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EXAMEN AD AUDIENDAS

CURSO 2014-2015

7. LA ESTERILIZACIÓN

INTRODUCCIÓN.

Vivir es el bien supremo del existente humano, puesto que lo contrario sería la simple negación,
la nada. En este sentido ser y vivir se identifican. Pues bien, si la vida es el bien más original del hombre
y lo que fundamenta todos los demás derechos, es evidente que se merece un cuidado máximo desde la
concepción hasta su muerte.

La ingeniería genética puede llegar a adquirir un dominio tal sobre los genes, que cabría disponer
en un futuro de los medios técnicos para manipular la especie humana, sin que se pueda aún precisar sus
límites.

La moralidad de estas acciones sólo dependerá de dos razones: de algunos límites en su


aplicación y del uso de los medios a emplear. En todo caso, ha de respetar la dignidad de la persona, tal
como esta dispuesto por Dios.

El dominio sobre el origen de la vida y producción de la vida da al hombre no solo la capacidad


de crearla, sino también de evitarla y aun de destruirla. Es, pues, evidente que esta situación no es ajena a
la ciencia ética, sino que la reclama como un principio orientador en servicio del mismo hombre y de la
humanidad entera.

7.1. DEFINICIÓN.

Se entiende por esterilización el acto de intervenir en alguno de los órganos indispensables para
la reproducción, por lo que se priva al hombre o a la mujer de la facultad procreativa.

La esterilización no siempre requiere una intervención quirúrgica, por lo que no es preciso que se
extirpe algún órgano productor; basta con que la acción humana modifique alguno de los órganos
productores impidiendo su finalidad natural de engendrar.

EXISTEN DOS CLASES DE ESTERILIZACIÓN:

1. E. Orgánica: se lleva acabo mediante una modificación de los órganos sexuales.


2. E. Funcional: solo entorpece su mal funcionamiento, lo cual puede llevarse a cabo con
productos farmacológícos. Esta no se identifica con la anticoncepción, que es efecto de ciertas
píldoras que tienen efectos abortistas, que destruyen el óvulo ya fecundado.

En consecuencia, la esterilización, tanto orgánica como funcional, se distingue de la


contraconcepción, del aborto y del infanticidio. En concreto: la “esterilización” o bien imposibilita la
formación de los elementos germinales masculinos o femeninos o impide que pasen a las vías genitales
del hombre o de la mujer.

También se distingue de la castración y de la ovariectomía, las cuales suponen la eliminación de la


capacidad sexual en su integridad, con lo que se priva al paciente de importantes hormonas sexuales, y
por ello repercute seriamente en su persona.
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DIVISIÓN:

La esterilización puede ser:


1. E. Directa: busca eliminar la capacidad misma generadora, bien sea con el fin de no tener más
descendencia o como medio para alcanzar otros objetivos relacionados con ella. Esta puede ser
de dos maneras:
a. La que rehuye la procreación en sí misma solo con el fin de no tener más hijos.
b. La que pretende evitar el embarazo de la mujer por razones de salud física o psíquica de
la futura madre. Se suele llamar esterilización preventiva.
2. E. Indirecta: se deriva de una operación necesaria que lesiona un órgano procreador, por
ejemplo; la extirpación de un miembro aquejado de una enfermedad, un cáncer. Se llama
también esterilización terapéutica.
3. E. Permanente: afecta a los mismos órganos generadores, puede ser irreversible.
4. E. Transitoria: esta es temporal y no se pierde la facultad misma de procrear, sino que se
obstaculiza momentáneamente
5. E. Voluntaria: es casi siempre por motivos antiprocreativos
6. E. Forzada o involuntaria: esta admite varias causas
a. Las que se llevan mediante una ley injusta.
b. Por presuntos motivos demográficos.
c. Para mejorar la raza.

