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Critica de la cultura y sociedad 1 Resumen sobre la industria cultural 297
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para la industria cultural, parece inofensiva. Pero lo fundamental no
son ni las masas ni las técnicas de comunicación, sino el espíritu que
se les insuíla, la voz de su amo. La industria cultural abusa de la consi-
deración a las masas para duplicar, consolidar y reforzar la mentalidad
de éstas, a la que se presupone dada e inmutable. Se excluye todo lo
que podría modificar esta mentalidad. Las masas no son la mc::4i,da
de la industria cultural, sino su ideología, igual que la industria cul-
ñüpüdríaeXtsfÍY'srrrnsead.a'j?f'ara a las ma§as.
.cancÍas culturales se rigen, como Brecht y Suhrkamp ya di-
jeron hace tmnt;;1iO'S," por elpr!5éíPioa~ su usó:-n<lp'orsucünteñí-
d~l' su <:"OE!lgura~. L~~axis de la i!ldustria cultural traslada el fUP-
tivo Tel beneficio a las obras eSEirituales. Cuando éstas eran unas
meYéañaascon ras que sus autore~e ganaban la vida en el mercado,
ya tenían algo de eso. Pero sólo buscaban el beneficio de manera indi-
recta, a través de su esencia autónoma. Lo~nuevo'cn~la.indust-ri~-cul-
tural -es la primací~inrnediata Y patente.-dd. efecso, cal~ulado exacta-
mente-en sus.productos.más típicos. La autonomía-de las obras de arte,
que nunca dominó por completo y siempre estUYO,.entremezclada.con
el efecto, es eliminada tendencialm-ente por la industria.::<;w.tural,con. o
sin la voluntadt-consciente··de los,qu~m.3ildan. Éstos son tanto órga-
nos ejecurores como potentados. Económicamente están o estaban bus-
cando nuevas posibilidades de empleo del capital en los países más desa-
rrollados. Las posibilidades antiguas son cada vez más precarias debido
al mismo proceso de concentración que hace posible la industria cul-
tural como un dispositivo omnipresente. La cultura, que por su pro-
pio sentido nunca fue complaciente con los seres humanos, sino que
siempre protestó contra las situaciones endurecidas en que ellos viven,
los trató de este modo con honor, mientras que los degrada una vez
más cuando se asimila por completo a ellos y se integra en las situa-
ciones endurecidas. Uifóbra:s"espirituales ~el·es.tilo·.dela indusuia.;:ul-
turat-Yél"'flO"'-Sotl"también<mer.eancias, sino-que-·son·~ercancías~Y:.!l~~
más. Este desplazamiento- cuantitativo es tan grande.que_da,J.ugai"~OS
fenómenos x:ompletamente- nuevos·.-Finalmenre; l~:i::industria-cultillal
ya no necesita~perseguir-directamente los íntereses.ecoflÓmiGos,:q~..es
por .donde empezó. Éstos se han-objetivado en su,ideol()gía~¡
se han independisado de la obligación -de vendcl'>las-mercaneías-cul
rurales, que así y todo hay qne"consumir. La industria cultural se de-
dica entonces.a las.p.ubtic relations, a establecer una good will, sin to-
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de modo tecnológico-racional. Por tanto, también aquÍ las inversiones rango. Mezclar lo estético con su escoria comunicativa no restablece la
equivocadas son considerables rovocan. ~n lo sectores u~ h medida correcta del arte (en tanto que algo social) frente a la presun-
~I o superados por nuevas técnicas unas cnSIS que rara vez meJoran ta arrogancia de los artistas, sino que defiende a algo que tiene unas
la situaCIón . consecuencias sociales funestas. La importancia de la industria cultu-
.:oonGepte--a récnica-de la indnstria-cultural es e ismo-que el ral en la vida anímica de las masas no nos dispensa (y menos aún a una
de-las obras de arte s610 por-cuanto- respecta al nombre. Éste se refie- ciencia que se considera pragmática) de reflexionar sobre su legitima-
re a la organización de la cosa.ia su lógica>i~ter~a. Por .el c?,ntrario, la ción objetiva, sobre su en-sí, sino que nos obliga a llevar a cabo esta
técnica de la industria cultural, que es una tecruca de difusión }"'ae re- reflexión. Tomar la industria cultural tan en serio como corresponde
produccién.ruecanica es lQCa;.6u.J;G.&a-.La
industria cultur~ tiene a su función incuestionada significa tomarla en serio críticamenre, no
su respaldo ideol6gico en que evita cuidadosamente la coherencia pl~- someterse a su monopolio.
