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Lección 9: La palabra de los profetas

1. Terminología.

Consejo: Del latín concilium, que significa “parecer o dictamen que se da o


toma para hacer o no hacer algo” (de ahí los “consejeros”, aquellos que
“aconsejan” o asesoran). Es una reunión de miembros para dar el punto de
vista, sólo para aconsejar, no para decidir, es decir, no tiene carácter
deliberativo.

Escatología: Es la reflexión teológica que, basándose en el misterio pascual


de Cristo, ve en Él, el prototipo de la condición final de la humanidad como
coronación del plan divino de creación y de salvación del hombre. La
resurrección de Cristo, su entrada en la gloria y su entronización a la derecha
del Padre son las condiciones cristológicas de comunión perfecta del hombre
con Dios, que realizan todas las promesas de Dios y que están en disposición
de responder con eficacia a todas las preguntas fundamentales y dramáticas
del hombre sobre el origen y finalidad de todo, incluida la historia humana.

Exilio: Es el tiempo que el pueblo de Judá pasó cautivo en Babilonia.

Mesianismo: En sentido positivo hablar de mesianismo es hablar de la espera


del Mesías en quien se cumplen todas las promesas hechas al pueblo de Dios.
Pero también existe un mesianismo, hasta cierto punto enfermizo y politizado,
en este sentido el mesianismo es un fenómeno peculiar de Israel vivido y
comprendido como un fenómeno político y religioso. En efecto, los israelitas de
tiempos de Jesucristo esperaban a un Mesías que los liberara del poder político
dominante del momento.

Perentoria: Se dice del último plazo que se concede, o de la resolución final


que se toma en cualquier asunto.

Sincretismo: Es un fenómeno típico de la historia de las religiones para indicar


la mutua influencia ritos, tradiciones no homogéneas, creencias, hasta formar
un conjunto de formas religiosas.

Trascendente: Este concepto tiene muchas variaciones y matices. En


este caso se aplica a Dios en cuanto que es totalmente diferente a la creación
obra suya. Y en cuanto que está más allá de los límites de cualquier
conocimiento posible.

Introducción.

El tema de “La palabra de los profetas”, ocupa un lugar primordial en la


asignatura de teología I, por su relación con Jesucristo, el profeta por
excelencia. Por lo mismo requiere de mucha atención y dedicación, por eso, sin
pretender agotar el tema, debido a su profundidad, nos detendremos a tratar
algunos puntos que nos permitirán comprender mejor la realidad del
profetismo en el pueblo de Dios. El objetivo que se busca con el desarrollo de
este tema es: conocer, asimilar, vivir y comunicar el mensaje profético. Para tal
finalidad se destacan los puntos siguientes: La vocación profética (1), en donde
se habla del fenómeno profético de una manera general y de las peculiaridades
del profetismo del pueblo de Israel; ¿Qué es un profeta? (2), aquí se hace un
bosquejo del término profeta, se habla de las funciones del profeta, de la
clasificación de los profetas tanto por la época de su existencia como por la
longitud de sus escritos, y para evitar confusiones se hace la distinción entre
verdadero y falso profeta; El mensaje de los profetas (3), ocupa como la parte
central de este tema, en este punto se desarrollan los aspectos de: los relatos
de vocación profética, los cuales nos muestran de una manera clara el llamado
y la misión del profeta, pero algo más significativo son los grandes temas
doctrinales aportados por los profetas, los cuales nos sirven de luz incluso para
iluminar la realidad actual; El profetismo en la actualidad (4), en este punto se
reflexiona sobre nuestra vocación profética nacida de nuestro compromiso
bautismal y de nuestra relación con Jesucristo, el profeta por excelencia. Los
demás puntos son complementos que nos ayudan a enriquecer más nuestro
conocimiento y a comprender mejor el tema.

1. La vocación profética.

Al hablar de vocación profética conviene señalar que el fenómeno del


profetismo no es exclusivo del pueblo de Israel, al menos en términos
generales, pues, como ya veremos, el profetismo de Israel tiene unas
características propias que la hacen diferente a los indicios proféticos de
algunos pueblos vecinos a Israel.

En este sentido, se puede hablar de un cierto profetismo en Egipto, donde


el gobernante consultaba a cierto personaje y éste le predecía algunas cosas
futuras; también se hace alusión al profetismo presente en Asiria Antigua, en
Mesopotamia. Sin embargo, estos dos acercamientos al fenómeno profético no
pasan de ser una mezcla de magia, adivinación y religión.

Algo más cercano al profetismo de Israel, se encuentra en documentos


provenientes de Mari, también ciudad de Mesopotamia cuyos textos proféticos
presentan un paralelismo con el profetismo israelita, en efecto: “Hay analogías
extraordinarias: primacía del mensaje oral sobre el escrito; personajes que se
presentan como mensajeros de Dios; reciben el mensaje durante el culto o en
éxtasis o en presencia de Dios; los mensajes divinos que portan van casi
exclusivamente dirigidos al rey; unas veces le amenazan, otras le anuncian la
salvación, normalmente con alguna condición.” CITATION Mar13 \l 17418 A pesar de esta
similitud, no deja de haber claras diferencias. Así, por ejemplo, se nota en Mari
una ausencia de acción profética; el Antiguo Testamento a diferencia de Mari,
posee una vigorosa tradición literaria de origen profético; el impacto profético
de Israel es mucho más vigoroso desde el punto de vista doctrinal,
descubriendo el pecado del pueblo y poniendo en juego la existencia humana;
tampoco se encuentra en Mari, una llamada a la conversión, y ningún rastro de
esperanza escatológica.

