiento al fundamento de teoría de la decisión, con y sin incertidumbre, subyacente
siempre en casi todo modelo de la teoría económica contemporánea. Analizamos el papel de las preferencias, la
influyente teoría de la utilidad esperada de von Neumann y Morgenstern, sus antecedentes, críticas y extensiones. Nos
interesa particularmente, ubicar con cierto detalle el papel que ha desempeñado el concepto de racionalidad acotada de
Herbert Simon en el desarrollo de la teoría económica.
Palabras clave: teoría de la decisión, teoría VNM, racionalidad acotada, utilidad esperada, paradoja de Allais, teoría de
prospectos, paradoja de Ellsberg, utilidad subjetiva, axioma de independencia, nivel de satisfacción, racionalidad
procedimental.

1. Introducción.

En este trabajo presentamos un panorama particular sobre lo que se ha escrito para responder una de las preguntas
fundamentales de la teoría económica: ¿cómo se explica la manera en que los individuos toman decisiones cuando
enfrentan entornos de incertidumbre?. La pregunta es muy general y no podemos decir que actualmente se tenga una
única explicación ampliamente consensuada. El tema es importante, la respuesta a la pregunta planteada modifica de
modo fundamental la construcción y conclusiones de la mayoría de modelos que se construyen para explicar los
fenómenos económicos.
Ha habido varias posibles respuestas a la pregunta planteada y se han evidenciado desde el inicio, hace ya dos siglos,
las dificultades inherentes a las mismas. La sección de antecedentes hace un breve recuento desde la aparición de la
paradoja de San Petesburgo hasta la aparición de la teoría de von Neumann y Morgenstern en 1947. Esta teoría
conocida como VNM adopta el enfoque particular de explicar, el proceso de decisión bajo incertidumbre, como la
maximización de la esperanza matemática de las utilidades de las consecuencias de las acciones disponibles en la
decisión. Este enfoque proviene de la idea general, tradicional en la teoría económica, de que los procesos de decisión
se pueden representar como maximizaciones de funciones de utilidad, las cuales son representaciones numéricas de
preferencias sobre las que se imponen condiciones de conducta para que sean consistentes internamente con la
maximización de la función numérica. De este modo la maximización de la utilidad representa una maximización de
preferencias consistentes con los requisitos impuestos.
Una primera cosa importante a notar en este enfoque es que si uno cambia los supuestos de consistencia cambiará la
función de utilidad y la decisión resultante. En esto y en la inconsistencia con la evidencia empírica se basan algunas de
las extensiones y críticas al modelo VNM. Hasta cierto punto esto es natural ya que, en las decisiones bajo
incertidumbre, las distribuciones de probabilidad pueden ser tan diversas que son muy difícilmente “controlables” usando
solamente su primer momento, la teoría VNM, en cierta forma y en el fondo, propone una simplificación del proceso de
decisión reduciéndolo al uso de este primer momento de la distribución.
Hay otros enfoques para estudiar el proceso de toma de decisiones que no se basan en la idea anterior de maximización
de una utilidad consistente con los supuestos sobre las preferencias. El enfoque de la decisión bajo basado en
comportamiento (behavioural decisión theory) proveniente de una rama de la Psicología, modela el proceso de decisión
como el resultado de la aplicación de diversos procesos heurísticos (procesos mentales o rules of thumb), cada caso
particular de decisión depende del los factores del contexto de la decisión y el tipo de respuesta esperada en el proceso
mismo, ya sea elección o valuación. El enfoque también supone que las preferencias se construyen, no son datos fijos y
existentes que solamente se revelan como respuesta al proceso de decisión. Estas ideas están han cobrado mucha
importancia en los últimos treinta años, a partir del premio nobel otorgado a Herbert Simon, su concepto de racionalidad
acotada ha sido muy influyente y es analizado con cierto detalle en está trabajo. Nos preguntamos sobre la influencia de
Simos en la teoría económica contemporánea. Las primeras secciones se dedican a los antecedentes de la teoría VNM y
a la explicación de la misma mediante ejemplos y sin descuidar los aspectos formales. Posteriormente se abordan las
críticas y extensiones de la misma modificando el esquema VNM, básicamente relajando el axioma de independencia
ente otros de los que se comenta poco. En las secciones finales se aborda el enfoque de la economía del
comportamiento proveniente de los trabajos de Simon. Se presentan resultados sobre las similitudes y diferencias entre
el enfoque se Simon y el tradicional.

