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Primer Parcial C.B.C.

Segundo cuatrimestre 2020 Sede: Ramos Mejias Nota:


Materia Ciencia Política Profesor: Alberto J. Fernández Apellido y Nombre: Luis Salvador Hualá
Carreño D.N.I: 95752378 Comisión (horario y/o número): miérc. 21:00 a 23:00 y sábado 15:00 a 17:00

1. Unzué (2003) alude a que se han construido mitos respecto a la democracia ateniense
como una democracia directa, empero, en la realidad el sistema democrático ateniense
no funcionaba de este modo, y verla como una democracia directa no termina por dar
cuenta de la verdadera naturaleza de esta forma de gobierno, puesto que algunas de sus
instituciones centrales eran en parte representativas más que directas. Por un lado,
porque los cargos o magistraturas no estaban conformados por todos los ciudadanos,
(sólo por algunos representantes que eran escogidos por sorteo o de acuerdo a sus
ingresos tal es el caso del arcontado) y por otro; porque incluso en la institución ícono
del ideal democrático ‘la Asamblea’ no todos los ciudadanos participaban,
especialmente la población rural que se encontraba descentralizada, razón que
complicaba su asistencia. Tampoco se hacía factible que la gran cantidad de ciudadanos
atenienses pudiesen reunirse en un espacio tan reducido como el ágora y si lo hicieran
sería muy difícil poder realizar discusiones que llegaran a buen puerto, pues tanta
multitud sólo daría cabida a un inentendible bullicio y por ende, esta colegiatura no
podría funcionar y por último concurrían a ella de manera ocasional. Todos estos
antecedentes llevan a desmitificar ‘a la Asamblea’ como la máxima manifestación de la
democracia directa. Asimismo, los tribunales no estaban conformados por todo el
cuerpo de ciudadanos. Respecto a la igualdad de los ciudadanos, no era tal, pues, la
ciudadanía ateniense era restringida, sólo eran ciudadanos los hijos de padre y madre
ateniense, por tanto quedaban fuera los metecos o extranjeros (dentro de esta clase se
encuentra, por ejemplo, Aristóteles que era macedonio), quienes a partir de la
legislación de Solón y Clístenes podían optar a la ciudadanía si se radicaban de forma
definitiva en Atenas. Del mismo modo, no podían optar a la ciudadanía ni las mujeres
ni los niños ni los esclavos. Además, nos encontramos con una sociedad que era
marcadamente esclavista, pues desde tiempos arcaicos existía la esclavitud por deuda, la
que sólo se abolió bajo el gobierno de Pericles. Podemos agregar también que existía
una desigualdad entre los ciudadanos, la que estaba dada principalmente por la cantidad
de ingresos que percibían, por lo que no todos podían contar con gran cantidad de
esclavos y dedicarse totalmente a la vida pública, pues “a pesar de que en ciertos
momentos el orgullo de pertenecer a la categoría de ciudadano fue muy importante,
siempre perduran las diferencias entre los integrantes de un pequeño grupo privilegiado
y los sectores pobres mayoritarios” (p. 24).
Por último, también desidealiza la visión de que para el hombre ateniense era más
importante su vida pública que la vida privada, siendo el claro ejemplo de ello Sócrates
quien prefiere morir a pesar de ser acusado injustamente antes que no seguir el nomos.
Por el contrario, en la práctica no era así, ya que muchos ciudadanos llegaban incluso a
burlar el interés colectivo por priorizar sus intereses personales, lo que ejemplifica con
los partidos políticos que priorizaban un sistema de gobierno oligárquico y que tras la
gran caída de Atenas tras la Guerra de Peloponeso llevará al gobierno de los Treinta
Tiranos. O podemos mencionar el caso de Alcibíades que llegó incluso a traicionar a su
patria aliándose con los persas y posteriormente con los peloponesios priorizando su
conveniencia. Tras analizar la propuesta de este autor vemos que la democracia
ateniense sólo responde a un ideal, pues en la práctica da cuenta de un sistema de
gobierno que se asentó en una sociedad dejo elitista y esclavista y fue funcional siempre
a una moral agonal y aristocrático como bien nos recuerda Nietzsche.

