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El Despertar de La Kundalinī
El Despertar de La Kundalinī
El objetivo del yoga es despertar a esta serpiente, hacer que levante la cabeza y que
ascienda por un delicado nervio o canal de la espina dorsal hasta el llamado “loto de los
mil pétalos” (sahasrara) situado en la coronilla, en la parte superior de la cabeza. Esta
vía o canal axial, que recibe el nombre de sushumna (“rico en felicidad, colmado de
bendiciones”), se halla flanqueada y cruzada por otros dos canales: uno blanco,
conocido como ida (que significa “refresco, libación; corriente o flujo de alabanza y
adoración”), que asciende en espiral desde el testículo izquierdo hasta el orificio
derecho de la nariz y está asociado a las energías frías, ambrosíacas, “lunares” de la
psique; y el otro rojo, llamado pingala (“de tonalidad leonada, solar”), que va desde el
testículo derecho al orificio izquierdo de la nariz, cuya energía es “solar, ardiente” y,
como el calor solar de los trópicos, desecante y destructiva. La primera tarea del yogui
es unificar las energías de estos poderes antagónicos en la base de su sushumna, y luego
llevarlas por el canal central a medida que se va desenroscando la reina serpiente.
El objetivo del yoga es despertar a esta serpiente
Ésta, ascendiendo desde el centro del loto inferior hasta el más alto, despertará los cinco
centros intermedios a medida que los encuentre en su camino, y con el despertar de cada
uno de ellos, toda la psicología y la personalidad del sujeto se transformará de manera
fundamental.
Hace dos siglos vivió un gran santón indio, Ramakrishna (1836-1886), que fue un
auténtico virtuoso en la práctica del yoga y en una ocasión dijo a sus seguidores: “Hay
cinco clases de samadhi”; es decir, cinco clases de éxtasis espiritual, “En estos
samadhis se siente la corriente espiritual como el movimiento de una hormiga, de un
pez, de un mono, de un pájaro o de una serpiente. En ocasiones la corriente espiritual
sube por la espina dorsal como los pasos menudos de una hormiga. Otras veces, en el
samadhi, el alma nada gozosa como un pez en el océano del éxtasis divino. A veces,
cuando me recuesto de lado, siento la corriente espiritual empujándome, jugando
conmigo, como un mono. Me quedo quieto, y la corriente, como un mono, alcanza de un
salto el sahasrara. Ésa es la razón por la que a veces me verán dar un salto repentino.
Hay otras veces en que la corriente espiritual sube como un pájaro, saltando de rama
en rama; y el lugar donde se queda se siente arder […]. Y a veces la corriente
espiritual asciende como una serpiente, zigzagueando hasta llegar a la cabeza, y
entonces experimento el samadhi. La conciencia espiritual del hombre no se despierta
hasta que se despierta su kundalinī”.
Así describe Ramakrishna cierta experiencia: Justo antes de alcanzar este estado
mental, se me reveló la manera en que se despierta la kundalinī, cómo florecen los lotos
de los distintos centros y cómo todo ello culmina en el samadhis. Se trata de una
experiencia muy íntima. Vi como un muchacho de unos veintidós o veintitrés años,
exactamente igual a mí, entraba en el nervio del sushumna y se compenetraba con los
lotos, tocándolos con la lengua. Empezó por el primer centro, en el ano, y pasó por los
centros del órgano sexual, el ombligo y los demás. Los distintos lotos de esos centros —
dotados de cuatro pétalos, seis pétalos, diez pétalos y demás–, que estaban decaídos, se
irguieron a su tacto. Al llegar al corazón —lo recuerdo con todo detalle– y
compenetrarse con su loto tocándolo con la lengua, el loto de doce pétalos, que estaba
colgando cabeza abajo, se irguió y abrió todos sus pétalos. Luego alcanzó el loto de
dieciséis pétalos de la garganta y el de dos pétalos situado en la frente. Y, por último,
floreció el loto de mil pétalos de la cabeza. Desde entonces he permanecido en este
estado.
Los distintos lotos de esos centros —dotados de cuatro pétalos, seis pétalos, diez
pétalos y demás–, que estaban decaídos, se irguieron a su tacto.
Los primeros estudios serios en lengua inglesa sobre los principios del tantrismo datan
del primer cuarto del siglo pasado y fueron publicados por sir John Woodroffe (1865-
1936), juez de la corte suprema de Calcuta. Tres de sus imponentes volúmenes son
indispensables para el lector coccidental que quiera tener algo más que una idea
superfical de este saber: Principles of Tantra [Principios del Tantra] (Madrás 1914),
Shakti and Shâcta [Shakti y Shâkta] (Madrás 1928) y The Serpent Power [El poder
serpentino] (Madrás 1931, 3ª edición revisada). A estos libros debe añadirse la obra más
reciente del doctor Shashibhusan Dasgaputa, Obscure Religious Cults as a Background
of Bengali Literature [Oscuros cultos religiosos en el trasfondo de la literatura de
Bengala] (Calcuta, 1946), y el extenso manual ya mencionado del profesor Eliade, con
los que el estudioso dotado de paciencia encontrará varias puertas ocultas a la
interpretación simbólica y su relevancia para la propia vida interior.
El cuarto chakra está situado a la altura del corazón y su nombre es anahata, “no
impactado”, pues allí se oye un sonido que no proviene del impacto de una cosa con
otra. Este sonido se identifica con la sílaba OM o AVM, que se conoce como la sílaba
de los cuatro elementos. Su forma es la de un loto de doce pétalos rojos. En el centro
dos triángulos invertidos de color humo y otro triángulo central más pequeño que
contiene un lingam. Su deidad es Shiva benevolente y Kakini, la diosa que con una de
sus manos otorga bendiciones. Debajo de él aparece otro pequeño loto situado al nivel
del plexo solar en cuyo interior aparece un árbol, el árbol de los deseos.
