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EL DERECHO DE LA IGLESIA A DISPONER DE BIENES TEMPORALES:

FUNDAMENTO ECLESIOLÓGICO

La iglesia, al poseer una dimensión jurídico-patrimonial como sociedad


visible, a la ves terrena y espiritual y por tener su fundamento en el Derecho divino
positivo y en el derecho natural, tiene, por lo tanto, el derecho de poseer bienes
temporales. Dichos bienes temporales, deben ser destinados y utilizados para
cumplir con la misión que Cristo encomendó a sus apóstoles, de ir por todo el
mundo y anunciar la Buena Nueva.
¿Cuáles son los fundamentos eclesiológicos? De acuerdo con el Concilio
Vaticano II:
El primer fundamento eclesiológico, consiste, como lo señala la GS 42: La
iglesia no pretende la búsqueda de poderío terreno, ya sea político o económico
sino más bien, mostrar al mundo que la verdadera unión social, que procede de
la fe y el amor. Por lo tanto, la Iglesia debe ser vista como imagen del pueblo de
Dios, que pone de manifiesto la común responsabilidad y participación de todos los
fieles en su misión.
Segundo fundamento eclesiológico: La Iglesia, como toda institución de
este mundo, tiene la necesidad de usar “de medios temporales en la medida que su
propia misión lo requiere o exija” (GS 76). Por lo tanto, ella tiene por sí misma, y no
por concesión de ninguna otra autoridad, el derecho de adquirir, poseer, administrar
y enajenar, es decir, transferir un bien de un sujeto a otro, bienes temporales para
cumplir su misión.
Tercer fundamento eclesiológico: Los fines de la misión de la Iglesia, como
lo estipula el canon 1254, párrafo 2, consisten principalmente en «sostener el culto
divino, sustentar honestamente al clero y demás ministros, y hacer las obras de
apostolado sagrado y de caridad, sobre todo con los necesitados»..
Cuarto fundamento eclesiológico: En dicha misión, los fieles pueden y
deben contribuir con sus propios bienes, ya que como lo estipula el canon 1261 del
código, tienen ese derecho ante la autoridad civil, de poder destinar sus bienes en
favor de la Iglesia para cumplir su misión.
Conclusión: lo que la Iglesia pretende, es fomentar y hacer brillar la noción
de Caridad, especialmente en las relaciones de contenido económico, para así
estimular a la práctica del desprendimiento y la generosidad cristiana de bienes, más
que imponer deberes jurídicos estrictos a los fieles. También proponer a los fieles y
a todos los hombres, el ejemplo de la pobreza vivida según el Evangelio (LG 23;
GS, 69)
Personas jurídicas públicas y privadas
Antes del código de 83, todos los entes con personalidad canónica, eran
públicos, eso significaba que eran constituidos por la autoridad civil.
Persona jurídica pública dentro de la iglesia: son aquellas que son
(corporaciones, fundaciones) constituidas por la autoridad eclesial competente
y actúan en nombre de la Iglesia. (C. 116, párrafo 1) y adquieren su
personalidad jurídica, en virtud del mismo derecho, o bien por decreto
especial de la autoridad correspondiente. Dependen mayormente de la
jerarquía, en su actividad cada vez que participa de modo oficial.
Dichas personas jurídicas públicas, actúan por medio de sus
representantes legítimos, es decir órganos de gobierno a los que la ley atribuye
las funciones de representación. Por ejemplo el obispo es, por ley, el
representante de su diócesis, el párroco de su parroquia, etc.
Las personas jurídicas privadas, son aquellas que nacen por iniciativa de
los fieles y son gobernadas bajo su propia responsabilidad, claro, bajo la
vigilancia de la autoridad correspondiente, y sus representantes son
designados según los estatutos (c. 118)

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