2. Antecedentes de la teoría de von Neumann y Morgenstern

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Los desarrollos de Cramer (1728) y Bernoulli(1738), constituyen los primeros intentos por desarrollar una teoría
sistemática para explicar una decisión de elección bajo condiciones de riesgo. La paradoja de San Petesburgo nos ayuda
mucho a entender la problemática. Iniciamos con una breve explicación de la misma. Se invita a un individuo a participar
en el siguiente juego. Se lanza una moneda justa las veces que sean necesarias hasta que aparezca por primera vez
una cara. Si la cara aparece en el primer lanzamiento el individuo recibe 2 pesos, si la cara aparece por primera vez
hasta el segundo lanzamiento se pagan al individuo 4 pesos, si la cara aparece por primera vez hasta el tercer
lanzamiento se pagan al individuo 8 pesos,…, si la cara aparece por primera vez hasta el n-ésimo lanzamiento se pagan
n
al individuo 2 pesos,… y así sucesivamente. Notemos que es posible que nunca se obtenga una cara en ninguno de los
lanzamientos, pero este evento tiene probabilidad cero. A usted lector, ¿le gustaría participar en este juego?.... Es obvio
que la respuesta es afirmativa, en los primeros lanzamientos tiene alta probabilidad de llevarse un buen premio, en el
peor de los casos se lleva como mínimo dos pesos de ganancia. Una empresa que ofreciera este juego estaría
irremediablemente siempre en números rojos. Para que la empresa no quiebre debería cobrar una cuota de participación
en el juego, para garantizar que en promedio obtiene beneficio cero, esta cuota debería ser el valor esperado de lo
pagado por la empresa al jugador promedio. Notamos que este valor esperado se obtiene promediando el valor del
premio recibido por la probabilidad del mismo. No es difícil notar que este valor esperado es infinito,
2 2 3 3 n n
Pago esperado = (½)2+(1/2 )2 +(1/2 )2 +….+(1/2 )2 +…=1+1+1+…+1+…..
La paradoja consiste en lo siguiente. Cualquier individuo racional tomaría la decisión de participar en el juego, incluso
estaría dispuesto a pagar alguna cuota por su participación pero seguramente no estaría dispuesto a pagar infinitos
pesos por su participación. ¿Qué es entonces lo que está tomando en cuenta el individuo para decidir participar en el
juego y cuanto está dispuesto a pagar por participar en el mismo?. Parece claro que la decisión no está dependiendo
solamente de las características probabilísticas o estadísticas de la distribución. El valor esperado o su varianza no son
la clave de la decisión. Bernoulli (1738, pags. 199-201) propone reemplazar el valor monetario esperado por la utilidad
monetaria esperada. Esto es muy importante para la teoría económica porque nos hace ver la importancia de las
preferencias individuales en una decisión. En este caso, estas preferencias se representarían con una función u(x ) que
representaría la utilidad monetaria de obtener como premio la cantidad monetaria x, la participación en el juego para un
individuo con valoración monetaria u representaría la ganancia esperada siguiente,
2 2 3 3 n n
Utilidad monetaria esperada = (½)u(2) +(1/2 ) u(2 )+(1/2 ) u(2 ) +….+(1/2 ) u(2 ) +…
Diferentes individuos poseen diferentes funciones de valoración. Los indicadores estadísticos constituyen información de
gran utilidad, pero es la preferencia manifestada en la valoración de los resultados, por medio de una función de utilidad
monetaria, el elemento clave de las decisiones. Bernoulli propone medir la utilidad monetaria de cada posible resultado
n
de pago, es decir algún 2 , con la función logaritmo. El uso de preferencias con utilidad logarítmica sería el criterio
relevante para tomar la decisión de participación en el juego, y la disposición a pagar por la misma sería
aproximadamente de 2.9 pesos. Ello se obtiene de calcular el valor de riqueza monetaria, x, que resuelva la ecuación,
2 2 3 3 n n
ln (x) = (½)ln 2+(1/2 ) ln 2 +(1/2 ) ln 2 +….+(1/2 ) ln 2 +…=2 ln 2
n
Ello se debe a que al individuo le da lo mismo participar en el juego y obtener alguno de los premios 2 que tener x
unidades monetarias. Este x se conoce como el equivalente cierto del juego propuesto. La propuesta de Bernoulli para
solucionar la paradoja san Petesburgo es muy relevante para resaltar la importancia de las preferencias sobre los
resultados monetarios del evento aleatorio pero no deja de ser bastante arbitraria. Podríamos cambiar los pagos de
forma que la suma no tenga límite. Cramer (1728) propone una solución similar pero usa la raíz cuadrada como función
de utilidad monetaria. Hoy sabemos que ambas son igual de arbitrarias pero las une la característica de representar
preferencias de agentes con aversión al riesgo. La fundamentación de una decisión con base en el concepto de
preferencia, haciendo explícitos los supuestos de comportamiento de las preferencias, ha sido la base de la construcción
de infinidad de modelos explicativos de los fenómenos económicos.
La primera obra que propone una buena explicación de la teoría de la decisión bajo incertidumbre, basada en supuestos
sobre las preferencias de los individuos, es sin lugar a dudas un documento clásico de la teoría económica
contemporánea, Theory of Games and Economic Behavior de John von Neumann y Oskar Morgenstern, aparecida en
1944 (hay una segunda edición en 1947 en Princeton University Press y una tercera en 1953). Esta obra es fundamental
para entender la moderna teoría de juegos, su planteamiento base constituye el marco teórico de una multitud de
modelos de la teoría económica actual. La teoría de von Neumann y Morgenstern (VNM) presenta un modelo de elección
bajo incertidumbre con unos supuestos de comportamiento de preferencias, que resultan suficientes para garantizar la
existencia de una función de utilidad numérica definida sobre unos objetos denominados “loterías” , que nos sirve como
elemento clave para explicar las decisiones racionales como una maximización de dicha función de utilidad en el
espacio de las alternativas disponibles, ante una situación de decisión bajo riesgo. Esta es la parte fundamental del
modelo que no es fácil de entender para un principiante. Las alternativas o loterías no son más que distribuciones de
probabilidad sobre los posibles resultados finales de la incertidumbre.
Intentaremos explicar esto con mayor detalle haciendo una mezcla de comentarios sobre fundamentos, aspectos
matemáticos técnicos y ejemplos ilustrativos. Lo primero que hay que entender, en el contexto de decisiones bajo
incertidumbre, es la existencia de dos momentos relevantes que debe tomar en cuanta cualquier explicación: el momento
de la decisión (t=0) y el momento en que lo aleatorio se realiza y aparecen las consecuencias y resultados de la decisión
(t=1). En el primer momento el agente debe tomar una decisión, dentro de las alternativas a su disposición ya sean
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acciones posibles o estrategias de comportamiento, para ello serán muy relevante tanto su información disponible como
su preferencia sobre los resultados posibles, que serán consecuencia de la elección realizada previamente. Un segundo
aspecto a resaltar es el contexto adoptado por la teoría VNM. Esta, es una teoría de decisiones bajo riesgo, en el sentido,
ya comentado arriba, de que el agente que decide conoce la distribución de probabilidad de los resultados del elemento
aleatorio involucrado en su decisión, es decir, toma su decisión en un ambiente bajo riesgo. También se dice, en este
contexto, que se trabaja con probabilidades objetivas conocidas públicamente.
Hay al menos tres elementos básicos para construir un modelo teórico para representar una decisión: (1) agente decisor,
(2) alternativas y restricciones disponibles provenientes del ambiente de la decisión y (3) la forma de valoración de las
alternativas disponibles. El supuesto de explicar los hechos observables como resultado de conductas individuales
racionales se encarga del resto. Consideremos pues un agente que enfrenta una situación de decisión bajo riesgo,
conoce la distribución de probabilidad de los resultados posibles, y las alternativas disponibles en el momento de su
decisión. A manera de ejemplo consideremos dos alternativas disponibles. Un agricultor dispone de 40 000 pesos y
debe elegir entre dos alternativas. La primera, (A), significa gastar 8000 pesos en trabajos de mejora y siembra de su
parcela, obteniendo una ganancia posterior de 30 000 pesos si la cosecha es buena o de 5 000 pesos si la cosecha
resulta mala. Se sabe que la probabilidad de que la cosecha sea mala es 40% y de que sea buena 60%. Con la
alternativa (B), el agricultor firma un contrato de arrendamiento de su tierra por el que obtendrá una renta de 10 000
pesos de forma segura. Las dos alternativas se pueden representar como sigue en el lenguaje de las loterías:
Alternativa LA: (0.6)(40-8+30) + (0.4)(40-8+5) Alternativa LB: (1.0)(40+10)
Cuando los posibles resultados numéricos finales de un suceso aleatorio son x1,x2,…xn y ocurren con probabilidades
p1,p2,…pn respectivamente, la lotería correspondiente se representa como p1x1+p2x2+….+pnxn y se interpreta como
“con probabilidad p1 la ganancia es x1, con probabilidad p2 la ganancia es x2,….”
De este modo, podemos ahora simplificar la representación de las alternativas enfrentadas por el agricultor como sigue,
Alternativa LA: (0.6)(62) + (0.4)(37) Alternativa LB: (1.0)(50)
Si elige la alternativa (B) al final obtendrá 50 000 pesos con seguridad. Si elige la alternativa (A) al final obtendrá 62 000
pesos con una probabilidad del 60% o una ganancia de 37 000 pesos con una probabilidad del 40%. La decisión
dependerá de su utilidad monetaria sobre los resultados, la cual proviene de sus preferencias hacia el riesgo. Si esta
utilidad monetaria se representa por medio de una función u(x), la teoría VNM dice el agricultor elige la alternativa (A) en
el caso de que
(0.6)u(62)+(0.4)u(37) > (1.0)u(50)
En caso de que la desigualdad resulte opuesta elige la alternativa (B) y si la valoración resulta igual será indiferente entre
ambas alternativas. Notemos como esta teoría se basa fuertemente en el concepto de lotería, que no es más que la
distribución de probabilidades sobre los resultados posibles. Las loterías son los objetos a elegir, la valoración de
alternativas se construye usando la utilidad numérica que representa las preferencias sobre las alternativas y puede
variar de individuo a individuo. El indicador numérico de cada lotería se construye ponderando cada utilidad numérica por
su probabilidad, formando así la utilidad esperada de cada lotería. En lo que sigue desarrollamos un poco la
fundamentación de esto para poder abordar posteriormente las extensiones y las críticas.

