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El primero; es decir, los delitos de lesión o material, son aquellos que comportan la
destrucción o disminución del bien jurídico protegido; en cambio, el segundo, los
delitos de peligro, son aquellos en que no se requiere que la conducta haya
ocasionado un daño sobre un objeto, sino que es suficiente con que el objeto
jurídicamente protegido haya sido puesto en peligro de sufrir la lesión que se
quiere evitar. Este peligro puede ser concreto (o demostrable) cuando se requiere
realmente la posibilidad de la lesión, o abstracto (presunto), cuando el tipo penal
simplemente se reduce a una forma de comportamiento que según la experiencia
general representa en sí misma un peligro para el objeto protegido, sin necesidad
de que ese peligro se haya verificado.
Con relación a estos delitos de peligro sea concreto o abstracto, existen corrientes
doctrinales contrapuestas; unos, que aceptan la existencia en la normativa
sustantiva penal de los delitos de peligro abstracto; y otros, que señalan la
inaplicabilidad de lo abstracto o presunto dentro de la normativa penal, siendo
aplicable solamente los delitos de carácter concreto. En esta línea Binding es uno
de los cuestionadores a esta teoría abstracta, a la que consideró como de pura
desobediencia, señalando que, la puesta en peligro sería: “…difícil de probar, por
lo cual el legislador vería siempre la existencia de peligro como acciones
normalmente peligrosas; el legislador en tales casos emplearía una praesumtio
juris et de jure respecto de la peligrosidad del comportamiento: éste no sería
peligroso en concreto, sino abstractamente…”, si este punto de vista fuera
correcto, pensaba Binding, “mediante la presunción, un gran número de hechos no
delictivos terminarían incluso en el ámbito de lo delictivo” (Citado por Bacigalupo,
Enrique. Derecho Penal Parte General. Editorial Hammurabi. Buenos aires 1999.
2da edición. Pág. 233).
En esta misma línea Zaffaroni refirió que: “…en las últimas décadas con el
pretexto de que vivimos en una sociedad de riesgo, se multiplican en el mundo los
tipos de peligro que adelantan el momento consumativo a etapas muy previas a la
lesión. Es corriente la clasificación de los tipos penales, en tipos de lesión y tipos
de peligro, subdividiendo estos últimos en delitos de peligro concreto y delitos de
peligro abstracto. Los de peligro abstracto, (a) para unos, consisten en tipos en los
que el peligro se presume juris et de jure; (b) para otros basta en esos tipos que
haya un peligro de peligro (o riesgo de riesgo).Ninguno de ambos criterios es
constitucionalmente aceptable. En el derecho penal no se admiten
presunciones juris et de jure que, por definición, sirven para dar por cierto lo que
es falso, o sea, para considerar que hay ofensa cuando no lo hay. En cuanto
al peligro de peligro, basta pensar en el caso de tentativa: serían supuestos de
triplicación de peligros o riesgos (riesgo de riesgo de riesgo), o sea, de clara
tipicidad sin lesividad. Por consiguiente, el análisis de los tipos penales en el
ordenamiento vigente, y por imperativo constitucional, debe partir de la
premisa de que sólo hay tipos de lesión y tipos de peligro, y que, en estos
últimos, siempre debe haber existido una situación de riesgo de lesión en el
mundo real.” (resaltado nuestro) (Zaffaroni, Eugenio Raúl; Alagia, Alejandro; y,
Slokar Alejandro. Manual de derecho Penal, parte general. Editorial Ediar Soc.
Anón. Buenos Aires 2011. Segunda Edición. Pág. 375).
Por ello, el juzgador tiene que precisar si el hecho ilícito fue cometido por dolo o
por culpa para sancionar al acusado, para lo cual tomará en consideración lo
previsto por el art. 13 quater del CP, que refiere: “Cuando la ley no conmina
expresamente con pena el delito culposo, sólo es punible el delito doloso”.