2. Los contractualistas comparten su interés por dar respuesta a la interrogante por el


origen del estado y a la par presentan una forma metodológica similar, pues todos parten
de un paradigma de la legitimidad de vivir de la conformación del Estado que tiene que
Primer Parcial C.B.C. Segundo cuatrimestre 2020 Sede: Ramos Mejias Nota:
Materia Ciencia Política Profesor: Alberto J. Fernández Apellido y Nombre: Luis Salvador Hualá
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ver con la idea ficcional del Estado de Naturaleza. Centrándonos en dos de ellos,
Hobbes y Rousseau, podemos señalar que ambos parten de una doctrina iusnaturalista,
es decir, que el hombre nace libre de forma innata en la naturaleza y los derechos le son
dados externamente, pero éstos son propios de la condición humana. Sin embargo,
ambos autores presentan diferencias respecto a su visión del hombre en el estado de
naturaleza y su paso a la vida civil. Hobbes, por su parte sostiene que el hombre en el
estado de naturaleza es un ser solitario y malvado que se guía por sus ambiciones y
pasiones las que lo doblegan, sin contemplar límites ni reglas y ello se debe a que el
hombre en este estado se encuentra en una constante guerra de todos contra todos, por lo
que nos enfrentamos a la idea de que “el hombre es el lobo del hombre”, pues actúa
egoístamente con la finalidad de subsistir, y este comportamiento malvado hace que sea
imposible vivir en el estado de naturaleza por lo que es necesario pasar a la vida civil, a
la que se llega mediante un contrato socia que surge con la finalidad de acabar con la
violencia primigenia del estado de naturaleza, dado que no se puede vivir con un ideal
como el de Maquiavelo de que el fin justifica los medios, que para conseguir lo que
queremos somos capaces de cometer las más grandes aberraciones. Este pacto sólo se
logra mediante la razón y en él todos conforman el Leviathan o Estado absolutista en el
que ceden sus derechos a excepción del derecho a la vida. Se realiza el pacto social para
poder convivir pacíficamente. Por el contrario, Rousseau sostiene la idea del buen
salvaje, pues el hombre viviría en un estado de equilibrio con la naturaleza, por lo que
por naturaleza tendería a la bondad y a la humanidad con los otros, sin embargo puede
corromperse cuando avanza hacia la convivencia en comunidad y en la vida civil, pues
surge la explotación de unos sobre otros, marcada por la diferencia entre ricos y pobres
lo que conduce hacia la lucha de todos contra todos, por tanto se debe volver a través
del contrato social a ese estado natural primigenio, porque sólo así se puede recuperar la
igualdad, surge así un nuevo estado en donde todos renuncian a sus derechos a favor del
todo del que los hombres son parte, por ende, los derechos se los ceden a sí mismos,
dando paso a una libertad que se manifiesta en un tipo de democracia directa, pues el
hombre es libre porque es él el que hace las leyes que deberá obedecer.

3. En esta frase Mill plantea que no sólo existe una tiranía que viene del poder de las
autoridades, sino que también la sociedad por sí misma deviene en tirana si se basa en
gobierno centrado en el poder del pueblo o de las mayorías. Esta tiranía “puede ejecutar
y ejecuta, sus propios decretos”, si estos son imperfectos o “si los dicta a propósito de
cosas en las que no debería mezclarse, ejerce una tiranía social mucho más formidable
que la opresión legal” (Mill, s.f., p. 5). Por tanto, hay que protegerse de ella porque
penetra mucho más en nuestra vida que la tiranía de las autoridades, pues impide el libre
actuar del hombre como individualidad, lo fuerza a amoldarse a ella al imponer nos
dogmas y formas de pensamiento. Es peligrosa para el autor británico, debido a que
puede aniquilar a las minorías y conducir a que la opinión pública domine
contrarrestando opiniones que son distintas, obligando a que se respete tan sólo la
opinión dominante, arguyendo que sólo se valida el pensar de la mayoría.
Por tanto, podemos decir que en cierta medida, realiza una crítica al sistema
democrático, porque lo que a él realmente le interesa es la libertad individual, la que se
ve coartada por el gobierno asentado en la opinión de la mayoría, que finalmente
esclaviza al individuo y sólo se puede contrarrestar esta tiranía mediante un tipo de
gobierno representativo.

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