3. Formalización y teorema de la utilidad esperada

El modelo base que formaliza la teoría de la utilidad esperada VNM y sus alternativas o extensiones parte de un conjunto
de números reales para representar las consecuencias monetarias de los eventos aleatorios. Conviene considerar un
intervalo compacto para ello. A pesar de que enfrentemos un número finito de consecuencias posibles, habrá que
trabajar con valoraciones en un conjunto convexo para poder incluir el lenguaje de probabilidades que está ligado
directamente con la convexidad. Sea pues S un intervalo compacto que representa el conjunto de consecuencias. Los
elementos de S se interpretan generalmente como cantidades monetarias. Las loterías serán representadas como todas
las medidas de probabilidad que se puedan definir sobre los conjuntos medibles de S. Podemos considerar el algebra de
Borel construida con subconjuntos de S. Se introduce este lenguaje para poder incluir la posibilidad de loterías o
distribuciones continuas. Sabemos que las medidas de probabilidad son funciones reales que mapean subconjuntos de S
en el intervalo [0,1], representan la probabilidad del evento representado por el conjunto medido. Sabemos también que
esta medida satisface que la medida de S es uno y que la medida de una unión de conjuntos disjuntos es la suma de las
medidas. El conjunto de todas las posibles medidas de probabilidad es el conjunto de loterías que denotaremos por L. El
caso de un número finito de consecuencias, como los ejemplos manejados en este trabajo, está incluido en esta
formalización. Ocurre cuando un subconjunto finito, S0 de S, es tal que la medida de S0 es uno. En este caso hablamos
de una medida de soporte finito. De ese modo si
S0={x1,x2,…,xn}
La probabilidad de cada xi es no negativa y la suma de todas las probabilidades es uno. Esta medida o distribución de
probabilidades representa una lotería o prospecto que se acostumbra denotar por
p1x1+p2x2+….+pnxn
Las loterías de L suelen representarse las letras L con o sin subíndices. El conjunto de medidas de soporte finito sobre S
de denota por ∆ (S ). Es importante notar que este tipo de formalización supone implícitamente que las loterías se
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pueden mezclar para formar nuevas loterías. Esto se debe a que el espacio de medidas, L, es cerrado bajo mezclas
convexas. Esta reducción o simplificación de la formalización matemática puede ser criticada, Carlin (1992) y Camerer y
Ho (1994) proporcionan evidencia empírica al respecto.
Las preferencias del decisor se definen como relaciones binarias sobre L. Como es bastante conocido, partiendo de la
relación “L1 es débilmente preferido a L2” como primitiva se pueden construir la relación de preferencia estricta y la
relación de indiferencia. L1 es estrictamente preferido a L2 si L1 es débilmente preferido a L2 pero no es cierto que L2 sea
débilmente preferido a L1. Del mismo modo, decimos que L1 es indiferente a L2 si ocurre que L1 es débilmente preferido a
L2 y L2 es débilmente preferido a L1. Denotamos por R a la preferencia débil, por P a la preferencia estricta y por I a la
relación de indiferencia. Cuando escribimos L1RL2, interpretamos que L1 es débilmente preferido a L2. Los axiomas o
supuestos de la teoría de la utilidad esperada clásica son los siguientes.
Ordenación: R es una relación completa y transitiva sobre L, es decir, (i) para cualquier L1,L2 en L se tiene L1RL2 ó L2RL1
y (ii) para cualquier L1,L2,L3 en L se tiene que si L1RL2 y L2RL3 entonces L1RL3.
Continuidad: Para cualquier L1,L2,L3 en L, los conjuntos
{λ / (λ L1+(1-λ) L2) R L3} y {λ / L3 R (λ L1+(1-λ) L2)}
son conjuntos cerrados.
Independencia: Para todo L1,L2,L3 en L y para todo λ en (0,1):
Si L1RL2 entonces (λ L1+(1-λ) L3) R (λ L2+(1-λ) L3)
El supuesto de ordenación permite clasificar y jerarquizar el conjunto de loterías en clases que van desde la o las más
preferidas a la o las menos preferidas. La completud permite comparar cualquier par y la transitividad evita ciclos. El
supuesto de continuidad garantiza que no haya saltos bruscos de preferencia y evita representaciones numéricas de las
preferencias que resultasen no acotadas. El supuesto de independencia nos dice que la preferencia entre un par de
loterías es independiente de cualquier mezcla que se haga de ellas con una tercera lotería. Si ya sé que L1RL2, cuando
mezcle cada lado con una tercera la preferencia se debe mantener. Los dos primeros supuestos garantizan la existencia
de una utilidad numérica que represente las preferencias, es decir, una función u de L en los reales tal que para
cualquier L1,L2 en L:
L1RL2 sí y solo sí u(L1) ≥ u(L2)
Es el supuesto de independencia quien obliga a que la función de utilidad u tenga la característica distintiva de la utilidad
esperada, es decir, el hecho de que la u sea lineal en las probabilidades. De modo que si
L= p1x1+p2x2+….+pnxn,
el axioma de independencia provoca que
u(L)= p1 u(x1)+p2 u(x2)+….+pn u(xn)
Es bien conocido también que esta función de utilidad u representa una medición cardinal, en el sentido de que es única
salvo transformaciones afines positivas. El resultado principal se resume como sigue.
Teorema de la utilidad esperada. Si las preferencias R sobre el espacio de loterías L satisfacen los axiomas de
ordenación, continuidad e independencia, entonces existe una función u con dominio L y valores en los reales tal que,
(a) Para cualquier L1,L2 en L: L1RL2 sí y solo sí u(L1) ≥ u(L2)
(b) Si L= p1x1+p2x2+….+pnxn entonces u(L)= p1 u(x1)+p2 u(x2)+….+pn u(xn)
(c) Una función v representa la misma preferencia R si y solo sí existen reales a y b>0 tales que v(L)=a+bu(L)
Como ya se comentó antes, el resultado ha sido fundamental en el desarrollo de áreas como las finanzas, la teoría de
juegos, la teoría de contratos, la economía política contemporánea, etc. Sin embargo, desde los años cincuenta del siglo
pasado, han aparecido situaciones empíricas de elecciones que contradicen el comportamiento propuesto por la teoría
VNM. Ello ha motivado extensiones, debilitamientos y algunas críticas más radicales que abordamos en las secciones
que siguen.
4. Violaciones de Independencia y Generalizaciones de VNM
A través de estudios experimentales se han observado ciertas regularidades en el comportamiento de algunos individuos,
que son inconsistentes con la teoría de la utilidad esperada. El trabajo de Allais (1953) es pionero en el campo de lo que
hoy se conoce como economía experimental, fue la base para el premio Nobel al francés Maurice Allais, la famosa
paradoja que lleva su nombre se puede representar en el siguiente ejemplo. Se plantea a un grupo de sujetos los dos
siguientes problemas de decisión.
LA: (1.0)2400 contra LB: (0.33)2500+(0.66)2400+(0.01)0
LC: (0.34)2400+(0.66)(0) contra LD: (0.33)2500+(0.67)0
Los premios son en pesos y aparecen a la derecha de cada probabilidad y no están entre paréntesis. Cada individuo
elige dos veces, una entre el par LA-LB, y otra entre el par LC-LD. El deseo de la certidumbre provoca que la mayoría de
sujetos decidan que LA es preferido a LB. La consistencia con la teoría VNM implicaría que cualquiera que prefiera LA a LB
debería preferir necesariamente LC a LD. El argumento es el siguiente.
Si LAPLB, se tiene que sí u(LA) > u(LB). La propiedad de representación del teorema asegura entonces que
(1)u(2400) > (0.33)u(2500)+(0.66)u(2400)+(0.01)u(0)
Lo cual es equivalente a
(0.34)u(2400) > (0.33)u(2500)+(0.01)u(0)
De donde
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(0.34)u(2400)+(0.66)u(0) > (0.33)u(2500)+(0.67)u(0)
Usando nuevamente la propiedad de la representación del teorema vemos que lo anterior equivale a
u ( (0.34)(2400)+(0.66)(0) ) > u ( (0.33)(2500)+(0.67)(0) )
es decir LC P LD.
Así pues. La consistencia con la teoría VNM a que cualquiera que manifieste LAPLB debería necesariamente manifestar
también LCPLD. Sin embargo, empíricamente se observa que la mayoría de individuos que manifestaron LAPLB
manifestaron en la segunda decisión que LDPLC. De los 72 sujetos a quienes se aplicó el experimento, el 82%
manifestaron LAPLB y solo 17% manifestaron LCPLD. En otro experimento reportado por Kahneman y Tversky (1979) se
enfrenta los siguientes problemas.
LE: (1.0)3000 contra LF: (0.8)4000+(0.2)0
LG: (0.25)3000+(0.75)(0) contra LH: (0.20)4000+(0.8)0
La evidencia empírica de 95 sujetos manifestó que el 80% de los mismos dijo LEPLF y el 65% manifestó que LHPLG. Esto
también va en contra del axioma de independencia pues es fácil ver que si LEPLF, considerando λ=0.25 y la lotería LI:
(1.0)(0) como tercera opción, la mezcla de λ de las loterías anteriores con 1-λ de la lotería LI genera que LGPLH.
La teoría de prospectos desarrollada por Kahneman y Tversky (1979) intenta explicar estas preferencias observadas
modificando la teoría VNM. El argumento central parte de que los individuos sobrevaloran los resultados o consecuencias
extremas. Los resultados más deseables y los menos deseables son valorados desproporcionalmente. Los mas
deseables se sobrevaloran con mayores efectos positivos y los menos deseables se sobrevaloran con mayores efectos
negativos.
En el caso del primer par de problemas, puestos para explicar la paradoja de Allais, la consecuencia de obtener $0 es la
peor de todas, se sobrevalora más negativamente en LB que en LD, provocando con ello que LB sea poco atractivo y
aumentando el grado de atracción hacia LD. En contraste con esto, la mejor consecuencia en la situación mencionada es
la de obtener el premio de 2500 pesos. Esta consecuencia se sobrevalora más positivamente en LD que en LB,
incrementando la atracción por LD y disminuyendo la de LB. Esto explicaría la preferencia de LA sobre LB y la de LD sobre
LC. Los efectos de sobrevalorar los extremos influyen más que la consistencia con la teoría VNM.
En el segundo par de problemas ocurre algo similar. En el extremo de la peor consecuencia, obtener $0, resulta más
extremoso LF que LH, provocando poca atracción por LF y aumentando la de LH. Con la consecuencia más alta, que es la
de obtener $4000, se sobrevalora más positivamente LH que LF.
En el contexto de la teoría VNM se formalizan las actitudes hacia el riesgo en función del tipo de curvatura que tiene la
función de utilidad monetaria sobre. Los aversos al riesgo tienden a asegurarse y se caracterizan por funciones cóncavas
en el nivel de riqueza. Por el contrario, los amantes al riesgo se representan con funciones convexas de la riqueza
monetaria. La evidencia ha señalado comportamientos mixtos. A partir de un nivel de riqueza normal, cuando se tienen
pérdidas se tienen comportamientos de aversión al riesgo, mientras que cuando se tienen ganancias se generan
comportamientos de amantes al riesgo. Los amantes del riesgo eligen loterías con alta probabilidad a las pérdidas
pequeñas y baja probabilidad de ganancias altas. Los aversos al riesgo, toman seguros para prevenir los daños grandes
que ocurren con probabilidades bajas. Revelan así su aversión a las loterías con consecuencias extremas malas. Los
amantes al riesgo revelan su preferencia por loterías con buenas consecuencias. Estas situaciones son las que han
llevado a buscar alternativas de formalización, donde las consecuencias monetarias se sobrevaloran o se deprecian,
dependiendo del contenido y contexto de la decisión. Kahneman yTversky proponen una modificación de la teoría de
VNM que les genera una representación del tipo:
V(L)=π(p1) u(v(x1))+π(p2) u(v(x2))+…+π(pn) u(v(xn))
La función π es creciente, se encargaría de modificar las probabilidades aumentando la probabilidad cuando es cercana
a cero y disminuyéndola cuando se acerca a uno. La función de valoración v es también creciente, se comportaría
negativa, convexa y con alta pendiente en las pérdidas y se comportaría cóncava con menores pendientes en las
ganancias.
Hay varias alternativas desarrolladas por varios autores. Destacamos Loomes y Sudgen (1986), Chew (1983,1989) o
Fishburn (1989) quienes han propuesto modificaciones y pesos diferentes para valorar la utilidad. Fishburn una utilidad
bilineal debilitando la transitividad y admitiendo una forma débil de independencia conocida como sustitución débil. No
está dentro de los alcances de este trabajo abordar estos tratamientos pero recomendamos al lector interesado a
consultar los trabajos de Sugden (2004) y Schmidt (2004) y las referencias ahí citadas.