7.2. ESTERILIZACIÓN FEMENINA Y MASCULINA.

Hasta las épocas más recientes la más practicada es la esterilización femenina. Ella obedecía a la
facilidad de realizarla, además de su situación frente al hombre en la comprensión de su sexualidad.
El método más frecuente es: la “ligadura tubárica” o el llamado “ligamento de trompas”.

En la actualidad se facilita y aumenta la esterilización masculina, debido a la reivindicación de la


mujer y la facilidad de las nuevas técnicas de esterilización del varón:
1. La vasotomía: simple sección del conducto deferente.
2. La vasectomía: extirpación de un segmento de dicho conducto.
Ambas imposibilitan el semen fértil.

La espermiogénesis: puede disminuir o incluso suprimir el inmediato periodo posoperativo, pero


se reanuda una ves que el epidídimo y los conductores aferentes se reabsorben.

La vasectomía a diferencia de la esterilización femenina, no redunda en la infecundidad


inmediata. Los espermatozoides en el aparato reproductor –extremo distal de la obstrucción-, son
expulsados en un periodo de tiempo que oscila entre una y Diez semanas después de la intervención.

Al sacerdote le es suficiente la simple noticia de estas notas técnicas, y para tales casos, si fuese
preciso, el confesor aconsejará al interesado la necesidad de recurrir a la consulta del médico pertinente.
Lo que verdaderamente incumbe al sacerdote es el aspecto ético, no el técnico.

7.3. ENSEÑANZA ECLESIAL.

En la medida en que las prácticas de esterilización se han extendido, tanto el magisterio como los
moralistas juzgan negativamente la legitimidad moral de esta práxis.

La regla ética, debe de tener en cuata las diversas clases de esterilización, con sus móviles y sus
fines. Se distingue al menos seis tipos de esterilización: directa “simpliciter” (bien sea orgánica o
funcional); directa: “preventiva”; directa coactiva-eugenésica; indirecta; punitiva y víndicativa.

Pues bien, el juicio ético sobre cada una de ellas no es unívoco. Precisemos la valoración moral
de las diversas clases de esterilización.
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7.3.1 ESTERILIZACIÓN DIRECTA “SIMPLICITER”

Se entiende como tal la que se lleva acabo de modo voluntario por parte del paciente y se realiza
con el fin de hacer imposible la capacidad procreadora del hombre o de la mujer. Tal acción debe de
considerarse como gravemente prohibida. Más aún, la enseñanza magisterial la califica como
“intrínsecamente grave”.

“La operación quirúrgica de la que se obtiene la esterilización…, si se hace para impedir la


procreación de la prole es una acción intrínsecamente mala por defecto en el agente, ya que ningún
hombre privado de autoridad pública, tiene dominio sobre los miembros del cuerpo” 1.

<<¿Es lícita la esterilización directa, ya temporal, ya perpetua, tanto del hombre como de la
mujer?”. La respuesta fue la siguiente: “Negativamente y que esta prohibida por la ley natural, y que en
cuanto a la esterilización fue reprobada por el decreto de esta congregación, el día 21 de marzo de 1931” 2

En consecuencia, aún la esterilización temporal –y por lo mismo, reversible- “esta prohibida por
la ley natural”.

7.3.2 ESTERILIZACIÓN DIRECTA “PREVENTIVA”

La esterilización “médico-preventiva, es la que se lleva acabo con el fin de evitar un mal físico y
psíquico que puede seguirse aún nuevo embarazo. Se podría pensar que en tales casos cabría apelar al
principio de totalidad3, pero tal interpretación ha sido negada por el Papa Pío XII, el cual afirma,
expresamente que no tiene explicación a esta concreta circunstancia:

“No es raro, que cuando complicaciones ginecológicas exigen una intervención quirúrgica o-
independientemente de estas complicaciones-, que se extirpen las tropas uterinas sanas o se les deje
incapaces de funcionar con el fin de prevenir un nuevo embarazo y los graves peligros que podrían quizás
derivar para la salud o la vida de la madre; peligros en la que la causa depende de otros órganos enfermos
–como los riñones, el corazón, los pulmones- pero que se agravan en cada embarazo. Para justificar la
extirpación de las trompas uterinas sanas, algunos pretenden basarse en el principio citado anteriormente
y afirman que es lícito intervenir sobre los órganos sanos cuando el bien del todo lo exige. Aquí se apela
erróneamente a este principio. Por que en este caso, el peligro que corre la madre no proviene
directamente de la presencia o normal funcionamiento de las trompas uterinas ni de su influencia sobre
los órganos enfermos, riñones, pulmones, corazón. El peligro aparece solo si la actividad sexual libre
ocasiona un embarazo que podría alterar el funcionamiento de dichos órganos demasiados débiles o
enfermos. Las condiciones que permiten disponer de una parte en favor del todo en virtud del principio de
totalidad, faltan. No está, pues, permitido moralmente intervenir sobre las tropas sanas” 4.

La argumentación de Pío XII se fundamenta en que e trata de dos ámbitos distintos: una cosa es
la unidad del organismo corporal y la otra la facultad generadora, que, según la enseñanza del Papa, no es
de índole diversa. En efecto, “unidad” tiene un sentido analógico. No es lo mismo la unidad del cuerpo
humano, que la unida social o la unidad de vida que integra la existencia matrimonial, etc. de aquí que el
“principio de totalidad” se cumpla solo en un todo que forma en si un unidad, o como afirma el Papa, para
el “todo, como tal, por lo que respecta a la parte, como tal”.

1
DS,3760
2
DS, 2283
3
“Él (enfermo) en virtud del principio de totalidad, de su derecho a utilizar los servicios del organismo como un todo,
puede disponer de las partes individuales para destruirlas o mutilarlas, cuando y en la medida en que se a necesario
para el bien del ser en s conjunto, para asegurar su existencia o para evitar y, naturalmente, reparar daños graves y
durables, que podrían ser de otra forma rescatados y reparados”. PIO XII, discurso al congreso internacional de
Hispatología del sistema nervioso, 11 (13-IX-1952), “AAS” 44 (1952), 787, “Eccles” 585 (1952) 343.
4
PÍO XII, Discurso al Congreso de la Sociedad Italiana de Urología (8-X-1935), “AAS” 45 (1935) 675. Este párrafo se
omite en “Eccles” 641 (1953) 461.
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El riego de una aplicación discriminada de este principio puede llevara a efectos desastrosos, en
los que podría pensarse que una parte decisiva podría sacrificarse en favor del todo.

De hecho el magisterio, no aplica a las cuestiones de moral matrimonial: ni a la relación amor


procreación, ni a la salud física y la facultad procreadora.

Finalmente la Congregación para la doctrina de la Fe considera como “esterilización directa” la


que se lleva a cabo en previsión de posibles males físicos o de trastornos psíquicos que pueden acompañar
a la madre en el caso de un embarazo, o sea, la que hemos denominado “esterilización preventiva”:

“Queda absolutamente prohibida, según la doctrina de la Iglesia, independientemente de la resta


intención subjetiva de los agentes para proveer de la salud o para prevenir un mal físico o psíquico que se
prevé o se derivara del embarazo”5.

Este Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe pretende formular la síntesis de la


enseñanza moral católica sobre la esterilización. Con fecha de 31 de julio de 1993, la congregación da
respuesta a estas tres cuestiones.

1. Si es lícito la extirpación del útero (histerectomía), gravemente dañado, “que podría provocar un
grave peligro para la salud o la vida de la mujer”. La respuesta es afirmativa.
2. Si es lícito en el mismo caso cuando no corre “un grave peligro la vida o la salud de la madre,
pero podría producirse un nuevo embarazo, el cual no siempre, pero en ocasiones causa graves
trastornos. La respuesta en negativa.
3. Si en el mismo supuesto b, es lícito el ligamento de trompas, lo que encierre un riesgo menor. La
respuesta en negativa.
El documento de la congregación justifica estas tres respuestas 6.