El siguiente chakra se situa a la altura de la laringe, se llama vishuddha, “purificado”.
Ramakrishna dice que en este nivel: “el devoto no quiere otra cosa que hablar y oír
acerca de Dios”. Tiene diez y seis pétalos púrpura y en medio del triángulo central
blanco hay un círculo también blanco que representa la luna llena con un elefante
blanco y la sílaba ham, que alude a la pureza. Su deidad es Shiva en su aspecto
hermafrodita. Simboliza “la puerta de la gran liberación”, pero también el umbral
donde se encuentran los guardianes terribles y cantan las engañadoras sirenas. Es el
paso peligroso, “el borde afilado de la navaja que es difícil de recorrer” (Katha
Upanishad)
[El séptimo chakra se llama sahasrara y, sobre él, Campbell escribe lo siguiente,
reproducimos sus palabras íntegramente:]
El término sánscrito nirguna brahman “el absoluto no manifiesto”, se aplica a la
realización de este último chakra, y su loto es sahasrara, “de los mil pétalos”, que
cuelga hacia abajo desde la parte superior de la cabeza emitiendo rayos de néctar más
brillantes que la luna. En su centro, refulgente como el relámpago, se encuentra el
último y definitivo triángulo yoni, en cuyo interior, bien escondido y de muy difícil
acceso, se halla el resplandeciente gran vacío, al que sirven todos los dioses. “Una
pulga que esté en Dios”, nos dice Eckhart, “es más noble que el más excelso de los
ángeles”.
[Después de esta explicación y como final del capítulo, el autor incluye el siguiente
poema de la Divina Comedia de Dante, en el, que con otras palabras, se alude a la luz
viva y fuente de vida que en Oriente recibe el nombre de kundalinī]
Un solo instante me causa más olvido/Que los veinticinco siglos transcurridos desde
aquello/Que hizo a Neptuno maravillarse de la sombra de Argos./ Así mi mente,
extasiada/Contemplaba absorta y sin moverse,/Y cada vez con mayor interés/Aquella
luz en la que uno se transforma de tal manera/Que es imposible ya/Contemplar
cualquier otra cosa,/Porque el bien, que es objeto de la voluntad,/Se halla todo en ella
contenido,/Siendo imperfecto fuera de ella cuento en ella es perfecto./ Pero mi discurso
no logrará expresar/ Ni siquiera lo que recuerdo todavía./Peor aún será para ello que
la lengua de un niño de pecho./ Y no es porque hubiera más que una simple
presencia/En la luz viva que estaba observando/Y que se mantiene siempre igual a sí
misma; / Sino que a mi vista que se agudizaba a medida que miraba,/ Una sola
apariencia cambiaba/A medida que yo mismo lo hacía./ En la profunda y clara
sustancia de la sublime luz,/Tres círculos aparecieron ante mí/De tres colores y una
sola dimensión;/ Uno parecía reflejarse en el otro/Como el iris refleja al iris, y el
tercero parecía de fuego,/Exhalado por igual por los otros dos./ ¡Qué inadecuado es el
lenguaje, y qué pobre/Para expresar mi concepto! Y aún llamarlo pobre/No basta para
expresar lo que vi./ ¡Oh luz eterna que habitas en ti misma!/¡Sólo tu te abarcas, y sólo
en ti misma comprendes/Y eres comprendida, amas y eres celebrada!/ El círculo que
parecía originado en ti/Como luz reflejada,/Tras contemplarlo un tiempo/ Me pareció
que contenía nuestra propia imagen/En su interior, con su idéntico color;/ Por lo que
me dediqué a observarlo atentamente./ Como el geómetra que dedica todo su
esfuerzo/A la medición del círculo, y no logra encontrar/Con sus cálculos el principio
que busca,/ Así , me encontraba yo ante esta visión;/Quería encontrar cómo la imagen
correspondía/ Al círculo, y cómo tenía allí su lugar. (El Paraíso XXXIII, 94-138).
NOTAS
[1] Sir John Woodroffe, en su obra explica que tanto la serpiente como los centros están
íntimamente ligados con la palabra: “Kundalinī es Sabda-Brahman o la ‘Palabra’ (Vak)
en los cuerpos, y en Su forma propia (Svarúpa) es la Consciencia Pura, y es todos los
Poderes (Sarva-saktimayí)”. El poder serpentino, Kier, Buenos Aires, 1979, p. 20.
[2] En la misma obra, Woodroffe dice: “…deseo añadir que también algunos modernos
escritores hindúes cooperaron en la difusión de nociones erróneas acerca de los
Chakras, describiéndolos desde lo que es un mero punto de vista materialista o
fisiológico. Obrar así no es un mero planteamiento erróneo del hecho sino una traición;
pues la fisiología no conoce a los Chakras tal como existen en sí —es decir, como
centros de la consciencia y de la actividad de Súksma Prána-váyu o fuerza vital sutil;
aunque trata sobre el cuerpo burdo que se relaciona con aquéllos. Quienes apelan a la
fisiología es probable que sólo logren una noción desajustada”; Ibídem p. 18.
https://www.arsgravis.com/el-despertar-de-la-
kundalini/?fbclid=IwAR2ajcw18_mbhVbmo356VMBLftX96og7GSZ7maIIdSCz1FYP
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