5. Utilidad subjetiva

En muchos momentos los tomadores de decisiones deben considerar probabilidades de que tal o cual resultado suceda
o acontezca, y el valor de cada uno de los sucesos medido en teérminos monetarios o en términos de potenciales
riesgos o beneficios. Por ejemplo, supongamos que ante un periódo extraordinario de sequía el responsable de la
generación de energía en un determinado país debe elegir entre cerrar las compuertas de un represa y comenzar a
generar energía con petróleo, lo que además de contaminante es altamente costoso, o dejar que el agua fluya,
generando energía hidroeléctica más barata aún a riesgo de que siga sin llover por cierto tiempo. Ciertamente esta

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decisión, que tomará en cuenta el costo de una y otra situación, y de tomar la decisión incorecta ex-post, no estará
exenta de la subjetividad del tomador de decisiones, quien no sabe las veraderas probabilidades de lluvia.
En términos de la teoría económica puede esto resumirse diciendo que, el tomador de decisiones debe elegir entre
diferentes caminos riesgosos en forma tal de maximizar su utilidad, o una utilidad social, si el tomador de decisiones
actúa en nombre de la sociedad.
El término utilidad hace referencia al valor subjetivo que cada individuo otorga a un determinado objeto o suceso. Por
ejemplo, no todo el mundo otorga el mismo valor a un dolar, más aún este valor puede depender de circunstancias
particulares.

6. Preferencias convexas bajo incertidumbre y convexidad

Dos de los axiomas más discutidos respecto a la teoría de la maximización de la utilidad esperada, son la continuidad y
la independencia de las preferencias, que se consideran en dicha teoría. Mientras que la continuidad, supone que si una
persona prefiere 1000 dólares a 100 dólares, preferirá 1000 dólares y ser asesinado con una una probabilidad menor que
cierto λ , a 100 dólares, [ver A. Araujo(1983)], lo que parece un contrasentido. El axioma de independencia es puesto en
tela de juicio por las pardojas de Machina y Allais. En muchos trabajos se intenta debilitar el axioma de independencia,
ver por ejemplo, Anscombe y Auman, Gilboa y Schemidler, entre otros. Dedicaremos esta sección a la consideración de
preferencias convexas, hablamos de la posibilidad de admitir curvas de indiferencia no lineales ya que el axioma de
idependencia se sigue que en la representación de VNM las curvas de indiferencia son lineales, esto supone un
debilitamiento del axioma de independencia cuyo desarrollo teórico es más reciente y menos conocido.
Simplificando aún más la notación, consideremos dos distribuciones de probabilidad p y q loterías, sobre un espacio de
consecuencias (o eventos) C . Supongamos que el tomador de decisiones, considera a p y q indiferentes, no obstante
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prefiere la distribución p + q, a cualquiera de las dos loterías. Digamos que la lotería federal, y la estatal le resultan
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indiferentes, no obstante prefiere jugar la mitad de las veces a la estatal y el resto a la federal. Decimos entonces que el
tomador de decisions prefiere aleatorizar, o diversificar.
La teoría clásica de elección bajo incertidumbre, no considera este comportamiento, más aun la preferencia por la
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diversificación, constituye una violación a los modelos de utilidad esperada. En estos modelos la lotería p + q, debe
2 2
ser, para el tomador de decisiones, indiferente respecto a las otras dos, p y q. En otro caso se viola el axioma de
independencia en los que se basa el modelo de utilidad esperada.
Del axioma de independencia se deduce facilmente que
Si pIq entonces pI (λp+(1-λ)r)Iq para 0≤λ≤1
La propiedad no es violada por la paradoja de Allais, por esta razón una violación de esta propiedad, es mucho más
fuerte que la violación de la teoría de la utilidad esperada que la paradoja de Allais supone. Esta propiedad es conocida
como ``betweenness''. En la reciente literatura se ha utilizado esta propiedad para establecer modelos consistentes con
la paradoja de Allais.
No obstante es común, como ya fue dicho, encontrar violaciones a esta propiedad, esto lleva a definir,
preferencias completas, transitivas y continuas que verifican la siguiente propiedad de convexidad o mezcla:
Si pIq entonces pI (λp+(1-λ)r)Rq para 0≤λ≤1
Asumir convexidad da más generalidad a la teora que asumir ``betweennes'' y es más consitente con los experimentos.
Por otra parte la asunción de convexidad es natural en economía.
Observe que la operación de combinar loteraís en forma convexa puede dar lugar a menor variabilidad sobre los
resultados obtenidos, es decir que da lugar a un tomador de decisiones que prefiere menos incertidumbre sobre los
resultados, por lo que es solo aparente la contradicción del tomador de decisiones con preferencias convexas bajo
incertidumbre, respecto a la aversión al riesgo. La preferencia por aleatorizar las loterías que podra parecer una
preferencia por el riesgo, es en el fondo una preferencia por resultados más seguros, que aquellos que se pueden
obtener, escogiendo entre dos una única lotería. Para, ejemplificar esta situación, suponga que el tomador de decisiones
debe elegir entre dos loterías degeneradas, δ x y δ y . Representamos por δ x la lotería que entrega un premio igual a x
con probabilidad 1 y por δy aquella que entrega un premio y con probabilidad 1.
Suponga que los premios pagados son indiferentes desde el punto de vista del tomador de decisiones, porque
por ejemplo, la valuación de x es alta cuando la de y es baja y viceversa. Si el tomador de decisones es pesimista,
siempre estará pensando que tomará la decisón equivocada, esto es que seleccionará el elemento de menor valor, por

6
1 1
esta razoón preferirá elegir la combinación δ − x + δ y . De esta forma la realeatorización le asegura la posibilidad de
2 2
una elección ex-post con mejor resultado, dado su pesimismo inicial. De esta forma la consideración de preferencias
convexas bajo incertidumbre, abre la posibilidad de considerar casos en los resultados obtenidos, aun considerando
probabilidades perfectamente bien establecidas, el valor económico de los resultados sea poco claro. La preferencia por
resultados claros puede llevarnos a la aleatorización en la elección de las loterías.

