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Scrimshaw

Scrimshaw
Si bien el origen de la palabra Scrimshaw es incierto, actualmente se utiliza
para definir una modalidad de arte caracterizada por grabados. Éstos se
realizan sobre soportes que pueden ser naturales de origen animal como
marfil y hueso, vegetales como la nuez de Tagua (Tagua Nut, Phytelephas
Aequatorialis) de Ecuador o sintéticos como micarta.
Creado por los esquimales en el extremo norte del continente americano, el
Scrimshaw era ejecutado en esos tiempos sobre barbas de ballena y huesos
blanqueados al sol.
En los inicios del siglo XIX, detrás de las ballenas llegan los marinos
norteamericanos y adoptan el Scrimshaw, transformándolo en una tradición
náutica.
En esa época, sin globalización ni prisas, el curtido hombre de mar, entre
ballena y ballena, gustaba de matar el tiempo atacando la pulida superficie
de un hueso con su filosa navaja. Con este nuevo giro, el arte del Scrimshaw
adquiere ribetes propios que lo individualizan y queda durante años,
limitado a las regiones costeras de los Estados Unidos, en especial, Nueva
Inglaterra. Los motivos que inspiraban a estos “Scrimhanders” (hacedores o
practicantes de Scrimshaw) eran predominantemente marítimos. Objetos
como dijes, colgantes, pequeñas plaquitas, incrustaciones en cajitas de rapé,
tabaqueras, pipas y más de lo que usted pueda imaginar, eran delicadamente
ornamentados con este arte.
El tema es que en algún momento, sea por la coincidencia en los materiales
utilizados para recibir el grabado o vaya a saber por qué, el Scrimshaw salta
a las empuñaduras de algunos cuchillos y a las cachas de las armas de fuego.
Hoy en día, casi toda publicación americana especializada en cuchillos
artesanales y sus knife makers, tiene destacado un espacio para el
Scrimshaw.
Independientemente del estilo de la hoja, el Scrimshaw concierne
exclusivamente a la empuñadura, a la cual viste de gala convirtiendo la pieza
en un objeto único.
La técnica es simple y no tiene secretos, solamente requiere práctica. Y al
igual que el marino en la cubierta del ballenero, todo es cuestión de rayar
-con paciencia- el hueso una y otra vez.
Materiales
Para comenzar, seleccionaremos la superficie sobre la cual se realizará el
Scrimshaw. Puede ser hueso, marfil, marfil fósil, teclas de piano recicladas,
cuerno, micarta blanca, etc. Lo deseable es un material noble y de color
claro en el cual podamos lograr un pulido decente y que a la vez, permita
deslizar nuestra herramienta con facilidad.
Por disponibilidad, costo y características, personalmente prefiero el hueso.
Este material permite obtener, primero por lijado progresivo y luego gracias
al pulido con paño y pasta, un brillo bastante satisfactorio. Brinda un buen
“agarre” a la herramienta que realiza el grabado y si es algo viejo, nos ofrece
una serie de fisuras y grietas naturales que le dan una apariencia muy
particular.
Otro de los elementos necesarios para realizar un buen Scrimshaw es la tinta
china, que será la encargada de realzar el dibujo tallado. Ésta debe ser de la
mejor calidad.
En cuanto a los colores de la misma, si bien el negro es lo clásico, los
modernos Scrimhanders no dudan en utilizar los colores más variados,
combinados en un mismo Scrimshaw o con relación al color del material de
base.
Las herramientas para grabar el hueso nunca estuvieron sujetas a ninguna
regla. En mi caso, obtengo buenos resultados utilizando bisturís de tipo
quirúrgico (de pocos pesos de costo). Pero le sugiero que experimente con lo
que se le venga a la mente: agujas, trinchetas, pequeñas fresas, etc. El
ensayo y error es la mejor manera de armarse un “equipito” de herramientas
de Scrimshaw.
Actualmente existen maestros del Scrim que utilizan máquinas de tatuajes
para realizar las imágenes por agrupaciones de pequeños puntos realizados
por las agujas.
Y finalmente ay que mencionar los Scrim realizados con láser, con un
detalle y una precisión imposible de igualar con medios mecánicos.