7.3.3 ESTERILIZACIÓN DIRECTA “COACTIVA O EUGENÉSICA”

Se consideran tres tipos: la genérica que se aplica a los disminuidos psíquicos; al que se impone
por motivos de raza (eugenésica) la que se prolonga con fines demográficos (demográfica).
En ocasiones se lleva acabo sin el consentimiento del paciente, pues se ejecutan en provisión de posibles
embarazos de aquellas personas que son suficientemente conscientes, cuales ocurre en los disminuidos
psíquicos o en esposos que pueden concebir con riesgo de transmitir deformaciones o enfermedades
hereditarias.

El Papa Pío XII lo contempla en la Encíclica Casti connubii y condena esta practica 7.
“Nuestro predecesor Pío XI y Nos mismo nos hemos vistos obligados a declarar contraria a la ley natural
no solamente la esterilización eugenésica, sino toda esterilización directa de un inocente, definitiva o
temporal, del hombre o de la mujer. Nuestra oposición a la esterilización era y permanece firme, por que,
a pesar del fin del “racismo”, no se ha cesado de desear y de intentar suprimir por medio de la
esterilización una descendencia cargada de enfermedades hereditarias”8.

Pero la esterilización propiamente eugenésica es la que persigue la pureza de la raza. Se entiende


como tal, la que impone la autoridad civil a algún ciudadano en contra de su voluntad.

“¿Qué debe opinarse de la llamada teoría “eugenésica”, tanto positiva como negativa, y de los
medios por ella indicados para promover el mejoramiento de la especie humana, sin tener para nada en
cuenta las leyes naturales y divinas, ni eclesiástica que se refieren al matrimonio y al derecho de los
individuos?”

5
CONGR DOCTR FE, (13-III-1975), sobre la esterilización, “AAS” 68 (1976) 738, “Eccles” 1821 (1976) 71.
6
Responsa ad proposita dubia circa “interclusionem uteri” et alias quaestiones. Él testo ha sido publicado en “L´ OsseerRom”
31-7-1994 (cfr. “Apoll” 67 (1994) 494-494).
7
CC 23 – 24).
8
PÍO XII, Discurso al Congreso Internacional de Genética Médica, 9 (7-IX.1953), “AAS” 45 (1953) 606, “Eccles” 636
(1953) 317.
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Res.: “Que debe ser totalmente reprobada y tenida por falsa y condenada, como se enseña en la
Carta Encíclica sobre el matrimonio cristiano Casti connubii del 31-XII-1930” 9.

A partir de los años sesenta, se inician las campañas de esterilización en los países en vía de
desarrollo por previsiones demográficas. De ahí su nombre, pues de ordinario se denomina esterilización
demográfica. Esta situación ha sido condenada por el Papa Juan Pablo II:

“La Iglesia condena, como ofensa grave a la dignidad humana y a la justicia, todas aquellas
actividades de los gobiernos o de otras autoridades públicas que tratan de limitar de cualquier modo la
libertad de los esposos en la decisión sobre los hijos. Por consiguiente, hay que condenar totalmente y
rechazar con energía cualquier violencia ejercida por tales autoridades en favor del anticoncepcionismo e
incluso de la esterilización y del aborto procurado. Al mismo tiempo hay que rechazar como gravemente
injusto el hecho de que, en las relaciones internacionales, la ayuda económica concedida para la
promoción de los pueblos esté condicionada a programas de anticoncepcionismo, esterilización y aborta
procurado (FC 30)”10.