7. Paradoja de Ellsberg

Con los supuestos de la teoría VNM estamos obligados implícitamente a adoptar que las preferencias sobre las loterías
son fuertemente separables. La propiedad de las utilidades VNM, de sumar las ponderaciones con las probabilidades
respectivas de las utilidades de los premios, está asociada precisamente con la definición de separabilidad fuerte de la
utilidad. Esta propiedad de separabilidad fuerte en la utilidad está asociada con el supuesto de independencia fuerte de
las preferencias, sobre canastas de bienes, en la teoría del consumidor. Cuando el individuo enfrenta una decisión bajo
incertidumbre y no conoce completamente la distribución de probabilidades que enfrenta, su conducta refleja la no
validez del supuesto de independencia. Si no se conocen con precisión todas las probabilidades de cada uno de los
resultados posibles, el agente decisor tendrá problemas para respetar la regla VNM. A continuación ilustramos esto con
el famoso ejemplo de la paradoja de Ellsberg, en la versión de Luenberger (1995, pag. 382).
Una urna contiene 90 bolas, 30 de las cuales son rojas (R) mientras que las otras 60 están mezcladas entre negras (N) y
blancas (B) pero no conocemos la proporción de cada color. Es este detalle el que ilustra que el decisor no conoce
completamente la distribución de probabilidad enfrentada. En un experimento similar al de Allais se hacen dos preguntas
a cada individuo para tratar de inferir su preferencia sobre el par L1, L2 y sobre el par L3, L4. Primero se pregunta por cuál
de los siguientes juegos o alternativas es preferida.
L1 : paga un millón si sale bola roja, paga cero si sale negra o blanca.
L2 : paga un millón si sale bola negra, paga cero si sale roja o blanca.
Notemos que el desconocimiento de las probabilidades para obtener cada uno de los tres tipos de bola impide que
podamos representar las alternativas involucradas como loterías en la notación estándar. Podríamos forzar un poco la
notación y representar L1=(1/3)1+(2/3)(0) pero no lo podemos hacer para representar L2 por desconocer la probabilidad
de obtener el pago 1. La mayoría de los individuos manifiesta que prefiere L1 a L2. Ello se debe posiblemente a que la
probabilidad de obtener los premios cero o uno es objetivamente conocida en L1 mientras que en L2 no lo es. La segunda
pregunta que se hace a los agentes participantes es sobre la preferencia entre las alternativas,
L3 : paga un millón si sale bola roja o blanca, paga cero si sale negra.
L4 : paga un millón si sale bola negra o blanca, paga cero si sale roja.
En este caso la mayoría de los individuos se pronuncia por la preferencia de L4 a L3. La razón puede ser la misma que en
el caso anterior, las probabilidades de los pagos en L4 son objetivas mientras que en L3 no. De hecho podríamos abusar
nuevamente y representar L4=(2/3)1+(1/3)(0).
Un individuo cuyas preferencias manifiestan que L1 es preferido a L2 y que L4 es preferido a L3 es un individuo cuyas
preferencias no son fuertemente independientes y por tanto separables. Para justificar esto supongamos que tenemos
una preferencia representada por una utilidad definida sobre los pagos de tres posibles estados contingentes: xR, xN, xB
donde, bajo el supuesto de separabilidad, la utilidad podría escribirse como
U(xR,xN,xB) = UR(xR)+UN(xN)+UB(xB)
donde xR es el pago si la bola obtenida de la urna es roja y análogamente para xN y xB. Podemos suponer, sin perder
generalidad, que UR(0)=UN(0)=UB(0)=0. De este modo, la preferencia de L1 sobre L2 se podría representar como
UR(1)>UN(1)
Mientras que la preferencia de L4 sobre L3 se podría representar como
UN(1) +UB(1) > UR(1)+ UB(1)
La cancelación de UB(1) de esta última desigualdad genera una contradicción con la primera desigualdad.
Lo anterior nos enseña dos hechos importantes. La teoría VNM nos induce un tipo muy especial de separabilidad sobre
las preferencias sobre estados contingentes. Las típicas loterías pueden pensarse de esta manera. Por otro lado, la
paradoja de Ellsberg motivó el desarrollo de la teoría de la utilidad subjetiva de Savage (1954) discutida brevemente en la
sección 5. La idea consiste en poner las bases de una teoría de la decisión en la se intente explicar la formación de las
probabilidades asignadas por el individuo que decide.

8. Economía del Comportamiento y Racionalidad. Una Comparación entre la Racionalidad Estándar y la


Racionalidad Acotada de Herbert A. Simon.

A mediados del siglo pasado uno de los desarrollos importantes en economía fue la noción de racionalidad acotada
(bounded rationality), planteada por Herbert A. Simon como una alternativa a la racionalidad estándar imperante en la
teoría económica. Sin embargo, no es hasta los años ochenta y después de haber recibido Simon el premio nobel de

7
economía (1978), por sus trabajos en el área de economía organizacional, cuando empiezan a tomar mayor presencia
los desarrollos experimentales y, junto con ello, estudios donde es considerada dicha racionalidad (Klaes y Sent, 2003).
De acuerdo con Simon hay situaciones de decisión cuya explicación motiva los nuevos desarrollos que cuestionan la
racionalidad sustantiva o estándar en economía: el mundo real de los negocios y la política pública (donde existen
restricciones de medios y contingencias), la investigación de operaciones (que requiere de modelos con un óptimo
factible o de búsqueda satisfactoria), la competencia imperfecta (oligopolio) y las expectativas e incertidumbre (Simon,
citado por Modarres-Mousavi, 2002).
La presente sección está estructurada a partir de una breve introducción a la economía del comportamiento; después se
expone el modelo de elección racional propuesto por Simon; luego se aborda la comparación entre la racionalidad
estándar y la racionalidad acotada; finalmente, se adelantan algunas conclusiones.

8.1 Introducción a la economía del comportamiento.

El sustento teórico de la noción de la racionalidad acotada se encuentra en la economía del comportamiento (behavioral
economics), definida ésta como una combinación o interrelación entre economía y psicología e incluso cercana a la
biología (Simon, 1994); además, este programa de investigación es atractivo y con un aumento considerable en su
1
atención y reconocimiento (Mullainathan and Thaler, 2000; Sent, 2004). Según Camerer (2004) en el núcleo de la
economía del comportamiento está la convicción de que incrementando el realismo de los soportes psicológicos del
análisis económico mejorará el campo de la economía en sus propios términos, es decir, generando ideas teóricas,
haciendo mejores predicciones de los fenómenos y sugiriendo mejor política.
Con el fin de hacer más comprensivas las aportaciones de Simon a la economía, en particular su propuesta de
racionalidad acotada, a continuación se expone algunos conceptos básicos, métodos y líneas de investigación, desde la
perspectiva de la economía del comportamiento.
De acuerdo con Herbert A. Simon (1994) las teorías del comportamiento económico contemplan cuatro líneas de
investigación básicas: estudiar fenómenos que no dependen de los supuestos de racionalidad (por ejemplo salarios de
ejecutivos y tamaño de la empresa), encontrar las motivaciones humanas que subyacen la toma de decisiones
económicas y las circunstancias bajo las cuales un motivo particular se manifiesta (ver conducta altruista); explicar el
funcionamiento de las empresas y la elección entre ellas y el mercado; finalmente, explicar la racionalidad en la toma de
decisiones sobre la base de información y capacidades limitadas de la gente para el cálculo de las consecuencias. En
cuanto a los métodos de investigación de la teoría del comportamiento económico, cuyo énfasis está en lo empírico,
Simon destaca tres de ellos: la observación directa de la toma de decisiones en la empresa, la simulación computacional
y el desarrollo de experimentos, especialmente los estudios de laboratorio de los mercados.
Más recientemente Camerer (2004) clasifica los estudios del comportamiento económico en dos categorías: juicio y
elección. La primera (probability jugdment) se ocupa de los procesos que la gente usa para estimar probabilidades. La
segunda (choice) trata de los procesos que la gente usa para seleccionar entre acciones, tomando en cuenta algún juicio
relevante que ha hecho. En cuanto a los métodos, señala que son los mismos que en otras áreas de la economía pero
considerando especialmente la evidencia generada por los experimentos. Asimismo, menciona algunas líneas de
investigación en economía del comportamiento: identificar supuestos normativos o modelos que son ampliamente usados
por los economistas, detectar anomalías y demostrar violaciones claras de los supuestos o del modelo, creación de
teorías alternativas y de modelos económicos de conducta. Algunas direcciones nuevas de la economía del
comportamiento son: el enfoque case-based, el estudio de las emociones, el uso de la evidencia neurocientífica para
guiar los supuestos conductuales y el énfasis en la racionalidad procesual de Simon y modelos de procedimientos o
algoritmos que usa la gente. Respecto a las aplicaciones concretas Camerer se refiere a los trabajos en macroeconomía
y el ahorro, economía laboral, finanzas y leyes, entre otras. Finalmente, menciona a los críticos de la economía del
comportamiento quienes sotienen que ésta no es una teoría unificada pero es de hecho una colección de herramientas e
ideas; para Camerer lo mismo se puede decir de la economía neoclásica.
Por otro lado, la conducta o comportamiento de la elección humana puede ser caracterizado por un proceso de
decisión, el cual está conformado por percepciones y creencias con base en la información disponible, y la influencia de
las emociones, actitudes, motivos y preferencias (McFadden, 1999). Estas últimas son juicios comparativos entre
entidades, mismas que bajo ciertas condiciones (de completud, transitividad y continuidad) pueden ser representadas por
una escala numérica o de utilidad. Así pues, el proceso cognitivo en la toma de decisiones es el mecanismo mental que
define la tarea cognitiva y el rol de las percepciones, creencias, actitudes, preferencias y motivos en la realización de una
elección (McFadden, 1999: 74).