CITATION Mar13 \l 17418


Abrego de Lacy J. M, Los libros proféticos, p. 25.
Un caso excepcional muy significativo de profetismo fuera de Israel es el
de Balaán, un moabita que pronuncia oráculos del Señor (cf. Num 22-24).

2. ¿Qué es un profeta?

Después de esta breve alusión general al fenómeno profético, nos


detendremos con más detalle a la vocación profética del pueblo de Israel.

a) Vocabulario y etimología

Respecto al término profeta, cabe aclarar que originalmente proviene de


dos antiguos idiomas. En primer lugar, el término “profeta” tiene origen griego:
pro-phetes, que significa “hablar en vez de”, “ser portavoz de”, “hablar ante
alguien”, “hablar en voz alta”. Esto es según el sentido de la preposición pro
(nunca en el sentido temporal: “antes de” lo cual equivaldría a “pre-decir”, para
este significado los griegos empleaban el vocablo proagoreuo). El término es
empleado en la versión griega del Antiguo Testamento (Versión de los LXX) y
en el Nuevo Testamento.

La otra referencia de su origen la encontramos en la versión hebrea del


Antiguo Testamento donde se usa la palabra “nabí” para referirse al mismo
significado del término griego, pero traduce a otros vocablos así: hozeh =
“vidente” (2 Sm 24, 11); roeh = “vidente” (1 Sam 9, 9.11.18.19). También se
usa “hombre de Dios” (1 Sam 9, 6); soñador (Dt 13, 2), etc., pero el vocablo
más empleado es nabí.

Actualmente, es aceptada su etimología de la raíz acadia “nb” (El acadio


es una lengua semítica actualmente extinta, hablada en la
antigua Mesopotamia, principalmente por asirios y babilonios durante el II
milenio a. C.  El nombre deriva de la ciudad de Acad)1 y significa llamar
(correspondiente al vocablo latín “vocare”) o convocar. La forma hebrea sería
pasiva por la secuencia vocálica “a-i”, reconocida en otros vocablos como
mesiah y nagid. En efecto, etimológicamente, significa “llamado”, “convocado”
al consejo de Dios o para una vocación o misión concreta.

b) Uso del vocabulario en cuanto a las funciones proféticas

Se da una gran variedad en el uso de la palabra nabí respecto a las


funciones que supone: un nabí manifiesta elementos de éxtasis; se presenta
como un mediador de la palabra; es quien predica; quien entona un himno o
promulga las maldiciones de la Ley; quien consulta a Dios; el taumaturgo
(Persona que tiene poderes para hacer milagros o actos
prodigiosos) CITATION Mar13 \l 17418 ; quien intercede entre Dios y el pueblo. Por otra
parte, cabe mencionar que, unas veces actúan en grupo y otras de forma
individual.

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[ CITATION Mar13 \l 17418 ]
CITATION Mar13 \l 17418
http://es.thefreedictionary.com/taumaturgo
Tomando en cuenta estos significados del término, antes de la entrada a
la tierra prometida sólo se les llamará nabí a Abraham cuando intercede (Gn 7,
20); a Aarón como portavoz de Moisés (Ex 7, 1); a María hermana de Moisés y
de Aarón cuando entona el canto de victoria (Ex 15, 20); y Moisés, es el mayor
de los profetas porque ve a Dios cara a cara (Num 12, 6-8; Dt 34, 10).

c) El profetismo en la tierra prometida

En sentido amplio, el fenómeno profético tiene su aparición, cuando el


pueblo ha conquistado la tierra prometida y se ha establecido en ella. En
efecto, antes de la monarquía unificada ya existen grupos de profetas a
quienes se les denomina nebiim (por el uso plural de nabí: grupos proféticos);
durante la monarquía unificada siguen existiendo los grupos proféticos pero,
sobretodo, se destacan algunos más sobresalientes como Elías y Eliseo
relacionados con estas comunidades de profetas. Éstos viven juntos, en torno a
un maestro a quien llaman “padre”. Existen algunos profetas y grupos de
profetas falsos, que se identifican con facilidad porque sus profecías no se
cumplen y no rinden culto al verdadero Dios. Ejemplo de ello son los profetas
que rinden culto a Baal, contrarios al verdadero profetismo (1 Re 18, 19ss).
Además, están los denominados profetas de la corte o relacionados con el rey,
son los casos de Samuel (1 Sm 10, 1ss; 1Sm 16) y Natán (1Re 1, 32ss)
quienes ungen reyes, pero conservan una cierta distancia y libertad de palabra
respecto a la persona del rey para aconsejarle y para reprenderle cuando sea
necesario.

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