7.3.4 ESTERILIZACIÓN INDIRECTA

Un juicio moral bien distinto merece la esterilidad indirecta, o sea, aquella que no busca per se
eliminar la facultad procreadora, sino que, desde el punto de vista médico, se juzga necesario extirpar
algún órgano sexual por y para la salud o supervivencia de la persona. Esta doctrina señala una constante
enseñanza magisterial. Así Pío XII lo enseñó reiteradamente y lo deduce de un principio general: eliminar
un órgano humano mediante “una mutilación anatómica o funcional” es lícito siempre que se den estas
tres condiciones:
1. Que un órgano produzca un daño serio o una amenaza al conjunto del organismo;
2. Que dicho daño no se pueda evitar o al menos disminuir notablemente, mas que mediante la
extirpación de dicho órgano;
3. Que quepa esperar que el mal negativo –la mutilación- compense con el bien positivo que espera
alcanzarse, bien sea “la supresión del peligro para el organismo entero o la mitigación de los
dolores, etc.

En el supuesto de que estas tres condiciones concurran, la esterilización se considera sólo de “modo
indirecto” y, aunque anule la facultad generadora, es licito realizarla.

En cuanto a la esterilización indirecta funcional, o sea, la que no comporta mutilación de órgano


alguno, sino tal solo impide la procreación, Pío XII apela “al principio de doble efecto”. El Papa lo aplica
al caso de que una mujer haga huso de “píldoras como remedio a las reacciones exageradas al útero y del
organismo, aunque estos medicamentos, al impedir la ovulación, hagan imposible también la
fecundación”. A este problema moral, Pío XII responde así:

“La respuesta depende de la intención de la persona. Si la mujer toma este medicamento, no con
vistas a impedir la concepción, sino únicamente por indicación médica, como un remedio necesario a
causa de una enfermedad del útero o del organismo, ella provoca una esterilización indirecta, que queda
permitida según el principio general de las acciones de doble efecto. Por eso se provoca un esterilización
directa y, por lo tanto, ilícita, cuando se impide la ovulación a fin de perseverar el útero y el organismo de
las consecuencias de un embarazo que no es capaz de soportar”11.

7.3.5 ESTERILIZACIÓN PUNITIVA LEGAL

Se entiende por tal la que impone la autoridad como castigo a un delito, que de ordinario es de
origen sexual. Y, dado que es una pena impuesta por la justicia, se la denomina “esterilización penal”.

9
SANT OFIC, Declaración (21-III-1931), DS, 2252
10
Tal presión de los estados ha sido denunciada en otras ocasiones por Juan Pablo II y por todos los obispos en el
Sínodo sobre la familia, cfr. Comunicación (25-X-1980).
11
PÍO XII, Discurso al Congreso Internacional de Hematología (12-IX-1958), “AAS” 50 (1958) 735, “Eccles” 899 (19958)
370.
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El tema mereció la atención de la Encíclica Casti connubii. Es de notar que en la redacción original se
condenaba de modo explícito, pero el texto publicado en AAS no se alude de modo expreso. Con ello se
pretendió dejar la cuestión de su licitud y oportunidades a las opiniones de los teólogos. El texto actual
afirma de modo original:

“Los públicos magistrados no tienen potestad directa alguna sobre los miembros de sus súbditos;
luego, ni por razones eugenésicas, ni por causa alguna podrán jamás atentar o dañas la integridad misma
del cuerpo, donde no mediare culpa alguna ni motivo de castigo cruento” 12.
Los escritos magisteriales subrayan que ninguna autoridad civil puede disponer de los miembros del
cuerpo de un ciudadano. Pero no contempla directamente este tema.

7.3.6 ESTERILIZACIÓN VINDICATIVA

Es la que se lleva acabo por un particular, sin previo juicio, y sólo por motivos de venganza. De
ordinario se identifica con la castración. La brutalidad de estos hechos permite negarles cualquier
justificación. Por o que tales acciones merecen la condena más contundente y la calificación moral de
pecado grave.