8.2 Características del modelo de elección racional de Herbert A. Simon.

1
Recordar que después de Simon (1978) le han dado el premio nobel de economía a Selten (1994) y Kahneman (2002), quienes
también trabajan en la línea de la economía del comportamiento.
8
En uno de sus últimos artículos Herbert A. Simon (2003) hace una caracterización pormenorizada de la idea de
racionalidad limitada o acotada consistente en que “… las elecciones (choices) realizadas por la gente están
determinadas no sólo por un objetivo general (overall goal) que sea consistente y por las propiedades del mundo externo,
sino también por el conocimiento del mundo que tienen o dejan de tener quienes toman decisiones, de su habilidad o
falta de habilidad para recordar ese conocimiento en el momento que sea relevante, de saber sacar las consecuencias
de sus acciones, de tener presentes las distintas posibilidades de actuación, de la capacidad de afrontar la incertidumbre
(incluida la incertidumbre que surja de las posibles respuestas de otros actores), y de lograr la armonía entre sus
múltiples deseos en competencia. La racionalidad es limitada porque esas habilidades están severamente limitadas. En
consecuencia, la conducta racional en el mundo real está tan determinada por el entorno interno de las mentes de las
personas (los contenidos de memoria y sus procesos) como por el entorno externo del mundo en el que actúan (y que
actúa en ellos)” (subrayado nuestro) [Simon, 2003; 97].
Más adelante el autor señala que una teoría de la racionalidad limitada se ocuparía tanto de la racionalidad
procesual (procedural) –que contempla la calidad de los procesos de decisión- como de la racionalidad sustantiva, cuyo
énfasis está en la calidad del resultado (outcome). Sostiene que para entender la primera hay que recurrir a una teoría de
la psicología de quien toma las decisiones, en tanto para la segunda se requiere de una teoría de la meta buscada (la
función de utilidad) y del medio externo, asunto abordado por la economía.
De lo dicho hasta aquí se desprende que son dos las características principales, observadas por Simon en el
proceso real de toma de decisiones, y que definen a la racionalidad acotada: la restricción en el acceso a la información o
conocimiento del mundo (no es posible conocer todas las alternativas y sus consecuencias) y la limitada capacidad
cognitiva (capacidad de cálculo) que tiene el ser humano; es decir, Simon afirma que “el ser humano concreto tiene
capacidades muy limitadas para conocer y computar (léase calcular)”, lo cual obviamente influye en sus capacidades
para decidir (Simon, citado por Estrada, 2007). De ello se desprende que el individuo no alcance la maximización de la
utilidad esperada (como lo plantea la teoría neoclásica) sino solamente un nivel de satisfacción, lo bastante bueno
(satisficing). Además, se trata de una racionalidad que hace énfasis en el proceso de decisión, es decir, es una
racionalidad procesual, a diferencia de la estándar (que es sustantiva o instrumental) de la economía neoclásica. En
palabras de Simon:
“Mi objetivo principal es entender la racionalidad humana. Contrariado por la inaplicabilidad de la teoría clásica de
optimización a las realidades de la decisión pública, me orienté hacia una teoría de la decisión basada en la tesis de la
racionalidad humana acotada […] Debido a limitaciones en sus conocimientos y a la capacidad de procesamiento de la
información el ser humano busca niveles de conformidad en vez de maximizar utilidades” (subrayado nuestro) [Simon,
1978].
En otro artículo Simon (1986) señala las consecuencias que tiene el adoptar los supuestos de la economía
neoclásica y argumenta la necesidad de construir una teoría de los procesos de decisión, de la siguiente forma:
“Si aceptamos los valores como dados y consistentes, si postulamos una descripción objetiva tal como es en
realidad, y damos por sentado que las facultades computacionales de los que deciden son ilimitadas, entonces se nos
presentan dos consecuencias importantes. Primera, no necesitamos distinguir entre el mundo real y la percepción que
los que deciden tengan de él: el que decide, hombre o mujer, percibe el mundo tal cual es. Segundo, podemos predecir
las elecciones que hará un decisor racional partiendo de nuestro conocimiento del mundo real y sin contar con un
conocimiento de las percepciones del decisor o de sus modos de calcular. (Obviamente debemos conocer la función
utilitaria de él o de ella).
Si, por otra parte, aceptamos la proposición de que tanto el conocimiento como la facultad computacional del
decididor están severamente limitados, entonces debemos distinguir entre el mundo real y la percepción y el
razonamiento que el actor tenga sobre él. Esto significa que debemos construir una teoría (y comprobarla
empíricamente) de los procesos de decisión. Nuestra teoría tendría que incluir no solamente los procesos de
razonamiento sino también los procesos que generan la representación subjetiva del actor del problema de decisión, su
marco.
En la economía neoclásica, la persona racional siempre alcanza la decisión que objetiva o sustantivamente es mejor
en términos de una función de utilidad. La persona racional de la psicología cognoscitiva se desplaza de un lado a otro
haciendo sus decisiones de un modo tal que sea procesalmente razonable a la luz del conocimiento y de los medios de
computación disponibles” (subrayado nuestro) [Simon, citado por North, 2001: 38].
Al respecto, North (2001) afirma que la exposición de Simon capta la esencia de por qué “el procesamiento subjetivo
e incompleto de la información desempeña un papel crítico en la toma de decisiones” (North, 2001: 38). Para García-
Bermejo (2009) “el núcleo argumental de Simon se basa en las limitaciones informativas y cognoscitivas de los agentes,
limitaciones que dependen, además, del momento histórico y de los recursos informativos y de cálculo disponibles en él”
(García-Bermejo, 2009:331). De lo anterior se deduce que dos puntos importantes en la noción de la racionalidad de
Simon son el problema de la información disponible y la capacidad de cálculo de los seres humanos, dentro de un
contexto donde el mundo real es diferente del mundo percibido y razonado respecto a él.
Ahora bien, existen dos conceptos centrales en la noción de racionalidad limitada: la búsqueda y la satisfacción. Para
entender mejor este proceso Simon estudió a los ajedrecistas porque su comportamiento está enmarcado en lo que él
estaba investigando del proceso cognitivo. Toda persona que necesita tomar una decisión se forma una idea de lo que
9
aspira y, en cuanto lo encuentra, termina su búsqueda (Estrada, 2007). Así, en el caso del ajedrez, los jugadores en el
medio juego llegan a contemplar hasta cien variantes para tomar sólo una de ellas en cuestión de minutos e incluso de
segundos, dependiendo del tiempo disponible.
Para cerrar este apartado, se abordará ahora el planteamiento clásico de Simon sobre un modelo conductual de
elección racional, desarrollado en su artículo del mismo nombre en el año de 1955. Para Simon (1955) los modelos de
comportamiento racional (tanto los globales usualmente construidos como los limitados) generalmente requieren algunos
o todos los elementos siguientes:
1. Un conjunto de alternativas de comportamiento (alternativas de elección o decisión) que puede ser representado
por un conjunto A.
2. Un subconjunto de alternativas de comportamiento que el organismo considera o percibe. Dicho subconjunto
pueder formalizarse como un conjunto A*, considerando que A* está incluido en A, es decir, A* c A.
3. Los posibles estados futuros de las cosas o resultados de elección representados por un conjunto de puntos S.
4. Una función de pagos representando el valor o la utilidad establecida por el organismo para cada uno de los
resultados posibles de elección. Los pagos pueder ser representados por una función real V(s), definida por todos los
elementos s de S. Se asume que una utilidad cardinal, V(s), ha sido definida.
5. La información sobre qué resultados en S realmente ocurrirán si una alternativa particular a en A (o en A*) es
elegida. Esta información puede ser incompleta; esto es, puede haber más de un posible resultado s para cada
alternativa conductual a. Por tanto, la información se representa como un mapeo de cada elemento a en A sobre un
subconjunto Sa.
6. La información como la probabilidad de que un resultado particular se derivará si un comportamiento alternativo
particular es elegido. Esta es una información más precisa que la referida en el punto anterior, ya que se asocia a cada
elemento s en el conjunto Sa una probabilidad Pa (s) [la probabilidad de que s ocurra si a eselegida]. La probabilidad Pa