Regresando a nuestra realidad, agregue a la lista un par de pinceles
pequeños, algunos rollitos de lana de acero (“virulana”) y una lupa de pie.
Manos a la obra
Decidido el dibujo que vamos a trasladar al hueso o al material que Ud. haya
elegido, debemos practicarlo sobre un papel hasta que estemos seguros de
que nos sale bien. Una vez que ya le conocemos las “vueltas” a la figura,
debemos preparar la superficie sobre la cual vamos a trabajar.
Figura 1
La superficie a grabar debe estar perfectamente pulida y limpia, para lo cual
se puede utilizar, como ya se indicó, lijas de grano cada vez más fino,
dándole un toque final con el paño y la pasta de pulir. A posterior,
limpiaremos la superficie con una esponja suave y detergente. Secamos con
un trapo limpio y ya está todo listo para el próximo paso.
Figura 2
Valiéndonos del pincel, cubrimos toda el área destinada a ser grabada con
tinta china, de manera uniforme y pareja. Deje secar sin impacientarse.
Figura 3
Llegó el momento... a dibujar. Recuerde que una vez realizada una raya ya
no puede taparse (pero sí disimularse). Una lupa de pie que nos deje las
manos libres, puede ser de gran ayuda. Controle la profundidad del corte.
Tenga en cuenta que un surco muy superficial va a desaparecer cuando al
finalizar el trabajo lijemos para quitar el exceso de tinta. Es mejor que el
dibujo aproveche las imperfecciones del hueso o el marfil en lugar de
evidenciarlas. Utilice buena luz, de preferencia una lateral, para que
destaque mejor el dibujo que va realizando y no se pierda.
Figura 4
Si cree que ya finalizó y ya no hay ni un trazo más que retocar, llegó el
momento de repintar. Otra vez cubrimos con tinta china. Restriegue bien las
cerdas del pincel en todas las líneas del dibujo, tratando de que la tinta
penetre bien. Deje secar.
Figura 5
Con una virulana comenzamos delicadamente a raspar la tinta china de la
superficie. Y es en este momento cuando -poco a poco- iremos viendo el
resultado de nuestro trabajo. El exceso se va y solamente queda la tinta que
está en las hendiduras que trazamos.
Recomendaciones finales
Si el resultado luego de la primera pasada de virulana no lo satisface, no
desespere, es posible perfeccionar su trabajo. Aprovechando que ahora sí
vemos el dibujo completo, mejórelo, agregándole definición a las líneas del
perímetro del dibujo e incrementando los detalles. Llegó el momento de
utilizar la lupa, dado que mientras más finos y profundos sean los trazos,
más perfecto quedará nuestro Scrimshaw. Una vez finalizado vuelva a cubrir
con tinta china y a pulir. Puede repetir esta última operación todas las veces
que desee, pero recuerde que con cada pasada de virulana, si bien se agregan
detalles, también va borrando las líneas que ya trazó. Un recurso
extraordinario es utilizar grafito en polvo para poder visualizar las líneas
nuevas sin tener que desgastar las ya trazadas con la virulana. Este recurso
requiere de un lavado delicado para desalojar el grafito de la hendidura para
que la tinta muerda sin problemas.
El uso posterior del cuchillo resaltará algunas líneas con el depósito de
detritus y borrará otras por el roce. Este mismo método también se puede
aplicar a las cachas de una pistola o revólver.
Luego de la última pasada de virulana puede mejorar el pulido con una lija
1200 sobre un soporte duro y plano o con una pasadita por el paño.
Cuidando de no entusiasmarnos, ya que puede “volar” nuestro dibujo.
Como seguramente habrá notado, ningún esquimal o subalterno del Capitán
Ahab compartió su técnica Scrimshaw conmigo.
Los imperfectos trabajos de aficionado que ilustran esta nota fueron
precedidos por una serie de ensayos indignos de presentarse. Como ya
mencioné anteriormente, el secreto está en la práctica y en las herramientas
adecuadas.

Este post es un trabajo basado en una nota que escribí para la revista Armas
Magnum hace ya casi siete años.
Hoy está actualizado y corregido.
Un saludo
Mole

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