Los documentos posteriores condenan toda clase de esterilización directa de modo genérico sin
precisar más. Así la reprobación se encuentra en el Concilio Vaticano II (GS, 27). Juan Pablo II hace lo
mismo de la Familiaris consortio (FC, 2). El Papa Pablo VI, en la Encíclica Humanae vitae repite
idéntica enseñanza:

“Hay que excluir igualmente, como el Magisterio de la Iglesia ha declarado muchas veces, la
esterilidad directa, perpetua o temporal, tanto del hombre como de la mujer”13.

7.4. VALORACIÓN TEOLÓGICA

La negativa moral a la esterilización provocada de modo directo por motivos eugenésicos,


demográficos y aún de paternidad responsable requiere un planteamiento más amplio: parte de la verdad
primera acerca de la vida humana, es decir, es una consecuencia de la teonomía que le caracteriza.

La mutación voluntaria de tal capacidad no está sometida a la voluntad exclusiva del hombre,
sino que debe contar con la permisión divina, que precisamente prohíbe tales acciones.

La unidad radical de la persona va más allá de la relación sómatico-psíquica: incluye también la


dimensión trascendente del ser-cristiano. Por lo que, para defender la eticidad de ciertas acciones, no
parecen suficientes las “dificultades” de la existencia humana. Precisamente el mensaje moral cristiano en
ocasiones demanda no pocos sacrificios para superara todo aquello que se ponga a la vocación
trascendente del hombre.

Cabe aún aportar una razón que supera la tesis en las que se apoyan los moralistas de dissenso.
Es la siguiente: la fundamentación racional, por lo que la ética teológica rehusa la aceptación de la
esterilización llamada “directa”, deriva precisamente, de la unidad radical del ser humano. Pero no es
banal añadir que la sexualidad tampoco es reducible a los elementos constitutivos de la corporeidad, sino
que se integra en el centro del ser del hombre y de la mujer; es decir abarca por igual la morfología del
cuerpo y la naturaleza del espíritu de la persona.

CONCLUSIONES

El sacerdote tanto en la predicación como en el confesionario, debe guiarse por esta doctrina de
Juan Pablo II que resume la enseñanza magisterial anterior, especialmente la doctrina de la Encíclica
Humanae vitae:

12
(CC, 24; DS, 2246)
13
HV, 14
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“Es moralmente ilícita la interrupción directa del proceso generativo ya iniciado (aborto), la
esterilización directa, y toda acción que, en previsión del acto conyugal, o en el desarrollo de las
consecuencias naturales se proponga, como finalidad o como medio, hacer imposible la procreación” 14.
A esta doctrina se acerca el Código de Deontología Médica:

“La esterilización irreversible, solo esta permitida cuando se produce como consecuencia inevitable
de una terapéutica encaminada a tratar o prevenir un estado patológico grave. En particular es necesario:
1. Que se haya demostrado su necesidad;
2. Que otros medios reversibles no pueden resolver correctamente el problema;
3. Que salvo circunstancias especiales los dos cónyuges hayan sido debidamente informados sobre
la irreversibilidad de la operación y sus consecuencias”15

Esta doctrina se recoge, de modo genérico, en el Catecismo de la Iglesia Católica:

“Exceptuados los casos de prescripciones médicas de orden estrictamente terapéuticos, las


amputaciones, mutilaciones o esterilizaciones directamente voluntarias de personas inocentes son
contrarias a la ley natural”16

14
Juan Pablo II, Audiencia (8-VIII-1984), “Eccles” 2186 (1984) 1003. D. TETTAMANZI, Sterilizzazione anticoncezionale. Per
un discorso cristiano. Ed. Salcom. Brezzo di Bedero 1981, 32-78. I. CARRASCO de PAULA, Esterilización anticonceptiva,
en AA.VV., Manual de Biogenética General, o.c., 226-236
15
CONSEJO GENERAL DE LOS COLEGIOS OFICIALES de MÉDICOS, Código de Deontología Médica. Madrid, abril
1987, art. 114.
16
Catl gl cat., 2297

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