(s) es una función real, no negativa con


De acuerdo con Simon, del conjunto de puntos anteriores se pueden definir procesos de elección racional que
corresponden a modelos ordinarios de probabilidad y de juegos. Las reglas básicas que dichos modelos contemplan son:
la de Max-Min, probabilística y de certeza. Como se observa, estas reglas son muy estrictas para que un organismo
ordinario pueda cumplirlas. De ahí que Simon plantee una serie de simplificaciones esenciales para hacer que los
modelos reflejen las conductas reales de los organismos, cuando menos a nivel aproximado. Entre las modificaciones
centrales que Simon propone están: una simple función de pagos, mapeo refinado de la información y ordenamiento
parcial de pagos. De lo anterior se desprende que los procedimientos de decisión propuestos no garantizan la existencia
o unicidad de las soluciones. En ese sentido, Simon señala -a diferencia de los modelos de racionalidad global o
sustantiva donde previamente las alternativas son analizadas antes de tomar la decisión- en la vida real los seres
humanos examinan las alternativas de manera secuenciada; cuando esto es así es posible considerar la primera
alternativa satisfactoria (que es evaluada) como aquella que es seleccionada. Por ejemplo, el jugador de ajedrez
encuentra una alternativa para forzar el mate para su oponente; él generalmente adopta esta alternativa sin preocuparse
de otras posibles opciones que también llevan a desencadenar el mate (Simon, 1955: 110).
Considerando ahora, en vez de una situación de elección estática única, una secuencia de tales situaciones, resulta
que el nivel aspiracional que define una alternativa satisfactoria puede cambiar en esa secuencia. Al respecto, un
principio general que plantea Simon es que el individuo, en su exploración de alternativas, encuentra fácil descubrir
alternativas satisfactorias y su grado de aspiración se eleva; en contrario, si encuentra difícil descubrirlas, su nivel de
aspiración baja. Tales cambios en los niveles de aspiración tenderían a llevar a una cuasi-unicidad de las soluciones
satisfactorias y también tendería a garantizar la existencia de tales soluciones.
Así pues, el argumento central del artículo referido es que el comportamiento de los organismos no conoce en
general los costos (de descubrir alternativas) y tampoco tienen un conjunto de pesas (criterios) para comparar los
componentes de un pago múltiple. Esto explica por qué las limitaciones (reales) sobre su conocimiento y capacidades
hacen que los modelos globales de racionalidad sean menos significativos y útiles que los descritos por los modelos de
racionalidad limitada (Simon, 1995: 112).
En la conclusión del artículo que se viene analizando Simon afirma que la aparente paradoja que enfrenta la teoría
económica de la empresa y la teoría de la administración, las cuales intentan ocuparse del comportamiento humano en
situaciones en las que dicho comportamiento es, al menos, intencionalmente racional; mientras, al mismo tiempo, se
puede mostrar que si se asume el tipo global de racionalidad de la teoría neoclásica, los problemas de la estructura
interna de la empresa o de otra organización prácticamente no existen (largely disappear). Tal paradoja se esfuma y los
contornos de una teoría empiezan a emerger cuando se sustituya al “hombre económico” o “administrativo” por un
organismo con limitaciones de conocimiento y habilidades (Simon, 1995: 114).
En resumen se puede decir que las aportaciones que ha hecho la psicología cognitiva a la economía -a través de la
economía del comportamiento- han sido considerables; prueba de ello es el reconocimiento del premio nobel que han
tenido algunos destacados académicos de esa área del conocimiento, empezando por Simon, Selten y Khaneman.
Sobre todo porque se ha partido del proceso real de toma de decisiones y se ha puesto a prueba en el laboratorio

10
mediante algunos experimentos que han dado buenos resultados, y que ponen en entredicho la noción de racionalidad
estándar, en algunas situaciones no contempladas en los modelos que la sustentan.
Una de las principales aportaciones de Simon, probablemente la más importante, es la idea de la racionalidad
limitada. Simon parte de la toma de decisiones en las organizaciones para descubrir que no son explicadas por la teoría
económica dominante sino que, al contrario, contradicen los preceptos básicos del hombre económico (ser racional). Es
por ello que Simon plantea la tesis de que debido a las limitaciones en la capacidad de cálculo y en el acceso a la
información disponible, el ser humano no busca la mejor opción sino sólo aquella que le satisface, considerando un cierto
nivel de aspiración (mismo que puede cambiar dependiendo del grado de dificultad de la búsqueda de alternativas); en
cuanto el agente encuentra una alternativa satisfaciente, en ese momento termina la búsqueda de opciones. De ahí que
una de las diferencias fundamentales de la racionalidad de Simon, con respecto a la estándar, es realmente el
procedimiento y la búsqueda de satisfacción en la toma de decisiones individuales. La diferencia está, dice el propio
Simon, “entre buscar en un pajar la aguja más puntiaguda que haya en él y buscar en el pajar una aguja lo
suficientemente puntiaguda para coser con ella” (Simon, citado por Collacciani y Gulayin, 2005:22).
Por otro lado, Simon critica el enfoque que se le da a la racionalidad orientada a los resultados (racionalidad
sustantiva), dejando de lado el proceso decisorio que también es muy importante. En ese sentido propone una
racionalidad procesual que representa conceptualmente a dicho proceso.
Finalmente, las investigaciones de Simon no eran sólo planteamientos teóricos sino que, en la medida que lo
permitían los métodos y las técnicas disponibles, trató de contrastar sus ideas, dándoles un sustento empírico. Así es
como desarrolló programas heurísticos y de inteligencia artificial para apuntalar sus aseveraciones.

9. Comparación entre la Racionalidad Estándar (RE) y la Racionalidad Acotada (RA) de H.A. Simon.

Después de haber analizado los modelos, por separado, de la racionalidad estándar y la racionalidad acotada, ahora
corresponde hacer un intento por desentrañar cuáles son las posibles semejanzas y diferencias que existen entre ambas
racionalidades, con el fin de poder llegar a una conclusión plausible de las relaciones existentes entre ellas, y si hay
suficientes elementos para considerar a la racionalidad acotada como un verdadera alternativa a la racionalidad estándar
o bien si conforma un perfeccionamiento de esta última. Primero se abordarán las posibles semejanzas y, al final, las
diferencias; derivado de lo anterior se esbozan algunas conclusiones tentativas.

i. Lo que hay de común entre RE y RA.


La principal característica que comparten la RE y la RA es que su punto de partida para el estudio del comportamiento
2
humano es la acción individual. El individualismo metodológico sostiene que las fuentes de la acción deben buscarse a
nivel de respuestas individuales específicas (Pereyra, 2002; Collacioani y Gulayin, 2005; Crespo, 2009). Esto tiene su
antecedente en la forma de explicar el proceso económico a partir de un ente individual que en sus inicios era Robinson
Crusoe, ahora con los grandes avances matemáticos se han formalizado muchos aspectos de la teoría (con el desarrollo
de modelos cada vez más sofisticados) pero sigue manteniéndose el mismo punto de partida del análisis. Esto se
comprueba, por ejemplo, en los textos de microeconomía, los cuales inician con una exposición de la toma de decisiones
individuales.
En segundo lugar, se deja de lado el contexto social en términos históricos en que se desarrollan las acciones
individuales y del que, en cierta medida, son resultado; se habla de individuos y mentes ajenos a una realidad concreta
(Modarres-Mousavi, 2002). En esa línea, Heilbroner y Milberg (1998) sostienen que reconocer las raíces sociales de toda
conducta lleva a la concepción de que los macrofundaciones deben preceder a al microcomportamiento (y no a la
inversa como sucede habitualmente en economía); por lo mismo, llegan a la conclusión de que “… hasta que el contexto
social del comportamiento económico sea reconocido abiertamente, la economía será incapaz de tener un papel útil
como intérprete de las perspectivas humanas” (Heilbroner y Milberg, 1998: 22).
Aunque es justo reconocer que el planteamiento de Simon es más realista en el sentido de partir de observaciones
empíricas pero, al final, se aleja del mundo terrenal. La cuestión es que si bien el proceso psicológico es importante para
conocer el proceso de toma de decisiones, también es cierto que está determinado por una realidad concreta, material,
en que se desenvuelven los individuos que, más que aislados, son producto, en buena medida, de sus circunstancias
(medio social). Hay que considerar también la actuación del hombre que transforma esas circunstancias y, con ello, se
transforma así mismo. Por otro lado, no se cuestiona el statuo quo del sistema social en que se toman las decisiones y
se da por hecho su existencia y conservación.
En tercer lugar, el mecanismo de elección en ambas racionalidades es intencional y la explicación también lo es.
Esto quiere decir que el tipo de conducta está orientado a un fin concreto, utilizando una serie de medios para alcanzarlo.

2
Término acuñado por Schumpeter (1908) y es uno de los métodos más usados en economía (Crespo, 2009).
11
En ese sentido se habla de que la explicación es teleológica, es decir explica los hechos en función del objetivo que se
desea alcanzar.
En cuarto y último lugar, las dos racionalidades se pueden considerar subjetivas en la medida en que al estudiar los
resultados de la toma de decisiones se hace con base en un valor esperado desde el punto de vista del decisor (por lo
mismo es subjetivo), de la satisfacción o utilidad que obtiene al lograr el objetivo propuesto. En el caso de las empresas o
del consumidor, ambos buscan una utilidad que en los términos de la RE es máxima, en tanto que en la RA es
satisfaciente.
En resumen las principales semejanzas entre la RE y la RA consisten en que ambas parten del individualismo
metodológico, sin considerar el contexto histórico y social que define la toma de decisiones individuales, hay una
tendencia marcada a la modelación matemática y juega un papel determinante las preferencias y expectativas del agente
en la elección (valoración subjetiva).

b. Las principales diferencias entre RE y RA.

Para facilitar la exposición de este apartado, se parte de los cuadros 1, 2 y 3 que aparecen más bajo, donde se hace una
contrastación de las racionalidades mencionadas atendiendo a varios criterios de comparación y tomando como base las
unidades conceptuales de análisis expuestas a lo largo del artículo. En primer lugar, se abordan las diferencias más
importantes presentadas en el cuadro 1. Posteriormente, en el cuadro 2 y 3, se mencionan otras diferencias no menos
importantes y que se derivan del análisis realizado líneas arriba.

CUADRO 1. COMPARACIÓN ENTRE LA RACIONALIDAD ESTÁNDAR VERSUS


RACIONALIDAD ACOTADA (I).

