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La desigualdad desde la perspectiva fisiócrata

La desigualdad en Colombia es inevitable de reconocer: su naturaleza ubicua se superpone


desde la redistribución del ingreso hasta la posesión de predios rurales. El Instituto
Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) realizó un estudio aplicando el coeficiente de Gini para
determinar la desigualdad de la posesión de terrenos rurales. La grávida cifra hallada en el
estudio fue de 89.7% (0.897) sin incluir tierras estatales, resguardos indígenas y parques
nacionales. En este sentido, proponemos una demostración de lo siguiente: desde la
perspectiva fisiócrata, encontramos a la desigualdad de la posesión de la tierra como una
vicisitud al desarrollo de la producción agrícola y, en consecuencia, a la prolífera expectativa
del producto neto y consiguiente redistribución de la riqueza.
En Colombia, como resultado de la fórmula del índice de Gini, un 89.7% implica que el 25%
del percentil más alto de la sociedad es dueño del 95% del territorio (El Tiempo, 2016). La
alta concentración de la tierra en pocos individuos implica que existe una mayoría que, en
consecuencia, no puede desarrollar su potencial agrícola. Asimismo, las personas, al no
poseer la tierra y, por lo tanto, no recibir los beneficios en totalidad de cualquier proceso
productivo, no están incentivadas a invertir o trabajar en el ámbito agrícola. Ahora bien, los
fisiócratas proponían un sistema de redistribución de la riqueza fundamentado en un impuesto
único sobre el producto neto (bien excedente). Luego, la riqueza acumulada se redistribuye
por todas las esferas “estériles” de la sociedad, a saber, aquellos sectores incapaces de generar
bienes físicos excedentes y con una productividad implicada a un coste (Escartín, E., 2004).
En este sentido –y desde la filosofía fisiócrata- un Gini del 0.897 es la base causal de un
aumento en la desigualdad. La alta concentración de la tierra, como se mostró anteriormente,
conlleva a una disminución en la productividad agrícola. Asimismo, en Colombia, los
grandes predios tienden a ser empleados en actividades no correspondientes a su condición
agroecológica: en el 2018, únicamente el 8,6% de los 43 millones de hectáreas disponibles
estaban dedicadas a la agricultura, mientras que el 34,4% se enfocaba en la ganadería
(Revista Semana, 2018). De esta manera, se interrumpe la cadena redistributiva propuesta por
la Tabla económica y la desigualdad aumenta: el producto neto se merma y, entonces,
también lo hace la riqueza acumulada a través del impuesto único.
Lo anterior ha traído consecuencias alrededor de los años como problemas de abastecimiento,
abandono de predios, desempleo y baja productividad (El Tiempo, 2004). Esto desde la
fisiocracia sería criticado, ya que su orden de producción y tierras generaría un buen
abastecimiento con la redistribución de la riqueza que compensa el superávit de las diferentes
clases económicas, contrariamente a lo que sucede en esta situación.  Por consecuente, el país
no está generando su mayor potencial de riqueza, ya que la tierra, quien toma el rol de
principal y única fuente generadora de productividad y riqueza, no está siendo explotada a su
mayor potencial ni mucho menos de manera adecuada. Colombia, aunque sea visto como un
país eminentemente agrícola no tiende a aprovechar de su capacidad agropecuaria, por
factores como la mala y desigual distribución de tierras entre otros.
En conclusión, podemos reafirmar que un nivel alto en el índice de Gini en la distribución de
la tierra, desde la perspectiva fisiócrata, concluye en un asentamiento de la desigualdad.
Colombia, aunque sea visto como un país eminentemente agrícola, no tiende aprovechar su
capacidad agropecuaria. Asimismo, la precaria distribución de tierras tiende a estar ligada a
complicaciones que persisten hasta hoy en día: problemas de abastecimiento, abandono de
predios, desempleo y baja productividad. Desde la observación fisiócrata, la agricultura es el
sector con mayor de potencialidad y enriquecimiento. Por lo tanto, su menor desarrollo se
enlaza al incumplimiento de la Tabla económica y, a través de esta cadena de causalidades, la
desigualdad se acentúa.

Mariana Restrepo - 201922985


Luis Felipe González - 201912699
Juan Andrés Forero Bohorquez– 202012099
Juan Nicolás Rodríguez - 202010570
Jeanna Andrea Martínez Perea - 202015196

Referencias:
Escartín, E. Apuntes Historia del Pensamiento Económico. Edición Digital @Tres. 2004.
ISBN 84-95499-75-4
Redacción El Tiempo. (2004). La tierra está en pocas manos. Periódico El Tiempo.
Recuperado de:
https://www.google.com.co/amp/s/www.eltiempo.com/amp/archivo/documento/MAM-
1513333

Redacción El Tiempo. (2016). El 64% de los hogares rurales no cuentan con acceso a la
tierra. Periódico El Tiempo. Recuperado de:
https://www.eltiempo.com/economia/sectores/desigualdad-en-la-propiedad-de-la-tierra-en-
colombia-32186

Revista Semana. (2018). Un millón de hogares campesinos en Colombia tienen menos tierra
que una vaca. Recuperado
de:https://sostenibilidad.semana.com/impacto/articulo/concentracion-de-la-tierra-en-
colombia-el-1-por-ciento-de-las-fincas-mas-grandes-ocupan-el-81-por-ciento-de-la-
tierra/40882

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