na de sus técnicas en los productos. Vive parasitariamenre de la técni- Entre los intelectuales que quieren resignarse a este fenómeno y que
ca extraartística de la producción de bienes materiales, sin tomar .en intentan combinar sus reservas frente a la cosa con el respeto a su po-
cuenta ni la obligación que su objetividad significa para la figura 10- der es habitual un tono de tolerancia irónica, suponiendo que no ha-
traartística ni la ley formal de la autonomía estética. El resultado es la yan convertido la regresión en un nuevo mito del siglo xx. Dicen que
mezcla, esencial para la fisiognomía de la industria cultural, e~tre str~am.- ya sabemos qué debemos pensar de todo eso, de las novelas ilustradas
lining, dureza y precisión fotográficas (por una parte) y residuos indi- y de las películas a medida, de las series familiares de televisión y de
vidualistas, entusiasmo y romanticismo racionalizado (por otra parte). los bit-paradas, del horóscopo y de los consejos psicológicos del perió-
Si aceptamos la definición de la obra de arte tradic~on~ mediante el dico; que todo esto es inofensivo y además democrático porque obe-
<;l§, mediante la presenCla de algo no presente (Ben~am]O).IQ que ~- dece a la demanda, que primero ha sido encauzada. También dicen que
fi e a la industria cultural es que no contra one estnctamente al pnn- todo esto es muy beneficioso porque difunde informaciones, consejos
ci io aurático go di erente, S100 ue conserva e au~a en ~scom 0- y modos de comportamiento liberadores. Ahora bien, las informacio-
sicióii como una me a. e este mo o se convence 1OmedIatame!1te nes son (como explica cualquier estudio sociológico sobre algo tan ele-
d~7Jdad ideoló i . mental como el grado de información política) pobres o irrelevantes,
--'Los políticos culturales y los sociólogos suelen decir que no hay que los consejos que se extraen de las manifestaciones de la industria cul-
subestimar a la industria cultural, pues es muy importante para la for- tural son banales o algo peor y los modos de comportamiento son des-
mación de la consciencia de sus consumidores: hay que tomarla en se- vergonzadamente conformistas.
rio dejando de lado la arrogancia cultural. En efecto, la industria cul- La engañosa ironía de la relación de los intelectuales adaptados
tural es importante porque es un momento del espíritu imperante hoy. con la industria cultural no se limita a ellos. Cabe suponer que la cons-
Quien, por escepticismo hacia lo que la industria cultural introduce ciencia de los consumidores está escindida entre la diversión obliga-
en los seres humanos, ignorara su influencia sería ingenuo. Pero la .ex- toria que la industria cultural les prescribe y una duda en sus bene-
hortación a tomarla en serio es inaceptable. Por respeto a la función ficios ni siquiera oculta. La frase de que el mundo quiere ser engañado
social de la industria cultural, cuestiones incómodas, como la de la ca- es más verdadera hoy que nunca. La gente no sólo cree cualquier pa-
lidad, la de la verdad o falsedad y la del rango estético de sus produc- traña que le proporcione placer, sino que acepta incluso los engaños
tos, son excluidas de la «sociología de la comunicación». Al.crítico se que conoce; cierran los ojos y aceptan con una especie de autodes-
le reprocha que se atrinchera tras un esoterismo arrogante. Pn~ero ha- precio lo que les sucede, que saben por qué ha sido fabricado. Sin
bría que analizar el doble sentido de «i.~portante», que se ha 10filtry confesárselo, intuyen que su vida les resultará completamente inso-
do sin que nos demos cuenta. La función de una cosa, aunque afeq~e portable en cuanto no puedan aferrarse a unas satisfacciones que en
a la vida de innerncrables personas, no es una garantía de su proplO realidad no 10 son.
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