Racionalidad Mundo real y Modelo de Conocimiento Capacidad


percibido hombre del medio de cálculo
Estándar Único Homo Completo Ilimitada
oeconomicus
Acotada Distinto Administrativo Incompleto Limitada

Fuente: Elaboración propia.

De acuerdo con el análisis previo de las racionalidades y con el cuadro 1, se desprende que las principales diferencias
entre la RE y la RA estriban en la manera en que se concibe al individuo tomador de decisiones: mientras que en la
primera se trata de un ser con capacidad ilimitada y conocimiento completo para la segunda es exactamente lo contrario,
es decir son limitadas esas características. Esto tiene una base empírica que Simon destaca al partir de la realidad
objetiva en el proceso real de toma de decisiones en la administración. Es por ello, que él confronta al hombre económico
el hombre administrativo. Detrás de esas diferenciaciones se encuentra la manera en que están relacionados el mundo
real y percibido por el individuo; esto es, mientras en la RA son considerados ambos como uno solo (único) en la RA sí
contempla una clara diferencia entre ellos. Las consecuencias inmediatas de eso estriban en que, en el primer caso, es
posible predecir las decisiones que tomará un individuo; en el segundo caso, es más compleja la relación y requiere de
una teoría que considere los procesos de razonamiento y de la representación subjetiva del agente (su marco); por eso
mismo es más difícil modelarlo.

CUADRO 2. COMPARACIÓN ENTRE LA RACIONALIDAD ESTÁNDAR VERSUS


RACIONALIDAD ACOTADA (II).

Racionalidad Clase de Criterio Modelación Tipo de


racionalidad de decisión supuestos
utilizados
Estándar Sustantiva o Maximización Desarrollada Irreales (as if,
Instrumental como si)

Acotada Procesual Satisfaciente Incipiente Realistas

Fuente: Elaboración propia.

Simon señala como un punto débil de la RE el hecho de que se avoque a los resultados, dejando de lado el proceso
mediante el cual se lleva a cabo la decisión; por eso habla de dos tipos de racionalidad que forman parte del proceso real
12
de toma de decisiones: la sustantiva y procedural, respectivamente. Es también destacable la diferencia en el criterio de
decisión, por cuanto este es uno de los pilares de la RE y uno de los supuestos más frecuentes en los modelos
económicos: la maximización. En ese sentido ha sido también uno de los más criticados por la evidencia empírica que,
como ya se dijo, sostiene la teoría de la utilidad esperada y los experimentos serios demuestran que el postulado de
maximización no se cumple en varios casos. Ante ello, Simon propone un supuesto más realista, derivado de su
observación directa y experiencia profesional en la administarción pública y privada: el ser humano más que buscar la
maximización del beneficio o la utilidad busca un alternativa suficientemente buena, por las restriciones que tiene en su
capacidad de cálculo y del conocimiento del medio, es decir una racionalidad satisfaciente que es cambiante en la
medida que los niveles de aspiración cambian en función del grado de dificultad para encontrar y acceder a una
alternativa posible. Con lo anterior, Simon debilita el requisito maximizador como criterio de decisión, conformándose con
una racionalidad diferente: satisfaciente y preocupada por el procedimiento.
Adicionalmente, los modelos de RE y RA son diferentes en la medida que los supuestos que los sustentan
también lo son: en los primeros se parte de la visión de Friedman sobre el énfasis que pone en la predicción de la teoría
y no en los supuestos realistas; en cambio Simon señala la necesidad de supuestos realistas que permitan llegar,
mediante aproximaciones en la teoría, a conocer mejor la realidad económica. Por supuesto que la versión estándar
cuenta con un amplio desarrollo en los modelos, no así en la vertiente simoneana donde en las últimas dos décadas ha
habido intentos de formalización pero son contados porque el proceso que la define es más complejo.

CUADRO 3. COMPARACIÓN ENTRE LA RACIONALIDAD ESTÁNDAR VERSUS


RACIONALIDAD ACOTADA (III)

Racionalidad Clase de Proceso Estado de las Proceso


razonamiento de elección preferencias adaptativo

Estándar Deductivo Repetitivo Son existentes Simple


( regular)
Acotada Inductivo Cambiante Se construyen Complejo

Fuente: Elaboración propia.

Es importante recordar la diferenciación que hace Simon del mundo real y percibido, en tanto que para la RE es lo
mismo; esto hace que se conciba un mundo simple, a diferencia del mundo real que es complejo y en el que la
adaptación del individuo a ese medio también lo es. Esta diferencia impacta directamente en las preferencias que tiene el
agente y permite conocer mejor el proceso de decisión: en la RE se parte de que las preferencias ya existen, es decir son
dadas; no así en la RA donde se construyen, esto es el individuo busca las alternativas y cuando encuentra una lo
suficientemente buena termina la búsqueda. En el mismo tenor están las diferencias en cuanto al proceso de elección:
para la RE es repetitivo, regular, consistente; en tanto que para la RA no lo es así, es cambiante en la medida que el
marco cambia. En la primera los razonamientos son en general deductivos, mientras en la segunda es más frecuente el
uso de razonamientos inductivos, en la medida que trata de incorporar el proceso real de toma de decisiones.
De lo desarrollado hasta aquí pudiera quedar la idea de que en la teoría neoclásica los supuestos son tan
restrictivos que el hombre ideal se aleja del hombre real, común, lo cual podría caer en una falsa apreciación de sus
aportaciones. No obstante, la simplicidad, la consistencia y el alto grado de matematización de los modelos de RA han
logrado desarrollos importantes en la ciencia económica, mismos que pueden considerarse en conjunto como lo es la
mecánica clásica en la física, pero también tienen sus limitaciones importantes que no deben pasarse por alto, bien
señaladas por Simon y otros autores como Allais, Sen, Khaneman, Selten, entre otros.

10. Conclusiones

Hemos hecho un recuento relativamente breve del desarrollo de los fundamentos de los fundamentos avances y
principales extensiones y críticas a la teoría de las decisiones de los agentes económicos. Los intentos de mejora y
extensiones de la teoría VNM no fueron abordados todos, nos limitamos a los que han sido más conocidos, desde
nuestro punto de vista, los cuales se centran directamente en la paradoja de Allais o la Ellsberg. No abordamos el
problema de la consistencia dinámica, ni la teoría de utilidad basada en rangos o la teoría de la utilidad basada en casos,
entre otros importantes desarrollos. El motivo ha sido la extensión del trabajo y la motivación original del mismo, la cual
tenía que ver con el papel de los trabajos de Simon en el desarrollo de la teoría económica moderna. Dedicamos lo que
sigue de esta sección a las conclusiones sobre este punto. Se reafirma la idea inicial en el sentido de que la racionalidad
acotada es un perfeccionamiento de la racionalidad estándar dominante, en los siguientes términos:

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a. No se propone cambiar de paradigma de análisis de la teoría económica, simplemente se trata de enfocar mejor
el lente para que la toma de decisiones parta de situaciones más realistas y se pueda contrastrar con la evidencia
empírica. Aún cuando en el planteamiento de Simon hay un relajamiento de los supuestos del modelo de elección
racional, existen también varios puntos en común importantes que hacen de la racionalidad acotada un pariente muy
cercano de la racionalidad estándar (veáse individualismo metodológico, subjetivismo, sin contexto social, etc.). Simon se
apoya más en los avances de la psicología cognitiva para apuntalar sus análisis en el ámbito económico (behavioral
economics) y eso ha fortalecido los desarrollos en la teoría económica en su conjunto pero no es una ruptura de
paradigmas sino un enriquecimiento de la teoría económica.
b. La evidencia empírica (léase experimentos) es cada vez más abundante en el sentido de que no se confirman
uno o varios de los supuestos de la teoría de la utilidad esperada, base de la racionalidad estándar. Lo que ha provocado
nuevos desarrollos de corrientes en la economía, entre ellas la economía del comportamiento, la evolucionista e
institucionalista, algunos de cuyos soportes son semejantes en ellas.
c. Cada vez más estudios, sobre todo empíricos, abordan la racionalidad acotada diseñando modelos que según
sus autores explican mejor los fenómenos ecónomicos que aquellos sustentados en la racionalidad estándar. Por
ejemplo, en la organización empresarial, las finanzas, leyes, etc. Pero aún es todavía muy reducido su número respecto
al caudal de estudios de la racionalidad estándar. La razón estriba, entre otras, a que la racionalidad acotada, por su
propio contenido, es más compleja y eso ha complicado su proceso de formalización.
d. Por lo anterior, se puede concluir que las diferencias entre la racionalidad acotada y la racionalidad estándar son
de grado y no de concepción profunda que pudiera llevar a una ruptura final; lo que se observa es que poco a poco los
académicos de la corriente principal en economía (mainstream) van adoptando estos nuevos desarrollos, intentando en
algunos casos hacer experimentos y estudios concretos, y en otros tratando de operacionalizarlos vía su formalización o
axiomatización.

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